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Maestros de la medicina argentina Coedición de La Prensa Médica Argentina Fundación Alberto J. Roemmers Galardonados en los años anteriores 1977: O. Loudet, E.S. Mazzei, D.E. Zavaleta 1978: I. Maldonado-Allende, E.F. Bonnet, O. Vacarezza 1979: O. Fustinoni, J.M. Mainetti, J.E. Rivarola 1980: A. Lanari, L. Arrighi, M. Quiroga 1981: J.E. Burucúa, P. Negroni, A.A. Santas 1982: H. Marino, J.R. Michans, L.V. Sanguinetti 1983: C. Ottolenghi, C. Reussi, L. de Soldati 1984: L.F. Leloir, H. Rodríguez Castells, J. Uriburu 1985: F. de Elizalde, V. Foglia, R. Garriz 1986: E. Etala, R. Favaloro, P. Magnin 1987: E. de Robertis, E.S. Malbrán, R. Votta 1988: P. Maissa, H.H. Rubio, J.M. del Sel 1989: A. Bracco, J. Reforzo Membrives, A.O.M. Stoppani 1990: A. Canonico, A. Taquini, E. Zancolli 1991: A. Cordero, A. Maccagno, E. Viacava 1992: A. Binia, A. Laurence, L.N. Ferreira 1993: J.C. Arauz, L. González Montaner, V. Gutiérrez 1994: J. Insua, J. Manrique, H. Pavlovsky 1995: C. Bergadá, G. Jauregui, M. Tezanos Pinto 1996: F. Benaim, O. Martino, O. Morelli 1997: R. Arana, R. Cabrini, G. di Paola 1998: A. Agrest, C. Dosne Pasqualini, S. Schächter 1999: R. Fahrer, J.M. Ghirlanda, E. Hurtado Hoyo 2000: A. Larguia, A. Lizárraga y E. Saad 2001: C. Bertolasi, E. Beveraggi, G. Jaim Etcheverry 2002: C. Cerini, A. Sonis, E. Gadow 2003: S. Muchnik, V. Pérez, A. Roncoroni 2004: A. Buzzi, R. Leiguarda, R. Pradier 2005: J. García Badaracco, M. L. Martí, R. Rostagno 2006: E. Charreau, P. Ferraina, A. Kaminsky. 2007: A. M. Larguía, M. Podestá, R. de los Santos 2008: L. Mc Lean, H. López, G. Piantoni 3 El Premio Maestro de la Medicina Argentina® auspiciado por La Prensa Médica Argentina fue instituido en el año 1977. A partir de entonces se entrega anualmente a 3 personalidades de la medicina que se hayan destacado por sus méritos éticos y científicos. Este premio es la consagración de una trayectoria con su reconocimiento público, porque ser “Maestro de la Medicina” no es un premio que se otorga por un trabajo o un descubrimiento, sino que se obtiene por la labor meritoria de toda una vida. ® Marca Registrada. Queda expresamente prohibida su utilización por terceros no autorizados, quienes se harén pasibles de las sanciones contenidas en las disposiciones vigentes, que brindan protección legal a las marcas registradas. 4 La Prensa Médica Argentina Fueron sus primeros Directores en 1914: Luis Güemes, Gregorio Aráoz Alfaro y Daniel J. Cranwell Desde 1919 hasta 1926: Daniel J. Cranwell, Mariano R. Castex y Carlos Bonorino Udaondo Desde 1927 hasta 1934: Mariano R. Castex, Carlos Bonorino Udaondo y Pedro Chutro Desde 1935 hasta 1947: Mariano R. Castex, Carlos Bonorino Udaondo, Enrique Finochietto y Alberto Peralta Ramos Desde 1948 hasta 1951: Mariano R. Castex, Carlos Bonorino Udaondo, Ricardo Finochietto y Alberto Peralta Ramos Desde 1952 hasta 1954: Mariano R. Castex, Ricardo Finochietto, Alberto Peralta Ramos y Egidio S. Mazzei Desde 1955 hasta 1957: Mariano R. Castex, Ricardo Finochietto y Egidio S. Mazzei Desde 1958 hasta 1968: Mariano R. Castex y Egidio S. Mazzei Desde 1969 hasta 1984: Egidio S. Mazzei Desde 1984 hasta la fecha: Pablo A. López Maestros de la Medicina Argentina 2009 En los momentos críticos es cuando es necesario contar mentes claras que indiquen el mejor camino a seguir, que puedan ser tenidos como ejemplo moral para elegir el derrotero correcto y que sean al mismo tiempo modelos para la acción. Estas cualidades son las que corresponden a un Maestro. El mundo y, por ende, la Medicina están atravesando aguas turbulentas en donde los valores pierden su significado, los objetivos no son claros y las prescripciones de la Ética se pierden en la confusión general. La Prensa Médica Argentina, al continuar una tarea iniciada hace más de treinta años, desea poner a la consideración general a tres 7 Maestros de la Medicina que son ejemplo de tarea fecunda, poseen mentes claras y que han cumplido uno de los preceptos más trascendentes de la medicina cual es el de transmitir sus conocimientos para beneficio de sus discípulos y de la sociedad toda. Este año han sido seleccionados la Dra. Mercedes Weissenbacher, notable investigadora en Microbiología, el Dr. José A. Navia, brillante cirujano cardiovascular y el Dr. Félix P. Etchegoyen, maestro de la Clínica Médica de numerosas generaciones de médicos. Ellos han realizado y realizan una labor fructífera y continuada y han marcado hitos significativos en el desarrollo de la Medicina Argentina como lo subrayó el Dr. Ricardo Esper al efectuar la presentación de los premiados. La Fundación Alberto J. Roemmers acompaña a la Prensa Médica Argentina en esta tarea de señalar sus nombres y, adjunta al mismo tiempo la actividad desarrollada durante el año 2008. Dr. Manuel Luis Martí Vicepresidente Fundación A. J. Roemmers 8 Premio “Maestro de la Medicina Argentina” Año 2009 a los Dres. Félix Etchegoyen, Juan Navia y Mercedes Weissembacher El 8 de octubre de 2009 en el Aula Magna de la Academia Nacional de Medicina, se entregaron los Premios "Maestro de la Medicina Argentina" correspondientes al año 2009. Recibieron esa distinción que anualmente otorga desde el año 1977 "La Prensa Mé- dica Argentina", los Dres. Félix Etchegoyen, José A. Navia y Mercedes Weissembacher. Destacó los méritos de los tres premiados el Dr. Ricardo Esper. Los Premios fueron entregados por el Dr. Tezanos Pinto al Dr. Etchegoyen, por el Dr. Manuel Martí al Dr. Navia, y por el Dr. Panorámica del estrado al inicio del acto 9 Jorge Lemus a la Dra. Mercedes Weissembacher. Además de los nombrados se encontraban en el estrado el Presidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto Arana, el Vicepresidente Dr. Juan M. Ghirlanda, el Decano de la Facultad de Medicina de la UBA Dr. Alfredo Buzzi, los Decanos de las Universidades privadas Dr. Ferreira, Dr. Sonis, Dr. Mac Lean (de la UCES, Maimónides y Austral respectivamente), el Presidente del Laboratorio Gador Lic. Alberto Álvarez Saavedra, el Secretario General de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto Pradier. y el Director de "La Prensa Médica Argentina Dr. Pablo A. López. El Programa que se desarrolló fue el siguiente: • Apertura del Acto por el Presidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto Arana. • Presentación de los Premiados por el Dr.. Ricardo Esper. • Entrega de los premios según se detalló más arriba. Palabras de los premiados Dres. Etchegoyen. Navia y Weissembacher. Cierre del Acto por el Decano de la Facultad de Medicina de la UBA Dr. Alfredo Buzzi. Seguidamente publicamos los respectivos discursos. Vista del estrado 10 Apertura del Acto por el Presidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto Arana Como todos los años, la Academia Nacional de Medicina recibe hoy en su Aula Magna a La Prensa Médica Argentina, en el acto de entrega de sus premios Maestro de la Medicina. Desde 1977, se otorga este premio para distinguir a personalidades que se hayan destacado por el deseo de adquirir y transmitir conocimientos, y por un sentimiento profundo por los valores de la profesión. Como todos los años. también, el Dr. Pablo López, invita al Presidente de la Academia Nacional de Medicina abrir esta ceremonia, y es en este título que me honro en hacerlo y lo agradezco. Ignacio Chavez definió de la siguiente forma qué es ser un Maestro: "Ser maestro significa, no solo poseer un tesoro de saber, sino estar dispuesto a compartirlo. Tener la altura intelectual propia del que enseña, y a la vez, el pulimiento moral que se requiere para enseñar con el ejemplo. Hacer que quepan juntas en el alma, la ambición de subir mas y la generosidad de guiar e impulsar a sus discípulos, y de gozar un día con su triunfo" Hoy, los recipiendarios, son tres brillantes personalidades, que han consagrado a la medicina lo mejor de sus esfuerzos: los Drs. Félix Etchegoyen, Jose Navia y Mercedes Weissenbacher. De sus historias y méritos se ocupará el Dr. Ricardo Esper. Dr. Roberto Arana 11 Esta ocasión representa para mí una doble satisfacción. mento fueron de mi interés científico. Conozco también al Dr. Navia, con quien en los últimos años hemos compartido actividades en esta casa, y por quien siento una profunda estima y un profundo respeto. Conozco al Dr. Etchegoyen desde hace 50 años, cuando comencé mi residencia; fue un Maestro no solo en la medicina si no también en las cosas de la vida. Conozco a la Dra. Weissenbacher también desde hace muchos años, no voy a decir cuantos, pero fue y es una referente en temas que en algún mo- Drs. Etchegoyen, Navia y Weissenbacher, en nombre de la Academia y en el mío propio, reciban las más cálidas felicitaciones. 12 Presentación de los premiados “Maestros de la Medicina” por el Dr. Ricardo Esper Señor Presidente de la Academia de Medicina, Autoridades académicas, Autoridades Universitarias, Señor Doctor Pablo López, Señoras y Señores, colegas, amigos. He sido privilegiado con el honor de presentar a quie- nes en el día de hoy serán investidos como "Maestros de la Medicina Argentina" Presentación Dr. Félix P. Etchegoyen En primer lugar, al Dr. Poli Etchegoyen, porque es así como lo conocemos y apreciamos todos nosotros. Si llegara a decir Félix P. Etchegoyen, más de uno preguntaría si tiene algo que ver con Poli. Se graduó de médico en la UBA en 1950, pero su vocación docente comienza desde estudiante, y así se desempeñó como Ayudante de Histología y Embriología, y luego de Fisiología con el Dr. Bernardo Houssay. En Noviembre del 58, fundó CEMIC junto con Norberto QUIRNO y 4 médicos amigos. En 1959 fue becado en el Departamento de Fisiología de la señera Universidad Cornell, en New York, USA, y al poco tiempo fue nominado instructor de alumnos de esta universidad, cargo que ejerció durante dos años. Retorna a nuestro país y es nombrado Jefe de Trabajos Prácticos en la Cátedra de Clínica Médica del Prof. Norberto Quirno, Unidad docente Hospitalaria Rivadavia. En 1963 la UBA lo eleva al cargo de Docente Autorizado. Dr. Ricardo Esper 13 En 1970 es nombrado Coordinador Docente de la Unidad Docente Hospitalaria CEMIC, y un año después, con el Dr. Quirno, presenta un plan educacional que se aprueba llamándose Unidad Hospitalaria CEMIC, Experiencia Pedagógica. Desde 1979 es el Encargado Docente de Enseñanza de Medicina en la Unidad CEMIC, y desde 1985 hasta 1990, Director de la misma. En ese mismo año se lo nomina Director Responsable del Proyecto Curricular del CEMIC, ante la UBA, el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación y la CONEAU. En 1994 asciende a Rector del Instituto Universitario CEMIC. En el ínterin, en 1988 gana por concurso el Profesorado Adjunto de la UBA Su vocación docente lo lleva a fundar el Consejo de Certificación de Profesionales Médicos de la Academia Nacional de Medicina, junto con el Dr. Carlos Gianantonio y luego lo sucede en la Presidencia del Consejo. • • • P. López, Alberto Álvarez Saavedra, L. Mc Lean 14 Miembro Fundador de la Asociación Civil de Evaluación y Acreditación de Programas de Educación Médica (ACAP) en la Argentina en el año 1997. Evaluador en el tema: Residencias en Clínica Médica en nombre de la ACAP, y del Comité de Residencias Médicas de la Academia Nacional de Medicina, en los años 2007 y 2008. Actualmente preside la Comisión de Clíni- • ca médica y Nefrología del Consejo de Certificación, Academia Nacional de Medicina. Miembro del Comité Asesor del Consejo de Acreditación y Evaluación de las Escuelas Médicas (CONEAU). médica hasta la actualidad ha dictado conferencias, e integrado mesas redondas, simposios, congresos, seminarios y en todos los foros donde se respirara educación y formación médica en temas como: – Residencias Médicas, – Pedagogía de la Enseñanza en la Medicina, – Educación Continua, – Hospitales de Enseñanza, – Tendencias en la Medicina, – Atención Médica y la Educación Médica, – Currícula de Médicos, – Educación del Docente, – Investigación Pedagógica, Cuando deja el Rectorado del Instituto Universitario CEMIC es nominado Decano de la Facultad de Medicina, Instituto Universitario de Ciencias de la Salud, Fundación H. A. Barceló, en 2005 hasta la fecha. • Es Diplomado en Educación Médica y Magister en Educación Médica, Universidad de Tucumán, y desde sus inicios en docencia Dres. M. L. Martí, R. Pradier, A. Sonis, L. N. Ferreira 15 – Enseñanza de la Cirugía, – Formulación de Objetivos Educacionales, – Integración de la Educación en Medicina, Fue Fundador y Representante de la Asociación Argentina de Educación Médica en reuniones internacionales de la Federación Panamericana de Escuelas de Medicina. Además, docente visitante de las Escuelas de Medicina de Latinoamérica, Francia, España, Canadá, Pamplona, Aberdeen, Edimburgo y Londres, becado por la OMS, Ginebra. Como se puede apreciar, el Dr. Etchegoyen no es solo un docente, ni tampoco un "maestro de la medicina", título con que se lo galardona en el día de hoy, sino a mi modesto entender, maestro de maestros de la medicina. Y representó a la Facultad de Medicina de la UBA ante las Universidades de Londres, Edimburgo y Aberdeen, Inglaterra. Defensor de la Residencia, integró Jurados para Concursos de Residentes, el Comité de Evaluación de Residencias, la Asociación de Facultades de Medicina de la República Argentina, es miembro titular del Consejo Nacional de Residencias Hospitalarias, y asesor del Departamento de Graduados de la Facultad de Medicina, UBA. Dres. J. Lemus, R. Arana, A. Buzzi 16 Su extraordinaria carrera docente no le impidió continuar con investigación médica y de ello, resulta la publicación de medio centenar de trabajos científicos, es miembro de innumerables sociedades científicas y como corolario de su espíritu médico, creó y dirigió la Unidad Renal y Transplante de Riñón en CEMIC, lugar donde dedicó sus mayores esfuerzos y sus mejores ideas, y al cual dirigió por tantos años. Vasco de origen, de la prosapia de los D'Goyen, que tantos nombres prestigiosos dejó en nuestra patria, como los Irigoyen, los Blegoyen, los Goyeneche y los Goyena. Seguramente, como buen vasco, ha de ser del grupo sanguíneo A, Rh negativo. Recibamos a Poli Etchegoyen con el respeto del maestro y la calidez del amigo. Presentación Dr. Jose Antonio Navia En segundo término, me honra la prerrogativa de presentar al Dr. "Cacho" Navia, porque todo el mundillo de la cardiología y la cirugía cardiovascular lo conoce de esa manera y, al igual que el Dr. Etchegoyen, si llegara a mencionar a José Antonio Navia quizás más de uno pregunte si se trata de otro sobrino de "Cacho". Presentarlo es para mi tarea grata y dificil. Grata porque nos conocemos desde los co- Dres. M. Tezanos Pinto, J, M, Ghirlanda, R. Esper 17 mienzos de nuestra vida médica, nuestras hijas fueron compañeras en el mismo colegio, hecho que obligó a nuestras familias a compartir más de un viaje de vacaciones, oportunidades en que conocí en profundidad sus maravillosas y múltiples virtudes. Dificil, porque es poco probable que pueda llegar a mencionar parte de todos sus logros en tan poco tiempo. Natural de la Provincia de Buenos Aires, el menor de tres hermanos, se educó en Mar del Plata y se graduó de médico en la Universidad Nacional de La Plata, donde a pesar de su bohemia de estudiante con escasos recursos y soportar la soledad familiar, supo concitar la amistad de sus compañeros por su capacidad y calidad humana. Sus primeros pasos como médico los hizo en Mar del Plata, en Terapia Intensiva y Cirugía Cardiovascular, y desde un comienzo trabajó con muy buenos resultados hasta que conoció al Dr. Favaloro, y gracias a sus consejos y al deseo de superación, decide especializarse en la Cleveland Clinic de los Estados Unidos. Y allí partió, con poco tiempo de casado y dos niñas pequeñas, y sus maletas llenas de vocación y esperanzas. A pesar de las oportunidades que se le ofrecieron en el extranjero, su amor por el país y por su gente lo impulsó a volver a su patria para dedicar su ciencia a sus connacionales. De espíritu inquieto y con voluntad de perfeccionista no vaciló en aceptar desafíos y superar escaños, y así se desempeñó sucesivamente en el Sanatorio Güemes, el Sanatorio Antártida, el Hospital Italiano, donde siempre fue líder, pero con la humildad de los grandes. En los últimos años, aceptó el reto de un nuevo sueño e integró el selecto listado de los fundadores de la Universidad Austral, donde está volcando toda su experiencia no solo para la asistencia y la investigación sino para la formación de los jóvenes en tan dificil disciplina. Dicen que un médico tiene 4 áreas en donde puede destacarse: asistencial, docente, investigación y sociedades científicas. Y en todas ellas el Dr. Navia se ha destacado por su calidad científica, su capacidad de trabajo y su exquisita bonhomía personal. En la esfera asistencial ha operado miles de pacientes en todos los lugares donde actuó, siempre con el mismo empeño de excelencia, dedicación constante y el aporte humanitario que brindó sin retaceos a cada uno sin importar la proveniencia y condición de los mismos. Como científico, publicó una enorme cantidad de trabajos originales que significaron aportes invalorables al conocimiento médico. Es un gran creador, y ha inventado innumerables instrumentos para la cirugía cardiovascular, entre los que caben destacar válvulas protésicas cardíacas, un sistema de retroperfusión, un estabilizador miocárdico, a más de otros progresos aceptados hoy en centros de todo el mundo. Vale a pena destacar la bioprótesis de porcino stentless, con patente en los Estados Unidos y aplicación clínica en varios millares de pacientes. Algunos cuestionan a un invento como producto de la casualidad, pero todos sabemos que el azar solo favorece a la mente alerta. Y no cesa de crear, actualmente dedica la mitad del año en viajes a Estados Unidos, como Profesor Invitado de la Universidad de Indiana–Purdue, Dpto. de Biomedical Engineering, donde con ingenieros y otros especializados crean nuevo instrumental y nuevas técnicas para aplicar en cirugía. Como docente, además de docenas de capítulos de libros para la instrucción de los ini- 18 ciados, ha formado generaciones de cirujanos cardiovasculares y educado a residentes con el trabajo silencioso, cotidiano, quasi paternal, que dedicó y dedica siempre a la gente joven. Por sus condiciones científicas, sus características de líder nato, su bonhomía personal y su trascendental formación humanística, fue elegido por su pares para Presidir las principales sociedades de nuestro medio, la Sociedad Argentina de Cardiología y el Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares, y es miembro de múltiples sociedades científicas cardiológicas y quiriirgicas de todo el mundo, entre las que caben destacar Fellow del ACC y, por último, Académico de Medicina, el mayor reconocimiento de sus pares. Ha sido premiado en varias oportunidades por sus logros científicos, asistenciales y docentes, y vale la pena destacar el Premio Congreso Mundial de Cardiología en 1974 y el Premio Konex 2003, en Ciencia y Tecnología. Hoy será nominado Maestro de la Medicina, y debo agregar que es un maestro clásico y moderno. Clásico por el rigor y la disciplina que se autoimpone para transmitir su conocimiento, y por utilizar el único método que trascendió el tiempo, educar con el ejemplo. Moderno, porque siempre dijo que se aprende enseñando, y lo hace con la sencillez del que sabe y la humildad del que ignora. Se le ha escuchado repetir hasta el cansancio de cuanto aprende de sus alumnos. Pero todo maestro lo demuestra en cada una de sus acciones y en todos los ámbitos. En muchos casos un galardonado suele ser el último de una progenie de profesionales. En esta oportunidad, Cacho es la cabeza de una progenie de exitosos. Sus sobrinos, ambos cirujanos cardiovasculares. Daniel se desempeña en una señera Institución Médica Cardioló- gica de nuestro medio, y José Luis en la Cleveland Clinic de los Estados Unidos. Su mejor producción ha sido en conjunto con su abnegada esposa, se trata de tres hijos, todos profesionales, y nueve nietos, que seguramente lo llegaran a ser. Nunca impuso la disciplina del estudio y el trabajo, simplemente la ejerció y los que lo rodeaban no podían dejar de imitarlo. Una de sus camadas de residentes, al recibirse, le regaló un palo de amasar por su enérgica disciplina. Es un raro cirujano que no le gusta el fútbol. Si la natación y el golf, probablemente por su niñez y adolescencia en Mar del Plata. Sin embargo, cuando recibió la nominación de Fellow del American College of Cardiology, frente a él estaban sentados otros nominados, uno de Harvard, con la bandera de su Universidad con los clásicos colores rojo y blanco, el otro de Columbia, con los colores azul y oro, y fue él quien primero los reconoció y dijo miren, River y Boca. Es famoso, además, por no utilizar lapiceras propias, porque dice que siempre las pierde, pero también perdió el anillo de casamiento, y dos veces, pero aunque no dudamos de su palabra aun no estamos seguros que fuera por distracción. Doctor Navia, usted es realmente un Maestro de la Medicina y se lo demostramos con un afectuoso aplauso que le expresa nuestro respeto y estima. Presentación Dra. Mercedes Weissenbacher También fui honrado con la presentación de la Dra. Mercedes Weissenbacher, la tercera galardonada como "Maestro de la Medicina Argentina". En el momento actual es Investiga- 19 dora Superior del CONICET y se desempeña en el Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología, Centro Nacional de Referencia para el SIDA, de la Facultad de Medicina, UBA. Tiene un Doctorado en Medicina, también en la UBA. La Dra. Weissenbacher es natural de Santa Fe, y desde practicante mostró su vocación por la microbiología trabajando en el Laboratorio Central del Hospital Rivadavia. Una vez graduada, y bajo la guía constante de su mentor, el Dr. Armando Parodi, se involucro en las investigaciones virológicas, iniciándose con el virus Junín, de la fiebre hemorrágica argentina. A principios de los años 70 fue nominada Assistant Professor en el New York Medical College, en New York, USA, donde estudió la terapia con inductores del interferon en virosis oculares experimentales. Su experiencia en el tema le permite desarrollar su tesis de Doctorado sobre "Efecto de los inductores de interferon en infecciones oculares," calificada sobresaliente. Retorna a la Argentina, ingresa como investigadora del CONICET y continúa trabajando en la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Medicina, UBA. Poco después retorna a USA para completar su ciclo de perfeccionamiento y publica una serie de producciones científicas que fueron consideradas de avanzada para la época. Docente de alma, se inició como ayudante de segunda y escaló posiciones hasta llegar a Profesor Titular tempranamente, en 1980 en la Cátedra de Microbiología de la Universidad Nacional de la Plata, y luego, en 1986, Profesora Titular de la Universidad de Buenos Aires. En ese año, 1986, funda el Centro de Investigación y Diagnóstico de la Inmunodeficiencia Humana (HIV) que llegara a ser considerado centro de referencia para este tipo de dolencias, y lo lidera hasta 1990, cuando fue nominada Directora de Investigación en HIV/SIDA en la OPS, Washington DC. Luego de una década de trabajar en la investigación y planificación estratégica de esta enfermedad en toda América Latina regresa a su Buenos Aires, donde se la distingue como Profesora Titular Honoraria y como Directora Científica del Centro que había creado 15 años antes. Pero hay mucho más en la trayectoria de la Dra, Weissenbacher. Ha publicado casi dos centenas de trabajos científicos, un par de decenas de capítulos de libros, fue investigadora principal de casi un centenar de subsidios para la investigación, directora de mas de una docena de tesis doctorales y guía no solo científica, sino espiritual de innumerables becarios e investigadores de nuestro país y de toda Latinoamérica. Organizó y dirigió un sinnúmero de congresos, simposios y jornadas científicas nacionales e internacionales, y es constantemente invitada a reuniones científicas. En todas las áreas de investigación en las que trabajó dejó su huella como investigadora y docente, pero mucho más profunda por su capacidad intelectual unida a características personales que le han hecho ganar admiración y respeto en todos los círculos científicos. Algunas anécdotas describen su dedicación. Mientras investigaba la fiebre hemorrágica argentina contrajo la afección, y en ese momento la mortalidad de esta enfermedad rondaba el 20%, pero supera la enfermedad y genera tal cantidad de anticuerpos que era frecuente que donara sangre para transfundir plasma inmune a personas infectadas con el virus Junín. Además, demostró la prevención generada por este virus atenuado, y esas fue- 20 ron las bases que permitieron, mucho después, obtener la vacuna atenuada que se utiliza actualmente en las zonas endémicas de nuestro país. Desarrolló modelos experimentales de infección con virus Junín en diversos animales de laboratorio y demostró que la encefalitis y muerte de algunos se debía a la respuesta celular inmune, y no a la acción directa del virus. Otro aporte de singular importancia fue demostrar que existen infecciones subclínicas con este virus en áreas no endémicas, y notificó de nuevas áreas no conocidas de existencia del virus, hallazgos de elevada importancia para la salud pública. También incursionó con el Hanta virus, y demostró la existencia de formas subclínicas en población general y en los empleados sanitarios en los laboratorios y, por otra parte, en roedores experimentales y silvestres. Comprobó nuevas formas de transmisión del Hantavirus que provoca el síndrome pulmonar por Hantavirus, como la transmisión persona a persona. Permanentemente luchó por la salud de sus connacionales y es otro ejemplo de profesional de nuestro país, destacado mundialmente y con oportunidades en todo el universo, que elije quedarse y ser útil a sus pares nacionales. Dres. F. Etchegoyen, J. Navia, M. Weissembacher 21 Sus éxitos científicos y su constante labor han sido ampliamente reconocidos y distinguidos. Fue elegida por sus pares Académica de Medicina, no solo de Buenos Aires sino de Córdoba, premiada por el CONICET, por la Academia de Medicina de Buenos Aires, por la Sociedad Argentina de Pediatría, la Asociación de Microbiología, por el Ministerio de Salud con el Premio Nacional de Mujeres destacadas de la Salud y por muchas más Instituciones. Conducta disciplinada, principios morales, laboriosidad inagotable, juicio crítico, espíritu comprometido, siempre presente para el apoyo científico, y siempre complaciente con el alumno o investigador que requiere información, permanentemente fue y es respetable y respetada. Señoras y señores, premiemos a la Dra. Weissenbacher con el reconocimiento a su tarea y con el cariño del agradecimiento con un sentido aplauso. 22 Discurso del Dr. Félix P. Etchegoyen Gracias Señores Académicos Gracias Ricardo Esper Gracias Pablo López Queridos amigos tes Hay cuatro tipos de Maestro: la mayoría de los Maestros son conocedores, sabios los buenos Maestros son inteligentes los grandes Maestros son pacientes los excepcionales Maestros son estudian- Estas cuatro categorías a mi entender practican el “vampirismo”. El vampiro se alimenta de sus víctimas, mientras el docente se alimenta del joven alumno y residente, de su juventud, de sus inquietudes, de su fuerza por saber, de sus aspiraciones, sin el alumno de grado y sin el residente, el Maestro Docente, no tendría razón de ser. Por eso la distinción que hoy recibo a ellos pertenece, a los que fueron y son mis alumnos. Yo solo soy un custodio de esa distinción. Rápidamente enunciaré las personas que han forjado mi actitud docente: Mi madre, mi padre, ambos vascos, a ellos debo todas las características vascuences de mi personalidad. Como médico fui formado por Norberto Quirno., quien me enseñó a escuchar los pensamientos y las palabras, sintiendo más allá de las ideas y a buscar siempre el entendimiento entre el corazón y la cabeza. De Norberto y cuatro de nosotros nació CEMIC De Alfredo Lanari, aprendí el ser fuerte en la honestidad y hombría de bien. Parker Vanemee, quien fuera mi Jefe en la Dr. Etchegoyen 23 Universidad de Cornell me enseñó que podía realizarse experimentación en Medicina con el estetoscopio en el bolsillo. Al dejar USA le pregunté qué puedo hacer por Uds. que tanto hicieron por mí y su contestación fué hacer lo mismo en tu país de lo que hemos hecho aquí por tu persona. Creo haber cumplido su deseo. Mi Rector Héctor Alejandro Barceló, soporta mis inquietudes y comparte la enseñanza del Profesionalismo y los Valores Humanos. Mi amigo de años, Ernesto Goberman de Maimonides, también me enseña con su talento constantemente activo y multifacético. AFACIMERA, grupo de Decanos, es una enseñanza de trabajo grupal. Allí tengo amigos que quiero y respeto. Otro ejemplo de trabajo grupal es el Consejo de Certificación de esta casa que fundamos con Carlos Gianantonio y mi amigo de toda la vida, Oscar Aguilar. Todo fue posible gracias a tener como básico en la vida a la Música Clásica, que me ayudó a mantener mi equilibrio. Por último, una sugerencia a los Señores Académicos: crear en esta casa el sitial exclusivo de la Educación Médica. El Dr. Tezanos entrega el premio al Dr. Etchegoyen 24 Palabras del Dr. José Navia Señor Presidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto M Arana Autoridades Universitarias, Sras. Académicas Sres. Académicos Sres. Colegas Señoras y Señores Agradezco a la Prensa Medica Argentina en la persona de su director el Dr. Pablo López y al Consejo de Colegas que me eligieron para tan honrosa distinción que me llena de orgullo. Acrecienta este honor el estar acompañado por dos personalidades de la Medicina Argentina: la Académica Mercedes Weissembacher y el Dr. Félix Etchegoyen. Ser Maestro excede en su definición y logros a mi persona. Dice Juan Francisco Jiménez Borreguero: “ El maestro, para serlo en toda su dimensión, antes ha de ser hombre con toda su limitación;....Solo desde esta, con generosidad, voluntad y pasión puede elevar su espíritu y el de cuantos se miran en el ... para ser espejo o luz ,..pues sino, no seria “maestro” , sino “guru”. Decía Henry Adams “Un maestro afecta a la eternidad, nunca se sabe donde termina su influencia”. Han pasado más de 2000 años y la figura del Maestro por excelencia se agiganta en la fe de aquellos que tenemos la suerte de sentirla. Como ya lo expresara en mi relato al asumir como académico de número de esta institución soy producto de la escuela y Universidad pública de nuestro país. Época aquella en la que el maestro de grado imponía el respeto Dr. José Navia 25 amor y admiración por sus conocimientos y la forma de transmitirlos ante nuestros ojos asombrados de niños. Albert Einstein expresaba “Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela”. Llegó después la época de la adolescencia y el colegio secundario con profesores inolvidables en mi querida ciudad de Mar del Plata. Llegó también el tiempo de dejar la casa paterna para ir a la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata. Fueron años hermosos y llenos de recuerdos, pues frente a verdaderos maestros, llenos de sabiduría y humanismo veíamos los progresos del estudio y el aprendizaje junto a la cama de los pacientes, en aquellas grandes salas generales del policlínico General San Martín de la Plata. No pue- do dejar de recordar a los profesores eméritos Luis Scieza Rodríguez y al profesor Bernardo Manzzino, ambos clínicos y semiólogos de renombre que traducían su formación de la escuela francesa a nuestros conocimientos y formación. El Dr. Bernardo Eliseo Manzino, Profesor Emérito de la Universidad Nacional de La Plata, consagró su vida a la ayuda de los enfermos y a la formación de los futuros médicos. Se preocupaba para que los pacientes recibieran un trato humanitario. Además se dedicaba a que los futuros médicos tuviesen una formación humanística de excelencia. Su humanismo bien puede reflejarse en las palabras de Gregorio Marañon: “Ser, en verdad, un gran medico es el amor invariable al que sufre y la generosidad en la prestación El Dr. Martí entrega el premio al Dr. Navia 26 de la ciencia... con la conciencia cierta de que hasta donde no puede llegar el saber, llega siempre el amor” La evolución de la carrera me llevó al campo de la cirugía. Quizás el espíritu juvenil deseaba dinamismo diferente y respuestas más rápidas pero sin olvidar la concepción de la clínica medica. Tuve en mi formación quirúrgica maestros de la talla del profesor Mainetti y su destreza quirúrgica, el profesor Castellanos y sus abordajes face down del tórax; Federico Christman con su concepto de la escuela quirúrgica. En este periodo es donde conocí, aprendí y disfruté de la enseñanza y amistad paternal del profesor David Grinfeld, el llegaba con las novedades de la angiografía, la cirugía arterial y la utilización de la circulación extracorpórea para la cirugía cardiaca. Pasábamos días y noches tratando de aprender la técnica y manejo de la perfusión de la bomba corazón pulmón en el pabellón de cirugía experimental del viejo Policlínico. David Grinfeld, fue un adelantado para su época, el nos brindó como maestro, normas de estudio, sacrificio y ética medica. Obtuve mi diploma de Doctor en Medicina en 1964 bajo la tutoría de Tesis del profesor Castellanos en el Instituto del Tórax de La Plata. De allí partí lleno de esperanzas hacia mi ciudad para continuar mi formación y práctica en Cirugía junto a mi maestro, mentor y amigo el Dr Hipólito Echeverría, hombre generoso, franco como su estirpe vasca, quien me llevó de la mano al tratamiento en esa época de la cirugía torácica de la tuberculosis en el Viejo Hospital del Sanatorio Marítimo y al ejercicio de la cirugía general; era un eximio cirujano general. En 1967 conocí en uno de sus viajes al Dr. Rene Favaloro, quien nos deslumbró con las cinecoronariografías de Mason Sones, y las técnicas de implantes de pedículos mamarios en el corazón y el inicio del bypass venoso coronario. En 1968 apareció mi primera publicación médica en La Prensa Médica junto a mis colegas y amigos Enrique De Roni, Mauricio Montrul, Jacinto Invierno, Carlos Rossi, Felix Esandi, Hipólito Echeverria H. El titulo era Conceptos actuales en Fisiopatología y Tratamiento del Shock. Mis recuerdos son también para Carlos Bertolassi. Yo pasé por su servicio del Hospital Argerich en el momento del nacimiento de la primera unidad coronaria del país. Allí recibí sus enseñanzas en el diagnóstico y tratamiento de las arritmias cardíacas. Desde entonces mantuvimos una afectuosa amistad hasta su muerte. En 1970 gracias a René Favaloro llegué a la Cleveland Clinic Foundation en Estados Unidos para realizar mi residencia en cirugía cardiotorácica. Era ese el momento de mayor explosión y desarrollo de la cirugía de revascularización coronaria directa. Allí conocí y disfruté de otros maestros como Donald Effler, Mason Sones, Laurence Groves quienes me formaron. Fueron años de intenso trabajo y aprendizaje con amigos residentes de todas partes del mundo que llegaban a la meca de la cirugía cardíaca de ese momento: la cirugía coronaria directa. No puedo dejar de mostrar mi agradecimiento a René Favaloro, mi maestro de cirugía cardíaca, a él le debo mi formación como cirujano cardíaco. Este hombre dejó improntas imborrables en sus discípulos. Pasábamos largas horas, cabeza a cabeza bajo las lámparas del quirófano, viendo al cirujano preciso, delicado y elegante en el manejo del corazón y sus estructuras. Mi regreso al país y mi incor- 27 poración a su servicio del Sanatorio Güemes fueron años de lucha en la imposición de la cirugía coronaria. En 1974, junto a amigos y colegas formados en la Cleveland Clinic, dejamos el Sanatorio Güemes, y emprendimos la formación de otro centro de cirugía cardíaca en el Sanatorio Antártida. El recuerdo para mis amigos Armando Roncoroni, Kazumitzu Shinji, Liliana Grinfeld, Roberto Grinfeld, Fernando Guzzo y Félix Fabrikant. Estos dos últimos lamentablemente fallecidos. Todos ellos de elevada experiencia y trayectoria. En 1979 ingresé a trabajar en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Los 20 años pasados en la Subjefatura y Jefatura de ese Hospital fueron años de tremenda labor en una Institución pionera en la formación de brillantes personalidades médicas y Maestros de la Medicina y cirugía argentina. Allí aprecié la libertad intelectual para el desarrollo del servicio de cirugía cardiovascular, así como disfruté de la amistad de un numeroso grupo de colegas. Fue un balance de vida extremadamente positivo. Los recuerdos se agolpan en este período final de la vida médica. Viajé mucho, recorrí servicios, conocí Maestros, pioneros en nuestra especialidad tales como Albert Starr, Dwight Harken, Walton Lillehei, Adrian Kantrowitz, Denton Cooley, Willem Kolff, Norman Shumway, Magdi Yacoub, Christian Cabrol. De muchos recibí amistad, de todos recibí enseñanzas. Con suma bondad y generosidad de maestros, como Cesar Bergadá y Leonardo McLean, tuve la oportunidad, por su invitación, de incorporarme al, sueño de ambos hecho realidad, el Hospital Universitario de la Universidad Austral que ya se aproxima a sus 10 años de vida. En él pienso concluir mi pasaje por la cirugía cardíaca. Para finalizar quisiera transmitir a los jóvenes médicos algunas consideraciones o reflexiones de la vida médica y la especialidad cardiológica. La cirugía cardíaca está en constante evolución. Junto a la cardiología y a la hemodinamia se esta transformando la imagen de la cirugía cardíaca. En pocos años mas, no existirá ya el cirujano convencional actual, ya sea pediátrico o de pacientes adultos. La tendencia a la menor invasión del cuerpo del paciente nos está llevando a una práctica mínimamente invasiva. El cirujano, el hemodinamista y el cardiólogo confluirán en un equipo híbrido, con la necesidad de utilizar un mismo lenguaje. Cardiólogos, cirujanos y hemodinamistas ya no podrán mantener sus identidades separadas. El quirófano actual y la sala de procedimientos terapéuticos endovasculares, junto al desarrollo de la imagenología, nos llevan al nacimiento del quirófano híbrido, en el que confluyen equipos sofisticados de radiología, ecografía, viabilidad miocárdica, equipos de circulación extracorpórea, métodos de asistencia circulatoria mecánica, etc. La concepción de la especialidad cardiológica en sus diferentes facetas evoluciona a pasos agigantados. La cardiología molecular, las imágenes moleculares que se originan en el campo de la radiofarmacología con los biomarcadores, la liberación de drogas por medio de la nanotecnología, los procedimientos de técnicas percutáneas para la colocación de prótesis aórticas y válvulas cardíacas ya están entre nosotros. El arribo a la medicina del término “translational medicine”, es decir, la investigación 28 traslacional. Esto normalmente se refiere a la traducción de la investigación realizada en el laboratorio a terapias reales para los pacientes haciendo hincapié en la seguridad y eficacia de los mismos. El avance de las matemáticas en nuestras especialidades, sumado a los modelos computacionales para la comprobación de terapéuticas previas a la aplicación en los pacientes, ha llegado para quedarse. Me resta por último realizar mis agradecimientos. Mi agradecimiento a las Instituciones que me cobijaron y me permitieron los desarrollos personales y grupales. Mi agradecimiento a mis pacientes que se entregaron confiados a nuestros intentos de ayudarlos. Mi agradecimiento a todos aquellos médicos jóvenes y algunos hoy no tan jóvenes que parti- ciparon con su entrenamiento, obligándome a tratar de avanzar en mis conocimientos para poder brindárselos. Mi agradecimiento a las enfermeras, secretarias, técnicos, perfusionistas, y sufridas instrumentadoras que estuvieron a mi lado con gran tolerancia de su parte por años. Mi agradecimiento a mi familia que me apoyó y toleró el tiempo que les robé por el estudio. Recordando junto a Herbert Spencer que “El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a si mismos y no para ser gobernados por los demás” Finalizo con las palabras de Juan Francisco Jiménez Borreguero “No existen fronteras para el medico: su pasaporte es universal, carece de caducidad y tiene una sola nacionalidad: la Humanidad”. 29 Disertación de la Dra. Mercedes Weissembacher Señor Presidente de la Academia Nacional de Medicina; Señora Académica; Señores Académicos; Autoridades presentes; Señoras y Señores, Amigos: Agradezco las palabras del Presidente de esta Honorable Academia, Dr. Roberto Arana. Al Director de la Prensa Médica Argentina, Dr. Pablo López por mantener el prestigio y la vigencia del Premio Maestro de la Medicina Argentina durante más de 30 años Al Comité Asesor, por haber tenido la deferencia de seleccionarme para recibir esta distinción junto a tan destacados colegas, el Académico José Antonio Navía y el Profesor Félix Etchegoyen. Mi gratitud a la generosa presentación del Profesor Ricardo Esper. Siento que este no es un acto más en el que participamos, sino un día de verdadera celebración y un tributo que se brinda a todos los maestros de la medicina argentina, personalidades de la salud de antes y de ahora. La mayoría de ellos no están presentes aquí y por distintas circunstancias de la vida, yo diría que nos tocó representarlos al recibir hoy esta distinción que expresa la gratitud y el reconocimiento a todos los maestros. Es por ello que significa para mí un gran compromiso. Compromiso que se incrementó al reflexionar sobre los conceptos de valoración ética y académica sostenidos a lo largo de la vida, que fundamentan el otorgamiento de esta distinción. Dra. Weissembacher 30 Quiero rendir un homenaje especial a los 102 ilustres Maestros de la Medicina Argentina que nos precedieron en la recepción de este premio, desde O. Loudet, E.S. Mazzei y D.E. Zavaleta en 1977 hasta los queridos colegas, L. Mc Lean, G. Piantoni y H. López el año pasado. En este momento no puedo sustraerme a la necesidad de recordar y agradecer a las personas que han sido los pilares en mi formación. A mis padres, que me guiaron en el camino de la vida y que con el ejemplo de su conducta me infundieron entusiasmo y compromiso personal en el estudio y el trabajo. A mi familia y amigos que me brindaron su compañía y afecto. Exhibo con orgullo el privilegio de haber sido discípula de maestros que estimularon mi inquietud por saber y por comprender la importancia del esfuerzo y la creatividad en el trabajo, ya sea de investigación, asistencial o docente. Uno de ellos, también me enseñó que “todas las listas son necesariamente incompletas” por lo cual sólo mencionaré a maestros de la etapa inicial de mi formación profesional: el Académico Miguel Ángel Etcheverry, un estudioso de temperamento ecuánime y de hablar pausado, quien durante tres años en los que fui practicante en el Laboratorio del Hospital Rivadavia, me inculcó la importancia del diagnóstico microbiológico, la rigurosidad en el trabajo de laboratorio y la necesidad de una constante actualización científica. El Prof. Carlos Ángel Campos, talentoso clínico y docente por vocación, durante los si- El Dr. Lemus entrega el premio a la Dra. Weissembacher 31 guientes tres años y en el mismo hospital, me brindó su sabiduría y su pensamiento crítico en clínica médica. Paralelamente me desempeñé como practicante en la guardia del Hospital Rivadavia donde tuve el privilegio de aprender y trabajar con jefes y colegas extraordinarios. El contacto con la clínica y el laboratorio clínico tuvo un valor incalculable en mis actividades posteriores, ligadas siempre a la investigación y al diagnóstico de enfermedades virales humanas. El Profesor Armando Parodi, eximio científico, de trato cordial y generoso para brindar su saber como todo buen maestro, me inició en la investigación de las infecciones virales en la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UBA, camino en el que aún continúo. A lo largo de mis 47 años de médica, podría decir que en distintos tiempos, lugares y con distinta intensidad pude abarcar e imbricar actividades de asistencia, docencia e investigación, ya sea desde la Facultad de Medicina, el CONICET o la Organización Panamericana de la Salud. Creo que siempre traté de interpretar los aspectos básicos de la virología y conducirlos hacia un campo de aplicación en salud. En mi carrera profesional, el trabajo en investigación científica junto a la docencia ocuparon gran parte de mi dedicación. Sin embargo, los productos de la investigación parecen más visibles: publicaciones científicas de hallazgos interesantes, algunos de los cuales tuvieron aplicación inmediata en salud; premios y distinciones; discípulos que continuaron con éxito líneas de investigación iniciadas en mi grupo de trabajo, así como un cierto grado de reconocimiento internacional. Quiero enfatizar que la docencia formal de pregrado en la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Medicina concitó mi interés fundamental. Fueron para mí tres décadas de estudio y aprendizaje continuo para que la enseñanza pudiera ser eficaz a la vez que estimulante y enriquecedora. Cuanta sabiduría tenían las palabras del Maestro Houssay cuando decía que “la mejor forma de aprender es enseñar”. En aquel entonces, cada uno de los docentes enseñábamos todos los aspectos prácticos y teóricos de la materia: parasitología, bacteriología, inmunología, micología y virología, desde una perspectiva integradora del conocimiento. A pesar del número de alumnos, que siempre nos superaba con creces, tratábamos de entusiasmarlos y convencerlos de la real importancia que tiene el conocimiento de los agentes etiológicos de las enfermedades infecciosas en la práctica médica, cualquiera sea la especialidad que se elija en la profesión. Atraídos por la investigación en virología humana, algunos alumnos se acercaban solicitando integrarse a nuestro grupo, pero debido al riesgo biológico latente en los laboratorios que estaban restringidos a la investigación, no podíamos incorporarlos y los encaminábamos hacia la docencia. Algunos volvieron siendo ya profesionales y se convirtieron en nuestros becarios, tesistas y luego investigadores con los cuales la enseñanza no era formal ni estaba programada. Era continua, cotidiana y duradera. Con ellos compartí desde algunas expectativas no cumplidas hasta importantes avances en investigación. En nuestro mundo cambiante, las enfermedades infecciosas emergentes o reemergen- 32 tes están surgiendo a un ritmo sin precedente, de al menos una por año desde 1970. Por distintas causas, algunas emergieron en la Argentina y otras no. Así, en la Cátedra de Microbiología realizamos investigaciones sobre enfermedades virales, que en las últimas décadas fueron surgiendo en nuestro país: al comienzo fue la fiebre hemorrágica argentina, luego los hantavirus, y en los últimos 23 años el SIDA. En los años 1980 dedicamos también nuestra atención a un grupo de enfermedades agudas causadas por diversos agentes etiológicos: las infecciones respiratorias agudas, de las cuáles casi no había información en la Argentina. Como era de esperar, también dentro del grupo de las infecciones respiratorias, fueron apareciendo en el mundo nuevos virus emergentes. A mediados de 1990 el síndrome pulmonar por hantavirus, que aún persiste en nuestro país. En los 2000 el SARS y la influenza aviaria que emergieron en Oriente pero no llegaron a surgir en la Argentina. El último virus respiratorio en emerger, al cual todos conocemos como influenza porcina A (H1N1), estaría iniciando la etapa final de su epidemia en nuestro país, al menos por este año. En los inicios de la epidemia del SIDA con el apoyo del Ministerio de Salud y un pequeño grupo de colaboradores fundé el Centro Nacional de Referencia para el SIDA en la Facultad de Medicina del cual fui su primera Directora. A los pocos años fui designada Directora de Investigaciones sobre HIV/SIDA para América Latina en OPS/OMS Washington y en el año 2000 regresé a mi país para continuar investigaciones en el tema. Cualquiera sea el trabajo emprendido siempre tuve necesidad de un diálogo cotidia- no con colegas y discípulos y en el intercambio de ideas, si bien nos enriquecíamos mutuamente, estoy convencida que era yo la más beneficiada, por los estímulos, desafíos y enseñanzas que recibía de ellos. Por otra parte, no tengo dudas de que este enriquecimiento mutuo provocó que el producto final obtenido ya sea en investigación, docencia o asistencia fuera de mayor calidad y utilidad para aquellos a los cuales estaba dirigido: otros investigadores, docentes, alumnos o pacientes. Con el correr del tiempo, y compartiendo el trabajo, muchos discípulos se convirtieron en colegas y amigos, formaron con éxito su propio grupo de trabajo en las distintas orientaciones de su carrera profesional, casi siempre enhebradas de una u otra forma a infecciones y enfermedades virales. María Ávila, como investigadora del CONICET y Liliana Martínez Peralta, como profesora titular, siguieron trabajando exitosamente en HIV/SIDA y otras enfermedades emergentes en el Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UBA.. En honor al tiempo, permítanme sólo mencionar en una lista (que como decía, es necesariamente incompleta) a colegas de otras universidades, institutos, ONGs y organizaciones internacionales con los cuales tuve el privilegio de trabajar en estrecha colaboración: con algunos desde el inicio de mi actividad profesional y con otros hasta la actualidad: Gabriel Schmuñis, Celia Coto, Rubén Laguens, Marta Sabattini, Patricia Murtagh, Guadalupe Carballal, Jorge Benetucci, Osvaldo Libonatti, Estela Muzzio, Sergio Sosa Estani, Diana Rossi, José Oubiña,... y muchos más. Quiero finalizar mi lista de colegas y discípulos, recordando a Lucía Guerrero, Julio 33 Maiztegui, Fernando Kravetz y Martín Laguens, destacados docentes e investigadores que muy temprano en su vida dejaron de estar entre nosotros. Por último, deseo contarles que el primer premio que recibí en mi carrera científica, cuando apenas cumplía 30 años, me fue otorgado aquí en este magnífico recinto, por un trabajo que realizamos con el Maestro Parodi donde demostramos la acción terapéutica del plasma inmune en la fiebre hemorrágica argentina, hallazgo experimental que permitió disminuir la mortalidad de la enfermedad en la zona endémica. Fue el primer premio a mi labor profesional y para mí significó un gran honor y emoción recibirlo en esta Aula Magna. Luego siguieron décadas de trabajo en la Argentina y en el exterior y de recibir otros premios y distinciones. Recuerdo aquí las palabras del Académico Aquiles Roncoroni en ocasión de recibir el Premio Maestro de la Medicina Argentina en el año 2003: “Uno de los peligros si uno recibe demasiados premios es creerse que los merece”. Tenía razón, es un peligro; pero estoy dudando seriamente del merecimiento de algunos y este es uno de ellos. El mayor privilegio en mi carrera profesional fue haber sido incorporada a esta Honorable Academia Nacional de Medicina como Miembro Titular, también en el marco solemne de este tradicional recinto al que guardo un particular afecto. Hoy en esta misma aula tengo el honor de recibir el Premio Maestro de la Medicina Argentina y por respeto a la autoridad del jurado que me seleccionó no insistiré en mis dudas sobre merecerlo o no, pero sí quiero reiterar mi profundo agradecimiento y alegría pues es muy reconfortante en la vida ser reconocida por los pares, desde el respeto y el afecto. Quiero expresar mis felicitaciones a los distinguidos colegas que hoy recibieron esta distinción y brindar un afectuoso saludo a todos los que nos acompañaron en este acto. Muchas gracias. 34 Discurso del Decano de la Facultad de Medicina - UBA, Dr. Alfredo Buzzi Sr. Presidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto Arana Sres. Decanos, Sres. Académicos, Sres. Profesores, Sres. Colegas, Señoras y Señores: Vengo a rendir el homenaje, en representación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, a los tres Maestros de la Medicina Argentina, doctores Félix Etchegoyen, José Navia y Mercedes Weissembacher, cuyos valores personales, trayectorias docentes y logros científicos han sido hoy justamente destacados por el Dr. Ricardo Esper. Todos ellos han realizado, y continúan realizando importantes contribuciones a la Medicina y Cirugía Argentinas, que hacer honor y llenan de legítimo honor a la institución que tengo el privilegio de representar. Es por esto que, cuando el doctor Pablo López, Director de La Prensa Médica Argentina, me invitó a pronunciar algunas palabras al concluir la ceremonia, gesto que deseo agradecerle públicamente, acepté de inmediato, y me sentí muy honrado y comprometido a la vez por la oportunidad que. significa para mí compartir con todos ustedes unas breves reflexiones sobre la relevancia de este solemne y a la vez jubiloso evento. La Maestría está vinculada con la Medicina y con la Filosofía desde la más remota antigüedad. Pitágoras de Samos (580–500 a. C.), uno de los más célebres matemáticos y filósofos Dr. Alfredo Buzzi 35 griegos, es considerado por notables historiadores de la medicina como el inspirador de ese gran documento de moral médica que es el Juramento Hipocrático, Debió emigrar junto con sus discípulos a Crotona, en el sur de la península itálica, donde fundó una escuela religiosa basada en la transmigración de las almas. El filósofo ateniense Sócrates (469–399 a.C) fue inmortalizado en los Diálogos de su discípulo Platón (428–347 a. C.). afir mó que el verdadero conocimiento surge en la relación dialógica entre el maestro y su discípulo. Para nosotros los médicos, el arquetipo de Maestro fue Hipócrates de Cos, el Padre de nuestra profesión, quien nos instó a guardar a nuestros maestros igual estima y respeto que a nuestros padres. Esta antigua y honrosa tradición que data de 25 siglos sigue vigente en la medicina, haciendo de la relación entre maestro y discípulo un vínculo sólido, indisoluble y permanente. Para muchos de nosotros aquí presentes, "Uno solo es nuestro Maestro: el Cristo", según las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo; estas palabras tienen un significado religioso, espiritual y místico del que está investido Nuestro Salvador más que un sentido médico. Me voy a permitir señalar tres valiosas cualidades que los galardonados de hoy pueden exhibir con legítimo orgullo y que están implícitas en el título de Maestro: la vocación académica, el espíritu docente y la nobleza de Los premiados reciben el aplauso final de la concurrencia 36 propósito. Es así que en la Medicina, como profesión única, confluyen las nobilísimas tareas a las que puede acceder el hombre universitario: la de asistir y cuidar al enfermo que tiene a su cargo, y tener, al mismo tiempo, la capacidad y la vocación de transmitir las reglas de nuestro Arte a las generaciones más jóvenes, para que mantengan enhiesto el fuego sagrado que anima, y que animará siempre, a la más noble y humana de las profesiones. La medicina que ejercieron las generaciones que nos precedieron estuvo fuertemente influenciada por la Escuela Francesa, ya que la mayoría de los médicos argentinos buscaba entonces perfeccionarse con los grandes maestros que ejercían sus cátedras en los hospitales de la capital de Francia. Las institu- ciones como el Internado de nuestros hospitales y la Asistencia Pública fueron literalmente calcadas de sus similares francesas. También influyeron en Buenos Aires los programas de estudio, el nombre de las asignaturas y los libros de texto que utilizaban los alumnos de la Facultad de Medicina de París. Pero lo que es más importante todavía, los médicos argentinos adoptaron e implantaron aquí el espíritu de escuela y la relación de maestro–discípulo, que siempre existió. Esta concatenación humana entre quien enseña y quien aprende, con las implicancias emocionales e intelectuales que concurren e interactúan en toda relación diádica, aseguran el mantenimiento de una tradición científica y ética que perdura en el tiempo. 37 Recordando a Maestros anteriores Año 1977 a los Dres. O. Loudet, E. Mazzei y D. Zavaleta El Premio “Maestro de la Medicina Argentina” se entregó por primera vez el 8 de junio de 1977, a los doctores Osvaldo Loudet, Egidio Mazzei y Diego Zavaleta. Se encontraban presentes en el estrado el Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Luis Cabral, el Decano de la Facultad de Medicina Gral. Médico Alberto Donnes, el de Odontología Dr. Gabino García, el Secretario de Salud Pública de la Municipalidad Cap. de Navío Médico Enrique Ortega, el Vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina en ejercicio de la Presidencia Dr. José E. Rivarola; en representación del CONICET el doctor Virgilio Foglia, el Vicepresidente de la AMA Dr. L. González Montaner, el ex vicepresidente de la Nación Alte. Isaac Rojas, el Protonotario Apostólico Monseñor Juan Presas, entre otras personalidades. Presentó a los premiados el Dr. Emilio Bonnet. Extraemos de los discursos de los recipiendarios algunos conceptos: He de hablaros en un tono confidencial, el más sincero y el más íntimo, como si os leyera páginas arrancadas de las memorias de un médico que ha vivido mucho. No en vano he Dijo el Dr. Loudet: “El Premio Maestro de la Medicina Argentina”, creado por “La Prensa Médica Argentina”, tiene un gran valor moral pues ese periódico contiene en gran parte la historia de nuestra cultura médica. Este premio es una condecoración científica tan valiosa como un premio oficial. Dr. Loudet 38 recorrido un largo camino, con sus ansiedades y sus desvelos, sus alegrías y sus tristezas, sus éxitos y sus derrotas, sus luces y sus sombras. Próximos al final de la lucha debemos hacer un análisis y una síntesis, y formularnos esta tremenda pregunta que encierra muchas cosas: ¿hemos cumplido con nuestro deber? Esta pregunta obliga a una confesión: ¿he cumplido con el juramento hipocrático? Yo he tenido en suerte de escuchar grandes maestros y mi alegría más pura y mi gloria más lógica ha sido ser un fiel discípulo, discípulo modesto en la ciencia y discípulo orgulloso en la conducta. Es necesario unir la ciencia con la conciencia y el arte con la sensibilidad. Lo triste, lo doloroso, es ver transformada la más noble de las profesiones en el más innoble de los oficios. Hace un siglo los médicos eran menos sabios pero más humanos y conocían el valor de los remedios espirituales que no se venden en las farmacias. Seguidamente el Dr. Loudet detalló el “Testamento Moral de un Viejo Médico”. Finalizó: queridos colegas, amigos y discípulos, no me llaméis “Maestro”, soy un eterno estudiante, que cuanto más aprendo más ignoro. Soy un oyente de todos los que me enseñan. Me considero un simple compañero de ruta de este largo camino. Lo he recorrido para aliviar el dolor humano, para conocer las miserias, y para acercarme a Dios. El Dr. Loudet había nacido el 13 de abril de 1889. Demás está decir en qué forma nos honra todo esto, que ya ha ingresado en el terreno de lo inolvidable. Me mantendré si, en una inspiración humana que se relaciona íntimamente con la cirugía y con nosotros: “la vocación”. Sin conciencia de lo que estaba ocurriéndome, no sé por qué elucubraciones ni por la influencia de qué ejemplo o incentivos, cuando debí encaminarme a una facultad ya mi elección estaba hecha: estudiaría medicina. Con el doctor Finochietto supe y aprendí lo Dijo el dr. Zavaleta: Nos reúne una invitación de “La Prensa Médica Argentina”, la publicación que encarna una parte fundamental de la actuación del país en medicina. Dr. Zavaleta 39 que es trabajar ordenada y tesoneramente. Dije alguna vez que para ser un verdadero Maestro la entrega debe ser total y su trayectoria transparente. Finochietto fue uno de esos hombres: así la formación de una escuela quirúrgica fue la consecuencia de tanta avidez por saber y por enseñar. Pienso que la vocación con el sentido que se la invoca comúnmente es algo que germina y va desarrollándose segura e insensiblemente, conforme conocemos mejor el terreno que hemos elegido para actuar. Expone seguidamente Zavaleta su pensamiento sobre qué es la “vocación”. El Dr. Zavaleta había nacido en Salta el 8 de mayo de 1904. Su objetivo no es resolver problemas abstractos; trata sobre problemas humanos. El médico no tiene ante sí una máquina humana, sino un ser humano. La medicina sigue siendo una confianza que se enfrenta con una conciencia, una relación de hombre a hombre, un acto donde esa relación médico-enfermo es insustituible, y donde nada reemplaza a la observación y el examen del enfermo. Había nacido en Buenos Aires el 3 de marzo de 1907. Dijo el Dr. Mazzei: Día memorable es este en mi vida de médico. Por razones generacionales, de la enseñanza que impartí desde 1937 hasta 1973 como profesor, he hecho de puente entre aquella medicina y la actual, en la que comienza la orientación antropológica, con las humanidades, tratando de corregir. las deformaciones de la trajinada medicina en manos de la tecnocracia fría y superespecializada, de los montécnicos e instrumentistas, segregados de la medicina general. Deseo hacer público y decir en voz alta acerca de lo que pienso sobre qué es ser médico, qué es la medicina y qué es el acto médico. Efectúa seguidamente un vibrante alegato sobre la deshumanización de la medicina. Nuestros contemporáneos –dice–, asombrados ante los descubrimientos que se suceden sin interrupción en el campo de la investigación y del tratamiento de las enfermedades, cometen el error de considerar la medicina como una ciencia, sino que utiliza las ciencias. Dr. Mazzei 40 Fundación Alberto J. Roemmers Creada por Da. Candelaria Wolter de Roemmers y sus hijos en 1975. Presidente Dr. Rodolfo F. Hess Vicepresidente Dr. Manuel Luis Martí Secretario Dr. Julio A. Bellomo Vocales Sr. Eduardo Macchiavello Sr. Alberto Roemmers Sr. Alejandro Guillermo Roemmers Sr. Alfredo Pablo Roemmers Dr. Miguel de Tezanos Pinto Fiscalizador Dr. Eduardo L. Billinghurst Fiscalizador Suplente Dr. Carlos Montero 41 Actividades de la Fundación Alberto J. Roemmers durante el año 2008 La Fundación Alberto J. Roemmers continuó durante el año 2008 con la tarea iniciada hace más 30 años en el sentido de apoyar a las ciencias médicas argentinas a través de subsidios a la investigación en medicina, realización de reuniones científicas y publicación de libros. Subsidios para la Investigación en Medicina las conferencias con gran interés. Asistieron enfermeros desde las provincias de San Luis y de San Juan. El nivel de las exposiciones fue excelente. Se trataron en el desarrollo de la jornada los siguientes temas: Atención del paciente Oncológico. Cuidados de enfermería en la administración de quimioterapia. Manejo del dolor en oncología. Cuidados Paliativos. Control de Infecciones en Gérmenes Multirresistentes. Enfermería Comunitaria. Normatización del cuidado. Actualización en RCP básica y avanzada. • 30° Llamado a concurso para los períodos 2008-2009 y 2008-2010 Entre los 123 planes de trabajo recibidos, 34 fueron de Epidemiología y Salud Pública, 89 de Investigación Médica Aplicada, siendo beneficiados en este período 30 grupos de trabajo a lo largo de todo el país. Simposios y Jornadas • Simposio sobre Enfermedades Infecciosas • Jornadas de Actualización en Enfermería Se realizó el 11 de Septiembre en la Academia Nacional de Medicina. El temario y sus oradores fueron los siguientes: Neumonía adquirida en la comunidad: una enfermedad prevalente con demasiadas guías de tratamiento, Dr. Horacio López. Meningitis. Su manejo en la ur- Se realizó en la ciudad de Mendoza en el Centro de Congresos y Exposiciones Gobernador Civit, el 3 de Julio de 2008, se contó con la coordinación general de la Lic. Silvina Estrada de Ellis. Hubo 908 inscriptos que siguieron 42 gencia, Dra. Teresa Zitto. El paciente diabético. Otras infecciones, además del pie, Dr. Julio César Bragagnolo. Manejo de las infecciones en el paciente con cáncer, Dr. Javier Altclas. Las enfermedades de transmisión sexual, un problema sin resolver, Dr. Fabián Herrera. Criterios de alerta ante una infección severa de piel y partes blandas, Dr. Pablo Saúl. Fiebre en el pos–operatorio. ¿Cuando sospechar la infección? Dr. Abel Jasovich. Vacunas en el adulto: oportunidades perdidas, Dr. Pablo Bonvehí. Se contó con la presencia de 458 inscriptos, muy conformes con el alto nivel de los expositores invitados. de 2.000 profesionales y estudiantes de Enfermería, entre ellos numerosas personas del interior del país arribando contingentes desde Venado Tuerto, Azul, Mar del Plata, Concordia, Concepción del Uruguay y Rosario. • Curso de Enfermería Concepción del Uruguay – Entre Ríos: Atención de Enfermería al Paciente Oncológico. Se realizó el día 19 de Septiembre la 1º jornada del curso en la ciudad de Concepción del Uruguay, las siguientes se desarrollaron los días 17 de Octubre, 21 de Noviembre y 5 de Diciembre de 2008. Se contó con una inscripción total de 76 alumnos, entre otros temas se desarrollaron: Introducción a la problemática del cáncer. Paciente oncológico y oncohematológico. Modalidades del tratamiento del cáncer: quimioterapia, bioterapia, radioterapia, cirugía e inmunoterapia. Cuidados de enfermería en la preparación de quimioterapia: medidas de bioseguridad pre y post administración. Cuidados de enfermería en la administración de quimioterapia, manejo de la extravasación. Cuidados de enfermería pre y post radioterapia. Cuidados en la administración de la bioterapia. Análisis de casos clínicos. Perfil de la enfermera oncológica. Cuidados en la prevención de flebitis. Taller: Catéteres venosos centrales: características. Cuidados de enfermería en el manejo de catéteres venosos. Cuidados en la paciente neutropénico. Cuidados durante la plaquetopenia. Manejo de las náuseas y vómitos. Los disertantes del curso fueron: la Lic. Silvina Estrada de Ellis, Lic. Clara Cullen, Lic. Eduardo González y la Lic. Constanza Celano. • Jornada de Enfermería: Cuidados de Enfermería en el Paciente con Diabetes Se realizó el día 7 de Octubre en el Teatro Gran Rex de esta ciudad. Se contó con la Coordinación General de la Lic. Silvina Estrada de Ellis. Se desarrollaron los siguientes temas: Como dar continuidad al cuidado de los pacientes crónicos. Mesa Redonda: Cuidados en la complicación aguda: Clasificación de la Diabetes. Insulina, Tipos y manejo. Cetoacidosis. Hipoglucemia. Seguridad en la administración de medicamentos. Hiperglucemia en pacientes críticos ¿Qué hacemos? Cuidado del pie diabético. Mesa Redonda: Educación al paciente. Realidades y controversias en el plan alimentario. Educación a paciente y familia con estándar de calidad. Los disertantes fueron: Lic. Sandra Hernández Araneda, Chile; Lic. Miriam De Bernardo, Lic. Constanza Celano, Lic. Mariana Torre, Lic. Fabiana Ciccioli, Lic. Ariel Palacios, Lic. Silvia llari, Lic. Juan Carlos Pérez, Lic. Soledad Zanoni, Lic. María Inés Landó. Asistieron más 43 PUBLICACIONES • Simposio sobre enfermedades infecciosas • Maestros de la Medicina 2007 Actas del Simposio realizada el 11 de Septiembre de 2008 en el Aula Magna de la Academia Nacional de Medicina. Ed. Fundación Alberto J. Roemmers, 2008. Coeditado con “La Prensa Médica Argentina”, Buenos Aires, 2008. • Jornada de Enfermería: Enfermería y Diabetes Actas de la Jornada de Enfermería realizada en el Teatro Gran Rex el 7 de Octubre de 2008. Ed. Fundación Alberto J. Roemmers, 2008. 44