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“¿CORAZÓN DE POLLO O CORAZÓN DE LEÓN?”
“Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de
Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de
ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a
David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú
eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió
a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un
león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo
hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano
de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo
mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha
provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha
librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará
de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo” 1ª.
Samuel 17:31-37.
Introducción
Época del comienzo de la monarquía 1.000 años a.C. aproximadamente,
momento crucial en la historia de Israel, una gran guerra se desata entre Israel
y los filisteos, ambos ejércitos están asentados en un monte uno frente al otro
y separados solo por un valle, los enemigos del pueblo de Dios sacan una
“gran carta debajo de la manga”, al gigante Goliat, un gigante impresionante
que los aterrorizó a todos los soldados israelitas, medía más de 2,5 metros y
era un experto y sanguinario guerrero, un “asesino profesional”, además un
bravucón, que lo que decía producía horror a los que lo oían y a todos sus
enemigos. Durante largos 40 días los retó, ofendió y desafió; el pelearía con
un hombre de Israel, en esa lucha cuerpo a cuerpo, quien venciere haría
vencedor a su pueblo y derrotado al otro pueblo, y no se derramaría sangre
innecesariamente.
Ningún hombre de todos los soldados de Saúl en Israel, se atrevió a enfrentar
al gigante, un espíritu de gran terror los invadió y los paralizó. El muchachito
David apareció en escena para visitar, por orden de su padre, a sus hermanos
que estaban en la batalla. El muchachito David escuchó las palabras del
“tontorrón filisteo”, el celo de Dios lo consumió, se decidió a enfrentar al
gigante, en el nombre de Jehová de los ejércitos, y lo venció de manera
increíble, al final le cortó la cabeza como símbolo de victoria. La tradición
dice que David tenia 17 años cuando mató al gigante con sola una honda y 5
piedras, para la gloria del Señor (1ª. Samuel 17:41-51).
Presentación
El miedo aterroriza, paraliza y confunde, así estaban los soldados israelitas
ante el gigante por 40 días; aterrorizados, paralizados y confundidos. ¿Porqué
David venció al gigante? Por tres grandes razones; su en fe Dios, su celo santo
y su corazón valiente. Estas tres virtudes lo habían hecho también ser
vencedor antes sobre el león y el oso en los campos cuando cuidada de las
ovejas de su padre. Una de las mas grandes características de David en toda su
larga carrera, fue su valentía; fue un hombre atrevido, gallardo, osado,
enérgico, en pocas palabras tenia “corazón de león”, por eso formó un ejercito
de valerosos hombres que cuando se allegaron a David eran mediocres,
endeudados, enlutados y perseguidos y se convirtieron en un gran ejercito de
400 soldados y que más tarde a algunos ellos se les llamó “Los valientes de
David” (Samuel 22:1-2).
Ese “corazón de León” que David tenia lo hizo vencer a sus grandes enemigos
y superar en todos sus años como líder, las mas grandes dificultades y
obstáculos, David solo fue débil cuando dio lugar a sus pasiones humanas y
carnales (2ª. Samuel 11:2-5, Romanos 8:6, Gálatas 2:20, Santiago 5:17). La
historia secular cuenta de muchos grandes hombres valientes que fueron
llamados “corazón de león”, como el gran Ricardo I rey de Inglaterra, un gran
héroe, un bravo caballero del siglo XII en la historia de Inglaterra su nación,
valiente como pocos y capaz de enfrentar las mas grandes dificultades, como
dice un viejo adagio “de los cobardes no se cuentan historias”.
Aplicación
La gran diferencia entre un cristiano vencedor y otro que no lo es, entre un
cristiano que enfrenta las adversidades y otro que las elude, entre uno que
logra vencer el miedo y el otro que es presa de el; es su corazón; unos tienen
un “corazón de pollo” y otro tienen “corazón de león”. La Biblia menciona
esos grandes héroes de la fe como gente con un corazón distinto a los demás;
José (Génesis 39:2-6), David (Hechos 13:22), Daniel (Daniel 1:8), Jeremías
(Jeremías 20:9), Elías (Reyes 18:20) Juan el Bautista (Juan 11:11), Pedro
(Hechos 2:14), Pablo (2ª. Corintios 4:7-12) etc. Etc. Etc.
¿Que tipo de cristianos estamos formando hoy? ¿Tenemos gente valiente,
decidida, victoriosa, que la hacen frente a las adversidades, a los problemas, al
diablo y a sus demonios? o tenemos en nuestras filas gente como los soldados
de Saúl, que temen a las amenazas de los modernos Goliat de este tiempo?
Ante las amenazas digamos como dijeron los apóstoles de Cristo al inicio de
la historia de la iglesia; “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus
siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano
para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu
santo Hijo Jesús” Hechos 4:29-30.
Hermano querido, ¿Que es lo que te da terror? ¿te atemoriza, te confunde y te
paraliza? Para enfrentar a tus enemigos, y vencer el miedo, no solo debes
poner la confianza en Dios y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10), sino que
debes tener un corazón lleno de valentía y decisión, no un “corazón de pollo”,
timorato, derrotista, pesimista y conformista.
Culminación
¡Hermano en la fe, haz un compromiso con Dios¡ pídele que cambie ese
corazón timorato, cobarde, indeciso, fracasado, incrédulo y perdedor, por un
corazón de guerrero, un corazón valiente, encarador y atrevido para que pueda
tu vida tener un verdadero vuelco, y dejes de perder casi todas las batallas de
tu vida y de tu fe; “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de
los cielos se hace fuerza, y los valientes lo arrebatan”. Amén que así sea.