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Mejora del perfil lipídico de alimentos mediante el empleo de bacterias Marta Gisbert Viguer, Lidia Tomás Cobos, Alejandro Rodrigo Gil, Maite Navarro Fayos, Jose Enrique Carreres Malonda. ainia, Centro Tecnológico, Paterna (Valencia) Resumen El consumo excesivo de grasas, ácidos grasos saturados y colesterol se asocia con algunos tipos de cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares, lo que constituye una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. Para mejorar el perfil lipídico de los alimentos existen diferentes estrategias, tales como la reducción de grasa y la sustitución de grasa animal por grasa vegetal o de pescado y fibras, entre otros. Recientemente se está abordando el empleo de bacterias para la mejora del perfil lipídico. El empleo de bacterias probióticas parece tener efecto en la disminución de los niveles de colesterol sanguíneo, siendo el sector lácteo donde existen un mayor número de estudios realizados. Las bacterias funcionales no probióticas mejoran el perfil lipídico del alimento mediante la reducción del contenido en colesterol, y por otro, mediante la formación de ácidos grasos poliinsaturados conjugados. Mejora del perfil lipídico Los hábitos alimentarios son los principales aspectos no genéticos relacionados con la salud, que presentan un importante papel en la prevención de enfermedades (OMS, 2003). Consecuentemente, el conocimiento de la influencia que tiene la dieta en la salud y la identificación de ingredientes, procesos y desarrollos de aquellos alimentos que permitan maximizar los beneficios de la alimentación en la salud humana, resulta fundamental de cara a ofrecer productos alimentarios más saludables. Los niveles elevados de colesterol sérico y de lipoproteínas de baja densidad (LDL) constituyen factores de alto riesgo de aterosclerosis y de enfermedades coronarias. El grado de riesgo de éstos y otros factores puede variar, entre otros, según: el tipo y nivel de consumo de ácidos grasos, el porcentaje de energía que aporta el total de las grasas, el colesterol presente en los alimentos, los niveles de lipoproteínas, el consumo de antioxidantes y de fibra, los niveles de actividad y el estado de salud. Es por ello que existe una gran cantidad de estudios relativos a la modificación del perfil lipídico. Para ello diferentes estrategias han sido llevadas a cabo, como la sustitución parcial o total de la grasa animal por aceite vegetal o de pescado, empleo de frutos secos en la formulación y adición de fibra vegetal, entre otros. Si embargo, sumado a las dificultades tecnológicas que ello implica, uno de los potenciales problemas de la sustitución de grasa animal por otros tipos de grasas es la aceleración de los procesos oxidativos, debido a un incremento de los ácidos grasos insaturados. Por otra parte, los cambios en la composición de los productos conllevan modificaciones en las características sensoriales del producto, lo que generalmente disminuye la aceptabilidad del consumidor. ainia centro tecnológico lleva en marcha una línea de investigación sobre el empleo de bacterias en alimentos, cuyo objetivo es mejorar las características nutricionales de los mismos, concretamente, aquellas directamente relacionadas con las enfermedades cardiovasculares como la hipercolesterolemia. Dentro de esta línea de investigaciones se están llevando a cabo de forma paralela dos estrategias de investigación. Por un lado, la utilización de bacterias probióticas (microorganismos que ingeridos en y/o como alimentos mejoran el balance de la flora intestinal) que actúen en el organismo una vez ingerido el producto, impidiendo que el cuerpo asimile el colesterol. La segunda estrategia se está dirigiendo a utilizar bacterias no probióticas que actúen sobre el producto disminuyendo el contenido en colesterol y mejorando por tanto su perfil lipídico y sus características nutricionales. Estas estrategias tienen las ventajas de que en general no modifican significativamente las características sensoriales, no suponen dificultades tecnológicas y en principio no alteran la estabilidad oxidativa de las grasas. Bacterias probióticas Hace más de un siglo que se relacionó el gran consumo de bacterias presentes en leches fermentadas con una forma de modular la flora intestinal y evitar así enfermedades. Desde entonces, se han realizado gran cantidad de trabajos dirigidos a conocer en mayor profundidad dichas bacterias llamadas probióticos, a las que se definen como “microorganismos que ingeridos en y/o como alimentos mejoran el balance de la flora intestinal” (Salminen 1999). Los microorganismos más comúnmente empleados como probióticos son las bacterias ácido lácticas de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, aunque existen también otros tipos de microorganismo con dicha capacidad, tales como levaduras de la especie Saccharomyces (Psomas et al. 2003, Buts 2005). Entre los efectos beneficiosos a la salud atribuibles a microorganismos probióticos se tienen (Gill y Warner 2004, Mercenier et al. 2003, Reid et al. 2003, Sanders 1999, Tuohy et al. 2003): • • • • • Mejora de la flora intestinal. Estimulación/modulación de la inmunidad de la mucosa intestinal. Reducción de reacciones inflamatorias o alérgicas. Disminución de los niveles de colesterol sanguíneo. Protección por competencia con microorganismos patógenos, etc. La hipercolesterolemia se considera uno de los mayores factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades coronarias, aunque existen fármacos disponibles para tratar esta condición a menudo no son siempre muy eficaces, son costosos o tienen efectos secundarios no deseados. Se ha demostrado que la administración de probióticos reduce entre un 20 y un 33 por ciento los niveles de colesterol (Pereira y col. 2002) en sangre. Respecto a la mejora del perfil lipídico en sangre, las primeras referencias se remontan a más de 40 años, cuando Shaper et al. (1963) y posteriormente, Mann (1974) observaron que hombres guerreros de las tribus Samburu y Maasai mostraban reducidos niveles de colesterol sanguíneo tras consumir grandes cantidades de leche fermentada con cepas de Lactobacillus. Desde entonces, se ha investigado el potencial efecto hipocolesterolémico de la leche y productos fermentados con Lactobacillus y Bifidobacterium. Así pues, diversos autores han realizado estudios de la mejora en los niveles de colesterol sérico tras el consumo de productos lácteos (Harrison y Peat, 1975, Hepner et al., 1979, Schaarmann et al. 2001). Sin embargo, el mecanismo de esta acción hipocolesterolémica no está definido y son varias las hipótesis que se proponen: 1234- Asimilación del colesterol por la bacteria (Pereira and Gibson 2002). Unión del colesterol a la membrana (Liong y Shah 2005). Desconjugación de las sales biliares (Tahri et al. 1996, Gilliland et al. 1985). Producción de ácidos grasos de cadena corta como propionato (Fuller y Gibson 1998). Aunque el mecanismo por el cual las bacterias ácido lácticas (BAL) disminuyen los niveles de colesterol no se ha descrito, ha de tenerse en cuenta que ninguna de las opciones es excluyente. Y que, en cualquier caso en el metabolismo del colesterol participa la bilis y las sales biliares. Por lo que, entre las propiedades a considerar para seleccionar una bacteria láctica con capacidad de disminuir los niveles de colesterol se encuentra: supervivencia al tránsito intestinal, tolerancia a bilis o la presencia de actividad enzimática BSH (hidrolasa de ácidos biliares) positiva. Bacterias no probióticas que mejoran el perfil lipídico en el alimento Estudios recientes sugieren la posibilidad de mejorar el perfil lipídico del alimento mediante la incorporación de bacterias funcionales (no probióticas) Según diferentes estudios esta mejora se produce por un lado mediante la reducción del contenido en colesterol, y por otro, mediante la formación de ácidos grasos poliinsaturados conjugados. La capacidad de reducir los niveles de colesterol en alimentos ha sido descrita en diferentes microorganismos. En 1978 Owen et al. observaron que cepas de Escherichia coli aisladas de heces humanas degradaban el colesterol tanto en condiciones aerobias como anaerobias, transformándolo en coprostanol, un derivado pobremente absorbido en el tracto gastrointestinal humano. Otro género que ha sido demostrado capaz de reducir el colesterol a coprostanol en alimentos es Eubacterium (Gilliland et al. 1985, Freier 1991, Freier et al. 1994, Ren 1991). En un estudio realizado por Li et al. (1995) se demostró que la incorporación de E. coprostanoligenes en una dieta enriquecida en colesterol resultaba en una disminución en la concentración de colesterol sérico en conejos. Valcarce et al. (2002) investigaron la capacidad de Tetrahymena thermophila de transformar el colesterol a provitamina D en huevo, alcanzando una reducción del 55 % tras 24 horas de incubación. Otros géneros estudiados en este sentido han sido Rhodococcus (Arihara et al. 1988, Watanabe et al. 1987) y Nocardia (Chosson et al. 1988). En cuanto al mecanismo planteado de formación de ácidos grasos poliinsaturados conjugados, existen antecedentes bibliográficos de microorganismos con capacidad de formar ácidos grasos conjugados a partir de insaturados (Jiang et al. 1998, Kishino et al. 2006). El principal interés en la formación de este tipo de ácido graso, radica en los beneficios funcionales que se les atribuyen. Así, se ha demostrado que el ácido linoleico conjugado, presenta efectos hipocolesterolémicos, estimula el sistema inmune, presenta actividad anticancerígena, efectos antioxidantes y efectos sobre el peso corporal (Lee et al, 1994; Cook et al. 1993, Devery 2001, West 1998). Entre los microorganismos con capacidad de conjugar el ácido linoleico se encuentran los microorganismos del rumen como los de la especie Butyrivibrio. Además de las bacterias del rumen también cultivos iniciadores de productos lácteos son capaces de producir ácido linoleico conjugado, tales como Propionibacterium freudenreichii y bacterias entéricas como Bifidobacterium y Lactobacillus (Alonso et al. 2003, Kim et al. 2002, Jiang et al. 1998, Kishino et al. 2006). Respecto a la aplicación en alimentos existen aún escasas referencias bibliográficas. Éstas se refieren básicamente a productos lácteos, caso de los trabajos de Kim et al. (2002) y Jiang et al. (1998) que estudiaron el incremento en ácido linoleico conjugado en leche fermentada por bacterias ácido lácticas. Línea de investigación de ainia ainia centro tecnológico pretende con esta línea de investigación ayudar a las empresas a satisfacer la creciente demanda de productos alimentarios más saludables que le permita a su vez aumentar su competitividad. Esta línea de investigación, que cuenta con diferentes apoyos administrativos, como el Ministerio de Ciencia e Innovación, basa su estudio en la incorporación de bacterias para la reducción del efecto no saludable de las grasas presentes en los alimentos. ainia estudia en ambos enfoques de investigación las modificaciones que tienen lugar en las características de dichos productos, formulaciones y producción, lo que permitirá obtener una comparativa de resultados, para su posterior implantación a nivel industrial. Dentro de esta línea de investigación se están realizando estudios sensoriales, de estabilidad durante el almacenamiento y consumo, es decir, se está analizando el efecto de la introducción de bacterias no probióticas y probióticas en alimentos sobre el estado oxidativo de las grasas (aceleración de los procesos oxidativos debidos a la modificación del perfil lipídico) y de funcionalidad in vivo mediante ensayos de experimentación animal con el objetivo de evidenciar de forma científica los efectos beneficiosos en el organismo, comparándose los dos tipos de estrategias. Para dichos estudios se cuenta con la colaboración de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia. Datos más significativos El consumo excesivo de grasas, ácidos grasos saturados y colesterol se asocia con algunos tipos de cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares, lo que constituye una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. Para la mejora del perfil lipídico diferentes estrategias han sido llevadas a cabo, como la sustitución parcial o total de la grasa animal por aceite vegetal o de pescado, empleo de frutos secos en la formulación, adición de fibra vegetal, entre otros. El empleo de bacterias probióticas en alimentos parece tener efecto en la disminución de los niveles de colesterol sanguíneo, siendo el sector lácteo donde existen un mayor número de estudios realizados. El empleo de bacterias funcionales no probióticas se está investigando recientemente para la mejora del perfil lipídico del alimento. El empleo de bacterias tiene la ventaja de que en general no modifican significativamente las características sensoriales, no suponen dificultades tecnológicas, y en principio, no alteran la estabilidad oxidativa de las grasas.