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Caleidoscopio
¿ES LA TEORÍA DE LA SELECCIÓN NATURAL TAUTOLÓGICA?
Jorge Soberón Mainero
En contra de la Teoría de la Evolución de Darwin (y su versión moderna, la teoría Sintética de la
Evolución) se han esgrimido razones científicas, religiosas, filosóficas y personales. Sin ser
exhaustivos, se puede incluir en el catalogo de opositores al Obispo Wilberforce, quien en el siglo
pasado fulminó a la Teoría por antirreligiosa. Curiosamente los modernos creacionistas
californianos la consideran otra religión.1 Eso sí, tanto el primero como los (últimos concuerdan en
tachar al Darwinismo de inmoral. Los geneticistas Morgan (representante de la Ciencia burguesa),
Lysenko (representante de la Ciencia proletaria) y Goldschmidt (representante de los “monstruos
prometedores”) fueron oponentes de diversos y a veces contradictorios aspectos de la Teoría. Sir
Fred Hoyle, astrónomo de renombre, no puede entender cómo es que los biólogos se aferran a una
teoría que él considera errónea2 y con él algunos biólogos connotados (P. Grassé, por ejemplo)3
piensan que la Teoría no explica fenómenos tales como los “fósiles vivientes” o la aparición de
novedades evolutivas.
Desde otro punto de vista, Karl Popper causó la felicidad de muchos antidarwinistas al
afirmar que la Teoría de la Evolución no es Ciencia, sino Metafísica.4 En fin, en esta línea está de
moda afirmar que sectores importantes de la Teoría son tautológicos, en el sentido de circulares5 y
por lo tanto la Teoría sería ni correcta ni incorrecta, sino infalsificable. Llegados a este punto
podemos admirarnos, como Chesterton ante el cristianismo,
6
de una doctrina que estaría
equivocada desde todos los puntos de vista.
En la presente nota, trataré de argumentar brevemente en contra de quienes afirman que
ciertos aspectos del Neodarwinismo son tautológicos. Con este fin, es necesario primero dejar
claro que una cosa es la aceptación de la evolución de lo vivo como un hecho del cual no duda
ningún biólogo moderno, y otra es el entendimiento de los diferentes aspectos y causas del
fenómeno.7 En concreto, es la Teoría de la Selección Natural a la que se suele calificar de
tautológica.
La esencia del argumento es como sigue: Según los críticos, para los neodarwinistas la
evolución ocurre por la “sobrevivencia de los más aptos”.8 A la pregunta ¿Quiénes son los más
aptos? se contesta invariablemente que aquellos que sobreviven. Por lo tanto, la evolución sería la
sobrevivencia de los que sobreviven y luego entonces, claman los críticos, la evolución se explica
por una tautología, o lo que es lo mismo, no se explica. Aunque la afirmación de que la evolución
se explica por la “sobrevivencia de los más aptos” es ingenua y ningún evolucionista moderno la
acepta, los críticos tienen cierto derecho a sus ataques porque tal aseveración no sólo está
presente en la literatura biológica de divulgación, sino que más de un biólogo profesional la ha
tornado como válida. Incluso el mismo Darwin, cuando irreflexivamente aceptó usar la susodicha
frase (sugerida por Spencer e incluida en las ediciones posteriores del Origen) ,9 se colocó en una
posición vulnerable; ciertamente la “supervivencia de los más aptos” puede considerarse una
tautología encubierta.
Antes de pasar adelante es importante aclarar que la Teoría de la evolución Neodarwiniana
incluye varios mecanismos evolutivos además de la selección natural: deriva génica, flujo génico,
aislamiento geográfico, etc. Sin embargo, la selección natural es el mecanismo central, distintivo de
la teoría.
La idea básica de la selección natural, incluso en la versión original del Origen de las
Especies no es tan simple como para poderse resumir en una sola frase. Sin embargo, la selección
natural es una noción muy lógica y aunque fue revolucionaria en su tiempo, no debería de ser
problemática para lectores modernos. ¿Cuál es entonces la explicación darwiniana de la
evolución? Darwin intentó explicar dos aspectos del mundo vivo: la adaptación y la especiación. La
adaptación es la cualidad de los seres vivos de ser “armónicos”, de estar bien integrados con su
medio. La especiación es el fenómeno de formación de nuevas especies. Para explicar estos
fenómenos, Darwin propuso la teoría de la Selección Natural, la cual está basada en ciertas
observaciones de índole ecológico, otras de índole genético y en dos inferencias:
Observaciones ecológicas. El potencial reproductivo de las especies está muy por encima
de los valores observados en la Naturaleza. La gran mayoría de la descendencia o muere o tiene
fecundidades reducidas debido a escasez o baja calidad de los recursos y/o la acción del cima o de
otras especies. Esta es la idea de la lucha por la vida.
Observaciones genéticas. En las especies existe variabilidad (esto es, no todos los
organismos de una especie son iguales entre si) y parte de esta variabilidad es heredable.
Primera inferencia. El sobrevivir y dejar descendencia no está determinado puramente por
el azar. Debe de existir una correlación entre las características biológicas (heredables en buena
medida) de los individuos y sus probabilidades de vivir y dejar descendencia. Esta es la idea de la
Selección Natural. El medio ambiente biótico y abiótico debe de “seleccionar”, en un sentido
estadístico, a ciertos individuos sobre otros. Actualmente, este punto ha dejado de ser una
inferencia y ha pasado a ser un hecho bien establecido.10
Segunda inferencia. Los resultados del proceso selectivo se acumulan a lo largo del tiempo
produciendo un cambio evolutivo en las poblaciones. El resultado final es doble: por un lado, la
progresiva diversificación que redunda en la aparición de nuevas especies y, por otro, el
incremento en el “ajuste” o adaptación de los organismos a su medio.
La explicación de la especiación por el argumento anterior es patentemente no tautológica:
el concepto explicado (especiación) es independiente del concepto explicador (reproducción
diferencial). Tan es así esto que en tiempos recientes se ha negado La posibilidad de que la
selección natural baste para explicar, en general, la especiación.11 Dicho en otras palabras, siendo
falsificable, la hipótesis de la especiación por selección natural es todo menos una tatutología.
Es la explicación de la adaptación la que ha constituido el blanco preferido de los críticos,
debido a que a veces se ha intentado definir operacionalmente la idea de adaptación (armonía en
el medio) únicamente en términos de tasas reproductivas y de sobrevivencia. Dos puntos
importantes son ignorados por quienes sostienen la crítica.
En primer lugar, hay un elemento temporal esencial en el razonamiento de Darwin.
Concedamos momentáneamente y sólo en honor del argumento, que la adaptación se defina como
la capacidad para sobrevivir y reproducirse. Entonces la afirmación del Neodarwinista sería que mi
actual capacidad para sobrevivir y reproducirme debe de redundar en la mayor capacidad para lo
mismo de mis descendientes. Ahora bien, esta afinación bien puede ser falsa si, por ejemplo, pese
a mi tuberculosis, raquitismo, anemia y carencia de atractivo hacia el otro sexo, mi hijo único
(raquítico, etc.) se quedó en cama con calentura el día de un trágico accidente escolar que mató al
100% de sus compañeros. No faltará quien arguya que tal buena suerte es, por definición, un signo
de mayor adaptación (= sobrevivencia) restaurando así la tautología. Pero amén de ser mala fe, tal
aseveración ignora el elemento que quiero enfatizar: sobrevivencia y reproducción presentes
implican, por hipótesis, adaptación futura. El elemento temporal remueve la posible tautología. La
pregunta obligada, ¿Qué determina la sobrevivencia presente? nos lleva al segundo punto
mencionado anteriormente: ¿Cómo se puede definir la adaptación?
Contrariamente a lo que se piensa vulgarmente (y a veces no tan vulgarmente), para
muchos evolucionistas el concepto de adaptación es algo bastante más rico que una mera medida
de sobrevivencia y reproducción.12 Cuando un biólogo habla de una adaptación, generalmente
tiene en mente una solución elegante, de “buena ingeniería”,13 posiblemente la óptima, dadas las
circunstancias,14 a un “problema medioambiental” planteado a varias generaciones de organismos.
Ejemplos abundan: la estructura aerodinámica de las aves, la conformación del ojo humano, los
mecanismos de polinización de las orquídeas, etcétera. Por lo tanto, “adaptación” no es solamente
capacidad reproductiva. Es también el conjunto de estructuras y patrones conductuales que le
permiten al organismo ajustarse a su medio.
Es muy lógico pensar que aquellos organismos bien adaptados sean también organismos
con altas tasas reproductivas y probabilidades de sobrevivir, sin embargo es perfectamente posible
encontrar poblaciones que, aunque sobrevivan y se reproduzcan en un medio dado, puedan
considerarse mal adaptadas en el sentido de las deficientes o subóptimas soluciones presentadas
a los problemas medioambientales. Por ejemplo, en África, en las zonas con alta incidencia de
paludismo, la anemia falciforme (enfermedad mortal que aparece en los homócigos para un cierto
alelo recesivo) se presenta en una muy alta proporción de la población. Esto se debe a que el
mismo alelo, en condición heteróciga, confiere una cierta inmunidad contra el paludismo. Desde el
punto de vista arriba mencionado, la población está mal adaptada puesto que el estado ideal
(inmunidad sin anemia) aún no ha sido alcanzado. Se podría citar otros ejemplos similares,15 pero
el punto básico es que el concepto de adaptación no es idéntico al de adecuación (sobrevivencia +
reproducción). Cuando se ha intentado reducir adaptación a adecuación (casi siempre en aras de
la posibilidad de definir la primera rigurosamente) y se olvida el componente temporal del
argumento de Darwin, se incurre en el argumento tautológico.
Análogamente, cuando en Mecánica se intenta reducir el concepto de fuerza a nada más
que la definición dada en la segunda ley (fuerza es igual a masa por aceleración), nos encontramos
con una nítida tautología entre las manos. En efecto, la primera ley dice que los cuerpos sufren una
aceleración nula a menos que una fuerza opere sobre ellos, y la segunda ley define fuerza en
términos de aceleraciones no nulas. La combinación (movimiento no acelerado) a menos de que
no lo hagan.16
La moraleja de esta historia es que en Ciencia, como en matemáticas, no podemos
definirlo todo. Ciertos conceptos básicos permanecen intuitivos y más ricos que las meras
definiciones formales.
NOTAS
1
Por ejemplo, Duane T. Gish, una de las más locuaces creacionistas estadounidenses ha escrito: “Los creacionistas han
expresado repetidamente que ni el creacionismo ni la teoría de la evolución son teorías científicas (y ambas son
igualmente religiosas)”. Véase Science 215: 934-943 (1982).
2
T. H. Morgan, geneticista estadounidense, quien fue un firme defensor de la teoría de Vries, el Mutacionismo, que postula
que las especies aparecen no por selección, sino por saltos bruscos determinadas internamente (esto es, sin relación con
las condiciones medio ambientales). Trabajó durante las primeras décadas del siglo.
Trofim Lysenko, agrónomo soviético, activo de la década de los veintes a los cincuentas. Fue un severo crítico de los
aspectos “idealistas” y “malthusianistas” de la teoría de Darwin. Su posición puede calificarse de neolamarckiana, con un
gran énfasis en la heredabilidad de los caracteres adquiridos.
R. Goldschmidt, geneticista alemán contemporáneo de los anteriores. Famoso por su teoría de las mutaciones
sistemáticas, las que alterando la estructura cromosómica en forma profunda daría origen a las “monstruos
prometedores”, antecesores de nuevas especies.
3
4
Grassé, P. La Evolución de lo Viviente (1977) Blume Editares.
En “La Miseria del Historicismo”, Popper cuestiona la posibilidad de que alguna “ley general de la evolución” pueda ser
una ley científica (en el sentido de Popper) sobre la base de la historicidad = unicidad de la historia de los seres vivos. En
“Darwinism as Metaphysical Research Programme” (en Schilp, P. The Philosophy of K. Popper (1974) p. 137, Popper
afirma que la teoría de la Selección Natural es una tautología.
5
Véanse por ejemplo Popper, op. cit.; Peters, R. (1976) American Naturalist 110: 1-12; Rosenblueth, E. (1982) Revista de
la Universidad de México 38 (20): 2-7.
6
G. K. Chesterton, Ortodoxia: “...de ser el cristianismo un error, debía de ser un error muy gordo. Para que todos esos
errores contradictorios se hubieran podido juntar en una sala doctrina, ésta tenía que ser extrañísima y excepcional.”
7
Diferentes causas que han sida propuestas en una ocasión u otra son, por ejemplo, la herencia de los caracteres
adquiridos, el uso y desuso de los órganos, las mutaciones, tendencias inmanentes en la viva y la selección natural.
8
9
Véase la nota 5.
Sobre la confusión generada por Spencer y su “darwinismo” social, véase Mayr, E. The Growth of Biological Thought
(1982), Harvard University Press, págs. 385 y 386.
10
Véase p ej. Endler, J.A. Natural Selection in the Wild, Princeton University Press, Princeton (1986) en donde se
documentan unos 120 ejemplos de selección natural en el campo.
11
Para el biólogo moderno, especies son grupos de poblaciones potencial o actualmente interfértiles y aislados
reproductivamente de otros grupos similares. Entonces, desde un punto de vista moderno, la que habría que demostrar
es que la sola acción de la selección natural es capaz de producir aislamiento reproductivo. Actualmente se piensa que
un aislamiento geográfico previo es un requisito importante para la especiación (Mayr, E. Animal Species and Evolution
(1963) Harvard University Press). También se ha postulado la necesidad de un cierto grado de rearreglo cromosómico
(White, M. J. D. Modes of Speciation (1978) Freeman.
12
La “adecuación” (fitness) es la medida de reproducción y sobrevivencia. Se define como la razón de la frecuencia de un
genotipo en una generación a su frecuencia en la generación anterior.
13
Véase por ejemplo Lewontin, R. (1978) Scientific American 239 (3): 213-230.
14
Las circunstancias relevantes son básicamente: la intensidad y constancia de la presión selectiva, la variabilidad genética
disponible y las restricciones epigenéticas (esto es: los posibles patrones de desarrollo). La analogía con la “buena
ingeniería” es iluminativa, pero no puede llevarse muy lejos. En efecto, la selección natural modifica estructuras y órganos
disponibles para usos posiblemente desconectados de la función original. A esto se le ha llamado “tinkering” (Gould, S.
The Panda’s Thumb (1980) Norton & Co.) y “bricolage” (Jacob, F The Possible and the Actual, 1982) Pantheon Books.
15
Por ejemplo, muchísimos insectos ovipositan sobre plantas venenosas, poco nutritivas o incluso sobre piedras. Darwin
estaba consciente de la existencia de estructuras no adaptivas (Origen, capitulo VI).
Véase también Gould, S. y R. Lewontin (1979) Proc. Royal. Soc. London 205: 581-598.
16
Agradezco al Dr. Rafael Pérez Pascual, del Instituto de Física, sus comentarios a este respecto. Véase también
Hutchinson, G. E. en Cody. M. y J. Diamond (eds.) Ecology and Evolution of Communities (1975), Harvard University
Press., pág. 493.