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Transcript
¿«Catolicismo light»?
Zenit: entrevista con George Weigel, autor de la biografía sobre Juan Pablo II «Testigo
de Esperanza” y «El coraje de ser católico: Crisis, reforma y futuro de la Iglesia».

«Coraje de ser católico» porque ésta es la forma en que siempre tiene lugar la
genuina reforma dentro de la Iglesia --a través de hombres y mujeres de
convicción y coraje, capaces de hacer frente a la cultura dominante, de ser
genuinos e íntegros, felices de ser católicos.

El «Catolicismo light» nunca ha reformado la Iglesia. La reforma siempre implica
una apropiación más profunda y más cuidadosa de las verdades que Cristo
confió a la Iglesia; las verdades que son su «constitución»...

Una de las cosas que necesitan los católicos es recuperar el sentido de la gran
aventura que significa la ortodoxia. La ortodoxia cristiana es la propuesta más
excitante que se ofrece en el mundo de hoy. Es con diferencia más excitante que
conformarse con ser «católico light».

Por «cultura de disensión» entiendo a los hombres y mujeres --incluyendo
sacerdotes, religiosos y religiosas, obispos, teólogos, catequistas, burócratas
eclesiales, y activistas-- que han creído que lo que la Iglesia proponía como
verdadero era falso para el día de hoy. Si realmente piensas, si realmente crees
que la más alta autoridad de la Iglesia enseña falsedades y está conduciendo a
la Iglesia hacia el error, no estás en plena comunión con la Iglesia. Y esto tiene
consecuencias en todo, incluso en el comportamiento.

¿No parece lógico que algunos hombres que han llevado una vida de decepción y
engaño intelectual en el seminario --hombres a los que se les dijo que tenían que
dejar atrás la enseñanza de la Iglesia-- hayan llevado también en ocasiones vidas
de engaño en su comportamiento, llegando al abuso sexual? Esto no nos debería
sorprender, dada nuestra cultura saturada de sexo. ¿No parece lógico que los
obispos que eran reticentes a arreglar lo que estaba manifiestamente mal en los
seminarios y universidades católicas en los años setenta y ochenta --en parte,
porque eran reticentes a enfrentarse a la «cultura de la disensión»-- no han sido
capaces después de poner remedio al escándalo de los abusos sexuales del
clero?

La confusión sobre la crisis no lleva al camino de la genuina reforma católica.
Ésta no es una crisis del celibato; ésta es una crisis de hombres que han fallado
en la vivencia de las promesas de celibato que pronunciaron ante Cristo y la
Iglesia. No es una crisis causada por la ética sexual de la Iglesia, que condena
totalmente cualquier forma de abuso sexual. No es una crisis causada por el
«autoritarismo», porque la Iglesia no es una institución autoritaria --es una
comunidad formada por una tradición con autoridad, que es algo muy diferente-. Y no es una crisis creada por los medios. Sí, los medios han distorsionado las
cosas y han creado una atmósfera de frenesí; pero este frenesí necesita algo de
qué alimentarse. Es un error muy serio no darse cuenta de que ésta es una crisis
que han creado los católicos y que sólo los católicos pueden evaluar.

El primer paso para evaluar qué es lo que está mal es reconocer las raíces
espirituales de la crisis. Como cualquier otra crisis en los 2000 años de historia
católica, la actual crisis está causada por una insuficiencia de santos. Esto es una
llamada a cada uno a llevar vidas más santas, más profundamente católicas.
Siempre que la Iglesia se descarría, la respuesta adecuada es siempre la misma:
todos en la Iglesia deben vivir la llamada a la santidad de una manera más
radical. Todos.

Tengo esperanza porque esta crisis desacredita a los viejos y estériles
campeones del «Catolicismo light», que no pueden ni siquiera describir con
acierto esta crisis que han ayudado a crear. Y estoy esperanzado porque eso es
lo que somos los cristianos: hombres y mujeres de esperanza. Saben que Dios
está actuando en la historia, y que nos lleva con frecuencia por extraños
caminos. Por eso creo, con Dorothy Day, en la verdad que entrañan las palabras
de Pío XI: «Demos gracias a Dios por hacernos vivir entre los problemas
actuales; a nadie se le puede permitir ya ser un mediocre».