Download Capilla en honor de Monseñor Romero en Londres

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Transcript
Romero
Capilla en honor de Monseñor Romero en Londres
E
l 19 de septiembre se inauguró
en la Catedral Católica de St.
George’s, Londres, un “Espacio
de Oración” (Prayer Space) en honor
a Monseñor Romero, colocándose un
cruz de más de 4 metros de altura,
encomendada al artista salvadoreño,
Fernando Llort. La decoración de
la cruz lleva los rostros de varios de
nuestros mártires salvadoreños. En la
inauguración la capilla estaba llena hasta
rebozar estuvieron presentes Fernando
Llor, Julian Filochowxky y otros grandes
amigos de El Salvador.
Publicamos a continuación la homilía de
monsenor Ricardo Urioste.
Homilía
Estamos aquí reunidos, gracias a la invitación de
su Excelencia, el Arzobispo Peter Smith, y al Romero
Trust, para inaugurar el memorial en honor al Obispo de
Eastanglia, Michael Evans, quien fue un arduo defensor
de la Causa Romero.
Hoy, quisiera recordar tres características esenciales
de la vida de Monseñor Romero. La primera es que
Romero era un hombre de Dios, de oración profunda.
Segundo, era un hombre de iglesia. Y tercero, era un
hombre del pueblo, especialmente de los más pobres y
sufridos.
1. Un Hombre de Dios: Tenemos la suerte de
conocer los textos que Monseñor Romero escribió desde
su juventud. Poco antes de su ordenación sacerdotal
en Roma, escribió: “Este año me rendiré totalmente a
Dios. O Señor, por favor. ayúdame y prepáreme. Tú eres
mi todo, y a pesar de mi nada, amorosamente deseas
que me convierta en mucho. Entre tu todo y mi nada,
podemos hacer mucho”.
Una vez ordenado de sacerdote, y estando todavía en
Roma, escribió: “Nuestro Señor estos días me ha llenado
de mucha fortaleza y de un anhelo profundo de santidad.
Monseñor Urioste
ante la abadía
de Westminster
con la estatua de
Monseñor Romero.
He meditado sobre qué tan alto puede ser levantada un
alma si uno se deja poseer totalmente por Dios”.
Yo tuve el privilegio de viajar dos veces a Roma con
Monseñor Romero cuando era Arzobispo de San Salvador.
Fuimos juntos a la Basílica de San Pedro. Él se hincó ante
el altar de la confesión, y yo me hinqué al lado suyo. Tras
un rato, me levanté. Vi que Monseñor Romero continuaba
en profunda oración y me dije: “Hay que seguir a este
hombre porque él está siguiendo a Dios”.
Su vida siempre estuvo enraizada en la oración. El
10 de julio de 1977 dijo en su homilía: “Vivimos vidas
verdaderamente hacia fuera. Solo unos pocos viven
de verdad mirando hacia dentro y por esto hay tantos
problemas… En el corazón de cada persona, hay algo
parecido a una célula pequeña e íntima, donde llega Dios
a hablar en privado con esa persona. Es aquí donde cada
persona determina su propio destino, su rol particular en
el mundo. Si fuéramos a entrar en esta pequeña célula
cuando tenemos problemas, y escucháramos la voz del
Señor que habla a través de nuestra conciencia, ¿cuánto
mejoraríamos el ambiente, la sociedad y la familia?”.
Estoy seguro que Monseñor Romero esperaba a diario
la visita de Nuestro Señor a su célula íntima. El 24 de julio
del mismo año, escribió más sobre el mismo tema:
11
Romero
Reliquia de Monseñor Romero
Dando una entrevista a Radio Vaticano
“La oración es el culmen del desarrollo humano. Una
persona no vale por lo que tiene, sino por lo que es. El ser
humano tiene vida verdadera cuando se encuentra frente
a frente con Dios y entiende las maravillas que Dios le ha
hecho. Dios ha creado el ser humano con inteligencia,
libre y capaz de amar”.
La definición de oración de Monseñor Romero como
el “culmen del desarrollo humano” siempre me impactó.
Porque es cuando rezamos que nos hacemos enteramente
humanos, tal como Dios quiere que seamos. Igualmente,
es a través de la oración que admiramos las maravillas
que Dios ha obrado en nuestras vidas.
través de la cual trato de mantenerme en unión con Dios,
no sería más de lo que San Pablo llama una campana
que resuena”.
El 10 de febrero de 1980, escasamente dos meses
antes de su muerte, dijo en su homilía:
Cuando vemos un árbol cargado de fruta, sabemos
que está bien enraizado en la tierra. Cuando vemos los
frutos que ha dado la vida de Monseñor Romero, sabemos
que su alma estaba profundamente enraizada en Dios, a
través de la oración.
“Hay una invitación a todos los y las hermanas. No
se excluye a nadie. Todos tenemos este santuario íntimo
de consciencia donde Dios aguarda el momento en
que tú bajes a hablar con Él y decidas, en la luz de su
mirada, tu propio destino. Qué bello pensar que puedo
tener una audiencia con Él cuando yo quiera. Que en el
momento que yo me quiero retirar en oración, Dios me
está esperando y escuchando”.
Monseñor Romero nunca faltó a sus citas con Dios.
Su homilía del 2 de marzo de 1980, veinte días antes
de su muerte, reflejaba su ser más íntimo todavía más
claramente:
“Ayer me preguntó un periodista dónde encontraba la
inspiración para mi trabajo y mis prédicas. Le contesté:
‘Es una pregunta oportuna porque voy saliendo de mis
ejercicios espirituales’. Si no fuera por mi vida de oración a
12
Desde luego monseñor no fue una campana que
resuena. Fue la voz de los sin voz. La claridad de su objetivo
provenía de su vida de oración, tal y cómo explicó cuando
dijo: “Jamás me he creído ser el líder de mi pueblo porque
solo existe un líder, Jesucristo. Jesús es la fuente de la
esperanza. Todo lo que yo predico está basado en las
enseñanzas de Jesús. En Jesús yace la verdad de todo lo
que predico”.
2. Un hombre de Iglesia. El segundo aspecto que
deseo comentar sobre Monseñor Romero es que era
un auténtico hombre de Iglesia que manifestó siempre
su amor al Papa, sin importar cual fuera. Permaneció
siempre fiel al Magisterio de la Iglesia.
El lema que escogió al ser ordenado obispo, SER UNO
CON LA IGLESIA, significaba tres cosas para él 1- Ser
uno con la Iglesia a través de la oración. 2- Amor devoto
y servicio para los más necesitados. 3- Amor fidedigno a
las enseñanzas de la Iglesia
Estoy seguro que nadie conocía tan bien como él los
documentos que emanaban del Magisterio de la Iglesia.
De hecho, los documentos de la Iglesia y del Evangelio
fueron las directrices de su vida. Estaba familiarizado
Romero
Monseñor Urioste frente a la entrada de CAFOD, Agencia de
ayuda al tercer mundo, muy comprometida con El Savador.
con la sistematización de la doctrina social de la Iglesia.
Me atrevo a afirmar que, de no ser por el apoyo que
encontraba en los escritos de los Papas sobre la doctrina
social, Monseñor Romero no se hubiera sentido tan
capacitado para desarrollar su ministerio pastoral.
Él pensaba en una iglesia humilde y sencilla cuando
dijo el 1 de octubre de 1978: “Queridos hermanos y
hermanas, esta es la gloria de la Iglesia: pasar por la
kenosis de Jesucristo. Por eso tiene que ser humilde y
pobre. Una iglesia de superioridad, que depende de
poderes terrenales, que es auto-suficiente y orgullosa no
es la Iglesia de la kenósis de San Pablo”.
Esto es precisamente lo que el Papa Francisco ha
confirmado al inicio de su Papado cuando ha dicho:
“deseo una Iglesia pobre para los pobres.” Esta es la
iglesia que soñaba Monseñor Romero.
Sobre este tema, recuerdo una vez que convocó a
los teólogos y moralistas de la arquidiócesis para una
consulta. Mientras escuchaba a todos, él apuntaba. La
reunión duró un par de horas. Más tarde, cuando salió a
la calle, se acercó a un pordiosero. Yo pensé que le iba a
ofrecer ayuda. ¡Cual no fue mi sorpresa al oír que le hizo
la misma pregunta que le había hecho a los teólogos!
Para Monseñor Romero, los pordioseros también eran
Iglesia.
Finalmente, quisiera citar la carta que le escribió
al Cardenal Baggio, en aquél entonces, Prefecto de
la Congregación de Obispos. El 24 de junio de 1978,
escribió: “He tratado de proclamar la fe verdadera sin
desligarla de la vida para así ofrecer a todos la riqueza
total del Magisterio de la Iglesia, así como mantener
firmemente la unidad de la Iglesia, representada por el
Pontífice Romano. Durante muchos años, mi lema ha
***
Oración para pedir la beatificación de
Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez
¡OH JESÚS! PASTOR ETERNO,
Tú hiciste de Monseñor Oscar Romero
un ejemplo vivo de fe y de caridad,
y le concediste la gracia de morir al pie del altar
en un acto supremo de amor a ti.
Concédenos, si es tu voluntad,
la gracia de su beatificación.
Haz que sigamos su ejemplo de amor por tu Iglesia,
por tu Palabra y la Eucaristía.
Haz que te amemos en los más pobres y necesitados
así como hiciste con el pueblo salvadoreño.
Te lo pedimos por la intercesión
de la Virgen María, Reina de La Paz.
Amén
Monseñor Ricardo Urioste
***
13
Romero
Monseñor Urioste
pronunciando la
homilía
sido “UNO CON LA IGLESIA”. Siempre lo será.
Frecuentemente, me he repetido lo difícil que es ser
fiel a las enseñanzas del Magisterio, al mismo tiempo
que es tan fácil olvidar o ignorar algunos aspectos de la
misma. La lealtad al Magisterio conlleva gran sufrimiento
mientras que si se ignora, nos ofrece seguridad, paz y la
ausencia de problemas. La fidelidad a las enseñanzas de
la Iglesia provoca acusaciones y desdén; la indiferencia
al Magisterio se premia con adulaciones y promesas de
futuro. Pero esto solo me confirma lo que el Magisterio
de la Iglesia, a través del Segundo Vaticano, dice a sus
obispos:
Los obispos deberían de presentar la doctrina
cristiana de tal manera que se adapte a las necesidades
de los tiempos. Es decir, en una forma que responda a
las dificultades y preguntas que abruman a la población.
Deberían de proteger esta doctrina, enseñándoles a los
fieles cómo defender y propagarla. Al proponer esta
doctrina, deberían de manifestar lo maternalmente
solícita que es la Iglesia con todo ser humano, sea
creyente o no. Los pobres deberían ser atendidos con
especial afecto por los obispos, a quienes Nuestro Señor
mandó a predicar el Evangelio¨ (Christus Dominus, No
13)
Considero muy importante su carta al Cardenal
Baggio porque nos permite unir la muerte de Monseñor
Romero al Magisterio de la Iglesia. En la carta, mantiene
que la fe no puede estar aislada de la vida cotidiana.
También se refiere a la necesidad de considerar el
Magisterio de la Iglesia en su totalidad. Habla de unidad
y recuerda lo que siempre fue su lema: SER UNO CON
LA IGLESIA. Reflexiona sobre qué tan difícil es ser fiel a
la proclamación de la Iglesia en sus documentos sobre
derechos humanos, la justicia y los pobres. Es un reto
14
porque conlleva gran sufrimiento. Desde luego que, en su
vida personal, sufrió mucho, a al punto de ofrecer su vida
cuando lo asesinaron mientras celebraba la Eucaristía.
Por todas estas razones, pienso que Monseñor Romero
fue un mártir por su amor al Magisterio de la Iglesia.
Sabemos cuán importante y definitivo era esto para su
vida como pastor y evangelizador cuando leemos en su
diario personal: “Ser fiel al Magisterio de la Iglesia. La
doctrina de la Iglesia es mi criterio:” (8 de julio de 1970).
Finalmente, deseo citar al Arzobispo Romero en su
homilía del 2 de julio de 1978: “Una vez más, he ratificado
que moriré, si Dios quiere, como un fiel sucesor de
Pedro, el Vicario de Cristo. Como he dicho antes, es fácil
predicar la teoría del Magisterio del Papa. Pero al intentar
ponerlo en práctica -encarnar las enseñanzas redentoras
en la historia de un pueblo sufrido como el nuestro- es
cuando surgen los conflictos. No me he vuelto desleal.
¡Jamás! Al contrario; Hoy me siento más fiel porque estoy
enjuiciado. Padezco tanto el dolor como el íntimo gozo
de la proclamación, no solo desde mis labios sino con
mi vida entera dentro de esta comunidad que se me ha
encomendado, de la doctrina en la que siempre he creído
y amo”.
En el próximo número de esta “Carta a las iglesias”
publicaremos el final de la homilía: “Un hombre del
pueblo, especialmente de los más pobres y sufridos”.
Además presentaremos una colección de ilustraciones
pintadas por Fernando Llort que adornan la capilla.