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En las Tierras del Corazón
Con el Obispo Pates
Siendo Iglesia
Cumbre Sobre Administración de la Iglesia
El 8 de diciembre marcará el 50vo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano Segundo.
En ese entonces, yo era un seminarista del primer año de teología, residente del Colegio
Norteamericano y estudiando en la Universidad Gregoriana en Roma.
La ceremonia de clausura del concilio terminó uno de los eventos particulares en los 21 siglos de
la historia de la Iglesia. Se construyeron asientos temporales sobre una plataforma enfrente de
las Columnas de Bernini en la Plaza de San Pedro. Tuve el privilegio de estar sentado allí y pude
divisar al Papa Paulo VI y el altar que era central para tan festiva ocasión. Apenas pude darme
cuenta que el Vaticano Segundo jugaría un papel tan preeminente en mi ministerio sacerdotal.
Para mí y para quienes crecieron junto a mí en mi época, la organización de la Iglesia era de
naturaleza jerárquica. En mi parroquia, esto quería decir que el párroco y el(los) párroco(s)
asociado(s) y la secretaria eran los únicos responsables de la administración de la parroquia. De
la misma forma, la escuela tenía la bendición de algunos maestros laicos, pero el resto eran
dedicadas y efectivas mujeres religiosas.
Lo mismo era el caso en la operación de la Arquidiócesis de St. Paul. El Arzobispo estaba a
cargo completamente y las oficinas diocesanas estaban a cargo de sacerdotes, hermanas, o
hermanos. El Arzobispo tenía la última palabra. Recuerdo al Arzobispo William O. Brady
diciéndonos en el seminario menor, de una manera inequívoca: “La liturgia de la Iglesia será por
siempre en latín. Nunca va a cambiar.” Pero sí cambió.
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Conforme comenzaron a filtrarse los documentos del Vaticano Segundo para informar a diócesis
y parroquias, se comenzaron a implementar los cambios. Empezaron a desaparecer conceptos
tales como que la Iglesia era la “Sociedad Perfecta” y comenzaron a tener tracción imágenes
tales como “El Pueblo de Dios” y “El Cuerpo de Cristo” cuando nos referíamos a la “comunidad
de creyentes.”
Al inicio de la transición, el papel de los laicos empezó a ser más prominente, lo que significó en
una mayor participación en la vida de la Iglesia. Lumen Gentium (“Luz de las Naciones”)
afirmó: “El apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la Iglesia,
apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud del Bautismo y de la
Confirmación.”
Rápidamente, surgió el fenómeno del ministerio laico profesional. Hoy, tenemos la bendición de
un número significativo a quienes llamamos “Personal.” Entre estos los directores de formación
de fe, liturgia, administración, ministerio juvenil, justicia social, ministerio de voluntarios,
desarrollo – y la lista continúa.
En el lado no profesional, los miembros de las parroquias asumieron su papel en el liderazgo. La
eventual constitución de las parroquias consistía de consejos que contribuyen ampliamente en el
tejido de la comunidad parroquial. Una vez más, Vaticano Segundo en su Decreto sobre los
Laicos promovía este desarrollo a nivel local:
“Los laicos tienen su papel activo en la vida y en la acción de la Iglesia, como partícipes que son
del oficio de Cristo Sacerdote, profeta y rey. Su acción dentro de las comunidades de la Iglesia es
tan necesaria que sin ella el mismo apostolado de los pastores muchas veces no puede conseguir
plenamente su efecto.” (AA, 10)
En la mayoría de las parroquias surgieron tres consejos: pastoral, financiero y de educación. Los
dos fideicomisarios parroquiales también tomaron un papel más prominente como representantes
corporativos tanto en los formatos de gobernabilidad de la Iglesia, tanto en el civil como en el
eclesiástico.
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El Consejo Pastoral: Este grupo está organizado esencialmente para desarrollar la visión continua
para la comunidad parroquial. Formula una declaración de misión que guía la misión y
ministerio de la comunidad, siempre en tono con su identidad Católica.
El Consejo Financiero: Este grupo representativo es responsable de la función material de la
parroquia. Le compete ver que haya los fondos necesarios para cumplir con la misión de la
parroquia así como de su unidad física y sus requerimientos legales.
El Consejo de Educación/Junta de Educación: Las tareas de Evangelización y Catequesis son
centrales en la vida de cada comunidad de la Iglesia. Este consejo ayuda a desarrollar y
mantener la formación continua y objetivos de aprendizaje.
Dos Fideicomisarios: Cada parroquia tiene dos individuos de la comunidad que son nombrados
por el párroco a una junta corporativa de cinco miembros. Es su responsabilidad la de aconsejar
al pastor sobre la administración general de la parroquia. A nivel eclesiástico, ellos están allí
para ayudar a párroco en guiar a la parroquia en sus relaciones diocesanas e universales, dando
crédito a su identidad Católica.
Todas estas organizaciones trabajan con su párroco a un nivel colaborativo y le dan consejo. Se
tiene la intención de que los miembros estén en el centro de la formulación de su misión y de la
continua relación de la comunidad parroquial con la Iglesia diocesana.
El liderazgo que se lleva a cabo en las parroquias tiene sus diferencias con el que se lleva a cabo
en los contextos seculares. Se presume que quienes están involucrados están también muy
conscientes de su camino en la fe y que están buscando establecer el reino de Dios a nivel local.
De esta forma en particular, están poniendo en práctica su identidad bautismal y de
confirmación.
Conforme el 50vo aniversario de Vaticano Segundo se asoma en el horizonte cercano, es un buen
momento para renovar la participación laica en esta dimensión de la vida de la Iglesia. El
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propósito es el de solidificar nuevamente nuestras relaciones como comunidades diocesanas y
parroquiales y el promover mejores prácticas para fomentar una mayor efectividad.
Vamos a tener dos reuniones y les estoy pidiendo a representantes de cada parroquia que estén
involucrados en un consejo el que asistan a una de estas juntas. Éstas se llevaran a cabo los
siguientes días:
Sábado, 31 de octubre
8:30 a 11:30 a.m.
Salón Parroquial Queen of Apostles, Council Bluffs
Sábado, 7 de noviembre
8:30 a 11:30 a.m.
Salón Parroquial St. Pius X, Urbandale
Nuestra meta es la de refrescar estos instrumentos de ser Iglesia y de seguir adelante con una
energía renovada con nuestra vida principal creciendo en Palabra y Sacramente y aceptando el
reto del Papa Francisco de ser Discípulos Misioneros: “El hacer que Jesús sea conocido y
amado en nuestros tiempos, eligiendo el vivir el Evangelio en todo momento.”
Espero ver a muchos de ustedes en una de nuestras reuniones de sábado por la mañana
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