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sumario La incontinencia urinaria es una de las enfermedades más comunes, ya que afecta a 2,2 millones de españoles y, sin embargo, es una de las más desconocidas por la sociedad e incluso, a veces, por los propios médicos, lo que origina situaciones de marginación y aislamiento. No sólo afecta a la salud de las personas que la padecen, sino que influye en su calidad de vida, incluso más que la diabetes mellitus, la hipertensión y el infarto, según diversos estudios. La incontinencia urinaria afecta a la calidad de vida más que la diabetes y el infarto ÁS importantes que las consecuencias físicas, según los expertos, son las sociales y psicológicas, motivadas por los prejuicios y desinformación existentes en el entorno de los afectados. Entre estas consecuencias figuran la pérdida de autoestima y la limitación en la actividad física, sexual y laboral cuando no reciben un tratamiento adecuado. Además, los afectados presentan, con frecuencia, trastornos emocionales relacionados con su enfermedad, como ataques de pánico y estrés y depresión, ya que deben estar en busca de un baño permanentemente. Muchas de estas situaciones pueden evitarse consultando al médico y recibiendo un tratamiento individualizado, como señala el doctor Miguel Ángel Jiménez Cidre, director del Centro de Estudios sobre la Incontinencia Urinaria (CEIN). “Hay que seguir el proceso lógico para el tratamiento de esta enfermedad: conocimiento por parte del paciente de las posibles soluciones, consulta para diagnosticarla y aplicar tratamiento correcto, según el tipo de incontinencia que presente el paciente”, añade. En el caso de los ancianos, la incontinencia afecta en muchas ocasiones a otras funciones, entre ellas a la movilidad y la M 24 higiene. Es por ello por lo que si no están debidamente tratados (con fármacos o con absorbentes apropiados) pueden surgir complicaciones médicas y familiares. “Si no se trata adecuadamente, la incontinencia origina otros problemas de salud, como infecciones, y de higiene. En ese caso, la familia debe estar permanentemente pendiente del anciano y asumir una serie de funciones a las que no siempre puede hacer frente. De ahí que la incontinencia urinaria sea una de las causas más importantes de ingresos en residencias de la Tercera Edad”, se lamenta el doctor Jiménez Cruz, presidente de la Asociación Española de Urología. En el caso de los ancianos, la incontinencia urinaria afecta en muchas ocasiones a la movilidad y a la higiene Permanecer en familia Además de las consecuencias psicológicas, el ingreso en residencias debido a la incontinencia urinaria ocasiona un gasto importante para el Estado, según el profesor Jesús Honorato, director del servicio de Farmacología Clínica de la Universidad de Navarra y miembro de la Junta Directiva del CEIN. “No hay suficientes plazas en las residencias y además son caras. El ingreso ocasiona un problema humano y un problema económico, cuando con soluciones individualizadas puede permitir que el anciano permanezca con su familia, lo que mejora su calidad de vida y evita gran parte del gasto”, asegura. Este experto en farmacoeconomía aboga por la adopción de tratamientos adaptados a la incontinencia de cada paciente, ya que ello repercutirá tanto en la vida personal y laboral del propio afectado como en el resto de la sociedad, que podrá ahorrarse costes generados por hospitalizaciones, bajas laborales e ingresos en residencias. Para ello los especialistas aseguran que es necesario que todas las partes implicadas en la incontinencia urinaria (Administración, pacientes, familiares, médicos y cuidadores) colaboren en la mejora de las condiciones de los afectados.