Download La contaminación espacial
Document related concepts
Transcript
La contaminación espacial Julieta Fierro A los científicos así como a vastos sectores de la población, les preocupa la polución. El espacio se puede contaminar de varias maneras. Una es por la luz que producimos en la Tierra. El alumbrado público emite luz hacia el cielo; para la astronomía la contaminación luminosa es grave pues impide que sus imágenes se vean con claridad. En las grandes ciudades se ven muy pocas estrellas durante la noche debido a la contaminación por luces. Lo ideal sería construir lámparas más eficientes que, en lugar de iluminar el cielo perjudicando las observaciones astronómicas, se optimicen a fin de que la radiación vaya hacia donde se necesita. Los astrónomos no sólo usan luz para analizar a los astros, también emplean otras radiaciones. El gas y el polvo que está entre las estrellas emite ondas de radio. Si hubiese alguna otra civilización inteligente y con desarrollo tecnológico en el cosmos que quisiera comunicarse con nosotros, pensamos que lo haría empleando ondas de radio en la región de 18 cm de longitud de onda, que es donde emite la molécula del agua. Por consiguiente, para los astrónomos es importante mantener ciertas bandas de radio libres de contaminación por comunicaciones comerciales. Los artefactos que hemos colocado en el espacio han generando desechos. En general, los satélites pequeños se pueden destruir si se hacen caer a la Tierra. Así como cuando frotamos nuestras manos vigorosamente éstas se calientan, cuando reingresan los satélites a la Tierra se friccionan a tal grado con el aire que se evaporan totalmente produciendo una estría incandescente. En ocasiones se trata de luces de colores sorprendentes que se separan en el cielo. Quienes las observan con toda razón piensan que han observado un ovni, pues no necesariamente pueden explicarse el origen de estas luces. Otros artefactos descontinuados se redireccionan hacia el espacio exterior. Algunos incluso llevan mensajes elaborados por científicos con la esperanza de que sean interceptados por algún extraterrestre. Sin embargo, muchos satélites permanecen en órbita en torno de nuestro mundo aun cuando ya no tienen ninguna función. Estos objetos ponen en peligro a los nuevos satélites. Por ejemplo, un satélite geoestacionario se mueve a unos 12 km por segundo en torno de la Tierra, a esta velocidad incluso un fragmento tan pequeño como un tornillo de un antiguo satélite se convierte en una bala voladora capaz de dañar otros instrumentos. En 1989, cuando estaban por cumplirse los 200 años de la Revolución Francesa, la tecnología espacial ya había avanzado a tal punto que era posible colocar artefactos de gran tamaño en órbita en torno de la Tierra. Por ejemplo, se habían colocado instrumentos como paneles solares que iban plegados durante el lanzamiento y se extendían cuando alcanzaban la órbita deseada. Así, el gobierno francés decidió colocar una dona de maylar en órbita terrestre. El maylar es un material delgado y reflejante que se emplea para globos y envoltura de regalos. Este aparato iba a ser tan brillante como la Luna llena y circundaría a la Tierra una vez por hora. La Unión Astronómica Internacional logró detener este proyecto argumentando que si semejante objeto conmemorativo estuviese en el espacio, dificultaría las observaciones de los objetos celestes. Durante la Luna llena el brillo del cielo aumenta a tal grado que no se logran observar más que las estrellas más brillantes. Si un astrónomo estuviese estudiando una región del cielo por la que transitara la dona, tendría que suspender sus observaciones. Además, imagine el lector que durante la exposición de una imagen transitara por delante la dona, se arruinaría. Otro tipo de objetos que contaminarían las imágenes astronómicas son unos contenedores cilíndricos donde se depositarían las cenizas de los difuntos. Es decir que se podrían colocar en órbita cementerios de cenizas de aspecto brillante, visibles desde la Tierra. Afortunadamente la Unión Astronómica Internacional también pudo detener este proyecto. En otras palabras, hay fuertes presiones comerciales para colocar una serie de artefactos luminosos en el cielo tales como anuncios de todo tipo. Es necesario que los humanos nos pongamos de acuerdo para preservar nuestros cielos no sólo para la astronomía sino para evitar que se conviertan en un basurero luminoso. Continuamente cae materia del espacio a la Tierra. El Sol se formó a partir de una nube de gas y de polvo. Con la mayor parte de la materia que sobró se formaron los planetas, el resto quedó disperso en el Sistema Solar y de vez en cuando cae sobre los mundos. Existe otra fuente de materia que puede caer del espacio a la Tierra: los asteroides y los meteoritos; éstos se desintegran por choques y resquebrajamientos y dejan rocas congeladas a lo largo de sus órbitas, mismas que pueden impactarse contra nuestro mundo. De alguna manera ésta también es chatarra espacial, pero de origen natural.