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Emilio Congregado
Dpto. de Economía General y Estadística
Universidad de Huelva
Dirección Postal: Facultad de Ciencias Empresariales. Plaza de la Merced, 11. 21071 Huelva.
Tfno.: 959017832
Fax: 959017828
E-mail: [email protected]
Antonio A. Golpe
Dpto. de Economía General y Estadística
Universidad de Huelva
Dirección Postal: Facultad de Ciencias Empresariales. Plaza de la Merced, 11. 21071 Huelva.
Tfno.: 959017831
Fax: 959017828
E-mail: [email protected]
Mario Cerdán
Dpto. de Economía e Historia Económica
Universidad Autónoma de Barcelona
E-mail: [email protected]
José María Millán
Dpto. de Fundamentos de Análisis Económico
Universidad de Alicante
E-mail: [email protected]
Título: La decisión de ser empresario: un modelo de elección ocupacional.
Resumen
Se presenta un modelo de elección ocupacional en el que el agente representativo ha de
decidir qué parte de su tiempo dedicar al desempeño de la función empresarial frente al
empleo asalariado, indagando acerca de los factores monetarios y no monetarios que inciden
en esta decisión. Igualmente, se presenta una aplicación empírica en la que se intenta estimar
una función de oferta de servicios empresariales para las regiones españolas.
Key words: entrepreneurship
JEL classification: M13
La decisión de ser empresario: un modelo de elección ocupacional
Emilio Congregado
Antonio A. Golpe
Dpto. de Economía General y Estadística
Universidad de Huelva
José María Millán
Dpto. de Fundamentos del Análisis Económico
Universidad de Alicante
Mario Cerdán
Dpto. de Economía e Historia Económica
Universidad Autónoma de Barcelona
1.- Introducción
Es un hecho objetivo que el análisis económico ha ignorado sistemáticamente el papel del
empresario, o al menos, no le ha concedido el mismo papel que al estudio de otros factores
productivos. Así por ejemplo, la literatura económica hace continuas referencias a la teoría de
la empresa, sin que la empresa juegue un papel central en la teoría. De esta forma, la empresa
ha sido considerada, por la corriente principal del análisis económico, como una caja negra.
Como afirmara Coase (1937), a pesar de la utilización que el análisis económico hace de la
empresa como unidad de análisis, no proporciona una clara definición del papel ni de los
límites de la misma. En este mismo sentido, se pronuncian Leibenstein (1968), Baumol
(1968), Kirzner (1973), Casson (1982) o Blaug (1986), entre otros.
Así, y frente a otras disciplinas, la inexistencia de una delimitación precisa de la acción
empresarial se traduce en la ausencia de una teoría empresarial integrada en el análisis
económico.1 A diferencia de otras disciplinas, en Economía es frecuente encontrar trabajos
que encajan en los tipos i), iv)e incluso v).
1
Dana (1996) agrupa las diferentes definiciones de empresarios y entrepreneurship para crear una tipología
común a las diferentes disciplinas. Este trabajo clasifica definiciones procedentes de la economía, psicología,
sociología, la política, y la economía austriaca. Como resultado de este trabajo, delimita cuatro tipos de
definiciones: i) Autoempleados: calificativo que asigna Dana a las definiciones centradas en la asunción del
riesgo inherente a la incertidumbre económica); esta definición se puede encontrar en el trabajo de muchos
A pesar de lo apuntado, y aunque de forma discontinua, se han sucedido una serie de
aportaciones aisladas y en la mayor parte de las ocasiones fuera de la corriente principal,
acerca del papel del empresario en el análisis económico, desde los orígenes mismos de la
economía como disciplina científica. Parafraseando a Hamilton y Harper (1994), a pesar de la
ausencia del empresario en la caja de herramientas del análisis económico, la investigación de
las acciones de los empresarios siempre ha permanecido en la agenda de investigación de los
economistas. Sin embargo, en la mayor parte de estas contribuciones subyacen diferentes
concepciones acerca del empresario mismo, y aunque a veces estos análisis, al aislar un
elemento o función clave se convierten en fragmentarios, quizá haya sido el carácter
heterodoxo de estas aproximaciones y la falta de microfundamentación de estos modelos lo
que ha incidido de forma decisiva en la falta de integración de la teoría del empresario en el
análisis económico convencional.
En esta línea, este trabajo trata de profundizar en los determinantes de la oferta de servicios
empresariales, intentando para ello modelizar la oferta de servicios empresariales, tras realizar
una delimitación precisa del contenido y alcance de la función empresarial, sobre la base de
un problema de elección ocupacional.
Para llevar a cabo esta tarea el paper se organiza en base a cinco secciones, la primera de las
cuales es esta introducción. En el segundo apartado se realiza una revisión selectiva de la
literatura acerca de la función empresarial, con un doble objetivo: el de sistematizar los
vectores que configuran el desempeño de la función empresarial, y el de proceder a establecer
una delimitación conceptual del factor empresarial, que servirá de base a nuestra construcción
economistas (Cantillon, 1755; Say, 1819; Mill, 1848; Knight, 1921; Oxenfeldt, 1943). ii) Empresario cultural:
En esta categoría incluye Dana al empresario definido en las obras de Weber (1905-6, 1956), Sayigh (1952)o
Becker (1956), el propio de los análisis de carácter sociológico en el que se presta especial importancia a los
valores sociales y a los elementos que favorecen el ejercicio de la función empresarial por parte de algún tipo de
grupo social. iii) las centradas en la Personalidad: se incluyen aquí los estudios centrados en los valores
psicológicos. iv) Empresario kirzneriano: el rasgo distintivo del empresario kirzneriano es que reacciona ante la
presencia de una oportunidad de beneficio. Bajo esta perspectiva, el empresario puede innovar, pero también se
puede limitar a imitar. v) Empresario schumpeteriano: la principal diferencia entre el empresario
schumpeteriano y kirzneriano es que el primero crea la oportunidad de beneficio.
teórica. En la tercera sección se repasan algunos intentos de modelizar la oferta de
empresarios, mientras que la cuarta sección se reserva para presentar un modelo simple de
elección ocupacional, en el que la decisión de ser empresario depende de factores monetarios
y no monetarios. Finalmente, en la quinta sección se presenta una aplicación empírica que
intenta cuantificar el impacto de las diferentes variables consideradas sobre la oferta de
servicios empresariales. El trabajo concluye con una agenda de investigación futura en la que
se incluyen posibles extensiones del modelo.
2.- Una delimitación conceptual de la función empresarial.
Siguiendo a Casson (1982), cabe considerar la existencia de cuatro aportaciones clásicas a la
teoría empresarial, por la incidencia que estas ideas han tenido en el devenir de los ensayos
posteriores relacionados con este tópico de investigación. Las aportaciones a que nos
referimos son las que conciben al empresario como agente que estima el futuro en
condiciones de incertidumbre -Knight (1921)- ; la teoría del empresario innovador
schumpeteriano -Schumpeter (1912, 1947)- ; aquella que entiende al empresario como un
agente inmerso en el proceso de mercado y pendiente de las oportunidades de beneficio Kirzner (1973)- ; y, finalmente la que considera al empresario como organizador de la
producción preocupado por reducir las ineficiencias siempre existentes en el seno de la
empresa -Leibenstein (1978)-.
Actualmente, en el desarrollo de este tópico de investigación aparecen trabajos en los que se
intenta modelizar la función empresarial en el marco del análisis económico convencional
basándose en alguna o algunas de las aportaciones teóricas reseñadas con anterioridad. Se
trata pues de trabajos que, retomando alguna aportación anterior o alguna combinación de
ellas, intentan analizar la función empresarial como si de un factor productivo más se tratase
para lo cual hacen uso del instrumental del análisis de mercado. A pesar de la variedad de
posiciones, existe un predominio de los análisis desde el lado de la oferta.
De las diferentes teorías empresariales, son el empresario innovador shumpeteriano y el
empresario de Knight que afronta la incertidumbre y/o el riesgo inherente a la inversión, las
que con mayor frecuencia han sido objeto de análisis formales. Sin embargo, la modelización
reciente tiende a preocuparse por el papel del capital humano empresarial, ya sea en el marco
de modelos de elección de empleo o en el de modelos de crecimiento con algún tipo
específico de capital humano. Los trabajos de Treadway (1969) o Hawanini (1984) son
ejemplos de modelizaciones del comportamiento empresarial en marcos de incertidumbre,
mientras que los modelos de Williams (1983), Grabowski y Vernon (1987), Romer (1990),
Segerstrom (1991) y Corriveau(1994) -éste en un marco de incertidumbre-, entre otros,
representan intentos de modelización del empresario innovador schumpeteriano.
Más recientemente han hecho aparición modelos que intentan derivar la conducta empresarial
a partir de los microfundamentos. A grosso modo, estos modelos se pueden dividir en dos
grandes grupos: los modelos centrados en el análisis de las capacidades empresariales,
modelos que se derivan de un problema de elección de empleo, preocupados de los
determinantes de la oferta de capacidades (Kihlstrom y Laffont (1979), Chamley (1983),
Bond (1986), Murphy, Shleifer y Vishny (1991), De Fraja(1996) o Iyigun y
Owen(1997,1999)) y los modelos en los que se considera el papel de las oportunidades de
beneficio -de la demanda- (Holmes y Schmitz (1990), Dias (1998)).
Como ya se ha mencionado, la razón de la situación de estancamiento relativo de la función
empresarial, por parte de la corriente principal del análisis económico, no hay que buscarla
tanto en la falta de trascendencia del fenómeno, como en los problemas de observación que se
derivan del tradicional solapamiento de las figuras del capitalista y el empresario en la
empresa tradicional de la que parte como supuesto la teoría de la oferta, unido a la percepción
que los economistas han tenido sobre los límites de su disciplina. Para muchos autores, los
empresarios y su evolución son considerados como algo exógeno, como algo que escapa a la
disciplina del mercado. Así, los ensayos modelizadores de la función empresarial, son
relativamente recientes, y han estado impulsados por el análisis sistemático de los procesos de
acumulación de diferentes factores en su relación con la producción.
Especialmente dos, han sido los vectores de la función empresarial que han sido objeto de la
mayor parte de las modelizaciones: la innovación y la incertidumbre. Sin embargo, la
búsqueda de nuevos elementos explicativos del crecimiento, elemento impulsor del desarrollo
de los modelos más recientes, ha generado que los modelos se enfoquen más hacia las
capacidades empresariales, sobre la base de modelos de elección ocupacional.
Desde esta perspectiva, intentamos en este apartado, ofrecer una panorámica selectiva y no
exhaustiva de la evolución de los ensayos modelizadores de que ha sido objeto la función
empresarial, enfatizando en el desarrollo del marco analítico y conceptual de los mismos.
i) Elección ocupacional
Quizá haya sido ésta una de las líneas más fructíferas en el desarrollo de la modelización de la
función empresarial. Desde esta perspectiva, se analizan los determinantes de la oferta de
servicios empresariales, a partir de modelos que enfatizan en diferente grado sobre alguno o
algunos de los vectores que definen el desempeño de la acción empresarial.
Así, Khilstrom y Laffont (1979) elaboran un modelo que incorpora el riesgo en el sentido de
Knight, en el que los individuos con mayor aversión al riesgo prefieren trabajar por cuenta
ajena. Una extensión de este modelo puede encontrarse en el trabajo de Chamley (1983), en el
que se formalizan los vectores de la innovación e incertidumbre para analizar la decisión de
ser empresario o trabajador asalariado, en una economía bisectorial, en la que el primer sector
está compuesto por grandes empresas libres de riesgo, mientras que el segundo sector se
caracteriza por la presencia de pequeñas empresas en las que los resultados son inciertos,
debido a la existencia de diferentes niveles de destreza empresarial. En el modelo, el salario y
los retornos del capital son fijos en el primer sector y los agentes se enfrentan a la alternativa
de ser empresarios en el segundo sector o asalariados en el primero. Por tanto, riesgo,
ganancias y salarios son los determinantes de la elección de ocupación, en un modelo en el
que el riesgo juega un papel clave en el comportamiento empresarial.
ii) El capital humano empresarial en los modelos de elección ocupacional.
Más recientemente, este tipo de modelos ha evolucionado hacia la consideración de las
capacidades empresariales, y más concretamente, hacia el análisis de los determinantes de la
asignación de talento entre las actividades empresariales y el trabajo por cuenta ajena. Sí
podemos encontrar en esta línea, una vasta literatura que constituye el embrión del reciente
impulso que ha recibido la literatura sobre el capital humano empresarial.
Así, Bond (1986) desarrolla un modelo de oferta de servicios empresariales, a partir de la
consideración de individuos con diferentes niveles de capacidad empresarial que puede ser
utilizada en la dirección de empresas. Los más capacitados dirigen las empresas más
eficientes, mientras que aquellos que disponen de menores habilidades, dirigirán pequeñas
empresas o trabajarán por cuenta ajena, dependiendo del coste de oportunidad de la actividad
alternativa. Detengámonos mínimamente en la exposición de este modelo por las
repercusiones que tiene sobre la literatura posterior.
Se supone, en el modelo, la existencia de una empresa productora de bienes o servicios
finales, que es dirigida por un único empresario, cuyo nivel de capacidad denotaremos por z.
La tecnología de la empresa se puede describir por medio de una función de producción estrictamente cóncava-, donde k y l , son dos inputs homogéneos que son demandados por el
empresario:
y  zf ( k ,l ) (1)
Bajo esta formulación, el nivel de capacidad empresarial, actúa como un parámetro exógeno,
que desplaza la función de producción, de forma que los empresarios más capacitados
obtendrán un mayor nivel de output, a partir de un nivel dado de inputs2.
Bajo estas condiciones, el empresario elige los niveles de k y l que maximizan los beneficios
de la empresa:
  pzf ( k , l )  wl  rk (2)
La solución de este problema genera unas funciones de demanda de trabajo y capital
l*=l(w,r,pz) y k*=k(w,r,pz), así como una función de oferta del output y*=y(w,r,pz).
Con respecto a los individuos, supone Bond que la habilidad empresarial se distribuye
aleatoriamente, con una distribución poblacional conocida φ(z), con recorrido en el intervalo,
z , z .
Los individuos elegirán ser empresarios si y sólo si los rendimientos de la función
empresarial exceden a los salarios, por lo que existirá un nivel de capacidad crítico, m, que
define el empresario marginal, para el que R(m)=w. Por lo tanto, el valor de m estará
determinado por la expresión:
w(l * (m)  1)  rk * (m)  py * (m) (3)
Así, si z>m, los individuos decidirán trabajar por cuenta ajena, mientras que decidirá ejercer
la función empresarial si m>z. Para una empresa marginal, pues, el precio igualará a los
costes medios en el mínimo de estos. Un aumento del precio o una reducción de los costes,
reducirá el nivel de habilidad que resuelve la ecuación (3), por lo que provocará la entrada de
nuevos empresarios.
Un modelo muy similar al anterior es el de Murphy, Schleifer y Vishny (1991), en el que se
analiza la decisión de ser empresario en el marco de una economía con las mismas
características de las presentadas en el modelo de Bond, aunque con una especificación
2
Esta especificación es también utilizada por Murphy, Shleifer y Vishny (1991).
funcional ligeramente distinta -introduce capital humano como input-, a la vez que incorpora
una ecuación de movimiento de la tecnología, determinada en última instancia por la máxima
habilidad empresarial existente en el período anterior.
iii) La consideración de diferentes tipos de capital humano
Recientemente, Iyigun y Owen desarrollan un modelo de generaciones solapadas de dos
períodos, para analizar la existencia de dos tipos distintos de capital humano, que enraíza con
los modelos de elección ocupacional y con la visión de Schultz acerca de la función
empresarial. De acuerdo con esta, dos elementos son clave en su modelo, el capital humano y
la incertidumbre de Knight, en el resultado de sus acciones, aunque es heredero de la tradición
schumpeteriana que tiende a identificar la acción empresarial tan solo con la innovación.
Quizá, sea esta última la causa de la división entre empresarios y profesionales sobre la que se
asienta este modelo de elección ocupacional, sobre la base de la importancia concedida a las
actividades empresariales sobre las directivas o profesionales.
Desde esta perspectiva, el modelo parte de la división del capital humano en dos categorías: el
capital humano empresarial y el profesional, el segundo de los cuales se caracteriza por
adquirirse a través de un proceso de inversión de tiempo en formación, mientras que el
primero se adquiere a través de la experiencia en el trabajo. A partir de esta división, se da
entrada a las ideas de Knight a partir de las cuales, se incorpora la incertidumbre en las
acciones empresariales, no estando este elemento presente en las profesionales. Pasemos a
explorar los elementos centrales de este modelo. Los individuos, que viven un total de dos
períodos, están dotados con una unidad de tiempo en cada período. Cada individuo, está
dotado igualmente, de un nivel innato de capacidad, que denotamos por a i , que se supone se
encuentra distribuido uniformemente a lo largo del recorrido a , a  . En el primer período cada
individuo ha de decidir si ofertar su trabajo con su nivel de capacidad innata o si ofertar
capital humano en el segundo período. Si deciden ser oferentes de trabajo, dedicarán todo su
tiempo al trabajo en ambos períodos. En cambio, si deciden ser oferentes de capital humano,
en el primer período han de decidir la fracción de tiempo que dedicarán a la acumulación de
capital humano profesional a través de la educación y qué cantidad de capital humano
empresarial adquirirán a través de la experiencia. En el segundo período, los individuos
ofertan el capital humano acumulado en el primer período y el total de su dotación temporal.
Si se supone que las capacidades innatas son inobservables en el primer período, los
individuos que se deciden a trabajar en el primer período reciben una retribución en función
de la habilidad esperada E (a ) 
a a
, mientras que en el segundo período, la retribución
2
estará determinada por la habilidad innata detectada en el primer período. Por tanto, la renta
percibida por un individuo que decide prestar sus servicios como trabajador en los dos
períodos será:
Ritrabajador no cualificado  wE (a)  wai (4)
Por contra, los individuos que ofrecen capital humano, ya sea profesional o empresarial,
dedican el primer período a la acumulación de capital humano. De esta forma no reciben
retribución alguna en este período. El tiempo dedicado a la educación en el primer período,
,aumenta el stock de capital humano profesional en el segundo período , mientras que el
tiempo dedicado al trabajo en el primer período aumenta su stock de capital humano
empresarial . Por tanto, las dotaciones de capital humano empresarial y profesional en el
segundo período, vienen dadas por:
Hte1  ai f ( xti )
Htp1  ai f ( sti )
(5)
donde xti  sti  1 .
Siguiendo a Knight, se supone que el rendimiento de la actividad empresarial está sujeto a
incertidumbre, mientras que el rendimiento de la educación, no. De esta forma, la renta de un
individuo que llega a ser empresario en el segundo período viene dada por:
 bt 1 Hte1 con probabilidad q
(6)
R 
con probabilidad 1- q
0
e
i
mientras que la renta generada por las actividades profesionales viene dada por
Rtp1  bt 1 Htp1 , donde bt 1 - el rendimiento de las actividades empresariales-está determinado
por el nivel tecnológico de éste período que se supone a su vez, determinado por los niveles
medios de capital humano profesional y empresarial del período precedente:
bt 1   t 1   ( Hte , Htp )
Si los individuos maximizan su utilidad esperada en el segundo período y suponiendo que su
tasa de preferencia temporal es nula, la función de utilidad esperada por un individuo i de la
generación t, toma la forma:
E[u(cti1 ) t ]  q ln(cti1,q )  (1  q) ln(cti1,1 q ) (7)
función objetivo de un problema de optimización condicionada cuyas restricciones vienen
dadas por la restricción presupuestaria y por la restricción temporal:
 w(1  r ) E (a )  wai si el individuo es oferente de trabajo
Rti1  
e
p
 wa i  Rt 1  Rt 1 si el individuo es oferente de capital humano (8)
sti  x ti  1
Dado el anterior problema, demuestran Iyigun y Owen que para cada período t, existe un
nivel de capacidad innata crítico, que denotamos por a~ , por debajo del cual el individuo
decide ser oferente de trabajo. Sin embargo, si ai  a~ el individuo decide acumular capital
humano en el primer período en vez de ser oferente de trabajo y la cantidad óptima de tiempo
dedicado a la acumulación de capital humano sit satisface:
w  bt 1[ f ( sti )  f (1  sti )]
f '( sti )
q
(9)
 
1 q
w  bt 1 f ( sti )
f '( sti )  f '(1  sti )
por lo que la cantidad óptima de tiempo dedicada a la acumulación de capital humano
depende de los salarios, de los beneficios -que recordemos que a su vez dependen
positivamente de los stocks de capital humano profesional y empresarial existentes en el
período precedente- , pero es independiente del nivel de capacidad innata, que se puede
interpretar como una función de oferta de capital humano. En base a esta formulación, Iyigun
y Owen derivan dos proposiciones: en primer lugar, que el nivel de habilidad, a~ , es una
función decreciente de los niveles de capital humano empresarial y profesional,
 a~t
 a~t
 0,
 0 , por lo que se demuestra que en las primeras fases del desarrollo, cuando
 H te
 H tp
los rendimientos de ambos tipos de capital son relativamente bajos, la mayor parte de la
población elegirá ofrecer trabajo. A medida que las mejoras en la tecnología generan
aumentos en los rendimientos del capital humano, una mayor fracción de la población
acumulará capital humano. En segundo lugar, demuestran que la cantidad óptima de tiempo
dedicada a la educación en el período t, es una función creciente de los niveles medios de
capital humano empresarial y profesional en el mismo período.
3.- Un modelo simple sobre la oferta de servicios empresariales
Los individuos se encuentran dotados de una unidad de tiempo y de unas habilidades innatas,
 
a i que se encuentran distribuidas uniformemente en el intervalo a , a . Los niveles innatos de
habilidad, pueden ser incrementados a través de la educación, aunque en este modelo simple,
supondremos que este nivel está dado. Supongamos que el individuo i se encuentra ante un
problema en el que ha de elegir entre dos ocupaciones alternativas: ser empleado o empleador.
Supondremos que si el individuo decide ser empleado recibirá una renta salarial igual al
producto del salario, w, que es una función del nivel medio de habilidad, E(ai), ya que la
habilidad es una característica inobservable a priori por parte de los empleadores, por el
número de horas trabajadas, l. Sin embargo, si decide ser empleador recibirá una retribución
igual a los beneficios reales efectivos que serán función de su nivel de habilidad3, bai  . Pero
en la elección de ocupación, no solo es la retribución, el único factor a tener en cuenta.
Supondremos que existe un nivel de habilidad innata mínimo, a  a~  a , por debajo del cual
un individuo es incapaz de percibir las oportunidades de beneficio y que este nivel está en
función del nivel tecnológico del período. Así, el avance tecnológico puede provocar que este
nivel aumente y que un menor número de individuos puedan acceder al ejercicio de la función
empresarial. Por otro lado, existen factores que, si son adversos, pueden generar que
empresarios potenciales, decidan ser empleados a pesar de que la retribución de la función
empresarial supere ampliamente a la retribución que se deriva del desempeño de la función
empresarial. Así, supongamos la existencia de una economía altamente regulada, con un
escaso desarrollo de los mercados financieros que dificulta o imposibilita el acceso a los
derechos de propiedad de los factores productivos que ha de movilizar el individuo para
acceder a la ocupación empresarial, en la que los trámites burocráticos son arduos y en la que
la función empresarial está bastante deslegitimada socialmente, contará con un menor número
de individuos dispuestos a ser empresarios que los individuos que actúen en economías
desreguladas, con fácil acceso a la propiedad de los factores y en los que la actividad
empresarial esté más considerada socialmente. Para modelizar todos estos factores, que
creemos especialmente importantes en la decisión de ocupación del problema que nos ocupa,
podemos hacer uso del enfoque de características de Lancaster. Así, denotaremos por c todos
los factores no monetarios que tienen que ver en la decisión de ser empleado o empleador y
supondremos que la tecnología del empleo es lineal, es decir:
c  ce e  cl l (10)
3
Observe que este supuesto no es incompatible con el suponer que existe incertidumbre en los retornos
empresariales. Lo que estamos suponiendo es que lo que no está sujeto a incertidumbre es el rendimiento de las
habilidades.
donde ce, representa las características deseables por el individuo que se derivan del
desempeño de la función empresarial, mientras que cl, representa la aportación de
características favorables que se derivan del trabajo asalariado.
Así, si un individuo decide emplear l unidades de tiempo en trabajar como asalariado, la renta
total obtenida es w(E(ai))l, mientras que las características deseables que le reporta esta
actividad serían cll.
Parece plausible pensar que en una economía de las características descritas inicialmente,
generaría que cl  ce .
Con estos supuestos de partida, la función de utilidad de un agente representativo incluiría
como argumentos, la renta, el ocio y los factores no monetarios. Supongamos que las
preferencias del individuo son tales que las utilidades marginales de los tres argumentos son
positivas:
u  U ( R ,c ,o ) (11)
con:
U U U
,
,
0
R c o
El problema del individuo se puede plantear como:
Max U ( R , o , c )
l ,e 
s .t .
c  cl l  c e e
(12)
T  ol e
R  w( E( a i ))l  b( a i )e
donde junto a la tecnología del empleo, se incorporan una restricción temporal y una
restricción presupuestaria.
Supongamos que el ocio está dado de forma que el individuo ha de decidir como distribuir
T  o , entre el desempeño de la función empresarial y el trabajo asalariado.
Analicemos la decisión de nuestro agente representativo, suponiendo que su actividad se va a
desenvolver en una economía caracterizada por la existencia de barreras al acceso de la
condición de empresario, con una baja consideración de esta actividad y en una economía
altamente regulada. En este caso parece plausible pensar que el parámetro ce de la tecnología
del empleo sea inferior a cl. Supongamos adicionalmente que los beneficios reales son
superiores al salario.
Si representamos el problema en el plano de la renta y características, se tiene que:
R
b( ai )( T  o )
A
w( E( ai ))( T  o )
B
ce ( T  o )
cl ( T  o ) c
donde A y B, representan las soluciones de esquina, las soluciones en el caso de que las
preferencias del individuo sean tales que o bien se decida por ser empleador o empleado. Por
su parte, las combinaciones situadas sobre el segmento AB, representan las diferentes
combinaciones de renta y factores no monetarios que se pueden obtener distribuyendo el
tiempo disponible, T-o, entre las dos ocupaciones.
Por su parte, en el caso de una economía en la que los factores no monetarios sean favorables
al desempeño de la función empresarial, podríamos encontrarnos con una situación como la
descrita en la siguiente figura:
R
A
b( ai )( T  o )
w( E( ai ))( T  o )
B
cl ( T  o )
ce ( T  o )
c
en cuyo caso, con unas preferencias convexas, resultará bastante probable que aquellos
individuos cuyo nivel de habilidad se sitúe por encima del nivel crítico, decidirán ser
empresarios, elegirán la solución de esquina A.
También es posible considerar el caso en el que el simultanear ambos tipos de ocupación
tenga costes. En este caso podríamos considerar que la simultaneidad de ambos tipos de
ocupaciones genere que la mezcla de ocupaciones disminuya los beneficios y el salario por
hora de forma que las combinaciones elegibles fueran, A, B o una combinación del segmento
CD.
R
A
b( ai )( T  o )
C
w( E( ai ))( T  o )
B
D
ce ( T  o )
cl ( T  o ) c
Así pues, los factores no monetarios pueden configurarse como un elemento sustantivo en la
elección de empleo.
4.- Evidencia empírica
i) El marco teórico y los indicadores.
Cualquier intento de análisis de los determinantes de la creación de empresas debe considerar
una combinación de factores económicos y sociales. La oferta de empresarios, esto es la
disponibilidad de agentes económicos potencialmente capacitados para acceder al desempeño
de la función empresarial, se encuentra condicionada a la disponibilidad de una cierta
habilidad -innata o adquirida- que permita percibir las oportunidades de beneficio y a la
posibilidad de acceder a la propiedad de los factores productivos-el desarrollo institucional
del sistema productivo y financiero puede permitir acceder a la función empresarial a sujetos
sin capital-.
En ocasiones, también los trámites burocráticos y administrativos necesarios para el
desempeño de la función empresarial constituyen por si mismos una auténtica barrera de
entrada. Por tanto el grado de regulación de una economía puede provocar que agentes
empresariales potenciales se desanimen.
En principio, un agente estará dispuesto a acometer un negocio si el beneficio esperado que
estima recibir como contrapartida excede a las ganancias que podría obtener desarrollando
una actividad alternativa (concretamente la retribución del empleo asalariado). Además, es
necesario tener presente que la ganancia económica no es la única retribución que el
empresario puede esperar de su actividad. Factores no económicos tales como la legitimación
social de su acción, la estratificación social o los canales de ascenso social, son factores
sociológicos que pueden tener su importancia a la hora de explicar pautas diferenciadas en la
composición numérica de los tejidos empresariales de diferentes regiones o sectores. La
existencia de factores no económicos adversos al ejercicio de la función empresarial, podrían
explicar el fracaso de economías en las que las oportunidades de beneficio existen, pero en las
que
los individuos son reacios a integrarse en el tejido empresarial. En base a lo
anteriormente expuesto, podemos considerar que la oferta de empresarios en un determinado
país, región o sector viene dada por:
E s  S (b e , w, R, H e , Ck , t , dp, Ta; ct , Fs, Fps) (13)
donde  es un parámetro que mide la incidencia de los factores sociales sobre la oferta de
empresarios ,b-w, representa el diferencial entre la retribución del desempeño de la función
empresarial frente al trabajo por cuenta ajena, H representa el stock de capital humano
empresarial, R representa el grado de regulación de la economía, M hace referencia a factores
macroecómicos tales como el ritmo de la actividad económica y la tasa de desempleo, y D
quiere reflejar la importancia que la densidad de población tiene como factor de localización a
través de las posibles externalidades generadas. Desgraciadamente no es posible disponer de
indicadores regionales para cada una de estas variables explicativas. Así, a nivel agregado, es
muy cuestionable considerar la diferencia entre las rentas empresariales y salariales como el
coste de oportunidad de las diferentes ocupaciones, puesto que tras el dato agregado se
esconden gran número de situaciones, además de encontrarnos con el problema de la
retribución de los directivos. En lo referente a los trámites administrativos y burocráticos,
creemos que las diferencias son tan insignificantes a nivel regional que no debe tratarse de un
factor determinante a la hora de decidir acerca de la localización de la actividad productiva.
Por último, los factores sociológicos obedecen a tal pluralidad de circunstancias, que los
indicadores existentes no pueden considerarse ni de forma imperfecta buenas proxies para la
variable que se puede medir. por todo ello, hemos optado por estimar un modelo con el resto
de variables explicativas, pensando en que los efectos fijos presentes en el modelo estimado,
recogen en cierta medida el conjunto de variables omitidas.
ii) La naturaleza de los datos: fuentes estadísticas y definición de variables.
Describamos, en este apartado los indicadores utilizados para aproximar las variables
explicativa. Resumiendo las variables regionales usadas como variables explicativas de la
oferta de empresarios para las regiones españolas han sido:
Oferta de empresarios: la oferta de empresarios se ha aproximado a través del número de
empleadores y directivos, categorías estas procedentes de la división de los ocupados según
categoría profesional que proporciona la Encuesta de Población Activa. Hemos agregado la
categoría de directivos para recoger la importancia de los servicios empresariales que son
prestados por individuos en empresas corporativas sin que tenga que existir vinculación por
parte de estos al capital de la empresa.
Capital humano empresarial: Normalmente, el capital humano suele ser aproximado a través
del porcentaje de la población con al menos estudios medios. Creemos que en nuestro caso, el
uso de este indicador no refleja bien la variable que se quiere medir. Por ello, hemos optado
por el uso del número de egresados en diplomaturas y licenciaturas cuyos contenidos están
relacionados de una u otra forma con el ejercicio de la función empresarial -ingenierías o
estudios empresariales, entre otros-.
Factores macroeconómicos: Tan sólo hemos utilizado el PIB per cápita como indicador del
ritmo de la actividad económica. En cambio, y frente a o que es común en este tipo de
trabajos, hemos evitado el uso de la tasa de paro, pues creemos que el desempeño de la acción
empresarial no es en puridad, una actividad alternativa al trabajo por cuenta ajena. Así, el
número de autoempleados si presenta un comportamiento anticíclico, un efecto refugio
respecto al paro, pero no así, el número de empleadores y directivos, la auténtica oferta
empresarial.
Densidad del tejido: densidad del tejido empresarial, obtenido como la ratio entre el número
de empleadores y directivos obtenidos a partir de la EPA expresados respecto al área total de
la región. Esta variable, pretende reflejar la importancia relativa de la existencia de economías
de aglomeración en la creación de centros de trabajo.
Acceso al mercado de capitales: medido a través del stock de capital per cápita.
La naturaleza de los datos genera un panel compuesto por las observaciones anuales (19871994) de 17 comunidades autónomas españolas. La disponibilidad de datos pooled, redundará
en la mayor robustez de las estimaciones.
Los datos relativos a producción y stock de capital han sido extraídos de la Renta Nacional
del BBV, mientras que los datos relativos al stock de empleadores y directivos han sido
suministrados por el Instituto Nacional de Estadística a partir de una explotación de las
categorías de ocupados por situación profesional de la Encuesta de Población Activa a nivel
regional. Por último, para medir el stock de conocimientos empresariales en una determinada
región o sector se han utilizado los datos de las Estadísticas sobre la Enseñanza Superior en
España.
iii) Los resultados empíricos.
El objetivo de este apartado es determinar si la suma de empleadores y directivos -la oferta de
empresarios en sentido estricto- está sistemáticamente relacionada con factores socioinstitucionales, económicos y de formación en las comunidades autónomas españolas.
Del análisis se ha excluido Ceuta y Melilla, debido al corto período en el que los datos
anteriores se encuentran regionalizados para este territorio. De esta forma trabajamos con un
panel completo con una dimensión temporal de 8 años y una dimensión espacial de 17
comunidades autónomas analizadas.
Para proceder a la estimación, partimos de una especificación lineal del tipo:
Eit   t  bH it  cyit  dDit  ek it   it (14)
donde E representa la oferta de empresarios, H, es el stock de capital humano empresarial, y
es el PIB per cápita, D, representa la densidad del tejido y k es el stock de capital privado neto
per cápita. El subíndice i, representa el territorio considerado y el t, el período de referencia.
Por último, el término  i se introduce para recoger las diferencias no observables, las
características no observables específicas de cada región, tales como los factores sociológicos
y regulatorios, y  it es un término de error aleatorio. Por tanto, este modelo permite
considerar la existencia de efectos específicos de cada región.
Sobre la base de la ecuación anterior, se estiman dos modelos distintos: un modelo de efectos
fijos (14) en el que se supone que los efectos específicos no son aleatorios, y un modelo de
efectos aleatorios (15):
Eit    i bH it  cyit  dDit  ek it   it (15)
donde  i es una variable aleatoria distribuida normalmente con media cero y variancia
constante.
Los resultados obtenidos a través de los diferentes procedimientos de estimación se presentan
en la tabla 1.
TABLA 1
Variable Dependiente: Oferta de empresarios
Variable
OLS
BETWEEN
Constante
-26772
(3.87511)
2991.94
(0.201836)
H
0.026198
(-1.13879)
0.028913
(24.0498)
0.020206
(22.2698)
0.029603
(0.428649)
y
-0.295517E-02
(-1.13879)
0.105269
(1.91617)
-.339E-02
(-.726246)
-0.62944E-02
(-1.81420)
D
-472.834
(-1.06907)
-1111.82
(-1.32865)
2601.71
(3.57667)
1313.52
(2.29457)
k
-1.26448
(-1.46207)
0.901571
(0.418449)
-1.06932
(-1.05325)
-1.01024
(-1.15159)
0.951365
CHISQ(4)=
23.968
P value [.0001]
0.984909
0.977991
0.943684
NOBS= 136 ;
N =17, T=8
R2
Hausman Test
WITHIN
EFECTOS
ALEATORIOS
36249.5
(4.04892)
Los resultados de la primera columna se corresponden con la estimación realizada por
mínimos cuadrados ordinarios. El modelo de regresión supone que todas las regiones
reaccionan de la misma forma ante cambios en las variables explicativas y que las
características no-observables son iguales para las diferentes regiones. En la columna 2 se
presentan los resultados del estimador between. Este estimador sólo usa la información entre
regiones. Las columnas 3 y 4 sólo se diferencian en los supuestos relativos a los efectos no
observables. En la columna 3, los efectos individuales se consideran fijos -modelo de efectos
fijos- mientras que en la columna 4 se considera el modelo de componentes del error. Bajo el
supuesto de efectos fijos, el mejor estimador insesgado es el within, mientras que bajo la
hipótesis de efectos aleatorios el estimador insesgado más eficiente es el estimador de
mínimos cuadrados generalizados, puesto que en este modelo, los efectos aleatorios, ci, están
incorrelados respecto a las variables explicativas. Una forma de detectar la existencia entre los
efectos individuales y los regresores es a través del test de Hausman. El test de Hausman
parece sugerir el modelo de efectos fijos frente al de efectos aleatorios según el valor crítico
de la ji-cuadrado. Además es evidente la significatividad de los coeficientes estimados,
excepto para el correspondiente al stock de capital.
5.- Resultados y conclusiones
Considerando el modelo de efectos fijos como el más adecuado, los resultados de la
estimación apoyan la idea de que la oferta de empresarios es más sensible a las externalidades
generadas por la existencia de un tejido empresarial denso en la zona -factor de localización-,
que a otras variables.
Por otra parte, parece observarse una cierta insensibilidad al ciclo de la actividad económica,
como muestra el valor del coeficiente asociado al PIB per cápita. En cambio, la oferta de
empresarios no es tan sensible como cabría esperar respecto al capital humano empresarial.
Este resultado puede ser producto del indicador utilizado o bien reflejo de la importancia que
el aprendizaje no formal -no recogido como variable explicativa en nuestra especificación
funcional- puede tener a la hora de decidirse por el ejercicio de este tipo de actividad.
Por último, cabría preguntarse acerca de la negatividad del coeficiente asociado al capital. Si
en una sociedad el capital per cápita es elevado, esto es indicativo de que, por término medio,
el capital mínimo requerido para acometer un proyecto empresarial es más elevado que en
aquellas zonas en las que este stock sea relativamente más bajo.
Mediante el uso de un panel de datos para el período 1987-1994, se ha estimado una función
de oferta de empresarios. La estimación elegida responde al supuesto de que todas las
regiones responden de la misma forma ante cambios en los regresores, pero que cada región
posee un conjunto de características no observables específicas en cada territorio.
Por otro lado, de la estimación se desprende que la densidad del tejido empresarial es un
importante predictor de la oferta de empresarios de las regiones españolas. Aunque la
estimación podría mejorarse -a través del uso de indicadores que nos permitan mejorar la
medición de los factores sociológicos e incorporando la medición de la educación no formal
en entrepreneurship-, la estimación nos ha permitido realizar una primera aproximación a la
explicación de la diferente composición cuantitativa de los tejidos empresariales de las
regiones españolas.
Para concluir, indicar que el trabajo permite al menos dos posibles extensiones: en primer
lugar avanzar en la modelización del problema de elección ocupacional, relajando el supuesto
de que las habilidades están dadas, esto es, permitiendo la acumulación de capital humano en
el modelo, así como avanzar en el análisis empírico, afinando en los indicadores utilizados.
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