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Virología y Sociedad
FILOSOFÍA Y
T
CIENCIA
VIRUS Y MUNDUS DE RNA
ras el descubrimiento de los
virus, estos fueron aceptados
como el eslabón perdido
entre los organismos vivos y el
mundo inerte. Sin embargo, a
medida que se les ha ido estudiando
y conociendo más, aumenta la controversia sobre si deberían ser considerados organismos vivos o no. En la
definición de vida se incluye a aquellas entidades celulares limitadas por
membranas que se alimentan, crecen, metabolizan y replican de forma
autónoma, siendo finalmente capaces de evolucionar adaptándose al
medio. Sin embargo, aunque los
virus no sean células metabolizantes
y se les considere parásitos celulares
obligados, han tenido un papel muy
importante en la evolución de la
vida desde sus orígenes.
Las diversas características que definen a los virus han sido aprovechadas por distintos autores para
englobarlos dentro del árbol de la
vida o excluirlos. Moreira y LópezGarcía consideran que un origen
polifilético en los virus, donde estos
no exhiben ni un solo gen en
común, hace imposible interconectarlos en un árbol filogenético con el
resto de organismos vivos. Los virus
presentan un material genético de
origen celular, que han adquirido
mediante transferencia horizontal
de material genético de sus células
hospedadoras, permitiendo así que
varias características metabólicas
celulares estén presentes en los
Villarreal y
Witzany ven
necesario incluir a los
virus dentro del árbol de
la vida
Virología | Volumen 16 - Número 3/2013
Ascensión Ariza-Mateos, Isabel Cacho y Jordi Gómez
Aunque los virus
no sean células
metabolizantes han
tenido un papel muy
importante en la
evolución de la vida
desde sus orígenes
rencia génica horizontal es un mecanismo común y continuo para generar diversidad y aportar nuevas
funciones. Esa volatilidad de los
genomas virales debería ser un
motivo para incluirlos en el árbol de
la vida, ya que proporciona las condiciones de posibilidad para la evolución de la complejidad de la vida,
incluyendo la evolución de los genomas de hospedadores y virus.
virus. Sus tasas de recombinación
son más altas que en las células y
además son reservorios de genes
celulares que se pueden transferir
entre distintos hospedadores y así
participar en la adaptación y evolución celular, aunque también eso llevará a la pérdida de la integridad de
los virus en poco tiempo. Sin
embargo, Villarreal y Witzany ven
necesario incluir a los virus dentro
del árbol de la vida, como los antecesores de una etapa celular donde
un mundo RNA ancestral explicaría
la existencia de muchos RNAs que
podrían formar parte de las raíces del
árbol de la vida (ribozimas, ncRNAs, etc.) y que evolucionaron a
vida celular, siendo predecesores de
funciones de vida celular. De forma
previa a la integración simbiótica,
un virus de DNA grande, estable y
persistente, con genoma lineal,
podría haber colonizado a un hospedador procariota que, posteriormente, perdería su pared celular al
incluir sus genes en el genoma viral,
originándose así el núcleo eucariota.
Los virus de DNA estarían infectando a los tres dominios de la vida,
como se puede inferir del análisis de
las DNA polimerasas y DNA topoisomerasas apoyando la existencia
de, al menos, tres predecesores polifiléticos. La adquisición de genes
mediada por virus mediante transfe-
Podemos apreciar en esta discusión
un cierto regusto «vitalista», donde
apenas está presente el mecanicismo
que sostiene la corriente fundamental de la biología clásica. En su lugar
encontramos a los virus involucrados en fenómenos únicos, en transformaciones no sucesivas sino
transversales y, particularmente, en
la volatilidad frente a la perseverancia característica de los seres vivos.
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Consideramos aquí una hipótesis
vitalista que podría recoger alguno
de estos aspectos «raros» de los
virus. Esta es la hipótesis según la
cual la célula es una multiplicidad de
seres. Esta hipótesis fue retomada
por Nietzsche, puesto que le permitió encajar perfectamente el
ámbito de lo biológico en su construcción metafísica del mundo
como voluntad de poder. El punto
clave para este anclaje fue su propio concepto de jerarquía, según el
cual esos «seres» estarían organizados de una forma jerárquica, pero
La hipótesis
según la cual la
célula es una multiplicidad de seres fue
retomada por Nietzsche
Virología y Sociedad
FILOSOFÍA
Y
CIENCIA
Imaginar la célula
como pluralidad
de seres nos recuerda
necesariamente los
trabajos de endosimbiosis
de Margulis
donde la jerarquía estaría en continua disputa. Los seres que están en
la parte baja de la jerarquía no solo
tratarán de subir escalones en el
escalafón, sino que resistirán para
no ser completamente asimilados y
aniquilados.
Al imaginar la célula como pluralidad de seres, recordamos necesariamente los trabajos de endosimbiosis
de Margulis. Unas células con
núcleo y heterótrofas englobaron a
unas cianobacterias fotosintéticas de
vida libre, a las que confiaron la
cuestión energética, formando un
endosimbionte primario. Pero, no
acabándose ahí, una nueva eucariota englobó a un progenitor de un
endosimbionte primario, y esta
célula, a su vez, fue englobada por
otra. Así, además de la fotosíntesis,
se habrían obtenido la respiración,
la movilidad y la separación cromosómica a través de sucesivos procesos
de endosimbiosis secundaria,
terciaria, etc.
Por su parte, la
célula eucariota,
como hemos
El proceso de la
endosimbiosis
implica primero englobar
o replegar una estructura dentro de una
membrana y, posteriormente, simplificar las
estructuras
visto según Villarreal, podría ser ya
un organismo endosimbionte
donde el núcleo se habría originado
a partir de un virus de DNA y, de
esta manera, la cadena de los
«seres» celulares sería llevada más
allá de lo subcelular para enlazarlo a
lo molecular.
El proceso de la endosimbiosis
implica primero englobar o replegar
una estructura dentro de una
membrana y, posteriormente,
simplificar las estructuras.
Del «ser» de la cianobacteria original se ha perdido
ya mucho en el cloroplasto (entre otras
cosas, su capacidad de
vida libre), pero aún no
se ha deglutido completamente. Todo este
proceso es fácilmente
explicable desde la dinámica de las relaciones de
poder: capturar, restringir
los grados de libertad de la
entidad capturada y explotarla o asimilarla, a lo que se
opone la resistencia de la
El duende del Laboratorio de Arqueología del RNA: Sir Flipas busca en el pasado remoto de la
entidad capturada, lo cual
célula su actualidad, su Ser. No como la semilla en la que ya estuviesen las instrucciones, sino como
un estrato vital en el nivel primigenio, que se ha rodeado de sucesivas capas materiales (lípidos,
puede acabar en alguna
proteínas, DNA), provechosas para su devenir. El duende dice que el Ser está aquí, en cada célula,
entente; pero no como quey que tiene pruebas. Durante el proceso, otros Seres se han generado. Nietzsche y Darwin descurían los antiguos griegos por
brieron el Ser de la vida; Freud, el de la consciencia humana; Margulis, el de la célula eucariota.
Aún quedan Seres por descubrir; su común denominador es la voluntad de venir a más, siempre
la tendencia natural a la
más: en número, en frecuencia, en el control del espacio, de las posibilidades de los otros, en vencer
armonía, sino por el devenir
resistencias, etc.; su estructura es la jerarquía en entredicho; su proceder o su “mecanismo” es el
de las relaciones de poder.
conflicto, las alianzas y las rupturas y los resultados son variables, siempre impredecibles (Figura
elaborada por Ascensión Ariza-Mateos y Jaime Lechuga).
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Virología y Sociedad
FILOSOFÍA
Y
CIENCIA
A nivel de «seres» moleculares, se
postula que un mundo de RNA precedió a las formas de vida claramente celulares: lo habitaron
probablemente moléculas pequeñas
de RNA en forma de cuasiespecies,
aminoácidos, nucleótidos y otros
cofactores, formando consorcios
que, por comodidad, llamaremos
«seres de RNA». «Seres» cuya continuidad en el espacio y en el tiempo
no estaba facilitada por una membrana, y cuya identidad en ausencia
de ésta, debía estar marcada directamente en la superficie de sus moléculas constitutivas, en forma de
estructuras, de secuencias, o de
modificaciones químicas reconocibles. De hecho, Weiner y Maizels
propusieron que la molécula de
tRNA pudo haber tenido este papel
en el origen de la vida.
El objetivo no es averiguar si en la
célula actual encontramos vestigios
de esos antiguos seres de RNA, sino
si es pertinente hablar de «seres de
RNA» en la célula actual. Es decir,
si de ese antiguo mundo de RNA
del origen de la vida queda todavía
un mundus de RNA en cada una de
las células actuales; un mundus
habitado por consorcios de RNAs y
El objetivo no es
averiguar si en la
célula actual encontramos vestigios de esos
antiguos seres de RNA,
sino si es pertinente
hablar de «seres de
RNA» en la célula actual
cofactores que serían ayudados en
su estabilidad y perpetuación por el
resto de los factores celulares (proteínas, membranas, DNA), tal vez a
cambio de unos servicios críticos
para el conjunto celular (por ejemplo, la síntesis de proteínas). La
condición para que esto pudiese ser
así es que los componentes de estos
seres de RNA deberían estar marca-
En ese mundus, la
hipótesis es que
los virus serían señales
creadas por y dirigidas a
los seres de RNA que lo
componen
dos en su superficie y, por lo tanto,
serían identificables y, además, tendrían que ser fuente de conflicto
(elementos donde las relaciones de
control se rompen o se generan).
En ese mundus, la hipótesis es que
los virus serían señales creadas por y
dirigidas a los seres de RNA que lo
componen. Señales, por ejemplo,
para liberar a esos seres de RNA de
los mecanismos de control y sujeción celular, para incrementar los
grados de libertad de unos respecto
de otros, para crear nuevas formas
de relación con el resto de «seres»
celulares.
El objetivo es una arqueología del
RNA que busque y descifre aquellas
marcas, señales y códigos en los
RNAs celulares que adquieran sentido, o cambien de sentido, con la
entrada del virus en la célula. Se
trata, en definitiva, de desvelar las
relaciones de poder en el interior
celular, gracias a la entrada del virus
en la célula, a través de los elementos de significado que se movilizan
durante el conflicto, que no es
entre virus y célula, sino interno a
la célula.
[email protected]
[email protected]
[email protected]
Ascensión Ariza-Mateos, Isabel Cacho y Jordi Gómez trabajan en el Laboratorio de Arqueología del
RNA, Dpto. Biología Molecular del Instituto de Parasitología y Biomedicina «López-Neyra» (IPBLN-CSIC),
Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud, en Armilla, Granada; los dos últimos son miembros del
consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades hepáticas y
digestivas (CIBERehd, ISCIII).
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