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www.historiadevigo.org
por la
l3octora ASCENSION MAS-GUihTDAL
Académico C. de la Real Academia de Farmacia.
Madrid.
2
Oleaeque Minerva investris, uncique pzr,er monstrator uratri, dice Virgilio en sus Geórgicas (lib. 1,
V. 15-19): tMinerva, que nos da el olivo; niño, inventor del arado» (1). Palas Atenea, la Minerva romana, en s u lucha con Poseidón por el predominio
de la ciudad, hace brotar del suelo con u n golpe a e
su lanza el olivo. A s u lado, el dios crea con s u tridente una fuente de agua salada (2).
Ceci-ops, encargado de decidir quién h a de d a r nombre a la ciudad, es desobedecido por la mayoría de
los habitantes de la Atica a l negarse a adoptar el
culto de l a diosa protectora de la agricultura. Su proximidad a l m a r les ha hecho piratas; Neptuno es s u
dios tutelar. Así nos dice Virgilio: Tuque o cui prim a frementem, Fuclit equum mGgno tellus percussu
fridenti (3).
Según una leyenda, Cecrops es portador desde Egipto del olivo. P a r a otros nace de l a maza de Heracles (Hércules), a l clavarse en el suelo (4). Elais,
u n a de las hijas del rey Asirio, recibe de Apolo el
don de transformar en aceite lo que toquen sus mailos.
Ipse, caput tonsae foliis ornatus olivae, dona feYam: «Yo, la frente adornada con un ramo de olivo, coronaré a los vencedores» (Geórg., lib. 111, v. 2122). Símbolo de paz y de victoria, tanto en 12s vanateneas como en los juegos olímpicos, los vencedores reciben coronas hechas con hojas del árbol sagrado de la Acrópolis, y del que Heracles Iia traído del país de los hiperbóreos (5).
Aristeo, <el mejor dios», hijo de Apolo y de Cirene, cultiva por primera vez el olivo. Las leyes a t e nienses son severísimas con los que causan daño a
este Bi-bol. En las guerras lacedemonias, los espartanos que saquean el Atica lo respetan por temor a
la venganza de los d i o s 3 (6).
Aparece Atenea (Minerva) con el ramo de olivo
en la mano (Pacífera). Delante de los templos s e
plantan olivos, de cuyas ramas penden ofrendas y
armas antiguas (7).
refiere a Aristeo (del griego, aristaios, el excelente).
(1) Se
Segun
una leyenda. había ido desde Libia a Cerdeña y Sicilia
para enseñar el cultivo del campo.
nunca iué fuente. sino un conducto en co(2! F n realidad,
municación
con una cisterna puesta bajo el Erecteo. Más tarde,
en la parte norte del vestíbulo se colocó el tridente.
(3) Otros sostienen que el pueblo. reunido en magnn asan?blea. siguiendo las indicaciones del oráculo, otorga tal honor a
la divinidad que produzca una invención más útil.
(4) Era frecuente hacer los cayados de inadera de olivo. Así
leemos en Virgilio:
Frigida viz coelo noctis deceserat umbru.
quam ros in t a e r a pecori pratissima hsrbn,
incumbe>ts tereti Damon sic coepit olivae.
<<Lasombra fría de la noche. apenas abandonado el cielo, el
rocío dulce a los rebaños, brillaba todavfa sobre la tierna hierba. cuando Damon, a n o ~ a d osobre su cayado de olivo, comenzó
así: » (Bucol., églo. VIII, VV. 14-16).
(5) Temístocles es coronado de olivo después de la batalla
de Salamina.
( 6 ) Está prohibido quemar su leña.
(7) Se lee en Virgilio: <Ve aquí cuatro alta1.e~. Danhne, dos
Las ultrajadas Dania y Augeria, desesperadas, se
han ahorcado, sumiendo a l país en l a esterilidad.
Obedeciendo a l oráculo, cuenta ílerodoto, los habitantes de Epidauro marchan a Atenas en busca de madera de olivo p a r a construir las estatuas de estas
vírgenes. Los atenienses acceden, a condición de que
todos los aPos sean enviados delegados que celebren
sacrificios a Rlinerva.
E n honor de Dyonisos, dios del vino, se celebrxn
fiestas en Atenas. E l coro canta las excelencias de
los diversos frutos, que, junto con pedacitos de lana
blancos y morados, cubren l a rama de olivo llevada
procesionalmente por un muchacho, cuyos padres deben vivir todavía. La procesión llega al templo, d+
positando en la puerta el ramo sagrado (8).
Desde Atenas marcha todos los aZ06 a Delos la
nave adornada de olivos que lleva a los delegados
encargados de sacrificar a Apolo e n recuerdo de la
gloriosa hazaña de Teseo en l a isla de Creta. Al embarcar p a r a ésta, el héroe ofrece a l dios una rama
del m t e elain de l a Acrópolis adornada con lana
blanca. E s t a ofrenda (eiresicne) es imitada por Grecia y Roma. Los suplicantes se presentan delante de
las divinidades con ramas de olivo envueltas en lana.
Reminiscencias del eiresione hel6nico parece s e r el
a p m , borla que corona el bonete del flamen Dialis
romano ( 9 ) .
Algunas monedas atenienses nos demuestran la
asociación de la luna a l olivo. En u n tetradracma
s e ve claramente l a lechuza de Atenea, y en l a parte superior, una rama de olivo con media luna, ide11tificándose la diosa y el astro con el nombre de Glaukopis (10).
Lcls curetas de la isla de Creta celebran todos los
años ur,a carrera para elegir el Icoz~rccs, que recibe
como símbolo de s u cargo de d,uimón d e l a vegetación una rama del árbol sagrado por antonomasia:,
el olivo.
E l oráculo de Delfos contesta a Ifito que, para coronar a los vencedores, tome las ramas del olivo silvestre en a q u e l momento rodeado por l a sutil telaraña». E n t r e los olivos del temenos, Ifito encuentra
en ti1 honor, loa otros dos en honor de Apolo. Todos los años yo
t e ofreceré dos copas donde brillará la espuma de una leche nueva 3, dos vasos llenos del untuoso jugo del olivo.))
E n quator aras:
Ecce dzim tibi, Daphni, d w altaria Phoebo,
pocda bina novo spumatia lacts quotannis,
cratmasque duo statuam tibi ginoufs olivi.
(Bucol., églo. V. VV. 65-68.)
(8) Había sido instituida esta solemnidad para acabar con.
un período de sequedad y miseria que diezmaba a la poblacidn
ateniense.
(9) Los sacerdote8 de JúpiLer llevan adornndo el gorro con
una ramita de olivo.
(10) A manera de blasón, luce en su escudo una luna llena
la propia diosa, apareciendo en las esLatuas de sus servidoras
nimbos lunares. En un antiquísimo santuario de la isla de Creta se ven unidos el dios sagrado con la diosa Luna.
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uno cercado de telarañas, y construye una valla alrededor.
Al igual que los selloi de Dodona, que duermen.
sobre el suelo (chamaei.yna2) para sacar de la tier r a sus oráculos, los curetas lo hacen sobre verdes
hojas de olivo. En Olimpia encontramos el orácul3
Tierra y el culto a Demeter Chamyne, cuyas sacerdotisa~tienen sitio de honor en los juegos de Zeus.
Según Pausanias, los vencedores deben ser coronados con olivo silvestre, del que crece en la par%
occidental del templo de Zeus, y que haya sido cortado con una hoz de oro por un rriuchacho que tenga vivos a sus padres. Vemos, pues, que antes de
atribuirse a la luna, pertenece y simboliza a la
tierra.
Los vencedores olímpicos en las carreras de carros son para Cook los sucesores lineales de los antiguos monarcas-personifican a Zeus-, cuyas pretensiones al reino decide la carrera, reinando un periodo de cuatro años (ocho a l principio), a l final de los
cuales es celebrado otro concurso para designar a l
rey. «Ciertamente-añade
Cook-,
el carro tirado
por cuatro caballos, que eran los Únicos admitidos en
e! certamen, se asimilaban a l dios Sol, que era imaginado correr de esa manera en la inmensa pista
del cielo, mientras que la corona del olivo sagrado
que se ceñía a las sienes del ganador era idéntica
a la guirnalda que coronaba a la imagen del padre
de los dioses de Olimpia.»
Para otros autores, entre ellos Frazer, la joven
vencedora en la carrera que cada cuatro años se
celebra en honor de Hera en Olimpia representa, a
su vez, la esposa del dios, simbolizando los dos vencedores, hombre y mujer, el matrimonio de Zeus con
Hera, celebrado en la mayor parte de las poblaciones
griegas (11).
Cuenta Herodoto que Jerjes, antes de la expedición a Grecia, sueña llevar sobre la cabeza una
corona de olivo cuyas ramas llegan hasta el suelo,
desapareciendo esta corona momentos después. A su
llegada a Laodicea, un plátano se transforma en
olivo, como presagio de la victoria de los griegos. Er
nombre de los ramos de olivo que llevan en la mano,
los atenienses piden al oráculo de Delfos una respnesta favorable. Tigranes, ante Jerjes, reprende x
Mardonio por haberle inducido a l a guerra contra
un pueblo que en los juegos olímpicos se conforma
con una corona de olivo, que no lucha por deseo de
riquezas, sino por amor a la gloria y virtud cívica (12).
I-Iércules ordena que a su muerte su cuerpo sea
consumido en una pira de troncos de olivo y roble,
cuyo fuego ha de encenderse frotacdo dos trozos de
madera de dichos árboles (elemento masculino y femenino). En la Eneida vemos a los troyanos rociando en los funerales de Miseno a los asistentes con
el agua lustral por medio de una rama de olivo (13)
Pitágoras, dice Gubernatis, canta al son del arpa
los versos de Homero, comparando a Euforbio, derribado por los golpes de Menelao, a un soberbio
olivo. En Eurípides, Creusa hace reconocer a su hijo
Ion por los objetos encontrados en su cesta (velos
bordados, un collar y un ramo de olivo arrancado del
primer tronco inmortal que crece en la roca de Minema).
(11) .Según la leyenda, Hipodamia instituye esta carrera en
agradecimiento por su matrimonio con Pélope.
(12) Una rama de olivo es lo que se lleva como recompensa
e! sabio Epiménides por sus consejos Y remedios a la ciudad de
Atenas durante la peste. Milcíades pide de premio por la batalla
de Maratón una rama de olivo, que los demócratas encuentran
excesivo. Ko ha vencido solo, y se lo rehusan.
(13) Los difuntos que van a la pira son coronados con ramas
de olivo.
1
T'
De olivo es la maza de Polifemo, ut: ia Cuai saca
Ulises una astilla para vaciar el ojo del cíclope. A
su regreso a Itaca, cuenta a su fiel Penélope Que de
un hermoso tronco de su cercado ha tallado el tálamo nupcial.
Refiere Pausanias que los habitantes de Cefalonia
modelan la estatua ,de Baco en madera de olivo, y
que los de Elea alfombran con sus flores los altares.
En tiempo de Plinio subsiste ahn el olivo, a l cual Argos ata a la desgraciada 10, transformada en vaca.
Encontramos en Roma el culto de los dioscuros,
importado de la gran Grecia; la elaia, con sus simbólicas ideas, es debida a los griegos. Los triunfadores son coronados de laurel; pero, según Aulio
Gelio, los ministri triumphantium, que les acompañan, llevan coronas de olivo, y en la oratio, éste reemplaza al laurel. Durante los idus de julio se verifica la transvectio equitum; los caballeros se presentan a caballo con la frente ceñida con una corona de
olivo.
El antiguo mito del s ~ yl la luna es resucitado
por Heliogábalo a l trasladar a la diosa luna Astarté
desde Cartago a Roma después de unirla en solemne
matrimonio con la imagen del dios Sol, ordenando
a los súbditos del Imperio sea celebrado el acontecimiento. <Los juegos Herea nos transportan a l antiguo año lunar que precedió a la combinada penteria solar y lunar. Al igual que en Atenas, encontramos aquí también asociadas la luna con e i olivo,
apareciendo igualmente la vaca cornuda, parte de
cuya carne corresponde a la virgen que ha ganado
la carrera. El comer esta porción de carne y el ostentar la corona de olivo simbolizan que la virgen
victoriosa era en sentido especial identificada con la
luna. La muchacha se convierte en la hipodameia
del año y en la escogida para el matrimonio sagrado.,
Los novios llevan en Roma coronas o guirnaldas
de olivo. Atributo de los guerreros vencedores, para
los augures, el olivo herido por el rayo es presagio
de guerra.
E1 olivo cultivado es el bñara de los botánicos y
poetas. FIomero: I-16~6' wc X ~ C L ' hF~~p ~& v o qr a v G q ~ ~ h h o <
E harq.
«He allí, a l fondo del puerto, el olivo espeso que
lo domina con s u vasto follaje» (OdLsea, XIII, 346).
TU
x.
T.
6C xz6eropk\ro r ~ p xap&
i j ~ ícu6pÉv' Ehaiqc, @pz<ioOqv,
1,
«Los dos se sientan debajo del olivo sagrado para
deliberar» (Ibid., 372).
Teócrito: R k l h e x t . r w 6 ~ T& ~ O O X T U , TUS yÚp E ? a r a <
76v 6ahh6v T ~ ~ ~ O VTÚT Slicnocc
L
(Idi.!., IV, VV. 44 y SS.).
«Arroja tus becerros de estas colinas, porque estas pobres bestias rumian las ramas tiernas del
olivo.»
Este E h a i a es el latino Olea, del que nos habla
numerosas veces el poeta amante de la Naturaleza,
Virgilio :
Lenta salix quantum pallenti cedit olivae
puniceis humilis quantum saliunca rosetis,
judicio nostro tantum tibi cedit Amyntus.
(Eglog., V, w. 15-17.)
«Tanto el pálido olivo se eleva sobre el flexible
sauce como t ú sobresales, a mi juicio, sobre Amintas.,
< E s preciso distinguir las diferentes especies de
olmos, de sauces, de lotos, de ciprés. Los olivos no se
presentan siempre bajo una sola y misma forma; redondos aquí, oblongos allá; otras veces amargos,
son buenos para prensar,, dice en el libro 11 de ias
Geórgicas (w. 83-86) :
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TOMO
IX - NÚM. 74
M E D I C A M E N T A
Praeterea genus haud unum, nec fortibus ulmis,
nec salici, lotoque, neque &eis cypa?-issis;
nec pingues unam in faciem nascuntur olivae,
orchades, et radii, et amara pausia bacca ...
Sed gravidae frxges, et L3ach.i Masskus humo?
irmplevere; tenent oleas que a m m t p q u e laeta.
«Mas las espigas cargadas de grano y el Masico
querido a Baco abundan en estas comarcas, llenas
de olivos y de alegres rebaños» (Geórg., 11, w. 143144) (14).
Sed tamen et quernas glandes tum stringere tempu;
et laum baccas, oleamque, cruentaque myrthe.
(Geórg., 1, w. 305-306.)
<El invierno, mientras tanto, sus ocupaciones; se
despoja la encina de sus glandes: se recoge la oliva,
la baya del laurel y la del mirto.,
El olivo silvestre (cotinus de Teofrasto) es conocido de los romanos. Ovidio, en sus Metmorfosis, describe la transformación del desvergonzado pastor
Apulo en el despreciable Oleastro. «Nada más amargo para el hombre-dice L u c r e c i ~ q u elos ramos del
acebuche, (VI, v. 97) (15).
Virgilio se refiere a su sabor amargo: Z~felixsuperat foliis oleaster m a & (Geórg., 11, v. 314). Y
en otro lugar nos dice:
Difficiles primum terrae, collesque muligni,
tenuis ubi argilla et dumosis calculus arvis,
Palladia gaudent silva v i v m s olivae.
Indicio est tractu surgens oleaster eodem
plurimus, et strati baccis silvestribus agrz'.
(Geórg., 11, w. 179-184.)
«En primer lugar, estas tierras rebeldes, estas colinas ingratas, apenas cubiertas de una ligera capa
de arcilla; estos campos erizados de guijarros y de
zarzas, aman los retoños vivaces del árbol querido
de Pallas. Esto lo prueba el gran 'número de olivos
salvajes que crecen en este mismo lugar y la tierra
sembrada de sus amargos frutos.,
Tu a u t m cum oleaster esses ... aY si alguno de
las ramos fué quebrado, y t ú siendo acebuche, fuiste
ingerido en ellos y has sido participante de l a raíz y
de la grosura de la oliva, no te jactes; t ú no sust e n t a s l a raíz, sino la raíz a ti, (San Pablo, Epist.
ad Bom., cap. 11, VV. 17-18).
En el simbólico lenguaje de la Biblia, el olivo aparece con frecuencia. El hombre impío es comparado
con él por Elifaz; sus flores caen antes de que puedan dar sazonados frutos. Los hijos sentados alrededor de la mesa del padre son los retoños del olivo
agrupados al lado del tronco principal (Salmo 127, 3).
«Y volvió por la tarde, trayendo un ramo de olivo con las hojas verdes en su pico, con lo que entendió Noé que habían cesado las aguas sobre la tierra,
(Génesis, cap. VIII, v. 11). «Es notable la circunstancia-dice Talegon-de que las hojas del ramo estaban verdes, después de muchos meses sumergidas
en el agua; no sólo los Santos Padres, sino Plinio y
Teofrasto, creen que pueden conservarse frescas en
el agua por mucho tiempo, sino que quizá el olivr:
fuera susceptible de fructificar en este líquido.,
(14) Contra, non uüa sst olek cultura. «El olivo, por el contrario, no pide cultivo» (Geórg.. lib. 11, v. 420); et polen tarde
erescentia olivae (G&g., lib. 11, v. 3).
(15) Teofrasto, Lobelio, Mathiolo Y otros autores nos hablan
de acebuches más espinosos que los conocidos hoy, especialmente
los que vegetan en Tnacana y muchas islas del mar Adriático,
de fruto pequeño, arrugadq y amarguísimo.
5r
Exaltata sum quasi oliva specwsa ..., dice el Eclesiástico (cap. XXIV, v. 19): <Me he elevado conlo r
oliva vistosa en los campos., Simón, hijo del gran
sacerdote Onías, representa un olivo cargado de hermosos y maduros frutos. El Señor da a Judá el nom- F
bre de olivo fértil; pero después, a una voz suya,
prende en 61 un gran fuego, quedando abrasadas todas sus ramas (Jeremías. XI. 16).
Siempre verde, es símbolo de la prosperidad \
(Isaías, XLI, 19), y un emblema de la protección pacífica (Macabeos, XIV, 4). En la visión de Zacarías,
las dos ramas cargadas de frutos a los dos lados del
candelabro simbolizan a los dos ungidos del Señor:
Jesús y Zorobabel (Zacarías, IV, 3, 11, 13).
En el apólogo de Jonatán, todos los árboles escogen al olivo por rey y señor (Judith, IX, 8), representando en el Apocalipsis los dos olivos los dos testimonios de Cristo (XI, 4).
Por su abundancia en olivos, Jerusalén es sinónimo
de avisión de paz,. Chateaubriand cita ocho olivos
que subsisten en el Cedrón como testigos de la pridicción del juicio final por Jehová, comparándolos al
que existe todavía en Atenas, coetáneo de su fundación. En los devastados campos de Morea, el sabio
viajero contempla miles de olivos <cuya herencia de
Aristóteles devoran en su harén en Constantinopla
los turcos. Vi en aquellos lugares las manos drl
griego esclavo empapadas inútilmente en aquellas
olas de aceite, que en otro tiempo prestaron vigor
a sus padres para triunfar de los tiranos.,
Sería preferible, según Talegon, la voz jhets-schémen (árbol oleoso, de grasa), que se traduce por olivo silvestre, acebuche, a la de jhets-haxzuyit (árbol
de las olivas), fundándose en que el primer olivo que
se conoció fué el espinoso, que dejó de serlo por 21
cultivo. «Atendida la primera significación, de ella
parte el etaia (aceite) con que siempre le conocieror?
los griegos, si bien en sentido simbólico representa
la piedad y paz, según los profetas y los poetas de ,
todos los tiempos.,
Sentadas a la puerta del templo las mujeres «presentadas,, queman en Babilonia unas tortas hechas
con huesos de aceituna molidos. Su humo, según los
comentaristas, atrae el amor de los hombres (libro
de Raruch, VI, 43) (16).
Para los cristianos, el olivo es símbolo de paz. El
Domigo de Ramos reemplaza a la palmera en casi
toda Europa meridional (salvo España). Decora en
Sicilia la barca del pescador o los mulos de los carreteros. Los labradores lo plantan en medio de sus
sembrados para asegurar la cosecha, siendo garantizada ésta contra el pedrisco si se arrojan al fuego
el Domingo de Ramos algunas hojas de olivo (Lombardía).
En este mismo día, las j6venes de la campiña de
Arpino (Italia meridional) conocen el grado de cariño de sus novios por el color de la cinta que rodea
el ramo de olivo que les traen de la i~lesia.Los aldeanos de la campiña de Chieti, en los Abruzzos,
que han sufrido algún revés amoroso, investigan en
el porvenir arrancando una hoja verde del ramo
bendito, que adaptan con cuidado a un tizón. La hoja
crepita, se abre y va a caer a cierta distancia del
fuego. Si se la encuentran en sentido contrario a l que
e
(16) Respecto a esta vergonzosa costumbre descrita por Herodoto y otros autores, el código de Hamurubí Y documentos encontrados en las excavaciones, nos muestran tres clases de mujeres «presentadas, al templo. Las entu, o preladas, son las esposas del dios, casi siempre de sangre real (la hija de Sargón,
Agadé, es consagrada por su padre). Más numerosa es la segunda categoría; es la que Herodoto ha visto en fila en el templo, Y
que vuelven a sus casas consagradas. Existe todavía un grado
inferior. dc sirvientes donadas. De ellas nos habla el Deutmonomio. (XXIII. 18).
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N E D I C A M E N T A
se puso, s e reconquista el perdido amor; pero s i está
en la misma dirección, no queda más solución que
resignarse (17).
«El mismo uso existe en Umbría l a víspera de Reves o Dor Pascua de Pentecostés. Las jóvenes aue
quieran saber si s e casarán durante el año, van ;odas desnudas (18) a coger u n a rama de olivo verde.
Arrancan una hoja, la humedecen con saliva y la
arrojan a la chimenea, pronunciando estas palabras:
TOMOIX - NÚM. 74
sin moverse, debe abandonarse toda esperanza. de
casamiento, (Gubernatis).
L a suegra d a la bendición nupcial a s u nuera en
un canto popular de Umbría por medio de una rama
de olivo:
T e benedico colla palma del ulla (del olivo),
possi porta la pace a casa m& (19).
Si l a hoja salta tres veces, o, cuando menos, s e
vuelve, se encontrará marido; si l a hoja s e quema
Existe la creencia en Piamonte de que las brujas
s e abstienen de penetrar en las casas donde hay unn
rama de olivo bendito. < E n Roma y Toscana-dire
Gubernatis-,
el pueblo que cree en el mal de ojo
derrama gotas de aceite sobre el a g u a para saber si
el aojamiento h a prendido o no.,
( 1 7 ) Este ramo adornado es u n a especie de mavo, d e basMn
de mando.
(18) Por lo menos, así se pretende que vayan para que el hor6scopo sea com~leto.Plinio nos habla de la virgen desnuda que
debía escupir con el enfermo cuyos tumores se quería curar por
tres vei:es, diciendc>: eOp6nese Apolo a que pueda crecer el nial
que a p aga la virgen desnuda.,
í 19) E n La sueura del diablo. «Fmnán Caballero»
nos cuentri :
*cuando los novios-se iban a retirar a l a cámara nupcial, llam6 la
t í a Holofernes a su hija, y la dijo: "Cuando estén ustedes recogidos en su aposento. cierra bien todas las puertas y ventanas ;
tapa todas las rendijas, y no dejes sin t a p a r sino únicamente el
agujero de la llave. Toma en seguida una rama de olivo bendito, y ponte a pegar con ella a tu marido hasta que yo te avise."»
Si me vuo'bene, salta, salti chz'a;
si me vuo'male, s t a fissa, fissa.
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