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Interpelación Urgente del Grupo IU-ICV-ERC al ministro de Economía y Hacienda sobre las garantías del Gobierno para que las ayudas prestadas a la banca fluyan hacia la economía real y el crédito llegue a familias y empresas. Señor ministro: En las últimas semanas, la sociedad española asiste preocupada a una auténtica ceremonia de la confusión en relación al uso que los bancos y las cajas de ahorro hacen de las inyecciones de liquidez derivadas del denominado Plan E y muy especialmente del fondo de adquisición de activos financieros, dotado con nada menos que entre 30.000 y 50.000 millones de euros y de los cuales ya se han destinado 14.000 millones de euros en las tres primeras subastas. La impresión: el crédito, el dinero no llega. Continua existiendo un brusco problema de liquidez. La rueda del molino ha pulido sus dientes y ha dejado de rodar. Y el agua, el dinero, no hace girar nada. Esta interpelación por tanto tiene un objetivo. Cambiar las políticas que no funcionan, pasando quizás de la exigencia infinita a la exigencia moderada. Todos tenemos buenos ejemplos. Nada mas llegar a Barcelona, un joven taxista me explicaba que ante la agrupación de créditos lo que le proponían era pasar de un euribor+ 0’65 a un euribor mas 1.15 pagando el primer año un interés del 6%. Pero esa experiencia cotidiana coincide con las estadísticas en que este dinero no se está drenando hacia consumidores y empresas. Las estadísticas, aún parciales por recientes, indican lo mismo. Las encuestas del Banco Central Europeo y de las Cámaras de Comercio reflejan contundentemente esta impresión. El BCE asegura que dos de cada tres bancos reconocen que endurecieron sus condiciones de préstamos a las empresas y uno de cada dos hizo lo propio con los particulares. Por su parte, el Consejo de Cámaras asegura que el 80% de sus encuestados que han pedido financiación en los últimos tres meses han encontrado obstáculos, que un 17% se han quedado sin créditos y que el resto ha acabado consiguiéndolos en condiciones peores que las anteriores a pesar de la caída de los tipos de interés. Porque sólo hace falta ver lo que ha pasado. Hemos comprobado no sólo que la banca ha acudido en masa a las subastas, cosa esperada, sino que ha acelerado la captación de pasivos a través de las dos vías siguientes: a) la captación de pasivos a través de depósitos de particulares y empresas remunerados muy generosamente, claramente por encima de los tipos de referencia y en especial del precio del dinero en el mercado interbancario; b) el recurso masivo a los préstamos del Banco Central Europeo, con préstamos crecientes y con una punta de 65.000 millones en el mes de diciembre. Hay que destacar que buena parte de estos fondos, nada menos que unos 300.000 millones euros en enero, son depositados de nuevo en el BCE a unos tipos muy inferiores. Ambas vías implican una renuncia de beneficios futuros por parte de la banca, que sólo se preocupa por garantizar que mantiene unos fondos suficientes para cubrir los dos objetivos siguientes: a) prevenir el enorme ascenso de la morosidad que se ha más que triplicado en el año 2008 y que podría rebasar en muchas entidades el 7% e incluso el 10% durante 2009, ratio que podría poner en peligro los resultados y con ellos la solvencia teniendo en cuenta la debilidad de sus fondos propios; b) asegurar la capacidad de devolución de los préstamos exteriores que vencen en el año 2008 y que superan los 80.000 millones de euros en el año 2009 y un total de hasta 700.000 millones de euros en el futuro. Entendemos pues que la banca tiene un problema de solvencia grave, aunque lo nieguen sus representantes y, cosa más preocupante, le cueste reconocerlo al Gobierno, siempre ufano en la defensa de su sistema financiero. Pero creemos también que la suma de decisiones individuales de bancos y cajas está perjudicando a todos los agentes económicos y muy especialmente a la inversión de todo tipo, al consumo de bienes duraderos y, sobre todo, al tráfico comercial posible gracias al crédito circulante. La paradoja que esta cadena de perjuicios puede tener como víctima final, de seguir así las cosas… a los propios bancos y cajas, incapaces de generar no sólo negocio de intermediación sino también retorno de créditos anteriores. En este contexto, los propios miembros de su gobierno, incluidos el señor presidente, usted mismo como ministro competente y muy especialmente su colega en Industria, han criticado con mayor o menor claridad este hecho. Pero nos encontramos con que después de la política lo que nos proponen es lo mismo. Seguir con la compra de activos; fiarlo todo a los créditos ICO, sin reformar la institución, sin que esta pueda relacionarse directamente con las PIMEs. Pero si la situación ya era preocupante, a ello se han sumado declaraciones y hechos mas que preocupantes. En todo este marco hay que reconocer un cierto desparpajo de los responsables financieros. Incluso el presidente de la Asociación de la Banca, Miguel Martín, ha responsabilizado a la economía real, que el problema es que la gente se endeudo demasiado. Pero se olvidó que fue la banca la que hizo un negocio extraordinario del endeudamiento familiar. Que tuvo que ir a buscar recursos en el interbancario para financiar ese endeudamiento. Pero la rueda se rompió al pinchar la burbuja inmobiliaria. Y cuando llegaron los vencimientos, y no había dinero en el interbancario, se puso en marcha el plan de compra de títulos. Ahí estaba un plan, al que nosotros nos opusimos por opaco y por incondicionado. Un plan que se justificó para que llegase el crédito, y que ha servido Para eso ha servido un plan que nos dijeron que era para que llegase el crédito, y que ha servido para que las entidades financieras tapen sus vencimiento y acumulen recursos en el BCE. Lo grave, incluso diría que lo irritante es que todo ello viene trufado de la lección magistral de Botín de que no es momento de dar crédito. Y nos lo cuentan, para mas recochineo, el día después en que se decide que aquellos que van a Moncloa no van a comparecer en el Congreso. Y, finalmente, el propio presidente de la mayor entidad financiera del país se ha convertido en portavoz de la banca asegurando que efectivamente el crédito se reduce, responsabilizando de ello a la marcha de la economía y sin reconocer que ésta debe su crisis en muy buena parte a las restricciones en la liquidez de los mercados financieros globales y del español en concreto. Hay que reconocer que el señor Botín le puso el desparpajo apropiado con su titular: no va a haber más crédito. No seré yo quien trate de forma maniquea la realidad que nos ocupa, tan compleja como la propia génesis de la recesión y probable depresión en que estamos inmersos. Pero sí quiero destinar esta interpelación a solicitarle cambios muy concretos en las forma de proceder de su Gobierno. Y para que algo cambie, le proponemos que como mínimo pase de la paciencia ilimitada a, como mínimo, la exigencia moderada. Con transparencia, exigencia, y participación de lo público. Y el primer cambio es el de la transparencia. En su momento, le solicitamos en sede parlamentaria que el Fondo fuera tutelado por una Oficina parlamentaria de seguimiento, control y evaluación. No sólo no la aprobaron, sino que siguen manteniendo el secreto sobre qué entidades se acogen a las adquisiciones y qué productos son comprados, dejando al margen del control por parte de la soberanía popular unas cantidades enormes de dinero y creando un precedente negativo de primer orden en la propia concepción de las finanzas públicas. Recuperando instrumentos públicos. Un molino para funcionar, necesita de dos ruedas. Ambas ruedas tienen correas dentadas. Si se rompe un diente este se debe arreglar. Pero el problema es que las entidades financieras han pulido los dientes. Y el problema es que el Gobierno, se ha dedicado ha echar agua al molino, sin percatarse que le habían pulido los dientes. El agua ahora es el dinero. Pero el sistema no engrana. Y si las entidades financieras no cumplen, quizás sea el momento de hacer que lo público permita que la rueda gire. La rueda ya no gira. Y el dinero no va las personas. El dinero destinado por el momento han ido a parar a los problemas de vencimiento, o han servido para que se acumule capital. Se da un pues un fallo de mercado y ello justifica la intervención pública, como agente colusivo a la salvación de la economía española. Pero la realidad es que una parte de sus propuestas, la ya citada del fondo de adquisición de activos financieros, no está obteniendo sus objetivos. Cambiar el guión No se trata de utilizar sólo instrumentos que no funcionan. Incluso los créditos ICO están dando unos resultados mas que escasos. En primer lugar porque Exigencia y condiciones. No sólo eso, y aquí quiero elevar el grado de nuestras críticas, sino que el Gobierno ha asistido en silencio a las primeras publicaciones por parte de algunos bancos de la intención de repartir dividendos de los enormes beneficios del año 2008. Haciendo números, nos podemos encontrar con que la suma de los dividendos superará el dinero ya entregado por el Estado. Es decir, no hay dinero para aumentar la liquidez de la economía española, pero sí para repartir dinero entre los accionistas! No seremos nosotros quienes neguemos el derecho de las sociedades anónimas a repartir dividendos, pero, con la que está cayendo, nos parece éticamente criticable y económicamente injustificable que este dinero no se mantenga como reservas para preservar los fondos propios de las entidades, precisamente en beneficio de los propios accionistas. No es imposible que algunos de estos bancos tengan que hacer cola en los próximos meses para evitar el corralito a través de su acogida a otra de las medidas del Plan E, la autorización al Estado para reforzar el capital de las entidades financieras. Ante esta realidad, entenderá que mi Grupo le proponga hoy un cambio de timón en el apartado tercero del Plan español para el estímulo a la economía y el empleo, que incluye las Medidas de apoyo al sistema financiero. Los cambios son los siguientes: a) condicionar la acogida al Fondo de compra de activos financieros al aumento de los préstamos a consumidores y empresarios, al aumento de los índices de subrogación de préstamos hipotecarios a compradores, especialmente vivienda protegida, y a la renuncia al reparto de dividendos, excluyendo los consistentes en dación de acciones propias, durante el año 2008; b) publicitar las entidades acogidas y los activos adquiridos; c) aceptar la constitución de la oficina parlamentaria de seguimiento, control y evaluación; d) Mientras dichas condiciones no se establezcan, dejar de comprar activos financieros. e) Abrir nuevas vías, ya no de créditos ICO, sino de avales para pequeña y mediana empresa. f) Abrir la compra a compra de titularidad de entidades financieras que permitan la intervención política y pública des de las entidades financieras. g) Poner condiciones a aquellos que reciben ayudas, ya sea para que dejen de repartir dividendos, ya sea para que limiten sueldos y compensaciones para sus administradores y altos ejecutivos. h) Modifiquen la legislación hipotecaria con el objetivo que las familias a las que se ejecuta la hipoteca no quede su sueldo, o su subsidio de paro embargado. i) Y Garanticen que la morosidad no se dilata en el tiempo, estableciendo cambios en la legislación del IVA para recuperar el impuesto, o establezcan un plan para reducir la morosidad entre administraciones, con apoyo financiero a CCAA y Ayuntamientos. j) Alternativamente, nuestro Grupo cree que si los bancos y las cajas no aceptan la primera de las condiciones, el Estado debería aumentar sensiblemente las dotaciones de las nuevas líneas de financiación del ICO para las Pymes, prevista en 19.000 millones, una cantidad que se puede quedar muy corta ante la dimisión que la Banca ha hecho de su función crediticia. Y ello con una reforma del ICO que le permita intervenir en el mercado minorista. Déjeme, señor ministro, recordarle lo que usted muy bien sabe. Con crisis y sin crisis, el sector financiero está sujeto a una regulación exhaustiva por parte de las autoridades políticas y monetarias dados los beneficios y los perjuicios sistémicos que se derivan de su actuación. Han sido precisamente los errores en su control, fruto de una liberalización mal entendida, combinados con la proliferación de instrumentos especulativos opacos y con la fiebre inmobiliaria los que nos han llevado a esta crisis, con un fuerte aumento del paro y una caída en picado de la inversión y el consumo. Es pues la hora del Estado, de actuaciones rápidas, nítidas y contundentes en defensa de la economía española. Por ahora ustedes, que tanto han tardado en reconocer la magnitud del problema, nos han dado un recital de improvisación, repleto de contradicciones y rectificaciones, la máxima demostración de las cuales son unos Presupuestos Generales del Estado que parten de un cuadro macroeconómico que ni ustedes mismos defienden. Señor Solbes, dé ya un golpe de timón a su política: más inversión pública, más gasto social, más descentralización del gasto, mantenimiento de la progresividad fiscal, promoción de la vivienda protegida, un modelo económico sostenible tanto en la producción como en la energía y, como hoy le proponemos, una nueva regulación financiera para no profundizar en la crisis y para sentar las bases del futuro. En este camino y sumando diálogo social continuo, sí que nos encontrará.