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Cultura
La Plata, martes 11 de julio de 2006
Ahmed Salman Rushdie. No parece necesario que vuelva a esconderse. Pero, como dice el Principito, “nunca se sabe”
Un payaso vengativo protagoniza el libro
“TOCO EL AIRE Y NO TE TOCO”
Salman Rushdie continúa
provocando a los musulmanes
En Shalimar, el payaso -su último libro- el autor de Los versos satánicos sugiere que los musulmanes radicales usan a la religión como una
excusa para saldar viejas deudas. Esta vez, Salman fue más cuidadoso y no se metió con el Corán. De cualquier modo, ya se ganó el odio
Un autor exitoso
y controvertido
Rushdie (Bombay, 1947) ganó el
premio Pulitzer en 1981 con su
segunda novela, Hijos de la medianoche, libro al que siguió
Vergüenza (1984), una alegoría
sobre la situación política de
Pakistán.
Por su novela Los versos satánicos
fue acusado de blasfemar contra
el Islam, y el ayatolá Jomeini
dictó en 1989 una fatwa contra él
con lo que lo condenó a muerte:
Rushdie se convirtió así en uno de
los escritores más famosos del
mundo y se vio obligado a vivir
escondido y bajo fuertes medidas
de seguridad durante nueve años,
aunque hace siete años se levantó
la condena.
Después de eso, hizo cameos en El
diario de Brigdet Jones (impagable
la escena, Rushdie con su mirada
estrábica y Bridget preguntando:
¿dónde está el baño?) y se casó
con una hermosa ex modelo que
tiene la mitad de su edad.
Parece que a Salman Rushdie -el escritor británico de origen hindú, autor del peligroso Versos satánicos- no
lo amedrentaron las persecusiones de
los musulmanes chiitas; tampoco el
precio de 5 millones de dólares que el
ayatolá puso a su cabeza, ni los largos
años de vida fugitiva que le ocasionó
la publicación de los Versos.
Con Shalimar, el payaso, su último
libro, el señor Rushdie lo hace otra
vez. (¿No estará forzando su buena
suerte? Tomarse las cosas a la ligera no
es precisamente el fuerte de la comunidad musulmana).
Shalimar, que acaba de publicarse en
Al llamarlos “payasos
vengativos”, ridiculiza
a los radicales
musulmanes, pero no
pisa tierra sagrada
la Argentina, es una novela sobre el
odio y el terrorismo islámicos.
India es otra vez el telón de fondo,
con el choque de culturas y las heridas generadas por la fractura con
Pakistán.
La paciencia de la araña
La novela más reciente de Rushdie
constituye la larga crónica de una revancha: un crimen minuciosamente
planeado y cuidadosamente ejecutado, y una historia donde la paciencia
se revela como una de las mejores armas del asesino.
Como la mayoría de los buenos relatos, el libro resiste una lectura múltiple. Arranca con la estructura de un
thriller centrado en el asesinato del ex
embajador de Estados Unidos en la
India, Maximiliam Ophuls. El crimen
tiene lugar en Los Angeles, en 1991, a
cargo de su chofer musulmán, un
hombre al que todos conocen como
“Shalimar, el payaso”.
Las primeras hipótesis sobre las causas del crimen apuntan al nacionalismo o la intolerancia religiosa, pero la
verdad tiene una razón más profunda.
A partir de aquí, un flashback conduce
al lector por los pasos que llevan del
amor al odio y a la venganza.
Una vez más, Rushdie combina un
universo mágico con el realismo duro
y, por primera vez desde la publicación de Los versos satánicos, se anima criticar abiertamente al Islam.
Sin embargo, ahora que objetar al
Islam casi se ha puesto de moda, el escritor utiliza otro método: la empatía.
Su nuevo libro es un intento de comprender el fenómeno del radicalismo
islámico desde adentro.
Y, como ocurre en muchas obras de
Rushdie, Shalimar, el payaso es un torbellino de historias multifacéticas con
muchas líneas de argumentación, llenas de alusiones a otras narraciones y
eventos históricos de distintas culturas, tiempos, y espacios.
Sin embargo, la trama fundamental
es sencilla, ya que describe la interacción entre cuatro protagonistas cuyas
vidas simbolizan las relaciones históricas entre Oriente y Occidente, y culminan en la actual furia contra los
musulmanes.
Los eventos se desarrollan en Cachemira, y la narración cubre casi
toda la historia moderna de esta
controvertida región ubicada entre
la India y Pakistán.
Los motivos
Pero, ¿cómo llega Shalimar a perpretar su crimen? Antes de que todo se
desencadene, él y su hermosa esposa,
Boonyi, son actores de un grupo de teatro local en Cachemira, que representa obras de la antigua mitología hindú.
Constituye la larga
crónica de una
revancha: un crimen
muy bien planeado
y ejecutado
Durante una visita a Cachemira, el
embajador estadounidense en India,
Max Ophuls, se enamora de Boonyi,
(que cae seducida por el estatus y la
riqueza del diplomático, abandona a
su esposo y viaja con el norteamericano a Delhi, donde nace la hija de ambos: India).
Pero (se sabe que los hombres son veleidosos), la suerte de Boonyi cambia
una vez que se desvanece el interés del
norteamericano por ella. Tras quedar
abandonada, pasa lo que el clisé considera inevitable: se vuelve fea, drogona y
abandona a su hija (que queda a cargo
del embajador y su esposa).
Con la verguenza de haber sido y el
dolor de ya no ser, la mujer vuelve a su
pueblo. Mala decisión: ya no la quieren más. Shalimar jura venganza y se
vuelve terrorista.
Así, para Rushdie, los musulmanes
radicales no son más que payasos
vengativos que usan la religión como
pretexto.
La maldición
de la fatwa
“Quiero informarles a todos los
musulmanes en el mundo que el
autor del libro titulado Los versos
satánicos, que ha sido compilado,
impreso y publicado en oposición
al Islam, el Profeta y el Corán, así
como los editores que estaban
concientes de su contenido, han
sido sentenciados a muerte. Llamo
a todos los musulmanes a que los
ejecuten con rapidez, donde
quiera que los encuentren, para
que ninguno se atreva a insultar
las leyes islámicas. Cualquiera que
muera en este camino será considerado mártir, Dios mediante”,
dijo el ayatolá Jomeini.
Lindas palabras para leer con el
café del desayuno, ¿no?. Pero,
por suerte para Rushdie, la fatwa
se levantó hace siete años. En los
versos, Rushdie se metía directamente con el profeta y sus esposas.
Para Shalamar bajó los decibeles:
sólo ridiculiza a los terroristas.