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MEDICINA DEPORTIVA
Francisco Javier Morate Besuita
Especialista en Medicina de la Educación Física
y del Deporte Federación Española de Deportes para Ciegos
Hoy en día, cualquier persona que realice actividad física de forma regular, necesita una
evaluación continuada de los cambios fisiológicos que el deporte origina en su organismo y precisa
información directa de cómo poder beneficiarse, tanto a nivel de salud como a nivel de rendimiento
deportivo, de dichos cambios.
Por ello la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC) ha desarrollado un Servicio
Médico propio y autónomo que garantiza un control exhaustivo y un seguimiento riguroso en la
planificación del entrenamiento y en la evolución de sus deportistas.
EVALUACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA
La necesidad de mantener un óptimo estado de salud en nuestros deportistas, así como de valorar
los progresos provocados por el entrenamiento, hace imprescindible la realización de examenes
médico-deportivos periódicos.
El seguimiento que el Servicio Médico de la FEDC presta a las personas ciegas y deficientes
visuales, incluye todas estas características y sus objetivos primordiales son los siguientes:
— Valoración clínica
Su objetivo principal es comprobar la integridad de todos los órganos o aparatos sobre los que
puede repercutir el deporte practicado o bien pueden verse afectados independientemente de la
actividad física. En definitiva, valorar el estado de salud del deportista.
— Historia clínica y nutrición
Debe incluir todos los factores con significado médico y/o deportivo de la vida del deportista
mediante los siguientes apartados:
1. Anamnesis
— datos personales;
— historial deportivo;
— historial clínico incluyendo antecedentes familiares, antecedentes personales, historial por
aparatos (respiratorio, circulatorio, digestivo, locomotor, etc.);
— estado actual.
2. Exploración física detallada incluyendo los distintos aparatos y sistemas.
3. Aspectos nutricionales
La alimentación en un deportista es una parte fundamental de su preparación, y si ésta no se hace
adecuadamente, se pondrán en peligro los beneficios del entrenamiento para mejorar la capacidad de
su cuerpo para conseguir grandes metas. Por lo tanto, hay que tenerla en consideración, aunque sin
obsesiones ni reglas rígidas.
ESTUDIO DEL APARATO LOCOMOTOR
Es evidente que la práctica deportiva lleva consigo un mayor riesgo de lesión del Aparato
Locomotor. Para realizar un diagnóstico correcto, la metodología a seguir será:
1. Historia traumatológica.
2. Exploración física valorando movilidad articular, tono muscular, asimetrías corporales,
dismetrías de miembros, deformidades, sensibilidad, reflejos, balance morfoestático, podoscopia, etc.
3. Pruebas complementarias si fueran necesarias: radiografías, ecografías, resonancia magnética,
etc.
ESTUDIO DEL APARATO CARDIOVASCULAR
La actividad física impone a los diferentes sistemas del organismo unas importantes adaptaciones
cualitativas y cuantitativas. El Sistema Cardiovascular debe adaptarse para satisfacer el aumento de
las necesidades de oxígeno provocadas en los músculos esqueléticos implicados en la actividad física.
Este estudio incluirá:
1. Historia clínica cardiológica.
2. Exploración cardiopulmonar valorando tensión arterial y frecuencia cardiaca basales, pulsos
periféricos, auscultación cardiaca y pulmonar, etc.
3. Electrocardiograma basal de doce derivaciones y tira de ritmo.
4. Valoración cardiológica de la prueba de esfuerzo específica.
5. Pruebas complementarias si fueran necesarias: radiografias, ecocardiografía, etc.
VALORACIÓN ANTROPOMÉTRICA
La cineantropometría es la aplicación de la medida en el estudio de la forma, tamaño, composición
y proporcionalidad del individuo para un mejor conocimiento del crecimiento, rendimiento y nutrición
del deportista.
Mediante la medición de unos diámetros óseos, unos perímetros musculares, unas longitudes,
unos pliegues cutáneos y el peso y la talla, podemos determinar:
a) Composición corporal: es el estudio del fraccionamiento del peso corporal del individuo en peso
óseo, muscular, graso y residual, y sus respectivos porcentajes.
b) Somatotipo: es la descripción cuantificada de la morfología de un sujeto. Se expresa con tres
componentes:
— Endomórfico: representa el tejido adiposo y el aparato digestivo. Su predominio indica obesidad.
— Mesomórfico: su predominio indica desarrollo muscular.
— Ectomórfico: representa la piel y el sistema nervioso. Su predominio indica linealidad.
El cálculo de estos componentes se obtiene mediante la aplicación de fórmulas.
c) Proporcionalidad: nos permite hacer comparaciones entre dos individuos, en el mismo individuo,
entre modalidades deportivas, razas, edades, etc.
ESTUDIO ANALÍTICO BÁSICO DE DESPISTAJE
Determinación de parámetros sanguíneos y urinarios que puedan influir en el rendimiento deportivo
o que permitan descartar enfermedades.
VALORACIÓN FUNCIONAL
Sólo se puede evaluar la adaptación funcional del organismo a la actividad física, si el gesto
atlético se reproduce de forma específica (pruebas de laboratorio), o si el registro se obtiene
directamente en el campo deportivo (pruebas de campo).
La actividad física requiere energía y, nuestros músculos tienen dos formas fundamentales de
obtenerla, a través del oxígeno ambiente durante la respiración (metabolismo aeróbico), o bien a
través de las reservas energéticas que acumulan en su interior (metabolismo anaeróbico).
En términos generales, las actividades físicas de corta duración (1-2 minutos), se realizan
fundamentalmente a expensas del metabolismo anaeróbico; las de duración prolongada, a expensas
del metabolismo aeróbico.
El entrenamiento del deportista trata de desarrollar estas vías energéticas para aumentar el
rendimiento final del atleta. Dentro de cada metabolismo podemos trabajar la potencia y/o la
capacidad, tanto aeróbica (en presencia de oxígeno) como anaeróbica (en ausencia de oxígeno).
Lógicamente esta evaluación precisa de un continuo diálogo con los entrenadores y deportistas
para saber cuáles son sus necesidades y cómo han programado la temporada para evaluar, en cada
momento de la misma, si los objetivos marcados se cumplen.
Esta valoración funcional se realiza mediante las denominadas pruebas de esfuerzo, ya sea en
tapiz rodante o en bicicleta (laboratorio), o bien, en el lugar de entrenamiento del deportista (test de
campo).
En el laboratorio vamos a realizar un electrocardiograma continuo durante el esfuerzo, para
comprobar la adaptación cardiovascular al ejercicio y descartar posibles patologías que sólo se ponen
de manifiesto durante el ejercicio y no aparecen en reposo. Si además disponemos de un analizador
de gases (ergoespirómetro), podremos realizar la determinación del consumo máximo de oxígeno
(VO2max) de cada deportista. Esta determinación equivale a la Potencia aeróbica que antes
mencionamos. Por lo general, se expresa en mililitros de oxígeno por kilogramo de peso corporal, para
hacer posibles las comparaciones entre atletas.
Básicamente cualquier test de esfuerzo con consumo directo de oxígeno consiste en que el
deportista realiza una actividad física en un ergómetro específico (que puede ser un tapiz rodante o
una bicicleta), con un protocolo de ejercicio que se le marca, por ejemplo empieza corriendo en el
tapiz a 8 Km/h y cada 15 segundos se le aumenta la velocidad 0,25 Km/h, hasta que llega a su
máxima velocidad. El deportista está monitorizado con el electrocardiógrafo, como ya mencionamos
antes, para ver su adaptación cardiovascular y, está respirando a través de una mascarilla conectada
al analizador de gases, que medirá el oxígeno (O2) y el anhídrido carbónico (CO2) en cada respiración
hasta llegar al Consumo Máximo de Oxígeno. Desde este Analizador de Gases podemos gobernar
tanto el electrocardiógrafo como el tapiz rodante o la bicicleta.
Además esta tecnología nos permite determinar a que frecuencias cardiacas debe entrenar el
deportista para trabajar el metabolismo aeróbico o el metabolismo anaeróbico, mediante la
determinación de los Umbrales correspondientes.
Test de campo. Mediante un analizador de lactato, podemos realizar un control científico del
entrenamiento, que nos permite la determinación de la zona de transición aeróbica-anaeróbica y así
poder establecer criterios para intensidades de trabajo de nuestros deportistas. Podemos realizar un
control evolutivo y valorar si la programación establecida por nuestros Técnicos es asimilada
correctamente o necesita alguna modificación a lo largo de la temporada.
INVESTIGACIÓN
La metodología de investigación estará encaminada a obtener unos patrones del rendimiento de
los deportistas de distintas modalidades en cada área de la medicina del deporte a partir de los datos
obtenidos en los reconocimientos periódicos.
En el Servicio Médico de la FEDC el área de investigación se desarrolla y alimenta con los estudios
que se realizan cotidianamente, creando un banco de datos con los parámetros obtenidos en los
distintos reconocimientos, que permiten establecer los patrones típicos de la población estudiada.
Estos patrones permiten profundizar en la investigación y los conocimientos de la práctica deportiva
con personas ciegas y deficientes visuales y se podrán comparar con los de otros laboratorios
nacionales e internacionales y con patrones de población sin deficiencia visual
CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE ALIMENTACIÓN
El rendimiento deportivo está influenciado por multitud de factores, uno de los cuales, sin lugar a
dudas, es la alimentación. “Una correcta alimentación no garantiza una medalla, pero los errores
dietéticos pueden bajar a un deportista de un podio”.
El gasto energético que realiza nuestro cuerpo con nuestra actividad cotidiana va a condicionar la
cantidad de calorías que necesitamos tomar diariamente. Lógicamente, una persona que realiza una
actividad física reglada, precisará una mayor ingesta calórica, ya que su gasto energético diario será
mayor: “tanto gastas, tanto debes comer”, para mantener tu peso ideal de entrenamiento y
competición. Otro aspecto que tendremos que valorar será la calidad de los alimentos para mantener
un acertado equilibrio entre los distintos principios energéticos y no energéticos. También valoraremos
la distribución de las comidas y reparto de alimentos en cada una de ellas, así como su preparación y
condimentación.
COMPOSICIÓN DE LOS ALIMENTOS
Un deportista que entrene regularmente durante la semana, precisará una dieta de 3000-3500
calorías diarias. En los alimentos naturales, hay, fundamentalmente, dos tipos de nutrientes:
1. Alimentos energéticos. Producen la energía necesaria para mantener nuestro metabolismo,
tanto para la fabricación de nuevas estructuras celulares (anabolismo), como para liberar la energía en
trabajo (catabolismo).
a) Hidratos de Carbono. Alimentos energéticos rápidos por excelencia: dulces, mermeladas, miel,
fruta, pasta, arroz, pan, patatas, cereales, verduras, legumbres, etc.
b) Lípidos o grasas. Constituyen la mayor reserva calórica del organismo, pero más lentos en su
posible utilización: aceites, mantequilla, carnes, pescados, frutos secos, etc.
c) Proteínas. Sólo se utilizan como fuente energética en circunstancias extremas. Su función
principal es la reparación de estructuras celulares y la mediación en multitud de procesos metabólicos:
carnes, pescados, lácteos, huevos, proteínas de origen vegetal, etc.
2. Alimentos no energéticos. Colaboran en los procesos metabólicos como ayudantes para facilitar
las reacciones que producen energía y permiten a nuestro cuerpo moverse. Su carencia en la dieta
puede ocasionar fallos en determinadas funciones corporales.
Dentro de este grupo tenemos en primer lugar el agua, que constituye un elemento fundamental en
nuestra composición corporal y facilita que tengan lugar los procesos metabólicos de nuestro
organismo. Para un deportista es imprescindible aprender a beber sin sed, ya que cuando nuestro
cerebro manda la alarma de la sed, nuestro cuerpo empieza a estar ya deshidratado y, lógicamente,
aumenta el riesgo de sufrir lesiones músculotendinosas y disminuye el rendimiento deportivo.
En segundo lugar, se encuentran los suplementos no energéticos de la dieta: vitaminas y
minerales. Son necesarios en cantidades muy pequeñas, pero su falta ocasiona grandes trastornos, lo
que también puede suceder si se toman en exceso vitaminas liposolubles (A, D, E y K). También
dentro de este apartado debemos mencionar la fibra que no se absorbe, al no ser digerible, pero es
imprescindible para una buena eliminación de los residuos intestinales.
REPARTO DE LAS COMIDAS
Para que una dieta sea efectiva debe ser equilibrada en cantidad, calidad y regularidad. No
debemos comer más de los que gastamos, porque engordaremos, ni menos, porque acabaríamos con
nuestras reservas.
En cuanto a la calidad del reparto energético, un deportista debe tomar del total de calorías diarias,
el 55-60% en forma de hidratos de carbono, un 20-25% en forma de grasas, y un 15% en forma de
proteínas. Habrá circunstancias y deportes que requieran a su vez posteriores reajustes, pero sin
apartarse mucho de estos números.
La distribución en la ingesta de los alimentos de una forma global podría ser de un 25% de las
calorías en el desayuno, sobre todo en forma de hidratos de carbono (cereales, mermeladas, fruta y
pan junto con leche, yogur oqueso y, si acaso, algo de jamón o huevo cocido); un 30% en la comida
ingerida 2-3 horas antes del entrenamiento o competición (mayor aporte de proteínas) y un 25% en la
cena (más hidratos de carbono y menos lípidos y proteínas). A media mañana y media tarde
tomaremos el 20% restante fundamentalmente en forma de fruta fresca.
Comida precompetición. Como norma general se debe comer al menos 3 horas antes del
calentamiento. La cantidad debe ser pequeña, entre 800 y 1000 calorías. El contenido será
fundamentalmente hidratos de carbono (pasta, arroz), una ensalada y algo de carne o pescado a la
plancha y fruta. Debemos tomar alimentos que conocemos, que nos gusten y que sepamos que nos
sientan bien y que no resulten muy pesados de digerir.
CUIDADO CON LA AUTOMEDICACIÓN
Los deportistas que compiten dentro de la FEDC pueden ser requeridos para pasar controles
antidopaje a nivel nacional o internacional, tanto en competición como fuera de las mismas. Por ello,
se debe de ser muy cuidadoso con la medicación que se toma. Es preciso que el médico de cabecera
esté informado de la condición de deportista del paciente, susceptible de pasar controles, para que la
medicación que se prescriba, si es posible, no esté dentro de la lista de sustancias prohibidas de la
FEDC. En cualquier caso, y si surgieran dudas, hay que ponerse en contacto con el Servicio Médico
federativo, el cual informará y aconsejará sobre los pasos a seguir.
CLASIFICACIÓN DE LOS DEPORTISTAS
SEGÚN EL GRADO DE VISIÓN
La clasificación según el grado de visión tiene por objeto determinar el tipo de deficiencia que
presenta cada deportista, para así velar por un desarrollo de la competición en igualdad de
condiciones.
La ceguera se define como la pérdida total de visión, incluyendo la percepción lumínica sin
proyección.
La deficiencia visual se puede definir como cualquier pérdida visual del sujeto, la cual admite
gradaciones.
La International Blind Sports Association (IBSA) ha reglamentado el procedimiento y los requisitos
para la clasificación de los deportistas con minusvalías de tipo visual. Los examinadores deben
adaptarse a un procedimiento de exploración de la visión, previamente establecido, al objeto de
clasificar en tres categorías (B1, B2, B3) a los deportistas involucrados. Los objetivos de la exploración
son la medición de la agudeza y el campo visual, siempre en ambos ojos y con la mejor corrección
posible, independientemente que ésta luego se utilice para competir.
Según este procedimiento IBSA establece tres categorías en su clasificación:
B1: Desde aquellas personas que no perciban la luz con ningún ojo, hasta aquellas personas que
perciban la luz pero no puedan reconocer la forma de una mano a cualquier distancia o en cualquier
posición.
B2: Desde aquellas personas que puedan reconocer la forma de una mano hasta aquellas que
tengan una agudeza visual de 2/60 o un campo de visión de un ángulo menor de 5 grados.
B3: Desde aquellas personas que tengan una agudeza visual de más de 2/60 hasta aquellas con
una agudeza visual de 6/60 o un campo de visión de un ángulo mayor de 5 grados y menor de 20
grados.