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Medicalización de la vida, promoción de medicamentos y publicidad
directa al consumidor de medicamentos que precisan receta médica
La medicalización de la vida
La medicalización se define como el proceso por el que problemas no médicos se tratan como
problemas médicos, normalmente en términos de enfermedad o trastorno1.
Medicalizar la condición humana supone aplicar una etiqueta diagnóstica a sentimientos o
comportamientos desagradables o no deseables que no son claramente anormales pero que se
sitúan en un área nebulosa difícil de distinguir de toda una gama de experiencias que a menudo
van ineludiblemente unidas al hecho de ser persona 2.
Algunas formas de medicalización podrían describirse como invención de enfermedades. Se
pueden presentar distintas variantes:
Percibir problemas naturales de la vida como problemas médicos: calvicie,
embarazo, duelo
Percibir problemas personales y sociales como problemas médicos: timidez vs
fobia social
Sobredimensionar la frecuencia de síntomas: disfunción eréctil, disfunción
sexual femenina, andropausia
Sobredimensionar la gravedad de síntomas leves: colon irritable
Traducir el riesgo en enfermedad: el riesgo epidemiológico, la asociación
estadística entre un factor de riesgo y una enfermedad, se convierte en cuasi
enfermedad, o en causa necesaria y suficiente de la misma. Es el caso de la
hipercolesterolemia o la osteoporosis
Traducir la presencia de factores genéticos en enfermedad: genes BRCA y
cáncer de mama y ovario, hemocromatosis.
El proceso de medicalización se sustenta en los distintos intereses que tienen los principales
actores implicados3:
1. Industria farmacéutica y de tecnologías sanitarias:
El marketing está diseñando la percepción de las necesidades sociales a las que supuestamente
responde la I+D de la industria farmacéutica.
La población enferma, susceptible de recibir medicamentos, es una minoría y la industria
farmacéutica intenta persuadir a la población de que para seguir estando sana necesita someterse
a chequeos y medicación preventiva. En el Reino Unido el 70% de la población toma algún
medicamento para tratar o prevenir enfermedades o para mejorar su bienestar 4.
2. Medios de comunicación
La salud “vende” y las noticias sobre salud son cada vez más habituales en los medios de
comunicación con un enfoque claramente distorsionado:
La medicina se presenta como una ciencia exacta y omnipotente.
Se exagera la relevancia social de síntomas y enfermedades.
Se favorece la utilización de medicamentos y técnicas intervencionistas en tanto que se
trivializa la importancia de mantener un estilo de vida saludable.
3. Administración sanitaria
Las instituciones tienden a incluir tecnologías o intervenciones sanitarias no suficientemente
valoradas que aportan beneficios mínimos e, incluso, inferiores a los riesgos o costes que
suponen.
En el caso de las agencias reguladoras de medicamentos, se puede decir que el modelo vigente
en la actualidad falla desde su base, ya que la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA),
principal evaluadora de medicamentos en nuestro entorno, está adscrita a la Dirección General
de Industria de la Comisión Europea y no a la Dirección de Salud Pública y Consumo, con lo
que criterios fundamentales como la necesidad y el valor relativo respecto a otras alternativas
terapéuticas parecen supeditarse al objetivo principal de autorizar los nuevos medicamentos en
el menor tiempo posible.
4. Población
El proceso de medicalización convierte a los individuos en pacientes al considerarlos enfermos
o enfermos potenciales. Frecuentemente las terapias se prescriben sin dar a la persona la
información adecuada sobre la naturaleza de los beneficios y efectos adversos, y por tanto, sin
tener en cuenta las preferencias y valoración de los riesgos de cada uno.
La participación de los pacientes en la toma de decisiones es un reto ineludible en la actualidad.
Parece que las personas bien informadas son más conservadoras que los médicos en el caso de
tratamientos preventivos con medicamentos, si bien no está claro que esto sea así en otro tipo de
intervenciones3.
5. Profesionales
Los médicos se encuentran en el núcleo de la medicalización.
Son tanto los agentes imprescindibles para que este proceso prospere, como las víctimas de una
sociedad que demanda que la medicina dé solución a todos sus problemas.
El ejercicio de la medicina sin participación del paciente puede ser un factor que conduzca a la
medicalización. Hacer una medicina más participativa supone un cambio cultural por parte del
médico que implica una pérdida de control y la exigencia de aprender otras habilidades,
actitudes y aptitudes. Este cambio está comenzando a darse ya en la población con el aumento
del nivel educativo y el mayor acceso a la información (internet, medios de comunicación)3.
La información sobre medicamentos independiente y la promoción de
medicamentos
En la actualidad, el proceso de autorización de un medicamento por parte de las agencias de
evaluación se limita a evaluar su perfil en términos de calidad, eficacia y seguridad. En ningún
momento se exige que el nuevo medicamento se compare con las alternativas terapéuticas
existentes por lo que se desconoce la aportación terapéutica que supone frente a los
medicamentos ya comercializados y no se puede garantizar su superioridad ni siquiera su
equivalencia terapéutica respecto a ellos.
A falta de una comparativa con las alternativas ya existentes, deberíamos distinguir tres
conceptos distintos de “innovación”5:
– Concepto comercial: nuevos productos comercializados, nuevas presentaciones.
– Concepto tecnológico: se trata de innovaciones industriales como los medicamentos me-too,
los nuevos sistemas de liberación, la selección de un isómero o de un metabolito. La
industria farmacéutica define estas innovaciones como incrementales.
– Concepto de avance terapéutico: son los nuevos medicamentos que ofrecen verdaderos
beneficios para los pacientes cuando se comparan con las opciones existentes.
La gran mayoría de las innovaciones se sitúan dentro del marco de las innovaciones comerciales
y tecnológicas y muy pocas se pueden definir como verdaderos avances terapéuticos. De hecho,
evaluaciones de la aportación terapéutica de los nuevos medicamentos aprobados en Canadá,
Francia y EE.UU. muestran que, en el mejor de los casos, sólo un tercio de los nuevos
medicamentos aprobados ofrecen un beneficio clínico adicional y únicamente el 3% de los
nuevos medicamentos suponen un avance terapéutico importante6.
Ante esta realidad, es primordial que desde las instituciones públicas se facilite a los médicos
información objetiva e independiente que les ayude a establecer un vademécum personal en el
que la inclusión de nuevos medicamentos se realice teniendo en cuenta criterios de necesidad,
eficacia, seguridad y coste.
En la CAPV, hay dos grupos multidisciplinares que trabajan con este objetivo:
–
–
Comité de redacción del boletín INFAC (Información Farmacoterapéutica de la
Comarca). lleva 15 años elaborando un boletín de amplia difusión entre médicos y
farmacéuticos en el que tras una revisión de la literatura científica, se tratan temas de
interés para los profesionales sanitarios. Pertenece al International Society of Drug
Bulletins (ISDB).
Comité de evaluación de nuevos medicamentos de Euskadi (CENM). se constituyó en
2001 con el objetivo de analizar y evaluar la aportación terapéutica de los nuevos
medicamentos comercializados, basándose en el nivel de evidencia científica disponible
y revelando de forma abierta los límites de los conocimientos disponibles. A la hora de
realizar las evaluaciones, el CENM emplea una metodología de trabajo explícita,
independiente y rigurosa, recogida en un procedimiento normalizado de trabajo.
El CENM puso en marcha en 2005 un proyecto de evaluación del material promocional de los
nuevos medicamentos.
El objetivo de este proyecto es realizar una revisión exhaustiva del contenido de los folletos
promocionales de los nuevos medicamentos para facilitar que los médicos realicen su propia
evaluación crítica, ya que, aunque la administración sanitaria tiene la potestad de investigar los
contenidos de los materiales promocionales, la información que contienen éstos, a menudo está
sesgada y es, en ocasiones, tendenciosa. De hecho, según nos muestra la bibliografía, los
anuncios sobre medicamentos en revistas médicas y el material promocional distribuido a los
médicos presentan un perfil sesgado de los medicamentos. En un estudio reciente sobre el
material promocional enviado por los laboratorios farmacéuticos a los médicos de familia en
Alemania, el 94% de esa información no estaba basada en la evidencia científica7.
Esta gran cantidad de información interesada influye sobre los hábitos de prescripción de los
médicos y, con ello, en la salud de la población. Hay estudios en los que se muestra que los
médicos tienden a basar sus decisiones en la información y el material promocional
proporcionado por los laboratorios farmacéuticos8. Si bien los médicos cuestionan la objetividad
de la industria, generalmente consideran que su información, aunque selectiva, es bastante
precisa, sintiéndose además capaces de diferenciar la información creíble de la tendenciosa. Sin
embargo, según se documenta en más de un estudio, no parece que los médicos sean capaces de
detectar las inexactitudes y los sesgos 9, lo que conduce a una prescripción menos racional10.
El proyecto de evaluación de la promoción de medicamentos del CENM viene a sumarse a otras
iniciativas que buscan compensar esta situación de desequilibrio entre la información comercial
sobre medicamentos y la información independiente, comparativa, científicamente validada y
actualizada. En 1999, la OMS decidió poner en marcha una base de datos sobre la promoción
farmacéutica que empezó a funcionar en 2002 y cuyo objetivo es recoger y analizar toda la
información que describe, analiza o refiere cualquier aspecto de la promoción farmacéutica.
Esta base de datos es de libre acceso y se encuentra disponible en la página:
http://www.drugpromo.info
Están surgiendo varias iniciativas interesantes que buscan generar una conciencia crítica en los
prescriptores ante los mensajes de la industria. Merece la pena citar el trabajo de la organización
australiana Healthy Skepticism. (http://www.healthyskepticism.org/index.htm) y el
movimiento internacional No free lunch. http://www.nofreelunch.org/, que recientemente se ha
presentado en Madrid como la plataforma No Gracias http://www.nogracias.eu.
La Publicidad Directa al Consumidor
Fomentar el espíritu crítico resulta crucial en estos momentos en los que en el Parlamento
Europeo se va a debatir la posibilidad de que la industria farmacéutica informe directamente a la
población, lo que abre una vía a la Publicidad Directa al Consumidor (PDC) de medicamentos
que necesitan receta. A día de hoy, la PDC sólo está permitida en EE.UU. y Nueva Zelanda y
los resultados obtenidos no parecen halagüeños. Los mensajes de la industria farmacéutica
hacen hincapié en unos pocos fármacos, éxitos de ventas, exagerando sus efectos y
minimizando sus riesgos, confundiendo así a los pacientes y presionando a los médicos para que
prescriban medicamentos que, de otra manera, no utilizarían. La falta de información
comparativa hace que el público no pueda elegir entre varias opciones11.
Las relaciones médico-paciente han cambiado en EE.UU. debido a la PDC; así, según sugiere
un estudio publicado en JAMA en 200512, al menos el 40% de los casos en los que el médico y
paciente hablan de un anuncio sobre medicamentos dirigido al consumidor, el paciente acaba
con una receta de dicho medicamento y en la mitad de estos casos, el médico declara que ha
prescrito ese medicamento para satisfacer al paciente. Según otro estudio realizado por la propia
FDA, las tensiones médico-paciente han aumentado: el 47% de los médicos se siente presionado
por sus pacientes a prescribirles un medicamento cuya publicidad han visto o leído, el 62% dice
que la PDC ha causado tensión entre ellos y sus pacientes y el 92% puede recordar por lo menos
algún caso de discusión con pacientes debido a la PDC. Los pacientes han sido empujados a
adoptar decisiones que en otro tiempo eran competencia absoluta del médico: la selección del
fármaco adecuado y, por extensión, el diagnóstico.
Hace sólo 5 años, los parlamentarios de la Unión Europea rechazaron ampliamente el intento de
introducir publicidad directa al paciente de medicamentos que necesitan receta (494 votos en
contra frente a 42 votos a favor). El nuevo movimiento para introducir la PDC viene disfrazado
como “acciones para mejorar la calidad de la información disponible dirigida al público”. El
principal implicado tras este movimiento es el Pharmaceutical Forum, un grupo de trabajo
compuesto por dos comisionados y tres parlamentarios de la Unión Europea, ministros de los
Estados miembros, no menos de cinco asociaciones de la industria farmacéutica, representantes
de los profesionales de salud y las aseguradoras. Los pacientes están “representados” por el
Foro Europeo de Pacientes, patrocinado a su vez por la industria farmacéutica.
En conclusión, se puede decir que, siendo la promoción de medicamentos a menudo inexacta,
sesgada e incluso engañosa, no debería utilizarse para tomar decisiones clínicas por los
facultativos y debería impedirse la extensión de la publicidad de medicamentos que requieren
receta médica a los consumidores.
Bibliografía:
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human experience: For. BMJ. 2002;324(7342):908-9.
2. Chodoff P. The medicalization of the human condition. Psychiatr Serv. 2002;53(5):6278.
3. Márquez S, Meneu R. La medicalización de la vida y sus protagonistas. Gestión Clínica
y Sanitaria. 2003; 5 (2): 47-53.
4. Heath I. Who needs health care-the well or the sick? BMJ. 2005;330(7497):954-6.
5. ISDB Declaration on therapeutic advance in the use of medicines, 2001
6. Lexchin J. Are new drugs as good as they claim to be? Aust Prescr 2004;27:2-3
7. Arznei
Telegramm
2004;35:21-3.
Disponible
en:
http://www.diem.de/data/at_2004_35_21.pdf
8. Prosser H, Almond S, Walley T. Influences on GPs’ decision to prescribe new drugs-the
importance of who says what. Family Practice 2003;20:61-8
9. Ziegler MG, Lew P, Singer BC. The accuracy of drug information from pharmaceutical
sales representatives. JAMA. 1995;273:1296-8
10. Wazana A. Physicians and the Pharmaceutical Industry: Is a gift ever just a gift? JAMA.
2000;283:373-80
11. Boletín INFAC. 2007;15 (6): 25-28. Publicidad directa de medicamentos al
consumidor. ¿Un lobo con piel de cordero?
12. Metzi J. If direct-to-consumer advertisements come to Europe: lessons from the USA.
Lancet. 2007; 369:704-6