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FUNCIÓN DE REPRODUCCIÓN EN EL SER HUMANO LOS CARACTERES SEXUALES En nuestra especie, como en la mayoría de las especies animales, sólo existe reproducción sexual. Hay dos sexos separados, el femenino, al que pertenecen las mujeres, y el masculino, al que pertenecen los hombres. Los dos sexos se diferencian por una serie de características externas e internas. Caracteres sexuales primarios Durante la infancia es difícil distinguir el sexo de una niña o de un niño si están vestidos de la misma forma. Sólo si están desnudos y podemos observar sus órganos sexuales podemos diferenciarlos. Los caracteres sexuales primarios son el conjunto de órganos sexuales masculinos y femeninos, que determinan el sexo de cada individuo desde su nacimiento. Caracteres sexuales secundarios El paso de la infancia a la adolescencia viene determinado por el inicio de a pubertad. Es el momento en el que los ovarios femeninos y los testículos masculinos han completado su maduración y comienzan a producir los gametos, que son las células reproductoras, tanto femeninas como masculinas. Durante esta etapa aparecen los caracteres sexuales secundarios, Son los cambios que se producen durante la adolescencia y permiten reconocer con facilidad el sexo de una persona adulta. Los principales caracteres secundarios son: En la mujer las formas se redondean, los senos se desarrollan, la cintura se hace mas estrecha y la cadera más ancha. En el hombre hay un mayor desarrollo de la masa muscular, la espalda se hace más ancha, la laringe se desarrolla y aparece la nuez, la voz se hace más grave, y brota pelo sobre la cara y el tronco. En ambos sexos se produce un aumento de la estatura y aparece vello en el pubis y las axilas. Al final de la adolescencia, hacia los 18 o los 20 años, dependiendo de cada persona, el organismo ha alcanzado la madurez física que caracteriza al adulto. Los caracteres sexuales primarios son los que determinan el sexo del individuo, y los secundarios, los que permiten distinguirlo con facilidad en los adultos. EL APARATO REPRODUCTOR MASCULINO La función del aparato reproductor masculino es producir los gametos masculinos -espermatozoides, conducirlos al exterior y asegurar su introducción en el interior del aparato reproductor femenino. Órganos del aparato reproductor masculino Los órganos que lo constituyen son los siguientes: Los testículos. Son dos y en su interior se encuentran los túbulos seminíferos: donde se forman los gametos masculinos o espermatozoides, que se producen continuamente a partir de la pubertad. Como necesitan una temperatura ligeramente inferior a la del interior del cuerpo para madurar correctamente, los testículos se encuentran alojados fuera del abdomen, en unas bolsas de piel que reciben el nombre de escroto. Los conductos genitales. Su función es almacenar los espermatozoides y conducirlos al exterior. Parten del epidídimo, que es un conducto muy largo y contorneado Está pegado a la parte superior del testículo y en él desembocan los túbulos seminíferos. Los dos conductos se reúnen al final y desembocan en la uretra. Las vesículas seminales y la próstata. Son glándulas y vierten sobre los espermatozoides líquidos nutritivos que, al unirse a ellos, forman el esperma o semen. El órgano copulador o pene. Se encarga de introducir el esperma en el interior del aparato reproductor femenino. Acaba en un ensanchamiento llamado glande cuando el pene está relajado se encuentra cubierto por un pliegue de piel, el prepucio. Normalmente el pene está relajado, y por la uretra, que recorre su interior, se excreta la orina. Si el interior del pene se llena de sangre, su volumen aumenta y se eleva para producir su erección, siendo capaz así de expulsar el semen, lo que se llama eyaculación. El aparato reproductor del hombre asegura la producción de los espermatozoides su conducción y su introducción en el aparato reproductor de la mujer. EL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO La función del aparato reproductor femenino es producir los gametos femeninos u óvulos, facilitar su encuentro con los espermatozoides, recibir al pene y albergar y alimentar al nuevo ser durante el embarazo. Órganos del aparato reproductor femenino Son los siguientes: Los ovarios. Son dos y se encuentran alojados en la parte inferior del abdomen. En ellos, a partir de la pubertad, maduran los óvulos. Se producen uno cada 28-29 días, generalmente. Los conductos genitales, que son las trompas de Falopio y la vagina. Las trompas de Falopio capturan los óvulos al ser expulsados de los ovarios y los conducen hasta el útero. La vagina comunica el útero con el exterior y recibe al pene durante la cópula El útero o matriz es un órgano único, en cuyo interior, el endometrio, tiene lugar el desarrollo del nuevo ser hasta el momento del parto. Su parte inferior, más estrecha, llamada cuello del útero, comunica con la vagina. La vulva es, en su conjunto, la parte externa del órgano reproductor femenino. En ella se encuentran: — Los orificios de salida de la uretra y de la vagina. Esta última está parcialmente cerrada por el himen, que es una delgada membrana que se rompe, generalmente, en el primer contacto sexual. — El clítoris. Es un pequeño órgano que colabora en la sexualidad de la mujer. — Los labios mayores y menores. Son pliegues de la piel que protegen la entrada al interior del aparato femenino. El aparato reproductor de la mujer produce óvulos maduros y favorece su encuentro con los gametos masculinos. Además, alberga y alimenta al nuevo ser durante sus primeros meses de vida. FISIOLOGÍA DEL APARATO REPRODUCTOR FEMENINO En la mujer, el comienzo de su madurez sexual está determinado por la aparición de la primera menstruación o regla. Para comprender en qué consiste este proceso y cuál es su causa, vamos a conocer el ciclo del ovario y el ciclo del útero. Ciclo del ovario En el interior de los ovarios de una mujer existen, en el momento de su nacimiento, todos los óvulos de los que va a disponer a lo largo de su vida. Son alrededor de 400.000, pero se encuentran inmaduros. Cada uno de ellos está rodeado por un grupo de células, que forman el folículo. Al llegar la pubertad, los óvulos comienzan a madurar, generalmente uno cada ciclo de 28-29 días, de manera que hasta la menopausia pueden alcanzar su desarrollo completo unos 400 de ellos. El resto degenerarán y desaparecerán. Cada uno de estos ciclos consta de las siguientes fases: Fase folicular. El ciclo del ovario se inicia cuando uno de los óvulos inmaduros, encerrado en su folículo, se desarrolla hasta que alcanza su madurez, en aproximadamente 14 días. En ese momento, el folículo, que se llena de líquido y aumenta su tamaño, se encuentra próximo a la pared del ovario y la presiona. Ovulación. La presión hace que se rompa el folículo y se libere el óvulo maduro en una de las trompas de Falopio. Es el día central del ciclo, entre el día 12 y el 16. Alrededor de este día la mujer tiene la máxima fertilidad. Fase del cuerpo amarillo. La liberación del óvulo produce una pequeña herida en el folículo, el cual cicatriza y se transforma en el cuerpo amarillo. Su presencia en el ovario impide que maduren nuevos óvulos. Si el óvulo no es fecundado el cuerpo amarillo degenera y desaparece; esto determina el final del ciclo, y sucede entre los días 24 y 28. La desaparición del cuerpo amarillo permite que un nuevo óvulo pueda madurar y comience un nuevo ciclo. La madurez sexual en la mujer determina el inicio del ciclo del ovario y del ciclo del útero. Ciclo del útero El útero es el órgano que, en caso necesario, alberga al embrión. En cada ciclo del ovario prepara su pared interna, llamada endometrio, para la posibilidad de recibirlo y alimentarlo. Su ciclo es, por tanto, consecuencia del ciclo del ovario, transcurre al mismo tiempo y tiene su misma duración. Consta de las siguientes fases: Menstruación o regla. En los primeros días del ciclo del ovario, si el óvulo no ha sido fecundado, el endometrio, que se había preparado para recibir al embrión, pierde vitalidad y se elimina, en parte, en forma de hemorragia. Este proceso tiene una duración variable, generalmente 4 o 5 días. En el ovario, mientras tanto, un óvulo ha comenzado ya a madurar. Fase de regeneración. En los días que siguen a la regla el endometrio se reconstruye y en él se introducen numerosos vasos sanguíneos. Al final de esta fase, en el ovario tiene lugar la ovulación. Fase de secreción. Sucede mientras el óvulo se encuentra atravesando las trompas y en el ovario se forma el cuerpo amarillo. El endometrio aumenta su grosor aun más y se llena de vasos sanguíneos y pequeñas glándulas que segregan sustancias nutritivas; la membrana del útero está ya preparada para acoger a un posible embrión. Durante todo el período fértil de la mujer se suceden, paralelamente, estos dos ciclos. Aunque su duración suele ser regular, puede verse alterada por múltiples causas: agotamiento físico, estrés, enfermedad... Alrededor de los cincuenta años comienzan a ser más irregulares y llegan a desaparecer. Es la menopausia. Ya no se producen óvulos maduros y, por tanto, se detiene el ciclo del útero y desaparecen las menstruaciones. El ciclo del útero está determinado por el ciclo del ovario, presenta su misma duración y lo prepara para un posible embarazo. LA FECUNDACIÓN La fecundación es la unión de un óvulo y un espermatozoide para dar origen al cigoto, que es la primera célula del nuevo ser. En nuestra especie la fecundación es interna, es decir, sucede en el interior del cuerpo de la mujer, después de que se haya producido la unión sexual o cópula. El camino del óvulo El óvulo maduro es inmóvil. Después de su salida del ovario se desplaza por la trompa gracias a los movimientos de ésta. En una semana, aproximadamente, llegará al útero. El óvulo debe ser alcanzado por algún espermatozoide entre las 24 y las 48 horas de su salida del ovario, ya que después pierde vitalidad y muere. El camino de los espermatozoides Los espermatozoides alcanzan su madurez al unirse con los líquidos segregados por las glándulas sexuales masculinas. La unión de los espermatozoides y los productos de las glándulas recibe el nombre de semen o esperma. Para permitir la introducción de los espermatozoides en la vagina de la mujer, el pene se pone en erección. Una vez en su interior, se produce la eyaculación de 2 a 4 mililitros de esperma, que contienen de 150 a 300 millones de espermatozoides. La vida de los espermatozoides dentro del aparato femenino es de 48 a 72 horas. La fecundación Los espermatozoides liberados deben recorrer el interior de la vagina y el útero hasta llegar a las trompas. Sólo algunos centenares lo consiguen, unas dos horas después de su expulsión. La probabilidad de que tras una cópula ocurra la fecundación es mayor cuando ocurre pocos días antes o pocos después de la ovulación. La fecundación se produce en el primer tercio de la trompa de Falopio. Allí, numerosos espermatozoides rodean al óvulo, pero sólo uno de ellos penetrará en él, dejando fuera su flagelo. Una vez en el interior se fusionan los núcleos de los dos gametos, portadores de las características hereditarias de los padres. Se ha formado el cigoto, la primera célula del nuevo ser. Se ha producido la fecundación. La fecundación es el resultado de la unión de un óvulo y un espermatozoide y tiene lugar en el interior del cuerpo de la mujer. EL DESARROLLO DEL NUEVO SER Durante sus primeros nueve meses de vida, el nueva ser se desarrolla en el útero de la madre. Somos, por tanto, una especie vivípara. Las fases de dicho desarrollo son: Implantación o nidación. Después de la fecundación, el cigoto comienza a dividirse y continúa su desplazamiento por la trompa hasta alcanzar el útero. A su llegada al útero, el nuevo ser está formado por más de un centenar de células. Aproximadamente el séptimo día de su vida se hunde en el endometrio, que se había preparado para acogerlo. Es la implantación o nidación. Período embrionario. Se prolonga durante los dos primeros meses de la nueva vida. A partir de la implantación, el embrión es alimentado a través del cordón umbilical por la placenta. Este órgano conduce el alimento y el oxigeno de la sangre de la madre a la del embrión y retira las sustancias de desecho de la sangre del embrión hacia la de la madre. El nuevo ser está cubierto por la bolsa amniótica y se encuentra flotando en el líquido que la llena, el líquido amniótico. Hacia el final del segundo mes, el embrión ha adquirido el aspecto y las características de la especie humana. Se empieza a formar el feto. Período fetal. Se prolonga desde el comienzo del tercer mes hasta el momento del nacimiento, alrededor del noveno mes. El feto aumenta progresivamente de talla y de peso, hasta llegar a los aproximadamente 50 centímetros y los 3 kilos que posee momentos antes del nacimiento. Desde el séptimo mes el feto es viable, es decir, puede sobrevivir fuera de la madre. Los primeros meses de un ser humano transcurren en el interior del útero materno, alimentándose a través de la placenta. Durante los dos primeros meses recibe el nombre de embrión, y desde el tercer mes hasta el nacimiento se le llama feto. EL PARTO El parto es el conjunto de acontecimientos que aseguran la salida del feto maduro al exterior. Presenta tres fases Fase de dilatación Al final de los nueve meses de desarrollo, el feto se sitúa, en la mayoría de los casos, con su cabeza encajada en la parte baja del útero, haciendo que el vientre de la madre descienda. Las paredes del útero comienzan a contraerse a intervalos de tiempo cada vez más cortos, mientras que la vagina y el cuello del útero se van dilatando para facilitar la salida del feto. Durante esta fase la bolsa amniótica se rompe y su contenido se vierte; es lo que se conoce como romper aguas. Fase de expulsión Las contracciones del útero y la acción de los músculos abdominales de la madre empujan el feto hacia adelante y le hacen pasar a través de la vagina. Primero pasa la cabeza y a continuación el resto del cuerpo. El cordón umbilical, que todavía une al recién nacido con la placenta, es ligado y cortado. Su cicatriz formará el ombligo. El bebé comienza ahora a respirar por sí mismo. Fase de alumbramiento Después de la salida del bebé la placenta se despega de la pared del útero, y a los pocos minutos es expulsada junto con el resto del cordón umbilical y otras membranas que envolvían al feto. El parto ha terminado.