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Publicaciones INIA Quilamapu
INFORMATIVO AGROPECUARIO
BIOLECHE - INIA QUILAMAPU
GOBIERNO DE CHILE
MINISTERIO DE AGRICULTURA
INIA QUILAMAPU
TOMATE: DESCOMPOSICIÓN INTERNA DEL TALLO O
MÉDULA NEGRA ¿CÓMO EVITARLA?.
Magdalena Cruz A.
Ingeniero Agrónomo, Ph.D.
Investigadora INIA Quilamapu.
La médula negra
del tomate es
una enfermedad
poco conocida
causada por una
bacteria
habitante del
suelo llamada
Pseudomonas
corrugata.
Ataca plantas individuales que tienen un desarrollo muy vigoroso y suculento que resulta de elevadas dosis de nitrógeno. Infecta los
tallos y ocasionalmente los frutos próximos a la madurez. Le favorecen las condiciones de alta humedad y bajas temperaturas
nocturnas que se dan a comienzos de primavera y fines de otoño en cultivos bajo plástico.
También puede infectar cultivos al aire libre durante períodos de lluvias que salpican la bacteria desde el suelo al follaje. Los días
nublados favorecen la preservación y diseminación de la bacteria que, después de una lluvia, puede permanecer por alrededor de dos
horas suspendida en el aire con un alto contenido de humedad. En esta forma de “aerosol” se disemina a varios kilómetros de
distancia. Dentro de un potrero es transportada por el agua de riego, equipos de labranza, insectos, pájaros y por la manipulación propia
del cultivo. Algunas referencias indican la conservación de esta bacteria en la semilla del tomate.
La enfermedad fue detectada hace años en Chile. Aunque su epidemiología aún está en estudio, se considera que, como todas
las bacterias, puede penetrar los tejidos de la planta por heridas de poda o de insectos, a través de pequeñas grietas en la base de
los pelos de los tallos y por aberturas naturales de la planta como estomas y lenticelas. Sobrevive mejor en suelos húmedos, de
textura liviana y con buena aireación. La mayoría de las bacterias del género Pseudomonas son aerobias estrictas, es decir,
requieren oxígeno para su respiración. La humedad es necesaria para la actividad de la membrana de la célula bacteriana que hace
posible el transporte de nutrientes a su interior.
Síntomas
La enfermedad se caracteriza por marchitez y amarillamiento de las hojas superiores de plantas con gran follaje y tallos gruesos. En la
parte basal de éstos aparecen estrías longitudinales café negruzcas, a menudo conectadas con las cicatrices de poda. Al hacer un
corte longitudinal del tallo aparece un sector de tejido descompuesto de color oscuro y a veces hueco, debido a una descomposición
seca de su parte central o médula (fotos). En la zona afectada aparecen abultamientos y grietas con abundante emisión de
raíces adventicias, lo que es propio de plantas con desarrollo excesivo y/o con problemas en la conducción del agua y nutrientes. En
casos extremos, los tallos pueden quebrarse al nivel de las lesiones. Sin embargo, en ataques menos intensos el daño se
considera reversible ya que las plantas pueden recuperarse al mejorar las condiciones de calor y luminosidad.
Enfermedades similares
Existen otros microorganismos que pueden provocar síntomas muy parecidos de pardeamiento y destrucción de la zona central de
los tallos, como las bacterias del cáncer y de la marchitez del tomate, además de los hongos Fusiarium y Verticillium, todos habitantes
del suelo. Aunque existen diferencias entre los síntomas, es fácil confundirlos a simple vista y sólo un procedimiento de laboratorio
puede dar el diagnóstico exacto.
Control
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No existe tratamiento químico efectivo para la médula negra.
Una dosis balanceada de nitrógeno en conjunto con una aplicación reforzada de potasio, para tener tallos más firmes, ayuda a prevenir un
sobre crecimiento de la planta. Para un rendimiento de 70 toneladas de tomates en una hectárea, aplicar entre 80 y 130 kg de nitrógeno
(550-850 kg salitre), 200 a 300 kg K2O (340 a 500 kg Sulfato de potasio), 70kg P2O5 (150 kg Superfosfato triple) y 60 a 80 kg MgO (330 –
440 kg Sulpomag). Se recomienda no usar cloruros.
Se debe evitar el exceso de humedad en el invernadero manteniendo buena aireación y controlando el riego sin mojar el follaje. No entrar a
la plantación ni trabajar con follaje mojado por lluvia o neblina.
Efectuar la poda de los brotes axilares con la mano y sin tocar el punto de unión al tallo para no transmitir la bacteria en la herida del corte.
Eliminar las plantas con daño severo.
Efectuar rotación de cultivos con ajo, cebolla, chalota y cereales. No incluir en la rotación plantas de la misma familia del tomate, como
tabaco, papas, berenjena y pimiento por al menos 2 a 3 años. Aunque la enfermedad se considera exclusiva del tomate, la bacteria ha sido
aislada de algunos cultivares de pimiento y de raíces de alfalfa sin síntomas de daño.
Usar semilla certificada y libre de bacterias. Si cosecha su propia semilla de variedades de polinización abierta, es muy importante
desinfectarlas con agua caliente. Para eso se pone la semilla en una bolsa hasta la mitad de su capacidad y se sumerge en agua a 480C
durante 25 minutos. Para un mejor contacto de las semillas con el agua, se recomienda introducir y sacar la bolsa varias veces, dejando
escurrir el agua. Se debe controlar la temperatura evitando que suba a más de 500C. Si esto ocurre la semilla no muere, pero debe ser
sembrada pronto. La semilla se seca y esparce en una superficie limpia y a la sombra. Al almacenarla, se puede agregar un desinfectante
en polvo para protegerla de los hongos (por ejemplo Thiuram a razón de 30 gramos para ½ kilo de semilla). La desinfección con agua
caliente también es efectiva para prevenir otras enfermedades bacterianas, como Clavibacter y Xanthomonas, además de las
Pseudomonas.
Si ha plantado un híbrido, no puede guardar su semilla porque ésta degenera.