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CARLOS ALBERTO JIMÉNEZ V.
Magister Comunicación y Educación
Profesor Titular Universidad Libre Seccional Pereira
LÚDICA Y NEUROAPRENDIZAJE
CARLOS ALBERTO JIMÉNEZ V
Para nadie es un secreto que aprendemos con mucha facilidad aquello que nos
produce goce y disfrute, utilizando herramientas lúdicas de aprendizaje, ojalá
acompañado por el cariño, el afecto y la comprensión que necesita el ser
humano. En este sentido la Educación debe ser interpretada como un proceso
de cooperación y solidaridad, especialmente en el desarrollo de actitudes
compasivas y altruístas, y no de procesos relacionados con la instrucción, o
con la comunicación dentro de modelos unidireccionales (Emisor - Receptor),
que tanto daño han hecho a nivel pedagógico y que infortunadamente son los
paradigmas que actualmente se convalidan en la escuela y en la universidad.
El juego, al igual que el deseo, el goce, o cualquier otra emoción, es un
producto mental del cerebro humano. En todo el proceso mismo del juego se
producen neurotransmisores, hormonas, péptidos, moléculas de la emoción,
que necesariamente activan algunas aéreas del cerebro , en especial todas
aquellas ligadas al sistema límbico. Recordemos que el sistema límbico se
encuentra conformado por una serie de núcleos localizados en la parte interna
y lateral de los dos hemisferios cerebrales. Desde allí largos ases de fibras
nerviosas se conectan con muchas partes del cerebro y luego con todo el
cuerpo humano a través de la médula espinal. En este equipo emocional
subyacen la alegría, el miedo, el placer, la huida y el ataque que hace el ser
humano cuando se ve en una situación de estrés.
En el sistema límbico se encuentra la amígdala lateral, la cual incide en el
afecto, la cooperación y la solidaridad que produce el juego en el aprendizaje.
Lo mismo sucede con el séptum, una zona límbica que se encuentra muy
ligada al placer y al goce. Por otra parte, también se activa el hipocampo
reforzando todos aquellos procesos relacionados con la memoria. Ahora bien,
uno no aprende a jugar, nace jugando ya que toda la información cognitiva de
carácter lúdico subyace en la memoria filética1 del ser humano, gracias a esta
nacemos con la capacidad de saltar y jugar desde el ambiente intrauterino.
También existen otras áreas vinculadas al juego, y en especial, al afecto y al
amor que implican la implementación en la escuela, de muchos juegos de rol
Es la memoria innata que contiene el sistema nervioso y se refiere a toda la información propia de
nuestra especie y de otros que heredamos.
1
culturales y sociales que hacen que el núcleo caudado produzca una gran
cantidad de moléculas de la emoción como son las endorfinas y otros
neurotransmisores, los cuales hacen que el sujeto entre en estados de
sedación y embotamiento similares al consumo de drogas sicodélicas o
sicotrópicas.
El solo hecho de que los procesos evolutivos del ser humano desarrollaran las
áreas cerebrales intelectuales, y las áreas vinculadas al placer (séptum –
núcleo caudado – amígdala lateral), sobre otras vinculadas a la agresividad y a
la depresión, nos ayuda a comprender cómo las actividades lúdicas permiten al
ser humano reorientar su vida hacia actividades constructivas en todo lo
relacionado con el aprendizaje, la creatividad y la aplicación del conocimiento.
También el placer, el afecto, la solidaridad, la cooperación que producen las
actividades lúdicas permitirán la construcción de una vida social y comunitaria.
En el ser humano existen tres tendencias básicas de comportamiento (placer,
afecto, agresividad), que tienen, como ya se ha planteado, una directa relación
con determinadas áreas cerebrales que han permitido fortalecer, entre muchas
otras cosas, todos aquellos procesos relacionados con la educación, la
socialización y la culturalización. Lo anterior ha permitido un verdadero proceso
de desarrollo humano, que en últimas, podrá superar la agresividad y la
animalidad humana. Protino, al respecto, nos dice con mucha sabiduría, que el
ser humano se encuentra suspendido a medio camino entre los dioses y las
bestias, lo cual tiene mucho sentido, ya que a pesar de encontrarnos en la
primera década del siglo XXI todavía muchos seres humanos tienen
comportamientos hostiles y delictivos.
Con respecto a lo anterior, la nueva Educación debe ser la encargada, no sólo
de la construcción del conocimiento y de la cultura, sino de regular con
estrategias lúdicas, en especial, utilizando el juego, todos aquellos instintos,
impulsos, o las pulsiones relacionadas con la agresividad o la muerte. Los
nuevos ambientes lúdicos inteligentes en la educación, permitirán fortalecer la
esfera de los valores, y en especial, el afecto, la creatividad y la solidaridad,
para facilitar la vida cultural en la sociedad humana. También las evidencias en
el terreno de las Neurociencias demuestran a nivel neurofisiológico que el neocórtex se expanda para que el sujeto se potencie intelectivamente y le permita
neuromodular y regular los impulsos básicos relacionados con la animalidad.
Recordemos que también en el neo-córtex se almacena la memoria mediante
procesos ligados a la neuroplasticidad y el aprendizaje.
PLASTICIDAD CEREBRAL Y APRENDIZAJE
Al nacer el niño ya se encuentra equipado con cien mil millones de neuronas,
las cuales no aumentan en la vida adulta, por el contrario, decrece su número.
Sin embargo, en el momento del parto el cerebro del bebé pesa alrededor de
360 gramos, con respecto al del adulto (1400-1500 gramos), el crecimiento del
volumen cerebral en las primeras fases infantiles (0-5 años), es consecuencia
no del aumento del número de las neuronas, sino del gran incremento de
interconexiones entre las dendritas de las neuronas, debido al desarrollo de los
axones y de las ramificaciones eferentes y aferentes, y en fin, a todos aquellos
procesos que permiten sinapsis( inclusive a la descomunal cifra de diez a la
catorce), y procesos de asociaciones neuronales en los cuales cada neurona
se puede comunicar con otras diez mil al mismo tiempo, es decir, toca y a su
vez, es tocada por otras diez mil, demostrando conexiones que se pueden
comparar a nivel cuantitativo con todos los átomos existentes en el universo.
En síntesis, tenemos alrededor de un billón de billones de contactos neuronales
con un simple pensamiento. He ahí la complejidad humana.
Estos son algunos de los motivos por los cuales la educación embriónica se
debe fortalecer. A los dos años de edad, a diferencia del recién nacido, las
neuronas parecen una gran maraña de pinos enredados y entrecruzados por la
gran cantidad de interconexiones que existen, que permiten, entre muchas
otras cosas, que pensamiento y lenguaje se unan y el niño comience a
desarrollar los procesos culturales y racionales que exige su contexto cotidiano.
También en dicha edad es donde se realiza el mayor aprendizaje sensorial
motriz y de reconocimiento de personas. En otro sentido, para nadie es un
secreto que un bebé abandonado o poco estimulado se desarrolla con mucha
lentitud y no puede tener los diferentes operadores cognitivos para un buen
aprendizaje en su vida infantil y adulta.
La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el sistema nervioso para poder
incrementar el número de ramificaciones interneuronales y sinapsis, a partir de
estímulos, percepciones, sensaciones, emociones que actúan sobre el córtex
cerebral en donde existe la mayor cantidad de neuronas asociativas. Por otra
parte, se podría comprender con facilidad la base fisiológica o estructural del
aprendizaje desde el punto de vista de las Neurociencias o desde la
Neuropedagogía.
El aprendizaje desde estas perspectivas se puede estimular a través de la
administración repetitiva de impulsos nerviosos por medio de procesos
pedagógicos conductuales como actualmente se hace en la Educación
tradicional. También se puede fortalecer de una forma mucho más productiva y
asertiva, a través de procesos lúdicos recreativos, donde la lúdica puede tener
mucho más eficacia a nivel metodológico que los modelos de instrucción
existentes. El aprendizaje desde el punto de vista de las Neurociencias tiene
que ver básicamente con el reforzamiento de la sinapsis como la base
fundamental de la memoria tanto implícita como explicita. Por el contrario para
la Neuropedagogía el aprendizaje tiene que ver más con procesos de
comprensión, que de asimilación de información. La comprensión desde esta
perspectiva requiere de “relacionar” o de “asociar” a nivel mental información
significativa y contextualizada.
Desde estas perspectivas Neuropedagógicas, un proceso educativo que logre
a través de herramientas lúdicas que las dendritas sean mucho más
ramificadas y produzcan más sinapsis, podrá generar mayor posibilidad de
aprendizaje, debido a que se produce mayor cantidad de señales y de
almacenamiento de las memorias fundamentales del proceso de aprendizaje.
Recordemos que uno no aprende a jugar, nace jugando ya que toda la
información de carácter lúdico asociado con el aprendizaje subyace en la
memoria filética del ser humano, gracias a esta memoria nacemos con la
capacidad de saltar, jugar con el cordón umbilical. Estos aprendizajes que
podríamos llamar genéticos son iguales para toda la especie humana. Por lo
tanto, no debemos aprenderlos sino desarrollarlos y cultivarlos para que
lleguen a su máxima expresión, cuando asociados con la creatividad y las
inteligencias múltiples se podrán gestar productos y saberes nuevos para el
desarrollo de nuestra sociedad y de nuestra cultura.
Podríamos afirmar que el juego en la Educación no debe ser interpretado como
una actividad o un medio, como muchos lo consideran, sino que el juego hace
parte de todas las manifestaciones sociales y culturales del ser humano como
su condición básica de existencia desde la infancia hasta la vejez, debido a que
somos seres lúdicos por naturaleza.
En síntesis, podríamos afirmar que el acto del aprendizaje no es como muchos
lo creen para cambiar a las personas, sino que este proceso implica
comprensión y transformación. En este sentido, es difícil cambiar al ser
humano a nivel cultural y neurofisiológico, ya que solo suceden
transformaciones sutiles que nos permiten tener una visión cada vez diferente
sobre un determinado contexto. En lo pedagógico, el objeto de estudio de este
problema no debe ser la transmisión del conocimiento o la enseñanza, sino la
comprensión y de manera muy especial entender al hombre como un sujeto
lúdico, biológico, síquico, social y cultural. No obstante, se hace necesario
cambiar radicalmente el concepto que tenemos de Educación, muy ligada al de
instrucción, e introducirnos más bien al de formación, comprensión o desarrollo
humano, donde primero deben primar los sujetos colectivos lúdicos y luego el
conocimiento.
La mayoría del aprendizaje humano se produce en la corteza cerebral, a través
de los mecanismos de comunicación inter neuronal (sinapsis), que se producen
desde los estadios más tempranos del desarrollo embriónico. Estos procesos
ligados a la memoria genética, en la que cada célula humana contiene en su
ADN el programa bioquímico, permitirá el proceso de organización y
funcionamiento de las proteínas que configuran las funciones específicas del
cerebro. Lo anterior originará los diferentes cambios estructurales en el cerebro
humano (neuroplasticidad).
Estos cambios son el producto tanto de las experiencias que tiene el embrión
frente los estímulos externos del contexto, como de productos internos de su
vida psíquica en desarrollo. En la cuarta semana de gestación se encuentra ya
formado en el embrión el tubo neural, del cual se origina la formación de todo el
sistema nervioso, el cual se encontrará completamente formado al quinto mes
con una capacidad de 100 millones neuronas. Desde las sexta semana las
células madre (neuroblastos), que va a dar origen a las neuronas se
reproducen de una forma caótica y exagerada a un ritmo de mil millones por
día (durante los primeros cinco meses), en el cual se establecen las primeras
conexiones neurales para poder desempeñar determinadas funciones
específicas del cerebro humano.
La complejidad más grande de este proceso consiste en la migración neuronal
que deben hacer las neuronas desde las zonas más profundas del cerebro,
hasta las zonas más evolucionadas del mismo específicamente al córtex
cerebral. Lo anterior determinará en gran medida, tanto la formación externa
del cerebro, como el proceso de interacción neuronal entre el córtex y el
sistema límbico, especialmente cuando nos inundan las emociones en vez de
la racionalidad.
Todo le sucede al niño intrauterino, que se sumerge más en un campo de
tensión emocional, que de lógica y de racionalidad. Es así, como sus dos
hemisferios cerebrales son todavía lisos y no tienen la capacidad de
asociaciones neuronales que tienen sus primeros años de vida donde existe
mayor grado de neuroplasticidad, es decir, de la posibilidad del aprendizaje
social. Lo anterior, permite explicar en cierta medida la gran capacidad de
aprendizaje que tiene un niño frente a un adulto mayor.
EL SUEÑO PARADÓJICO
Las evidencias científicas actuales, han evidenciado contactos sinápticos en las
primeras fases de desarrollo fetal, en la que ya existe producción de moléculas
capaces de transmitir impulsos nerviosos, a través de las dendritas y de los
axones de las neuronas, conocidos como neurotransmisores. De hecho, son el
producto de fenómenos electroquímicos, que se producen al interior de las
neuronas. Además, al hacer contacto una neurona con otra (cada neurona toca
10.000 y a su vez es tocada por otras 10.000), se emiten señales eléctricas y
bioquímicas, que son posibles de evidenciar con las nuevas tecnologías
existentes en las cuales se ha encontrado desde las once semanas cambios de
posición del embrión, movimientos de succión al chupar el dedo y la mano,
risas y sueños, que se han podido registrar en patrones
electroencefalográficos. De modo similar, aparece el sueño paradójico, el cual
se encuentra regulado por deseos, ilusiones, miedos inconscientes que
demuestran una vez más la actividad mental cognitiva del feto, en contra de las
aseveraciones de muchos teóricos que plantean que el feto es una tabula rasa,
inclusive sin vida síquica.
La sinaptogénesis (comunicación entre neuronas), es el proceso más
importante en el desarrollo del cerebro humano ya que permite en forma
posterior el desarrollo de competencias cognitivas. Estas son entendidas como
las potencialidades del saber y del hacer que tiene el sujeto, para poderse
desenvolver en ambientes cambiantes para solucionar problemas nuevos. Lo
anterior le permitirá al ser humano el desarrollo de la inteligencia, entendida
como la capacidad de comprender, de transformar y también desde el punto de
vista de este libro, el de poder “disfrutar” en forma lúdica la realidad.
Aquí es importante señalar que las neuronas, que en las fases iniciales del
desarrollo humano no puedan establecer y estabilizar conexiones apropiadas,
por la presencia de ambientes pobres de aprendizaje social y educativo,
desaparecen de la cartografía cerebral, originando atrasos muy marcados en el
desarrollo de la inteligencia humana. Hoy las neurociencias han demostrado la
presencia de 10.000 circuitos cerebrales, que actúan coordinadamente con
10.000 módulos ínter neuronales encargados de los procesos cognitivos y
cognoscitivos, que le han permitido al ser humano construir conocimientos y
todo un entramado cultural que lo distingue de cualquier otro ser vivo.
CARLOS ALBERTO JIMENEZ V.
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