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Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, el pionero de los
transgénicos
Por Judith Ureña
Ciudad de México. 13 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).Con tan solo dos semanas de diferencia, el doctor Francisco Gonzalo Bolívar
Zapata comentaba que era muy posible la compra, por parte de la empresa
alemana Bayer, de la firma estadounidense de semillas, Monsanto. Dicha
predicción es una realidad al día de hoy.
Pero, ¿por qué el doctor Bolívar Zapata hacía esa aseveración? Quizás no solo
porque es uno de los principales defensores de los productos transgénicos, por el
hecho de ser todo un experto en la materia, sino que además es un pionero a nivel
internacional en el área de biología molecular y biotecnología. También es nada
más ni nada menos el científico al que se le debe el uso clínico de la insulina de
origen transgénico que se emplea actualmente para contender la diabetes.
El doctor Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, como él mismo se presenta, es
también investigador emérito del Instituto de Biotecnología de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) en Cuernavaca, así como investigador
emérito del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y uno de los 40 miembros
que forman el cuerpo de académicos destacados de El Colegio Nacional.
La genética científica
El también Premio Nacional de Ciencias y Artes (1992) recuerda que parte de su
pasión por el estudio de la química es una especie de herencia, toda vez que
ambos padres eran químicos y los dos estaban interesados en comprender el
funcionamiento, a nivel molecular, de la célula viva con la intención de combatir
diversas enfermedades.
Las investigaciones las llevaban a cabo en el laboratorio de su abuelo, aunque
cabe señalar que tanto su bisabuelo y abuelo paternos fueron reconocidos
científicos estudiosos de insectos (entomólogos), ambos exiliados españoles de la
guerra civil en aquel país.
Pero la herencia genética no queda ahí, pues su bisabuelo fue el fundador de la
primera revista de divulgación científica en el país: Ciencia. El lado materno no
quedó exento, su abuelo fue el fundador de Laboratorios Zapata, pioneros en la
producción de antitoxinas usadas en vacunas como la de difteria o tétanos, y es
precisamente en estos laboratorios donde el doctor Bolívar Zapata tiene los
primeros contactos con la química y biotecnología, por ello, como él mismo relata,
“me fue fácil seguir ese camino de mis dos padres”.
“Por eso estudié química, con la idea de poder entender la célula viva pero a
través de sus moléculas informacionales, que tenemos todos los seres vivos.
Tenemos herramientas que son las famosas proteínas (que hacen la mayor parte
de las funciones), en el caso de nosotros tenemos más de 100 mil proteínas como
la insulina, la hemoglobina, tripsina, entre otras. Estoy interesado desde el
principio en saber cómo funciona la célula viva y he trabajado en ello”, relata, así
como también su interés radica en usar este conocimiento mediante la
biotecnología.
Los primeros estudios: la genética de las bacterias
Fue para sus trabajos de titulación de licenciatura y de doctorado que, el también
galardonado con el premio Príncipe de Asturias en Investigación Científica y
Técnica (1991) se interesó en la genética de las bacterias, particularmente en los
virus que las infectan, esto bajo la tutoría del doctor sinaloense Jaime Martuscelli
(médico cirujano y doctor en bioquímica), en lo que él denomina como “los
principios de la ingeniería genética”, usando la bacteria Escherichia coli, la cual
vive como parte de la flora intestinal.
La ingeniería genética fue producto de un experimento seminal reportado en 1976
por los doctores Stanley Cohen y Herbert Boyer, en San Francisco, California, y
que permitió el desarrollo de la primera célula recombinante en el mundo, la
primera célula transgénica que llevaba material genético de una rana en la
bacteria Escherichia coli.
Es decir, “se consiguió transferir ADN de una rana a una bacteria y gracias a las
propiedades del ADN del plásmido que usamos fue posible multiplicar en las
bacterias hijas esta molécula híbrida transgénica recombinante, en donde todas
las hijas llevaban esta molécula original. Esto resultó en una colonia de células,
todas idénticas a la original”, narra con enorme entusiasmo el doctor Bolívar.
Además, agregó, “a través de este ejemplo supe que se iba a generar un cambio
extraordinario que iba a hacer posible que este tipo de metodología en la
ingeniería genética (aislar genes) permitiría estudiar los genes de cualquier origen
de una manera más detallada en bacterias (organismos mucho más sencillos)”.
“Se insiste que la primera razón para diseñar y construir organismos transgénicos
fue entender cómo estaban organizados los genes en animales y plantas y por eso
se pasaron genes de animales o plantas a bacterias, los intrones (regiones de
ADN que no codifican para proteína), y esto está presente en todos los genes de
los animales y plantas”.
El igualmente Premio Nacional de Química (1980) resume que parte de su trabajo
más adelante es tratar de entender “de manera más fina” los genes que codifican
para ciertas proteínas, en particular, los genes involucrados en la utilización de la
comida (la glucosa).
La introducción a los transgénicos
Su posdoctorado (en la Universidad de California, Estados Unidos, y colaborando
con el doctor Boyer) consistió, principalmente, en incorporar genes que
codificaban para la proteína humana la insulina (conformada por dos cadenas), lo
que derivó en la formulación de dos genes (uno para la cadena A y otro para la
cadena B), después lo lograron sintetizar en dos bacterias diferentes, donde cada
una sintetizaba una de las dos cadenas de la insulina. Gracias a ello, luego se
pudo sintetizar la insulina humana a partir de genes sintéticos, no solo de genes
naturales.
De igual forma, el equipo con que trabajó el doctor Bolívar en Estados Unidos
pudo demostrar que se podía usar ADN sintético, que fue funcional en la célula,
para el diseño del gen que debería codificar para ellas, que fueron funcionales en
bacterias.
Gracias a esto se abrió la posibilidad, posteriormente, de usar las bacterias y otros
organismos como fábricas productoras de proteínas humanas, idénticas a las
humanas, para contender diferentes necesidades clínicas. Entre los productos
resultantes se encuentran la insulina, el factor anticoagulante en la sangre, la
hormona del crecimiento y otras más de 100 proteínas de origen transgénico que
existen en las farmacias.
“Es claro que ahí está el beneficio de la ingeniería genética, de la biotecnología,
de los transgénicos, para contender enfermedades que antes no se podían atacar.
Antes solo se podían obtener estas proteínas humanas de cadáveres, pero en
cantidades muy pequeñas y por ello no había capacidad de producción comercial
de proteínas humanas. Antes la insulina que inyectaban a los pacientes no era
humana, sino de ternera o de cerdo, porque era la más parecida a la humana pero
a veces tenía reacciones alérgicas”, acota el experto.
Investigador emérito
Debido a la relevancia de sus investigaciones, el doctor Bolívar Zapata pertenece
a un grupo de investigadores que son distinguidos como eméritos, aquellos que
han prestado cuando menos “30 años de servicio, con gran dedicación y haber
realizado una obra de valía excepcional”, este galardón significa para él “una
extraordinaria distinción y otorga la posibilidad de continuar trabajando, hacer el
mejor de mis esfuerzos para seguir apoyando a los jóvenes a seguir aprendiendo
con ellos y con mis colegas. Yo trabajo en el Instituto de Biotecnología de la
UNAM, en un grupo grande, en donde tenemos trabajos conjuntos, aprendo de
todos ellos”.
De igual forma, señala, “también significa seguir haciendo el esfuerzo de divulgación de ciencia y de la tecnología, labor que poco hacemos en México. Aquí,
la tecnología biológica es un ejemplo exitoso, que está cada día teniendo mayor
presencia en el planeta. Por eso estoy convencido que parte de mi esfuerzo tiene
que ir en esta línea de divulgación de la ciencia y la tecnología y de los beneficios
de la misma, así como del uso responsable que tiene que darse de ella”.
Cabe destacar que otra función que desempeñó con entusiasmo fue ser
coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia, la cual
desempeñó durante tres años en conjunto con el doctor Enrique Cabrero, Julia
Tagüeña y otras personalidades para incidir en la elaboración del Plan Nacional de
Desarrollo (PND) y del Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación
(Peciti), en el que se hizo el señalamiento de incrementar el presupuesto para
ciencia, tecnología e innovación, mismo que se alcanzó, indica el investigador.
“Estos documentos señalan que hay que llegar al uno por ciento, no se ha
alcanzado todo eso por muchas razones, pero al menos en estos años llegamos
hasta el 0.56, de 0.43, implica un crecimiento muy importante que ha permitido
una renovación de las Cátedras Conacyt, los proyectos de infraestructura, lo que
tiene que ver con las nuevas convocatorias para atención de los problemas
nacionales, entre otros”.
Finalmente, tras su contribución en la parte gubernamental, el doctor Bolívar
Zapata reconoce que se mantiene activo porque “estoy convencido de que
debemos mover al país, buscando un mayor apoyo y sustento a la ciencia y a la
tecnología y, en particular, avanzar en biotecnología que es un área prioritaria y
que nos debe ayudar a rescatar al planeta y permitir el avance de México",
concluye enérgico este experto comprometido con el presente y futuro del medio
ambiente y la humanidad.