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Costanera Center y la Clasificación de los Edificios de Oficinas El edificio más alto de Sudamérica, la torre Costanera Center indudablemente constituye un hito emblemático en el panorama urbanístico de Santiago. Independiente de la controversia sobre su impacto, pronto lo veremos como una imagen representativa de la capital de Chile y, por qué no decirlo, del progreso económico del país. La demanda por estos nuevos espacios disponibles no será menor y, las instituciones que decidan ocupar sus oficinas serán aquellas para las cuales el prestigio e identificación con un proyecto ampliamente reconocible son atributos altamente apreciados, entre otros. Sin embargo y a pesar de la evidente majestuosidad, se debe tener presente que no necesariamente el edificio más glamoroso es aquel que satisface de mejor manera los requerimientos de su ocupante. Es que no basta con la calidad de sus materiales y sistemas o la eficiencia y belleza de su diseño. La localización, accesibilidad vehicular y peatonal, la disponibilidad de servicios y la distancia de las zonas de residencia de los empleados son factores igualmente decisivos a la hora de instalar oficinas corporativas. Entre los profesionales inmobiliarios dedicados a este mercado, existe una antigua práctica muy arraigada, cual es la clasificación de los edificios en tres diferentes categorías: A, B y C, a las que se suele agregar una primera definida como A+ o “Edificios Trofeo” (Trophy). No cabe duda que estas clasificaciones tiene una gran importancia académica al analizar el comportamiento de los mercados, pero tienden a rigidizar las negociaciones en el plano comercial, ya que cualquiera podrá darse cuenta de su subjetividad y arbitrariedad. Es que es muy difícil que un edificio reúna todas las características señaladas para ser acreedor a una determinada categoría. El caso de los desarrollos suburbanos suele ser típico: muy buenos edificios pero no pueden atribuirse una “accesibilidad excepcional” ni contar siempre con una adecuada dotación de infraestructura urbana (restaurantes, servicios, etc.). En otras palabras, no hay regla fija y, en definitiva, no se puede cuestionar la calidad de un edificio por estar clasificado como “B” o “C” ni se puede pensar que un edificio clase “A+”, como el Costanera Center, automáticamente va a satisfacer las necesidades de cualquier ocupante. De muestra un botón: la falta de una solución concreta a la congestión vial que se espera tras su inauguración pone en duda que el Costanera Center logre satisfacer la accesibilidad vehicular a este complejo y sus calles aledañas. Con tal nivel de construcciones en el país, el desafío de los desarrolladores estará en identificar nichos de mercado y producir el mejor producto que satisfaga las necesidades de ese grupo, por que lo único cierto es que un edificio será mejor o peor para una empresa desde la perspectiva de su propia realidad. Manuel Ahumada Berthoud Director Gerente Contémpora Servicios Inmobiliarios Santiago, 16 de Febrero de 2012. Con la colaboración de Juan Carlos Menéndez, Gerente Comercial, y Patrick Quijada, Broker Internacional. 1