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Del 19 de enero al 1 de febrero de 2006 // Diagonal SABERES // 15 A LA CAZA DE IDEAS PARA ARMAMENTO El Ministerio de Defensa está realizando cuestionarios a investigadores y profesores universitarios, “en función de sus capacidades y trayectorias, con el objetivo de identificar las tecnologías más prometedoras a largo plazo en el área de Seguridad y Defensa”. Saberes EDUCACIÓN - CIENCIA - NUEVAS TECNOLOGÍAS - [email protected] MEDICINA // LA INVESTIGACIÓN PARA LA SALUD NO HA CONSEGUIDO ACABAR CON LAS ENFERMEDADES VÍRICAS Y BACTERIANAS Las bacterias no saben de economía Aunque en los años ‘60 parecía haberse acabado con la mayoría de las infecciones con descubrimientos como el de la penicilina, en EE UU siguen muriendo 14.000 personas cada año por infecciones Rafael Conde Melguizo Madrid Si hicieras 11 montones iguales con todas las células que llevas contigo encima de tus zapatos en este momento, diez montones serían bacterias, y sólo uno, el montón restante, lo formarían las células que te dan forma: musculares, óseas, neuronales, etc. En total, 100.000 trillones de bacterias te acompañan. La mayoría está trabajando en tu beneficio totalmente gratis, lo que demuestra que sus conocimientos sobre economía son mejorables. Sin embargo, otras bacterias no son tan amables y puede que en este momento estén intentando acabar contigo. No lo hacen conscientemente, eres demasiado grande y ni si quiera saben que existes, pero creen que así vivirán mejor. Se equivocan, porque si acaban contigo no tendrán donde vivir. No te preocupes, eres más fuerte y tienes un sistema inmunológico heredado que ha lidiado con ellas millones de años y sabe qué hacer. No obstante, algunas veces la lucha es dura y enfermamos. Tras unos días solemos vencer y, si no podemos hacerlo solos, hemos inventado medicamentos que nos ayudan y construido hospitales donde profesionales que portan otros tantos trillones de bacterias consigo te cuidan hasta que te cures. O al menos así debería ser, pero hay algunas bacterias que consiguen superar todas estas pruebas y desgraciadamente ganan la batalla. Incluso algunas se quedan a vivir en los hospitales y esperan allí a que ingrese un nuevo ‘hogar’. 14.000 personas mueren al año en Estados Unidos por infecciones que contraen dentro del hospital en que han sido ingresados por otros motivos. El afamado escritor de viajes Bill Bryson se ha referido a esta ...Y SIN EMBARGO SE MUEVE que contraen dentro del hospital en que han sido ingresados por otros motivos. En este artículo el sociólogo Rafael Conde apunta algunas de las causas de esta persistencia, cuando la falta de innovación en la investigación farmacológica supeditada a intereses económicos no ayuda a sanar las 517 enfermedades infecciosas identificadas por la Organización Mundial de la Salud en la actualidad. apareciendo desde entonces han sido únicamente mejoras de otros más antiguos. Tampoco se ha desarrollado una vacuna nueva desde hace dos décadas a pesar de que 13 millones de personas fallecen cada año por enfermedades infecciosas para las que no hay prevención. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica 517 enfermedades infecciosas conocidas, pero sólo 13 vacunas. Es evidente que hay motivos económicos detrás de estas realidades. Por un lado, las vacunas son fármacos preventivos, es decir, se suministran ocasionalmente, lo que las hace menos rentables que un medicamento destinado a curar una enfermedad ya contraída, que se administra regularmente. Además, el desarrollo de una vacuna o sorprendente cifra de muertes por infecciones contraídas en los hospitales afirmando que “los microbios están empezando a ganar la batalla otra vez en todas partes”. Lo cierto es que estas cifras reflejan un hecho concreto: aún estamos lejos de vencer a las enfermedades. Las cifras de la primera potencia económica del mundo, que reflejan un número tan elevado de infecciones que burlan el sistema sanitario, propagándose por los hospitales, son una prueba de ello. Lo curioso es que éste no parecía ser el futuro de la medicina hace 40 años. A principios de los ‘60, W. Stewart, director en aquel entonces de la Dirección General de Salud Pública estadounidense, declaró: “Hemos eliminado prácticamente la infección en los Estados Uni- Tres cuartas partes de todos los antibióticos que se utilizan en el primer mundo se administran al ganado dos”. Tenía razones para sentirse tan optimista, pues en aquellos años los medicamentos estaban ganando la partida a los microbios. Por ejemplo, la penicilina curaba prácticamente todas las infecciones provocadas por estafilococos, una efectividad muy diferente a la actual. Sin avances en la investigación sanitaria ¿Qué ocurrió? ¿Por qué las enfermedades volvieron a repuntar y continúan aún hoy superando nuestra tecnología médica? Una de las respuestas está en el uso erróneo que hacemos de nuestra mejor arma: los Desde los ‘70 no se ha inventado ningún antibiótico ni, desde hace dos décadas, se ha desarrollado una vacuna PEQUEÑAS COMPAÑERAS. Cada ser humano porta 100.000 trillones de bacterias. antibióticos. Tres cuartas partes de todos los antibióticos que se utilizan en el primer mundo se administran al ganado para prevenir epidemias y estimular el crecimiento de los animales. Esta práctica tan rentable para la industria farmacéutica ha sido el mejor ‘entrenamiento’ para las bacterias, que han conseguido desarrollar resistencias frente a nues- tras medicinas antes de transmitirse de la población animal a la humana. Ante las nuevas bacterias entrenadas y resistentes a nuestras antiguas armas existe una evidente falta de innovación por parte de los laboratorios dedicados a la investigación farmacológica. Desde los años ‘70 no se ha inventado ningún antibiótico nuevo. Los productos que han ido El descubrimiento del radio Evgeny A.Shlevkov En 1897, la científica polaca Marie Sklodowska había obtenido dos títulos universitarios y preparaba su tesis sobre un trabajo de Antoine Henri Becquerel, quien había descubierto dos años atrás que las sales de uranio emitían espontáneamente rayos de naturaleza desconocida. Era la primera observación del fenómeno al que Marie bautizó después con el nombre de radiactividad. Su marido, Pierre Curie, al ver la importancia de los experimentos de Marie, se volcó con ella. Midieron la radiactividad de todos los elementos que contiene la pecblenda, mineral de donde proceden ciertas sales de uranio empleadas en la fabricación de lentes. Sus pruebas indicaron la existencia de dos nuevos elementos a los que llamaron polonio, en recuerdo a su país, y radio, por su altísima radiactividad, millones de veces mayor que la del uranio. Para poder clasificarlos tenían que conocer su peso atómico, lo cual era difícil dada su escasez, de menos de un gramo por kilo. Consiguieron una tonelada de residuos de pecblenda, que el Gobierno austríaco les dio. La propiedad más importante que descubrieron en los rayos es la producción de efectos fisiológicos en las células del organismo humano, utilizado entre otras cosas en el tratamiento del cáncer. En 1902, Marie logró aislar un decigramo de radio puro, y determinar el peso atómico de éste. En 1903, la Academia de Ciencias de Estocolmo anunció que el Premio Nobel de Física se dividiría entre Antoine Henri Becquerel y los esposos Curie, por sus descubrimientos relacionados con la radiactividad. Los 15.000 dólares que recibieron les sacaron de la pobreza en que vivían, pero ambos deseaban continuar investigando. En abril de 1906, Pierre fue atropellado por un carro de caballos y murió. A Marie le ofrecieron la cátedra un medicamento es extremadamente caro, lo que hace que se protejan las inversiones de la industria blindando las patentes, circunstancia que aleja los medicamentos de la población del tercer mundo, o bien se invierta en fármacos de alto consumo en el primer mundo, como los antidepresivos. Los esfuerzos se hacen claramente en la dirección equivocada. Está claro que la economía no entiende de virus ni bacterias, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿debe estar la salud, un derecho universal, en manos de un negocio privado como la industria farmacéutica? No se lo preguntéis a las bacterias: ellas no saben de economía. que había desempeñado Pierre en la Sorbona. Era la primera vez que se concedía tan alta posición en la universidad francesa a una mujer, sin embargo, no fue admitida como miembro de la Academia Francesa de Ciencia. Le concedieron el Premio Nobel de Química en el año 1911 por descubrir ambos elementos y en 50 años nadie volvió a conseguir dos veces un Nobel. Marie murió el 4 de julio de 1934 enferma de leucemia producida por su descubrimiento: el radio.