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EUROPA GUERRAS PÍRRICAS BATALLA DE HERACLEA - AÑO 280 A.C. ANTECEDENTES Las guerras Pírricas fueron el último intento de Grecia por contener la expansión romana por la península itálica. En ese contexto y en el año 280 a.C. ocurrió la batalla de Heraclea. La disputa enfrentó de un lado a 30.000 soldados romanos y del otro a 25.000 hombres y 20 elefantes de guerra de las fuerzas griegas, al mando del rey Pirro de Epiro, uno de los mejores generales helenos de su época. EUROPA Guerras Pírricas Las guerras Pírricas fueron el último intento de Grecia por contener la expansión romana por la península itálica El pavor que causaron los elefantes entre las tropas romanas fue determinante para el resultado de la batalla. Los griegos se alzaron con la victoria del que fue el primer enfrentamiento entre el mundo romano y el helénico. Los dirigentes de Tarento (ciudad de gran importancia entre las metrópolis de Grecia) se oponían a la República Romana por temor a que Tarento perdiera su independencia a manos de una Roma en plena expansión. Las acciones militares romanas (alianza entre los romanos y los lucanos en 298 a. C., la victoria en la Tercera Guerra Samnita en 291 a. C., la sumisión de los sabinos en 290 a. C. y la victoria sobre los etruscos y los mercenarios galos) profundizaron esta actitud de desconfianza y oposición. Las complicaciones en la guerra de Roma contra los samnitas llevaron a la firma de un tratado en 303 a. C. entre Roma y Tarento. El tratado prohibía a los romanos navegar al este del cabo Lacinium cerca de Crotona a cambio de la neutralidad de Tarento en los enfrentamientos entre sus dos vecinos. BATALLA DE HERACLEA Rey de Epiro Dirigió un ejército griego para derrotar a los romanos en Heraclea. Año 280 a.C. GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA 397 ROMA 279 adC Mar Adriático Ascoli Benevento Tarento Heraclea Mar Tirreno 280 adC EPIRO Érice Mar Jónico 277 adC GUERRAS PÍRRICAS Rey de Epiro Ruta de Pirro de Epiro durante su campaña en el sur de Italia y Sicilia Por este tratado los barcos romanos no podían atravesar el golfo de Tarento, lo que complicaba el comercio con Grecia y el Oriente. Los romanos extendieron su control a todo el sur de la península y fundaron las colonias de Abulia y Lucania. Los demócratas de Tarento sospechaban que cuando los romanos terminaran la guerra contra sus vecinos tratarían de apoderarse de la ciudad. Los aristócratas de la ciudad en cuestión apoyaban la alianza con Roma si esto les permitía recuperar el poder, lo que los hizo muy impopulares. Tarento celebraba las fiestas en honor a Dionisio en el otoño del 282 a.C. El anfiteatro en el que estaba reunida la población estaba ubicado sobre la costa y, desde allí, vieron naves romanas entrando al golfo. Eran diez embarcaciones al mando de Cornelio Dolabela y se dirigían hacia la guarnición romana de Turios. Los tarentinos se lanzaron a la batalla y hundieron a cuatro de las naves de Cornelio. Luego, la armada y la flota tarentina atacaron la guarnición de Turios, reestablecieron en el poder a los demócratas y persiguieron a los aliados de Roma. Los romanos enviaron entonces una misión diplomática dirigida por Póstumo. La delegación fue recibida con burlas e insultos, a lo que Postumó respondió: «Reíros, reíros, vuestra sangre lavará GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA 398 mi ropa». Las reivindicaciones romanas fueron rechazadas y Roma se sintió en su derecho de declarar una guerra «justa» a Tarento, pero como los tarentinos sabían que sus chances de obtener una victoria militar contra Roma eran pocas, acudieron al rey Pirro de Epiro para solicitar su ayuda. Las legiones romanas entraron y saquearon Turios en el año 281 a.C. bajo el liderazgo de Lucio Bárbula. Los griegos solicitaron una tregua luego de la derrota inflingida por sus enemigos y eligieron al aristócrata Agis como negociador. Sin embargo las negociaciones se rompieron al desembarcar la avanzada de Pirro, en la primavera del 280 a.C. La avanzada contaba con 3.000 hombres y motivó la huida de Bárbula. Pirro planeaba la reconquista de Macedonia y su ayuda a Turios era parte de un plan mayor cuyo objetivo final era el de reconquistar esa ciudad y además conquistar Cartago y el sur de Italia. BATALLA DE HERACLEA Fecha: Julio de 280 aC Lugar: Heraclea, Lucania, sur de Italia Resultado: Victoria pírrica epirota BATALLA Pirro decidió atacar a los romanos en una llanura cercana al río Siris, situado entre las ciudades de Heraclea y de Pandosia. Tomó posición en ese lugar y decidió esperar allí y enviar a sus diplomáticos a proponer su arbitraje en el conflicto entre Roma y las poblaciones del sur de Italia. Los romanos no aceptaron la propuesta y se instalaron al norte del río Siris con sus 35.000 soldados. Al amanecer los romanos comenzaron a atravesar el río Siris marcando el comienzo de los enfrentamientos. Durante los combates, sin claro vencedor, se corrió la voz de que Pirro había muerto y esto obligó al rey a mostrarse a cara descubierta para convencer a sus hombres de que estaba vivo y levantar así la moral de sus tropas. Pirro decidió entonces enviar a sus elefantes de guerra a la batalla, lo que decidió el conflicto. Los romanos se asustaron al ver a aquellos animales y sus caballos, también asustados, se desbandaban. La caballería epirota atacó en ese momento a la infantería romana y la hizo huir, permitiendo que los griegos se apoderaran del campamento romano. Pirro decidió atacar a los romanos en una llanura cercana al río Siris, situado entre las ciudades de Heraclea y de Pandosia. Tomó posición en ese lugar y decidió esperar allí y enviar a sus diplomáticos a proponer su arbitraje en el conflicto entre Roma y las poblaciones del sur de Italia. Los romanos no aceptaron la propuesta y se instalaron al norte del río Siris con sus 35.000 soldados El número de bajas en la batalla varía según el historiador, pero se cree que hubo entre 7.000 y 15.000 bajas entre los romanos, y entre 4.000 y 13.000 entre los griegos. Además los griegos capturaron a 1.800 de sus enemigos. CONSECUENCIAS Pirro continuó su marcha hacia el norte y capturó numerosas ciudades. Su recorrido se interrumpió en Anagni, a dos días de Roma, cuando encontró a otro ejército romano y se dio cuenta de que no disponía de fuerzas suficientes como para encarar la lucha. Decidió retirarse y los romanos no lo persiguieron. Lo más grave para el epirota fue que cayeron en la batalla muchos de sus mejores hombres, de allí su frase que dice que con más victorias como aquella estaría del todo perdido. 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