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SEGURIDAD EN EL TRABAJO:
CÓMO SE CONJUGA EL VERBO
CUIDAR
Más allá de los empujones legislativos y su debate, la adopción y profundización de
protocolos rigurosos de salud y seguridad laboral supone una aproximación técnica
y profesional. Esto construye la cultura del cuidado mutuo.
Yo me cuido
Para los empleadores, cuidarse es cuidar a los trabajadores y que ello conste. La
ley de responsabilidad penal del
empleador movilizó a todos los
involucrados, generó preocupación, debate y, hasta cierto
punto, empujó a muchos actores sociales a asumir con hechos
la relevancia de la seguridad en
el trabajo. Los empleadores –
públicos y privados- están más
abocados a conocer en profundidad cada actividad de los
empleados y los riesgos que implica. La puesta en práctica de
programas sistemáticos e integrales se está percibiendo como
la condición básica para prevenir peligros y accidentes. La
asistencia profesional y técnica
está contribuyendo a convencer a trabajadores y empresarios
que asumir responsabilidades
es distinto a distribuir culpas
y, más importante, que las tareas de prevención y cuidado
son realizables sin inversiones
desproporcionadas o medidas
estrambóticas.
Atender a las situaciones cotidianas del trabajo, sentarse a
pensar y conversar sobre riesgos potenciales con los especialistas y, naturalmente, con
quienes ejecutan los quehaceres, es el arranque. Este comienzo generará los interrogantes
más fecundos; analizarlos y
responderlos más allá de impulsos esporádicos mantendrá,
en principio, a los empleadores
alejados de las difusas sombras
de la ley.
La empresa más pequeña y la
más grande, pueden ser rigu-
rosas y alcanzar altos niveles de
seguridad para sus empleados.
Eso requiere, por cierto, la activa
participación de los trabajadores,
el cambio de “chip” supone que
ellos colaboran cada día con su
propia seguridad. Ver y evaluar
los peligros no alcanza, es apenas
el primer paso de una estrategia
de seguridad.
que exige y los riesgos que entraña.
Por eso es frecuente que los programas que operan mejor sean los que
involucran activamente comisiones
bilaterales de seguridad a nivel de
empresa.
Conocer todas las reglas del
juego. Para cumplir en el cuidado
de la salud y seguridad, el empleador debe conocer cuáles son sus
Son eficientes los programas concebidos
junto a técnicos en prevención de riesgos,
asesores legales y profesionales conocedores
de la experiencia local e internacional del sector.
Avanzar en esto demanda la
disposición a preferir la disciplina
a la espontaneidad: son realmente efectivos aquellos programas
diseñados e implementados con
técnicos en prevención de riesgos,
asesores legales y profesionales
conocedores de la experiencia del
sector, aquí y en el mundo.
Nosotros nos
cuidamos
Proteger a los empleados,
alejarse de la responsabilidad
penal y mejorar el trabajo. Ar-
mar un programa de acciones referidas a la seguridad laboral de los
empleados, tiene efectos positivos
más allá de su sentido principal: suele mejorar la mutua comprensión
de los papeles que a cada uno le
caben en la producción y aumenta
el conocimiento pormenorizado
del trabajo y con ello induce a un
tratamiento más franco de deberes
y contraprestaciones. Ser un buen
empleador resulta de conocer cada
tramo de actividad, las habilidades
obligaciones legales en temas de
seguridad laboral. En Uruguay, las
normas que establecen estas reglas
son anacrónicas y no están bien
sistematizadas. Esto hace relativamente dif ícil contar con un conocimiento pormenorizado y práctico, y
eso, por supuesto, conspira contra el
buen cumplimiento. El empleador
y sus asesores deben actualizarse
y comprender la dinámica de las
normas que le aplican, de las que
podrían aplicar y de las que no le
atañen. Muchas veces, por desconocimiento o error, se emprenden
acciones que, más allá de su buena
intención, no son pertinentes ni
efectivas. Hay sectores de actividad
que, dialogando sin prejuicios sobre
cuestiones tangibles, lograron normas específicas, dando certidumbres a empleados y empleadores,
como el sector forestal, rural, la
construcción y la industria química, entre otros.
Diagnosticar los peligros y
definir un rumbo con reglas
sencillas. Cuando el empleador y
sus asesores conocen la normativa
aplicable, es necesario relevar cada
Lourdes Denis
[email protected]
ferrere.com/quienes-somos/
abogados/lourdes-denis
puesto de trabajo analizando si
se está actuando conforme a las
normas. En la realidad laboral se
dan vacíos legales y hay que ser
creativos y buscar soluciones consensuadas con los trabajadores. Es
sano acordar por escrito aspectos
de seguridad no regulados porque se fortalecerá la seguridad al
tiempo que la confianza. Ante la
ausencia de normas, es importante el compromiso mutuo de
cuidarse. Esto abona el terreno
para la mejora continua de las medidas de prevención, generando
el hábito y la cultura.
Los valores. Imponer el uso
de un elemento de seguridad
y luego sancionar negligencias
no es suficiente para preservar
la salud de los empleados o la
tranquilidad de los empresarios.
Cuando los trabajadores y empresarios aprenden lo que puede
pasar si no toman los recaudos
necesarios, suelen reaccionar
con sentido común y hay menos incidentes que lamentar. La
profundización en una didáctica
de la seguridad, explicando las
razones de cada medida, acelera su adopción. La consistencia
de un programa ejecutado con
constancia y profesionalismo requiere humildad, conocimiento
y creatividad en cada empresa.
Pero, antes que nada, exige una
actitud dialogante, porque ambas partes son responsables de
lo que ocurre. La empatía es un
ingrediente esencial en la construcción de una cultura de salud y seguridad en el trabajo. Y
no está de más, especialmente
en estos meses, recordar que la
convivencia, toda convivencia, se
basa en comprender dónde está
parado el otro.