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Etnografía del pueblo Indígena Chácobo
Por: Wigberto Rivero Pinto
Hábitat
Los chácobo ocupan un territorio ubicado en la región amazónica de la provincia Vaca
Díez del departamento del Beni, entre los ríos Yata, Ivon y Benicito. Se encuentran entre
los paralelos 11 y 12 Latitud Sur y por los meridianos 66 y 67 Longitud Oeste.
El hábitat chácobo está caracterizada por la espesa vegetación, con ligeras y eventuales
pampas o llanos. Un abundante y variada flora y fauna complementan la exquisita zona,
que por sus peculiaridades favorece grandemente a la sostenibilidad de la vida.
En la actualidad la población chácobo se calcula en 501 personas distribuidas en las
comunidades de Alto Ivon, Motacusal, Núcleo, California y asentamientos itinerantes.
Los grupos asentados en las aldeas, dada su concentración, disponen de mayores
restricciones en la caza, pesca y acopio de frutas; mientras que las familias que recorren
el bosque gozan de mejores posibilidades de aprovisionamiento.
La región que habitan cuenta con numerosos ríos y lagos, entre los que podemos referir
al río Yata, el Ivon, Genesguaya, Azulón, Blanco y otros. Se sabe que antiguamente el
desplazamiento de los chácobo llegaba hasta el lago Rogaguado en el extremo de su
territorio tradicional.
EL clima comparte todas las características de un bosque húmedo tropical; puesto que la
cantidad de precipitaciones pluviales es considerable, especialmente en la primavera y
el verano. Durante el otoño y el invierno puede darse condiciones de sequía por la
carencia de precipitaciones. En esta temporada es que llegan a la Amazonía los frentes
fríos o “surazos”.
Todo el área está colmado de toponimias e hidronimias chácobo (lengua perteneciente a
la familia Pano). Es importante señalar al río Yata (Río de la tarde), Genesguaya (río de
las flores del mapajo) y otros.
Historia
Las primeras referencias que se tiene sobre los Chácobo han sido hechas por los
cronistas que entraron por el lado de Mojos, probablemente en el siglo XVIII (ef. Chávez
Suárez). En algunas de estas noticias se dice que los chácobo vivían en la inmediaciones
del lago Rogaguado y que desde allí habían tenido enfrentamiento con los Sirionós,
Cayubabas y Movimas que ocupaban la parte central actual Beni.
Durante la conquista del norte de Bolivia por los explotadores de la goma elástica, los
chácobo fueron confundidos con varios grupos étnicos que habitaban la zona, pero que
pese a pertenecer a una misma rama etnolingüística, guardaban entre sí diferencias
considerables. De esta manera Antonio Vaca Díez, en un artículo publicado en 1888 en el
Barracón Orthon dice que “los Chácobo son los mismos Pamas Caripuna, Pacahuara y
Sinabos”.
Heinz kelm, considera que el primero que da referencia comprobada sobre la existencia
de los chácobos fue Agustín Palacios en 1845. Posteriormente en el año 1884, lo
chácobos que vivían en las inmediaciones del río Ivon son visitados por el Padre
Armentia, igual que otro grupo que habitaba en el río Genesguaya. En la crónica de su
viaje, Armentia detalla que los chácobo son un grupo bastante numerosos y que tienen
bastante similitud culturales con los Pacahuaras.
A finales de la primera década de nuestro siglo, el investigador Erland Nordenskiold,
logra contactarse con algunas familias chácobas que en ese entonces se encontraban
cerca del lago Rogaguado, sobre el río Caimanes. De é recibimos una minuciosa
descripción etnográfica sobre etnia, principalmente referida al poblamiento, viviendas y
cultura material.
En el año 1953, la etnólogo austriaca Wanda Hanke, después de muchas peripecias y
problemas que tiene con la Casa Suárez Hermanos y otras compañías, llega a un núcleo
indígenas de chácobos establecido por el gobierno y dominado Ñuflo de Chávez. En el
artículo “Los Indios Chácobo del río Benicito” publicado en la revista Khna de La Paz, la
señora Hanke sólo nos proporciona aspectos generales de la cultura Chácobo.
Poco después –a principios de 1955- Francois-Xavier Behuin investigador Francés que
había trabajado con grupos de la Amazonía Brasileña, con el apoyo de Gobierno
boliviano logra conectarse con un grupo de chácobo asentados en Puerto Limones en el
río Benicito. Algunas de sus experiencias como “maestro-catequizador” de lo chácobo
están relatadas en un artículo del libro “El etnocidio a través de las América” de Jaulín
(siglo XXI, México, 1976).
Los contactos más recientes se han realizado por un espacio que van desde 1955 hasta
1980 por los esposos Gilbert y Mariam Prost del Instituto Lingüístico de Verano, que
lograron concentrar a la mayoría de la población chácoba en aldeas permanentes. Es
reciente también las investigaciones de tres miembros del Centro Argentino de Etnología
Americana; Mario Califano y Marcelo Bórmida (1976) y Silvia Balzano (1983) quienes
escriben artículos sobre distintos aspectos de la vida de los Chácobo.
El Ethos
Dentro de la escala de valores de la cultura chácobo predomina el coraje y la
solidaridad. Referente al coraje, es importante anotar que los chácobo sobrestiman que
el hombre tenga coraje, entendiendo esto como capacidad potencial de saber afrontar y
vencer las dificultades que se presenten. Un hombre que se preocupa por proteger a la
comunidad y a la familia de eventuales daños, es considerado como corajudo y valeroso.
La solidaridad es algo que está muy dentro del ser de los chácobo. No se puede entender
un complejo sistema de reciprocidad y colaboración mutua entre familias y
comunidades, si antes no entendemos que la solidaridad en al cultura chácobo es un
valor que adquiere significación. Una persona que no es solidaria, al menos con su
familia extensa, es mal vista por toda la comunidad, que crea mecanismos incluso de
obligatoriedad y marginamiento.
El ser del chácobo guarda mucha relación con el principio elemental de la vida. La
totalidad de las pautas características de esta pueblo, están enfocadas hacia una
encomiable ética y respeto por la persona, tanto a nivel moral como físico. Se encuentra
drásticamente el aborto y la muerte es llorada por toda la familia.
Participación en la cultura
Es poco clara la diferencia en la participación e integración de la cultura total. Todos los
miembros de la sociedad tienen la posibilidad y hasta la obligación de integrarse en el
sistema cultural, a partir de pautas concretas de comportamiento e integración sociales,
tales como la consolidación de un espíritu y trabajo tradicional comunitario.
En el aspecto productivo, encontramos que en la pesca –por ejemplo- hasta los niños
participan activamente. Las mujeres en la cultura chácoba tienen una forma de
inserción en la sociedad que se distingue de otras, por amplitud de criterios y
oportunidades que ello implica. Vemos que diferencia de sexo, no es ninguna dificultad
para que a partir de un rol, se aporte a la consolidación y transmisión de la cultura.
Algunas mujeres han llegado incluso a dirigir comunidades y aldeas de manera eficiente,
siendo respetadas por todos los miembros. Citamos como ejemplo a Mama Tói, que a la
muerte de sus esposo logró articular muchas aldeas bajo su liderazgo y poder.
Economía
La agricultura es una de las actividades principales en lo económico y productivo.
Siembran la yuca, el maíz, caña de azúcar, plátanos y diversas especies de frutas. El
sistema utilizado para la producción agrícola es a través de la roza y quema, que
consiste en demostrar el terreno elegido, dejando que los árboles sequen por un tiempo,
para luego prenderle fuego. De esta manera la tierra se fertiliza mediante abonización
natural.
En el trabajo de siembra se nota la participación de todos los miembros de la familia;
porque mientras el hombre prepara la tierra, las mujeres y los niños se encargan de
colocar las semillas. La yuca sin lugar a dudas, es la especie que siembran en mayor
abundancia y la que utilizan en variedades de comidas y bebidas.
En la región donde viven los chácobo, la tierra es de muy pobre capacidad para el
cultivo de los plátanos, por lo que esta fruta constituye elemento preciado y escaso. La
producción agrícola no se destina exclusivamente para el consumo familiar o
comunitario, sino también para conseguir mercancías diversas que son usadas para otras
necesidades. El algodón por ejemplo, se cultiva para hilar y tejer hamacas y adornos, el
pirichuchio utilizan para la elaboración de flechas.
Una otra actividad que complementa la economía, es la recolección de frutas silvestres.
El majo, motacú, pitón, chocolate y pacai, abundan en su hábitat, cosa que a su tiempo
alternan la dieta familiar de los indígenas. La miel de abeja es también recogida y
utilizada.
La caza y la pesca son prácticas tradicionales, que aseguran el aprovisionamiento de
carne a los chácobos. Hasta hace poco todos cazaban con arcos y flechas; ahora muchos
han conseguido escopetas y salones automáticos. Entre la fauna existente, hay animales
preferidos para la caza como la anta, el guaso, taitetú, chancho de tropa y otros.
En muchas oportunidades la caza se la realiza en grupos de más de seis hombres, puesto
que esta solidaria forma de organizarse, garantiza la mejor y abundante caza. El
producto de este trabajo en común, es distribuido entre todos. Las aves y animales
exóticos, cuya carne no es consumida, sirven para adornos y sus rituales.
En la cultura chácoba se desconoce la ganadería por completo. La tradición de
itinerante cíclica, ha hecho que la ganadería no pueda servir como elemento adjunto a
su vida. Sin embargo, crían aves de corral y algunos animales domésticos.
La pesca no es sólo actividad de los hombres adultos, sino también de los niños. Pescan
ordinariamente y con mayor facilidad utilizando arcos y flechas, además de las trampas,
el verbasco y el anzuelo. Los chácobo de los ríos Yata y Benicito disfrutan de mayor
cantidad de peces que los que viven en aldeas de arroyo de Ivon, pues este arroyo la
mitad de año está seco, hecho que incluso provoca escasez de agua.
Los chácobo fabrican todos sus utensilio de uso doméstico. Hacen tinajas y tiestos de
diferentes tamaño; hilan hamacas –elemento indispensable en la vida cotidiana del
hombre- y bolsones. La corteza de bibosi y bibosillo para hacer telas destinadas a sus
vestimentas (moro).
Tipos de poblamiento
Las aldeas están ubicadas en medio de la selva tropical, generalmente sobre la orilla de
un río. Las concentraciones que se ubican en el río Ivon son Alto Ivon, Núcleo, Motacusal
y California se encuentran distante del tráfico de la gente blanca, pues la carretera
troncal Riberalta – La Paz, queda a muchos kilómetro.
Los nucleamientos chácobo se componen de cinco hasta más causas, situadas en un
claro, y no obedecen a regla alguna de ordenamiento espacial. Hoy los chácobo también
disponen de pequeñas chozas en los centros gomeros de reciente creación.
División del trabajo por sexo
Todas las actividades de la preparación de comida son hechas por las mujeres – traer
alimentos del chaco, cocinarlos, cortar y traer leña, acarrear agua-. También el hilado
fino es arte de las mujeres, pues ellas hacen hamacas, bandas para coletas de los
hombres y adornos para los brazos. Hacen la tinta para pintar sus cuerpos y para teñir el
hilo. Las mujeres además son encargadas –junto a sus hijos- de la recolección de frutas
silvestres.
El cuidado de la casa y los niños es otro trabajo de responsabilidad para las mujeres.
Ayudan también a sus esposos en la siembra y cosecha de los chacos. El trabajo de los
hombres consiste en la construcción de las casas, desmonte y sembrado de los chacos, la
pesca y la caza. Además es actividad masculina, hacer las bateas, canoas, sogas,
recolectar frutas, telas de corteza, etc. Ahora los hombres han aprendido el trabajo del
rayado de la goma.
Estructura de la Comunidad
Los chácobos están organizados en grupos comunitarios que se determinan por la
residencia o la agrupación itinerante. Antiguamente, todos los chácobos hacían una vida
de constante traslación para huir de los blancos que le acosaban interinamente. En la
actualidad sólo encotramos dos grupos que andan por la selva sin una residencia fija, el
resto de la población está nucleada en aldeas semi estables.
La movilidad espacial de los grupos, no les impide que al interior de su estructura social,
se encuentre fuertes vínculos entre miembros y familias que se concretizan en la
comunidad y los grupos itinerantes. Cada una de las agrupaciones tiene su jefe con
relativos poderes, pues más cumple la función de líderes. Paralelamente a estos jefes,
encontramos la figura del hechicero, que es bien respetado, aceptado y temido en la
comunidad.
La comunidad chácoba está integrada por varias familias nucleares. Estas viven en
constante colaboración y reciprocidad y guardan entre sí cierta relación de parentesco.
En la comunidad chácoba se acepta la propiedad particular, cada familia posee sus
bienes propios que están representados en chacos, viviendas y utensilios. También es
importante la propiedad común, como una casa grande (búpana) donde se reúnen los
hombres a charlar y es lugar de hospedaje para los visitantes bolivianos; algunos
sembradíos para el consumo son de propiedad de toda la comunidad.
Familiar Nuclear
La estructura básica de organización chácobo es la familia nuclear, la misma que es
ampliada por los parientes del hombre. Las familia tiene como responsabilidad
reproducirse biológicamente y transmitir la cultura; en lo económico la familia es la
encargada de producir alimentos y almacenarlos para su posterior consumo.
La participación directa en la comunidad se hace a través de la familia nuclear. Los
mecanismos de inserción social tipifican a los jefes de familia, quienes son los
encargados de definir asuntos relacionados al bien común. Cada familia acepta la guía
ética y práctica de los siri (ancianos), quienes en ciertas oportunidades pueden detentar
mucho poder en la comunidad.
Parentesco
El parentesco es dado exclusivamente por la línea del padre, sin embargo, el tipo de
residencia es matrilocal, pues el novio se va a vivir a la casa de la mujer. La unidad
fundamental de parentesco se la encuentra en la familia, a la que se le suma la
pertenencia a la línea del hombre.
Las relaciones de parentesco pueden tener doble intencionalidad; una es la que implica
relación entre miembros de una misma familia nuclear y otra que está en espacios
grandes, como puede ser el grupo, donde las interacciones adquieren un carácter más
cultural y económico. De esta manera, encontraremos una cierta intensidad de
parentesco, cuya permanencia recurrirá a reglas como la del matrimonio.
Términos de Parentesco
Ahuini-Esposa
Bene-Esposo
Noho noma requene-Hermano mayor
Noho noma bo-Hermano menor
Yaxaca requeme-Hermana mayor
Baque a) Hijo
b) Cualquier niño
Janini a) Hija
b) Cualquier niña
Cai a) Madre
b) Usado por la tía materna
c) Anciana
Papa a) Padre
b) Usado por el tío paterno
Ehuati Abuelo
Chahita
Abuela
Jato Chaita Nieto/nieta
Coco Tío
Yaya Tía
Jahuenabo Familiar nuclear
Jamibo Pariente
Noho mamána Primo
Chahi Cuñado
Ahuiri requeme
Cuñado mayor
Chahi noma Cuñada menor
Pahacajonicato
Sobrino
Pihayoxacato Sobrina
Ciclo Vital
Embarazo y Parto
Los chácobo desconocen la relación que tiene la menstruación con el embarazo. Se dan
cuenta que la mujer espera un niño tocándose el estómago o cuando empiezan los
primeros movimientos del pequeño. A partir de este momento existen alimentos
prohibidos tanto para la mujer como para el esposo.
El alumbramiento tiene lugar en al casa o en algún claro del bosque. Generalmente son
las mujeres ancianas que ayudan en el parto, pero el marido u otro familiar también
pueden hacerlo. Es costumbre en las comunidades amazónicas, que todas las personas,
incluidos los niños, puedan presenciar el parto; después del nacimiento toda la
población se reúne para festejar la venida de un nuevo ser.
Cortan el cordón umbilical con un cuchillo –antes lo hacían con tacuara-, la placenta es
amarrada con pitas hechas de algodón para enterrarla después del parto. Al niño tras
que nace se lo baña con agua fría que traen en un tutuma grande; la mujer queda en
cama hasta el otro día que es cuando reinicia sus actividades cotidianas.
Pasado el nacimiento, la madre y el padre, se prohibe comer animales y aves macho,
hasta bastante tiempo después que el niño camine y pueda hablar. Esta práctica de
cutipa (cuvada) es cumplida rigurosamente por todos los miembros de la cultura, pues
conciben que su infracción implica castigo sobrenatural.
Cuando la mujer muere durante el parto, aunque el niño esté vivo, lo entierran junto
con ella. Es costumbre entre los chácobo, que si nacen mellizos no se permita vivir a uno
de ellos, pues creen que es imposible que la madre pueda amantar simultáneamente a
los dos. Los hombre prefieren que le primer hijo sea varón, pues se convierte en un
compañero y ayuda.
Es probable que el aborto sea considerado delito grave. Si un bebé muere dentro del
vientre se culpa a la madre. Los de la aldea al miran mal y de manera acusadora y el
esposo puede incluso separarse de ella.
Seguido al nacimiento se le da el nombre a la criatura. Normalmente escogen nombres
provenientes de sus antepasados o de familias adultos Pese al constante contacto con los
blancos, los chácobo mantienen los nombres en su idioma, no así el apellido, que es
desconocido en la tradición cultural.
Ritos de Iniciación
Se puede observar ritos de iniciación al entrar en la pubertad. Cuando el chácobo tiene
alrededor de los doce años, ocurre la perforación del septo nasal. El niño se sienta al
suelo, mientras su padre en presencia de toda la comunidad, orada con una espina de
chonta su nariz. Pese al dolor, el púber no debe llorar, pues si lo hiciera sería signo de
cobardía; más bien corre hacia el bosque en busca de un palito que inserta en el agujero
nasal.
Una vez que la herida del septo cicatrizó, el padre prepara un ramillete de plumas de
tucán de color azul y roja, y se le da al joven chácobo para que la lleve de adorno nasal.
A partir de este momento, el joven que pase este rito, adquiera su mayoría de edad y
puede buscar pareja para el matrimonio, así como ejercer derechos de adultos.
El rito destinado a las mujeres no se diferencia en mucho a la del varón. Al iniciarse el
primer periodo menstrual, la niña es aislada de las demás personas, incluso de sus
familiares. Permanece en un rincón de la casa, echada en una hamaca hasta la
paralización del flujo; se le quita los adornos comunes y el cabello se le corta al ras. En
la misma manera que al hombre, se le perfora el septo nasal. Ella está prohibida de
comer alimentos con sangre, como carnes de animales y de ciertas aves.
El alimento que puede consumir la niña es preparado especialmente por la madre y en
una olla aparte. Estos cuidados duran dos o tres días. Ya al crecerle el cabello, la chica
puede utilizar nuevamente sus adornos y también recibe plumas para la nariz. Con este
acontecimiento se adquiere la madurez sexual.
Matrimonio
El matrimonio se lo realiza sin ceremonia o festividad alguna. Este consiste en un arreglo
sui géneris del joven con la chica, para que éste en la madrugada descuide a los
familiares de la chica y se acueste con ella en la hamaca hasta hacerse pillar con los
padre al amanecer. Inmediatamente la pareja es descubierta, el pretendiente debe
internarse a la selva a cazar o pescar para que la joven se lo cocine y junto a sus
familiares puedan comer.
Una vez realizado este hecho, el joven se va vivir a la casa de los padres, donde es
ayudado hasta que aprende eficientemente a trabajar.
Una práctica curiosa en los chácobo, es cuando un hombre quiere a una mujer
independiente, viuda o solterona para su esposa, lo único que hace es ofrecerle carne
fresca para se la cocine, si ella acepta hacerle el trabajo, automáticamente lo acepta
también como esposo.
En la institución del matrimonio chácobo, una preferencia notoria es la unión entre
primos cruzados que llaman wani o esposo (a) en potencia. Un hombre puede casarse
con la hija de la hermana de su padre, o con la hija del hermano de su madre. No puede
hacerlo con la hija de la hermana de su madre o con la hija del hermano de su padre,
que se considera como sus hermanas.
En la tradición chácoba lo poliginia está permitida y es hasta hoy practicada. Este hecho
ocasiona disputas entre las co-esposas, especialmente por el trato diferente que el
marido suele dar a los hijos de cada una. Normalmente el hombre tiene más afecto a la
primera esposa que es la encargada de la distribución de los alimentos y administrar la
casa. El hombre chácobo y sus esposas vive en una misma casa; las mujeres con sus
respectivos hijos se ubican en rincones opuestos, el marido tiene su cama o hamaca al
centro.
No es frecuente las relaciones extra-matrimoniales. Las personas que incurren en este
hecho son mal vistas por la comunidad, por considerar alteración al orden natural de la
cultura, que incluso permite la poligamia a los hombres. El divorcio es practicado
solamente por razones obvias, si el hombre tiene problemas con alguna de sus esposas –
por que no le da hijos o es floja- éste la abandona. Los niños menores de seis años
quedan con la madre, de los otros se encarga el padre.
Muerte y sepelio
La muerte sucede generalmente en la cama que para los chácobo adultos es la hamaca;
los niños mueren en brazos de su madre. Al morir una persona, todos los familiares
comienzan a llorar y a gritar fuertemente, esto sirve como aviso a los demás miembros
de la comunidad, que muy pronto rodean al difunto y convierten el dolor en un llanto
general.
Pasadas las 24 horas del deceso, ocurre el entierro en un pozo poco profundo, el lugar
escogido es la casa en el sitio debajo de donde solía dormir. El cadáver lo lían con
corteza de árboles introduciéndolo en posición fetal, junto al cadáver le acompañan las
pertenencias principales del difunto, como armas, hamaca y adornos.
Si una persona muere lejos de sus aldea, es enterrada en las afueras del lugar donde
visitaba. Es costumbre en ellos participar de una aldea a otra, la muerte de una de sus
miembros y retribuir con el pésame oficial.
Después del entierro, los familiares enojados destruyen todas las pertenencias del
finado, llegan incluso a cortar las plantas que pertenecían al desaparecido y a matar a
los animalitos regalones. Una enraizada costumbre en los chácobo, es quemar la casa
después del funeral. En el verano de 1984, una fuerte epidemia de sarampión atacó a la
población chácoba, cobrando una decena de víctimas principalmente jóvenes. En esa
oportunidad se verificó que todas las familias que perdían a sus familiares quemaban la
casa para marcharse a itinerar en la selva.
Mitología
La mitología chácobo tiene superabundancia de relatos elaborados por la cultura para
explicar la existencia de todos los entes naturales y supernaturales. El sentido simbólico
del mito adquiere importancia profunda en al organización y religión de los chácobo,
puesto que cada hecho y cada situación particular son desarrolladas a partir de la
abstracción del relato.
El mito más generalizado es el referente al personaje a quien se le atribuye la creación
de muchas cosas, al igual que la manutención y el equilibrio con la naturaleza. Cáco es
el demiurgo que fue concebido por las relaciones sexuales de una mujer chácoba con un
tigre. Según los relatos místicos, Cáco es caracterizado como un ser travieso y que a
través de sus travesuras va dando vida a las cosas.
Se dice que Cáco hizo la leña de un hombre brasileño, que encontró en la selva y lo
mató para apoderarse del machete que llevaba. Aquí encontramos varios símbolos que
han sido adquiridos después del contacto con gente boliviana y brasileña en las zonas
gomeras, tal es el caso del color de los brasileños que relacionan con el tizón que queda
de la leña.
Cáco dio origen a los ríos cuando se estaba refrescando en las aguas de un pequeño
arroyo. Era tanto el calor que sentía, que necesitó que aguas subieran y de esa manera
aparecieron los ríos que pueblan el hábitat chácobo; el Beni (wini), el Mamoré (Ani
Chahita), el Yata (Tiaróa) y el Genesguaya (Shúa).
El origen del ganado – en su generalidad de propiedad de los estancieros no indígenasfue por mandato de Cáco y salieron de las lomas de hormigueros que había en la pampa.
Los chácobos no tienen tradición de ganadería, más por el contrario la rechazan como
institución.
El origen de los chácobo y de los bolivianos se encuentra en los tatúes que poblaban la
selva. Cáco ordenó que estos armadillos adquieran la forma de personas. La mitad
vistiendo “moro” y la otra mitad con vestimentas de los blancos. De esta manera se da
forma humana a la naturaleza. Aquí es importante anotar, que la cosmogonía chácobo
parte de un mundo ya creado, y que Cáco tiene sólo una función de recreación.
Escatología
Creen en la inmortalidad de alma. Al morir un chácobo su alma deambula por la selva
durante mucho tiempo, después se va a vivir a un lugar imaginario, donde dicen se
encuentra una casa grande y cómoda, rodeada de abundante carnes y alimentos. En este
lugar no hay jefes, todos son iguales y hacen lo que les place, aseguran también que en
el lugar destinado a los muertos, no viven los blancos.
Establecen que existe dos tipos de almas o espíritus; las buenas y las malas. Los espíritus
malos permanecen por mayor tiempo peregrinando en la selva, y en oportunidades se
encarnan en animales y plantas. Los espíritus buenos van directamente a un lugar de
placer y abundancia.
Dada las pautas sobre las creencias después de la muerte, es reconocible en la cultura
chácobo la práctica de una ética encomiable; respetan la vida, practican la justicia y
valoran la solidaridad.
Seres sobrenaturales
En la religión chácobo se tiene la idea de que existen seres o divinidades malignas que
atacan y engañan a los hombres de distintas maneras. Estos seres sobrenaturales están
para castigar a las personas que violan las reglas de la comunidad, como las leyes de los
tabúes de reproducción.
Mucho se escucha hablar de “Xochini”, que es una especie de espíritu que vive en la
espesura de la selva y en las profundidades de los ríos; este ser asusta a las personas
causándoles daño cuando se incumplen las normas de la cultura. Junto a este espíritu,
encontramos a otros que tienen como fin equilibrar la relación simbólica entre los
hombres y la naturaleza.
Situación actual de los Chácobos
El cada vez más permanente contacto con la sociedad regional, ha hecho que los
chácobos actuales hayan asumido muchos aspectos de la cultura occidental, en
desmedro de sus propias manifestaciones tradicionales.
En el aspecto material y económico se han generado nuevas necesidades en la vida de
los chácobos, que le han obligado ha alterar sus pautas de comportamiento y su sistema
de valores. Su estructura social ha tenido que acomodarse a los recientes requerimientos
de la sociedad nacional, como una forma de garantizar la sobre vivencia cultural.
Como mecanismo de defensa implícito, las formas de expresión política tradicional de
los chácobo han sido suplantada por la organización representativa en el ámbito social y
económico. Existe actualmente un consejo de representantes indígenas, que se han
afiliado a la Central Indígena de la Región Amazónica de Bolivia (CIRABO) con sede en
Riberalta (Beni), para defender sus derechos y plantear sus demandas.
Gracias a las movilidades indígenas en torno a la CIRABO, los chácobos han consolidado
un área territorial de 43.000 hectáreas con títulos ejecutoriales de Reforma Agraria, y
han desarrollado importantes avances en materia de educación intercultural bilingüe y
medicina tradicional y primaria.
En materia económica, la práctica tradicional de caza, pesca y recolección de productos
del bosque, ha sido complementada por la pequeña agricultura y la producción de goma
(hevea brasilensis) y la castaña (bertholetia excelsa). Para garantizar la producción y su
comercialización hacia centros de industrialización como Riberalta, desde hace algunos
años funciona con relativo éxito una cooperativa indígena.
Como comentario final, podemos decir que el pueblo chácobo ha comprendido que la
forma de garantizar su futuro, es recuperando su pasado. Su desarrollo tiene que darse
con identidad y el marco de la sostenibilidad del bosque.