Download Laudatio del padrino, Dr. D. Miguel Ángel Palacios

Document related concepts

Uto Ughi wikipedia , lookup

Concierto para piano n.º 3 (Balada) wikipedia , lookup

Asociación de Cantantes Vieneses wikipedia , lookup

Orquesta Sinfónica de Montreal wikipedia , lookup

Transcript
DISCURSO DEL SR. D. MIGUEL ANGEL PALACIOS
Magfco. Y Excmo. Sr. Rector,
Excmos. e Ilmas. Autoridades,
Compañeros Claustrales y Alumnos,
Sras. Y Sres.:
Es para mi un altísimo y gratísimo honor hacer la laudatio o elogio del
Maestro Rafael Frühbeck de Burgos. Y me siento doblemente satisfecho porque, en
este solemne acto académico en que la Universidad de Burgos confiere sus dos
primeros doctorados Honoris Causa, reciba el mismo galardón otro eminente artista
burgalés: mi admirado pintor Vela Zanetti, a quien dediqué hace años, como
modesto homenaje, mi obra “Canto del destierro”, para coro mixto y piano, sobre un
poema de Rafael Núñez Rosáenz.
Ambos Maestros de la pintura y de la música, cada uno en su campo, son todo
un modelo y ejemplo, a seguir por nuestra juventud universitaria, de trabajo bien
hecho, de dedicación, de talento creador, de honestidad.
“A todos alcança ondra por el que en buen ora naçio”, concluye el Poema de
Mío Cid. Es la Universidad de Burgos, somos todos los universitarios –profesores y
alumnos—y todos los burgaleses quienes en realidad nos sentimos orgullosos y
honrados por tener entre nosotros a ambos Maestros bien nacidos de la música y de
la pintura.
Mi conocimiento del Maestro Frühbeck arranca de los años 1968 a 1970,
cuando yo estudiaba Música y Filosofía en Madrid. Solía asistir todas las semanas,
con entradas gratuitas que nos proporcionaban a los alumnos del Conservatorio, a sus
conciertos con la Orquesta Nacional en el Teatro Real. Recuerdo algunas versiones
de Rafael Frühbeck de Burgos que me impresionaron: La consagración de la
primavera de Stravinsky, la Sinfonia Renana de Schumann, la Novena Sinfonía de
Beethoven, La vida breve de Falla, Carmina Burana de Orff, el Concierto de
Aranjuez de Rodrigo, Dafnis y Cloe de Ravel..... Y conservo también en mi memoria
su espléndida versión de La Pasión según San Mateo de Bach, pocos años después
en 1974, en la Catedral de Toledo, dentro de la Decena de Música de esta ciudad.
Reconozco que muchas de aquellas obras, y otras más, las escuché por primera vez
en vivo gracias a Rafael Frühbeck, por lo que mi admiración y gratitud hacia el
Maestro son inmensas.
Aunque la personalidad del galardonado creo que es ampliamente conocida y
valorada, haré a continuación una breve presentación, destacando sus méritos más
relevantes. El Maestro Rafael Frühbeck de Burgos nació en esta ciudad en 1933.
Estudió violín, piano y armonía en el Conservatorio de Bilbao, composición con
Julio Gómez en el Conservatorio de Madrid, y dirección de orquesta con Lessing y
Elchorn en la Escuela Superior de Música de Munich, donde se graduó Summa cum
laude y recibió el Premio Richard Strauss.
El Maestro Frühbeck ha sido Director Titular de la Orquesta de Bilbao, de la
Orquesta Nacional de España a lo largo de dieciséis años (de 1962 a 1978), de las
Sinfónica de Dússeldorf y de Montreal, así como Principal Director Invitado de la
Orquesta Sinfónica Nacional de Washington y de la Sinfónica Yomiuri de Tokio.
Además, como invitado ha dirigido más de cien orquestas sinfónicas de todo el
mundo.
Actualmente tiene contraído un triple compromiso artístico: es Director
Titular de la Sinfónica de Viena desde 1991, Director Musical de la Opera de Berlín
desde 1992, y Director Titular de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Berlín a partir
de 1994.
Al frente de diferentes orquestas, el Maestro Frühbeck ha realizado
frecuentes giras por numerosos países de Europa, América y Asia. Sin exageración
podemos afirmar que ha llevado con orgullo por todo el mundo el nombre de Burgos,
su patria chica, la misma de músicos de la talla de Antonio de Cabezón o de
Francisco de Salinas, entre otros.
Su repertorio está integrado por más de quinientas obras, habiendo grabado
más de un centenar de discos, entre los que cabe destacar los dedicados a los
oratorios Elías y Paulus de Mendelssohn, o aquéllos que incluyen composiciones de
músicos españoles que ha contribuido a difundir, como Atlántida, La vida Breve, El
sombrero de tres picos, El Amor brujo o Noches en los jardines de España, de
Manuel de Falla; o Iberia y la Suite española de Albéniz, recientemente grabadas e
incluso orquestada la segunda por él mismo.
Por tales méritos Rafael Frühbeck de Burgos ha recibido numerosas
condecoraciones y premios: la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, la
Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio, el Doctorado Honoris Causa por la
Universidad de Navarra, la Medalla de Oro de la Ciudad de Viena y el Premio de la
Fundación Jacinto Guerrero, entre otros. Es, además, Académico Numerario de la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Director Honorario de la Orquesta
Sinfónica Yomiuri de Tokio y Director Emérito de la Orquesta Nacional de España.
Si preguntáramos a músicos y a críticos musicales qué cualidades debería
reunir un buen director de orquesta, sin duda se incluirían entre sus respuestas
algunas de las siguientes: capacidad de síntesis, para lograr un equilibrio entre los
distintos elementos y familias de la orquesta, y entre las diferentes secciones y
movimientos que integran cada obra; sensibilidad y expresividad para detectar y
reflejar todos los matices, contrastes y variaciones de intensidad, tempo o fraseo;
fidelidad no sólo a la letra sino también al espíritu de la música; precisión y
elegancia en el gesto, dirigiendo con naturalidad y sobriedad, sin excesos ni
exageraciones innecesarias; memoria musical, cualidad en la que destaca
especialmente el Maestro Frühbeck; autocontrol que transmita seguridad y
confianza a la orquesta; capacidad de comunicación con sus músicos y con el
público.
A las anteriores cualidades habría que añadir una amplia formación musical y
humanística. El propio Maestro Frühbeck se expresaba así, refiriéndose a la
educación de los músicos en general, en una entrevista publicada hace poco más de
un año, en la revista Música y Educación: “El alumno, aparte de estudiar la técnica
de su instrumento, tiene que estudiar Música, Música con mayúscula, que es lo que
cada vez se estudia menos. Se estudia mucha técnica y muy poca música. Ensayando
con orquestas, uno tiene muchas veces la impresión de que mucha gente no entiende
lo que está tocando. Eso sólo se solventa estudiando Música, sabiendo lo que es la
Música. Y luego, por supuesto, teniendo una formación humanística lo más amplia
posible, porque eso ayuda mucho, muchísimo más que cualquier otra cosa.”
En resumen, un buen director de orquesta ha de estar dotado de una maestría,
autoridad o liderazgo no impuestos sino acatados por la posesión de las anteriores
cualidades y de esa amplia formación humanística y musical.
Pues bien: tal liderazgo le ha sido reconocido al Maestro Rafael Frühbeck
de Burgos por el centenar largo de orquestas que ha dirigido, lo que demuestra sus
eminentes dotes musicales, intelectuales y humanas. La Universidad de Burgos no
hace sino ratificar dicho reconocimiento, otorgándole el Doctorado Honoris Causa
por la Facultad de Humanidades y Educación.
Dicen los filólogos que Beck es una palabra de la lengua escandinava,
equivalente al alemán Bach, que significa arroyo. El adjetivo alemán früh vale tanto
como temprano, precoz. De modo que el apellido Frühbeck querría decir algo así
como “arroyo primero”, “arroyo que sale directamente de la fuente, del manantial”.
“Nomen est omen”: “el nombre es todo un augurio”, reza un adagio latino.
Pocos apellidos habrá de tanta raigambre musical como Bach o Beck. Y pocas
imágenes más sugerentemente musicales que las de un arroyo, una fuente, un
manantial; en definitiva, una corriente de agua.
En efecto, la palabra ritmo, raíz de toda música, deriva del griego rythmós,
que significa fluencia. “Cantus essentiam fontis vocat”, escribe el filósofo alemán
Ernst Bloch: “el canto, la música, expresa lo esencial de la fuente”, que es ser agua
limpia, fresca y clara que mana, fluye o brota de lo más hondo; ser “surtidor
ininterrumpido de novedades”, según la atinada fórmula de Bergson, que él atribuía a
la realidad en general; o aquel “agua del buen manantial / siempre viva, / fugitiva”,
propia de esa “cosa cordial” que es la poesía, según Antonio Machado.
La misma metáfora de la fuente ha sido fundamental en la tradición
platónico-cristiana, desde el propio Platón, pasando por Plotino, hasta llegar a
nuestros místicos españoles, por ejemplo a la “cristalina fuente” del Cántico
espiritual de San Juan de la Cruz, o al “Que bien sé yo la fonte que mana y corre”
de su Cantar del alma.
La música, el ritmo musical, fluye como el agua del arroyo que brota de la
fuente. Y es, además, cauce por donde discurre lo más profundo, fontanal y
transcendente del hombre.
El caudal musical del Maestro Frühbeck como director de orquesta lleva ya
manando ininterrumpidamente cuarenta años, desde que en 1958, a sus veinticinco
de edad, se hiciera cargo de la dirección de la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Nuestro
deseo, Maestro, es que siga brotando y corriendo aquel “arroyo precoz” de vuestro
apellido, para que bebamos y nos saciemos de él tantos y tantos sedientos de buena
música que nos purifique, refresque e ilumine. Ad multos annos: y que sea por
muchos años.
Así pues, considerados y expuestos todos estos hechos, dignísimas
autoridades y claustrales, solicito con toda consideración y ruego encarecidamente
que se otorgue y confiera al Excmo. Sr. D. Rafael Frühbeck de Burgos el supremo
grado de Doctor honoris causa por la Facultad de Humanidades y Educación de la
Universidad de Burgos.