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El Islam
El Islam, que significa “Paz y sumisión a la voluntad de Al-lah”, es la religión
que crece más rápidamente en el mundo. Fue fundada en Arabia por el Profeta
Mohammad (saw)* hace unos 1400 años. Islam significa, pues, obtener la paz a
través del sometimiento de la propia voluntad a la voluntad de Al-lah. Quien se
somete a las leyes del Islam se llama musulmán.
¿Qué es el Islam?
El Islam significa literalmente Paz, sometimiento de la voluntad propia, y estar en amistad y concordia. El
significado, pues, del Islam es la consecución de una vida de paz verdadera y felicidad eterna a través de un
sometimiento completo a la Voluntad de Dios. El Corán, -libro sagrado de los musulmanes- lo considera la
religión cuyas enseñanzas están en consonancia con la naturaleza humana. El Islam, como afirma el Corán (5:4)
es la culminación de la religión que Dios inauguró en el comienzo del mundo, al enviar el Corán a través del
Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él). De igual forma que se enseña el alfabeto
a un niño, así enseñó Dios gradualmente la religión al mundo, poco a poco, enviando profetas en tiempos
distintos y a pueblos diferentes.
Cuando el mundo llegó a la etapa de entendimiento en la que estaba preparado para la última lección, Él envió
el último libro completo a través del Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él). Este
Libro, no sólo corrige los errores que se habían introducido en las diferentes religiones , sino que predica
verdades que antes no habían sido expuestas, a causa de las especiales características de la sociedad o por
temprana etapa de desarrollo. Al mismo tiempo, reúne en sí mismo las verdades contenidas en toda la
revelación divina concedida a todos los pueblos para la guía humana (Corán 98:4) Finalmente, abarca todas las
necesidades morales y espirituales de una humanidad en constante avance.
Este es el Islam que erróneamente se denomina Mahometanismo.
Según el Islam, el objeto de la vida humana es su desarrollo completo, el Islam no apoya la idea de que el
hombre nace en el pecado. Enseña que cada uno posee dentro de si la semilla del desarrollo perfecto y depende
de cada persona exclusivamente hacer su fortuna o echarla a perder. Hemos creado al hombre en la mejor forma
dice el Santo Corán (95:5).
La doctrina cardinal del Islam es la Unidad de Dios. No hay nadie digno de ser adorado sino el Uno y Único
Dios, y Mohammad es Su profeta. El esta libre de todo defecto, es Santo y Trascendente. Es infinitamente
Bueno, Misericordioso y Todopoderoso. No tiene participe. No engendró ni fue engendrado, pues tales son
atributos de la frágil y débil humanidad. Además, el Islam nos ayuda a establecer una relación permanente con
Dios y a conocerle en esta nuestra vida terrena como nuestro Socorredor en todos nuestros asuntos y proyectos.
Esta Unidad de Dios constituye el primero y más importante pilar del Islam, y las demás creencias derivan de
ella.
El Islam exige creer en todos los profetas, incluyendo a Abraham, Moisés, Jesús, Krishna, Buda, Zoroastro, etc.
Consideramos a todos ellos (y a muchos más no mencionados aquí) como maestros espirituales que nacieron
para reformar y regenerar al hombre y conducirle hasta Dios. Los miembros de otras religiones pueden llegar a
considerar un acto de piedad emplear palabras irrespetuosas o insultos contra los profetas de otras religiones,
pero si un musulmán mostrara el más mínimo signo de irrespetuosidad hacia el fundador de otra fe, lo haría a
costa de su propia fe. Ha de emplear la expresión de respeto Alai-his Salam (la paz sea con él) cuando menciona
el nombre de cualquier profeta. Así el Islam establece la paz entre todas las religiones.
El Islam y sus Principios Fundamentales
Hazrat Mirza Tahir Ahmad, Jalifatul Masih IV.
La primera pregunta que Vds. se pueden cuestionar es ¿qué es el Islam? El Islam significa
literalmente "paz". Cualquier religión portadora de paz que pueda ser descrita en una sola palabra, es la palabra
Islam. ¡Qué erróneo es que esta religión sea entendida en el Occidente como una fuente de terrorismo, de
desórden, de caos y de venganza! La realidad no es así, ya que la paz es el nombre y significado del Islam y es
el mensaje subyacente que encierra cualquier enseñanza islámica.
Además del significado de la palabra "paz", también tiene otra acepción y es la palabra "sumisión". De esta
forma, sus dos significados son las palabras descriptivas con las que se podría haber denominado a cualquier
religión, ya que implica "la sumisión a la voluntad de Dios" por una parte, mientras que por otra, "la paz en el
ámbito de los seres humanos". En resumen, la palabra Islam, no sólo expresa la filosofía de la religión islámica,
sino la de cualquier otra religión.
Dentro de los propósitos fundamentales que persiguen todas las religiones, los dos objetivos más
importantes son: en primer lugar, acercar al hombre hacia Su Creador, Dios, estableciendo una relación entre el
hombre y El, y en segundo lugar, establecer buenas relaciones entre los hombres, persiguiendo mejorar la
calidad de esta interrelación. Este es el contexto donde debe ser observado el Islam.
El Islam está soportado por cinco pilares básicos reconocidos por todos los musulmanes del mundo, y en
esta creencia fundamental no existen discrepancias entre las distintas sectas islámicas, ya sean los sunnitas, los
sheitas o cualquier otra agrupación islámica. Describiré a continuación cada uno de estos cinco pilares.
El primer pilar del Islam es la creencia en un Dios Unico, un Dios que es Indivisible, que es una entidad no
compuesta por mezcla de otras entidades. La Unicidad de Dios en su completa pureza, constituye este primer
pilar.
El segundo pilar es la creencia en los ángeles. Aunque el concepto de éstos difiere de secta en secta, sin
embargo, cualquier musulmán cree en su existencia.
El tercer pilar es la creencia en los Libros que fueron revelados a los Mensajeros de Dios. Los ángeles son los
instrumentos o los intermediarios entre Dios y el hombre, que de alguna forma, transmiten el mensaje a las
personas escogidas, los mensajeros o profetas, explicando la Voluntad de Dios a los seres humanos.
El cuarto pilar es la creencia en los profetas,
Y el quinto es la creencia en el día de la Resurrección.
Este último pilar es de extrema importancia, porque el Islam quiere infundir el concepto de "rendir cuentas" y
de ser responsables de nuestros actos aquí en esta tierra. El mensaje subyacente es que esta vida no es el
objetivo de nuestra creación, sino que tras ella, seremos revividos de alguna forma y deberemos ser
responsables de los actos realizados aquí.
A primera vista, la creencia en un Unico Dios parece un concepto muy símple y elemental. La mayoría de
los seres humanos acepta que existe un Dios. "¿Y entonces qué?", sería la siguiente pregunta. Son tantas las
consecuencias derivadas de este concepto, que, de hecho, un compendio de religiones puede ser creado a partir
del concepto islámico de que no existe más Dios que Dios y no existen otros dioses. Esta creencia inculca una
actitud maravillosa para librarse de otros yugos que nos encadenan. Si, en verdad, uno llega a entender el
mensaje de la Unicidad de Dios, uno se vería liberado de otros conceptos tales como el despotismo, las
dictaduras, etc, etc. Otra consecuencia de la creencia en la Unicidad de Dios es que, desde el punto de vista
islámico, es imposible que Dios haya escogido a un solo pueblo en una única zona de la tierra, iluminando única
y exclusivamente a esta gente. No es lógico pensar que sólamente la bendita tierra de Judea fuera la única zona
donde Dios se mostrara. Creemos que esto no es posible, porque la Unicidad de Dios implica que Dios es el
Dios de todos los seres humanos de la tierra y de todas las épocas. Si no existe más que un Unico Dios, entonces
todas las religiones que hoy existen en el mundo, necesariamente deben haber surgido a partir del mensaje del
mismo Dios. Esta consideración conlleva a otras preguntas y nos presenta más problemas que deberemos
comprender.
Debemos tener presente que según el Islam, y así está recogido repetidas veces en el Sagrado Corán, el
mismo Dios envió a Sus Mensajeros en todas las partes del mundo en cada época de la historia. Si esto es así,
los mensajes que ellos nos dejaron deberían ser los mismos en sus fundamentos. Precisamente esto es lo que
reclama el Sagrado Corán. Dice que aunque se perciban tantas religiones en el mundo, que tuvieron su origen en
diferentes épocas y en diferentes países, sin embargo, los fundamentos de los mensajes fueron los mismos. Una
pregunta posterior surge y es que si esto es así, ¿por qué entonces existen tantas diferencias entre estas
enseñanzas? ¿Cómo puede ser tan paradójico el mismo Dios, que reveló a un pueblo de una determinada zona
que Yo soy Uno y Trino al mismo tiempo, y yendo a la India , a Krishna le reveló que anunciará a su pueblo
que Yo estoy compuesto de miles de dioses, y es posible encontrarMe en los árboles, en los elefantes, en las
serpientes, etc.? ¿Cómo es posible interrelacionar ambos mensajes? Budha habló de forma distinta y Confucio
también lo hizo de otro modo. Este es el dilema que ha de ser resuelto, y vamos a intentar abordarlo desde el
punto de vista islámico.
Según el Islam, en su origen, todas las religiones contuvieron los mismos fundamentos. La enseñanza
básica de cada una de las religiones fue idéntica cuando esta fue revelada a los mensajeros divinos. El Sagrado
Corán nos menciona las tres enseñanzas básicas fundamentales comunes a todas las religiones que hoy existen
en el mundo:
"No se les instruyó sino que creyeran en la pureza de un Unico Dios con total dedicación, que Le
adoraran y que gastaran en la causa del pobre y del necesitado".
Estas son las tres enseñanzas fundamentales comunes a todas las religiones, según el Islam. La pregunta que
surge ahora es, ¿por qué cambiaron entonces?
Esta cuestión es respondida por el Islam, apuntando a que los cambios no fueron realizados por Dios, sino
que fueron los seres humanos quienes los hicieron. Siempre que ha aparecido un Mensajero en la tierra, la
psicología del ser humano genera dos formas de reacción diametralmente opuestas hacia él. Muy pocos le
aceptan, y la mayoría de la gente a la que se dirige, se le opone, mostrándose violentos en su intento de suprimir
el mensaje. Su esfuerzo se centra en aniquilar mediante la fuerza al mensajero y a sus seguidores. Esta es la
primera reacción hacia dicho mensajero de Dios, que ha sido empleada universalmente y que uno corrobora tras
el estudio de la historia. Tras esta primera reacción de odio, le sigue un período en el que al final, este hombre
es aceptado por la sociedad, siendo esta reacción de excesivo amor hacia su persona. Tras el paso del tiempo, se
le comienza a denominar Dios o un ser semejante a El. Este aspecto es el que destruyó el mensaje original de
todas las religiones. Es un fenómeno universal que puede ser atestiguado en cualquier parte del mundo, y
estudiando a cualquier religión, se llegará a la misma conclusión y es que en el orígen todas las religiones
fueron monoteistas, y que tras el paso del tiempo, el hombre acabó adorando como Dios a la persona que vino a
entregar el mensaje divino.
A continuación, voy a describir el segundo pilar del Islam que es la creencia en los ángeles.
En la religión islámica, al igual que en otras religiones, los ángeles son entendidos de formas distintas y
variadas. Algunos piensan que son seres luminosos que tienen alas, seres con alta concentración de energía que
vuelan de un lugar a otro transmitiendo el mensaje. Estos conceptos son infantiles, y aunque son compartidos
por muchos musulmanes, nacen de la ignoracia y no de las enseñanzas islámicas. En el Islam, tal como está
recogido en distintas partes del Sagrado Corán, los ángeles pertenecen a otra dimensión y no están dentro de los
límites de las tres dimensiones que nosotros conocemos. Si añadimos una nueva dimensión, su existencia puede
ser aceptada sin ser visibles, y así mantener su propia identidad.
Según el Islam, los ángeles son los intermediarios entre Dios y Su Voluntad, y se encargan de hacer operar
la manifestación de la voluntad divina. Según los principios islámicos, el mundo de los fenómenos que
percibimos en la naturaleza, no funciona por sí automáticamente. Existen fuerzas que gobiernan las leyes y
vigilan si éstas operan dentro de su area sin interferir con otras leyes. De esta forma, todo el Universo es
gobernado al igual que se rige un gobierno, pero con mucha mayor exactitud y perfección. El Universo no se
rige caóticamente. Según el Islam, si Dios no existiera ni existieran los ángeles, que constantemente vigilan el
control de las fuerzas de la naturaleza, observando conscientemente las leyes que operan dentro del campo que
les ha sido otorgado, se generaría un caos total. El mundo organizado que percibimos es el resultado de la
existencia de los ángeles, según la filosofía islámica.
Su forma no es imaginable por nosotros, al no estar provistos de facultades que nos permitan comprender
dimensiones a las que no pertenecemos. Si, por ejemplo, alguien no ha sido bendecido por Dios con la facultad
de la vista desde la infancia, por mucho que intentemos explicar a esta persona qué es la visión, no podrá
comprenderlo. Sin embargo, la conclusión es que la visión existe, porque su existencia está basada en
evidencias. De forma similar, la creencia en los ángeles está basada en evidencias que extraemos de la
observación de la naturaleza, aunque su comprensión esté fuera de nuestro alcance, al no estar provistos de las
facultades necesarias para su entendimiento.
Respecto al tercer pilar del Islam, que es la creencia en los Libros, uno olvida que en la era presente, todas
las civilizaciones del mundo que existen hoy, están basadas en ellos, aunque la gente no actúe acorde a sus
enseñanzas y se haya apartado de éstas al considerarlas inadecuadas. No existe civilización en el mundo que no
tenga sustentada sus raíces en alguna enseñanza divina. Cualquier comportamiento civilizado con el que hemos
sido educados tanto en la civilización occidental u oriental, por muy corrompidas que estén hoy día, está basado
en enseñanzas religiosas. Así pues, es un factor muy importante que deberemos tener en cuenta.
Para comprender mejor este aspecto bajo la perspectiva actual, quisiera desviar ahora la atención sobre el
experimento a gran escala que ha llevado a cabo el comunismo en un vasto territorio con un gran número de
seres humanos. Partieron del fundamento de la negación de la existencia de Dios. Negaron la necesidad de los
Libros y la herencia de las culturas que éstos moldearon. La consecuencia final, según lo que atestiguamos hoy,
es que dieron un paso en el vacío. ¿Pudieron presentar una civilización que reemplazara a las que el mundo
heredó? La respuesta es un no categórico. ¿Inventaron una nueva filosofía sobre la moral basada en algún
fundamento que la soportara? La respuesta es una vez más no. Marx negó la necesidad de la moral, porque
sabía que si aceptaba las premisas de ésta, al final la gente tornaría hacia la religión, puesto que la moral tiene
sustentada su raíz únicamente en la religión. Fue suficientemente inteligente para entender este aspecto. En la
época de Lenin esta pregunta fue puesta en tela de juicio frente al marxismo entonces reinante. Bogdanov,
ideólogo comunista que trabajó con Lenin largo tiempo, enfatizó sobre el papel de la moral en la filosofía
comunista. Lenin le contestó con dureza que no existía cabida para la moral en el sistema, ya que si uno adopta
estos valores, la consecuencia final es la aceptación de la existencia de Dios y ello iba a acarrear el colapso de la
estructura comunista destrozándola en pedazos. Así pues, sin los Libros, no existen las civilizaciones ni
conceptos de moral que puedan gobernar y disciplinar nuestras vidas.
Otro experimento fue llevado a cabo en China de forma diferente por Mao Tse Tung. Poseía la ventaja de
poder analizar a posteriori los experimentos del comunismo en Rusia. Se dió cuenta de que era imposible para
ningún sistema, religioso o secular, pervivir sin la moral. En contraposición a la filosofía de Marx y Lenin,
introdujo un concepto de moral en China, y dió mucho énfasis al papel que representaba inculcando la
enseñanza de la humildad, el uso de palabras bondadosas, etc. Escribió volúmenes en contra de la hipocresía,
que son, de hecho, términos religiosos. No le quedó otra alternativa, al observar el fracaso del comunismo ruso
en el control de la moral de sus gobernantes. Tanto Mao Tse Tung como Lenin demostraron estar en lo correcto,
porque cuando Mao enfatizó sobre el papel de la moral en la sociedad, tomó estas enseñanzas de Confucio al no
existir bases sobre ella en la filosofía comunista. El resultado fue lo que predijo Lenin; los chinos se inclinaron
hacia el confucionismo con la consecuencia de la revivificación de esta creencia.
Así pues, la creencia en los Libros es una de las realidades más importantes de la vida, que hemos heredado
de épocas pretéritas de cualquier parte del mundo y que ha moldeado a nuestras civilizaciones y a nuestro
código de conducta. Todo lo que hoy es considerado decente en nuestra sociedad, tiene su origen en los Libros
Sagrados revelados por Dios.
El concepto islámico sobre los mensajeros está en plena concordancia con la filosofía de la Unicidad y la
Universalidad de Dios y la unidad de la humanidad. El Islam hace obligatorio sobre cada creyente, no sólo creer
en el profetazgo del Santo Profeta Muhammad (lpbD), sino que es esencial creer en el profetazgo de todos los
profetas del mundo. Cuando creemos en Jesucristo, aunque lo hagamos de forma distinta a los cristianos, sin
embargo, estamos completamente de acuerdo en lo que respecta a su verdad. Cuando, como musulmanes,
creemos en Krishna, Budha o cualquier otro profeta fundador de otra religión, podremos diferir en detalles
pormenorizados. Sin embargo, estamos totalmente de acuerdo con todos los seguidores de estas creencias en
que sus fundadores eran verdaderos y eran mensajeros de Dios.
Por último, voy a hablar acerca del concepto de la Resurrección y la responsabilidad de rendir cuentas a
Dios después de la muerte. Este es el quinto pilar del Islam, en el que debe creer cualquier musulmán.
La mayoría de la gente hoy mantiene terribles dudas sobre una posible vida después de la muerte, ya que es
muy difícil para el hombre actual creer en una nueva forma de vida después de haber permanecido aquí en la
tierra. Uno piensa de forma automática que es un mito creado por las religiones. Esta reacción es natural y
comprensible, ya que la creencia en Dios ha perdido consistencia en la época presente. Sin embargo, en lo que
se refiere a la importancia en la creencia de este concepto, ningún hombre cabal podrá negar su validez.
Una religión no puede ser completa sin la creencia en la otra vida y sin el concepto de una contabilidad, ya que
en esta vida encontramos un sinfín de déspotas que cometen enormes crueldades y un sinfín de asesinos que
generan enormes crímenes. No todos pagan con la misma moneda. El número de crueldades y crímenes
cometidos es infinitamente mayor que los castigos que se aplican para hacer justicia. ¿Qué sentido tiene, pues,
este mundo caótico? Si Dios existe, al menos podría hacer justicia.
El concepto de vida después de la muerte, así como el de rendir cuentas de nuestros actos, nos ilumina con
nueva luz, proporcionándonos una idea mucho más extensa sobre nuestra existencia en esta tierra. Si existe
racionalidad alguna en la religión, ha de existir una parte esencial en ella que esté relacionada con la creencia en
una vida después de la muerte y en un recuento de nuestros actos realizados aquí en la tierra.
El incremento de crímenes que se observa hoy en el mundo moderno, está directamente relacionado con la
desaparición de la creencia en Dios y en el recuento de nuestros actos. En aquellas sociedades donde la creencia
en Dios es ficticia, o bien se niega Su existencia, la consecuencia es que el ser humano no se considera
responsable de rendir cuentas tras su muerte. Al cometer un delito, se considera reo de la policía o del sistema
de justicia vigente. La psicología del criminal se desarrolla en la astucia para evitar ser detenido. Con ello, se
potencia aún más el crímen. El acto de cometer un crimen tiene lugar cuando uno no es observado y tiene una
posibilidad razonable de no ser detectado. Si el concepto de Dios no existe, en aquel lugar donde no exista un
sistema de detección o de filmación de nuestros actos, uno se siente completamente libre, ya que no ha de rendir
cuentas de sus actos. De esta forma, paulatinamente uno es menos responsable de cara a sus actos en una
sociedad. El incremento del crímen está relacionado directamente con la ausencia de responsabilidad. Ningún
aparato policial ni ningún gobierno en la Tierra puede hacer comportar al hombre con moral y con
responsabilidad hacia sus semejantes, al finalizar la vida en esta misma tierra y cada acto que realicemos no
tener alguna trascendencia. Este pilar fundamental del Islam es de tremenda importancia, y debe ser rehabilitado
en la época presente si deseamos que la humanidad se salve de una última destrucción.
¿Por qué yo creo en el Islam?
Hazrat Mirza Bashirud-Din Mahmud Ahmad Jalifatul Masih II.
Se me ha pedido que declare por qué creo en el Islam. Cuando me formulé la pregunta, la respuesta obtenida
fue que por la misma razón que creo en cualquier otra cosa, es decir, porque es la verdad. Una respuesta más
detallada sería que, en mi opinión, la doctrina central de todas las religiones es la existencia de Dios y la
afinidad entre el hombre y El, por lo cual, la religión que logre establecer una afinidad genuina entre Dios y
hombre tiene que ser verdadera; y la verdad de una fe es, por supuesto, razón suficiente para creer en ella.
El Islam afirma que el Creador del universo es un Dios vivo y que en esta época se revela a sus criaturas lo
mismo que en tiempos pretéritos solía revelarse. Esta afirmación puede examinarse de dos modos distintos:
Dios se manifiesta directamente al que le busca o llegamos a creer en Dios estudiando la vida de una persona a
quien Dios se revelase. Como por la gracia de Dios soy uno de aquellos a quienes Dios se ha revelado muchas
veces, y de modo sobrenatural, para creer en la verdad del Islam no necesito otra razón que la de haber
experimentado en mi propia persona su verdad.
Sin embargo, en beneficio de los que no han pasado por experiencia semejante paso a exponer las razones a
que, aparte de mi propia experiencia, se debe el que crea en el Islam.
En primer lugar, creo en el Islam porque no me obliga a admitir todo aquello que en conjunto, sólo por el
principio de autoridad, se llama Religión, sino que me da argumentos concluyentes en apoyo de sus doctrinas.
La existencia de Dios y la naturaleza de sus atributos, los ángeles, la oración y sus efectos, los mandatos
divinos y su alcance, la oración y su necesidad, la Ley divina y sus beneficios, la revelación y su importancia,
la resurrección y la vida en el más allá, el cielo y el infierno; con respecto a cada uno de ellos, el Islam ha
dado explicaciones minuciosas, afirmando su verdad con argumentos sólidos satisfactorios para el intelecto.
Así pues, el Islam no sólo me da una fe, sino también la certeza del saber que satisface mi intelecto y le obliga a
admitir la necesidad de la religión.
En segundo lugar, creo en el Islam porque no se basa sólo en las experiencias de gentes difuntas, sino que
invita a todos a experimentar personalmente lo que enseña y garantiza. Afirma que toda verdad puede
comprobarse de algún modo en este mundo y, por lo tanto, satisface a mi razón.
En tercer lugar, creo en el Islam porque enseña que no puede haber antagonismo entre la palabra y la obra de
Dios, solucionando así el supuesto conflicto entre la ciencia y la religión. No me pide ignorar las leyes
naturales ni creer en cosas en abierta contradicción con las mismas; al contrario, me exhorta a estudiarlas y a
sacar provecho de ellas. Me enseña que, "siendo la revelación de origen divino y Dios el Creador del universo,
no puede haber antagonismo entre lo que El hace y lo que El enseña. Me invita, pues, a estudiar Su obra, y
para percatarme de su significación, a estudiar Su palabra, colmando así mi anhelo intelectual.
En cuarto lugar, creo en el Islam porque no trata de aplastar mis deseos naturales, sino que los lleva por los
cauces apropiados. Aplastando totalmente mis deseos no me reduce al estado de piedra, ni dejándolos sin freno
ni control me reduce al estado de bestia, sino que, como el ingeniero hidráulico experimentado que doma las
aguas desbocadas y las hace discurrir por las acequias haciendo florecer las zonas áridas, convierte mis
deseos naturales en cualidades altamente morales al darles el control y la orientación convenientes. No me
dice que Dios me ha dado un corazón amante, pero luego me prohíbe elegir una compañera de por vida, o que
me ha dotado con el sentido del gusto y la capacidad de apreciar los buenos manjares, pero me ha prohibido
comerlos. Al revés, me enseña a amar pureza de modo tal, que asegure, a través de mi prole, la perpetuación
de mis buenos propósitos. Me permite consumir los manjares gustosos, más dentro de ciertos límites, para que
no me sacie y pase hambre mi vecino. Así, convirtiendo mis deseos naturales en cualidades de alta moralidad,
satisface mi naturaleza.
En quinto lugar, creo en el Islam porque no sólo me ha tratado a mí con justicia y amor, sino a todo el mundo.
Además de enseñarme a cumplir mis deberes para conmigo mismo, insiste en que trate como es debido a todos
y todas las cosas, habiéndome orientado debidamente al respecto. Por ejemplo, llama la atención sobre los
derechos de los padres y los deberes derribos hijos para; con ellos. Exhorta a los hijos a ser obedientes, y
cariñosos con sus padres, haciendo a estos herederos de aquéllos. Por otra parte, ordena que los padres
muestren amor y afecto por sus, hijos y les impone el deber de educarlos bien, cultivando sus buenas
cualidades y mirando por su salud, haciéndoles por tanto herederos de sus padres. De modo análogo, ordena
que exista la afinidad más perfecta entre marido y mujer, y exige de cada uno que muestre la debida
consideración ante las necesidades y deseos del otro, y que ambos se tengan un cariño reciproco. Esto lo
expuso bellamente el Santo Fundador del Islam al decir: «La persona que maltrata de día a su mujer y la ama
de noche se comporta en abierta contradicción con la hermosura de la naturaleza humana». También dijo:
«Los mejores de vosotros son aquellos que mejor tratan a sus mujeres». Y también: «La mujer es frágil como el
vidrio; por ello los hombres deberían tratar con delicadeza y ternura a las mujeres, igual que harían con un
objeto hecho de vidrio».
El Islam ha puesto énfasis especial en la educación e instrucción de las doncellas. Ha dicho el Santo Profeta:
«Gana el paraíso la persona que educa bien a su hija y le da una buena instrucción y una buena educación». El
Islam ha hecho de las hijas, juntamente con los hijos, herederas de sus padres.
Además, ha fijado normas justas para orientación de gobernantes y gobernados. Dice a los gobernantes que la
autoridad de que han sido investidos no es de su pertenencia personal, sino un depósito; y que han de cumplir a
la perfección las obligaciones inherentes a aquél en su calidad de personas probas y honradas; y que deben
gobernar consultando al pueblo. Dice a los gobernados que, como don de Dios, se les ha otorgado el poder de
elegir a sus gobernantes; y que, por tanto, deben cuidar de investir de autoridad gubernativa únicamente a
aquellas personas que de verdad lo merezcan; y que después de transferirles dicha autoridad deben prestarles
plena colaboración y no revelarse contra ellas, pues si lo hacen tratan sólo de demoler lo construido con sus
propias manos.
También ha reglamentado los derechos y. deberes de patrono y empleado. Dice al patrono que ha de dar lo
suyo al operario antes incluso de que el sudor se haya secado en su cuerpo; y que no debe mirar de arriba
abajo a los que trabajan para él porque son sus hermanos cuya guarda le ha sido confiada por Dios y, además,
los verdaderos sustentáculos de su prosperidad. Por ende, no debe ser tan torpe que quiera destruir lo que
constituye su propio sostén y la base de su poderío. Dice al obrero que cuando traiga entre manos un trabajo
destinado a quien sea cumpla con su deber honestamente y con la atención y diligencia correspondientes.
Dice a los que rebosan de salud y vigor que no opriman a los débiles ni traten despectivamente a los que
padecen de defecto o tara físicos, pues éstos, antes que a desprecio, deben mover a compasión. Dice a los ricos
que tienen el deber de cuidar de los pobres, y que todos los años han de reservarles 1/40 de sus bienes, a fin de
emplearlo en el alivio de la pobreza y las penas y para que progresen los que carecen de medios de progreso.
Les enseña a no aumentar la impotencia de los pobres prestándoles dinero a usura; antes bien, a ayudarles con
regalos y préstamos voluntarios, haciendo hincapié en que la riqueza no se da al hombre para que se pase la
vida nadando en el lujo y el desenfreno, sino que ha de usar de ella para que avance toda la humanidad,
haciéndose así merecedor de la mejor recompensa en esta vida y en la otra. Por otro lado, también enseña al
pobre a no envidiar ni codiciar lo que a otros se diera, ya que sentimientos tales nublan poco a poco la mente
del hombre y le incapacitan para desarrollar aquellas buenas cualidades con que estuviera agraciado. En
consecuencia, invita al pobre a desarrollar las aptitudes que Dios le concediera a fin de que avance por
caminos provechosos. Ordena a los Gobiernos a dar facilidades formativas a los sectores más pobres de la
comunidad, no permitiendo queda riqueza y el poder íntegros los acaparen unos cuantos.
A aquéllos cuyos antepasados lograron dignidades y honores en premio a lo hidalgo de su empeño, les
recuerda que su deber es mantenerlos por sí mismos, avisándoles que no desprecien a los que no obtuvieron los
mismos favores, porque Dios hizo iguales a todos los humanos. Les recuerda que Dios, que tales honores les
dispensó, puede tributar a otros honores aún más grandes; y que si hacen mal uso de la posición social que les
fuera conferida y pecan contra los que no consiguieran dones similares, sentarán por sí mismos la base para
futuras extralimitaciones por parte de los mismos contra los que ahora delinquen. Así, pues, no deben
enorgullecerse publicando su propia grandeza, sino tener a orgullo el ayudar a los demás a ser grandes, pues
la verdadera grandeza es únicamente la del que trata de ayudar a levantarse al hermano caído.
El Islam enseña que ninguna nación debe violar a otras, ni un Estado extralimitarse con otro; antes al
contrario, las naciones y los Estados deben cooperar con objeto de promover los intereses de toda la
Humanidad. Prohíbe a determinadas naciones, Estados e individuos unirse entre sí para conspirar contra otras
naciones, Estados o individuos. Enseña, además, que las naciones, Estados e individuos deben llegar a un
entendimiento para abstenerse mutuamente de todo acto de agresión, colaborando en el progreso de los
subdesarrollados.
En resumen, encuentro que el Islam establece condiciones de paz y bienestar para mi y para todos los que
deseen ir por el camino que señala, quienquiera que sean, sean lo que sean y estén donde estén. Lo mire como
lo mire, hallo que el Islam es igualmente beneficioso para mi y para los míos, para mis vecinos, para la gente
que no conozco y de la que ni siquiera he oído hablar, para hombres y mujeres, para viejos y jóvenes, para el
patrono y el obrero, para el rico y el pobre, para las naciones grandes y pequeñas, para los internacionalistas
y los nacionalistas, y que de este modo establece una afinidad firme y segura entre mi Creador y yo.
Creo en El. Porque, en efecto, ¡cómo podría renunciar a El y aceptar otra cosa en su lugar!
Artículos de Fé
Éstos son los seis principios fundamentales de fe que constituyen la base de la doctrina, práctica y
conocimiento del Islam de un musulmán. El Santo Corán prescribe la creencia en Al-lah, en el Último Día, en
los ángeles, Sus Libros y Sus Profetas. También indica que sólo Dios determina Su decreto. (Véase Santo
Corán, 2:178; 25:3).
1.
La unidad de Dios (Tohid)
El reconocimiento de la Unidad de Dios es el principio más importante del Islam, pues constituye la piedra
angular de la fe y el fundamento de la salvación. El aspecto en el que el Islam hace mayor hincapié sobre a Allah es Su Unidad. El Kalima Tayyeba es la doctrina básica del Islam. Es:
“La ilaha il-lal-Al-laho Mohammadur rasul-lul-lah”.
No hay Dios sino Al-lah y Mohammad es Su mensajero.
Negar la Unidad de Dios y asociarle copartícipes constituye el pecado más grave del Islam. Él es el Único
Creador del universo, y nada puede suceder sin Su conocimiento ni permiso. Un capítulo entero del Santo
Corán (Sura Al-Ijlas) está dedicado a la Unidad de Dios:
“Di: Él es Al-lah, el Único; Al-lah, el Independiente e Implorado por todos. No engendra ni es
engendrado; Y no hay nadie que sea igual a Él”. (112:2-5).
2.
Los ángeles (Malaikah)
El Islam ordena la creencia en los ángeles. Son seres espirituales creados por Dios que Le obedecen y cumplen
Sus mandamientos. A diferencia del hombre, los ángeles no disponen de libre voluntad ni actúan
independientemente. Controlan los fenómenos naturales bajo las órdenes de Al-lah. Asimismo, y siguiendo los
mandamientos de Al-lah, los ángeles actúan de intermediarios en el cumplimiento de Su voluntad. En este
sentido, también se les llama mensajeros (rasul) de Al-lah. Algunas de sus funciones son: traer la revelación
divina a los profetas; castigar a los enemigos de los profetas; rezar por los creyentes y transmitirles buenas
nuevas; glorificar a Dios con Sus alabanzas y registrar las acciones del hombre.
Los cuatro ángeles más conocidos son: Gabriel (Yibrail), Miguel (Mikail), Rafael (Israfil) e Israel (Israil).
3.
Los libros
Los musulmanes creen que Dios reveló Sus leyes por etapas a través de Sus profetas, y por lo tanto, aceptan las
Tablas de Moisés (la paz sea con él), los Salmos de David (la paz sea con él) y los Evangelios (Inyil) de Jesús
(la paz sea con él) como Libros sagrados, así como las sagradas Escrituras de los demás mensajeros de Al-lah.
Sin embargo, los musulmanes creen que tales revelaciones estaban limitadas a una época y gente determinada
y no se han preservado en su pureza original, sino que han sufrido tergiversaciones. Todas las Sagradas
Escrituras culminaron y se perfeccionaron en el Santo Corán (así como todas las religiones lograron su
perfección el Islam). El Santo Corán dice:
“Hoy os he perfeccionado vuestra religión y he completado mi gracia con vosotros y os he elegido el Islam
como religión” (5:4).
4.
Profetas (Anbiá)
Los musulmanes creen en todos los profetas y mensajeros de Al-lah (rasul) y les reverencian. El Santo Corán
dice que Dios hizo surgir profetas entre los habitantes de cada nación, enviando mensajes divinos y
advertencias a través de ellos. Dice:
“...y no existe ningún pueblo al que no se haya enviado un Amonestador” (35:25)
Algunos de los profetas especialmente mencionados en el Santo Corán son: Adán, Esdras, Job, David,
Ezequiel, Hud, Abraham, Elías, Jesús, Isaac, Ismael, Luqman, Noé, Samuel, Salomón, Jonás, Juan el Bautista,
Jacobo, José y Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él). Existen muchos otros, como menciona
Dios en el Santo Corán:
“Enviamos Mensajeros antes de ti; de ellos hay algunos que te hemos mencionado y otros que no te hemos
mencionado...” (40:79)
A los musulmanes se les prescribe no hacer distinción entre ellos y aceptarlos a todos. Los
musulmanes creen que el Santo Corán fue enviado a toda la humanidad abarcando las enseñanzas de las
Escrituras anteriores y tambien creen que el Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con
él) es el más grande de ellos y el Sello de todos los profetas, habiendo sido enviado no sólo a una nación, sino a
todas las naciones, y, por consiguiente, a toda la humanidad.
5.
El Día del Juicio (Yaomidín)
Una de las creencias que más enfatiza el Santo Corán es el Día del Juicio. El Islam enseña que la muerte física
no es el final de la existencia humana, sino el umbral hacia una forma de vida más elevada en que la persona
puede lograr una mayor proximidad a Dios, dependiendo de sus acciones en esta vida. Según el Santo Corán,
en el Día del Juicio, el universo entero llegará a su final y los muertos serán resucitados y juzgados y
recompensados según sus actos. Quienes hayan obrado bien merecerán el paraíso y quienes hayan obrado mal
serán castigados con el infierno. No se aceptará ningún tipo de intercesión y cada alma será recompensada de
acuerdo con sus actos. Sin embargo, el infierno es una condición temporal de la que sus moradores serán
librados finalmente.
El Mesías Prometido (la paz sea con él) ha expuesto la vida en el Más Allá de esta forma:
“El Santo Corán ha afirmado repetidamente que la vida después de la muerte no es un fenómeno nuevo y que
sus manifestaciones son un reflejo de esta vida.También ha indicado que en el Más Allá todas las condiciones
espirituales de este mundo se manifestarán físicamente, tanto en el estado intermedio como en la resurrección.
Además ha insistido en que habrá un progreso ilimitado en el otro mundo. En resumen, según el Santo Corán
tanto el cielo como el infierno serán reflejo de la vida del hombre, no siendo nada nuevo que prevenga del
exterior..., no será más que un reflejo de las condiciones espirituales del hombre en esta vida”. (La Filosofía de
las Enseñanzas del Islam)
6.
Decreto Divino (Taqdir)
Los musulmanes creen que el decreto divino controla el resultado final de todas las acciones de este universo.
Se trata de la ley o medida de las cosas respecto a su crecimiento y desarrollo. En el Santo Corán este término
se define como una ley universal de Al-lah que se aplica a toda la creación y abarca todo el universo. (Véase S.
Corán 87:1-4). Dentro de los límites del Decreto divino, al hombre se le otorga libre voluntad
Los Cinco Pilares del Islam
Los cinco pilares del Islam representan los actos principales de adoración que se requieren para practicar su
doctrina. La observancia y práctica de estos actos es obligatoria para todos los musulmanes. Éstos son:
1.
Declaración de fe (Kalema Shahada)
Éste es el primero y más importante pilar del Islam y todas las demás doctrinas derivan de él. Un creyente
declara su aceptación del Islam recitando:
“Ashado an-la ilaha il Al-laho wa ash hado anna Mohammadan abdohu wa rasulohu”
Soy testigo de que no hay Dios sino Al-lah y soy testigo de que Mohammad es Su siervo y Su mensajero.
2.
La oración
La oración es el medio básico y más importante para la comunicación del hombre con Dios y su acercamiento
a Él. Su importancia no puede describirse con palabras. El concepto islámico de adoración es la entrega del
alma suplicante ante la divina Majestad. No existe ninguna necesidad, ni el Islam lo permite, de intermediarios
entre Dios y el hombre. La oración depara consuelo y confort, elevando al ser humano de un estado inferior a
cimas insuperables. El Islam asegura al creyente que sus plegarias con escuchadas. El Santo Corán dice:
“Cuando mis siervos te pregunten sobre Mí, diles: “Estoy cerca. Respondo a la plegaria del que suplica
cuando Me invoca. Por tanto, deben escucharme y creer en Mí, para que puedan seguir el camino recto”.
(2:187)
La oración también libra al creyente del pecado y purifica el corazón. El Santo Corán dice:
“Recita lo que te ha sido revelado del Libro, y cumple la Oración. En verdad, la Oración preserva a la persona
de la obscenidad y del mal manifiesto, y el recuerdo de Al-lah es en verdad la mayor virtud”. (29:46)
La forma más importante de oración en el Islam es el salat, la oración diaria ritual. El salat ha sido prescrito
cinco veces al día, con un tiempo determinado para cada oración. La observancia del salat con sus rituales
prescritos es el mandamiento que más se repite en el Santo Corán. Las cinco oraciones diarias del salat son:
Fáyar (mañana): esta oración debe ofrecerse por la mañana aproximadamente una hora antes de la salida del
sol. Está prohibido rezar durante la salida del sol para evitar la impresión de rendir culto al sol.
Zóhor (mediodía): el tiempo para esta oración es la primera hora de la tarde, desde que el sol comienza a
descender hasta la media tarde.
Ásar (tarde): esta oración se observa a última hora de la tarde, hasta media hora antes de la puesta del sol.
Maghrib (puesta del sol): esta oración se ofrece inmediatamente después de la puesta del sol. No debe
efectuarse durante el ocaso.
Isha (noche): la oración de Isha debe ofrecerse por la noche. Se puede observar hasta la media noche.
Estas oraciones deben observarse durante el horario prescrito y preferiblemente en congregación. Sin
embargo, si resulta imposible ofrecer las oraciones de la tarde en el momento adecuado, se permite combinar
las oraciones de Zóhor y Asar. Las oraciones de Maghrib e Isha también pueden combinarse si es necesario.
Para más información sobre las oraciones diarias, véase el capítulo cuarto.
Además del salat, que es obligatorio para los creyentes, los musulmanes pueden ofrecer oraciones voluntarias
(nawafil). La más importante de ellas es el TaHallud, que significa literalmente renuncia al sueño. Por lo
general, se ofrece durante la última parte de la noche, y el Santo Corán alude especialmente a esta oración
como muy beneficiosa para el desarrollo espiritual del hombre y como método para obtener la proximidad a
Al-lah. (Véase S. Corán, 17:79). El Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) se levantaba
regularmente después de la medianoche y dedicaba casi la mitad de la última parte de la noche a la oración de
TaHallud.
En el Islam hay plegarias para cada necesidad y ocasión. Otra forma de oración es el recuerdo de Al-lah a lo
largo del día (Zikr-ilahi). El recuerdo de Al-lah y la meditación sobre Sus atributos es otro medio de
acercamiento a Él. Además, un musulmán puede rezar silenciosamente a Dios en cualquier momento. Esto se
conoce como doá. Para más información sobre el modo en que se realiza la oración, véase la Oración
musulmana.
3.
El ayuno durante el Ramadán (Saum)
El tercer acto de adoración en el Islam es el ayuno durante el mes islámico de Ramadán, que cumplen todos los
adultos musulmanes capacitados para ello. Mediante el ayuno, el musulmán consigue purificarse espiritual y
físicamente, elevar su moral y obtener la cercanía a Dios. El ayuno consiste en la abstención de alimento,
bebida y relaciones conyugales desde el amanecer hasta la puesta del sol. Al sacrificar sus necesidades físicas,
el musulmán se solidariza con el sufrimiento del pobre y el necesitado. Dios prescribió el Ramadán para este
ejercicio espiritual. Fue el mes en el que el Santo Corán fue revelado por primera vez al Santo Profeta (la paz y
bendiciones de Dios sean con él).
El Santo Corán exime del ayuno a los ancianos, enfermos y niños, quienes pueden compensarlo dando
alimento a los indigentes. Se permite la exención temporal a los viajeros, enfermos, las embarazadas, las
mujeres que amamantan y a las mujeres que tienen la menstruación.
Como esfuerzo adicional, los musulmanes dedican una gran parte de su tiempo a la recitación del Santo
Corán, reflexionando sobre su significado.Ver también: Las Bendiciones del Ramadán
4.
Impuesto sobre la riqueza (Zakat)
El Zakat es el cuarto pilar del Islam, que podría llamarse más apropiadamente la purificación de la riqueza.
El musulmán debe donar una parte de sus posesiones (21/2%) para el bienestar del pobre y para quienes no
disponen de medios, para los desvalidos, viajeros, para quienes sirven la causa del Islam y luchan en el camino
de Dios, para comprar la libertad de los esclavos y para las buenas acciones. La cantidad varía según el tipo
de propiedad. El impuesto se puede aplicar a terrenos, ganado y bienes activos (oro, plata, acciones, bonos,
etc.). Más...
5.
Peregrinación (Hall)
El quinto pilar del Islam es el Hall, o la peregrinación a Meca que un musulmán debe realizar al menos una
vez en la vida si está capacitado físicamente y dispone de medios para ello. Se trata de una serie de ritos
religiosos que se efectúan durante varios días en la Sagrada Kaaba de la Meca (Arabia) y otros lugares
especiales. El punto central de esta peregrinación es la Kaaba, que según la creencia musulmana fue el primer
centro construido para la adoración del Dios Único. Fue reconstruido por el profeta Abraham y su hijo Ismael,
y después por el mismo Santo Profeta Mohamad (la paz y bendiciones de Dios sean con él). El Santo Profeta
Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él) realizaba esta peregrinación. Los datos históricos
demuestran que otros profetas antes del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) también
realizaban la peregrinación.
El Hall es un claro recordatorio de la Unidad de Dios y enfatiza la hermandad e igualdad de los seres
humanos, así como la importancia del deseo de la voluntad del hombre de sacrificarse por la causa de Su
Creador.
Fuentes del Sharía
La Fiqah o Sharia constituye una serie de leyes religiosas que orientan a los musulmanes en su vida práctica
cotidiana. La Ley islámica proviene de tres fuentes: el Santo Corán, la Sunnah y el Hadiz.
1.
El Santo Corán
El Santo Corán es la Palabra sagrada de Al-lah transmitida al Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones
de Dios sean con él) por revelación divina a lo largo de un período de veintitrés años. Es la Sagrada Escritura
del Islam que muestra el camino verdadero y perfecto hacia la salvación. Contiene un código completo de
enseñanzas y leyes en concordancia con las necesidades de cada época y proporciona medios para el
desarrollo moral y espiritual de toda la humanidad, así como el remedio para sus males. El Santo Corán
explica el verdadero objetivo de la existencia humana, que es adorar y servir a Al-lah, su Creador, y obtener
la proximidad a Él.
El Santo Corán está dividido en capítulos y versículos. Tiene ciento catorce capítulos. El capítulo se llama
“sura” y cada uno de ellos posee un nombre específico y un número variable de versículos. Los versículos se
llaman “ayah”. El Santo Corán se ha dividido en treinta partes para que pueda ser completado en el mes de
Ramadán.
2.
La práctica del Santo Profeta (Sunnah)
La Sunnah es el modo en que el Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) practicaba las leyes y
enseñanzas del Santo Corán. Al enseñar la Palabra de Dios de un modo práctico, simplificó los problemas de
la vida diaria. Fue el ejemplo perfecto de creyente verdadero y un modelo perfecto para sus seguidores y para
toda la humanidad.
3.
Relatos del Santo Profeta (Hadiz)
Hadiz significa las auténticas palabras habladas por el Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de
Dios sean con él), o palabras que describen un incidente observado relacionado con su vida. Los Hadices, que
abarcan todos los aspectos de la filosofía y enseñanza islámica, fueron narrados por sus compañeros más
cercanos y compilados para beneficio de sus seguidores y para la posteridad. Existen muchas compilaciones de
Hadices. Sin embargo, sólo seis de ellos se consideran los más genuinos y auténticos, y son las compilaciones
de Bujari, Muslim, Tirmidi, Abu Daud, Ibn Maya y Nisai.
Los Jalifas
La palabra Jalifa significa sucesor, representante, sustituto o delegado. El Santo Corán ha mencionado tres tipos
de Jalifas:
-Jalifas de Al-lah, o profetas como Hazrat Adán y Hazrat David. (2:31)
-Profetas que son Jalifas de otro profeta de más categoría, como los profetas israelitas, que fueron todos Jalifas
de Moisés. (5:45)
-Jalifas que no son profetas de un profeta, con poderes temporales o sin ellos, tales como la gente santa con un
conocimiento profundo de la Ley. Su misión es proteger y preservar la Ley de interferencias. (24:56).
Tras el fallecimiento del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) quedó establecida por Dios la
tercera forma de Califato o Jilafat, que fue conocida como Jilafat Rashida (el Califato justo). La misión de estos
Jalifas es proteger la Ley y guiar a la gente hacia el camino recto. Las características especiales de estos Jalifas
son:
1.Son designados Jalifas mediante el decreto divino en el sentido de que los corazones de los creyentes se
inclinan hacia ellos y los aceptan voluntariamente como Jalifas.
2.La religión a la que sirven los Jalifas, queda firmemente establecida a través de sus oraciones y esfuerzos
misioneros.
3.Disfrutan de una paz imperturbable en medio de las dificultades, privaciones y persecuciones, y,
4.Adoran a Dios solamente, es decir, al desempeñar sus responsabilidades no temen a nadie y cumplen con sus
obligaciones sin importarles las dificultades que se les interpongan.
El Jalifa debe fortalecer la organización espiritual establecida por él y protegerla de los enemigos del Islam.
Sólo la persona cuya vida sea equiparable a la del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) en
términos de espiritualidad, piedad y conocimiento puede ser nombrado Jalifa.
Por consiguiente, Hazrat Abu Bakr, el compañero más cercano del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios
sean con él) fue nombrado su primer sucesor. Hazrat Abu Bakr fue sucedido por otros tres compañeros cercanos
y fieles, Hazrat Umar, Hazrat Usman y Hazrat Ali. Estos cuatro Jalifas son conocidos como los “los Jalifas
justos” (Jilafat Rashedin). Tras el fallecimiento de Hazrat Ali, surgieron muchas sectas entre los musulmanes y
la designación del Jalifa se convirtió en una sucesión dinástica de familias gobernantes.
La institución del Jalifato fue restablecida de nuevo en este siglo tras el fallecimiento del Mesías Prometido (la
paz sea con él), con todas las condiciones divinas que acompañan a los Jalifas justos.
Las Ramas del Islam
Dentro del contexto musulmán existen diferentes grupos islámicos, que son bien conocidos a través de la prensa
y medios de comunicación. Estos grupos difieren entre ellos en la interpretación de algunas creencias islámicas
y su práctica.
El desarrollo y proliferación de sectas dentro del Islam comenzó en la primera etapa de la historia
islámica. Efectivamente, casi inmediatamente después del fallecimiento del Santo Profeta (la paz y bendiciones
de Dios sean con él) y la designación del primer Jalifa, Hazrat Abu Bakr, comenzaron a surgir discrepancias en
la comunidad. Estas diferencias y desacuerdos se acentuaron hasta el punto de amenazar la unidad islámica. De
hecho, los seguidores del Islam se dividieron y se separaron en dos ramas diferentes al cabo de treinta años.
Éstas son:
1.
Los Sunnitas
Es el grupo principal de los musulmanes en la actualidad. Aproximadamente un 85% de los musulmanes son
sunnitas. Aceptan la autoridad de los Jilafat Rashedin (los Jalifas justos), siguen fielmente la costumbre y
práctica (sunnah) del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) y se rigen por la Ley islámica
(Sharia) tal como la interpretan los cuatro célebres juristas e Imames: Malik bin Anas, Abu Hanifa, Mohammad
bin Idris y Ahmad bin Hanbal.
2.
Los Shiítas
Los shiítas forman un grupo aislado cuyo origen se basa en la creencia de que sólo Hazrat Ali fue el legítimo
sucesor del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él). Hazrat Alí fue primo y yerno del Santo
Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) y los shiítas creen que esta relación de sangre da derecho a
Alí y sus descendientes a heredar el “manto” espiritual del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean
con él). No creen en los otros tres Jilafat Rashedin.
El Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) predijo tales divisiones entre sus seguidores.
Efectivamente, en la actualidad existen setenta y tres grupos en el Islam. Algunos grupos importantes
relacionadas con los dos grupos principales son:
Rama sunnita del Islam: Ahle Sunnat, Ahle Hadiz, Wahabis, Ahmadis
Rama shiíta del Islam: Zaydis, TwelversSeveners: Nizaris (Ismaelis), Mustalis (Bohras)
El Movimiento Ahmadía
El Movimiento Ahmadía es un grupo del Islam y no una nueva religión. Es, en realidad, el renacimiento del
Islam. Se trata de un movimiento dentro de la religión islámica fundado por Mirza Ghulam Ahmad de Qadián
(India) en 1889, quien reclamó ser el Mesías y Mahdi, cuya venida fue profetizada por el Santo Profeta (la paz y
bendiciones de Dios sean con él). Sus seguidores se llaman áhmadis musulmanes.
Los áhmadis musulmanes siguen estrictamente la religión ortodoxa del Islam y no han añadido ni
suprimido ninguna de sus creencias fundamentales ni ritos de culto. La distinción más importante entre los
áhmadis y los demás musulmanes es la aceptación por parte de los áhmadis de Mirza Ghulam Ahmad (la paz
sea con él) como Mesías Prometido, en su misión divina de revivir la fe en Al-lah, en el Santo Profeta (la paz y
bendiciones de Dios sean con él) y en el Santo Corán.
Los áhmadis musulmanes poseen la misma devocion que los primeros seguidores del Santo Profeta (la
paz y bendiciones de Dios sean con él), y están consagrados al servicio del Islam y a la predicación de sus
enseñanzas por todo el mundo. Los áhmadis creen que la misión del Mesías Prometido ha sido purificar al Islam
de los errores y hábitos supersticiosos que se incrustaron en él durante catorce siglos, y practican la religión del
mismo modo en que se hacía en la época del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él).
Existen tres diferencias entre las creencias de los áhmadis musulmanes y los otros musulmanes sunnitas. Son las
siguientes:
1.
La interpretación de la finalidad del Profetazgo de Hazrat Mohammad
En el Santo Corán (véase 33:41), Dios concedió al Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Dios
sean con él) el título de “Jataman Nabiyyin” (el Sello de los Profetas). La interpretación que los no-ahmadis
musulmanes hacen de este versículo es que no puede aparecer ningún profeta después del Santo Profeta
Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él), que la puerta de la revelación se ha cerrado para
siempre y que Dios nunca volverá a hablar directamente a Sus siervos.
Los áhmadis musulmanes, por el contrario, creen que Dios se manifiesta por Su revelación hablando a Sus
criaturas y que seguirá haciéndolo hasta el final. Los áhmadis interpretan “Sello de los Profetas” como una
señal de distinción, que significa la perfección del Profetazgo. Creen que el Profetazgo continuará, pero que no
habrá ningún profeta portador de Ley después del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él).
Cualquier profeta que le suceda habrá de ser seguidor suyo y pertenecer a la religión islámica. Esto es lo que el
Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él) profetizó cuando anunció la venida de Jesús, hijo de
María, entre sus seguidores para revivir el Islam de los últimos días. Los áhmadis creen que esta profecía se ha
cumplido con la venida del Mesías Prometido. Los que no son áhmadis musulmanes también creen en esta
profecía, pero aún están a la espera de su cumplimiento.
2.
La ascensión de Jesucristo a los cielos
Las diferencias entre los áhmadis musulmanes y los no áhmadis musulmanes respecto a Jesús (la paz sea con él)
son muy significativas. Muchos no áhmadis creen que Jesús nunca fue crucificado sino que fue sustituido por
alguien que se asemejaba a él. Según ellos, Jesús fue ascendido físicamente a los cielos donde está a la espera
de su regreso a la tierra en su segunda venida.
Los áhmadis creen que Jesús fue crucificado pero no murió, sino que estaba inconsciente cuando le
descendieron de la cruz, pues solamente había permanecido clavado a ella durante unas horas. Fue curado por
sus compañeros más cercanos y después viajó al Este de Cachemira, una provincia al Norte de la India. Allí
culminó el cumplimiento de su auténtica misión, que era predicar a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.
Murió de muerte natural a una edad muy avanzada y su tumba se encuentra en Sirinagar (Cachemira-India).
3.
La venida del Mesías Prometido
Todos los musulmanes creen que en los últimos días aparecerá un Reformador (Mesías y Mahdi) que restituirá a
la religión islámica su antigua gloria. Hay muchos Hadices que aluden a la venida del Reformador y presentan
pruebas al respecto. El Hadiz otorga distintos títulos a este Reformador: “Mesías”, “Mahdi” y “Jesús, hijo de
María”.
Los no áhmadis musulmanes creen que Jesús no murió, sino que ascendió físicamente a los cielos, y que
regresará como Mesías de los últimos días del Islam. También dicen que el Mesías (a quienes consideran una
persona diferente que pertenecerá a la religión islámica) propagará el Islam con la espada y emprenderá una
guerra contra todos los incrédulos.
Los áhmadis musulmanes rechazan esta interpretación. Creen que Jesús murió como mortal y, por tanto, no
puede resucitar. Interpretan, en términos espirituales, la venida de Jesús (la paz sea con él) equiparable a la
segunda venida de Elías, como el mismo Jesús explicó. Así como apareció Juan el Bautista cumpliendo la
profecía de la segunda venida de Elías, Mirza Ghulam Ahmad (la paz sea con él) ha venido para cumplir la
segunda venida de Jesús. Los áhmadis creen que el Mahdi y el Mesías son la misma persona y que tal persona
es Mirza Ghulam Ahmad de Qadián, quien fue enviado para revivir la religión del Islam, siendo su espada su
pluma, con la que corroboró la verdad y la superioridad del Islam.
Hazrat Ahmad (la paz sea con él) fue llamado “Jesús, hijo de María” por las múltiples similitudes en sus
misiones: ninguno fue profeta portador de Ley; Jesús fue seguidor de Moisés después de 1400 años y apareció
para revivir el judaísmo, mientras que la tarea de Hazrat Ahmad fue revivir las enseñanzas del Santo Profeta (la
paz y bendiciones de Dios sean con él) después de 1400 años; ambos fueron rechazados por los juristas de su fe
y ambos enfatizaron el “yamali”, es decir, los aspectos moderados de la religión.
La Universalidad del Islam
Desgraciadamente, los medios de comunicación y prensa presentan al Islam de forma distorsionada, creando
una imagen de fundamentalismo rígido y fanático. Esto está lejos de la verdad. El Islam es una religión
universal. Reclama ser el auténtico medio de acercamiento a Dios para toda la gente y todas las épocas.
El concepto de universalidad en una religión requiere que sobrepase no sólo los límites geográficos y
nacionales, sino también los límites del tiempo. El Islam es la única religión que hace esta reivindicación, pues
sus enseñanzas están unidas a la psique, alma y espíritu humanos. El Islam afirma que cualquier religión que se
base en la mente humana transciende el tiempo y el espacio. Al ser la psique humana inalterable, la religión que
está unida a ella también lo es. En otras palabras, aunque la humanidad siga progresando materialmente, las
necesidades psicológicas del hombre seguirán siendo las mismas, y el Islam siempre dispondrá de medios para
satisfacerlas. La universalidad del Islam queda demostrada de muchas formas y niveles diferentes:
1.
La aceptación de todas las enseñanzas
El Islam es la única religión que acepta todas las enseñanzas anteriores y a sus portadores como enviados de
Dios. Sin embargo, afirma que estas enseñanzas han sido tergiversadas y no pueden considerarse fidedignas. El
Islam enseña que en el Santo Corán se incorpora el verdadero significado de estas enseñanzas y su integridad
será salvaguardada por el mismo Dios. Esta aceptación y la incorporación de otras Escrituras hacen que el Islam
sea una religión universal verdadera.
2.
Nada de compulsión en cuanto a religión
Para que una religión sea verdaderamente universal, ha de atraer a gentes de todas las razas y culturas. Esta
enseñanza, pues, no puede imponerse por la fuerza. El Islam no permite el uso de la fuerza para la propagación
de su mensaje. El Santo Corán dice:
“No debe haber coacción en la religión. Ciertamente, lo recto ha quedado separado de lo erróneo...” (2:257).
La palabra “yihad” se interpreta frecuentemente como “emprender una guerra santa” cuando en realidad,
significa “luchar, esforzarse”. El yihad islámico no consiste en matar y ser matado, sino en esforzarse
intensamente en obtener el agrado de Dios. La forma más elevada de yihad es la lucha interna del hombre por
librarse de los vicios y las ligaduras del mundo material y conseguir elevar su espíritu para obtener la cercanía a
Dios. Otro tipo de yihad puede adoptar la forma de predicación y propagación de las enseñanzas del Islam por
medios pacíficos. El tercer tipo de yihad consiste en defender el Islam contra una agresión no provocada o
contra un intento de destrucción física del Islam.
3.
La igualdad entre los hombres
El Islam transmite un mensaje firme de hermandad e igualdad entre los hombres que es el ingrediente esencial
de la universalidad. El Islam enseña amor para todos. El Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con
él) dice:
“Dios es bondadoso con quien muestra bondad hacia Su creación, por lo que de béis ser amables con el prójimo,
ya sean virtuosos o malvados. Pues la bondad hacia los malhechores les aparta de su maldad”.
El Islam enseña que ante la vista de Dios todos los hombres son iguales sin diferencia de raza, estatus, posición
o riqueza. Él les juzga solamente por sus buenas acciones. El último sermón del Santo Profeta (la paz y
bendiciones de Dios sean con él) contiene esta bella alocución:
“¡Oh humanos! Vuestro Señor es Uno y vuestro antepasado es uno. Un árabe no posee superioridad sobre un
no-árabe, ni un no-árabe sobre un árabe. El blanco no es en ningún modo superior al cobrizo, ni el cobrizo al
blanco por el hecho de serlo, sino en la medida en la que cumple sus obligaciones hacia Dios y el hombre. El
más honesto de entre vosotros ante la vista de Dios es el más justo.
“¡Oh humanos, Debéis escuchar y recordad todo cuanto os digo. Todos los musulmanes son hermanos entre sí.
Todos vosotros sois iguales. Todos los hombres, sea cual fuere su posición, son iguales”.
Mientras hablaba, el Santo Profeta Mohammad (la paz y bendiciones de Dios sean con él) alzó sus manos y,
uniendo los dedos de una mano con los de la otra, dijo:
"Los seres humanos son tan semejantes entre sí como los dedos de las manos. Nadie puede reivindicar derecho
ni superioridad sobre los demás. Sois como hermanos... Lo que os ordeno no se limita al día de hoy sino para
todas las épocas. Debéis recordarlo y obrar en consecuencia hasta que abandonéis este mundo y partáis hacia el
próximo para encontrar a vuestro Creador."
Festividades y Ceremonias Islámicas
Todas las religiones tienen sus días especiales de culto, celebraciones, rituales y prácticas. Las festividades y
ceremonias islámicas constituyen también un medio distintivo de glorificación a Al-lah, donde se comparte la
alegría de las bendiciones de ser “el mejor pueblo” guiado hacia la fe verdadera.
Estas son algunas de las prácticas islámicas:
La oración del viernes (Yuma)
El viernes es el día sagrado del culto musulmán, que consta de un servicio congregacional ofrecido a la hora de
Zóhor. El Imam pronuncia un sermón (jutba) y después dirige la oración de Zóhor en congregación. Esto se
conoce como la oración de Yuma. Los hombres musulmanes deben asistir obligatoriamente y las mujeres deben
hacerlo siempre que les sea posible, ya que es fuente de inmensas bendiciones. En un momento determinado
durante este servicio, los ángeles se aproximan a los orantes y piden a Al-lah que derrame sus bendiciones sobre
los fieles que se encuentran presentes en la congregación.
Antes de atender la oración de Yuma, un musulmán debe seguir la sunnah del Santo Profeta (la paz y
bendiciones de Dios sean con él), que consistía en darse un baño completo, vestirse con ropas limpias, usar
perfume y evitar ingerir alimentos que produjeran mal aliento. Después de la oración de Yuma, se permite a los
musulmanes regresar a su trabajo.
Eid ul Fitr (Festividad al término de Ramadán)
La festividad de Eid ul Fitr marca el término del mes sagrado de Ramadán. Este día de jubileo se celebra para
agradecer las bendiciones del Ramadán. Los musul-manes asisten al servicio de la oración de Eid en
congregación, que se celebra por la mañana, y emplean el resto del día en visitar a sus amigos y familiares e
intercambiar regalos. Se deben usar ropas nuevas, cocinar comida especial e invitar a amigos y vecinos para
compartir esta celebración. El ayuno durante el mes de Ramadán inspira simpatía hacia el hambriento y el
necesitado y alienta a los musulmanes a gastar generosamente en el pobre.
Eid ul Azia (la fiesta del sacrificio)
Esta fiesta se celebra diez semanas después de Eid ul Fitr y marca el término del Hall (peregrinación a la Meca).
Es la fiesta del sacrificio que conmemora el momento en que el Profeta Abraham (la paz sea con él) se dispuso
a sacrificar a su hijo Ismael (la paz sea con él) por la causa de Al-lah. Dios, Quien, viendo la voluntad de
obediencia de Abraham, no permitió que Ismael fuera sacrificado y en su lugar se sacrificó un animal. Esta
obediencia a Al-lah es la que los musulmanes celebran. En este Eid, quienes disponen de medios deben
sacrificar un animal y compartir su carne entre familiares, vecinos y pobres.
Otras ceremonias
Otras ocasiones celebradas por los musulmanes son las bodas, nacimientos y convenciones religiosas. En las
bodas, se celebran el nikah y walima. El nacimiento de un niño se celebra con el sacrificio de un animal e
invitando a familiares, amigos e indigentes a un convite llamado “Aqiqa”. Cuando el niño termina el Santo
Corán por primera vez, sus padres lo celebran con una fiesta llamada “Amín”, en el que familiares y amigos
ofrecen una oración por el niño distribuyendo golosinas.
El Movimiento Ahmadía celebra muchas funciones a nivel local, regional y nacional. Estas reuniones,
conocidas como Llalsa e illtemá, no sólo contribuyen a elevar la moralidad y espiritualidad de los participantes,
sino que también les concede la oportunidad de reunirse con sus amigos. Algunas fechas conmemorativas
especiales son el día de Siratun Nabi (celebración del carácter ejemplar del Santo Profeta, la paz y bendiciones
de Dios sean con él), el día de Masih-e-Maud (día del Mesías Prometido), el día de Musleh Maud (día del hijo
Prometido) y el día del Jilafat (que celebra las bendiciones del Jilafat). Otra celebración es el día de los
Fundadores de las religiones, en la que se invita a los seguidores de otras doctrinas a disertar sobre sus
respectivas religiones y fundadores.
Los musulmanes, especialmente los áhmadis, no celebran los cumpleaños del mismo modo en que se
celebran en la sociedad occidental. El cumpleaños se considera como la reducción del período de vida en un
año, por lo que, en lugar de celebrarse, es motivo de oración. Los musulmanes participan de festividades
nacionales de cada país, pero no celebran la Navidad, la Semana Santa, el Carnaval ni el día de San Valentín.
Yanaza (Funeral)
La transición de este mundo al otro y los actos funerarios son temas importantes en todas las culturas y
religiones. En el Islam, la muerte merece un gran respeto. El musulmán fallecido merece el máximo respeto y el
cuerpo se prepara de acuerdo con la sunnah del Santo Profeta (la paz y bendiciones de Dios sean con él). El
cuerpo debe ser bañado ritualmente y envuelto en dos sábanas blancas antes de ser colocado en el ataúd. Tras su
preparación, se celebra el funeral. El Imam dirige la oración del Yanaza, y los asistentes permanecen en hileras
detrás de él. Después se entierra al difunto, por lo general, en una tumba perteneciente a la Comunidad
Ahmadía. No se permite la cremación en el Islam.
En el caso de un nuevo converso, lo más probable es que sus familiares sean cristianos o de otra religión. Al
pertenecerles el cuerpo legalmente después de su fallecimiento, se ha de discutir con ellos el tema del funeral y
entierro. Es recomendable disponer de la documentación necesaria para el traslado del cuerpo, otorgando a los
familiares y a la Comunidad Ahmadía una copia de tal documentación. El difunto debe haber dispuesto los
gastos necesarios para este fin y sus familiares deberán estar informados de que su propiedad será dividida de
acuerdo con las leyes del Santo Corán. (4:8-13) Esto requiere un testamento islámico legal.