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Vetera corpora morbo afflicta
Actas del XI Congreso Nacional de Paleopatología
Malgosa A, Isidro A, Ibáñez-Gimeno P, Prats-Muñoz G (eds.) (2013)
ISBN: 978-84-940187-5-6. p 549-572
DEMOGRAFÍA Y LESIONES DE GUERRA EN UNA FOSA COMÚN
DE SOLDADOS DE LA BATALLA DE ALFAMBRA (SINGRA,
FEBRERO 1938)
Polo Cerdá M1, García-Prósper E1, Cruz Rico E1, Ruiz Conde H1
1
Grupo Paleolab, Apdo. correos 6017, CP 46011, Valencia
Correspondencia a: [email protected]
RESUMEN. Entre los días 5 y 7 de febrero de 1938 se desarrolló la
denominada Batalla de Alfambra (en el contexto de la Batalla por la
toma de Teruel). Supuso el plan de ataque final a las posiciones del
Ejército republicano, que sufrió centenares de bajas y quedó aislado
en una amplia zona de territorio situada entre las poblaciones de
Singra, Villarquemado y Camañas. Por primera y única vez en la
Guerra Civil, entra en combate una gran unidad de caballería. Entre
diciembre de 2007 y agosto de 2008 Grupo Paleolab realizó la
exhumación de una fosa común en el interior del cementerio de la
localidad de Singra (Teruel), correspondiente a soldados fallecidos
en la mencionada batalla y cuyos cuerpos quedaron en las tierras de
cultivo que circundan la población. Se recuperaron un total de 36
esqueletos. Se realizó un estudio antropológico que ha permitido
establecer que todos los esqueletos son varones con edades
preferentemente muy jóvenes (15-30 años). En la mayoría de ellos
se pudo establecer la talla por diversos métodos. Desde el punto de
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Polo Cerdá et al.
vista patológico se han documentado abundantes ejemplos de
lesiones perimortem de guerra por armas de fuego, pero también se
han podido analizar heridas inciso-punzantes craneales compatibles
con el uso de armas blancas que pudo utilizar la unidad de
caballería.
PALABRAS CLAVE: Fosa común, 1938, paleopatología, guerra,
caballería, Singra
ABSTRACT. Between the 5th and 7th of February 1938 a battle
known as the Battle of Alfambra was fought between the villages of
Singra, Villarquemado and Camañas. This battle, which was fought
within the greater context of the Battle of Teruel, was part of a
planned final assault on Republican Army positions, who suffered
hundreds of losses in the event. For the first and only time in the
Civil War a great amount of cavalry took part in combat. Between
December 2007 and August 2008, the Paleolab Group exhumed the
bodies of a common grave within the cemetery at Singra (Teruel).
These bodies correspond to soldiers who fell in the aforementioned
battle and whose corpses lay strewn over the farmed land around
the village after the fighting. A total of 36 skeletons were recovered.
An anthropological study has successfully determined that all bodies
were male of a very young age (15-30 years old). The height of the
majority could be determined through various methods. From a
pathological perspective, an abundant amount of perimortem war
lesions from firearms were recorded, but several injuries to the
cranium were found which could be attributed to bladed weapons
as were commonly used by cavalry units.
KEYWORDS: Common grave, 1938, paleopathology, war, cavalry,
Singra
INTRODUCCIÓN
Entre diciembre de 2007 y agosto de 2008 Grupo Paleolab realizó
en diferentes fases la exhumación de una fosa común de grandes
dimensiones en el interior del cementerio de la localidad de Singra
(Teruel).
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Polo Cerdá et al.
Singra es una localidad que pertenece a la comarca del Jiloca. Se
encuentra a 1047 SNM y a 32 kilómetros de Calamocha, cabecera
comarcal, en el límite con la comarca Comunidad de Teruel. Esta
zona es un territorio muy plano. El pueblo se asienta sobre una de
las pequeñas elevaciones rocosas que sobresalen en el cerro de una
llanura aluvial encajonada lateralmente por la Sierra Palomera y las
estribaciones de Sierra Menera. El cementerio se encuentra situado
a 904 m de distancia de la población, en dirección Este, y tiene una
superficie aproximada de 1067 m2.
La fosa común exhumada corresponde cronológicamente a la
“Batalla de Alfambra” y los esqueletos recuperados corresponden a
los soldados caídos durante aquella (mayoritariamente del ejercito
republicano), cuyos cuerpos quedaron en las tierras de cultivo que
circundan la población de Singra (fundamentalmente se
encontraban entre el paisaje de campos de cereales que rodea al
municipio) (Fig. 1), y que vecinos de la misma se encargaron de
inhumarlos posteriormente tras la retirada de las nieves del
invierno (estas circunstancias se han contrastado a través de varios
testigos vivos cuyos testimonios orales fueron recogidos durante
2007-2008).
Figura 1. Soldados durante a batalla de Alframbra en los campos de
cereales que circundan la población de Singra (Modificado de: Teruel, la
batalla del frío. Febrero 1938. Colección La Guerra Civil Española mes a
mes. vol. 22. pg. 8. Editorial Biblioteca El Mundo. 2005).
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Polo Cerdá et al.
La “Batalla de Alfambra”, forma parte del contexto bélico de la
Guerra Civil en Teruel, y aunque no es nuestro cometido efectuar
ninguna investigación histórica al respecto, si conviene
contextualizar históricamente la fosa objeto de investigación y
exhumación. Conviene recordar que esta batalla tiene lugar entre
los días 5 y 7 de febrero de 1938, en el contexto de la “Batalla por la
toma de Teruel”. Supuso el plan de ataque final a las posiciones del
Ejército republicano, que sufrió centenares de bajas y quedó aislado
en una amplia zona de territorio situada entre las poblaciones de
Singra, Villarquemado y Camañas (Fig. 2). La población de Singra fue
sitiada en pleno frente inicial de la batalla entre los días 15 y 20 de
diciembre de 1937 hasta febrero de 1938. Se documentan ataques
tanto del ejercito republicano como del ejercito sublevado hacia la
propia población de Singra. Por parte del ejército rebelde participan
diferentes fuerzas de ataque: el cuerpo del ejército marroquí (bajo
el mando del General Yagüe), el cuerpo del ejército de Galicia (bajo
el mando del General Aranda) y la Agrupación Monasterio, en las
que se integran dos divisiones, la Quinta División Navarra de
Infantería (bajo el mando el Coronel Bautísta Sánchez) y la primera
división de Cabellería (bajo el mando del General Monasterio)
(Maldonado, 2007).
El análisis de la prensa del momento nos ha permitido recuperar la
crónica de la batalla, como por ejemplo el artículo publicado en el
número 10.816 del periódico ABC (Sevilla, 29 de enero 1938) que
junto al parte oficial de guerra se hablaba de “Ese episodio de
Singra”.
Un hecho significativo es que en esta batalla, por primera y única
vez en la Guerra Civil, entró en combate una gran unidad de
caballería. Esta situación se ha podido documentar en este trabajo a
partir de la descripción de lesiones atribuibles a armas blancas
(bayonetas).
OBJETIVOS
Este trabajo tiene tres objetivos:
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Polo Cerdá et al.
• Describir la tipología de una fosa común de grandes
dimensiones con combatientes caídos en la Guerra Civil.
• Reconstruir la demografía de los cadáveres inhumados y por
extensión de los soldados caídos en la batalla de Alfambra
(febrero 1938).
• Describir y cuantificar las lesiones perimortem de guerra en el
conjunto de esqueletos exhumados.
MATERIAL Y MÉTODOS
El planteamiento metodológico del proyecto incluye cuatro fases,
cada una de las cuales aglutina diferentes protocolos y
metodologías, teniendo como referencia los protocolos de
Minnesota (1991) y Estambul (1999) de Naciones Unidas, y se ajusta
plenamente a lo dispuesto en las recomendaciones o guía
metodológica para la actuación científica y multidisciplinar que
establece el “Protocolo de actuación en exhumaciones de víctimas
de la Guerra Civil y la Dictadura” (ORDEN PRE/2568/2011 de 26 de
septiembre, BOE de 27 de septiembre 2011).
Las exhumaciones de fosas de la Guerra Civil y la dictadura
franquista vienen reguladas por la Ley 52/2007 de 26 de diciembre,
en sus artículos 11 a 14, “por la que se reconocen y amplían
derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron
persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura” (BOE
de 27 de diciembre de 2007). La creación de la Comisión
Interministerial para el “estudio de la situación de las víctimas de la
Guerra Civil y del Franquismo” por el Ministerio de Presidencia (R.D.
1891/2004 de 10 de septiembre), y las convocatorias de ayudas
públicas (en 2005 y siguientes), permitieron cumplir algunos de los
fines de esta Comisión, y sentaron algunas de las bases de actuación
en materia de exhumaciones, que más tarde vendrían reguladas en
el anteproyecto de ley de 2006 y finalmente en la vigente Ley
52/2007 y el protocolo. El proyecto de exhumación de Singra está
incluido dentro de todas estas acciones.
No obstante, sobre este marco legal básico que constituye la Ley
52/2007, en los casos de exhumaciones en cementerios en uso,
como el caso que nos ocupa, estas quedan supeditadas a la
553
Polo Cerdá et al.
legislación vigente en materia de prácticas tanatológicas o la
reglamentación que las Comunidades Autónomas hayan dispuesto
en materia relativa a cadáveres y cementerios.
Figura 2. Acciones de combate en la batalla de Alframbra (Modificado de:
http://www.terueltirwal.es/teruel/mapa_batalla_teruel5.html).
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Polo Cerdá et al.
Las fases metodológicas que se han seguido son cuatro:
(a) Fase I: Análisis documental y recogida de datos antemortem
En esta primera fase se procede al estudio documental, toma de
contactos personales con familiares de los desaparecidos-fallecidos,
estudio de archivos (civiles, parroquiales, judiciales, etc…),
búsqueda de testigos en caso de que no haya documentos,
búsqueda del lugar de la fosa donde presumiblemente se encuentra
la/s fosa/s (en el caso que nos ocupa no ha requerido de
prospección de ningún tipo por tratarse de una tumba colectiva
reglada y delimitada), estudio preliminar del lugar, solicitud de los
permisos correspondientes, toma de datos antemortem, toma de
muestras biológicas dubitadas a los familiares válidos para la
identificación y consentimiento médico informado a los
representantes de las familias, promotores de la búsqueda.
En esta fase se generan los siguientes documentos médico-legales:
ficha de registro de datos antemortem, hoja de consentimiento
informado de toma de muestras biológicas para anàlisis genético
identificativo.
(b) Fase II: Exhumación y recuperación de los restos cadavéricos de
la fosa
En esta fase se plantea la logística de la exhumación y del equipo de
trabajo (arqueólogos, antropólogos, genetistas, documentalistas,
auxiliares). Requiere de una dirección compartida arqueológica
funeraria (dirige todo el proceso de exhumación) y antropológica
forense-tanatológica. Las tareas de exhumación siguen la
metodología teniendo como referencia el citado protocolo de
Minnesota (1991) de Naciones Unidas (Skinner et al., 2003).
Además de documentación fotográfica digital y videográfica del
proceso de exhumación especialmente ubicando posición,
orientación, superposición y deposición de los restos cadavéricos y
de sus objetos relacionados , así como de los gestos funerarios de la
descomposición cadavérica (Duday et al., 1990; Mallegni y Rubini,
1994), observaciones tafonómicas (Polo et al., 2004),
documentación de lesiones in situ, etc…
Es recomendable que todo el equipo de exhumación se encuentre
identificado genéticamente a efectos de posibles contaminaciones
secundarias.
555
Polo Cerdá et al.
Exhumados los restos se procede al inventario en un laboratorio de
campo, previo lavado con agua y secado natural, y finalmente se
trasladan al laboratorio para su estudio bioantropológico.
En esta fase los documentos médico-legales que se generan son:
diligencias individualizadas de levantamiento de cada esqueleto,
siguiendo modelo analógico de lo dictaminado por la Ley de
Enjuiciamiento Criminal (requiere de fotografía cenital y planimetría
a escala 1:10), acta de exhumación firmada por el médico
tanatólogo que deberá registrarse en los servicios administrativos
del cementerio. Otros documentos no médico-legales que se
generan son: planimetrías de la exhumación y diagrama de
relaciones de deposición de cadáveres (por analogía se emplea un
modificación del sistema Harris empleado en arqueología).
(c) Fase III: Estudio antropológico forense, de patología forense e
identificativo
En esta fase se realiza un abordaje forense pluridisciplinar del
análisis de los restos óseos exhumados y de sus objetos asociados
(indumentaria, objetos personales, balística, etc…).
En el laboratorio, inicialmente se realiza el estudio antropológico
físico forense que establece el perfil bioantropológico (edad, sexo,
estatura, raza, lateralidad, variantes anatómicas epigenéticas,
marcadores de estrés ocupacional, etc…) (Polo, 2009). Para el
análisis antropométrico y cuarteta básica de identificación se
emplea el programa FORDISC, el manual de Krogman e Işcan (1986),
los Standards for Data Collection from Human Skeletal Remains de
Buikstra y Ubelaker (1994), los Data collection procedures for
forensic skeletal material de la University of Tennessee (MooreJansen et al., 1994), las propuestas del Worksop of European
Anthropologists (1980), y también resulta útil en el análisis
discriminante sexual las ecuaciones de Alemán et al. (1997) y las de
Mendonça (2000) para el cálculo de la estatura. Para el estudio de
restos óseos infantiles y juveniles se pueden emplear los manuales
de Kazékas y Kósa (1978) y Scheuer y Black (2004). Para el estudio
odontológico forense se emplea la ficha dental del protocolo de
Chimenos et al. (1999). Para el estudio de marcadores estrés
ocupacional y variantes anatómicas epigenéticas se emplean los
atlas de Capasso et al. (1999) y Pastor et al. (2001). Para el estudio
de patología ósea pueden ser orientativas las recomendaciones de
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Polo Cerdá et al.
la Paleopathology Association (1991) entre otras referencias. El
estudio antropológico forense permite establecer cotejos con la
información documental y/o testimonial y establecer tentativas
identificativas o exclusiones. También se pueden emplear técnicas
reconstructivas cráneo-faciales para establecer posibles identidades
(Villalaín y Puchalt, 2000).
Posteriormente se realiza el estudio de patología forense,
especialmente en lo referente a una correcta valoración de los
patrones lesivos perimortem en el hueso antiguo (Etxeberria y
Carnicero, 1998), lo que permite establecer la etiología médico-legal
de las lesiones y la causa de la muerte siguiendo las pautas de la
Medicina Legal y Forense. La presencia de patología antemortem
puede ayudar a establecer compatibilidades en la identidad siempre
que existan testimonios o documentos que acrediten su estado
anterior a la muerte.
Otras ciencias complementarias que se aplican son la balística
forense (entre otras), que permiten analizar las armas empleadas a
través de la munición documentada en las fosas y de las lesiones
óseas objetivadas. La restauración y conservación de materiales
recuperados en ocasiones es necesaria para su restitución a las
familias de los desaparecidos, si así ellos lo estimaran oportuno.
Finalmente, se procede a la identificación genética forense en un
laboratorio de referencia a través de marcadores genéticos
recomendados por la International Society for Forensic Genetics
(siguiendo lo dispuesto en las Recomenedaciones para la recogida y
el envio de muestras con fines de identificación genética publicadas
por el Ministerio de Justicia del Gobierno de España): para ADNn 15
STRs y amelogenina a través de los kits algunos de los comerciales
MasterPure DNA Solution, PreFiler Express BTA Forensic Extraction
Kit, Automate Express DNA, Identifiler o Yfiler, y para ADNmt las
regiones HV1 16024-16365 y HV2 73-340. Previamente se realiza un
análisis genealógico de los familiares vivos válidos, si los hubiera. Se
procede al análisis genético de piezas dentales y óseas procedentes
de los diferentes restos humanos indubitados, y por otra parte se
procede al análisis genético de las muestras dubitadas obtenidas a
los sujetos vivos donantes de familiares desaparecidos.
557
Polo Cerdá et al.
Si en el proceso de exhumación se abrieran diligencias judiciales la
normativa aplicable en este caso sería la correspondiente a la Orden
JUS/1291/2010, de 13 de mayo por la que se aprueban las normas
para la preparación y remisión de muestras objeto de anàlisis por el
Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses del Ministerio de
Justicia, o en su defecto la que estableciera la Autoriadad Judicial.
Con la integración y análisis transversal de todos los estudios
(bioantropológicos y genéticos) se establece, en base a los
resultados, la propuesta identificativa de los restos hallados.
Los documentos médico-legales que se generan en esta fase son:
informe de antropología forense, de patología forense, de balística,
de objetos personales e indumentaria, informe genético
identificativos y finalmente un informe forense integrado (que
aglutina los anteriores).
(d) Fase IV: Restitución de los desaparecidos a sus familiares y
reinhumación
La última fase del proyecto incluye la entrega de los restos óseos
identificados a la familia solicitante, siguiendo la normativa de
Policía Sanitaria Mortuoria aplicable.
Los documentos médico-legales que se generan en esta fase son:
certificado médico de defunción o inscripción de defunción del
desaparecido durante la guerra civil o la dictadura en caso de que
proceda según la LEY 20 /2011 de 21 de julio del Registro Civil
(disposición adicional octava).
Siguiendo el esquema metodológico expuesto, en el caso que nos
ocupa, debido a la tipología de las víctimas (soldados combatientes
no identificados), y a instancias de la Dirección General de
Patrimonio Cultural de Aragón, se procedió en fecha 23 de
diciembre de 2008 a la reinhumación de los restos exhumados en
dos nichos del cementerio de Singra, una vez fueron realizados los
estudios de antropología y patología, así como la catalogación de
objetos personales e indumentaria.
558
Polo Cerdá et al.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
(a) Tipología de la fosa común de Singra
La fosa común exhumada se encuentra situada en las coordenadas
UTM X: 64375395 Y: 45018642, en el extremo norte del cementerio
y discurre paralela a la tapia del cementerio en un espacio cuyas
dimensiones son 7,25x3 m. La fosa ocupa todo el espacio existente
entre una construcción de nichos antigua (s. XIX) y un edificio de
nichos de la década de 1980.
La morfología es rectangular y estrecha. El estudio dinámico
reconstructivo de la inhumación de los cadáveres en la fosa común
ha permitido documentar hasta tres niveles más o menos
diferenciados de deposición de cadáveres. La exhumación ha
permitido recuperar 36 esqueletos total o parcialmente
conservados, quedando dos esqueletos más en el margen de
seguridad de la fosa que linda con los nichos construidos en la
década de 1980 (NMI: 38 esqueletos, pero la muestra analizada es
de 36 esqueletos) (Figs. 3 y 4).
Algunos de los esqueletos exhumados portaban la propia
indumentaria militar (botas, restos de correajes, placas, cartucheras
y munición) (Fig. 5).
Figura 3. Planta general de la fosa común de Singra.
559
Polo Cerdá et al.
Figura 4. Preparación de los 36 esqueletos exhumados para su estudio
bioantropológico.
Figura 5. Últimos dos esqueletos exhumados que conservan la
indumentaria militar y munición.
560
Polo Cerdá et al.
(b) Índice de conservación esquelética (ICE)
El ICE pone de manifiesto que el 83,3% de la muestra (30
esqueletos) tiene un ICE entre 75-100%, el 5,5% (2 esqueletos)
entre 50-75%, el 2,7% (1 esqueleto) entre 25-50% y el 8,3% (3
esqueletos) entre 0 y 25% (Fig. 6, Tabla 1).
Figura 6. Índice de conservación esquelética de la serie osteológica de
Singra.
(c) Perfil demográfico
(c.1) Edad y sexo
Se realizó un estudio antropológico forense que ha permitido
establecer que todos los esqueletos son varones, con edades
preferentemente jóvenes, pues más del 50% de los esqueletos se
sitúan entre 15 y 30 años. El perfil demográfico se sitúa de la
siguiente forma (Fig. 7; Tabla 1): entre 15-20 años el 8,3%, entre 2125 años el 30,5%, 26-30 años el 16,6%, entre 31-35 años el 25%,
entre 36-40 años el 11,1%, entre 41-50 años el 2,7%. No se ha
documentado ningún esqueleto con una edad superior al 50 años,
aunque en el 5,5% de la muestra la edad es indeterminada por el
bajo ICE.
561
Polo Cerdá et al.
TABLA 1. Resultados del estudio bioantropológico y paleopatológico.
Batalla de Alfambra (Singra, 1938)
Individuo
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
UE
2008
1021
1029
2013
2005
1006
1009
1013
1020
1015
1017
1019
2011
1023
1027
2009
1022
1025
1010
1014
1012
1018
2006
1024
1016
1011
2004
1028
2012
1008
1026
2007
2010
1007
1004
1005
ICE
100
100
100
89
100
93
95
100
67,5
100
93
80
100
14
88,5
100
93
90
85,5
92
85
100
45
55
100
100
95,5
13,5
100
100
13,5
95
100
93
100
91
Sexo
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
V
Edad
30-35
21-25
30-35
35-40
20-25
33-42
21-25
30-35
20-25
18-20
30-35
40-45
20-21
INDET
25-30
35-38
21-25
30-35
14-17
21-25
30-35
21-25
18-21
25-30
26-30
25-30
25-30
INDET
21-25
30-35
20-25
30-35
35-40
20-23
22-28
30-35
Talla
153
163
167
163
162
168
168
170
163
159
159
178
161
172
160
162
167
150
169
159
159
154
160
160
158
168
170
164
163
155
152
158
158
162
171
159
Nº lesiones
5
2
7
1
2
2
1
0
4
6
3
5
4
0
1
2
4
2
1
0
1
2
19
2
2
8
1
0
4
0
1
1
2
12
2
1
UE: Unidad estratigráfica (código esqueleto). ICE: Índice de conservación
esquelética.
562
Polo Cerdá et al.
Figura 7. Perfil demográfico de la serie osteológica de Singra.
(c.2) Estatura
En la mayoría de los esqueletos se pudo establecer la talla por
diversas tablas y fórmulas. Por ejemplo, la estatura media del grupo
de los soldados, según las tablas y fórmulas regresivas de Mendonça
(2000), es de 162,22 + 6,14 cm. Las estimaciones se han obtenido a
partir de longitud máxima del fémur en 33 casos, y en 3 casos a
partir de la longitud máxima del húmero (Fig. 8, Tabla 1).
(d) Lesiones de guerra
Desde el punto de vista paleopatológico y cuantitativo se han
documentado abundantes ejemplos de lesiones perimortem,
concretamente se han contabilizado 110 lesiones esqueléticas
vinculadas al mecanismo de lesiona que originó la muerte violenta
en los 36 esqueletos exhumados. No obstante, en un 13,8% de la
muestra estudiada (5 esqueletos) y debido a un bajo ICE, no se han
registrado lesiones esqueléticas perimortem. Según el número de
lesiones presentes en cada esqueleto la distribución de lesiones es
la siguiente (Fig. 9): el 25% de la muestra tiene una lesión, el 47,2%
presenta entre 2 y 5 lesiones, el 8,3% tiene entre 6 y 10 lesiones, y
el 5,5% tiene más de 10 lesiones.
563
Polo Cerdá et al.
Figura 8. Estatura de los soldados exhumados en Singra según Mendonça (2000).
564
Polo Cerdá et al.
Figura 9. Distribución del número de lesiones perimortem en la serie
osteológica de Singra.
Según la topografía de las lesiones documentadas destaca un 36,1%
a nivel craneal (Fig. 10), un 19,4% en húmeros (Fig. 11), 30,5% en
escápulas y clavículas, un 22,2% en costillas, 11,1% en manos, 22,2%
en pelvis y sacro (Fig. 12), 19,4% en fémures (Fig. 13) o 5,5% en
tibias. Para más información, en la Tabla 2 se recogen los valores del
número de lesiones registradas según la zona anatómica afectada,
su porcentaje, el número de esqueletos que tienen determinada
zona anatómica lesionada y el porcentaje que representa en la
muestra estudiada.
Por lo que respecta a la tipología de las heridas de guerra
documentadas, estas obedecen a lesiones tanto por armas de fuego
como armas blancas. La tipología lesiva permite clasificarlas en tres
tipos:
• Heridas por arma de fuego.
• Heridas por arma blanca (bayonetas de la División de
Caballería).
• Traumatismos diversos inespecíficos (vinculados a artillería).
565
Polo Cerdá et al.
Figura 10. Diagnóstico diferencial de lesiones: S-2013 orifico de
entrada de herida por arma de fuego. S-1011 orificio fistulado de
sinusitis frontal (véase el tejido inflamatorio circundante al orificio con
morfología periostítica).
Figura 11. Diversas tipologías
documentadas en húmeros.
de
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fracturas
perimortem
Polo Cerdá et al.
Figura 12. Diversas tipologías de fracturas perimortem documentadas
en pelvis y sacro.
Figura 13. Diversas tipologías de fracturas perimortem documentadas
en fémures.
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Polo Cerdá et al.
TABLA 2. Distribución topográfica de las lesiones perimortem de guerra
documentadas en los soldados caídos en la Batalla de Alfambra (Singra,
1938)
Área topográfica
Cráneo y mandíbula
Húmero
Cubito
Radio
Escápula y clavícula
Esternón
Costillas
Raquis
Pelvis y sacro
Fémur
Tibia
Peroné
Manos
Pies
TOTAL
N
15
8
3
2
14
1
22
16
9
7
3
2
5
3
110
%
Nº esqueletos afectados
13,63
13
7,27
7
2,72
2
1,81
2
12,72
11
0,90
1
20,00
8
14,54
7
8,18
8
6,36
7
2,72
2
1,81
2
4,54
4
2,72
3
100
%
36,11
19,44
5,55
5,55
30,55
2,77
22,22
19,44
22,22
19,44
5,55
5,55
11,11
8,33
Las heridas por arma de fuego, incluidas aquellas que se relacionan
con el uso de artillería pesada, representan casi la totalidad de las
lesiones perimortem registradas (98,18%, n=108), mientras que las
heridas por arma blanca aunque son escasas (1,81%, n=2),
corresponden a heridas incisas y punzantes con afectación exclusiva
craneal y que permiten inferir el uso de armas blancas, vinculadas a
la documentada participación de una unidad de caballería durante
la batalla de Alfambra (Figs. 14 y 15).
568
Polo Cerdá et al.
Figura 14. Herida inciso-contusa en parietal izquierdo de 36 x 6 mm
atribuible al uso de bayoneta.
Figura 15. Herida inciso-contusa en parietal izquierdo de 48x12 mm
atribuible al uso de bayoneta.
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Polo Cerdá et al.
CONCLUSIONES
• La exhumación de una fosa común en el cementerio de la
población de Singra durante 2007-2008 ha permitido recuperar
36 esqueletos correspondientes a los soldados fallecidos que
combatieron en la batalla de Alfambra (febrero 1938) y cuyos
cuerpos fueron recogidos por los vecinos de la población e
inhumados posteriormente.
• Desde el punto de vista demográfico toda la muestra analizada
corresponde a varones y más del 50% de los esqueletos tenían
edades entre 15 y 30 años.
• La estatura media de los soldados se puede situar en 162,22 +
6,14 cm.
• El análisis paleopatológico ha permitido documentar 110
lesiones perimortem de guerra de las cuales el 98,1% se
atribuyen al uso de armas de fuego y artillería. También se han
podido documentar en 1,8% heridas inciso-punzantes craneales
compatibles con el uso de armas blancas de las que pudo utilizar
la unidad de caballería (bayonetas).
• A instancias de la Dirección General de Patrimonio Cultural de
Aragón, en diciembre de 2008, los 36 soldados exhumados
fueron reinhumados en el cementerio de de Singra.
Agradecimientos
A los profesionales que han colaborado con Grupo Paleolab en la
exhumación de Singra: Carme Coch, Alejandro Martínez Gimeno, Susanna
Llidó, y Sergio Polo.
A la Asociación Pozos de Caudé (Teruel), co-promotora de la exhumación
junto a la Dirección General de Patrimonio Cultural de Aragón, que nos
acompañaron durante los trabajos de campo.
Este trabajo ha sido realizado gracias a subvenciones concedidas en
convocatoria pública a la Asociación Pozos de Caudé por el Ministerio de
Presidencia del Gobierno de España y el Gobierno de Aragón.
570
Polo Cerdá et al.
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