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SEGÚN UN ESTUDIO DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN DE LA FE Y DEL
CIBER EHD
La eliminación del virus de la hepatitis C mediante
tratamiento antiviral en pacientes trasplantados
hepáticos mejora su pronóstico
Actualización: 21/01/2010 - 16:18H
El trabajo, desarrollado por Marina Berenguer, muestra su experiencia con el
tratamiento interferón pegilado y ribavirina en la hepatitis C recurrente
Redacción. Madrid
Las complicaciones de la cirrosis por el virus de hepatitis C (VHC) son la primera
indicación de trasplante hepático en la mayoría de centros hospitalarios que se dedican al
trasplante. Aunque se quita el hígado cirrótico, el virus que está en la sangre reinfecta el
nuevo hígado y produce una recidiva de la enfermedad que, en ocasiones, progresa a
cirrosis y condiciona una reducción de la supervivencia, siendo ésta inferior a la
observada en pacientes no infectados por dicho virus.
En estudios previos realizados por este grupo de
investigación del IIS-La Fe y del Centro de
Investigación Biomédica en Red de Enfermedades
Hepáticas y Digestivas (CIBERehd), encabezado
por Berenguer, se ha observado que la
supervivencia es mayor en pacientes
trasplantados que reciben terapia antiviral con
interferón pegilado y ribavirina frente a los que no
son tratados, sobre todo en caso de éxito del
tratamiento. En este sentido, una estrategia para
mejorar la eficacia del tratamiento es potenciar los
factores que se asocien con la obtención de una
respuesta virológica sostenida (RVS), es decir,
que favorezcan la eliminación permanente del
virus o curación de la infección.
En este trabajo se muestra la experiencia del
Marina Berenguer.
equipo investigador con interferón pegilado en
combinación con ribavirina como tratamiento
frente a la infección por el VHC en pacientes trasplantados hepáticos. Se ha estudiado la
eficacia del tratamiento (definida por la RVS), tolerancia (descripción de los efectos
adversos) y sobre todo los beneficios del mismo. “Se ha descrito por primera vez en la
bibliografía mundial la mejoría de la supervivencia, tanto del injerto como del paciente
trasplantado”, de los pacientes tratados, sobre todo si logra eliminar el VHC para siempre,
apunta Marina Berenguer, responsable del Grupo de Investigación de Hepatología en
Medicina Digestiva del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital U. La Fe.
Los investigadores pensaban que la eficacia del tratamiento habría mejorado con el
tiempo como consecuencia de la mayor experiencia con estos medicamentos
Desafortunadamente, objetivaron que los resultados no habían mejorado en los últimos
años, pero el punto positivo es que han logrado identificar las posibles causas que
explican estos resultados subóptimos.
Se trata de un estudio de investigación en el que ciento siete pacientes trasplantados
hepáticos con el virus de la hepatitis C del injerto se trataron con interferón pegilado y
ribavirina durante un año a los 20 meses tras el trasplante en el Hospital La Fe de
Valencia. El 61 por ciento de pacientes seguía un régimen de inmunosupresión basado
en tacrolimus. El 67 por ciento tenía enfermedad avanzada en el momento de empezar el
tratamiento (el 20,5 por ciento tenía cirrosis).
Aproximadamente un tercio de los pacientes alcanzó la respuesta virológica sostenida, es
decir se curaron de esta infección, mejorando sus pruebas de función hepática y su
pronóstico de forma significativa.
Al analizar si se había producido un cambio en la RVS a lo largo del tiempo, se observó
que la tasa de RVS era menor en los tratados más recientemente que en los tratados
antes de 2005 (con RVS del 46 por ciento) frente al período entre 2005 -enero 2007 (con
RVS del 28 por
ciento).
Grupo de investigación que ha participado en el estudio.
Dos variables que
diferían entre ambos
períodos fueron la
edad del donante
(mayor edad en los
tratados en años más
recientes) y la
gravedad de la
enfermedad del
hígado en el
momento de iniciar el
tratamiento antiviral
(mayor porcentaje de
pacientes con cirrosis
del injerto en el
segundo periodo).
Además estas dos variables se asociaron con la probabilidad de éxito del tratamiento, de
forma que si el tratamiento se inicia cuando la lesión del hígado por el VHC no es muy
importante, las probabilidades de éxito son mayores, mientras que si el tratamiento se
empieza cuando la enfermedad está más avanzada, existen menos posibilidades de
eliminar el VHC. Esta situación además es más llamativa en el caso de pacientes que han
sido trasplantados con órganos provenientes de donantes de mayor edad.
En definitiva, la eficacia del tratamiento con interferón pegilado y ribavirina no ha
mejorado con el tiempo. Es posible que el aumento de la edad del donante de los
pacientes tratados y una mayor proporción de pacientes tratados en estadios avanzados
de la enfermedad permita explicar esta tendencia. Tanto el tipo de inmunosupresor que
llevaban los pacientes para evitar el rechazo (hay varios inmunosupresores en el
mercado) como el tipo de interferón pegilado utilizado (existen dos interferones
comercializados) no influyeron en el resultado del tratamiento antiviral. “A partir de este
estudio, la tendencia en muchos centros de trasplante, incluyendo el nuestro es empezar
el tratamiento con interferón pegilado y ribavirina en fases más precoces de la
enfermedad recurrente. Para poder detectar precozmente a estos pacientes, se les hace
biopsias hepáticas frecuentes”, destaca Berenguer.