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Maestros
de la medicina
argentina
Coedición de
La Prensa Médica Argentina
Fundación Alberto J. Roemmers
Galardonados
en los años anteriores
1977: O. Loudet, E.S. Mazzei, D.E. Zavaleta
1978: I. Maldonado-Allende, E.F. Bonnet, O. Vacarezza
1979: O. Fustinoni, J.M. Mainetti, J.E. Rivarola
1980: A. Lanari, L. Arrighi, M. Quiroga
1981: J.E. Burucúa, P. Negroni, A.A. Santas
1982: H. Marino, J.R. Michans, L.V. Sanguinetti
1983: C. Ottolenghi, C. Reussi, L. de Soldati
1984: L.F. Leloir, H. Rodríguez Castells, J. Uriburu
1985: F. de Elizalde, V. Foglia, R. Garriz
1986: E. Etala, R. Favaloro, P. Magnin
1987: E. de Robertis, E.S. Malbrán, R. Votta
1988: P. Maissa, H.H. Rubio, J.M. del Sel
1989: A. Bracco, J. Reforzo Membrives, A.O.M. Stoppani
1990: A. Canonico, A. Taquini, E. Zancolli
1991: A. Cordero, A. Maccagno, E. Viacava
1992: A. Binia, A. Laurence, L.N. Ferreira
1993: J.C. Arauz, L. González Montaner, V. Gutiérrez
1994: J. Insua, J. Manrique, H. Pavlovsky
1995: C. Bergadá, G. Jauregui, M. Tezanos Pinto
1996: F. Benaim, O. Martino, O. Morelli
1997: R. Arana, R. Cabrini, G. di Paola
1998: A. Agrest, C. Dosne Pasqualini, S. Schächter
1999: R. Fahrer, J.M. Ghirlanda, E. Hurtado Hoyo
2000: A. Larguia, A. Lizárraga y E. Saad
2001: C. Bertolasi, E. Beveraggi, G. Jaim Etcheverry
2002: C. Cerini, A. Sonis, E. Gadow
2003: S. Muchnik, V. Pérez, A. Roncoroni
2004: A. Buzzi, R. Leiguarda, R. Pradier
2005: J. García Badaracco, M. L. Martí, R. Rostagno
2006: E. Charreau, P. Ferraina, A. Kaminsky.
2007: A. M. Larguía, M. Podestá, R. de los Santos
2008: L. Mc Lean, H. López, G. Piantoni
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El Premio Maestro de la Medicina Argentina®
auspiciado por La Prensa Médica Argentina
fue instituido en el año 1977.
A partir de entonces se entrega
anualmente a 3 personalidades de la medicina
que se hayan destacado por sus méritos éticos y científicos.
Este premio es la consagración de una trayectoria
con su reconocimiento público, porque ser “Maestro de la Medicina”
no es un premio que se otorga por un trabajo o un descubrimiento,
sino que se obtiene por la labor meritoria de toda una vida.
® Marca Registrada. Queda expresamente prohibida su utilización
por terceros no autori­zados, quienes se harén pasibles de las sanciones contenidas en las disposiciones vigentes, que brindan protección legal a las marcas re­gistradas.
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La Prensa Médica Argentina
Fueron sus primeros Directores en 1914:
Luis Güemes, Gregorio Aráoz Alfaro y Daniel J. Cranwell
Desde 1919 hasta 1926:
Daniel J. Cranwell, Mariano R. Castex y Carlos Bonorino Udaondo
Desde 1927 hasta 1934:
Mariano R. Castex, Carlos Bonorino Udaondo y Pedro Chutro
Desde 1935 hasta 1947:
Mariano R. Castex, Carlos Bonorino Udaondo, Enrique Finochietto
y Alberto Peralta Ramos
Desde 1948 hasta 1951:
Mariano R. Castex, Carlos Bonorino Udaondo, Ricardo Finochietto
y Alberto Peralta Ramos
Desde 1952 hasta 1954:
Mariano R. Castex, Ricardo Finochietto, Alberto Peralta Ramos
y Egidio S. Mazzei
Desde 1955 hasta 1957:
Mariano R. Castex, Ricardo Finochietto y Egidio S. Mazzei
Desde 1958 hasta 1968:
Mariano R. Castex y Egidio S. Mazzei
Desde 1969 hasta 1984:
Egidio S. Mazzei
Desde 1984 hasta la fecha:
Pablo A. López
Maestros de la
Medicina Argentina 2009
En los momentos críticos es cuando es necesario contar mentes claras que indiquen el
mejor camino a seguir, que puedan ser tenidos
como ejemplo moral para elegir el derrotero correcto y que sean al mismo tiempo modelos para la acción.
Estas cualidades son las que corresponden
a un Maestro.
El mundo y, por ende, la Medicina están
atravesando aguas turbulentas en donde los
valores pierden su significado, los objetivos no
son claros y las prescripciones de la Ética se
pierden en la confusión general.
La Prensa Médica Argentina, al continuar
una tarea iniciada hace más de treinta años,
desea poner a la consideración general a tres
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Maestros de la Medicina que son ejemplo de
tarea fecunda, poseen mentes claras y que han
cumplido uno de los preceptos más trascendentes de la medicina cual es el de transmitir sus
conocimientos para beneficio de sus discípulos
y de la sociedad toda.
Este año han sido seleccionados la Dra.
Mercedes Weissenbacher, notable investigadora en Microbiología, el Dr. José A. Navia, brillante cirujano cardiovascular y el Dr. Félix P. Etchegoyen, maestro de la Clínica Médica de numerosas generaciones de médicos.
Ellos han realizado y realizan una labor
fructífera y continuada y han marcado hitos
significativos en el desarrollo de la Medicina
Argentina como lo subrayó el Dr. Ricardo Esper al efectuar la presentación de los premiados.
La Fundación Alberto J. Roemmers acompaña a la Prensa Médica Argentina en esta tarea de señalar sus nombres y, adjunta al mismo
tiempo la actividad desarrollada durante el año
2008.
Dr. Manuel Luis Martí
Vicepresidente
Fundación A. J. Roemmers
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Premio “Maestro de la
Medicina Argentina”
Año 2009 a los Dres. Félix Etchegoyen, Juan Navia
y Mercedes Weissembacher
El 8 de octubre de 2009 en el Aula Magna de la Academia Nacional de Medicina, se
entregaron los Premios "Maestro de la Medicina Argentina" correspondientes al año
2009.
Recibieron esa distinción que anualmente otorga desde el año 1977 "La Prensa Mé-
dica Argentina", los Dres. Félix Etchegoyen,
José A. Navia y Mercedes Weissembacher.
Destacó los méritos de los tres premiados el Dr. Ricardo Esper.
Los Premios fueron entregados por el
Dr. Tezanos Pinto al Dr. Etchegoyen, por el
Dr. Manuel Martí al Dr. Navia, y por el Dr.
Panorámica del estrado al inicio del acto
9
Jorge Lemus a la Dra. Mercedes Weissembacher. Además de los nombrados se encontraban en el estrado el Presidente de la
Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto
Arana, el Vicepresidente Dr. Juan M. Ghirlanda, el Decano de la Facultad de Medicina
de la UBA Dr. Alfredo Buzzi, los Decanos de
las Universidades privadas Dr. Ferreira, Dr.
Sonis, Dr. Mac Lean (de la UCES, Maimónides y Austral respectivamente), el Presidente del Laboratorio Gador Lic. Alberto Álvarez
Saavedra, el Secretario General de la Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto
Pradier. y el Director de "La Prensa Médica
Argentina Dr. Pablo A. López.
El Programa que se desarrolló fue el siguiente:
• Apertura del Acto por el Presidente de la
Academia Nacional de Medicina Dr. Roberto Arana.
• Presentación de los Premiados por el Dr..
Ricardo Esper.
• Entrega de los premios según se detalló
más arriba. Palabras de los premiados
Dres. Etchegoyen. Navia y Weissembacher. Cierre del Acto por el Decano de la
Facultad de Medicina de la UBA Dr. Alfredo
Buzzi.
Seguidamente publicamos los respectivos
discursos.
Vista del estrado
10
Apertura del Acto por el Presidente de la
Academia Nacional de Medicina
Dr. Roberto Arana
Como todos los años, la Academia Nacional de Medicina recibe hoy en su Aula
Magna a La Prensa Médica Argentina, en el
acto de entrega de sus premios Maestro de
la Medicina. Desde 1977, se otorga este premio para distinguir a personalidades que se
hayan destacado por el deseo de adquirir y
transmitir conocimientos, y por un sentimiento profundo por los valores de la profesión.
Como todos los años. también, el Dr. Pablo
López, invita al Presidente de la Academia
Nacional de Medicina abrir esta ceremonia,
y es en este título que me honro en hacerlo y
lo agradezco.
Ignacio Chavez definió de la siguiente forma qué es ser un Maestro: "Ser maestro significa, no solo poseer un tesoro de saber, sino
estar dispuesto a compartirlo. Tener la altura
intelectual propia del que enseña, y a la vez,
el pulimiento moral que se requiere para enseñar con el ejemplo. Hacer que quepan juntas en el alma, la ambición de subir mas y la
generosidad de guiar e impulsar a sus discípulos, y de gozar un día con su triunfo"
Hoy, los recipiendarios, son tres brillantes personalidades, que han consagrado a la
medicina lo mejor de sus esfuerzos: los Drs.
Félix Etchegoyen, Jose Navia y Mercedes
Weissenbacher. De sus historias y méritos
se ocupará el Dr. Ricardo Esper.
Dr. Roberto Arana
11
Esta ocasión representa para mí una doble satisfacción.
mento fueron de mi interés científico. Conozco también al Dr. Navia, con quien en los últimos años hemos compartido actividades en
esta casa, y por quien siento una profunda estima y un profundo respeto.
Conozco al Dr. Etchegoyen desde hace
50 años, cuando comencé mi residencia; fue
un Maestro no solo en la medicina si no también en las cosas de la vida. Conozco a la
Dra. Weissenbacher también desde hace muchos años, no voy a decir cuantos, pero fue y
es una referente en temas que en algún mo-
Drs. Etchegoyen, Navia y Weissenbacher, en nombre de la Academia y en el mío
propio, reciban las más cálidas felicitaciones.
12
Presentación de los premiados
“Maestros de la Medicina”
por el Dr. Ricardo Esper
Señor Presidente de la Academia de Medicina, Autoridades académicas, Autoridades
Universitarias, Señor Doctor Pablo López, Señoras y Señores, colegas, amigos. He sido
privilegiado con el honor de presentar a quie-
nes en el día de hoy serán investidos como
"Maestros de la Medicina Argentina"
Presentación Dr. Félix P. Etchegoyen
En primer lugar, al Dr. Poli Etchegoyen,
porque es así como lo conocemos y apreciamos todos nosotros. Si llegara a decir Félix P.
Etchegoyen, más de uno preguntaría si tiene
algo que ver con Poli.
Se graduó de médico en la UBA en 1950,
pero su vocación docente comienza desde estudiante, y así se desempeñó como Ayudante
de Histología y Embriología, y luego de Fisiología con el Dr. Bernardo Houssay.
En Noviembre del 58, fundó CEMIC junto
con Norberto QUIRNO y 4 médicos amigos.
En 1959 fue becado en el Departamento
de Fisiología de la señera Universidad Cornell,
en New York, USA, y al poco tiempo fue nominado instructor de alumnos de esta universidad, cargo que ejerció durante dos años.
Retorna a nuestro país y es nombrado Jefe
de Trabajos Prácticos en la Cátedra de Clínica
Médica del Prof. Norberto Quirno, Unidad docente Hospitalaria Rivadavia. En 1963 la UBA
lo eleva al cargo de Docente Autorizado.
Dr. Ricardo Esper
13
En 1970 es nombrado Coordinador Docente de la Unidad Docente Hospitalaria CEMIC,
y un año después, con el Dr. Quirno, presenta
un plan educacional que se aprueba llamándose Unidad Hospitalaria CEMIC, Experiencia
Pedagógica.
Desde 1979 es el Encargado Docente de
Enseñanza de Medicina en la Unidad CEMIC, y
desde 1985 hasta 1990, Director de la misma.
En ese mismo año se lo nomina Director Responsable del Proyecto Curricular del CEMIC,
ante la UBA, el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación y la CONEAU. En 1994 asciende
a Rector del Instituto Universitario CEMIC.
En el ínterin, en 1988 gana por concurso el
Profesorado Adjunto de la UBA
Su vocación docente lo lleva a fundar el
Consejo de Certificación de Profesionales Médicos de la Academia Nacional de Medicina,
junto con el Dr. Carlos Gianantonio y luego lo
sucede en la Presidencia del Consejo.
•
•
•
P. López, Alberto Álvarez Saavedra, L. Mc Lean
14
Miembro Fundador de la Asociación Civil
de Evaluación y Acreditación de Programas de Educación Médica (ACAP) en la
Argentina en el año 1997.
Evaluador en el tema: Residencias en Clínica Médica en nombre de la ACAP, y del
Comité de Residencias Médicas de la Academia Nacional de Medicina, en los años
2007 y 2008.
Actualmente preside la Comisión de Clíni-
•
ca médica y Nefrología del Consejo de
Certificación, Academia Nacional de Medicina.
Miembro del Comité Asesor del Consejo
de Acreditación y Evaluación de las Escuelas Médicas (CONEAU).
médica hasta la actualidad ha dictado conferencias, e integrado mesas redondas, simposios, congresos, seminarios y en todos los foros donde se respirara educación y formación
médica en temas como:
– Residencias Médicas,
– Pedagogía de la Enseñanza en la Medicina,
– Educación Continua,
– Hospitales de Enseñanza,
– Tendencias en la Medicina,
– Atención Médica y la Educación Médica,
– Currícula de Médicos,
– Educación del Docente,
– Investigación Pedagógica,
Cuando deja el Rectorado del Instituto Universitario CEMIC es nominado Decano de la
Facultad de Medicina, Instituto Universitario de
Ciencias de la Salud, Fundación H. A. Barceló,
en 2005 hasta la fecha.
• Es Diplomado en Educación Médica y
Magister en Educación Médica, Universidad
de Tucumán, y desde sus inicios en docencia
Dres. M. L. Martí, R. Pradier, A. Sonis, L. N. Ferreira
15
– Enseñanza de la Cirugía,
– Formulación de Objetivos Educacionales,
– Integración de la Educación en Medicina,
Fue Fundador y Representante de la
Asociación Argentina de Educación Médica
en reuniones internacionales de la Federación Panamericana de Escuelas de Medicina. Además, docente visitante de las Escuelas de Medicina de Latinoamérica, Francia,
España, Canadá, Pamplona, Aberdeen,
Edimburgo y Londres, becado por la OMS,
Ginebra.
Como se puede apreciar, el Dr. Etchegoyen no es solo un docente, ni tampoco un
"maestro de la medicina", título con que se lo
galardona en el día de hoy, sino a mi modesto entender, maestro de maestros de la medicina.
Y representó a la Facultad de Medicina de
la UBA ante las Universidades de Londres,
Edimburgo y Aberdeen, Inglaterra.
Defensor de la Residencia, integró Jurados para Concursos de Residentes, el Comité
de Evaluación de Residencias, la Asociación
de Facultades de Medicina de la República Argentina, es miembro titular del Consejo Nacional de Residencias Hospitalarias, y asesor del
Departamento de Graduados de la Facultad
de Medicina, UBA.
Dres. J. Lemus, R. Arana, A. Buzzi
16
Su extraordinaria carrera docente no le impidió continuar con investigación médica y de
ello, resulta la publicación de medio centenar de
trabajos científicos, es miembro de innumerables sociedades científicas y como corolario de
su espíritu médico, creó y dirigió la Unidad Renal y Transplante de Riñón en CEMIC, lugar
donde dedicó sus mayores esfuerzos y sus mejores ideas, y al cual dirigió por tantos años.
Vasco de origen, de la prosapia de los
D'Goyen, que tantos nombres prestigiosos dejó en nuestra patria, como los Irigoyen, los Blegoyen, los Goyeneche y los Goyena. Seguramente, como buen vasco, ha de ser del grupo
sanguíneo A, Rh negativo.
Recibamos a Poli Etchegoyen con el respeto del maestro y la calidez del amigo.
Presentación Dr. Jose Antonio Navia
En segundo término, me honra la prerrogativa de presentar al Dr. "Cacho" Navia, porque
todo el mundillo de la cardiología y la cirugía
cardiovascular lo conoce de esa manera y, al
igual que el Dr. Etchegoyen, si llegara a mencionar a José Antonio Navia quizás más de uno
pregunte si se trata de otro sobrino de "Cacho".
Presentarlo es para mi tarea grata y dificil.
Grata porque nos conocemos desde los co-
Dres. M. Tezanos Pinto, J, M, Ghirlanda, R. Esper
17
mienzos de nuestra vida médica, nuestras hijas fueron compañeras en el mismo colegio,
hecho que obligó a nuestras familias a compartir más de un viaje de vacaciones, oportunidades en que conocí en profundidad sus
maravillosas y múltiples virtudes. Dificil, porque es poco probable que pueda llegar a mencionar parte de todos sus logros en tan poco
tiempo.
Natural de la Provincia de Buenos Aires, el
menor de tres hermanos, se educó en Mar del
Plata y se graduó de médico en la Universidad
Nacional de La Plata, donde a pesar de su bohemia de estudiante con escasos recursos y
soportar la soledad familiar, supo concitar la
amistad de sus compañeros por su capacidad
y calidad humana.
Sus primeros pasos como médico los hizo
en Mar del Plata, en Terapia Intensiva y Cirugía
Cardiovascular, y desde un comienzo trabajó
con muy buenos resultados hasta que conoció
al Dr. Favaloro, y gracias a sus consejos y al
deseo de superación, decide especializarse
en la Cleveland Clinic de los Estados Unidos.
Y allí partió, con poco tiempo de casado y dos
niñas pequeñas, y sus maletas llenas de vocación y esperanzas.
A pesar de las oportunidades que se le
ofrecieron en el extranjero, su amor por el país
y por su gente lo impulsó a volver a su patria
para dedicar su ciencia a sus connacionales.
De espíritu inquieto y con voluntad de perfeccionista no vaciló en aceptar desafíos y superar escaños, y así se desempeñó sucesivamente en el Sanatorio Güemes, el Sanatorio
Antártida, el Hospital Italiano, donde siempre
fue líder, pero con la humildad de los grandes.
En los últimos años, aceptó el reto de un nuevo
sueño e integró el selecto listado de los fundadores de la Universidad Austral, donde está
volcando toda su experiencia no solo para la
asistencia y la investigación sino para la formación de los jóvenes en tan dificil disciplina.
Dicen que un médico tiene 4 áreas en donde puede destacarse: asistencial, docente, investigación y sociedades científicas. Y en todas ellas el Dr. Navia se ha destacado por su
calidad científica, su capacidad de trabajo y su
exquisita bonhomía personal.
En la esfera asistencial ha operado miles
de pacientes en todos los lugares donde actuó,
siempre con el mismo empeño de excelencia,
dedicación constante y el aporte humanitario
que brindó sin retaceos a cada uno sin importar la proveniencia y condición de los mismos.
Como científico, publicó una enorme cantidad de trabajos originales que significaron
aportes invalorables al conocimiento médico.
Es un gran creador, y ha inventado innumerables instrumentos para la cirugía cardiovascular, entre los que caben destacar válvulas protésicas cardíacas, un sistema de retroperfusión, un estabilizador miocárdico, a más de
otros progresos aceptados hoy en centros de
todo el mundo. Vale a pena destacar la bioprótesis de porcino stentless, con patente en los
Estados Unidos y aplicación clínica en varios
millares de pacientes. Algunos cuestionan a
un invento como producto de la casualidad,
pero todos sabemos que el azar solo favorece
a la mente alerta. Y no cesa de crear, actualmente dedica la mitad del año en viajes a Estados Unidos, como Profesor Invitado de la
Universidad de Indiana–Purdue, Dpto. de Biomedical Engineering, donde con ingenieros y
otros especializados crean nuevo instrumental
y nuevas técnicas para aplicar en cirugía.
Como docente, además de docenas de capítulos de libros para la instrucción de los ini-
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ciados, ha formado generaciones de cirujanos
cardiovasculares y educado a residentes con
el trabajo silencioso, cotidiano, quasi paternal,
que dedicó y dedica siempre a la gente joven.
Por sus condiciones científicas, sus características de líder nato, su bonhomía personal
y su trascendental formación humanística, fue
elegido por su pares para Presidir las principales sociedades de nuestro medio, la Sociedad
Argentina de Cardiología y el Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares, y es miembro de múltiples sociedades científicas cardiológicas y quiriirgicas de todo el mundo, entre
las que caben destacar Fellow del ACC y, por
último, Académico de Medicina, el mayor reconocimiento de sus pares.
Ha sido premiado en varias oportunidades
por sus logros científicos, asistenciales y docentes, y vale la pena destacar el Premio Congreso Mundial de Cardiología en 1974 y el Premio Konex 2003, en Ciencia y Tecnología.
Hoy será nominado Maestro de la Medicina, y debo agregar que es un maestro clásico
y moderno. Clásico por el rigor y la disciplina
que se autoimpone para transmitir su conocimiento, y por utilizar el único método que trascendió el tiempo, educar con el ejemplo. Moderno, porque siempre dijo que se aprende
enseñando, y lo hace con la sencillez del que
sabe y la humildad del que ignora. Se le ha
escuchado repetir hasta el cansancio de cuanto aprende de sus alumnos.
Pero todo maestro lo demuestra en cada
una de sus acciones y en todos los ámbitos. En
muchos casos un galardonado suele ser el último de una progenie de profesionales. En esta oportunidad, Cacho es la cabeza de una
progenie de exitosos. Sus sobrinos, ambos cirujanos cardiovasculares. Daniel se desempeña en una señera Institución Médica Cardioló-
gica de nuestro medio, y José Luis en la Cleveland Clinic de los Estados Unidos. Su mejor
producción ha sido en conjunto con su abnegada esposa, se trata de tres hijos, todos profesionales, y nueve nietos, que seguramente lo
llegaran a ser. Nunca impuso la disciplina del
estudio y el trabajo, simplemente la ejerció y
los que lo rodeaban no podían dejar de imitarlo. Una de sus camadas de residentes, al recibirse, le regaló un palo de amasar por su enérgica disciplina.
Es un raro cirujano que no le gusta el fútbol. Si la natación y el golf, probablemente por
su niñez y adolescencia en Mar del Plata. Sin
embargo, cuando recibió la nominación de Fellow del American College of Cardiology, frente
a él estaban sentados otros nominados, uno
de Harvard, con la bandera de su Universidad
con los clásicos colores rojo y blanco, el otro
de Columbia, con los colores azul y oro, y fue
él quien primero los reconoció y dijo miren, River y Boca.
Es famoso, además, por no utilizar lapiceras propias, porque dice que siempre las pierde, pero también perdió el anillo de casamiento, y dos veces, pero aunque no dudamos de
su palabra aun no estamos seguros que fuera
por distracción.
Doctor Navia, usted es realmente un Maestro de la Medicina y se lo demostramos con un
afectuoso aplauso que le expresa nuestro respeto y estima.
Presentación Dra. Mercedes Weissenbacher
También fui honrado con la presentación
de la Dra. Mercedes Weissenbacher, la tercera
galardonada como "Maestro de la Medicina
Argentina". En el momento actual es Investiga-
19
dora Superior del CONICET y se desempeña
en el Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología, Centro Nacional de Referencia para el SIDA, de la Facultad de Medicina, UBA. Tiene un Doctorado en Medicina,
también en la UBA.
La Dra. Weissenbacher es natural de Santa
Fe, y desde practicante mostró su vocación por
la microbiología trabajando en el Laboratorio
Central del Hospital Rivadavia. Una vez graduada, y bajo la guía constante de su mentor, el Dr.
Armando Parodi, se involucro en las investigaciones virológicas, iniciándose con el virus
Junín, de la fiebre hemorrágica argentina.
A principios de los años 70 fue nominada
Assistant Professor en el New York Medical
College, en New York, USA, donde estudió la
terapia con inductores del interferon en virosis
oculares experimentales. Su experiencia en el
tema le permite desarrollar su tesis de Doctorado sobre "Efecto de los inductores de interferon en infecciones oculares," calificada sobresaliente.
Retorna a la Argentina, ingresa como investigadora del CONICET y continúa trabajando en la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Medicina, UBA. Poco después retorna
a USA para completar su ciclo de perfeccionamiento y publica una serie de producciones
científicas que fueron consideradas de avanzada para la época.
Docente de alma, se inició como ayudante
de segunda y escaló posiciones hasta llegar a
Profesor Titular tempranamente, en 1980 en la
Cátedra de Microbiología de la Universidad
Nacional de la Plata, y luego, en 1986, Profesora Titular de la Universidad de Buenos Aires.
En ese año, 1986, funda el Centro de Investigación y Diagnóstico de la Inmunodeficiencia
Humana (HIV) que llegara a ser considerado
centro de referencia para este tipo de dolencias, y lo lidera hasta 1990, cuando fue nominada Directora de Investigación en HIV/SIDA
en la OPS, Washington DC. Luego de una década de trabajar en la investigación y planificación estratégica de esta enfermedad en toda
América Latina regresa a su Buenos Aires,
donde se la distingue como Profesora Titular
Honoraria y como Directora Científica del Centro que había creado 15 años antes.
Pero hay mucho más en la trayectoria de
la Dra, Weissenbacher. Ha publicado casi dos
centenas de trabajos científicos, un par de decenas de capítulos de libros, fue investigadora
principal de casi un centenar de subsidios para
la investigación, directora de mas de una docena de tesis doctorales y guía no solo científica, sino espiritual de innumerables becarios
e investigadores de nuestro país y de toda Latinoamérica.
Organizó y dirigió un sinnúmero de congresos, simposios y jornadas científicas nacionales e internacionales, y es constantemente invitada a reuniones científicas.
En todas las áreas de investigación en las
que trabajó dejó su huella como investigadora
y docente, pero mucho más profunda por su
capacidad intelectual unida a características
personales que le han hecho ganar admiración
y respeto en todos los círculos científicos.
Algunas anécdotas describen su dedicación. Mientras investigaba la fiebre hemorrágica argentina contrajo la afección, y en ese momento la mortalidad de esta enfermedad rondaba el 20%, pero supera la enfermedad y
genera tal cantidad de anticuerpos que era frecuente que donara sangre para transfundir
plasma inmune a personas infectadas con el
virus Junín. Además, demostró la prevención
generada por este virus atenuado, y esas fue-
20
ron las bases que permitieron, mucho después, obtener la vacuna atenuada que se utiliza actualmente en las zonas endémicas de
nuestro país.
Desarrolló modelos experimentales de infección con virus Junín en diversos animales
de laboratorio y demostró que la encefalitis y
muerte de algunos se debía a la respuesta celular inmune, y no a la acción directa del virus.
Otro aporte de singular importancia fue demostrar que existen infecciones subclínicas
con este virus en áreas no endémicas, y notificó de nuevas áreas no conocidas de existencia del virus, hallazgos de elevada importancia
para la salud pública.
También incursionó con el Hanta virus, y
demostró la existencia de formas subclínicas
en población general y en los empleados sanitarios en los laboratorios y, por otra parte, en
roedores experimentales y silvestres. Comprobó nuevas formas de transmisión del Hantavirus que provoca el síndrome pulmonar por
Hantavirus, como la transmisión persona a
persona.
Permanentemente luchó por la salud de
sus connacionales y es otro ejemplo de profesional de nuestro país, destacado mundialmente y con oportunidades en todo el universo, que elije quedarse y ser útil a sus pares
nacionales.
Dres. F. Etchegoyen, J. Navia, M. Weissembacher
21
Sus éxitos científicos y su constante labor
han sido ampliamente reconocidos y distinguidos. Fue elegida por sus pares Académica
de Medicina, no solo de Buenos Aires sino de
Córdoba, premiada por el CONICET, por la
Academia de Medicina de Buenos Aires, por
la Sociedad Argentina de Pediatría, la Asociación de Microbiología, por el Ministerio de Salud con el Premio Nacional de Mujeres destacadas de la Salud y por muchas más Instituciones.
Conducta disciplinada, principios morales,
laboriosidad inagotable, juicio crítico, espíritu
comprometido, siempre presente para el apoyo científico, y siempre complaciente con el
alumno o investigador que requiere información, permanentemente fue y es respetable y
respetada.
Señoras y señores, premiemos a la Dra.
Weissenbacher con el reconocimiento a su tarea y con el cariño del agradecimiento con un
sentido aplauso.
22
Discurso del Dr. Félix P. Etchegoyen
Gracias Señores Académicos
Gracias Ricardo Esper
Gracias Pablo López
Queridos amigos
tes
Hay cuatro tipos de Maestro: la mayoría de
los Maestros son conocedores, sabios
los buenos Maestros son inteligentes
los grandes Maestros son pacientes
los excepcionales Maestros son estudian-
Estas cuatro categorías a mi entender
practican el “vampirismo”. El vampiro se alimenta de sus víctimas, mientras el docente se
alimenta del joven alumno y residente, de su
juventud, de sus inquietudes, de su fuerza por
saber, de sus aspiraciones, sin el alumno de
grado y sin el residente, el Maestro Docente,
no tendría razón de ser. Por eso la distinción
que hoy recibo a ellos pertenece, a los que
fueron y son mis alumnos. Yo solo soy un custodio de esa distinción.
Rápidamente enunciaré las personas que
han forjado mi actitud docente:
Mi madre, mi padre, ambos vascos, a ellos
debo todas las características vascuences de
mi personalidad.
Como médico fui formado por Norberto
Quirno., quien me enseñó a escuchar los pensamientos y las palabras, sintiendo más allá de
las ideas y a buscar siempre el entendimiento
entre el corazón y la cabeza. De Norberto y
cuatro de nosotros nació CEMIC
De Alfredo Lanari, aprendí el ser fuerte en
la honestidad y hombría de bien.
Parker Vanemee, quien fuera mi Jefe en la
Dr. Etchegoyen
23
Universidad de Cornell me enseñó que podía
realizarse experimentación en Medicina con el
estetoscopio en el bolsillo. Al dejar USA le pregunté qué puedo hacer por Uds. que tanto hicieron por mí y su contestación fué hacer lo
mismo en tu país de lo que hemos hecho aquí
por tu persona. Creo haber cumplido su deseo.
Mi Rector Héctor Alejandro Barceló, soporta mis inquietudes y comparte la enseñanza
del Profesionalismo y los Valores Humanos.
Mi amigo de años, Ernesto Goberman de
Maimonides, también me enseña con su talento constantemente activo y multifacético.
AFACIMERA, grupo de Decanos, es una
enseñanza de trabajo grupal. Allí tengo amigos que quiero y respeto.
Otro ejemplo de trabajo grupal es el Consejo de Certificación de esta casa que fundamos con Carlos Gianantonio y mi amigo de
toda la vida, Oscar Aguilar.
Todo fue posible gracias a tener como básico en la vida a la Música Clásica, que me
ayudó a mantener mi equilibrio.
Por último, una sugerencia a los Señores
Académicos: crear en esta casa el sitial exclusivo de la Educación Médica.
El Dr. Tezanos entrega el
premio al Dr. Etchegoyen
24
Palabras del Dr. José Navia
Señor Presidente de la Academia Nacional
de Medicina Dr. Roberto M Arana
Autoridades Universitarias,
Sras. Académicas
Sres. Académicos
Sres. Colegas
Señoras y Señores
Agradezco a la Prensa Medica Argentina
en la persona de su director el Dr. Pablo López
y al Consejo de Colegas que me eligieron para
tan honrosa distinción que me llena de orgullo.
Acrecienta este honor el estar acompañado
por dos personalidades de la Medicina Argentina: la Académica Mercedes Weissembacher
y el Dr. Félix Etchegoyen.
Ser Maestro excede en su definición y logros a mi persona. Dice Juan Francisco Jiménez Borreguero: “ El maestro, para serlo en
toda su dimensión, antes ha de ser hombre
con toda su limitación;....Solo desde esta, con
generosidad, voluntad y pasión puede elevar
su espíritu y el de cuantos se miran en el ...
para ser espejo o luz ,..pues sino, no seria
“maestro” , sino “guru”.
Decía Henry Adams “Un maestro afecta a
la eternidad, nunca se sabe donde termina su
influencia”. Han pasado más de 2000 años y la
figura del Maestro por excelencia se agiganta
en la fe de aquellos que tenemos la suerte de
sentirla.
Como ya lo expresara en mi relato al asumir como académico de número de esta institución soy producto de la escuela y Universidad pública de nuestro país. Época aquella en
la que el maestro de grado imponía el respeto
Dr. José Navia
25
amor y admiración por sus conocimientos y la
forma de transmitirlos ante nuestros ojos
asombrados de niños.
Albert Einstein expresaba “Educación es lo
que queda después de olvidar lo que se ha
aprendido en la escuela”.
Llegó después la época de la adolescencia
y el colegio secundario con profesores inolvidables en mi querida ciudad de Mar del Plata.
Llegó también el tiempo de dejar la casa paterna para ir a la Facultad de Medicina de la Universidad de La Plata. Fueron años hermosos
y llenos de recuerdos, pues frente a verdaderos maestros, llenos de sabiduría y humanismo veíamos los progresos del estudio y el
aprendizaje junto a la cama de los pacientes,
en aquellas grandes salas generales del policlínico General San Martín de la Plata. No pue-
do dejar de recordar a los profesores eméritos
Luis Scieza Rodríguez y al profesor Bernardo
Manzzino, ambos clínicos y semiólogos de renombre que traducían su formación de la escuela francesa a nuestros conocimientos y
formación.
El Dr. Bernardo Eliseo Manzino, Profesor
Emérito de la Universidad Nacional de La Plata, consagró su vida a la ayuda de los enfermos y a la formación de los futuros médicos.
Se preocupaba para que los pacientes recibieran un trato humanitario. Además se dedicaba
a que los futuros médicos tuviesen una formación humanística de excelencia.
Su humanismo bien puede reflejarse en
las palabras de Gregorio Marañon: “Ser, en
verdad, un gran medico es el amor invariable
al que sufre y la generosidad en la prestación
El Dr. Martí entrega el
premio al Dr. Navia
26
de la ciencia... con la conciencia cierta de que
hasta donde no puede llegar el saber, llega
siempre el amor”
La evolución de la carrera me llevó al campo de la cirugía. Quizás el espíritu juvenil deseaba dinamismo diferente y respuestas más
rápidas pero sin olvidar la concepción de la
clínica medica. Tuve en mi formación quirúrgica maestros de la talla del profesor Mainetti y
su destreza quirúrgica, el profesor Castellanos
y sus abordajes face down del tórax; Federico
Christman con su concepto de la escuela quirúrgica. En este periodo es donde conocí,
aprendí y disfruté de la enseñanza y amistad
paternal del profesor David Grinfeld, el llegaba
con las novedades de la angiografía, la cirugía
arterial y la utilización de la circulación extracorpórea para la cirugía cardiaca. Pasábamos
días y noches tratando de aprender la técnica
y manejo de la perfusión de la bomba corazón
pulmón en el pabellón de cirugía experimental
del viejo Policlínico. David Grinfeld, fue un adelantado para su época, el nos brindó como
maestro, normas de estudio, sacrificio y ética
medica.
Obtuve mi diploma de Doctor en Medicina
en 1964 bajo la tutoría de Tesis del profesor
Castellanos en el Instituto del Tórax de La Plata. De allí partí lleno de esperanzas hacia mi
ciudad para continuar mi formación y práctica
en Cirugía junto a mi maestro, mentor y amigo
el Dr Hipólito Echeverría, hombre generoso,
franco como su estirpe vasca, quien me llevó
de la mano al tratamiento en esa época de la
cirugía torácica de la tuberculosis en el Viejo
Hospital del Sanatorio Marítimo y al ejercicio
de la cirugía general; era un eximio cirujano
general.
En 1967 conocí en uno de sus viajes al Dr.
Rene Favaloro, quien nos deslumbró con las
cinecoronariografías de Mason Sones, y las
técnicas de implantes de pedículos mamarios
en el corazón y el inicio del bypass venoso coronario. En 1968 apareció mi primera publicación médica en La Prensa Médica junto a mis
colegas y amigos Enrique De Roni, Mauricio
Montrul, Jacinto Invierno, Carlos Rossi, Felix
Esandi, Hipólito Echeverria H. El titulo era
Conceptos actuales en Fisiopatología y Tratamiento del Shock.
Mis recuerdos son también para Carlos
Bertolassi. Yo pasé por su servicio del Hospital
Argerich en el momento del nacimiento de la
primera unidad coronaria del país. Allí recibí
sus enseñanzas en el diagnóstico y tratamiento de las arritmias cardíacas. Desde entonces
mantuvimos una afectuosa amistad hasta su
muerte.
En 1970 gracias a René Favaloro llegué a
la Cleveland Clinic Foundation en Estados Unidos para realizar mi residencia en cirugía cardiotorácica. Era ese el momento de mayor explosión y desarrollo de la cirugía de revascularización coronaria directa. Allí conocí y disfruté
de otros maestros como Donald Effler, Mason
Sones, Laurence Groves quienes me formaron.
Fueron años de intenso trabajo y aprendizaje con amigos residentes de todas partes del
mundo que llegaban a la meca de la cirugía
cardíaca de ese momento: la cirugía coronaria
directa. No puedo dejar de mostrar mi agradecimiento a René Favaloro, mi maestro de cirugía cardíaca, a él le debo mi formación como
cirujano cardíaco. Este hombre dejó improntas
imborrables en sus discípulos. Pasábamos largas horas, cabeza a cabeza bajo las lámparas
del quirófano, viendo al cirujano preciso, delicado y elegante en el manejo del corazón y
sus estructuras. Mi regreso al país y mi incor-
27
poración a su servicio del Sanatorio Güemes
fueron años de lucha en la imposición de la
cirugía coronaria.
En 1974, junto a amigos y colegas formados en la Cleveland Clinic, dejamos el Sanatorio Güemes, y emprendimos la formación de
otro centro de cirugía cardíaca en el Sanatorio
Antártida. El recuerdo para mis amigos Armando Roncoroni, Kazumitzu Shinji, Liliana
Grinfeld, Roberto Grinfeld, Fernando Guzzo y
Félix Fabrikant. Estos dos últimos lamentablemente fallecidos. Todos ellos de elevada experiencia y trayectoria.
En 1979 ingresé a trabajar en el Hospital
Italiano de Buenos Aires. Los 20 años pasados
en la Subjefatura y Jefatura de ese Hospital
fueron años de tremenda labor en una Institución pionera en la formación de brillantes personalidades médicas y Maestros de la Medicina y cirugía argentina. Allí aprecié la libertad
intelectual para el desarrollo del servicio de
cirugía cardiovascular, así como disfruté de la
amistad de un numeroso grupo de colegas.
Fue un balance de vida extremadamente positivo.
Los recuerdos se agolpan en este período
final de la vida médica. Viajé mucho, recorrí
servicios, conocí Maestros, pioneros en nuestra especialidad tales como Albert Starr, Dwight
Harken, Walton Lillehei, Adrian Kantrowitz,
Denton Cooley, Willem Kolff, Norman Shumway,
Magdi Yacoub, Christian Cabrol. De muchos
recibí amistad, de todos recibí enseñanzas.
Con suma bondad y generosidad de maestros, como Cesar Bergadá y Leonardo McLean,
tuve la oportunidad, por su invitación, de incorporarme al, sueño de ambos hecho realidad,
el Hospital Universitario de la Universidad Austral que ya se aproxima a sus 10 años de vida.
En él pienso concluir mi pasaje por la cirugía
cardíaca.
Para finalizar quisiera transmitir a los jóvenes médicos algunas consideraciones o reflexiones de la vida médica y la especialidad
cardiológica. La cirugía cardíaca está en constante evolución. Junto a la cardiología y a la
hemodinamia se esta transformando la imagen de la cirugía cardíaca.
En pocos años mas, no existirá ya el cirujano convencional actual, ya sea pediátrico o
de pacientes adultos. La tendencia a la menor
invasión del cuerpo del paciente nos está llevando a una práctica mínimamente invasiva. El
cirujano, el hemodinamista y el cardiólogo confluirán en un equipo híbrido, con la necesidad
de utilizar un mismo lenguaje. Cardiólogos, cirujanos y hemodinamistas ya no podrán mantener sus identidades separadas. El quirófano
actual y la sala de procedimientos terapéuticos
endovasculares, junto al desarrollo de la imagenología, nos llevan al nacimiento del quirófano híbrido, en el que confluyen equipos sofisticados de radiología, ecografía, viabilidad
miocárdica, equipos de circulación extracorpórea, métodos de asistencia circulatoria mecánica, etc.
La concepción de la especialidad cardiológica en sus diferentes facetas evoluciona a
pasos agigantados. La cardiología molecular,
las imágenes moleculares que se originan en
el campo de la radiofarmacología con los biomarcadores, la liberación de drogas por medio
de la nanotecnología, los procedimientos de
técnicas percutáneas para la colocación de
prótesis aórticas y válvulas cardíacas ya están
entre nosotros.
El arribo a la medicina del término “translational medicine”, es decir, la investigación
28
traslacional. Esto normalmente se refiere a la
traducción de la investigación realizada en el
laboratorio a terapias reales para los pacientes
haciendo hincapié en la seguridad y eficacia
de los mismos.
El avance de las matemáticas en nuestras
especialidades, sumado a los modelos computacionales para la comprobación de terapéuticas previas a la aplicación en los pacientes, ha llegado para quedarse.
Me resta por último realizar mis agradecimientos. Mi agradecimiento a las Instituciones
que me cobijaron y me permitieron los desarrollos personales y grupales. Mi agradecimiento a mis pacientes que se entregaron confiados a nuestros intentos de ayudarlos. Mi
agradecimiento a todos aquellos médicos jóvenes y algunos hoy no tan jóvenes que parti-
ciparon con su entrenamiento, obligándome a
tratar de avanzar en mis conocimientos para
poder brindárselos. Mi agradecimiento a las
enfermeras, secretarias, técnicos, perfusionistas, y sufridas instrumentadoras que estuvieron a mi lado con gran tolerancia de su parte
por años. Mi agradecimiento a mi familia que
me apoyó y toleró el tiempo que les robé por el
estudio.
Recordando junto a Herbert Spencer que
“El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a si mismos y no para ser
gobernados por los demás”
Finalizo con las palabras de Juan Francisco Jiménez Borreguero “No existen fronteras
para el medico: su pasaporte es universal, carece de caducidad y tiene una sola nacionalidad: la Humanidad”.
29
Disertación de
la Dra. Mercedes Weissembacher
Señor Presidente de la Academia Nacional
de Medicina; Señora Académica; Señores
Académicos; Autoridades presentes; Señoras
y Señores, Amigos:
Agradezco las palabras del Presidente de
esta Honorable Academia, Dr. Roberto Arana.
Al Director de la Prensa Médica Argentina,
Dr. Pablo López por mantener el prestigio y la
vigencia del Premio Maestro de la Medicina
Argentina durante más de 30 años
Al Comité Asesor, por haber tenido la deferencia de seleccionarme para recibir esta
distinción junto a tan destacados colegas, el
Académico José Antonio Navía y el Profesor
Félix Etchegoyen.
Mi gratitud a la generosa presentación del
Profesor Ricardo Esper.
Siento que este no es un acto más en el
que participamos, sino un día de verdadera
celebración y un tributo que se brinda a todos
los maestros de la medicina argentina, personalidades de la salud de antes y de ahora. La
mayoría de ellos no están presentes aquí y por
distintas circunstancias de la vida, yo diría que
nos tocó representarlos al recibir hoy esta distinción que expresa la gratitud y el reconocimiento a todos los maestros.
Es por ello que significa para mí un gran
compromiso.
Compromiso que se incrementó al reflexionar sobre los conceptos de valoración ética y
académica sostenidos a lo largo de la vida,
que fundamentan el otorgamiento de esta distinción.
Dra. Weissembacher
30
Quiero rendir un homenaje especial a los 102
ilustres Maestros de la Medicina Argentina que
nos precedieron en la recepción de este premio,
desde O. Loudet, E.S. Mazzei y D.E. Zavaleta en
1977 hasta los queridos colegas, L. Mc Lean, G.
Piantoni y H. López el año pasado.
En este momento no puedo sustraerme a
la necesidad de recordar y agradecer a las
personas que han sido los pilares en mi formación.
A mis padres, que me guiaron en el camino
de la vida y que con el ejemplo de su conducta
me infundieron entusiasmo y compromiso personal en el estudio y el trabajo.
A mi familia y amigos que me brindaron su
compañía y afecto.
Exhibo con orgullo el privilegio de haber
sido discípula de maestros que estimularon mi
inquietud por saber y por comprender la importancia del esfuerzo y la creatividad en el trabajo, ya sea de investigación, asistencial o docente.
Uno de ellos, también me enseñó que “todas las listas son necesariamente incompletas” por lo cual sólo mencionaré a maestros de
la etapa inicial de mi formación profesional: el
Académico Miguel Ángel Etcheverry, un estudioso de temperamento ecuánime y de hablar
pausado, quien durante tres años en los que
fui practicante en el Laboratorio del Hospital
Rivadavia, me inculcó la importancia del diagnóstico microbiológico, la rigurosidad en el trabajo de laboratorio y la necesidad de una constante actualización científica.
El Prof. Carlos Ángel Campos, talentoso
clínico y docente por vocación, durante los si-
El Dr. Lemus entrega
el premio a la Dra.
Weissembacher
31
guientes tres años y en el mismo hospital, me
brindó su sabiduría y su pensamiento crítico en
clínica médica.
Paralelamente me desempeñé como practicante en la guardia del Hospital Rivadavia
donde tuve el privilegio de aprender y trabajar
con jefes y colegas extraordinarios.
El contacto con la clínica y el laboratorio
clínico tuvo un valor incalculable en mis actividades posteriores, ligadas siempre a la investigación y al diagnóstico de enfermedades virales humanas.
El Profesor Armando Parodi, eximio científico, de trato cordial y generoso para brindar su
saber como todo buen maestro, me inició en la
investigación de las infecciones virales en la
Cátedra de Microbiología de la Facultad de
Medicina de la UBA, camino en el que aún
continúo.
A lo largo de mis 47 años de médica, podría decir que en distintos tiempos, lugares y
con distinta intensidad pude abarcar e imbricar
actividades de asistencia, docencia e investigación, ya sea desde la Facultad de Medicina,
el CONICET o la Organización Panamericana
de la Salud.
Creo que siempre traté de interpretar los
aspectos básicos de la virología y conducirlos
hacia un campo de aplicación en salud.
En mi carrera profesional, el trabajo en investigación científica junto a la docencia ocuparon gran parte de mi dedicación. Sin embargo, los productos de la investigación parecen
más visibles: publicaciones científicas de hallazgos interesantes, algunos de los cuales
tuvieron aplicación inmediata en salud; premios y distinciones; discípulos que continuaron
con éxito líneas de investigación iniciadas en
mi grupo de trabajo, así como un cierto grado
de reconocimiento internacional.
Quiero enfatizar que la docencia formal de
pregrado en la Cátedra de Microbiología de la
Facultad de Medicina concitó mi interés fundamental.
Fueron para mí tres décadas de estudio y
aprendizaje continuo para que la enseñanza
pudiera ser eficaz a la vez que estimulante y
enriquecedora. Cuanta sabiduría tenían las
palabras del Maestro Houssay cuando decía
que “la mejor forma de aprender es enseñar”.
En aquel entonces, cada uno de los docentes enseñábamos todos los aspectos prácticos
y teóricos de la materia: parasitología, bacteriología, inmunología, micología y virología,
desde una perspectiva integradora del conocimiento. A pesar del número de alumnos, que
siempre nos superaba con creces, tratábamos
de entusiasmarlos y convencerlos de la real
importancia que tiene el conocimiento de los
agentes etiológicos de las enfermedades infecciosas en la práctica médica, cualquiera
sea la especialidad que se elija en la profesión.
Atraídos por la investigación en virología
humana, algunos alumnos se acercaban solicitando integrarse a nuestro grupo, pero debido al riesgo biológico latente en los laboratorios que estaban restringidos a la investigación, no podíamos incorporarlos y los encaminábamos hacia la docencia.
Algunos volvieron siendo ya profesionales
y se convirtieron en nuestros becarios, tesistas
y luego investigadores con los cuales la enseñanza no era formal ni estaba programada.
Era continua, cotidiana y duradera.
Con ellos compartí desde algunas expectativas no cumplidas hasta importantes avances en investigación.
En nuestro mundo cambiante, las enfermedades infecciosas emergentes o reemergen-
32
tes están surgiendo a un ritmo sin precedente,
de al menos una por año desde 1970.
Por distintas causas, algunas emergieron
en la Argentina y otras no.
Así, en la Cátedra de Microbiología realizamos investigaciones sobre enfermedades virales, que en las últimas décadas fueron surgiendo en nuestro país: al comienzo fue la fiebre
hemorrágica argentina, luego los hantavirus, y
en los últimos 23 años el SIDA.
En los años 1980 dedicamos también
nuestra atención a un grupo de enfermedades
agudas causadas por diversos agentes etiológicos: las infecciones respiratorias agudas, de
las cuáles casi no había información en la Argentina.
Como era de esperar, también dentro del
grupo de las infecciones respiratorias, fueron
apareciendo en el mundo nuevos virus emergentes. A mediados de 1990 el síndrome pulmonar por hantavirus, que aún persiste en
nuestro país. En los 2000 el SARS y la influenza aviaria que emergieron en Oriente pero no
llegaron a surgir en la Argentina. El último virus
respiratorio en emerger, al cual todos conocemos como influenza porcina A (H1N1), estaría
iniciando la etapa final de su epidemia en nuestro país, al menos por este año.
En los inicios de la epidemia del SIDA con
el apoyo del Ministerio de Salud y un pequeño
grupo de colaboradores fundé el Centro Nacional de Referencia para el SIDA en la Facultad
de Medicina del cual fui su primera Directora.
A los pocos años fui designada Directora
de Investigaciones sobre HIV/SIDA para América Latina en OPS/OMS Washington y en el
año 2000 regresé a mi país para continuar investigaciones en el tema.
Cualquiera sea el trabajo emprendido
siempre tuve necesidad de un diálogo cotidia-
no con colegas y discípulos y en el intercambio
de ideas, si bien nos enriquecíamos mutuamente, estoy convencida que era yo la más
beneficiada, por los estímulos, desafíos y enseñanzas que recibía de ellos.
Por otra parte, no tengo dudas de que este
enriquecimiento mutuo provocó que el producto final obtenido ya sea en investigación, docencia o asistencia fuera de mayor calidad y
utilidad para aquellos a los cuales estaba dirigido: otros investigadores, docentes, alumnos
o pacientes.
Con el correr del tiempo, y compartiendo
el trabajo, muchos discípulos se convirtieron
en colegas y amigos, formaron con éxito su
propio grupo de trabajo en las distintas orientaciones de su carrera profesional, casi siempre enhebradas de una u otra forma a infecciones y enfermedades virales.
María Ávila, como investigadora del CONICET y Liliana Martínez Peralta, como profesora titular, siguieron trabajando exitosamente en
HIV/SIDA y otras enfermedades emergentes
en el Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UBA..
En honor al tiempo, permítanme sólo mencionar en una lista (que como decía, es necesariamente incompleta) a colegas de otras
universidades, institutos, ONGs y organizaciones internacionales con los cuales tuve el privilegio de trabajar en estrecha colaboración:
con algunos desde el inicio de mi actividad profesional y con otros hasta la actualidad: Gabriel Schmuñis, Celia Coto, Rubén Laguens,
Marta Sabattini, Patricia Murtagh, Guadalupe
Carballal, Jorge Benetucci, Osvaldo Libonatti,
Estela Muzzio, Sergio Sosa Estani, Diana Rossi, José Oubiña,... y muchos más.
Quiero finalizar mi lista de colegas y discípulos, recordando a Lucía Guerrero, Julio
33
Maiztegui, Fernando Kravetz y Martín Laguens, destacados docentes e investigadores
que muy temprano en su vida dejaron de estar
entre nosotros.
Por último, deseo contarles que el primer
premio que recibí en mi carrera científica,
cuando apenas cumplía 30 años, me fue otorgado aquí en este magnífico recinto, por un
trabajo que realizamos con el Maestro Parodi
donde demostramos la acción terapéutica del
plasma inmune en la fiebre hemorrágica argentina, hallazgo experimental que permitió
disminuir la mortalidad de la enfermedad en la
zona endémica.
Fue el primer premio a mi labor profesional
y para mí significó un gran honor y emoción
recibirlo en esta Aula Magna.
Luego siguieron décadas de trabajo en la
Argentina y en el exterior y de recibir otros premios y distinciones.
Recuerdo aquí las palabras del Académico
Aquiles Roncoroni en ocasión de recibir el Premio Maestro de la Medicina Argentina en el
año 2003: “Uno de los peligros si uno recibe
demasiados premios es creerse que los merece”. Tenía razón, es un peligro; pero estoy dudando seriamente del merecimiento de algunos y este es uno de ellos.
El mayor privilegio en mi carrera profesional fue haber sido incorporada a esta Honorable Academia Nacional de Medicina como
Miembro Titular, también en el marco solemne
de este tradicional recinto al que guardo un
particular afecto.
Hoy en esta misma aula tengo el honor de
recibir el Premio Maestro de la Medicina Argentina y por respeto a la autoridad del jurado
que me seleccionó no insistiré en mis dudas
sobre merecerlo o no, pero sí quiero reiterar mi
profundo agradecimiento y alegría pues es
muy reconfortante en la vida ser reconocida
por los pares, desde el respeto y el afecto.
Quiero expresar mis felicitaciones a los
distinguidos colegas que hoy recibieron esta
distinción y brindar un afectuoso saludo a todos los que nos acompañaron en este acto.
Muchas gracias.
34
Discurso del Decano de la Facultad de
Medicina - UBA, Dr. Alfredo Buzzi
Sr. Presidente de la Academia Nacional de
Medicina Dr. Roberto Arana
Sres. Decanos, Sres. Académicos, Sres.
Profesores, Sres. Colegas, Señoras y Señores:
Vengo a rendir el homenaje, en representación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, a los tres Maestros de
la Medicina Argentina, doctores Félix Etchegoyen, José Navia y Mercedes Weissembacher,
cuyos valores personales, trayectorias docentes y logros científicos han sido hoy justamente destacados por el Dr. Ricardo Esper. Todos
ellos han realizado, y continúan realizando importantes contribuciones a la Medicina y Cirugía Argentinas, que hacer honor y llenan de
legítimo honor a la institución que tengo el privilegio de representar.
Es por esto que, cuando el doctor Pablo
López, Director de La Prensa Médica Argentina, me invitó a pronunciar algunas palabras al
concluir la ceremonia, gesto que deseo agradecerle públicamente, acepté de inmediato, y
me sentí muy honrado y comprometido a la vez
por la oportunidad que. significa para mí compartir con todos ustedes unas breves reflexiones sobre la relevancia de este solemne y a la
vez jubiloso evento.
La Maestría está vinculada con la Medicina
y con la Filosofía desde la más remota antigüedad. Pitágoras de Samos (580–500 a. C.), uno
de los más célebres matemáticos y filósofos
Dr. Alfredo Buzzi
35
griegos, es considerado por notables historiadores de la medicina como el inspirador de ese
gran documento de moral médica que es el
Juramento Hipocrático, Debió emigrar junto
con sus discípulos a Crotona, en el sur de la
península itálica, donde fundó una escuela religiosa basada en la transmigración de las almas.
El filósofo ateniense Sócrates (469–399
a.C) fue inmortalizado en los Diálogos de su
discípulo Platón (428–347 a. C.). afir mó que el
verdadero conocimiento surge en la relación
dialógica entre el maestro y su discípulo.
Para nosotros los médicos, el arquetipo de
Maestro fue Hipócrates de Cos, el Padre de
nuestra profesión, quien nos instó a guardar a
nuestros maestros igual estima y respeto que
a nuestros padres. Esta antigua y honrosa tradición que data de 25 siglos sigue vigente en
la medicina, haciendo de la relación entre
maestro y discípulo un vínculo sólido, indisoluble y permanente.
Para muchos de nosotros aquí presentes,
"Uno solo es nuestro Maestro: el Cristo", según
las palabras de Jesús en el Evangelio de San
Mateo; estas palabras tienen un significado
religioso, espiritual y místico del que está investido Nuestro Salvador más que un sentido
médico.
Me voy a permitir señalar tres valiosas cualidades que los galardonados de hoy pueden
exhibir con legítimo orgullo y que están implícitas en el título de Maestro: la vocación académica, el espíritu docente y la nobleza de
Los premiados reciben el aplauso final de la concurrencia
36
propósito. Es así que en la Medicina, como
profesión única, confluyen las nobilísimas tareas a las que puede acceder el hombre universitario: la de asistir y cuidar al enfermo que
tiene a su cargo, y tener, al mismo tiempo, la
capacidad y la vocación de transmitir las reglas de nuestro Arte a las generaciones más
jóvenes, para que mantengan enhiesto el fuego sagrado que anima, y que animará siempre,
a la más noble y humana de las profesiones.
La medicina que ejercieron las generaciones
que nos precedieron estuvo fuertemente influenciada por la Escuela Francesa, ya que la
mayoría de los médicos argentinos buscaba
entonces perfeccionarse con los grandes
maestros que ejercían sus cátedras en los
hospitales de la capital de Francia. Las institu-
ciones como el Internado de nuestros hospitales y la Asistencia Pública fueron literalmente
calcadas de sus similares francesas. También
influyeron en Buenos Aires los programas de
estudio, el nombre de las asignaturas y los libros de texto que utilizaban los alumnos de la
Facultad de Medicina de París.
Pero lo que es más importante todavía, los
médicos argentinos adoptaron e implantaron
aquí el espíritu de escuela y la relación de
maestro–discípulo, que siempre existió. Esta
concatenación humana entre quien enseña y
quien aprende, con las implicancias emocionales e intelectuales que concurren e interactúan en toda relación diádica, aseguran el
mantenimiento de una tradición científica y ética que perdura en el tiempo.
37
Recordando a Maestros anteriores
Año 1977 a los Dres. O. Loudet, E. Mazzei y D. Zavaleta
El Premio “Maestro de la Medicina Argentina” se entregó por primera vez el 8 de junio
de 1977, a los doctores Osvaldo Loudet, Egidio
Mazzei y Diego Zavaleta.
Se encontraban presentes en el estrado el
Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr.
Luis Cabral, el Decano de la Facultad de Medicina Gral. Médico Alberto Donnes, el de
Odontología Dr. Gabino García, el Secretario
de Salud Pública de la Municipalidad Cap. de
Navío Médico Enrique Ortega, el Vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina en
ejercicio de la Presidencia Dr. José E. Rivarola; en representación del CONICET el doctor
Virgilio Foglia, el Vicepresidente de la AMA Dr.
L. González Montaner, el ex vicepresidente de
la Nación Alte. Isaac Rojas, el Protonotario
Apostólico Monseñor Juan Presas, entre otras
personalidades. Presentó a los premiados el
Dr. Emilio Bonnet.
Extraemos de los discursos de los recipiendarios algunos conceptos:
He de hablaros en un tono confidencial, el
más sincero y el más íntimo, como si os leyera
páginas arrancadas de las memorias de un
médico que ha vivido mucho. No en vano he
Dijo el Dr. Lou­det: “El Premio Maestro de la
Medicina Argentina”, creado por “La Prensa
Médica Argentina”, tiene un gran valor moral
pues ese periódico contiene en gran parte la
historia de nuestra cultura médica. Este premio es una condecoración científica tan valiosa como un premio oficial.
Dr. Loudet
38
recorrido un largo camino, con sus ansiedades
y sus desvelos, sus alegrías y sus tristezas,
sus éxitos y sus derrotas, sus luces y sus sombras.
Próximos al final de la lucha debemos hacer un análisis y una síntesis, y formularnos
esta tremenda pregunta que encierra muchas
cosas: ¿hemos cumplido con nuestro deber?
Esta pregunta obliga a una confesión: ¿he
cumplido con el juramento hipocrático?
Yo he tenido en suerte de escuchar grandes maestros y mi alegría más pura y mi gloria más lógica ha sido ser un fiel discípulo,
discípulo modesto en la ciencia y discípulo
orgulloso en la conducta. Es necesario unir la
ciencia con la conciencia y el arte con la sensibilidad.
Lo triste, lo doloroso, es ver transformada
la más noble de las profesiones en el más innoble de los oficios. Hace un siglo los médicos
eran menos sabios pero más humanos y conocían el valor de los remedios espirituales que
no se venden en las farmacias.
Seguidamente el Dr. Loudet detalló el “Testamento Moral de un Viejo Médico”. Finalizó:
queridos colegas, amigos y discípulos, no me
llaméis “Maestro”, soy un eterno estudiante,
que cuanto más aprendo más ignoro. Soy un
oyente de todos los que me enseñan. Me considero un simple compañero de ruta de este
largo camino. Lo he recorrido para aliviar el
dolor humano, para conocer las miserias, y para acercarme a Dios.
El Dr. Loudet había nacido el 13 de abril de
1889.
Demás está decir en qué forma nos honra
todo esto, que ya ha ingresado en el terreno de
lo inolvidable.
Me mantendré si, en una inspiración humana que se relaciona íntimamente con la cirugía
y con nosotros: “la vocación”.
Sin conciencia de lo que estaba ocurriéndome, no sé por qué elucubraciones ni por la
influencia de qué ejemplo o incentivos, cuando
debí encaminarme a una facultad ya mi elección estaba hecha: estudiaría medicina.
Con el doctor Finochietto supe y aprendí lo
Dijo el dr. Zavaleta: Nos reúne una invitación
de “La Prensa Médica Argentina”, la publicación que encarna una parte fundamental de la
actuación del país en medicina.
Dr. Zavaleta
39
que es trabajar ordenada y tesoneramente. Dije alguna vez que para ser un verdadero Maestro la entrega debe ser total y su trayectoria
transparente. Finochietto fue uno de esos
hombres: así la formación de una escuela quirúrgica fue la consecuencia de tanta avidez
por saber y por enseñar.
Pienso que la vocación con el sentido que
se la invoca comúnmente es algo que germina
y va desarrollándose segura e insensiblemente, conforme conocemos mejor el terreno que
hemos elegido para actuar. Expone seguidamente Zavaleta su pensamiento sobre qué es
la “vocación”.
El Dr. Zavaleta había nacido en Salta el 8
de mayo de 1904.
Su objetivo no es resolver problemas abstractos; trata sobre problemas humanos. El
médico no tiene ante sí una máquina humana,
sino un ser humano. La medicina sigue siendo
una confianza que se enfrenta con una conciencia, una relación de hombre a hombre, un
acto donde esa relación médico-enfermo es
insustituible, y donde nada reemplaza a la observación y el examen del enfermo.
Había nacido en Buenos Aires el 3 de marzo de 1907.
Dijo el Dr. Mazzei: Día memorable es este en
mi vida de médico. Por razones generacionales, de la enseñanza que impartí desde 1937
hasta 1973 como profesor, he hecho de puente entre aquella medicina y la actual, en la que
comienza la orientación antropológica, con las
humanidades, tratando de corregir. las deformaciones de la trajinada medicina en manos
de la tecnocracia fría y superespecializada, de
los montécnicos e instrumentistas, segregados de la medicina general.
Deseo hacer público y decir en voz alta
acerca de lo que pienso sobre qué es ser médico, qué es la medicina y qué es el acto médico.
Efectúa seguidamente un vibrante alegato
sobre la deshumanización de la medicina.
Nuestros contemporáneos –dice–, asombrados ante los descubrimientos que se suceden sin interrupción en el campo de la investigación y del tratamiento de las enfermedades,
cometen el error de considerar la medicina como una ciencia, sino que utiliza las ciencias.
Dr. Mazzei
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Fundación Alberto J. Roemmers
Creada por
Da. Candelaria Wolter de Roemmers y sus hijos en 1975.
Presidente
Dr. Rodolfo F. Hess
Vicepresidente
Dr. Manuel Luis Martí
Secretario
Dr. Julio A. Bellomo
Vocales
Sr. Eduardo Macchiavello
Sr. Alberto Roemmers
Sr. Alejandro Guillermo Roemmers
Sr. Alfredo Pablo Roemmers
Dr. Miguel de Tezanos Pinto
Fiscalizador
Dr. Eduardo L. Billinghurst
Fiscalizador Suplente
Dr. Carlos Montero
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Actividades de la Fundación
Alberto J. Roemmers durante el año 2008
La Fundación Alberto J. Roemmers continuó durante el año 2008 con la tarea
iniciada hace más 30 años en el sentido de apoyar a las ciencias médicas
argentinas a través de subsidios a la investigación en medicina, realización de
reuniones científicas y publicación de libros.
Subsidios para la Investigación en
Medicina
las conferencias con gran interés. Asistieron
enfermeros desde las provincias de San Luis
y de San Juan. El nivel de las exposiciones fue
excelente. Se trataron en el desarrollo de la
jornada los siguientes temas: Atención del paciente Oncológico. Cuidados de enfermería en
la administración de quimioterapia. Manejo del
dolor en oncología. Cuidados Paliativos. Control de Infecciones en Gérmenes Multirresistentes. Enfermería Comunitaria. Normatización del cuidado. Actualización en RCP básica
y avanzada.
• 30° Llamado a concurso para los
períodos 2008-2009 y 2008-2010
Entre los 123 planes de trabajo recibidos,
34 fueron de Epidemiología y Salud Pública, 89 de Investigación Médica Aplicada,
siendo beneficiados en este período 30 grupos de trabajo a lo largo de todo el país.
Simposios y Jornadas
• Simposio sobre Enfermedades Infecciosas
• Jornadas de Actualización en Enfermería
Se realizó el 11 de Septiembre en la Academia Nacional de Medicina. El temario y sus oradores fueron los siguientes: Neumonía adquirida en la comunidad: una enfermedad prevalente con demasiadas guías de tratamiento, Dr.
Horacio López. Meningitis. Su manejo en la ur-
Se realizó en la ciudad de Mendoza en el
Centro de Congresos y Exposiciones Gobernador Civit, el 3 de Julio de 2008, se contó con
la coordinación general de la Lic. Silvina Estrada de Ellis. Hubo 908 inscriptos que siguieron
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gencia, Dra. Teresa Zitto. El paciente diabético.
Otras infecciones, además del pie, Dr. Julio César Bragagnolo. Manejo de las infecciones en
el paciente con cáncer, Dr. Javier Altclas. Las
enfermedades de transmisión sexual, un problema sin resolver, Dr. Fabián Herrera. Criterios
de alerta ante una infección severa de piel y
partes blandas, Dr. Pablo Saúl. Fiebre en el
pos–operatorio. ¿Cuando sospechar la infección? Dr. Abel Jasovich. Vacunas en el adulto:
oportunidades perdidas, Dr. Pablo Bonvehí. Se
contó con la presencia de 458 inscriptos, muy
conformes con el alto nivel de los expositores
invitados.
de 2.000 profesionales y estudiantes de Enfermería, entre ellos numerosas personas del interior del país arribando contingentes desde
Venado Tuerto, Azul, Mar del Plata, Concordia,
Concepción del Uruguay y Rosario.
• Curso de Enfermería Concepción
del Uruguay – Entre Ríos: Atención
de Enfermería al Paciente Oncológico.
Se realizó el día 19 de Septiembre la 1º
jornada del curso en la ciudad de Concepción
del Uruguay, las siguientes se desarrollaron
los días 17 de Octubre, 21 de Noviembre y 5
de Diciembre de 2008. Se contó con una inscripción total de 76 alumnos, entre otros temas
se desarrollaron: Introducción a la problemática del cáncer. Paciente oncológico y oncohematológico. Modalidades del tratamiento del
cáncer: quimioterapia, bioterapia, radioterapia,
cirugía e inmunoterapia. Cuidados de enfermería en la preparación de quimioterapia: medidas de bioseguridad pre y post administración. Cuidados de enfermería en la administración de quimioterapia, manejo de la extravasación. Cuidados de enfermería pre y post radioterapia. Cuidados en la administración de la
bioterapia. Análisis de casos clínicos. Perfil de
la enfermera oncológica. Cuidados en la prevención de flebitis. Taller: Catéteres venosos
centrales: características. Cuidados de enfermería en el manejo de catéteres venosos. Cuidados en la paciente neutropénico. Cuidados
durante la plaquetopenia. Manejo de las náuseas y vómitos. Los disertantes del curso fueron: la Lic. Silvina Estrada de Ellis, Lic. Clara
Cullen, Lic. Eduardo González y la Lic. Constanza Celano.
• Jornada de Enfermería:
Cuidados de Enfermería en el Paciente con
Diabetes
Se realizó el día 7 de Octubre en el Teatro
Gran Rex de esta ciudad.
Se contó con la Coordinación General de
la Lic. Silvina Estrada de Ellis. Se desarrollaron
los siguientes temas: Como dar continuidad al
cuidado de los pacientes crónicos. Mesa Redonda: Cuidados en la complicación aguda:
Clasificación de la Diabetes. Insulina, Tipos y
manejo. Cetoacidosis. Hipoglucemia. Seguridad en la administración de medicamentos.
Hiperglucemia en pacientes críticos ¿Qué hacemos? Cuidado del pie diabético. Mesa Redonda: Educación al paciente. Realidades y
controversias en el plan alimentario. Educación a paciente y familia con estándar de calidad. Los disertantes fueron: Lic. Sandra Hernández Araneda, Chile; Lic. Miriam De Bernardo, Lic. Constanza Celano, Lic. Mariana Torre,
Lic. Fabiana Ciccioli, Lic. Ariel Palacios, Lic.
Silvia llari, Lic. Juan Carlos Pérez, Lic. Soledad
Zanoni, Lic. María Inés Landó. Asistieron más
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PUBLICACIONES
• Simposio sobre enfermedades infecciosas
• Maestros de la Medicina 2007
Actas del Simposio realizada el 11 de Septiembre de 2008 en el Aula Magna de la Academia
Nacional de Medicina.
Ed. Fundación Alberto J. Roemmers, 2008.
Coeditado con “La Prensa Médica Argentina”,
Buenos Aires, 2008.
• Jornada de Enfermería:
Enfermería y Diabetes
Actas de la Jornada de Enfermería realizada en
el Teatro Gran Rex el 7 de Octubre de 2008.
Ed. Fundación Alberto J. Roemmers, 2008.
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