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Al fin del año 1759. Cuando se hizo el catálogo anual, como
se acostumbra, se hallaron de los 7 pueblos transmigrados a otros
y desterrados de los suyos propios, 5672 familias con [8] 237
almas. Había todavía de ellos familias desparramadas en los montes del Río Ibicuy y desde ese año, se trajeron algunas, como en
su lugar se dirá, además de las que estaban con los portugueses,
en el Río Pardo, de que no había esperanza, de que volviesen a
los suyos.
2. A principios de enero de 1760, cuando menos se pensaba, llegaron al pueblo del Corpus, volviéndose del Paraná arriba,
después de 7 meses, menos 6 días, los señores de los
demarcadores. No se pensaba llegarían tan [pronto?] porque poco
antes habían pedido de nuevo víveres, haciendo decirnos que su
vuelta sería a fines de febrero, a más tardar. Conviniéronse parece, las dos partidas de castellanos y portugueses, en el hallazgo
de [las fuentes] del Pepirí, a buen ojo; o como se explican los
marineros, a punto de la fantasía, hiciéronse varias diligencias por
varios Padres Misioneros, para saber así las alturas como longitud de las [tierras] y sitios, por donde ellos han andado, pero no
fue posible sacarles cosa de provecho, queriendo tener todo se-
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creto, hasta dar ellos a la estampa su Mapa en Europa, temiendo,
como ellos mismos decían, que los Padres fuesen los primeros,
que en Europa lo publicasen antes, que no ellos.
3. Decíase que, sabiendo el Sr. Marques de Lirios su vuelta, les cambió orden que se detuviesen algún tiempo en el pueblo
de la Candelaria, con pretexto de observar las alturas y longitud
de los pueblos del Paraná y descansar algún tiempo del mucho
trabajo, que han tenido, pero en realidad, para hacer ahí pesquisa
secreta o averiguación de lo que, el año pasado, habían hecho en
Itapúa en una junta grande de Cabildos y Caciques de todos los
pueblos del Uruguay aquellos 3 capitanes y había enviado allá el
Sr. Gobernador como se [escribió] en la parte 8 de estos apuntes:
a ver quizás, si se pudiera deshacer, lo que se hizo y ejecutó el Sr.
Gobernador con algunas diligencias que [embarcarse] de suerte,
que todo lo hecho por el Sr. Gobernador [no sirviese ella] en España, etc. Y parece que lo dicho no había sido sin fundamento,
porque luego lo que [se supo] en S. Borja del orden, que los Sres.
Demarcadores se detuviesen en la Candelaria llegó al pueblo de
San Carlos un Capitán de Dragones despachado del Sr. Gobernador con orden apretada [destinando] a los Señores Demarcadores
a S. Nicolás y ellos, sabiendo la llegada del dicho Sr. Capitán, aun
sin intimarles cosa, trataron de marchar sin meterse en otra cosa;
solo se quedó uno de los Matemáticos con sus instrumentos, para
observar la altura en los pueblos de la Candelaria, Sn. José, .............
Apóstoles. Otros dos matemáticos castellano y portugués, fueron
desde la Concepción hasta Yapeyú por río, para observar la boca
del Ibicuy, cuándo y dónde entra en el Río Uruguay, que es uno de
los límites señalado para la corona de Portugal en el Tratado.
4. Desde la Candelaria hasta el Río Iguaçú (que es otro de
los límites de la Corona de Portugal) contaban, así castellanos
como portugueses, por Río 50 leguas. Por un barco fletado desde
la Candelaria hasta allá, señalaron ellos el precio de 150 pesos
plata. Y a un remero indio por mes 10 pesos, conociéndose deudores los SS. Portugueses de 3600 pesos que después pagaron.
Restituidos a S. Nicolás los Demarcadores, repasaron juntos sus
observaciones, poniéndolas en limpio, después de lo cual los Lusitanos se encaminaron al fuerte del Río Pardo, quedándose los
castellanos con el Sr. Marqués de Lirios, quietos aun, algunos
meses en dicho pueblo.
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5. A fines de febrero su destacamento de soldadesca, que
su Excia. el Sr. Gobernador mantenía en el Río Ibicuy [añexo] a
S. Borja y después al Paraná, una tropa de familias desparramadas por aquellos montes con 88 almas y decían los soldados, que
otros tantos se les habían escapado. Venían ya casi todos desnudos, vestidos con cueros de venados, a modo de infieles y los
niños sin bautismo. Los más eran del pueblo de S. Borja, fruto
infeliz de los alborotos de esta transmigración.
6. A principios de marzo salió nuestro Padre Provincial del
pueblo del Yapeyú para Buenos Aires. decía que iba a verse con
nuestro Padre Visitador recién venido del Reino de Chile y con el
nuevo Sr. Obispo de aquel puerto, Dn. José Basurco, recién venido el Perú.
Cuando los mal afectos a la Compañía esparcían por todas
partes infamias contra ella y escribían hasta el Perú, muchas falsedades y [calumnias] entre ellas ésta, que ya el Sr. Obispo del
Paraguay había quitado 3 Curas jesuitas de los pueblos de su
Diócesis y estaba determinado a quitar a todos luego, etc. y parecía que no veían la hora, en que se nos echase con infamias de
todas las misiones y en ver otras tragedias semejantes a las que
se oían del Reino de Portugal y vecinos del Brasil etc. Dios Nuestro Señor abrió una puerta para la Compañía de nuevas conversiones de infieles en la ciudad del Paraguay. Fue el caso, que los
infieles Mbayas, grandes enemigos de la Provincia, después de
haber concedido paces con dicha provincia, vinieron a la ciudad
en número como de 300, pidiendo los Padres de la Compañía
para que le hagan pueblo en sus tierras con ánimo declarado de
querer ser cristianos, como efectivamente llevaron dos Padres
por el Río Paraguay, por el mes de Agosto de este mismo año.
7. Por parecer a los soldados de S. Excia. ya muy larga la
estada, ociosos en las Doctrinas, no dejaron sentirse algunos desertores entre ellos y a algunos costó la vida esta su inquietud. Y
sucedieron aun con los indios algunas desgracias, porque los desertores, poco prácticos de los caminos, querían que los indios se
los mostrasen y resistiéndose ellos, a tal cual los dichos desertores mataron y los indios, para defenderse de ellos y no querer
incurrir en mal caso con el Sr. Gobernador, hicieron y ejecutaron
lo mismo en los desertores. Exhortó Su Excelencia a todos los
corregidores de los pueblos, que en sus estancias estuviesen con
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cuidado y no diesen paso a ninguno de éstos, antes los hiciesen
prender y recoger y llevarles a su real, como se ejecutó y desde
entonces, a lo menos por estas estancias, no han aparecido más.
8. Por Mayo trajeron otra tropilla de indios e indias, desparramados con 80 personas. Los SS. Portugueses, desde principio,
cuando los dos ejército vinieron a las Doctrinas, viendo que con la
tropa española venían pocos vivanderos, que supieron aprovechar esta ocasión para hacer su negocio, llamaron del Brasil
vivanderos con vinos, aguardientes, arroz y otros géneros, vendiéndolos a los españoles en precios excesivo y sacándoles la
plata. Queriendo remediar este desorden, S. Excia. puso desde
luego los precios a los géneros vendibles, animó a los españoles
de Buenos Aires, que ellos con lo necesario proveyesen al ejército y habiéndolo conseguido bastantemente echó su Decreto que
todos los portugueses la plata a los españoles, quería S. Excia.
librarse de tantos espías ocultos, que tenía en ellos a su lado, que
noticiaban a los suyos, cuanto se [hacía por parte] de los españoles. Con su Decreto, pues, se descartó de ellos; otros fueron al río
Pardo, los más pidieron licencia de estarse entre los españoles y
se fueron a Buenos Aires, desnaturalizándose de los suyos.
9. Por el mes de junio, Su Illa. del Paraguay, Don Manuel
Antonio de la Torre,visitóla Villa Rica y Curuguati villa pobladas
de gente [española] visitó también los dos pueblecitos nuevos,
que llamamos del Tarumá, de S. Joaquín y S. Estanislao. Confirmó en S. Joaquín 882 almas y casi de aquellos montes de indios
salvajes. Estuvo en el pueblo de S. Joaquín, 15 días enteros muy
placentero con los nuestros, diciéndoles que había tenido grandísimo gusto y consuelo en ver aquello, pues le habían dicho los
émulos del a Compañía, que no había en [verdad] tales pueblos,
que no consistían más sino en la fantasía de los jesuitas y eran
fingidos y que ahora veía y conocía la evidente maldad de nuestros émulos; había en aquellos mismos días una tropilla de
catecúmenos recién sacados de los montes, que se informaron
para ser bautizados, viendo él con sus ojos los trabajos de nuestros misioneros y el fruto de ellos.
10. A mediados de junio, se supo que el Sr. Marqués
Valdelirios por su Capellán había pedido licencia para sí y para
todos los demarcadores, de retirarse a Buenos Aires, había S.
Señoría instado otra vez sobre esto, pero lo que entonces no pudo
conseguir, consiguió ahora. Discurrían algunos que supo el Sr.
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Marqués, por cartas del Río Janeiro que había expirado, ya su
comisión de la Corte y pasado toda a la [Gobernación] y que por
éso, ni S. Excia. halló dificultad en concederle ahora lo que antes
dificultaba. Pidieron de los pueblos 14 balsas, a 13 de julio, llegó a
Sto. Tomé a 14, fue a despedirse del Sr. Gobernador y sabiendo
que dos de los nuestros estaban actualmente en S. Borja, a ninguno visitaron, ni los nuestros les quisieron ser molestos; un capitán
amigo nuestro dijo a uno de la comitiva del Sr. Marqués, si querían visitar a los Padres, respondióle que estaban hartos de Padres y de Hijos. En la Cruz, pueblo que estaba en el camino,
entraron y comieron. En el Yapeyú entraron a oír misa y no [quedaron] a comer, por más instancias, que hacía el Padre Limp que,
de S. Borja, bajó de propósito para recibirlos y agasajarlos.
Explícase el Sr. Marqués en dos pueblos sobre unos reparos que
había hecho, cosas de poca monta para cualquiera que consultase las circunstancias, en que al presente estaban todos aquellos
pueblos, bastantes para conocer el poco afecto, que tenía a cosas
nuestras.
11. A 29 de junio, dicen, desapareció de vista en el Montevideo, el navío La Aurora en que se embarcó Don Molina con
todos los Informes del Sr. Don Pedro de Zeballos para Su Majestad, de todos estos cuentos de por acá, que sucedieron todos estos años, en orden al Tratado de Límites y entrega de los 7 pueblos. El navío de San Ignacio, que llevaba los Informes del Sr.
Marqués, salió a 6 de Julio y llego de arribada al río Janeiro con
los árboles maltratados y haciendo agua, como escribieron de ahí.
Súpose también de ahí mismo que el Sr. Don Gómez Freyre estaba muy ocupado en el despacho de todos los jesuitas misioneros
desterrados del Brasil.
12. A 25 de Julio llegó a Montevideo navío de aviso y por
las órdenes que tuvo en él el Sr. Gobernador, nos intimó por agosto las honras, que se avino de hacer en todos los pueblos a Dn.
Fernando VI. Y juntamente las fiestas de la proclamación de Dn.
Carlos III. Hiciéronse luego las primeras con cuanto aparato se
ha podido en todos los pueblos. Para las segundas que se habían
de hacer, tres días seguidos, era menester más prevención.
Hiciéronse ellas en unos pueblos más temprano, en otros más
tarde, con la proclamación de N. Rey Dn. Carlos III, con las
alegrías y regocijos, que caben en pueblos de indios. Después que
se acabaron dichas fiestas en los pueblos, hicieron en S. Borja las
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13. A principios de diciembre el destacamento de los soldados españoles que andaba por la estancia, hacia las fronteras de
los Portugueses cogió 14 ladrones o vagabundos, que andaban
por allá fugitivos, parte portugueses, parte españoles, con indios y
los trajeron al Real de S. Excia.
suyas los militares, comenzando a 4 de noviembre, día de S. Carlos. Duraron hasta 15 del mes y después se añadieron otros 6 días
más con ocasión del cumpleaños de Ntra. Reina, Da, María Amelia.
Llamáronse para estas fiestas a S. Borja indios músico y danzantes
de los SS. Mártires y S. Tomé y [Yapeyú]. Llegaron de ellos 170
entre indios y muchachos con mucha aprobación de toda la tropa.
A nuestros Padres Misioneros aguó mucho la alegría de estas
fiestas la noticia de la grave enfermedad de Nuestro Sr. Gobernador y duró más de un mes. Procuraron todos con sus oraciones
y sacrificios pedir a Nuestro Señor y a Nuestro Santo Patrono, su
perfecta y pronta convalecencia y perfecta salud y parece que el
cielo nos quiso consolar con ella. Así sirviéronle en ella, con medicinas y cuidado un Padre inteligente, con un enfermero de la
Compañía. Y a fines de noviembre tuvimos la deseada noticia,
que ya estaba ya fuera de peligro.
Mucho dio que discurrir también la cogida de 3 lanchas
portugueses con contrabandos en el Río de la Plata, con muertes
recíprocas de castellanos y portugueses. Mandó también Su Excia.
que los destacamentos de su tropa, que estuvieron en los pueblos,
con nuevos, aumentado el número de los militares adonde le parecía que necesitaban de más, por ser fronterizos al Brasil. Hubo
salud en los pueblos, con bastante cosecha, aunque en los más
vecinos a las ciudades, hubo también langosta, como en ellas.
Esto es en compendio, lo que sucedió este año de 1760 y lo que
parecía más digno de ser apuntado. Son Carlos y diciembre 31.
Bernardo Nusdorffer.
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