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EL ISLAM, ORIENTE Y OCCIDENTE
Historia y Perspectiva
Introducción
«La piedad no consiste en que orientéis vuestros rostros hacía el
oriente o hacia el occidente, sino en creer en Dios, en el Día del
Juicio, en los ángeles, en el Libro, en los Profetas, e invertir en
caridades, por amor a Dios, a los parientes, a los huérfanos, a los
necesitados a los viandantes y a los mendigos» (El Sagrado Corán,
2:177).
Introducción
Desde medios de comunicación y en la voz de algunos de los líderes
del planeta, se presenta a la relación entre Islam y Occidente como un
enfrentamiento. Los argumentos que se exhiben se relacionan con el
hecho de que poseer culturas, religiones y valores diferentes a los que
profesamos día a día implica un conflicto. Así la tesis del "choque de
civilizaciones", presenta un mundo dividido en regiones culturales, donde
esta identidad está dada por diversas formas, étnicas, históricas
religiosas, etc. Vale destacar en este punto, que esta división en regiones
culturales muestra singularidades que llaman la atención, como en
nuestro caso en particular de argentinos, en señalar a nuestro país fuera
del esquema de occidente.
Desde la caída del muro de Berlín, muchas políticas se han articulado
para presentar al Islam como un posible enemigo de la civilización
occidental. A tal fin se han comenzado a utilizar términos que por su
repetición constante e indiscriminada desde medios masivos, son ligados
rápidamente a Islam, como terrorismo islámico, fundamentalismo islámico,
células dormidas, integrismo islámico, guerra preventiva, eje del mal,
nueva cruzada, oriente versus occidente, violencia islámica, terror de
origen islámico, asesinatos selectivos, etc.
Cabe acotar en este punto que un análisis razonado de la construcción
de estos calificativos pierde fuerza rápidamente: fundamentalismo e
integrismo son ideas ajenas al Islam, por historia y significado diferente a
lo que representan en la doctrina Islámica. El fundamentalismo es una
denominación que se aplicaba a los grupos religiosos protestantes
surgidos en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Estos grupos
proponían una interpretación literal de la Biblia y se denominaban así
mismo fundamentalistas. Una de los motivos principales de su
advenimiento fue una acérrima oposición al darwinismo. Esta palabra hoy
se liga al Islam, inclusive por la definición que otorga del término la Real
Academia Española, quien también actualiza el idioma por uso, y cae así
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en la trampa mediática, no siguiendo un método razonado y veraz para la
actualización de nuestra lengua.
El concepto de célula dormida es por cierto una perversión que pone
bajo sospecha a 1.400 millones de personas en el mundo. Hablar de
guerra preventiva es un sinónimo de "guerra por las dudas", lo que
equivale a "matar por las dudas", un principio contrapuesto a toda norma
moral o ética.
El mal uso de estos términos generaliza la confusión y contribuye a
fundar dudas. No se puede hablar de terrorismo o violencia de origen
islámico, ya que no hay nada dentro de esta doctrina que anime a sus
fieles a realizar actos de esta naturaleza. Los actos delictivos como
terrorismo o cualquier manifestación de violencia que ponga en juego
vidas humanas, no son desde ningún punto de vista asociables al
esquema religioso que presenta el Islam, son hechos cometidos por
personas, y por lo tanto deben ser condenados como tal, y no
relacionarlos al pensamiento religioso. Alguien podría afirmar que a veces
la violencia desatada es pretendida desde elementos islámicos. Pero la
pregunta es ¿Se puede reivindicar desde una doctrina algo prohibido por
dicha doctrina?
En este trabajo vamos a analizar cómo fueron algunas de las
relaciones entre Occidente y el Islam, sus intercambios, enriquecimiento
mutuo y disputas.
Las relaciones del Islam con occidente en la historia
La verdad histórica ofrece muchos puntos de vista. Ante un mismo
hecho histórico podemos encontrarnos con variantes que muchas veces
expresan hasta principios contrapuestos en el análisis del hecho.
También, y por la carencia de elementos, se conjetura acerca de
determinadas situaciones. Desde el advenimiento mismo del Islam hubo
encuentros y desencuentros con occidente, como en toda relación
protagonizada por seres humanos.
Desde su amanecer, los fieles musulmanes fueron una civilización en
movimiento. Desde el principio doctrinal que indica al creyente peregrinar
una vez en la vida hasta la Ciudad de Meca hasta el rápido crecimiento
del imperio islámico en sus albores, hubo una característica inherente a la
civilización islámica relacionada con el viaje y todo lo que este implica.
Dada la vasta y rápida expansión de su imperio, los musulmanes se
pusieron en contacto con cantidad de pueblos y culturas distintas a la
propia. Para dar una idea, hacia el año 750, existía presencia islámica
desde España hasta China. Con esta expansión los intercambios
comerciales terrestres y marítimos se multiplicaron: rutas de caravaneros
recorrían enormes distancias y barcos cinglaban el Mediterráneo, el Índico
y el Mar Negro. Todo este movimiento generó múltiples contactos. Como
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prueba de esto último legamos amplias crónicas de viajeros,
comerciantes, embajadas e historiadores que nos muestran los múltiples
contactos que existieron desde el mismo nacimiento del Islam y occidente.
El Ándalus
En menos de 100 años luego de la muerte del Profeta Muhammad
(PyB), el Islam se extendía desde la India hasta la Península Ibérica: el
motor de esta rápida expansión fue sin duda alguna la revelación del
Corán. Los musulmanes llegaron a España en el Occidente y a las
fronteras de la India en el Oriente en el año 711 y hacia el 750
controlaban la mayor parte de la península. Podríamos decir que este fue
uno de los primeros contactos con el occidente actual. Desde la
revelación del Libro Sagrado, el musulmán siempre tuvo presente la
existencia de las anteriores manifestaciones monoteístas, y el libro
sagrado del Islam otorga una perspectiva en referencia a judíos y
cristianos es decir, los pueblos que agraciados por el Creador recibieron
el mensaje divino antes del advenimiento del Islam a través de los
Profetas y las escrituras sagradas.
Hubo ocho siglos de presencia islámica en la Península (llamada en
árabe al-Ándalus), divididos en diferentes períodos, desde el Califato
Omeya hasta el Sultanato Nazarí, hubo momentos de gran intercambio y
producción científica, filosófica, arquitectónica e influencias en los ámbitos
espirituales. Una de las consecuencias más emblemáticas de esta cultura
de al-Ándalus fue sin duda la Escuela de Traductores de Toledo. El
sultanato de Granada, el último enclave islámico, duró hasta 1492. La
influencia de la civilización hispanomusulmana, se proyectó luego al
nuevo mundo.
El Califa Abbasi y Carlomagno
La Ciudad de Bagdad era la sede del Califato Islámico de la Dinastía
Abbasi. Desde allí partió una embajada a la Coronación del Emperador
Carlomagno, durante el reinado de Harun Al Rashid. Los embajadores
recorrieron miles de kilómetros para llegar a la coronación del Emperador
de Occidente a cargo del Papa Leon lll. Presentaron diferentes regalos
como muestra de amistad y buena voluntad, entre los que se encontraba
un elefante que desfiló en lugares que hoy son parte del territorio alemán.
También llevaron un ajedrez, camellos, especias, un reloj, incienso,
perfumes y un instrumento musical similar a un órgano. Pero lo más
emblemático de esta misión fue sin duda la entrega de las llaves del
Santo Sepulcro y el Símbolo de Jerusalén.
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Ibn Ÿubair, un viajero que testimonia sobre Sicilia
Cuando Sicilia dejó de estar bajo el predominio islámico, podemos
hablar de una actitud parecida a la que tomaron en referencia a los
musulmanes Alfonso EL Sabio y Pedro el Ceremonioso. Los reyes
normandos generaron un gobierno tolerante, y bajo su auspicio los
arquitectos musulmanes dirigieron y crearon una gran cantidad de
construcciones en todas las ciudades de la isla. Cuenta Ibn Ÿubair, quien
a la vuelta de su peregrinación a la ciudad santa del Islam, llega a
Palermo en el año 1184: «La más hermosa de las ciudades (de Sicilia) es
la sede de su rey (Guillermo II), los musulmanes la llaman al-Madina (la
Ciudad) y los cristianos la conocen como Balarma (Palermo). En ella está
la residencia de los musulmanes urbanos, tienen allí mezquitas, y los
mercados que les están reservados en los arrabales son numerosos (...)
La actitud de este rey es admirable en lo concerniente a la bondad de su
conducta y al empleo de musulmanes (...). Él tiene plena confianza en los
musulmanes, confía en ellos sus negocios e importantes oficios, hasta el
punto que el intendente de su cocina es un hombre musulmán. Tiene una
tropa de negros musulmanes bajo el mando de un jefe salido de entre
ellos. Sus visires y chambelanes también son musulmanes (...) Una de las
admirables condiciones que de él se cuentan es que lee y escribe el árabe
(la lengua de los normandos era el francés) y que, según lo que nos
manifestó uno de sus servidores privados, su fórmula de validación es:
Alabado sea Dios, Creador del Universo (pasaje coránico)».
Un párrafo sobre las Cruzadas
No podemos abordar en este trabajo de manera exhaustiva ese
complejo período que históricamente representan las Cruzadas. Por otra
parte cada una de ellas tuvo connotaciones particulares y consecuencias
distintas.
Sin duda la incidencia de las mismas en la historia posterior fue
profunda. Podemos decir que en el espacio que tuvieron lugar estas
guerras inhibió por siglos el crecimiento de la mutua y objetiva apreciación
del otro. Salvo en excepciones los bandos que se encontraron en la
contienda no pudieron beneficiarse de la experiencia del otro. Un estudio
profundo de las Cruzadas vistas por uno u otro bando identifica muchos
móviles que nada tienen que ver con el ámbito religioso.
San Francisco de Asis y el Sultán Malik al-Kamil
Un acontecimiento que nunca deberíamos perder de vista, es el
encuentro que mantuvieron Francisco de Asis y el Sultán Malik Al-Kamil,
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nieto de Salahuddin Al-Ayyubi (Saladino). Esta reunión se produjo en
medio de la guerra consecuencia de la quinta Cruzada (1218-1221), y
según narran los cronistas de época, se desarrolló en los mejores
términos: fue un acercamiento histórico que dejó una profunda huella.
Prueba de esto es que existe una presencia franciscana entre los
musulmanes desde hace más de casi ocho siglos.
Brevemente y para situarnos en contexto histórico podemos señalar lo
siguiente: en 1187 el sultán Saladino anunciaba que Jerusalén había sido
restituida, pero que dejaba a los cristianos el Santo Sepulcro y otras
iglesias, respetando el decreto del Califa Omar Bin Al-Jattab. Honorio III,
proclama la V Cruzada y en septiembre de 1218 Llega a Damieta Pelagio
Galván, para ponerse al frente del ejercito en nombre del Sumo Pontífice.
En 1219 el Sultán al-Kamil propone un tratado de paz, qué es rechazado
por el Cardenal español Pelagio. Ese mismo año llega Francisco de Asís
al campo de los cruzados prediciendo la derrota europea. Luego de su
fracaso en la gestión emprendida en la prédica de la paz, Francisco
intenta el encuentro con los musulmanes, sin ningún legado especial de la
Iglesia y con la única prerrogativa de ser un seguidor de Jesús (P). Para
establecer un cuadro de situación es necesario esbozar un panorama
acerca de la visión del otro que tenían el Sultán y San Francisco. El
entonces Sultán de Egipto Malik al-Kamil, según cronistas de la
cristiandad posteriores. era "un hombre justo y no el sultán feroz que
presentaban los documentos cristianos". También era un gobernante de
profunda comprensión religiosa. En el marco del Islam esto implica
conocimiento de las fuentes originales, es decir el Corán y la Tradición
Profética, y podemos decir que actuó en consecuencia. Existe una visión
islámica de los temas relacionados con el Cristianismo, no sólo desde el
punto de vista teológico sino también en como ve el Islam a los cristianos,
"la gente del Libro". Esto último es demostrable, simplemente a través de
los versículos coránicos:
El Sultán acepta recibir a los frailes y dialogar con ellos en virtud que
San Francisco y los suyos traían una propuesta de paz:
«Y si ellos se inclinan hacia la paz inclínate tu también hacia ella,
y encomiéndate a Dios porque es Omnioyente, Sapientisimo»
(Sagrado Corán, 8:61). Los cronistas árabes dicen también que un
consejero del Sultán, Muhammad Ibn Ibrahim al-Farisi al ver el atuendo
que usaba Francisco lo asoció con el de los ascetas musulmanes, "ya que
el mismo era de lana burda" (as-suf).
Francisco se presenta como un monje cristiano al servicio de Dios,
cuestión que desde el punto de vista islámico merece la siguiente
consideración revelada en el Sagrado Corán:
«..hallarás que quienes están más próximos del afecto de los
creyentes los que dicen en verdad somos cristianos, porque tienen
sacerdotes y monjes que no se enorgullecen» (Sagrado Corán, 5:82).
9
Y San Francisco era un testimonio vivo de esto. Durante la
permanencia de los frailes en el campamento musulmán, fueron varios los
encuentros entre Francisco y el Sultán. Al concluir la visita el gobernante
le ofreció regalos como muestra de cortesía. Francisco sólo aceptó un
cuerno de marfil tallado que aun se conserva en la Basílica de San
Francisco de Asis. Según un cronista, Ángel Clareno (1247-1337), él
mismo había obrado de salvoconducto.
Luego de que se cumpliera el vaticinio de San Francisco en cuanto a la
derrota de los cruzados en Damieta, se recogieron testimonios por demás
emblemáticos en cuanto al Sultán y su actitud hacia los cristianos: Uno de
los jefes de la cruzada Juan de Brienne, quien se unió a los hermanos
menores franciscanos antes de morir, lloró de emoción por el buen trato
que recibieron por parte de las tropas egipcias comandadas por el Sultán,
cuando fueron apresados y posteriormente liberados luego de la derrota
de Damieta.
Podemos mencionar también algunos otros hechos y puntos de
encuentro entre musulmanes y franciscanos: El gobernante marroquí
Mulay Ismael, antepasado de la actual dinastía que gobierna Maruecos,
es calificado por historiadores cristianos como el mayor protector de los
franciscanos, ya que les otorgó privilegios con los que no contaban en
algunas naciones europeas. El sultán promulgó dos dahires (decretos con
fechas 20 de diciembre de 1711 y julio de 1714) en los que se decretaba
formalmente "la pena máxima contra todos aquellos que se atrevieran a
molestara los cristianos o insultarlos."
El encuentro entre Francisco de Asís y el Sultán Malik al-Kamil, se
puede analizar desde múltiples puntos de vista. En medio de una
verdadera contienda como fueron las Cruzadas, libraron su propio “jihad”.
Este concepto en el Islam lejos de estar relacionado con la idea de
"guerra santa", significa esfuerzo por la causa de Dios: es la lucha que día
a día realiza el creyente para vencerse así mismo, vencer a sus pasiones
y en definitiva, "buscar más comprender que ser comprendido". Francisco
se opuso a la cruzada, con todo el riesgo de lo que esto implicaba y
prefirió el diálogo, definiendo para su punto de vista como debía ser el
mismo en el documento "Regla no Bulada". Malik al-Kamil lo aceptó
dentro del marco del Islam «Nada de imposición en cuanto a la
religión» (El Sagrado Corán 2:256) y también «Oh gente del libro,
venid y comprometámonos en que no adoraremos sino al Dios, y no
le atribuiremos nada, y no nos tomaremos los unos a los otros como
amos en vez de Dios» (El Sagrado Corán, 3:64). Vale destacar en cada
uno de los actores de esta historia la búsqueda del diálogo sin la
necesidad de renunciara la propia identidad.
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La Ilustración
Durante el reinado de Luis XIV, el Islam despertó gran curiosidad en
Francia. De hecho la corte de este rey generó varios intercambios de
embajadas con los gobernantes islámicos de Persia, Turquía y con los
soberanos mogoles de la India.
El mundo del Islam era un espacio misterioso. En esa época hubo
presencia e imágenes del oriente que se manifestaron como una especie
de moda, plasmadas en la aparición de personajes de características
árabes o turcas. Así en la obra de Moliere, Montesquieu y otros se
incorporan personajes con características islámicas, algunas reales y
otras producto de la imaginación propia del artista.
En ese mismo siglo comienzan los primeros estudios. El conocimiento
del mundo otomano y de Irán fue ampliado también en el siglo XVII por
obra de algunos viajeros como Pietro Della Valle (1586-1652), llamado
Oleanus, que llevó a cabo las primeras traducciones persas al alemán.
Entre los siglos XIV y XVI comienzan las publicaciones europeas acerca
del mundo islámico, y se fundan en las universidades las primeras
cátedras acerca de Lengua y estudios arabo-islámicos. La primera
enciclopedia que reviste un carácter objetivo y basada en fuentes árabes,
turcas y persas, acerca de cultura islámica fue publicada en Francia en
1767. Hasta el momento la mayoría de los trabajos hechos en Europa
revestían la característica de polémicas y refutaciones a la doctrina
islámica.
No podemos dejar de mencionar el interés que despertó en Europa la
literatura oriental a partir de la traducción, por parte de Antoine Galland de
las Mil y una Noches. Si bien Galland le agregó al texto sus apreciaciones
personales adaptándolo a su época, fue punto de partida para otras
traducciones que inmortalizaron la obra, cuya belleza literaria es más
apreciada hoy en occidente que en oriente.
A las puertas de Viena
A pesar de haberse multiplicado los contactos entre oriente y
occidente, en Europa reinaba un clima de sospecha y reticencia hacia sus
vecinos de Oriente. De hecho el imperio Otomano era visto como un
gigante capaz de avanzar sobre Europa. Luego de la derrota de los turcos
en la murallas de Viena en 1683 esta visión empezó a cambiar, ya que fue
amplia su repercusión en el mundo cristiano. Aunque el "enemigo turco"
aun era poderoso, Europa había comenzado hacía un tiempo a ser un
gigante tecnológico y económico. Es a través de las misiones comerciales
de las potencias europeas, especialmente Inglaterra y Holanda, en donde
se empiezan a entremezclar las economías.
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Napoleón en Egipto
El 1 de julio de 1798 el general francés desembarcó en Egipto e
invadió Alejandría. Permaneció en oriente por más de un año
combatiendo incluso en Siria y Palestina. El 12 de julio de 1799, lanzó a
los egipcios una proclama en donde la consigna revolucionaria francesa,
Libertad, Igualdad y Fraternidad se mezclaban con exhortaciones en el
nombre del "verdadero Islam". Podemos decir que la egiptología y el
estudio moderno de las cruzadas nacen a partir de la invasión
napoleónica. El paso de Napoleón por Egipto fue fugaz, y en la opinión de
algunos autores se llevó consigo una gran impresión del Islam, en la
convicción que éste y los ideales revolucionarios eran convergentes y
compatibles. Existen grabados de la época que muestran desfiles de las
tropas de Napoleón en homenaje al Profeta del Islam.
El período colonial
Europa empieza a proyectarse sobre el mundo Islámico. La expansión
de los intereses coloniales, la "misión" de llevar la libertad política, el
progreso civil, social y tecnológico fuera de Europa, fue la justificación
para las expediciones militares asiáticas y africanas. Así Argelia, Túnez,
Libia, Marruecos, Siria, El Líbano, Palestina, Irak fueron anexados como
colonias o protectorados, con todo que esto implica. No es hasta entrado
el siglo XX que estos países vuelven a tener autonomía. Este período dejó
muchas bajas y un impacto profundo en los países islámicos, que van
desde la modificación del contexto geopolítico incluida la creación de
nuevos estados hasta la inserción de nuevas pautas culturales.
En los ejemplos anteriores hemos hecho un repaso histórico somero
de algunas de las relaciones que existieron entre el Islam y occidente.
Son pasibles de ser enumeradas muchas más, a la vez de ser extendidas
las presentadas, en especial a la España islámica, a las cruzadas y al
período colonial, para lo cual al final del texto indicaremos bibliografía
recomendada.
Hoy
Al entrar en el mundo actual podemos decir que el término occidente
no cobra el mismo significado que tenía en nuestras exposiciones
anteriores. El término se amplia hacia América y no es exactamente un
sinónimo de cristiandad como se podía evaluar en términos del medioevo.
Tampoco los musulmanes pueden dividir al mundo como en a antigüedad
y hablar de un lugar específico para el Islam como era el Dar al Islam" de
mayoría musulmana, ya que existen importantes comunidades islámicas
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en Europa y en América. Como sostiene el medievalista italiano Franco
Cardini en virtud de la historia, «no podemos considerar a la europea y la
musulmana como caras distintas de una sola civilización, sino que hay
que entenderlas como civilizaciones diferentes pero ricas en áreas de
presencia conjunta y de convivencia, y dotadas de una común y profunda
raíz euroasiática, helenística y mediterránea. Los acontecimientos del 11
de Septiembre de 2001 y sus consecuencias han llevado a demasiados
políticos, intelectuales y creadores de opinión tanto occidentales como
musulmanes- a situarla relación occidente e Islam en términos de
contraposición, e incluso de choque de civilizaciones, empleando la
expresión de Samuel Huntington. Ante estas tesis aberrantes, ante esta
ventolera de locura que amenaza con levantar una tormenta de odio y de
violencia, parece oportuno reflexionar serenamente sobre las razones
históricas que permiten, en cambio, una interpretación de las relaciones
entre Europa y el Islam en términos de convivencia e integración».
Indudablemente vivimos en una etapa de cambios. El día a día del
mundo moderno no es precisamente el deseo que anhelan la mayoría de
los hombres. En los últimos años presenciamos una escalada de violencia
inusitada a través del terrorismo y de la invasión de países violando la
normativa internacional de la manera más impune. Como siempre en la
historia no escapa a estas contiendas la lucha por la apropiación de
recursos. De alguna manera establecimos un valor discriminatorio para la
sangre, ya que pareciera ser que el mundo, por lo menos el de la
información, no siente con el mismo dolor a todos los protagonistas.
También es una deuda de nuestro mundo moderno aportar soluciones
para la resolución de conflictos que perduran a través de los años como el
palestino-israelí, y más cerca Irak y Afganistán. De alguna manera y de
cómo resulten las conclusiones de estos conflictos, se perfilará la moral y
la justicia que prevalecerá en los años venideros. Un detalle que debemos
tomar en cuenta a la hora de resolver estas situaciones es el que nos
aporta la historia en cuanto a que ninguna propuesta de paz ha culminado
exitosamente sin intervenir en la misma la verdad, ¡ajusticia y el respeto
por los anhelos de los hombres involucrados.
El rol de las religiones
La fe monoteísta del mundo, debe jugar un rol preponderante en el
camino hacia el entendimiento humano. Las religiones, como una
medicina del alma, deben mostrar lo mejor de sí para seguir siendo la
alternativa que permite al hombre transitar el camino de equilibrio entre lo
material y lo espiritual.
En el espacio religioso no hay lugar para la dicotomía oriente versus
occidente, ni este versus oeste, la única dirección posible en esta
dimensión es la que pone todos sus esfuerzos en la práctica de la piedad,
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la misericordia y el entendimiento, con la firme convicción de que el otro
es un semejante. Las religiones tienen una gran responsabilidad en la
historia ya que al ser depositarias del mensaje divino, se remiten a una
instancia superior, y esa remisión, es la que de alguna manera pone
límites a la aceptación de doctrinas de origen dudoso que niegan al
hombre cualquier posibilidad de trascendencia más allá de la vida
mundanal.
No es casual que hoy en día surjan movimientos o personas que se
rotulen directamente como antirreligiosas, en el argumento que la
creencia en Dios no es más que mito, y que en realidad las religiones han
generado sólo enfrentamientos en la humanidad. Si bien es cierto que
hubo choques, en realidad la mayoría de ellos comenzaron cuando
muchos hombres en lugar de ponerse al servicio de Dios, pusieron a Dios
a su servicio. La moral y la ética de la fe son sin duda una pauta de
reconciliación.
El diálogo Tanto oriente como occidente en sus diferentes
manifestaciones, con especial énfasis en las religiosas, deben articular
instancias de diálogo. Este diálogo debe surgir de la verdadera intención,
ya que sabemos positivamente que estas instancias no se desprenden
solamente de un tratado o un convenio, sino más bien de la voluntad de
las partes. La referencia que hacemos al especial énfasis del rol de los
credos en el tema del diálogo, es que está a la vista que las religiones han
encontrado los mecanismos necesarios para dialogar. Si bien este camino
no se encuentra en el mismo estado en todo el mundo, las diferentes
experiencias demuestran que es viable, efectivo y por demás
emblemático.
En muchas partes del globo se han generado manifestaciones del tipo
interreligioso, en la cual se expone y se propone acerca de la
problemática del planeta. A diferencia de los análisis eminentemente
técnicos, económicos o políticos, con sus intereses determinados en uno
u otro sector, la visión religiosa se concentra en el bienestar de los
hombres en su conjunto.
En este sentido podemos citar las palabras de Monseñor Michael Luis
Fitzgerald, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo interreligioso
en referencia al diálogo del cristianismo con el Islam:
«... Tanto el cristianismo como el Islam tienen una manera de ver que
es universal. Se sienten llamados a expandirse, y realmente se han
difundido, en la mayor parte del mundo. Y así cristianos y musulmanes se
relacionan cada vez más. Si en el pasado el mundo se consideraba
dividido en bloques religiosos, el mundo cristiano por un lado y el mundo
islámico por otro, esto ha dejado de ser verdad. Ciertamente, nunca ha
sido verdad para las comunidades cristianas pre-islámicas que siguen
existiendo hasta hoy en el mundo árabe. Sin embargo, hay muchos más
contactos que antes por el movimiento de poblaciones; tanto permanente
14
como temporal (...). Ciertamente es una ventaja para todos, para los
cristianos como para los musulmanes, pero también para las sociedades
a las que pertenecen, que puedan, vivir juntos amigable y pacíficamente.
Esto exigirá constantes esfuerzos. Para asegurar un espíritu de buena
vecindad será preciso llegara un mayor conocimiento de las tradiciones
culturales y religiosas de los diversos grupos. Esto supone una atención a
las dimensiones interculturales e interreligiosas de la educación y significa
enseñar el respeto por las diferencias. Este respeto implica, además,
crear posibilidades para que se cumpla con el derecho a la libertad
religiosa, que no es simplemente el derecho a seguirla propia convicción
personal, sino también el derecho a expresar públicamente la fe como
miembros de una comunidad».
Multiplicar del diálogo en diferentes órdenes es apostar por el
entendimiento. Para lograrlo es necesario reconstruir la imagen que
tenemos del otro.
Ni occidente ni oriente son un todo homogéneo, pretender esto es caer
en una actitud simplista que nos dará una idea alejada de la realidad.
Comprender, para que así el tránsito de Oriente y Occidente no sea de
contradicción, rechazo o indiferencia, sino que se edifique sobre una base
de respeto y enriquecimiento mutuo, recordando que las consecuencias
de la diversidad las sufrimos los humanos desde siempre, y a pesar de
todo, lo común nos identifica cada vez más.
El mundo ha acortado como nunca sus distancias. La era de la múltiple
comunicación y la súper tecnología debe ser acompañada con una visión
humanista proporcional al grado de avance, entendiendo que el devenir
de la condición humana está comprometido en términos de clara
responsabilidad que afectan a nuestra vida cotidiana en cualquier rincón
del planeta. Cambiar la percepción social, las imágenes prejuiciosas,
seleccionar la información que consumimos nos hará crear un ambiente
armónico.
El diálogo entre culturas será sin duda el elemento que dará vuelta la
página de la historia y le pondrá un título nuevo a la cuestión "Oriente
versus Occidente", para redefinirla por el bien de la humanidad, y rotularla
"Oriente Y Occidente".
Desde el Islam se proclama: «¡Oh Humanos!, ciertamente os
creamos de un hombre y de una mujer y os dividimos en naciones y
en pueblos para que os reconozcáis. Por cierto que el más honrado
de ustedes ante Dios es el más piadoso» (El Sagrado Corán, 49:13).
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