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XXV ANIVERSARIO
1987 -2012
CURSO DE EGIPTOLOGÍA 2012-2013
FARAONES
La historia del Antiguo Egipto a través de sus reyes
19
Taharqa y la XXV dinastía.
Entre Nubia, Tebas y Asiria
D. Antonio Pérez Largacha
12 de abril de 2013
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EGIPTOLOGÍA
Po de la Habana, 17, 4ºD. 28036-MADRID. Telf.: 915616320. E-mail: [email protected]
Taharqa y la XXV dinastía. Entre Nubia, Tebas y Asiria
Prof. Dr. Antonio Pérez Largacha
Universidad de Castilla la Mancha, Ciudad Real
El reinado de Taharqa (690-664 a.) representa el período de mayor estabilidad y
prosperidad de la XXV dinastía faraónica. Encuadrada en el llamado Tercer Período
Intermedio, esta dinastía suele identificarse con Nubia, región de donde procedían sus
reyes. Previamente Egipto había visto como el poder se fragmentaba, primero entre
Tebas y Tanis y posteriormente en pequeños poderes que establecían alianzas o
luchaban entre ellos.
Historiográficamente, como todos los períodos intermedios, la consideración del
mismo ha sido peyorativa. Pero como esta sucediendo en la investigación con los dos
períodos intermedios anteriores, su valoración esta siendo modificada. Mientras que el
Primer Período Intermedio simboliza una extensión de los modelos menfitas al conjunto
de Egipto y se introducen costumbres y creencias del Alto Egipto, al tiempo que se
sientan las bases ideológicas y políticas del posterior Reino Medio, el Segundo Período
Intermedio ya no es valorado como un dominio de los odiados asiáticos, los Hiksos, y si
como un período en el que Egipto es introducido en las dinámicas económicas,
comerciales, ideológicas y políticas del Mediterráneo Oriental, explicando muchas de
las dinámicas que acontecieron en el Reino Nuevo. Por lo que al Tercer Período
Intermedio se refiere, el dominio de dinastías libias o la XXV dinastía nubia, siempre se
ha considerado como una prueba de la debilidad interna que fue aprovechada por
algunos de los tradicionales vecinos/enemigos de Egipto, debiendo esperar a la XXVI
dinastía, significativamente llamada el “Renacimiento Saita”, para que la cultura
faraónica recuperará su importancia.
Sin embargo, en lo que a la XXV dinastía se refiere, primero debemos
plantearnos porque surgió un poder tan importante en Nubia que, además, recuperó y
estaba muy vinculado a la memoria cultural faraónica. La interpretación tradicional de
que aprovecharon precisamente la debilidad política comienza a ser cuestionada,
planteándose que la misma pudo emerger gracias al apoyo político e ideológico que
recibió de Tebas y del sacerdocio de Amón, que buscaba así afianzar su poder y
estabilidad ante Osorkon y los reyes de la XXII-XXIII dinastías.
Por otra parte, durante la XXV dinastía se pusieron las bases de un arcaísmo que
será conservado por la XXVI dinastía, por lo que el “Renacimiento” comenzó con
anterioridad, durante el gobierno de unos faraones nubios que, además de conservar
unas señas de identidad propias, recuperaron motivos, costumbres y tradiciones
íntimamente asociadas a la memoria cultural del antiguo Egipto.
Finalmente, la historia de esta XXV dinastía no puede entenderse sin tener en
consideración el contexto internacional, en especial la expansión que vivió en el siglo
VIII el imperio neo-asirio, que veía a Egipto como una tierra prospera y rica –lo que
explica las menciones a Nubia y Egipto con los términos Magan y Meluhha, dos de las
tierras fabulosas que formaban parte del imaginario próximo oriental desde el III
milenio a.C.-, pero también como una fuente de inestabilidad por su apoyo, y el de
Palestina y su reino de Israel, a las continuas rebeliones que contra el poder asirio tenían
lugar en Siria. Pero Asiria tenía otras prioridades, en especial su relación con Babilonia
y reinos como Urartu , sin olvidar al emergente mundo iraní de donde surgirá el Imperio
Aqueménida, lo que explica que su intervención en Egipto sea tardía y que en ningún
momento trate de imponer un dominio efectivo sobre Egipto.
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Taharqa y la XXV dinastía. Entre Nubia, Tebas y Asiria
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Estela 4
Maravillas
Kawa V,
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