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Filosofía para no filósofos
Texto de la conferencia-taller pronunciada por el Dr. Eduardo Ángel Russo y
el Dr. Sergio Gustavo Simona el 30 de octubre de 2007 en la sede de la
Asociación de Derecho Administrativo de la Ciudad de Buenos Aires*
Conferencia del Dr. EDUARDO ÁNGEL RUSSO
1.
Conversando con anterioridad sobre el contenido de esta conferencia, nos surgieron
las preguntas: ¿por qué “Filosofía para no filósofos? ¿hay acaso “medicina para no
médicos” o “física para no físicos”? ¿Sería lo mismo?
ERNESTO SABATO –que, como saben, fue físico antes de dedicarse a la Literaturacontaba que una vez le pidieron la explicación de la Teoría de EINSTEIN: “Con mucho
entusiasmo -relata- le hablo de tensores y geodésicas tetradimensionales. -No he entendido
una sola palabra- me dice. Con menos entusiasmo le doy una explicación menos técnica,
conservando algunas geodésicas, pero haciendo intervenir aviadores y disparos de revolver.
-Ya entiendo casi todo- me dice mi amigo, pero hay algo que todavía no entiendo: esas
geodésicas, esas coordenadas... me dedico exclusivamente a aviadores que fuman mientras
viajan con la velocidad de la luz, jefes de estación que disparan un revolver con la mano
derecha y verifican tiempos con un cronómetro que tienen en la mano izquierda, trenes y
campanas.- ¡Ahora sí, ahora entiendo la relatividad!. -Sí- le respondo amargamente -, pero
ahora no es más la relatividad.”1
Esta claro que la divulgación puede ser muy importante para el conocimiento general
de las personas, pero no es equivalente al preciso conocimiento técnico. Pero no pasa lo
mismo con la Filosofía ¿por qué? Porque en el caso de la Filosofía, si bien para el que está
ajeno a la especialidad puede parecer una cosa muy engorrosa, muy enciclopédica, en
realidad ello se debe a una confusión entre hacer Filosofía y hacer historia de la Filosofía,
como ahora vamos a ver en una frase de BORGES. Diríamos, para que empecemos a
entender, que la diferencia entre hacer Filosofía y hacer historia de la Filosofía es la
misma diferencia que puede haber entre un jugador de tenis y un bibliotecario. El jugador
de tenis realiza una actividad, sabe jugar a una actividad específica, quizá empezó
peloteando contra una pared, luego fue adquiriendo sus habilidades, unos las tendrán más
que otros, pero no es con el dominio de un fichero bibliográfico que puede saber sobre el
tenis, por ejemplo, lo que le va a dar su idoneidad. No porque conozca los libros va a
adquirir idoneidad. Con la Filosofía pasa lo mismo.
Según se sabe, se considera que los griegos de época clásica fueron los inventores de
lo que en Occidente se considera Filosofía, pero que el concepto básico que aparece en el
pensamiento griego está sintetizado en una palabra de cuatro letras: agon,2 esta palabra
*
La grabación de la conferencia fue solamente modificada para adaptar el estilo oral al escrito, con más el
agregado de notas al pié.
1
SABATO, ERNESTO, “Uno y Universo”, Buenos Aires, La Nación, 2006, pág. 41
2
γ ν, ωνο ó reunión; certamen, lucha [esp. los grandes Juegos]; lugar del certamen, palestra, arena,
contienda, disputa, pleito, peligro, crisis.
γ ν, ρ η óυ juez de una contienda.
podría traducirse como lucha o como confrontación, de agon viene “agonística”, que es la
lucha, de ahí viene también “agonía” que es la pelea final contra la muerte.
¿Qué quiere decir aquí “confrontación”? Esto es lo que establece la diferencia que hay,
con idéntica temática, respecto, por ejemplo de la religión o de la mitología. En la religión
no hay confrontación interna, hay dogma, hay verdades y axiomas, no hay confrontación.
La Filosofía, en cambio, que ha tocado temas comunes con la religión (“¿qué es el
hombre?” “¿cuál es el origen y el destino del hombre?”...) lo que va hacer lo hace desde la
metodología de la confrontación, sea que lo haga explícitamente, como en el método
dialéctico de Platón, donde siempre hay un interlocutor de Sócrates, o que lo haga con la
apariencia de un discurso lineal, siempre hay confrontación con otra idea, contra otro
pensador, contra otra escuela, etcétera. Siempre se está tomando en cuenta la idea de otro
para debatirla o reforzarla con nuevos argumentos, y esta es una actividad, más que un
conocimiento, es una forma de hacer cosas, digámoslo en palabras comunes, cotidianas. La
Filosofía presupone diálogo, a diferencia de la religión, que se expresa en un monólogo,
como cuando se habla desde una cátedra. En cambio, ahora, aunque estemos hablando
solos, en este momento tenemos que estar pendientes de que el mensaje llegue y sea
comprendido. Esto produce automáticamente una confrontación. Si hacemos Filosofía no
venimos a contarles verdades “reveladas”, que si las creen se quedan a escuchar y si no se
van. Estamos contando cosas que implican la posibilidad de un enfrentamiento, de lucha,
quizá del tipo del que podría haber en un deporte.
Preparamos para el principio algunas breves diapositivas, como una ayuda visual
sobre lo que vamos a desarrollar (honestamente, no tenemos la menor idea de dónde va a
terminar).
La primera es una frase de un Filósofo del Derecho contemporáneo, GIUSEPPE
ZACCARÍA, de la Universidad de Padua. Dice: “Todos los juristas tienen una Filosofía del
derecho, sólo que algunos de ellos, o tal vez muchos, no lo saben”3. Si damos por sentado
que esta charla es para no filósofos, y que nos movemos en un campo cercano al Derecho,
no se puede decir simplemente “yo Filosofía no hago, yo hago Derecho Civil,
Administrativo, o Penal”, porque, implícitamente, en cualquier discusión que se plantee se
emite una posición filosófica, y lo bueno sería saber cuál es la que está sirviendo de
plataforma.
Esta segunda frase pertenece a GIANNI VATTIMO. Dice: ¿Qué sucede con la
interpretación jurídica en el horizonte de un pensamiento que se ha despedido de la
metafísica fundamentadora? -en términos que conocemos se refiere a la teoría del Derecho
natural, a las posiciones iusnaturalistas que empiezan a caer a partir de la Modernidad-.
Puede pasar que la reflexión filosófica sobre el derecho se oriente a un trabajo de soporte
analítico de la obra de los juristas” -este trabajo de soporte analítico sería lo que
conocemos como dogmática, esto es la definición de los términos que corresponden a
cualquier especialidad, disciplina que esta incluido en las obras de los intelectuales, es una
forma de implícita de hacer Filosofía no metafísica-. La segunda parte de la frase dice:
“Tal vez sea éste, en definitiva, el sentido de la distinción entre la Filosofía del derecho de
γ ωνíα α
3
contienda, lucha, angustia, congoja.
ZACCARÍA, GIUSEPPE, “Razón jurídica e interpretación”, Madrid, Civitas, 2004, pág. 32.
los filósofos y la Filosofía del derecho de los juristas”.4 Esas distinciones es algo que no es
muy común tomar en cuenta. Normalmente la gran mayoría de los que se llaman filósofos
del derecho, que hacen Filosofía del Derecho, hacen esto que hablábamos en el primer
fragmento del párrafo, esto es, el estudio analítico de los conceptos jurídicos: “norma”,
“sanción”, “hecho ilícito”, etcétera, y esto sería la Filosofía del Derecho de los juristas. En
cambio la de los filósofos deben entroncarse seriamente con una Filosofía General, esto es
con un concepto de método, que es lo que vamos a ver después. Si ustedes toman a un autor
de Filosofía del Derecho que todos conocen que es KELSEN, verán que éste hace una serie
de afirmaciones respecto de lo que es la “norma”, la “sanción”, el “acto antijurídico”,
etcétera, pero en ningún lado aparece definido cuál es el “sujeto filosófico” de KELSEN,
desde donde nos habla (lo que hemos trabajado esto lo sabemos, KELSEN es un
neokantiano), pero este fundamento filosófico no aparece en la “Teoría pura”, esta es una
serie de afirmaciones dogmáticas de análisis del Derecho.
Ahora tenemos la frase de BORGES que habíamos mencionado antes y que pronunció
ante la muerte de MACEDONIO FERNÁNDEZ. Dice: “Filósofo es, entre nosotros, el hombre
versado en la historia de la Filosofía, en la cronología de los debates y en las
bifurcaciones de las escuelas” (esto es lo que se entiende cuando habitualmente se dice:
“ah, no!, yo de Filosofía no hablo”), en cambio MACEDONIO ... “Fue filósofo, porque
anhelaba saber quienes somos (si es que alguien somos) y qué o quién es el universo”.5
Conocer uno por uno a los filósofos es la historia de la Filosofía, esto es para el Profesor de
Historia de la Filosofía y para el bibliotecario, lo que importa para la actividad, en cambio.
es tener algunos elementos para poder pensar a partir de ellos, actuar filosóficamente, que
no es, en definitiva, sino un reflexionar.
Con esta frase terminamos con los textos y comenzaremos con los gráficos. Esta frase
es de DELEUZE : “Tal vez no se pueda plantear la pregunta ¿Qué es la Filosofía? hasta
tarde, cuando llegan la vejez y la hora de hablar concretamente. (hasta ahora nos hemos
ganado la vida con la Filosofía, somos todos filósofos, bueno, pero ya viejo se acaba la
cuerda, saquémonos las máscaras, digamos qué es Filosofía) De hecho, la bibliografía es
muy escasa. Se trata de una pregunta que nos planteábamos con moderada inquietud, a
media noche, cuando ya no queda nada por preguntar. Antes la planteábamos, no
dejábamos de plantearla, pero de un modo demasiado indirecto u oblicuo, demasiado
artificial, demasiado abstracto, y, más que absorbidos por ella, la exponíamos, la
dominábamos sobrevolándola... ¿pero qué era eso, lo que he estado haciendo durante
toda mi vida?...la Filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos”.6 De
formar, de hacer conceptos, de conceptualizar, esto es, no de descubrir realidades
ontológicas, sino de ponerle algún tipo de nombre a las categorías con las cuales estamos
trabajando.
Siguiendo a DELEUZE, esto que sigue es una reelaboración a partir de ideas básicas de
la Filosofía:
4
VATTIMO, GIANNI, “Hacer justicia del derecho” en “Nihilismo y emancipación –ética, política, derecho-“,
Barcelona, Paidos, 2004, pág 160/161.
5
http://www.poesiaargentina.8k.com/otrosdoc/docMFernanporBorges.htm
6
GILLES DELEUZE Y FÉLIX GUATTARI , “¿Qué es la filosofía?”, Barcelona, Anagrama, 1993, pág. 7
Todo pensamiento filosófico o científico gira entorno a estos dos polos y,
básicamente, podemos decir que toda la Filosofía occidental se sostuvo sobre el principio
de identidad. En Grecia (siglo V a.C.) aparecen simultáneamente los dos principios el de
identidad y el de diferencia, (para usar dos nombres clásicos, Parménides en la identidad,
Heráclito en la diferencia). Lo importante es que en la diferencia, (la parte inferior del
cuadro), en los conjuntos A y B -de cualquier clase de elementos- está marcada por las
partes independientes, la parte de A que no es B, y la parte de B que no es A. Normalmente
cuando hablamos de “diferencia” no nos referimos a una diferencia absoluta, porque la
diferencia absoluta ya ni si quiera puede llamarse diferencia, es decir no hay nada que
comparar: “más grande que”, “más chico que”, “mejor que” Si la diferencia es total no hay
siquiera un idioma para comunicarse7. En la diferencia hay una zona (en el gráfico esta
marcado con una “x”) que señala lo que tienen en común las cosas diferentes, y esto es lo
que buscan todas las ciencias, y también la Filosofía. Todo el pensamiento sobre las cosas
diferentes quieren encontrar qué tienen en común y qué no. Pero normalmente el
pensamiento moderno se olvida de las diferencias y esa “x” se asimila con la pura identidad
(hacia arriba es el sentido de la flecha), y a esto se lo llama reduccionismo, es decir
tenemos una vaca y tenemos un perro, son diferentes, pero son “animales”, entonces, apoyo
el conocimiento sobre la identidad de ese objeto Lo que vamos a ver después es que la
clave del conocimiento radicaría tanto en descubrir las identidades, cuanto en no descartar
las diferencias (estamos pensando en el campo del Derecho, pero ello es válido para
cualquier tipo de disciplina). Digamos la idea sería trabajar con diferencias y con
identidades, pero sin reduccionismos, sin eliminar, sin prescindir.
¿Por qué lo diferente? Porque a veces lo diferente puede ser tanto o más relevante que
lo idéntico. En Economía -por ejemplo- cuando se hacen las coordenadas cartersianas para
graficar el precio por la intersección de la oferta y de la demanda, o cualquier cosa de esas,
se presentan dos variables, y se presupone que el resto de las condiciones del mercado
permanecen constantes. Es decir, se considera que lo que es diferente en el Mercado de lo
que sea estrictamente oferta y demanda no es algo que importe: la moda, el gusto, los
caprichos, eso no es algo que intervenga en la Economía, no hay economía del hoy y del
antes concretos.
La economía de “oferta” y “demanda” es un reduccionismo, porque toma el medio, la
intersección, lo que es idéntico entre objetos diferentes (las motivaciones y las necesidades
7
BORGES decía: “algo totalmente nuevo es invisible”. Rubistein, Santiago J., Borges con los abogados,
Buenos Aires, Proa XXI, 2007, pág. 52.
de cada comprador y de cada vendedor), como si se tratase de lo único relevante,
prescindiendo de los elementos diferentes.
Habría que aclarar que nunca hay una identidad absoluta, ni siquiera la de un objeto
consigo mismo, si hay un antes y un después. Por ejemplo, cada uno de nosotros no es el
mismo de hace diez o veinte años ¿Y cuando se operó el cambio?, ¿hace diez años?, ¿hace
unos minutos? Nosotros que estamos acá, ahora tenemos, a lo mejor, unas ideas que antes
de entrar no teníamos. La identidad absoluta es también reduccionismo. Anula por
completo de las diferencias o provisoriamente las suspenden.
Dentro del campo de la identidad -esto si es DELEUZE puro8- está incluido en el
siguiente diagrama:
!
"
#
$
Este plano de trascendencia se refiere a lo que se llama tradicionalmente
“Metafísica”, cuyo método sería la fe, la razón sustancial, la razón demostrativa y como
conceptos propios del plano de trascendencia -que aquí mencionados rápidamentetenemos: al orden natural, también de hecho natural, la razón universal el (Logos de los
griegos), Dios con mayúscula o sin mayúscula -para el caso es lo mismo-, etcétera; es decir
estamos hablando de objetos trascendentes, no verificables empíricamente, que se supone
que tienen un tipo de existencia, un tipo del “más allá”, de lo sobrenatural. Toda la
Filosofía antigua tiene su base dentro de este tipo de identidad.
Otro plano de la identidad es el siguiente:
%
&
( "
' " !
) #
!#
$
Este plano, el de consistencia, es el del discurso coherente, es el de la lógica, es la
razón instrumental. Sabemos que la suma de ambas “A” es igual a 2 “A” aunque no
sepamos que es “A”. Pueden ser vacas o estrellas, pero como razón instrumental, sujeta a
reglas abstractas, funciona. Dentro de ella incluimos a la lógica, al Derecho -a nivel
8
DELEUZE, GILLES y GUATTARI, FÉLIX, “Mil Mesetas”, Valencia, Pre-textos, 1994, págs. 268 y sgts.
normativo-, el lenguaje -a nivel de gramática, es decir también a normativo-, etcétera. Todo
lo que sean reglas, por ejemplo, las reglas del juego de ajedrez, también están en el plano de
consistencia o coherencia.
En el tercer diagrama ya nos encontramos en el plano de la diferencia:
*
+
+
' '
',
"
#
$
Los planos anteriores apuntaban a la identidad, este, en cambio, a la diferencia, esto
es lo que se llama plano de inmanencia, corresponde al plano de la facticidad, de los
hechos, del método que es la experiencia y conceptos tales como los datos empíricos,
hechos, sentencias -en el campo del Derecho-, el habla (no la lengua, no el código
lingüístico, no la gramática, si no el uso del lenguaje, el habla, según la distinción de
SAUSSURE). También los sucesos, los acontecimientos. (ereignis es una palabra alemana
que quiere decir evento o acontecimiento, sólo que HEIDEGGER la usa como un concepto
más fuerte que el mero acontecimiento, pues presupone que en el acontecimiento se da el
ser en el mundo, pero eso por ahora lo dejamos de lado y tomamos como sinónimos ambos
términos).
En este nuevo diagrama observamos las relaciones que se dan entre la
Trascendencia, la Consistencia y la Inmanencia:
- '
%
/
.
+
.
Lo que dijimos recién sobre estos conceptos continúa vigente, pero ahora con las
flechas indicamos las relaciones de fundamentación entre esos planos. En el pensamiento
antiguo, la trascendencia funda a la consistencia. La lógica es lo que es, es el producto de la
“verdad” en si misma, y los hechos, o coinciden con el pensamiento o son sólo meras
apariencias.
Aquí se tacha la trascendencia, porque aparece algo propio de la Modernidad, que
es el Nihilismo, que no es la negación de todo el conocimiento sino solamente del nivel
trascendente.
En las relaciones que se indican abajo, podemos observar que si partimos de la
consistencia a la inmanencia se dan en dos tipos de Filosofía muy parecidas en ese aspecto,
que son el Idealismo y el Racionalismo. En el idealismo podemos mencionar a FICHTE y a
HUSSERL, y en el racionalismo a KANT y a DESCARTES. Y al Empirismo y el Realismo, en
la vertiente opuesta de la inmanencia hacia la consistencia. En el primero podemos incluir a
HUME y en segundo a JAMES. Si partimos de las reglas, de cómo las cosas deben ser de
acuerdo a aquellas y catalogamos los hechos a partir de estas reglas, que es la metodología
hiper racionalista, estamos en un tipo de metodología. La otra es inversa, a partir de los
propios hechos, como un a priori, y trata de encontrarle algún tipo de consistencia, pero
hace que el empirismo pierda...
El método de partir de la consistencia a la inmanencia que es mucho más común de
lo que ustedes creen en nuestros autores de Derecho, donde es muy común esto de crear
categorías abstractas, coherentes pero puramente nominales, conceptuales y después
dirigirse a los hechos para forzarlos dentro de esa categoría entonces es o no es. Por
ejemplo clasificar a los delitos en delitos de peligro o delitos de resultado, luego voy a
buscar a los hechos y hacerlos entrar en una u otra categoría.
A esto es lo llamamos la Metodología de PROCUSTO. PROCUSTO era un bandido
mitológico que tenía una cama de hierro donde forzaba a los viajeros que raptaba a
acostarse. Si la persona era alta y excedía a la cama, PROCUSTO procedía a cortarle las
partes de su cuerpo que sobresalían. Si por el contrario era más baja, la estiraba hasta
ajustarla con la cama (de esto viene su nombre, “PROCUSTO” en griego significa
“estirador”). Es decir que al objeto lo adaptaba a un concepto a priori (que en nuestro
ejemplo es la cama). Muchas veces todos nosotros nos enamoramos de ciertas ideas porque
son armónicas, porque son consistentes o porque explican muchas cosas. Concepciones
teóricas, muy lindas... después tomamos los hechos y queremos que entren en un concepto
a cachetadas. Y si no podemos aparecen explicaciones con conceptos auxiliares como Sui
generis o tertium genus. Es decir que cuando no hay forma de estirar o de acortar, entonces
aparecen estas ideas que tratan de explicar a los hechos “rebeldes” como una excepción. Un
ejemplo jurídico muy fuerte es el de los sexos, el Derecho Civil define dos sexos “varón” y
“mujer”, pero, en la biología ¿cuántos hay?, ¿qué pasa si el obstetra ante un recién nacido
dice: no es varón, ni mujer? Al obstetra le quitan la matrícula, así qué tiene que decidir
frente al hermafrodita dentro de esa opción de hierro (antes decían que era varón, porque
por las cuestiones sociales de la época el padre se iba más contento, ya que a la mujer tenía
que darle una dote cuando se casaba, en cambio el hombre cuando iba a trabajar y a
producir junto al padre, y en cuanto a su sexualidad, que se las arregle después. En la
actualidad esta costumbre se empezó a invertir y cuando el sexo del recién nacido es
dudoso desde el punto de vista biológico se prefiere decir que es mujer, porque la cirugía
para llevar a un hermafrodita a mujer es más fácil en lo exterior; pero la sociedad sigue
viendo sólo estos dos conceptos negando lo otro que es una realidad tan “real” como otras
cosas...) Este es un ejemplo de la Metodología de PROCUSTO. La alternativa inversa: de
partir de los hechos y buscar los conceptos parecería más seductora, es decir, partamos de
la realidad y busquemos crear categorías consistentes. El problema ahora es otro: como
partimos de abajo hacia arriba, nunca vamos a encontrar una coherencia intrínseca en los
hechos como para crear categorías también coherentes. Antes era fácil porque lo hacíamos
a priori, todo es “A” o “no A”, blanco o no blanco. Pero cuando necesitamos precisar
matices, distintos tonos de gris, la taxonomía se complica.
Antes era lindo porque lo hacíamos a priori..¿no? entonces todo es A o no A,
creamos categorías complementarias, contradictorias; después vemos qué hacemos con el
mundo en una o en otra; cuando comienzan a aparecer los grises -entre blanco y negrocomienza el problema; tengo que forzar la realidad para adecuarla a aquéllas categorías.
Pero a la inversa, parto de los grises y no encuentro el color porque hay infinidades de
tonalidades, allí surge el “drama”.
En el último diagrama veremos la relación que se da en el círculo hermenéutico
entre los planos de consistencia e inmanencia:
%
%
%
+
+
0
Aquí hemos borrado el plano de trascendencia sólo por una cuestión histórica y
volvemos a la relación entre consistencia e inmanencia. La flecha que antes salía de abajo,
ahora la hemos puesto en curva. El motivo -que excede ya a DELEUZE-, es lo que GADAMER
llama “círculo hermenéutico”.
Pensemos las flechas curvas como formando un círculo: un ir y venir permanente,
ya no es de la teoría de la consistencia a la de inmanencia o de la inmanencia a la
consistencia, porque ese ir y venir -como mencioné- es permanente. Desde la consistencia a
la inmanencia, tenemos lo que GADAMER llama la comprensión, es decir, cuando entiendo
qué es algo, y digo “esto es un libro”, es porque a priori tengo el concepto de libro,
comprendo que es un libro, pero distinto. Ahora bien, comencé por catalogarlo con un
concepto que a -nivel de consistencia-, a algo que está en el plano de la inmanencia. Del
lado derecho del gráfico, en cambio, arranca a la inversa: es la interpretación, es decir,
parto de la cosa y pregunto ¿a ver esto?, entonces veremos cómo funciona arriba -en el
plano de consistencia-; esto se realimenta. Por lo general es tan obvio... por eso antes dije
que hacer Filosofía no es cosa de bibliotecario. ¿Es tan difícil de entender que uno
comprende por grados? ¿qué comprende más? ¿no les ha pasado de volver a leer un libro
varios años después y volver a leer un libro distinto? ¿o con una película, de volver a verla
y encontrarle un contenido que antes no tenía? ¿por qué? Porque parece ser que la
comprensión -si la miramos como círculo hermenéutico- es susceptible de grados. Se va
comprendiendo más y más, y una mayor comprensión facilita la interpretación y viceversa.
Pero aquí se trata de comprensión en sentido de entender y no en el sentido de sabiduría. En
éste último sentido, se parte de la consistencia, del catálogo -o fichero- completo, todo ese
fichero es como Internet, busco allí la información, la “bajo” y listo.
En GADAMER, además, hay algo más que es la Precomprensión, cuando ni si quiera
se de qué se trata, observo y digo “parece ser una máquina”, no tengo ni idea de para qué
sirve, pero sí tengo una precomprensión; y lentamente se va avanzando hacia una
comprensión e interpretación. Por eso la palabra “círculo”, aquí quiero centrarme, porque
es algo que hacemos todos los días, no estoy hablando de un vehículo para la exploración
lunar, insisto en que estoy hablando de algo que hacemos todos los días, desde que leemos
el diario, redactamos una sentencia o un escrito judicial, o cualquier actividad que
tengamos, hacemos este trabajo de comprender e interpretar, de partir de las reglas, de y
hacia la realidad; los contadores –por ejemplo- lo saben muy bien: cuando tienen que
presentar declaraciones juradas y hay rubros que pueden estar o no, o si hay gastos que son
deducibles o no deducibles y no es fácil la aplicación de jurisprudencia, siempre hay un
caso nuevo de Ingresos Brutos, puede ser una alícuota diferenciada según sea actividad
industrial o comercial, por ejemplo el armado de una computadores. Es decir, yo puedo
decidir una vez -vía interpretación del plano inmanencia-: esto que hace la gente lo
considero industrial, sube al plano de consistencia y entonces tengo la idea de la actividad
industrial. Pero mañana aparece otro caso, en el que no se trata del armado de
computadoras sino de juguetes y tengo que volver a decidir, esto lo hacemos todos los días.
No se trata de ningún misterio, no es necesario leer a ANAXIMANDRO en griego para saber
Filosofía; si lo leen ¡mejor! Pero, no es necesario.
Conferencia del Dr. GUSTAVO SIMONA
2.
Esta cuestión de la trascendencia, la consistencia y la inmanencia fue como “el
tema elegido” por EDUARDO RUSSO. Por eso, volví a releer esas cuestiones, y, de común
acuerdo, nos dijimos: vamos por ahí. Pero creo que está muy bien la distinción de la que se
hablaba al principio y, para prolongarla, quiero sacar una línea de esperanza, que tal vez no
podamos ver porque no nos va a dar la vida al respecto, pero no importa porque -a ese
respecto- nosotros no somos lo importante.
La noción o la proposición “Filosofía para no filósofos” es muy clara desde la
perspectiva de un mundo que divide el conocimiento en una serie de casillas analíticas, en
el cual cada casilla involucra una cierta especialidad o disciplina, donde un humano puede
ingresar y vivir una vida plena y maravillosa dentro de ella, sin enterarse -incluso con
derecho a no enterarse- de lo que ocurre en otras casillas, dado que puede decir: “no tengo
tiempo más que para mi casilla, por lo tanto las casillas ajenas no son mi materia” y
enviarnos a consultar a un especialista en esa otra casilla.
En las épocas en las que en este mundo la Filosofía fue vedette no había divisiones
en casillas del conocimiento y por eso la Filosofía era una disciplina tan representativa del
conocer en el mundo, puesto que encarnaba al conocimiento mismo. Recién después
vendrían los problemas prácticos de la vida, de diferentes órdenes como el Derecho y todas
las demás disciplinas. Entonces, epocalmente es muy apropiado decir hoy “Filosofía para
no filósofos” dado que en principio la casilla “Filosofía” no les corresponde a los “no
filósofos”; nosotros estaríamos del lado de los híbridos, dementes, enfermos y los seres que
el sistema vomita, dado que académicamente somos abogados y pervertidamente
apasionados por la Filosofía, lo cual nos (in)titula como filósofos sin haber ido a la
Facultad de Filosofía. Por lo tanto, en algún punto, desde la lógica que divide el
conocimiento en compartimentos, no estaríamos habilitados para dar una charla de
Filosofía dado que carecemos del título habilitante de Filósofo para hacerlo. Imaginen una
persona que no hizo la carrera de Derecho, dando una charla sobre “Derecho para no
juristas” y confesando que no se recibió en esa materia. Imaginen a un Ingeniero textil
hablando del Código Penal. Pero, así como esta imagen se revela como un desconcierto, se
registra un dato muy particular en la Filosofía: Platón hablaba de Filosofía y en Grecia no
había carrera universitaria posible en esa materia. Hay aquí una nota importante: alguien
habla de lo que supuestamente en ningún lugar enseñan, por lo tanto hay otro lugar de la
Filosofía para no filósofos que se vuelve un poquito más fino de distinguir, es decir, hoy
acá quizá haya abogados o sociólogos o contadores, pero es seguro que no hay ningún
egresado de la Facultad de Filosofía. Desde ese punto de vista de la propuesta “Filosofía
para no filósofos”, estamos todos en el lugar correcto y la proposición es verdadera. sin
embargo, lo que falta es el filósofo.
Pero existe otra cosa que es indispensable para la Filosofía y se puede llamar
vocación, oído, disposición, talante, inclinación. La inclinación filosófica que –como dijees fundamental para la Filosofía, no se decide, viene dada en el hombre; en numerosos
nombres propios de la Filosofía funciona más como un karma que como una bendición,
estamos pensando en NIETZSCHE, SCHOPENHAUER. En los griegos la impronta de un destino
no se percibe dado que se trata de una suerte “de pueblo filosófico”, carecen del
sentimiento moderno de soledad. Pero más cerca de nosotros, hay gente que ha sufrido
mucho por la disposición filosófica de sus cuerpos. SPINOZA es un ejemplo vibrante de
sufrir por un karma filosófico, de estar sólo en el mundo presa de él.
Ahora bien, si hay otra Filosofía que es la de la disposición filosófica y no la de la
carrera de Filosofía, bajo la premisa de la inclinación ¿cómo armamos una charla de
“Filosofía para no filósofos”? Es decir, ¿en qué medida el oído filosófico está o no hoy
acá?, ¿en qué medida la inclinación filosófica nos pertenece o no? Porque al que no le
pertenece la Filosofía en este segundo sentido, pues olvídelo, porque es como querer tocar
el piano y no tener oído. En ese sentido la Filosofía se comporta con crueldad; es como la
música, si no tenemos oído musical, la música no penetra, no transita. Las disposiciones no
se deciden, son dadas, están decididas, remiten a algo que viene de afuera. Yo no recuerdo
cuando empezó a gustarme el rojo, no creo que lo haya decidido nunca, el recuerdo sólo
dice que estaba en mí. Por eso queríamos hacer esta distinción: hay dos Filosofías para no
filósofos, aquella que necesita detectar la disposición filosófica (en general, el que tiene la
predisposición filosófica ya está enterado), y aquella que corresponde a una cierta casilla
analítica y que, para el no especializado o especializado en otra cosa, implica un: “de
Filosofía no se nada”, y piensa que su eventual interés se resuelve yendo a la universidad.
En ese sentido, una “Filosofía para no filósofos” es de todos, algunos o ninguno al mismo
tiempo, cada quien reconocerá los suyos, o más bien se reconocerá así mismo, en la medida
que pueda y sabrá de su eventual pertenencia. Simplemente queríamos hacer esta
distinción, que nos parecía muy importante, para ahora referirnos a aquel “canto de
esperanza”: ¿por qué a su vez resulta muy interesante que ocurra una convocatoria bajo la
premisa “Filosofía para no filósofos”? A mi me gusta trabajar mucho el profetismo,
normalmente me sale muy mal, pero la Filosofía de por sí intenta siempre ser profética.
¿Cuál es mi profecía? Reuniones como ésta son una prueba de cómo las disciplinas en
tanto compartimentos, estancos y diferenciados van a su perdición y están por desaparecer,
se están volviendo cada día más obsoletas, más autorreferentes e inútiles. Hace unos
cincuenta años este mundo inventó la palabra interdisciplina para poder remediar esos
males que le estaban ocurriendo a las disciplinas. Entonces juntó sociólogos con abogados,
psicólogos con sociólogos, o economistas con juristas para ver qué pasaba. Pero seguíamos
estando en la lógica de las disciplinas cerradas, ahora sencillamente signadas por una suerte
de pseudotolerancia y colaboración; por eso, pese a estos intentos, la división del
conocimiento en compartimentos continuó en crisis. Por lo tanto, un pensamiento más
global, más universal, es requerido nuevamente por las personas aunque sin saber bien por
qué. Creemos que este desconocimiento ocurre por carencia, que suele ser el motor para
disparar. O tal vez, por exceso, impronta de cualquier saturación o acabamiento. Así,
también creemos que, quizá -con buenos vientos-, en unos quinientos años, tal vez se
recupere en este mundo la Filosofía, dado que hoy se estudia en las universidades como
disciplina separada, tanto como el Derecho, la Contabilidad y la Economía. Y la Filosofía
siempre fue un pensamiento mayor que la Economía y la ciencia; de hecho, la Economía
era Economía en la medida en que un pensamiento filosófico se había impuesto primero.
Hoy por hoy, en cambio, la Filosofía parece no interesar y, tiene que venir ZACCARÍA a
decirnos ojo que la Filosofía esta ahí, en lo más profundo de tu conocimiento técnico reside
una disposición filosófica “x”, pero ya no se sabe cuál es. Porque ahora la ciencia pare
filósofos y no filósofos paren ciencias como ocurría antes con la Filosofía. Es decir: un
filósofo como Aristóteles parió la Lógica, hoy los lógicos dicen tener una u otra Filosofía,
algo ha cambiado. Los filósofos griegos, los Pitagóricos no eran matemáticos, eran
filósofos que con sus filosofías parieron conceptos matemáticos. Hoy los matemáticos
tienen tal o cual preferencia filosófica, es decir, algo ha quedado subordinado a las
disciplinas que en su origen no lo estaba, más bien todo lo contrario.
La crisis de las disciplinas nos concierne en esta charla porque nos muestra que un
pensamiento universal es posible. No en sentido globalizador: de imponer una lógica
determinada, sino de un pensamiento del ser, y no del ser según el Derecho, la
Contabilidad, la Economía, etcétera, sino del ser en tanto ser, un pensamiento filosófico del
ser.
Hay quienes dicen que las disciplinas viven muy cómodas sin la Filosofía, creemos
que hoy por hoy es así. Los abogados no precisan de recursos filosóficos para llevar su
tarea adelante, lo que hace de la Filosofía una disciplina inútil. Sin embargo, algo parece
volverse ineluctable, permite la profecía y explica esta nuestra circunstancia.
Inútil es una mala palabra en este mundo ya que lo positivo suele estar asociado a lo
útil y a lo inútil se le reserva una consideración negativa o a lo sumo menor. No obstante,
¿hay algo más inútil que el pensamiento o la contemplación del ser, disociado, aislado de su
ocurrencia en un ente determinado? Pensamiento inútil por definición. Pensamiento
anárquico y libertario. Pensamiento para los que no conciben su existencia como un fin en
sí mismo, sino como una consecuencia menor y fatal de un pasado.
En cuanto a los filósofos, verdaderos filósofos, debe nacer uno cada ciento
cincuenta años más o menos. Es un personaje o “figurita muy difícil” en este planeta.
Después están todos los que se contagian de ese nacimiento, éstos son muchos más. El
propio HEGEL decía “la Filosofía es el sentido común al revés”9 quizá en el siglo XIX no
pasaba nada con decir eso, hoy es un atentado, dado que hoy -aparentemente- el sentido
común es el máximo regulador de las cosas, es el lugar donde nos encontramos más allá de
las diferencias académicas. De hecho digamos que es el lugar común, es el que convoca
nuestra boca, cuando la disciplina no sabe bien qué hacer. Cuando la regla objetiva no sabe
bien qué hacer, decimos “sentido común”. El “sentido común” -en clave filosófica- para
Platón, por ejemplo, es el mundo de la apariencia. ¿Qué es el mundo de la apariencia para
Platón? Es lo que creemos todos los días -a la que llamamos realidad- pero que según
Platón no tiene nada que ver con lo “real”. Según toda la tradición filosófica de la India, la
9
Citado por DELEUZE, en “Qué es la filosofía”, op. cit.
“realidad que vivimos todos los días”, tampoco tiene nada que ver con lo “real”, aquello
que antiguas tradiciones denominaban el “Velo de Maya”10, el velo de apariencia.
Precisamente, como no todos somos filósofos y el camino de la Filosofía es arduo, ese
camino es el de lograr descorrer ese velo, que viene adquirido, decidido en nosotros y tiene
para con nosotros, el peso de innumerables generaciones. Es dificilísimo romper con ese
velo, por eso es que nosotros repetimos tanto a madres y a padres, porque es el peso de lo
que se nos vienen encima y nos reitera.
Filósofo es el que rompe ese velo, y de esa forma -según la tesis platónica- accede a
algo que no puede comunicar en el mundo del velo. Entonces el filósofo participa de un
dolor radical del existir: por un lado una soledad terrible y por el otro querer comunicar
algo a quien no sabe de que talante es en relación a la disposición.
Todos saben la etimología de la palabra “filosofía”11, viene del griego Philos, que
en griego significa <<amistad>>, y sophia , que significa <<sabiduría>>. DELEUZE hace una
interpretación muy buena del prefijo “amigo”, “amistad”: no es lo mismo el que tiene la
sabiduría, del que es amigo de la sabiduría. Recuerden lo mencionado antes acerca del
Agon, esto es, de la confrontación o lucha, no en el sentido de la violencia física, sino la
confrontación de ideas. Para DELEUZE en Filosofía no se discute, bastante cuesta entender
lo que otro quiere decir, o plantear el problema. No es cuestión ganar la discusión o de
someterla votación. Nunca se terminó por votación una discusión filosófica.
El agon griego tiene una referencia mitológica, que brinda una referencia sin
concesiones. En general, nosotros decimos que el origen de la Filosofía se encuentra en la
experiencia griega. Así, aparecen como un antecedente de nuestros tiempos, es decir, como
una “previa” a nosotros, una suerte de borrador. Esta idea importa un concepto uniforme
del hombre: el hombre griego -con variantes- no deja de ser el mismo hombre que habita
hoy en el mundo, camina, come, tiene problemas, hace el amor, etcétera. El hombre sería
prácticamente el mismo a lo largo de la historia. Es bueno, a veces ver anécdotas griegas
para hacer temblar esa mismidad.
Los griegos aludían a una Diosa que se llamaba Eris, que sembraba la discordia, el
odio, el encono, la envidia entre los hombres. Esto lanzaba a los hombres a la batalla, al
crimen de los unos contra los otros. En el comienzo de La Ilíada es Eris la que le susurra al
oído a uno y da comienzo a una guerra sangrienta. Esta Eris era referida como “la mala”.
La diosa Eris tenía una hermana que se también se llamaba Eris, a la que los griegos
llamaban “la buena”. Si la Eris “mala” sembraba la envidia, el encono etcétera, se pensaría
que la Eris “buena” sembraba el amor, la concordia, etcétera. Pues bien, para los griegos la
Eris “buena” sembraba envidia, odio, etcétera, es decir los mismos sentimientos que la Eris
“mala”. Sin embargo, hemos sido enseñados que lo malo es contrario a lo bueno y
viceversa. La mentalidad griega, en cambio, consideraba que la envidia, el encono vienen
con el hombre y se van con él. La violencia está en el hombre y nunca deja de estar en él;
sólo que hay diosas para una vertiente y diosas para otra vertiente. La Eris buena es la que
lleva la envidia hacia el interior de la polis y crea el agon filosófico, donde la batalla no es
de la carne contra la carne, sino del diálogo contra el diálogo. Pero para los griegos, allí
donde hay un debate filosófico, no deja de participar un sentimiento de “violencia”,
“encono” y “envidia”. No son buenos los filósofos y malos los guerreros, sino que los
malos están poseídos por una forma malvada de la diosa, en cambio los buenos están
10
11
Innumerable la literatura al respecto. Al azar, el reciente libro de ROBERTO CALASSO: “Ka”, ed. Anagrama.
Del lat. philosoph a, y este del gr.
.
poseídos por una forma buena de la diosa, pero finalmente, ambas diosas tienen los mismos
atributos. Nótese además la ausencia de mérito personal asociable a esta dualidad. La única
culpable es la diosa.
La violencia nace con el hombre, es hija del hombre y es madre del hombre, la
cuestión es donde ocurre el dique, hacia donde se derivan nuestros sentimientos o estas
formas de lo humano que no podemos erradicar, y que implica todo lo contrario de la lógica
cristiana y demócrata, que, con posterioridad a la mente griega, va a enseñar que lo malo
debe reprimirse y lo bueno es lo que corresponde hacer aflorar; pero esta lógica no era la de
los griegos. Ellos preguntarían “¿cómo puedo reprimir lo que me constituye como tal?”,
sería como una negación de sí mismo; por lo tanto, en lugar de fundar una represión
dirigían la violencia hacia otro lugar.
Tanto así que en griego la palabra pathos (
) aludía a las pasiones de los
hombres, de esa raíz deriva la voz “patológico”, y se enfrentaba con el ethos (
). De
esta misma raíz griega deriva la palabra ethicos (
), que significa 'teoría de la vida', y
de la que derivó la palabra castellana “ética” y de phatos patología. Lo interesante de esta
aclaración es que el pathos de los griegos no era lo patológico del mundo cristiano, ni lo
patológico en la sociedad actual.
Las figuras de la Eris mala y la Eris buena resultan tremendamente ilustrativas. De
hecho nos hacen ver otra concepción del mundo, ya que en principio no hubiéramos
calificado a la buena como, de manera sorprendente para nosotros, lo hacían los griegos.
Precisamente, el relato parece ser muy efectivo, porque nos muestra las diferencias de
nuestro mundo con el mundo griego. Independientemente de las similitudes físicas y
fisiológicas que tenemos con los griegos, el planeta era muy distinto, y esas diferencias
hicieron que en Grecia se dieran las condiciones de posibilidad para que nazca algo que hoy
llamamos Filosofía.
Ahora bien ¿hay condiciones de posibilidad hoy en día, para que ocurra algo como la
Filosofía? Hay algo que conspira en el mundo actual y llego con esto al segundo punto al
que quería referirme. La primera premisa para filosofar es tomar nota de un error: cuando
nosotros decimos, por ejemplo “tengo que pensar esto”, “tengo que pensar cómo resolver
este caso”, desde el punto de vista del sujeto pensante sabemos que pueden pasar muchas
cosas; sabemos que podemos estar muy cansados, haber tenido un mal día, conflictos, la
lluvia, malestares físicos, errores en la percepción, en el juicio. El pensamiento de hecho
está sujeto a lo que el hombre denomina finitud e imperfección y, por lo tanto, de hecho no
se concreta a en todos las casos de la mejor manera. Pero, en cambio, el pensamiento de
derecho parece siempre salvarse. Es de hecho el lugar donde tradicionalmente el
pensamiento recae en el error, en sentimientos como la envidia, o segundas intenciones que
ya no tendrían que ver con la “verdad”. Pero se dice tradicionalmente que, de derecho, lo
que hace el pensamiento por sí, es tender hacia lo “verdadero”. El que se equivoca es “el
sujeto eventual, pensante, accidental, casual”, pero él, el pensamiento, eso que se llama “el
pensamiento”, querría la “verdad”. Luego está el hombre de turno a quien “no le sale”
aquello a lo que el pensamiento de derecho necesariamente tiende. Se trata de un error de
la filosofía de los últimos dos mil quinientos años: el primero en darse cuenta de este error
fue Nietzsche -para dar referencias concretas-, o por lo menos en hacerlo el objeto máximo
de su consideración. Aunque SPINOZA se dió cuenta antes, pero como vivía en un mundo
más peligroso que el de NIETZSCHE, escribía lo que pensaba de manera esquiva, hermética
y esotérica, para que lo entendieran unos pocos, y luego era muy meticuloso al elegir a
quien le escribía una carta, justamente por el peligro que implicaba en su época el hecho de
escribir cosas que cuestionaran la “esencia” del pensamiento.
Todo lo que llamamos Filosofía de la posmodernidad -es un atrevimiento nuestrono existiría sin NIETZCSHE, sin él no estaríamos aquí parados. Si hoy queremos ser
filósofos, tenemos que pararnos encima de de los hombros de NIETZSCHE, nos condenó a
seguir su línea para poder pensar hoy, y es así porque tomó una bifurcación tan necesaria,
que si no continuamos por ahí, giramos en lugares que NIETZSCHE rápidamente refutó o
destruyó. Por eso digo que nos condenó a un camino. Así como lo hicieron Platón y San
Agustín y posteriormente también Santo Tomás, que también condenaron a los hombres a
un camino. Y, su vez, ellos también estaban condenados a un cierto camino.
NIETZSCHE no hace la pregunta por el sujeto, justamente no hace la pregunta
culpable sobre si usted se equivoca o acierta, sino ¿en qué nos basamos para afirmar que el
acto de pensar es necesariamente un acto que tiende a la “verdad”? De hecho, la hipótesis
freudiana va a venir luego -del lado del psicoanálisis-, a mostrarnos que lo que nosotros
llamamos “verdad” es lo que mejor se adecua a nuestra instintiva necesidad sexual y, por lo
tanto, de derecho, parece que el pensamiento más quiere satisfacer una animalidad que
encontrar alguna “verdad”. Ahora bien, en el marco de esto que hemos llamado Filosofía
para no filósofos, el primer requisito es destituir al pensamiento de esta noción de que su
trabajo es perseguir lo “verdadero”, y a partir de ahí, si ese no es nuestro trabajo, ¿qué nos
queda con el pensamiento?: pensar las coordenadas que nos depositan aquí y ahora, en
cada instante. Ya no se trata de por qué estudiamos Derecho, porque esa pregunta siempre
se contesta de derecho; es decir, porque nos interesa la “justicia”, porque queremos un
“mundo mejor”, porque queremos ver “qué podemos hacer por los demás”, etcétera. Se
contesta siempre desde el punto de vista del “pensamiento de derecho” y no desde el avatar
de cada uno. Pero si yo anulo esta noción de que el pensamiento de derecho quiere la
“verdad”, lo único que queda es preguntarme ¿cuáles son las coordenadas existenciales que
me han depositado en este momento -ahora-, donde me encuentro siendo un abogado? Eso
no tiene nada que ver con las razones altisonantes de la justicia, ni nada de eso. Eso ya es
un procedimiento de conocimiento que FOUCAULT -tomando a NIETZSCHE- llamaba
genealogía (para más referencia hay un gran texto de FOUCAULT que se llama “Nietzsche,
la genealogía y la historia”). De derecho, damos respuestas históricas a preguntas como
¿por qué somos abogados? Pero de hecho, genealógicamente, la respuesta a esta pregunta
justamente ya no remite a ningún universal del tipo “por la realización de la justicia”, sino
que remite a coordenadas propias. Lugar muchas veces no sólo difícil de representar (en
atención a su ineludible singularidad), sino de tolerar. Si observamos las coordenadas
topológicas que nos envían a un determinado lado, es muy probable que nos encontremos
no queriendo estar en ese lugar. La ilusión de un “por la Justicia” sirve de apósito a la
mirada. He aquí al velo de Maya.
Al hablar de hecho y de derecho, estoy hablando de la distinción de iure y de
facto. Por ejemplo, en la distribución tradicional de los sexos, yo soy un homo,
heterosexual, caucásico, de orientación occidental. De hecho, supongamos que me
encuentran “enroscado” con tres hindúes masculinos también. Ahora bien, las nociones que
allí aluden a “anormalidad” o “perversión” remiten a lo que de derecho se supone que un
hombre “es”.
Imaginemos una llave inglesa pero colgada en la pared, de derecho ajusta, pero de
hecho, puede no ajustar en muchas circunstancias; porque está oxidada, porque no tengo
fuerza, etcétera. Aquí no existe “yo”, cuando hablo del pensamiento sin remitirme a ningún
sujeto en particular, no hay ningún “yo” en juego, porque el pensamiento existe mas allá
del sujeto. Es más, sujeto es una operación del pensamiento, no su estado previo de
posibilidad y génesis. Alguna vez (esto lo ha demostrado muy bien FOUCAULT) los
hombres no fueron sujetos.
Cuando no comprendemos algo, por ejemplo si nos equivocamos con un fórmula
matemática, no nos enojamos con el pensamiento, consideramos que nosotros fuimos
torpes, nos enojamos con nosotros que no entendimos, pero el pensamiento, es decir, la
facultad de comprender de derecho “eso” que no comprendimos –en tanto facultad
disponible para el humano- quiere comprenderlo.
Podemos decir que existe un pensamiento independientemente del sujeto que
piensa, como facultad, como disposición. Si pensamos que no es así, si pensamos que cada
pensamiento es el hombre encerrado en su propio pensamiento y nada más, tenemos un
problema para comprender cómo nos comunicamos los pensamientos entre nosotros.
Cuando, para hablar de la filosofía, la sometemos a un criterio de utilidad, la
condenamos. De hecho hay algo que prevalece sobre la filosofía y es aquello a lo que la
filosofía está sirviendo como útil. Es muy difícil tolerar lo inútil en este mundo. Cada vez
que leemos en los diarios sobre una investigación científica, requerimos que junto con los
costos, con el “gasto” que esa investigación insume, se conozca para qué nos va a servir por ejemplo, prevenir enfermedades-, de lo contrario nos ponemos nerviosos.
La justificación de utilidad es lo que hace de la filosofía un apéndice del mismo
criterio de utilidad y supervivencia que, a lo sumo, no pasa de ser siempre un criterio del
presente, epocal. De hecho la utilidad es casi siempre poder comer, reproducirme y estar
tranquilo y, por lo tanto, la filosofía termina siempre subordinada a la seguridad del
individuo, a la reproducción del individuo. Sin embargo, filosofía como arte es trascender
los fines útiles del individuo.
En Grecia, la filosofía era una práctica inútil, al contrario, allí se festejaba la
inutilidad de la filosofía. Siguen apareciendo las distancias. ¿El hombre siempre fue el
hombre?
GIORGIO COLLI ha escrito un libro llamado El nacimiento de la filosofía, que
podríamos decir que es casi de divulgación. Y allí dice cosas como que los griegos no
tuvieron tecnología porque no quisieron tenerla. Para el autor, en tanto los griegos
inventaron el dispositivo conceptual con el cual armar un edificio, no puede predicarse que
no sabían cómo hacer el edificio, porque lo que sabe un arquitecto para armar un edificio,
es lo que inventó un griego para hacerlo. Los griegos no tuvieron tecnología porque, así
como pensaron los conceptos para producirla, se dieron cuenta que si comenzaban a
producirla, tenían que ser los esclavos de la tecnología. Porque la tecnología requiere la
fábrica, el trabajo y los griegos (siguen las diferencias) entendían el trabajo como un objeto
de vergüenza personal.