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“DUC IN ALTUM” II/1 - San Cayetano y el Año Sacerdotal
A los Consultores Generales,
a los Prepósitos Provinciales y sus Consejos,
a las Comunidades locales,
a las Religiosas hijas de la Ven. Úrsula Benincasa,
a los devotos de San Cayetano,
a los familiares, amigos y bienhechores,
a la Familia Seglar Teatina.
San Cayetano
y el
Año Sacerdotal
“Duc in Altum” II época – Núm. 1
Roma, agosto 2009
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“DUC IN ALTUM” II/1 - San Cayetano y el Año Sacerdotal
1.
Estimados todos: En ocasión de las fiestas, ya
cercanas, de nuestro venerado Padre Fundador, me es muy
grato hacer llegar a todos mi felicitación: cuantos por la
Profesión y la imposición de manos constituyen la Orden de los
Clérigos Regulares, las queridas Religiosas Teatinas de la
Inmaculada Concepción, los adultos y los jóvenes de la Familia
Seglar Teatina, familiares, amigos y bienhechores, y los devotos
todos del gran Santo de la Providencia en general.
Espero y deseo que este próximo 7 de agosto sea
un día de gran fiesta en todas nuestras Casas y Comunidades,
iglesias y parroquias a nuestro cargo. Es muy popular y
atrayente nuestro Santo. Su manera de serlo posee un valor
pedagógico sugerente para el hombre de hoy. Y puede ser un
guía excelente de camino en las circunstancias
providencialmente difíciles que nos ha correspondido vivir.
2.
En la fiesta de este año hemos de volver a poner,
qué duda cabe, encima de los altares de nuestro Santo, la
disposición absoluta a estar, como familia religiosa, cerca del
mundo del trabajo, la vecindad con cuantos mendigan por los
campos de las necesidades un trozo de pan o de amor, una
sonrisa, un poco de tiempo, un vaso de agua, una porción de
misericordia, un cachito de cordialidad, una palabra iluminante
… A San Cayetano le va muy bien andar entre los
menesterosos. Él es un Santo que prodiga la simpatía de Dios a
los pobres, se detiene junto a quienes se les ha hecho añicos la
esperanza y cuantos ya no pueden más. Allí donde parece que
no hay salidas o todo es noche cerrada, él se presenta y el
corazón de los desanimados se ilumina. San Cayetano reparte
bendiciones y “providencias” aquí y allá con tantísima
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generosidad que el personal siempre que le reza se queda muy
aliviado. Los teatinos de toda clase y condición deberíamos
aprovechar el tirón popular de la devoción a nuestro Fundador
para exigirnos ser más coherentes con nuestra vocación y
empeñarnos en mostrarnos en verdad seguidores fieles del
Evangelio.
3.
Este próximo 7 de agosto tenemos, entre otras,
una manera de ofrenda especial para la misa de nuestro Santo:
el “espíritu” de Iranzu 2009, fruto del Capitulo General de la
Orden recientemente celebrado en el Monasterio de Santa María
de Iranzu. A Dios gracias ha sido vivido en un extraordinario
clima de amor a la Iglesia, a la Orden, a cada Provincia y a cada
Casa.
Ha sido el Capitulo de la renovación de nuestra
fidelidad al Evangelio y a las Constituciones. Tal vez lo
relevante y lo original no esté en las “Determinaciones y
Decretos” que, al cabo y al fin, corren al peligro siempre, como
sabemos por experiencia, de quedar arrinconados en el olvido.
Las “normas”, en cuanto normas, “vivifican” poco. Lo
interesante del Capitulo es su “espíritu” que nos va, estoy
seguro, animar en adelante.
4.
Vamos a rogarle a nuestro venerado Padre
Fundador en sus próximas fiestas que nos ayude a iniciar el
nuevo sexenio 2009-2015 con la mayor disposición posible a
dejarnos mover y dirigir por el “espíritu” de Iranzu 2009.
Tenemos una gran tarea por delante. Necesitaremos mucha
asistencia de parte de San Cayetano. Somos los herederos de su
Carisma. Este continúa llevando dentro de sí toda su carga
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energética. Justo porque seguimos llamándonos - ¿y siendo? –
todavía hoy teatinos, hemos de reproducir en nuestras personas
y casas las características propias de la “santidad” de aquel
grande sacerdote reformador que nos puso en marcha. Gracias a
San Cayetano, tenemos la Iglesia que tenemos.
5.
¿Queremos ir hacia una renovación en
profundidad de lo que supone y exige la vocación teatina?
Lo lograremos en la medida en que intentemos y logremos
situarnos ante la realidad de nuestro tiempo al modo de San
Cayetano. De él se ha dicho que es el primer gran “hombre” y
el primer gran “sacerdote” de la Edad Moderna (Giulio
Salvadori). Su talla humana y sacerdotal, toda de una pieza, se
fue levantando a base de alegre confianza en la Divina
Providencia, de desprendimiento generoso de los bienes
temporales, de honda bondad serena, de inmenso respeto al
otro, de delicada ternura, de apuesta clarísima por la vida en
fraternidad – “un solo corazón y un alma sola” – de los
sacerdotes.
6.
La espiritualidad de San Cayetano es
espiritualidad de marca sacerdotal. En el Prefacio de la misa
en su honor del 7 de agosto, cantamos así: “Encendido en los
ardores de la caridad, brilló esplendorosamente en orden
sacerdotal como fiel ministro de la Iglesia”.
Por indicación del Papa Benedicto XVI el presente
año, de fiesta a fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, ha sido
propuesto para toda la Iglesia como un “Año Sacerdotal”.
Señala el Papa: “Este año ha de contribuir a afianzar el empeño
de renovación interior por parte de todos los sacerdotes de cara
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a un más fuerte y decidido compromiso evangélico suyo con el
mundo de hoy … Queridos sacerdotes, Cristo cuenta con
vosotros. ¡Dejaos conquistar por Él y seréis en el mundo actual
mensajeros de esperanza, de reconciliación y de paz!”
Estas fueron precisamente las cartas credenciales
de San Cayetano, el gran reformador silencioso de la Iglesia,
ángel de paz, testigo del Sermón del Monte, Patriarca de los
Clérigos Regulares.
7.
El 7 de agosto de 1980 en Carta al entonces
Prepósito General P.D. Michele Tucci, C.R., escribía el Papa
Juan Pablo II: “San Cayetano por medio de comunidades
compuestas
por
sacerdotes
reformados,
pretendió
principalmente la reforma del clero, que era necesaria en
tiempos de tanta corrupción … Realmente el Santo estuvo
adornado de espíritu sacerdotal … Buscó sincera e
intrépidamente las fuentes puras del Evangelio y la forma de
vivir de los Apóstoles … Trabajó afanosamente por el decoro
de la Casa de Dios y la digna realización del ministerio
litúrgico, en cuya celebración habría de esmerarse
especialmente su familia religiosa”.
Dios nos conceda en este Año Sacerdotal a la luz
del testimonio de vida del Fundador redescubrir con corazón
enamorado, la fundamentalidad del Carisma con el cual el
Espíritu del Señor nos quiere presentes en su Iglesia: a través
de “comunidades compuestas por sacerdotes reformados”. Lo
característico de los “seguidores” de San Cayetano es vivir
siempre en actitud de “reforma sacerdotal”. Cada día hemos de
retomar el esfuerzo en irnos configurando lo más posible con
Cristo Sacerdote.
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8.
Ni que decir tiene: el teatino jamás habrá llegado
al término de su viaje. En cada nuevo día y en cada nueva
circunstancia ha de echarse al camino de la identificación
sacerdotal con Cristo Jesús. Para avivar permanentemente ésta
actitud en la Orden tenemos a San Cayetano. Desde el último
aspirante al más veterano de cuantos integramos la Compañía
no hemos de cejar nunca de querer caminar y caminar sin
demora alguna hacia los campos del Misterio. Lo teatino
consiste precisamente en “extraviarse” gozosamente en el
territorio de lo Sagrado, para permitir allí que el Espíritu lo
aprese, lo expropie, lo transforme de arriba a abajo, por dentro y
por fuera, gracias a la acción sobrenatural del Sacramento
Sacerdotal.
9.
Este Año Sacerdotal es providencialmente
oportuno para nosotros los teatinos. Dios quiere que
reafirmemos y vivenciemos en cada uno de nosotros lo central y
definitorio de la “espiritualidad” con la que, a la manera de San
Cayetano, se nos pide que estemos presentes en medio de la
Iglesia.
Escribe el Papa Benedicto XVI en ocasión del Año
Sacerdotal a todo el Clero de la Santa Iglesia: “Deseo de
corazón que el año constituya para todo sacerdote una
oportunidad de renovación interior y de un fuerte
refortalecimiento de su propia misión”.
Es una misión incalificable la misión del sacerdote.
No es una simple función, cosa de mera utilidad, aunque sea
utilidad “religiosa”, como tampoco es un trabajo por horas, y
menos aún un “modus vivendi” o subida de categoría social,
una dignidad, un privilegio. ¡Es una identificación con el
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“DUC IN ALTUM” II/1 - San Cayetano y el Año Sacerdotal
misterio de Dios y, que es misterio de donación y entrega, de
sacrificio, de cruz! Como Cristo Jesús, los sacerdotes somos
“criados” de la Comunidad Cristiana.
10.
Queridos Padres y Hermanos todos, aspirantes,
postulantes, juniores; muy estimadas Religiosas Teatinas,
jóvenes y adultos pertenecientes a nuestra Familia Seglar,
familiares y amigos, devotos de San Cayetano …, reciban cada
uno mi más sincera y entrañable felicitación al llegar el 7 de
agosto de este Año Sacerdotal.
Al mismo tiempo les ruego que al poner, durante la
fiesta, su corazón en manos del dulcísimo Padre de la
Providencia, den muchas gracias a Dios por la institución del
Sacramento del Sacerdocio. Qué indescriptible e imponderable
acontecimiento tan desconcertante que Jesucristo, el Señor, el
único y verdadero Pastor de su grey, haya querido elegir a unos
hombres de entre sus propios hermanos para hacer sus veces:
crear comunión, mantenerla viva, hacerla crecer.
Se trata – este quedar sellados con un carácter
particular para poder obrar así, configurados con Cristo
Sacerdote (Presbiterorum Ordinis, núm. 2) – de una desmedida
realidad sobrenatural cuya vivencia nunca preterida siempre
debiera mantener el corazón en vilo de todo sacerdote.
Propongámonos este año, en nuestra condición de
Familia Teatina, orar mucho a propósito de la Vocación
Sacerdotal; tratemos de hacerla sugestiva y atrayente, y sobre
todo que la gente nos vea a los Teatinos, sacerdotes llenos de
entusiasmo, radiantes de gozo, siempre con el agradecimiento
en los labios; y que todos, cada quien en donde ha sido puesto
por Dios, valoremos y apreciemos la hermosísima intuición de
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“DUC IN ALTUM” II/1 - San Cayetano y el Año Sacerdotal
San Cayetano: “Por medio de comunidades compuestas por
sacerdotes reformados pretendió principalmente la reforma del
clero”.
Feliz 7 de agosto a todos.
Un abrazo muy grande.
Vuestro servidor en Cristo Jesús.
P. Valentín Arteaga, C.R.
Prepósito General
En Sant’Andrea della Valle, Roma, 1 agosto de 2009.
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