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En el ICEB, nos planteamos dos cuestiones en relación a la
obtención de células madre de embriones humanos
"PENSANDO EN LOS EMBRIONES"
En el ICEB, nos planteamos dos cuestiones en relación a la obtención de células madre de
embriones humanos:
- ¿Cuál es la postura más razonable con relación a la investigación en embriones humanos
para obtener de ellos células madre y así curar a personas que sufren enfermedades muy
graves y penosas? Ya que ante la posibilidad de una terapia para combatir enfermedades la
reacción de la sociedad es de apoyo incondicionado. Sin embargo, en este caso, junto al
entusiasmo de algunos encontramos la resistencia de otros a aceptar esa línea de
investigación. Esta situación no es exclusiva de España sino que se plantea, con semejantes
características, por todo el mundo.
- nos parece que la cuestión fundamental en el debate desatado acerca de la investigación
con células madre embrionarias sería: ¿Por qué emplear células madre embrionarias cuando
es posible utilizar células madre adultas y además siendo del mismo paciente que queremos
tratar?
Me gustaría ofrecer unas reflexiones a este respecto que nos pueden ayudar a realizar un
juicio ponderado.
Los esperanzadores datos aportados por la ciencia
Todos estamos de acuerdo en que la investigación con células madre ofrece un horizonte
esperanzador para enfermos de diabetes, parkinson, parapléjicos, tetrapléjicos o infartados.
Así mismo, existen otras enfermedades graves que pueden encontrar en esta investigación
una solución satisfactoria.
Ahora bien, ¿de dónde es posible extraer las células madre que nos ayuden en la
investigación de terapias para tales enfermedades? A grandes rasgos podemos afirmar que
las fuentes son principalmente dos: los embriones o las personas adultas, además de
cordones umbilicales.
El grupo investigador de Thomson demostró en 1998 la posibilidad de obtener células madre
pluripotenciales a partir del blastocisto humano (Science 1998, 1145-1147). Existen, además
varios trabajos que explican la posibilidad de utilizar tales células en el tratamiento de la
diabetes, el parkinson o diversas cardiopatías (J Clin Invest 2001, 1395-13402; Neurology
2000, 565-569; Rev Med Univ Navarra 2002, 24-28). Ahora bien, la utilización de células
madre procedente de embriones encuentran principalmente dos graves problemas: uno de
tipo médico y otro de tipo ético.
El problema médico consiste en la posibilidad de la formación de teratomas (tumores
benignos) al tratarse de células capaces de diferenciarse prácticamente de modo ilimitado en
distintos tipos celulares, con lo que el control de tal diferenciación es realmente complejo.
Pero el problema ético es el principal. Cualquier investigador que no se deje llevar de
prejuicios interesados o de ideologías que condicionan el necesario rigor científico sabe que a
partir de la fecundación, se origina un nuevo ser humano, merecedor de respeto y de
cuidados. Por este motivo no es lícita en ningún caso su destrucción con el fin de obtener
células madre, independientemente de que su utilización se dedique a la curación de
enfermedades graves o de que procedan del almacenamiento de embriones congelados, que
constituye un grave callejón sin salida al que conducen las técnicas de reproducción humana
que se emplean en la actualidad.
El ser humano adulto también es fuente de células madre
Rechazar la investigación con embriones humanos ¿conlleva el condenar a los diabéticos,
enfermos de Parkinson o cardiópatas, a renunciar a una esperanza para aliviar su
enfermedad? De ninguna manera. Simplemente clarifica el límite de la ciencia, que es la
dignidad propia del ser humano considerado un fin en sí mismo y nunca un medio para
obtener otros fines por muy loables que éstos sean.
Es posible encontrar la misma solución médica a estas enfermedades a partir de la utilización
de células madre, pero no obtenidas de embriones humanos, sino a partir de los tejidos de
personas adultas, incluso de los mismos enfermos. Esto conlleva varias ventajas.
Considerando las más importantes, tres son de carácter médico y una de carácter bioético.
Se ha descrito la posibilidad de obtener células madre a partir de tejidos de personas adultas,
principalmente procedentes del sistema nervioso, hígado, músculo, médula ósea, epidermis e
intestino con capacidad de generar todo tipo de especies celulares (Dev Biol. 2000, 115-124;
Proc Natl, Acad Sci USA 2000, 14720-14725; J Clin Invest 2000, 1663-1668; Rev Med Univ
Navarra 2002, 24-28). Ello conlleva la ventaja, en primer lugar, de evitar el posible rechazo
ante un tejido extraño, ya que tales células pueden obtenerse del mismo paciente, utilizando
sus propias células con lo que no se presenta el problema de la específica expresión de
marcadores celulares de cada individuo.
En segundo lugar, el control de la diferenciación de estas células es mejor que el de las
procedentes de embriones humanos, por lo que evitamos la posible formación de teratomas
que podrían conducir al fracaso del tratamiento o a la generación de un nuevo problema de
salud en el enfermo.
En tercer lugar, es preciso afirmar la posibilidad de obtener la diferenciación celular necesaria
similar a las células madre procedente de embriones para la obtención de tejidos diferentes,
como ha mostrado el grupo de la Universidad de Minnesota dirigido por la Dra. Vedrfaillie
(Blood 2001, 2615-2625).
La ventaja desde el punto de vista bioético es fundamental: no es necesaria la destrucción de
vidas humanas en estado embrionario al manejar exclusivamente células procedentes de
adultos o del mismo paciente. Tratamientos con este tipo de células han sido ya publicados
en revistas especializadas, por ejemplo, en personas que han sufrido infarto de miocardio.
Este tratamiento, en el caso de la regeneración de tejido muscular cardiaco a partir de células
pluripotenciales obtenidas de personas adultas, ha sido denominado cardiomioplastia celular
y está suficientemente documentado en la literatura médica (Cell Trasplant 1992, 383-90;
Ann Torca Surg 1995, 12-18; J. Torca Cardiovasc Surg 1998, 744-751; Rev. Esp Cardiol
2001, 543-550; Nat Med 1998, 929-33; Lancet 2001, 279-80; Rev Med Univ Navarra 2002,
24-289).
Valoración bioética: células madre embrionarias versus células madre adultas
Tras este excursus de carácter científico, volvamos, de nuevo a nuestra pregunta inicial: ¿Por
qué el interes en utilizar células madre destruyendo embriones cuando sabemos que es
posible utilizar células madre de personas adultas? Se me ocurren las siguientes reflexiones:
Se ignora (o deliberadamente se quiere ignorar) que los embriones humanos, aun en un
estadio muy primitivo, como es el de blastocisto (compuesto apenas de unas pocas células y
con un periodo de vida de dos a cinco días), son seres humanos merecedores de especial
respeto y cuidado en virtud, precisamente de su extrema debilidad. No olvidemos que la
vocación fundamental de la Medicina es precisamente proteger y promocionar la vida, en
particular la más débil e indefensa. El argumento de que tal conglomerado celular carece de
identidad humana, además de ser radicalmente falso no es sostenible desde una
argumentación científica sólida. Afirmar que el embrión en estado de blastocisto no es un ser
humano puede provenir únicamente de un prejuicio ideológico interesado con vistas a la
manipulación de la opinión pública evitando así que ésta perciba la degradación ética que
supone la destrucción de embriones.
Es curioso constatar que a las asociaciones de enfermos que precisan de estas nuevas
terapias les es ocultada deliberadamente la posibilidad de obtener los mismos resultados
esperanzadores con la utilización de células madre adultas. Así mismo, se les oculta
sistemáticamente la grave problemática ética que conlleva la investigación con células madre
embrionarias en cuanto que supone siempre la destrucción de vidas humanas en el comienzo
de su desarrollo.
Por otra parte, no estaría de más analizar los intereses económicos que se esconden bajo la
investigación con embriones humanos, así como los intereses personales de científicos que,
dejándose seducir por halagos y buscando un prestigio profesional a cualquier costa (que en
el fondo no dejan de mostrar hasta qué punto es capaz de llegar la vanidad y soberbia del
hombre) no dudan en hacer la vista gorda ante las graves consecuencias éticas que tales
investigaciones conllevan.
Lo mismo puede decirse de aquellos políticos que, lejos de ejercer una profesión tan noble y
que pueden promover el bien tanto a los ciudadanos en particular (sin ningún tipo de
exclusión, incluso a los no nacidos que tienen especial obligación de tutelar) como a la
sociedad en general, se dejan llevar por la demagogia o del electoralismo revelando una
grave inconsistencia de pensamiento, incoherencia personal o falta de sensibilidad ética. Tal
postura hace que la noble responsabilidad política sea sustituida por un burdo populismo que
en el fondo conduce a la degradación de la sociedad y a la abolición de la dignidad humana.
Alternativas a las células madre embrionarias
Todos queremos, como no podría ser de otra manera, que nuestros diabéticos, enfermos de
Parkinson o quienes han sufrido un infarto de miocardio se curen.
¿Cómo? Dedicando fondos no a una investigación que conlleva la destrucción de embriones,
sino a la investigación con células madre procedentes de personas adultas. Con ello todos
salimos ganando. Los primeros, los mismos enfermos; también la ciencia que no pierde su
referente esencial que consiste en promover la dignidad humana, incluyendo la de los aún no
nacidos, que constituyen desgraciadamente los nuevos parias y grandes olvidados de nuestra
sociedad. Pero además, tal postura ennoblece a una sociedad donde todos tenemos cabida,
también aquellos que por el momento sólo están constituidos por un puñado de células pero
que, si son cuidados y se les permite vivir (aunque sólo sea eso, dejarles vivir), serán
precisamente (paradojas de la vida) quienes cuiden de nosotros cuando, en el ocaso de
nuestra vida, ya no podamos valernos por nosotros mismos.
CUESTIONES QUE NOS PLANTEAMOS EN EL ICEB RESPECTO A LA UTILIZACIÓN DE
EMBRIONES EN LA INVESTIGACIÓN
[email protected]
- Los criterios de inviable no quedan claros. Ya que es muy difícil definir la inviabilidad de un
embrión si previamente no se descongela.
- ¿Si al descongelarlos mueren, sus células se pueden utilizar?
La posibilidad de utilizar embriones descongelados, teniendo en cuenta que el propio proceso
le altera su estructura, depende de la vitalidad de las células y del tipo de experimentación
que se quiera realizar.
- ¿Una vez aceptada la muerte del embrión se puede utilizar sus células?.
Nos encontramos en una situación que no es similar a la de la donación de órganos del adulto
porque la vitalidad del embrión y la de sus células es lo mismo.
Además ¿en base a que parámetros se podría establecer la muerte de los embriones?. El
único parámetro es la vitalidad de las células y su capacidad de desarrollo y no es fácilmente
separable lo uno de lo otro.
- ¿En algún caso aunque remoto se pueden utilizar los embriones congelados después de
cinco años y dando permiso los progenitores y sin posibilidad de adopción por alguna mujer?
Dependerá del concepto de “posibilidad”. Si entendemos la posibilidad técnica, esta depende
de las condiciones de los embriones. Si entendemos la posibilidad ética, no es aceptable: las
previsiones de la muerte del embrión no justifica que tal muerte venga implícita, desde el
momento en que la muerte por destrucción es el resultado de cual sea el tipo de
experimentación
- En la actualidad los estudios mas recientes ponen en evidencia la dificultad para dirigir su
diferenciación, la enorme dificultad para controlar el poder tumoral que tienen estas células
madre embrionarias, y una vez que se hubieran conseguido su diferenciación, que estos
tejidos fueran funcionantes, y además no fueran rechazados por el receptor ya que son un
tejido extraño.
Mario Iceta, Director del ICEB