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¿Qué aprendemos cuando estudiamos antropología?
Conferencia de Esteban Krotz
por Soledad Barsotti, Patricia Monsalve y Gimena Perret
Comprendiendo
que
nuestras
formas
no
son
humanamente inevitables ni decretadas por Dios, sino que
son el fruto de una historia larga y tempestuosa, bien
podemos examinar a la vez todas nuestras instituciones,
puestas de relieve ante la historia de otras civilizaciones, y
pesarlas en la balanza, sin temer encontrarlas defectuosas.
Margaret Mead
Libertad es una palabra que el sueño humano alimenta,
que no hay nadie que la explique y nadie que no la
entienda.
Cecilia Meireles
Sin utopía
La vida sería un ensayo para la muerte.
Jaon Manuel Serrat
Presentación
En noviembre de 2009 se llevó a cabo en Buenos Aires, en el Instituto de Desarrollo
Económico y Social (IDES), la 6ª Conferencia "Esther Hermitte" a cargo del profesor
Esteban Krotz.
Esteban Krotz es antropólogo. Se graduó como licenciado en filosofía y magíster en
antropología social en 1976 en la Universidad Iberoamericana de México. En 1993 tuvo

Becaria de formación docente, docente a cargo y docente asistente de la materia Antropología, ICI,
UNGS, respectivamente. Hemos presenciado la conferencia que diera Esteban Krotz en Buenos Aires, la
hemos grabado y luego desgravado, corregido y revisado para que pueda ser utilizada como material en
la cursada de la materia Antropología del semestre correspondiente al año en curso. Una aclaración: en
algunos pasajes de la conferencia hemos puesto (…) para hacer notar que hay cosas dichas por el autor
que optamos por no transcribir por una cuestión de espacio, como también texto entre [ ] cuando hacemos
nosotras alguna aclaración debido a algún problema del audio que no nos ha permitido entender
claramente lo dicho por Krotz.
1
su título de Doctor en Filosofía en Alemania. Actualmente es Profesor e Investigador de
la Universidad Autónoma Metropolitana de México y de la Universidad Autónoma de
Yucatán donde dirige distintos proyectos de investigación. Una línea de investigación
por la que ha venido transitando hace tiempo aborda de manera crítica y original la
historia y metateoría de las ciencias antropológicas, así como también, el interés por
conocer los distintos modos en los que se enseña antropología. La pregunta con la que
titula esta conferencia ¿Qué aprendemos cuando estudiamos antropología? tiene que ver con
algunas reflexiones en torno a dichos intereses y ámbitos de investigación. Los
invitamos a leerla.
Muy buenas tardes, buenas noches, según cómo se acostumbre llamar a esta hora.
Muchas gracias a las autoridades del IDES por hacerme el honor de invitarme a esta
conferencia. Una oportunidad de estar en un evento de una antropóloga que me parece
que habría que clasificarla como pionera de las “Antropologías del Sur”, una mujer
fuera de serie en su tiempo y cuyo legado de alguna manera también después de su
muerte es importante para México porque, como lo menciona el antropólogo mexicano
Andrés Fabregas quien co-editó las notas de campo en Chiapas de Esther Hermitte1,
ella escribe sobre un Estado que ha sido siempre especialmente importante para México
porque ha sido siempre una zona fronteriza de contacto con América Central y con
América del Sur. Cuando el resto de la antropología mexicana y, desde luego, muchos
intereses en el país más bien están dirigidas hacia el norte, justamente Chiapas como
muchos de ustedes saben, el día de entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte tuvo ese levantamiento -lamentablemente armado- del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, justamente para recordar que el desarrollo puede
tener varios significados, varias líneas y que hay diferentes expectativas con respecto al
desarrollo. En ese sentido, el levantamiento y esta realidad etnográfica a cuyo
conocimiento contribuye hasta el día de hoy las notas de la profesora Hermitte, no
1
Fue una antropóloga social argentina (1921-1990) muy reconocida por sus trabajos pioneros en cuanto a sus
aspectos metodológicos. Entre 1958 y 1964 hizo trabajo de campo en Pinola, en el Estado de Chiapas, México.
“Poder sobrenatural y control social” fue su tesis doctoral, producto de sus años de trabajo de campo allí.
2
solamente fue un asunto de un levantamiento sino que fue el poner esta realidad
etnográfica en la mesa de discusión del país hasta el día de hoy: la temática del proyecto
nacional incluyente de los pueblos indígenas pero, desde una perspectiva más amplia, el
tema de la democracia en general. Democracia que no es una forma de organización
donde se toleran a las minorías sino que es una forma de organización donde las
diferentes culturas, los diferentes modelos de vida, los diferentes opciones se enriquecen
mutuamente y entran en diálogo, o sea donde se tiene una organización social no a
pesar de las diferencias sino sobre la base de las diferencias. A esta discusión sigue
contribuyendo este Chiapas y siguen contribuyendo de alguna manera los escritos de la
profesora Esther Hermitte.
(…)
¿Qué aprendemos cuando estudiamos Antropología? ¿Qué vamos a aprender cuando
estudiamos antropología? (…)
Uno aprende ciertamente información, uno aprende mucho sobre su país, sobre la
región en la cual está la escuela de Antropología. Uno aprende algo sobre sectores
sociales como el propio o sobre otros sectores sociales que uno ni siquiera sabía que
existían en el país; uno aprende una serie de cosas que aprendió en la preparatoria, es
decir, en la educación medio superior pero ahora con más profundidad, con más
conexiones, uno ve más sobre procesos, estructuras. Uno aprende teoría, conceptos,
modelos; uno aprende enfoques de antropología llamados algunas veces escuelas,
siempre acompañado por el temor de que uno no esté en la escuela correcta, o de que
uno no identifique adecuadamente la escuela de su profesor. Uno aprende sobre
técnicas, uno aprende cómo debería hacer una ficha bibliográfica, cómo se hace una
entrevista, técnicas de generación de información, técnicas de sistematización, y hasta de
análisis de datos. Y uno aprende lo que lo distingue. Por ejemplo, los de comunicación
todo el tiempo andan con cámaras y con grabadoras y los antropólogos solamente
andamos con nuestro cuaderno de notas, pero el hacer trabajo de campo es lo que nos
distingue de ellos. En la [Universidad] Metropolitana con respecto a los sociólogos o los
3
psicólogos, ya desde el primer semestre uno aprende que el trabajo de campo es lo que
nos va a distinguir, es decir, juntar información en condiciones difíciles.
Hay otros elementos que se aprenden en la carrera que me parece que no tienen mucho
que ver con la Antropología como tal más que uno los aprende a propósito de la
Antropología y son importantes. Por ejemplo, uno aprende la comprensión de textos,
textos más largos que los caracteres que permite el msm o twitter, textos de varias
páginas, textos donde cada parte tiene un lugar que uno no tan fácilmente puede
bloquearlo y pasar a otra parte, donde hay que seguir y uno tiene que descubrir ese hilo.
Uno aprende algo que tiene que ver con la identificación de la información útil en una
sobreabundancia de información. (…) La situación de escasez cambió con la Internet por
completo. Tenemos que enseñar ahora cómo defenderse frente a la sobreabundancia de
información, más bien cómo encontrar las joyas entre la basura. ¿Cómo se enseña eso
cuando nosotros sólo aprendimos a distinguir buenas editoriales? (…)
Aprendemos a lo largo de la carrera la expresión oral y escrita; en algunos lugares en
lugar de eso se aprende powerpoint, pero a veces el powerpoint puede ser útil. Uno
aprende a veces trabajo en grupo; en algunos casos hasta se aprende argumentación, es
decir uno aprende el significado correcto de formas como “por lo tanto” o “en
consecuencia”. Uno aprende la disciplina de trabajo intelectual que es muy placentero
pero que también es trabajo. Uno aprende de los colegas y compañeros a emanciparse
de la familia, uno aprende la crítica a la religión, a poner en duda las tradiciones y las
convenciones, esto también es parte del aprendizaje de la antropología. Todo esto
aparece a veces en los planes de estudio.
Yo creo que, y con esto voy a mi segundo punto, lo que uno aprende cuando estudiamos
antropología y lo que nosotros deberíamos enseñar cuando enseñamos antropología
tiene que ver con todo esto un poquito pero es otra cosa, o es el producto de todo esto,
es el conjunto de todo esto. El conjunto que es más que la suma de las partes. Para esto
que se aprende no tengo una palabra mejor que la palabra visión. (…) Esto me vino de
uno de mis maestros de la antropología Ángel Palerm que iba por la ciudad de México y
enseñaba visiones del paisaje de una ciudad como la de México y de las fotografías
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aéreas para ver lo que nadie veía, restos de sistemas prehispánicos de riego. (…) Cada
uno ve lo mismo y al mismo tiempo cada uno ve otra cosa. En ese sentido, uno de
nuestros profesores dijo que en el estudio de la antropología íbamos a adquirir una
visión distinta, una visión que se iba a verificar cuando íbamos a ver una película de
indios y vaqueros, y en vez de ver una situación interesante en la pantalla íbamos a ver
relaciones interétnicas o cuando en una serie policíaca de los EEUU en la televisión no
íbamos a ver quién era el malo sino el proceso de legitimación del orden normativo.
Podíamos decir que habíamos empezado a ser antropólogos.
Poco después fui a una clínica y llegué tarde y me tropecé en el estacionamiento con un
médico que yo conocía y que también llegaba tarde y me decía “Yo creo que ahí va mi
paciente, por que si camina como camina va a ir conmigo porque yo soy ortopedista”.
Yo vi una persona que caminaba pero él veía vértebras y la posición de las piernas. Es
decir, otras profesiones también adquieren una visión diferente de lo que todos vemos.
Y algo así me parece que es lo que enseñamos cuando enseñamos antropología y algo
así aprendemos cuando aprendemos antropología.
Empezamos a ver una dimensión que otros no ven o por lo menos no ven de esta forma;
esa dimensión de lo social, de lo cultural para lo cual tenemos a la vista lo que todos
tienen a la vista: gente que se conduce de cierta manera, que mueve el cuerpo de cierta
forma y emite algún tipo de sonidos en ciertas circunstancias, y a partir de esto
hablamos de sociedad, de cultura y de todo lo demás. Hablamos de cosas que otros no
ven a pesar de que ven lo mismo. Ven lo mismo el médico, el veterinario, el demógrafo,
el policía de la esquina. Ven todos exactamente lo mismo que nosotros, sin embargo,
nosotros distinguimos estas conductas, escuchamos estos sonidos de una manera que
nos hacen ver una dimensión social y cultural, que en el esquema de Comte es la última
esfera que se vuelve ciencia positiva, esto es lo que nosotros aprendemos a ver en la
carrera.
¿Dónde aprendemos a ver eso? Algunos decimos y nos gustaría que fuese así (pero no
es así) que cuando la gente aprende teoría. Tal vez, en algunos lugares la gente lo
aprende o adquiere un cierto sabor por esto cuando lee estudios sobre otras culturas,
5
otras sociedades, otros tiempos. Yo creo que cuando se aprende realmente es cuando se
hace trabajo de campo. Trabajo de campo es la palabra que tiene significados diversos,
un campo semántico muy poco claro. Además es difícil porque, por una parte, es parte
de la carrera, un rito de iniciación y, al mismo tiempo, es método central de la
antropología después. Método central, rito de iniciación, sin embargo, en una relación
que no obliga a todos los antropólogos a hacer trabajo de campo todo el tiempo.
También examinamos la realidad empírica con otras formas, con otras vías de análisis. Y
sin embargo está la idea que, entre otros, ha defendido Lévi Strauss de que uno no
puede ser antropólogo si no ha tenido esta situación inicial de enfrentarse a través del
contacto con otra cultura, con otra forma de vivir que no es la propia, con la realidad
social. Nuestro acercamiento a lo social a partir de lo otro social y cultural. Esta
exposición personal guiada en la carrera a la otredad para adquirir a través de este
proceso de experimentación propia, de reflexión sobre ella, de análisis en los términos
que aprendemos en las clases de metodología y de teoría para aprender la categoría
central de la alteridad. Esta categoría central vuelve a esta disciplina la ciencia
parasitaria de las otras, esta ciencia que siempre pone a prueba las generalizaciones de
los otros y que hace que nosotros miremos el universo de la especie como el multiverso
sociocultural donde ésta concepción del multiverso, de la heterogeneidad, de la
diversidad es lo que justamente pone a prueba las generalizaciones. No es que no deban
existir o que de por sí sean equivocadas sino que muchas veces se toman de una manera
demasiado rápida, y a veces también de una manera ideológicamente interesada. (…)
[Según la experiencia que han tenido los antropólogos clásicos de la antropología como
Malinowski o Boas, uno se queda con la idea de que la cultura diferente es la que
corresponde a otro país] Cultura diferente parece ser la cultura de otro país. [Pero]
Chiapas es un buen ejemplo, porque si yo como chiapaneco estudio oaxaca, estudio otra
cultura pero es de mi propio país. Si voy más al sur, estudio guatemalo alguna gente se
siente más antropóloga porque están en otro país, cuando sabemos que Estado nacional
es una ficción. No es tan importante si es en otro país o si es en el propio. Taylor habla
no solamente de los salvajes y los bárbaros africanos, sino habla de los campesinos
6
ingleses, los ubica como los bárbaros de su propio país. Es decir, es el comienzo que está
en la relación con la otredad porque no es Europa la que estudia a los otros fuera de
Europa sino que es la Europa universitalizada, cientifizada, urbanizada, beneficiaria del
desarrollo industrial que estudia a los otros también en su propio país.
Trabajo de campo que es rito de iniciación y también pase para lo que la mayoría de las
carreras en América Latina tenemos al final que es una tesis. Una tesis donde la palabra
también es antigua porque no es una tesis sobre filosofía al modo de la tesis de filosofía,
es decir donde hay una cadena argumentativa a partir de un axioma, a partir de una
sentencia de un gran filósofo o a partir de un “inside” o una experimentación propia.
Tampoco es una tesis a modo de las ciencias naturales donde se ponen a prueba ciertas
hipótesis con métodos experimentales. Tampoco es, y esto ha sido uno de los temas de
Eduardo Menéndez, una tesis como se hace en otras disciplinas sociales donde uno
elabora las conclusiones sobre la información que recogieron otros, sino donde la tesis es
parte y al mismo tiempo palabra importante del proceso que empieza con el
planteamiento del problema con la búsqueda de información para entender ese
problema, con la generación de esa información que llamamos trabajo de campo,
observación participante, etnografía o como se quiera llamar, y después el intento de
volverla inteligible como es inteligible para los otros que uno estudia, para uno mismo o
para quienes uno quiere hablar que no es sólo el comité de tesis sino para alguna gente
que puede leer lo que uno escribe, y cuando uno pasa por ese proceso uno adquiere una
visión de algo que se refiere además a fenómenos que no se pueden mostrar de los
cuales ya hablamos, el Estado, la estructura, el grupo social, todo esto no tiene un
referente del que se pueda decir “aquí está”; se adquiere una visión de algo que no se
puede demostrar a pesar de que el Estado, como se acaba de ver frente al Congreso, se
materializa a través de las tarjetas que se pintan de azul los manifestantes. El estado es
una realidad a pesar de que no se puede demostrar donde está exactamente.
No solamente se adquiere una visión de una escena particular sino que empieza a
cambiar la visión, como un buen viajero que vuelve a su lugar de origen y ve cosas que
antes no veía, cosas que le llaman la atención que antes no le llamaban la atención, y a
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partir de ese interjuego entre lo que vio en otra parte y lo que ve en el lugar de donde
procedió empieza a ver en la memoria cosas en el otro lugar que no había visto cuando
estaba allá, sino solamente en el contraste, en la reflexión sobre eso de algo distinto,
entonces cambia la visión de la sociedad propia, de las costumbre propias, de la cultura
propia o como se le quiera decir. Y no solo se crea una visión, se cambia la visión
existente sino también uno empieza a ser atrapado por una contravisión, podríamos decir
una visión contrahegemónica. Una visión que no depende del carácter crítico o no,
anticapitalista o no del antropólogo sino que parece ser parte de la antropología misma.
Podríamos decir con Taylor, qué cosa más revolucionaria podría decirse en el siglo XIX
en la sociedad inglesa, que lo que dice Taylor al inicio de su trabajo cuando define la
cultura, y decir que todos tienen cultura, incluso los no ingleses, incluso los que están en
Africa, incluso los que tienen sentido común, según Hegel que no tienen ni orden ni
concierto, y no sólo tienen cultura, porque son seres culturales pertenecen a culturas,
pertenecen a sociedades el mismo potencial evolutivo que los ingleses, es decir una
ciencia que desde el inicio empiezan con elementos que van a contracorriente de la
visión hegemónica para la cual mucha gente en ese momento pensaba que lo mejor que
se podía hacer con los africanos es seguir con la esclavitud. Una situación que no es muy
distinta de la que hoy piensan muchos latinoamericanos con respecto a sus poblaciones
indígenas. (…) Es decir, el antropólogo que describe la realidad que ve ya desmiente
mucho de lo que se dice sobre el país. Y cuando uno sigue en la carrera, uno afianza esta
visión contrahegemónica, cuando uno aprende que lo natural casi siempre es social
especialmente cuando se habla de catástrofes naturales, que lo estable siempre está en
flujo, que lo tradicional es en buena medida inventado y además es manipulado, que
el poder no tiene porqué ser ejercido de manera centralizada, que el crecimiento no
implica necesariamente desarrollo, que la desigualdad no es una condición
permanente de la especie humana.
Uno no solamente adquiere una visión, uno no solamente empieza a cambiar la visión
de la sociedad propia sino uno se empieza a ver como cultivando, por lo menos en
parte, una visión contraria a la visión hegemónica. Y esto mina la visión existente, la
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visión difundida por las escuelas, por los medios de difusión, por las instancias
gubernamentales y por otras. Suena un poco difícil decirlo acá, en México es más fácil
decirlo porque no tuvimos un gobierno militar, no tuvimos esta situación que llevó a la
clausura de las carreras de antropología por subversivas, pero me parece que la
antropología tiene por su esencia misma algo de esta subversividad justamente porque
mina la visión, independientemente de la posición personal del antropólogo que hay
igual conservadores y de socialistas, hay de todo, como en cualquier otra parte de la
población pero de la misma forma como el ortopedista tiene que ver vértebras desviadas
a pesar de que la gente dice “yo me siento muy bien”, de la misma forma el antropólogo
empieza a ver las cosas y las dice, a pesar de que otro dice “yo no veo dónde está el
problema”.
Actualmente me parece que este cambio de visión, esta creación de visión aplica y ha
llegado a la misma antropología porque al hablar de las antropologías periféricas, de las
antropologías del sur, la exigencia de las antropologías mundiales en plural también
empiezan a implicar cada vez más una visión distinta de la antropología donde durante
mucho tiempo habíamos visto las antropologías del sur como antropologías
subdesarrolladas o algo así, o sea la teoría de la dependencia poco a poco está entrando
en la reflexión sobre la misma antropología. Cuando uno aprende antropología, uno
aprende a ver una realidad que todo el mundo siente pero que nosotros empezamos a
ver: procesos, estructuras, dependencias, causas, efectos; una visión donde hay un modo
peculiar de ver la especie humana como un multiverso sociocultural; donde esta visión
peculiar de la antropología hace cambiar la visión de la sociedad propia de la cual uno
es parte y, por lo tanto, también de alguna manera de la visión de uno; donde uno
empieza a ver que hay visiones no solamente diferentes sino contrapuestas y visiones
hegemónicas y visiones subalternas que se tratan de abrir este camino. Eso es lo que
deberíamos aprender cuando aprendemos antropología.
Y con eso voy a la parte final de lo que quiero comentar donde me parece que se aclara
un poco la situación inicialmente mencionada como ambigua en México (y en otras
partes de América Latina no es demasiado diferente): hay un cierto boom antropológico,
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hay una creación sostenida de carreras, de programas, de revistas, de congresos y, por
otra parte, hay una hostilidad hacia el pensamiento científico, hacia el pensamiento que
analiza y propone a partir del diagnóstico. En México algunos han hablado de que la
antropología con su éxito numérico se está enfrentando a algo que llamamos el
“Triángulo de las Bermudas” (…). Vemos que ese triángulo tiene tres lados y uno de
esos lados que amenaza la antropología y esa producción de esa visión y esa
reproducción (también este conjunto de visiones) es la primera cultura globalizada, es
decir la burocracia, que ha encontrado ahora en la computadora y en Internet un
instrumento verdaderamente destructor impresionante. Es decir, la forma como a través
del Internet y el uso de la computadora se le exige a la investigación científica, a la
investigación antropológica planear de una forma tal que no solamente nos causa
molestia. El problema es que nos hace ver cada vez más el proceso de generación del
conocimiento, nos hace ver las cosas como la burocracia las ve. Porque al comienzo
jugamos con la burocracia. Hacemos como si nos adecuáramos, porque además no nos
queda otra: “Si Ud. no llena el cuadrito del asterisco, no pasa a la siguiente página”. Y
poco a poco uno empieza a pensar cuando planea un proceso de investigación o cuando
uno se imagina hacia dónde va una investigación. Que uno no debe ver algo demasiado
diferente de lo que se puede ver en las máscaras de la computadora, pero poco a poco
descubre cómo uno adquiere la única visión que le dejan a uno reportar, y la única
visión que le dejan a uno planear. El triángulo sin embargo tiene dos vertientes más. El
segundo lado del triángulo son las ciencias naturales que han sido un problema para la
antropología desde siglo XIX porque no es cierto que la antropología nació bajo la égida
de la arqueología darwiniana. Más bien Darwin copió las ciencias sociales cuando este
tomó la idea básica de Malthus, cuando tomó el término de la supervivencia del más
apto. La arqueología se vuelve la disciplina importante después que empieza a
transformar la antropología ya en el siglo XIX. En México casi todas las instituciones de
las investigaciones científicas y de políticas públicas están ocupadas por científicos
naturales y las ciencias naturales nos imponen poco a poco una forma de generar la
investigación y de comunicar la investigación. El antropólogo que sigue por ejemplo
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pensando en que va a escribir un libro o que va a participar con otro en buen modo
comparativo, un libro colectivo, y además en castellano, se le va a decir que si no escribe
un artículo en inglés, donde sigue una cierta forma de cómo se escribe, si no hace algo
pronto en inglés, o pronto en una revista de circulación internacional entonces mejor
que vaya a un centro cultural y deje la Universidad para los que saben cómo se produce
ciencia, es decir, una ciencia se impone como EL modelo de ciencia. Y la tercera tangente
de este triángulo es lo que llama Pablo González Casanova, la nueva universidad, la
universidad donde el conocimiento es mercantilizado y donde tal vez uno simplemente
puede ver en el lenguaje que se utiliza cómo es este modelo empresarial de la
universidad. Cuando yo empecé a ser profesor de la universidad Metropolitana yo era
profesor investigador, era la universidad de México que inventó ese término y todos nos
sentíamos
orgullosos
porque
éramos
los
primeros
profesores
investigadores
universitarios investigadores del país, entonces teníamos una sala de profesores.
Después de cierto tiempo me di cuenta que ya no era ni profesor, ni profesor
investigador sino que había una distancia de la universidad donde yo era personal
académico, pero todavía está la palabra persona. Al tiempo esta puerta cambió de
letrero y si tenía que ver algo con esta universidad tenía que ir al Departamento de
Recursos Humanos. Últimamente dicen que soy capital humano, no sé donde voy a
terminar pero uno ve cómo este mismo lenguaje muestra una forma muy distinta de la
universidad. Esto no significa que no ha habido cambios a los cuales nos tenemos que
enfrentar pero la capacitación de los profesores todavía es un problema en muchas
universidades, la poca investigación que se realiza especialmente en las universidades
fuera del distrito federal es llamativa. El crecimiento de la matrícula podría ser algo
importante, aunque esto no necesariamente necesitaría llegar a la abolición de este
modelo pero ciertamente hay una serie de problemas que se tienen que resolver (…)
Con esto llego al final porque si me pregunto qué vamos a enseñar cuando enseñamos
antropología o qué es lo que van a aprender los estudiantes que quieren aprender
antropología en los próximos años, si quiero preguntarles si hemos enseñado bien o
cuáles son los criterios para saber si podríamos haber enseñado mejor entonces no
11
encuentro otra forma que regresar al inicio de esta historia, a este inicio al cual hice
varias veces referencia. A ese inicio, todas veces un inicio por celebrar en el siglo XIX,
donde la antropología se vuelve ciencia, donde empieza a generar estas visiones y
donde este proceso es un proceso como se mostró en el pequeño ejemplo de Taylor a
contracorriente, un proceso que llamamos de emancipación, un proceso que se salva, y
que rompe con los bloqueos del pensamiento tradicional sobre la naturaleza, del
pensamiento filosófico y del pensamiento teológico, se abre esta nueva forma de ver la
realidad que tiene sus propias reglas, que tiene su propia dinámica. Este rompimiento
con el bloqueo que sin embargo también significó el surgimiento de nuevos bloqueos y
por eso el regreso al inicio no puede ser un simple regresar como si a siglo y medio no
hubieran existido, sino un regreso en el sentido de una superación, y esa superación
solamente puede estar en la búsqueda de los bloqueos que entonces se generaron y esos
bloqueos, que llevaron después también al descubrimiento del proceso de la evolución
sociocultural, que muestra la realidad como en flujo, como algo que no tiene punto de
llegada conocido y donde sin embargo estos descubrimiento se hizo en los marcos de
una visión etnocentrista, tecnocentrista y cronocentrista que se reproduce hasta el día de
hoy en las pequeñas y en las grandes visiones del desarrollismo, de las concepciones
populares de lo que es progresar en la vida individual. Esta manera de ver que el futuro
se puede pensar solamente como extensión perfeccionada del presente cosa que permea
desde el siglo XIX hasta el día de hoy nuestra visión, a pesar de que sabemos hoy de que
la economía informal, de que la especulación financiera internacional, que la destrucción
ambiental, y que el caminar encorvado de la mayoría no es un efecto falla del sistema
sino que es un interés esencial del sistema. Me viene aquí a la mente este comentario
que dicen que hizo una vez Ghandi antes de la Independencia de la India, cuando
estaba en el proceso de independización de la India, le preguntaron alguna vez cuando
ya era famoso qué es lo que pensaba de la civilización occidental, y se quedó pensativo y
luego dijo “sería una buena idea”. Algo así me parece que podríamos pensar cuando nos
preguntan qué hacemos cuando estudiamos la sociedad humana. Yo creo que
podríamos contestar de la misma manera “Sería una buena idea”, es decir, una sociedad
12
humana, el multiverso sociocultural, verlo no como algo que existe sino como algo que
está en proceso de hacerse y que se está haciendo en muchas formas, en muchos lugares,
de muchas maneras diferentes en el pasado, en el presente y nosotros somos los
especialistas en ver cómo en los diferentes lugares, en las diferentes sociedades, en las
diferentes cotidianeidades que nosotros estudiamos, se está tratando de hacer sociedad
humana. La sociedad humana no es algo que existe y nosotros lo analizamos como el
físico un bloque de materia, si nosotros los especialistas en ver cómo en diferentes
lugares se hace sociedad humana que merece este nombre que todavía no lo tiene.
Sociedad humana, como decía Tomás Moro, como el conjunto de todas esas acciones
incluyendo lo de todas las acciones tienden al placer y a la felicidad como su fin. El
placer y la felicidad de todos desde luego, no el placer y la felicidad de unos a costa de
los otros. Pero veríamos estas formas de cultura y de sociedad que estudiamos como
experimentos de un futuro de una sociedad humana, no como decía en otros aspectos
ciertamente Lévi Straus y así terminó su vida haciendo el símil de la antropología con la
entropía, sino la sociedad como algo que está haciéndose, algo que se está haciendo a
través de los múltiples experimentos que a veces son tan distintos de nuestra forma de
ver que no alcanzamos a ver su carácter experimental hacia esta misma meta. La
antropología como diagnóstico de esas tendencias multiformes de un mundo,
humanización de la naturaleza, naturalización de la historia humana que todavía está a
punto en la realidad y necesita no solamente conocerse sino llevarse a cabo. Este mundo
para cuyas anticipaciones objetivamente reales, nosotros estamos para testimoniarlas en
las cotidianas experiencias y en la organización social donde a veces se protege y se
fomenta, donde se transmita aliento y se ensaya a pesar de los fracasos repetidos, donde
se ensaya a crear hogar, hogar que solo puede ser hogar cuando lo es para todos y en
todas partes. La antropología entonces no solamente sería la creación de una visión sino
sería el olfatear ese tipo de tendencias hacia esta sociedad humana que todavía no lo es
pero que lo podría ser, es donde observamos un proceso convergente hasta esa sociedad
humana, donde aprendemos a ver el presente no como resultado del futuro sino donde
podemos empezar a olfatear el presente como pasado del futuro, otro, donde las
13
realidades son otras empíricamente existentes transportadas por nuestra disciplina nos
muestran esta sociedad humana como experimento y como anticipación de lo que
podría ser una sociedad humana.
Les agradezco su participación.
14