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CÁNCER Y EJERCICIO
Prof. Gerardo A. Araya Vargas, M.Sc. y 1Prof. Cinthya Campos Salazar, M.Sc.
1
Escuela de Educación Física y Deportes, Facultad de Educación, Universidad de Costa
Rica
2
Escuela de Ciencias del Deporte, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional
[email protected]
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1y2
La actividad física, juega un papel importante en la prevención del cáncer y también ayuda
a las personas que padecen de algún tipo de cáncer, a tener una mejor calidad de vida. Pero,
¿qué es el cáncer? El cáncer es una neoplasia. La neoplasia consiste en el crecimiento
anormal de tejido nuevo, y puede ser benigna o maligna. Otro término clave es tumor, que
consiste en un aumento descontrolado de células, que puede ser benigno o maligno. En el
caso del cáncer, este consiste en una neoplasia que se caracteriza por crecimiento
incontrolado de células malignas que invaden los tejidos que les rodean y desarrollan
metástasis en puntos distantes del cuerpo. Las metástasis consisten en la aparición de
células tumorales en distintas partes del cuerpo, lejos del sitio en donde se inició un cáncer.
Esto ocurre porque las células que forman un cáncer, pueden viajar por la sangre hasta
llegar a otros lugares del cuerpo, en donde multiplican los tumores. Hay diversos tipos de
cáncer, según su naturaleza y el sitio en donde se localizan. Entre los más comunes está el
cáncer de piel, el de boca, el de pulmón, el de colon y recto, el de pecho, el de próstata, el
de riñón, la leucemia, el cáncer de útero y ovario, entre otros. El cáncer es una de las
principales causas de muerte a nivel mundial. El panel de expertos de la fundación mundial
para la investigación del cáncer, publicó en 1997, un reporte donde concluyó que el fumado
era responsable de 7 de cada 10 casos de cáncer de pulmón y de cerca de la mitad de los
cánceres de boca, faringe, laringe, esófago y páncreas. Esto es importante saberlo, pues hay
indicios de que el fumado se inicia cada vez más temprano, entre los niños y jóvenes
costarricenses. Hay otros factores que se asocian con la aparición de algún tipo de cáncer.
La radiación excesiva, especialmente la luz solar, así como la exposición a ciertas
sustancias químicas, son fuentes de cáncer, como el de piel. Otro aspecto clave es la
herencia. Pero se estima que solo entre uno y dos de cada diez casos de cáncer, son
causados por la herencia. Otros factores como el ambiente y el estilo de vida, pueden ser
responsables de la gran mayoría de tipos de cáncer que aparecen a nivel mundial. El
desarrollo del cáncer se lleva a cabo en dos etapas básicamente: iniciación y promoción. En
la etapa de iniciación, un factor causa un cambio estructural o funcional en el ADN celular,
pero ese cambio no es tan severo como para provocar la muerte de las células, pero si es
estimulado, puede ocasionar que estas crezcan en forma anormal. En la etapa de promoción
del cáncer, un factor o grupo de factores, provocan que una célula que inició en cáncer se
multiplique y crezca exponencialmente, sin control interno o externo. La actividad física
puede actuar positivamente en cualquiera de estas etapas, pero probablemente, sus mayores
efectos se dan en la reducción de la promoción de tumores. La asociación entre cáncer y
ejercicio ha sido estudiada en seres humanos, para casos de cáncer de colon, recto, pecho,
endometrio, ovario, próstata, testículo y pulmón y existen unos pocos datos de los otros
tipos de cáncer y su relación con la actividad física. Numerosos estudios epidemiológicos,
incluyendo más de 13 mil casos de cáncer de colon y un mayor número de sujetos control o
sin la enfermedad, han demostrado una asociación inversa entre la actividad física y el
riesgo de sufrir de cáncer de colon. Esta asociación se ha visto en varones y mujeres y en
distintos grupos étnicos por todo el mundo. Es decir que, las personas que realizaban mayor
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cantidad de actividad física, tenían entre 10% y 60% menor riesgo de desarrollar cáncer de
colon, en comparación con personas que tenían niveles muy bajos de práctica de actividad
física. Con respecto al cáncer de recto, hay unos pocos estudios, pero estos indican que las
personas que son más activas físicamente, tienen un menor riesgo de sufrirlo. En relación al
cáncer de pecho, existen varias investigaciones que han demostrado una disminución entre
el 10% y el 80% del riesgo de sufrir este cáncer, en mujeres que se habían mantenido más
físicamente activas. Por ejemplo, un estudio examinó a 25 mil mujeres de Noruega y
encontró que las que tenían mayores niveles de práctica de actividad física en su tiempo
libre y que sus trabajos eran más físicamente activos, tenían una disminución del riesgo de
sufrir cáncer de pecho. Acerca del cáncer de endometrio, hay pocos estudios, pero estos
muestran que las mujeres que se mantienen activas físicamente, tienen entre 30% y 60%
menos riesgo de sufrirlo en comparación con mujeres que han mantenido estilos de vida
sedentarios o con poca actividad física. También hay pocos datos sobre el riesgo de
desarrollar cáncer de ovario y su relación con el ejercicio, pero sus resultados no son
consistentes como para hablar de un efecto protector. En cuanto al cáncer de testículo, un
estudio canadiense mostró que los varones que tenían mayores niveles de actividad física
recreativa, tenían una disminución de 30% del riesgo de desarrollar este cáncer; un estudio
en el Reino Unido, encontró que entre más horas se pasaba sentado, mayor era el riesgo de
desarrollar cáncer de testículos y entre mayor tiempo se dedicaba a hacer ejercicio, menor
era el riesgo; pero también, hay estudios que han encontrado mayor riesgo de cáncer de
testículos en personas que pasan mucho tiempo andando en bicicleta o montando a caballo.
Con respecto al cáncer de próstata, hay pocos estudios y con resultados inconsistentes, que
indican poco o ningún efecto del ejercicio. Hay pocos estudios que han evaluado el efecto
del ejercicio sobre el cáncer de pulmón; se ha encontrado una disminución de un 30% a un
50% del riesgo en varones con altos niveles de práctica de actividad física; algunos estudios
solo han encontrado beneficios para varones y no para mujeres; en otros estudios se ha
visto que varones que se ejercitan 4 horas o más por semana, tienen un riesgo 29% menor;
el efecto protector del ejercicio en el cáncer de pulmón se ha visto incluso en sujetos
fumadores. Aunque el rol de la dieta y nutrición en la prevención del cáncer no está
claramente definido, los expertos recomiendan una dieta rica en frutas y vegetales y alta en
fibra y baja en grasas. Hasta que la evidencia científica se establezca más claramente, sería
prudente recomendar que todo adulto se ejercite a un nivel moderado o mayor de intensidad
por al menos 30 minutos al día, la mayor parte de la semana. El ejercicio puede ser
aeróbico, como trote o caminata y se puede hacer en combinación con ejercicio contra
resistencia, con pesas por ejemplo, realizado dos o tres veces por semana. También se debe
promover más la práctica de ejercicio o actividades deportivas, en forma frecuente, desde la
infancia y tanto en varones como en mujeres, para disminuir la tasa de sobre peso y
obesidad infantil y juvenil y disminuir así, el riesgo de cáncer en la población. La evidencia
científica muestra que, la práctica de estilos de vida saludables, con niveles altos de
actividad física, dieta adecuada, abstinencia de fumar, entre otros hábitos, ayuda a prevenir
la posibilidad de desarrollar algún tipo de cáncer.
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