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El cerebro, soporte de la conciencia Prof. Bartolomé Yankovic N., abril, 2014 El diccionario de la RAE define conciencia como “la capacidad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta”. La conciencia es la capacidad para desarrollar actividad mental a partir de la complejidad del cerebro. La conciencia implica la facultad para la percepción y comprensión del medio natural, social y subjetivo, junto a la posibilidad de interactuar con ellos. La conciencia hace posible que nos demos cuenta de nosotros mismos, de nuestro interior, de cómo somos y cómo nos sentimos, a la vez que podemos entender la relación con otras personas y con los objetos que nos rodean. Conciencia significa “con conocimiento”, es “darse cuenta”. La conciencia es una capacidad que ha ido emergiendo paulatinamente, como fruto de la lenta y progresiva complejidad del cerebro a lo largo de la evolución. Poco a poco el cerebro ha sido capaz de integrar mejor la percepción, almacenar más memoria, pensar en recuerdos y proyectos, facilitar la comunicación mediante el habla, imaginar deseos y miedos, interrogarse sobre el pasado y el futuro. Las áreas de asociación del cerebro que no tienen una representación sensorial o motora concreta, sirven para conectar e integrar información y en interacción con la parte del cerebro que se llama tálamo, son el sustrato físico para la actividad mental de la conciencia. La conciencia (o la mente) es una capacidad emergente del cerebro; sin cerebro no hay conciencia, y a mayor complejidad cerebral, mayor capacidad de conciencia. Hoy comprendemos, además, que la conciencia es fruto de la capacidad sensorial del individuo que sabe percibir, aprender, grabar / neuroplásticamente experiencias y almacenar memoria conocimiento. Con lo que hoy conocemos sobre el cerebro se puede afirmar que la conciencia es fruto de la interacción dinámica entre las neuronas del tálamo y la complejidad de las redes neuronales de la corteza cerebral. El número de combinaciones posibles en un solo cerebro puede ser mayor que el número de átomo del cosmos… si consideramos que el cerebro, soporte de la conciencia, tiene unos 100.000 millones de neuronas… que establecen millones de sinapsis: en un centímetro cúbico de cerebro hay 1 millón de neuronas… y unos 10.000 millones de sinapsis. Para que el desarrollo de la vida mental sea correcto es necesario que las interconexiones entre las distintas áreas y niveles del cerebro se mantengan intactas, sin daño. Tras un TEC grave, aunque no muestre lesiones visibles localizadas en la resonancia magnética, el paciente puede sufrir alteraciones de la conciencia, en su capacidad de razonar, en su sentido crítico… lo que se atribuye a fallas microscópicas en las conexiones entre las redes neuronales que no permiten un correcto funcionamiento del conjunto. La conciencia es patrimonio del ser humano y está relacionada con el alto grado de desarrollo y complejidad del sistema nervioso, siendo el lenguaje el principal instrumento simbólico para la comunicación y el aprendizaje. La conciencia humana implica autoconciencia de uno mismo, capacidad para el desarrollo cognitivo, pensamiento simbólico, y capacidad para ideas nuevas formas de adaptación a la naturaleza mediante la cultura transmisible de una generación a otra. La conciencia surge de la estructura física del cerebro, aunque todavía no sepamos cómo. Cuando se daña gravemente el cerebro, se altera o incluso puede llegar a desaparecer la conciencia.