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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI LECCION Nº 03: EL ANTIGUO REGIMEN OBJETIVOS: ☺ Identificar los principales sucesos del siglo XVII A. CRISIS DEL SIGLO XVII El siglo XVII europeo se caracterizó por una grave situación de recesión económica. No obstante, la crisis no afectó a todos por igual. Castilla, Portugal o Francia, sumergidos todavía en una obsoleta estructura señorial, fueron los primeros en acusarla, mientras que Inglaterra y Holanda no notaron los primeros síntomas hasta bien entrado el siglo XVII. a. Crisis Demográfica y Agrícola Durante el siglo XVII la población europea sufrió un importante descenso demográfico. La guerra de los Treinta Años (1618-1648) y las epidemias de peste incidieron de manera negativa en la agricultura (destrucción de cosechas, falta de brazos para el cultivo de la tierra). Como consecuencia, la producción se resintió notablemente y el hambre se extendió a la población. A estos factores hay que añadir la fuerte emigración a América del siglo xvn o, en el caso de España, la expulsión de los moriscos (1609-1610), que privó de mano de obra para la agricultura. La crisis de la agricultura provocó importantes transformaciones en la estructura agraria. El precio de los cereales y de los productos de primera necesidad disminuyó ante la contracción de la demanda provocada por el descenso de la población y fueron sustituidos por otros cultivos como la vid (Francia, España), el tabaco (Países Bajos) o el maíz y la patata (Inglaterra y Holanda). Por otra parte, muchas tierras fueron convertidas en tierras de pastoreo para la cría de ganado y el comercio internacional de productos agrícolas disminuyó de modo notable. No obstante, en Inglaterra y Holanda la incorporación de plantas forrajeras permitió alimentar a grandes contingentes ganaderos, que proporcionaron, a su vez, el abono necesario para aumentar los rendimientos agrícolas. En cuanto a la estructura social derivada de la crisis agraria, en Inglaterra, los landioards (propietarios) cercaron sus propiedades (enclosures) y los campesinos se convirtieron en arrendatarios de unas explotaciones orientadas al comercio, mientras que en Europa central y oriental, la crisis agrícola supuso un proceso de refeudalización. El mercantilismo: La política económica del siglo XVII estuvo marcada por las ideas mercantilistas. El mercantilismo defendía el principio de que la riqueza de una nación dependía de su reserva b. La Manufactura y el Comercio El comercio tradicional de los países mediterráneos (cereales, especias y objetos de lujo de Oriente) sufrió un declive progresivo, a diferencia de Inglaterra y Holanda, que desarrollaron un comercio de bienes de consumo masivo con el que monopolizaron el comercio del Báltico, el mar del Norte y la costa atlántica. La Europa centro-oriental y meridional quedó relegada a abastecer de materias primas a los países manufactureros (Inglaterra y Holanda), a los que pronto se uniría Francia. Estos países se hicieron con los mercados de exportación del Mediterráneo, donde los tejidos ingleses, más ligeros y baratos, se impusieron en detrimento de los paños de lana venecianos, cordobeses y segovianos. En España, la rigidez del sistema gremial, la vigencia de las viejas estructuras feudales, la competencia extranjera y una política económica inadecuada ponían trabas a la dinamización Pág. 58 EDUCA INTERACTIVA UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI del sector textil. Asimismo, en el comercio ultramarino (asiático y americano), el retroceso portugués y español con trasto con la expansión inglesa y holandesa, cuyas compañías penetraron también en el comercio de las Indias Orientales (sudeste asiático) y desplazaron el comercio de especias a favor del de los productos textiles. Las Compañías de Indias, formadas por comerciantes ricos, ejercieron una gran influencia en el control sobre el comercio ultramarino. A lo largo del siglo XVII el traslado de la producción manufacturera al campo, permitió escapar de la rigidez impuesta por los gremios. Los beneficios, reinvertidos en el proceso productivo, acumularon el capital necesario para la futura revolución. B. EL ABSOLUTISMO Y EL PARLAMENTARISMO A mediados del siglo XVII el absolutismo, última forma política del Antiguo Régimen, había triunfado como sistema político en Europa, a excepción de Inglaterra, donde surgió el parlamentarismo. Sus antecedentes inmediatos se encontraban en la consolidación de las monarquías centralistas y autoritarias del siglo XVI. a. El Triunfo del Absolutismo: El absolutismo acaparó la exclusividad política europea del siglo XVI salvo en Inglaterra y Holanda. El gobierno absolutista actuaba por encima de las leyes y, sin aceptar las restricciones impuestas por las instituciones tradicionales y representativas (estados generales, cortes, consejos, etc.), despreciaba cualquier limitación de tipo jurídico. Francia y España fueron los ejemplos más significativos de este tipo de gobierno en la época moderna. Con todo, si se tiene en cuenta que el monarca español, a diferencia del rey francés, tenía que prestar el juramento de respetar las leyes, costumbres y privilegios de los reinos de la monarquía hispánica, las diferencias entre uno y otro fueron considerables. La consolidación del absolutismo en Francia fue preparada por el cardenal Richelieu (15821642) durante el reinado de Luis XIII (1610-1643), pero fue bajo el gobierno de Luis XIV (1643-1715). el rey Sol, cuando, sobre la base de una administración muy centralizada y coincidiendo con la hegemonía francesa en Europa, el gobierno absoluto alcanzó su máximo apogeo («el Estado soy yo»). El absolutismo provocó importantes movimientos de revuelta anticentralista en Francia (la Fronda, 1648-1653), España (revuelta catalana de 1640), Holanda e Inglaterra, todos ellos mostraban su rechazo de la físcalidad y defendían los derechos del individuo y la participación en el gobierno a través de los órganosrepresentativos del pueblo. En Inglaterra y Holanda el éxito de las revueltas aseguró la preeminencia política y económica de la burguesía y sentó las bases de la oposición al expansionismo francés de Luis XIV. b. El Surgimiento del Parlamentarismo: La dinastía de los Estuardo, iniciada por Jacobo I (1603-1625), pretendía imponer en Inglaterra un poder monárquico fuerte, aun a costa de la voluntad del Parlamento, institución que había alcanzado una importancia considerable desde Enrique VIII (1509 -1547). Las rigurosas medidas fiscales de la monarquía, la reticencia del viejo orden feudal ante la expansión comercial y empresarial de la burguesía ascendente, la postergación de las élites aristocráticas y el acercamiento al catolicismo en el marco de una sociedad protestante propiciaron el desencadenamiento de una guerra civil entre la monarquía y el Parlamento (dirigido por Crom-well) que finalizó con la ejecución de Carlos I en 1649. La dictadura de Cromweil, caracterizada por las divergencias parlamentaristas, me sucedida por la restauración con Carlos II (1660-1685). La sucesión al trono de Jacobo III (1633 - 1701), de talante absolutista y católico, no hizo más que precipitar la revolución, que unió en un frente común a todos los sectores sociales de Inglaterra, con el Parlamento como símbolo de la resistencia nacional organizada. La intención era establecer un nuevo orden político que vinculara el poder con la propiedad y reconociera la soberanía del Parlamento. La revolución no fue una revolución social, sino una reivindicación política burguesa. Con la coronación de Guillermo III (1689- EDUCA INTERACTIVA Pág. 59 UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI 1702), la «Declaración de derechos» reconoció la igualdad ante la ley y estableció la monarquía parlamentaria. C. LA REESTRUCTURACIÓN POLÍTICA Tras la guerra de los Treinta Años, que enfrentó a católicos y protestantes, la reestructuración del mapa político europeo permitió a Francia consolidarse como la potencia hegemónica del continente en detrimento del fraccionado Sacro Imperio Romano Germánico. a. La Guerra de los Treinta Años: La oposición entre católicos y protestantes en el Sacro Imperio Romano Germánico desembocó en una guerra de religión: la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Francia, aunque católica, se mostró recelosa ante el poder de los Habsburgo y se alió con los príncipes luteranos de Germania, Holanda, Suecia y Dinamarca. En el otro bando, el emperador y los príncipes católicos alemanes, junto a Felipe III y Felipe IV de España, defendían, además del catolicismo, las viejas estructuras aristocráticas. La paz de Westfalia (1648) puso fin a las hostilidades y reorganizó el mapa político europeo: se afirmó el predominio de los estados «nacionales» y desde entonces la hegemonía europea estuvo en manos de Francia, ayudada por las medidas económicas del ministro Colbert, que proporcionó los recursos financieros necesarios para la política belicista de Luis XIV. Por el contrario, el Sacro Imperio fue fraccionado y la monarquía hispánica tuvo que ceder a Francia Rosellón y la actual Cerdeña francesa (paz de los Pirineos, 1659) y reconocer la independencia de las Provincias Unidas (1648). Coincidiendo con la guerra de los Treinta Años, España tuvo que hacer frente a las revueltas de Cataluña y Portugal (1640); este último vio reconocida su independencia en 1668 (tratado de Lisboa). Después, Francia aseguró la dinastía francesa de los Borbones en España con la guerra de Sucesión (1701-1714) y el tratado de Utrecht (1713), bajo la figura de Felipe de Anjou (Felipe V), nieto de Luis XIV. España perdió las últimas posesiones europeas fuera de la península (Flandes, Ñapóles, Cerdeña, Sicilia), además de Gibraltar y Menorca, y conservó sólo los territorios de ultramar. AUTOEVALUACIÓN Nº 03 RESPONDE BREVEMENTE Pág. 60 1. ¿A qué se debe la crisis europea del siglo XVII? 2. ¿A qué se llamó absolutismo? 3. ¿A qué se llamó parlamentarismo? 4. ¿Quiénes participan en la guerra de los treinta años y cuáles son sus consecuencias? EDUCA INTERACTIVA