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EY H. Le centenaire de Kraepelin. Le problème des “Psychoses endogénes” dans
l’école de langue allemande. Evolut. Psychiat, 21, 1956, 4:951-958 [El centenario de
Kraepelin. El problema de las “psicosis endógenas” en la escuela de lengua
alemana].
(A) La ciencia psiquiátrica se ha desarrollado alrededor de la idea de “locura”
entendida como una malformación de la individualidad del hombre. E.Kraepelin, al
organizar su nosografía “naturalista y sistemática” lo hizo sobre la idea de la “pureza”
de los tipos clínicos. Las “entidades” que estableció eran el conjunto de desviaciones
que cada enfermedad mental realiza al constituirse en sus síntomas y en su evolución
como una especie autónoma. Las dos grandes entidades kraepelinianas (la ‘psicosis
maniaco-depresiva, hoy ‘trastorno bipolar’ y la ‘demencia precoz’, hoy, esquizofrena)
aisladas y opuestas una a otra persisten como las más típicas y puras de la patología
mental y su tipicidad y pureza solo pueden provenir de la constitución de la especie
humana, de su ser entidades ‘endógenas’.
K. Kolle recogió en un libro una conferencia sobre “Las Psicosis endógenas. El
Oráculo de Delfos de la Psiquiatría” (1954)1 donde defendió la “nosología” de
Kraepelin (cuestionada por la escuela psico-dinámica y por la eficacia de los
tratamientos), señalando que ningún “progreso” de la ciencia psiquiátrica ha mermado
el monolitismo de las entidades kraepelinianas. Ey dice: (a) que no está de acuerdo con
la “satisfacción” negativa que el pensamiento adopta frente a lo que cree un misterio (lo
que Kolle llama ‘el Oráculo de Delfos de la Psiquiatría), (b) pero también que, con
Kraepelin y Kolle, entiende que las grandes psicosis (si se prefiere: las “verdaderas”
Psicosis) por estar enraizadas en la persona (por ser ‘endógenas’) se presentan como
formas más rígidas y sólidas de lo que muchos contemporáneos lo piensan.
La noción de ‘endógeno’ de la escuela clínica alemana, que encuentra eco en Francia
en el concepto de ‘psicosis constitucionales’ (Dupré, de Fleury, A. Delmas), constituye
una noción que contiene una verdad indiscutible y empírica: la de que toda psicosis
crónica es una forma de organización de la persona. Pero este hecho sendo el radical
antropológico de toda “verdadera locura”, sin embargo no puede ser erigido como un
misterio.
(B) La Psiquiatría se ha constituido contra el prejuicio de encontrar una causa natural
de la locura (contra la Demonología que rechazaba el ver a la enfermedad mental como
enfermedad del cuerpo y contra todos los que han pensado que la locura no podía ser
más que una enfermedad del alma sin relación con la patología somática). J. Wyrsch
traza magníficamente esta evolución en la primera parte de su libro “Historia y
significación de las Psicosis endógenas”.2 Los médicos y, en lenguaje popular, los
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Kolle K. Die endogenen Psychosen. Das delphische Orakel der Psychiatrie. Munich: Lehmanns; 1955.
Wyrsch J. Zur Geschichte und Deutung der endogenen Psychosen. Stuttgart: Thieme; 1956.
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poetas siempre han sentido dice Wyrsch la necesidad de separar la locura pura o
auténtica (“endógena” de la esquizofrénica Ofelia) de la locura sintomática (“exógena”
del rey Lear).
Por un lado, en las clasificaciones, en la medida que ‘somatistas’ y ‘psiquistas’
rechazaban la idea de una psicosis única (Einheitspsychose de H. Neumann) se imponía
a la ciencia psiquiátrica la idea de especie autónoma (entidad) como fundamento de las
verdaderas enfermedades mentales. Por otro, el sistema clásico de la psiquiatría
orgánica de Griesinger suponía que la patología mental no es reducible a una pura
afección somática sino que necesariamente exige la “raiz” de una viciación fundamental
del ser psíquico.
Concibiendo la vida psíquica de modos diferentes (“sustancia”, forma en el sentido
aristotélico, principio vital, etc.) todos acuerdan en definir y clasificar las formas de la
locura como modalidades patológicas de la libertad humana del hombre. Y Wyrsch
concluye en que, en las psicosis endógenas (como formas de enfermedades mentales
donde el ser psíquico está estructuralmente malformado) lo esencial es la alteración del
Yo.
En el capítulo VI, Wyrsch proporciona una exégesis de la palabra “Yo”. Señalando
que no debe confundirse el Yo como sujeto agente de una experiencia psíquica del Yo
como persona, como construcción histórica de un sistema de valores propios. Ey dice
que no puede seguir enteramente al autor en su análisis, que tiene por objetivo de
separar lo impuro de lo puro, la vivencia “exógena” y la vivencia “endógena”. Es que
para Wyrsch como para Gruhle, K y K. Schneider lo esencial de la vivencia endógena
es ser una forma “sui generis” de experiencia interna.
En el esquizofrénico el trastorno fundamental es de la “Ich-Merkmal”, una
modificación patológica de la Persona (una “Spaltung”) que configura la posibilidad de
crearse un mundo propio (Eigenwelt). En la psicosis maníaco-depresiva, el trastorno
endógeno fundamental altera la capa de la “Stimmung” (humor, ánimo, o mejor:
experiencia vital que envuelve una gama de sentimientos fundamentales).
Para Wyrsch: (a) el concepto de psicosis endógena es una necesidad absoluta: una
afección que viene del interior del individuo sin que sea posible considerar una
“etiología” o un condicionamiento; (b) la estructura jerarquizada de la vida psíquica
implica una capa anímica (Seele) y la capa propiamente espiritual (Geist). La
Esquizofrenia le parece que es esencialmente una alienación del espíritu, mientras que
la psicosis Maníaco-depresiva es una disposición anímica fundamental, y ambas
rebeldes a toda explicación.
Ey dice que en la noción de “psicosis endógena” hay un contenido empírico que debe
ser precisado.
(1) Se dice que una Psicosis es endógena cuando es el resultado en su aspecto clínico
de una organización interna de la persona. De ese modo se acentúa la constitución
biopsicológica del individuo, donde la estructura genotípica es importante. Con lo cual
la psicosis no es solamente un accidente ya que está ‘atada’ a la trayectoria de la
existencia del paciente. La psicosis radica esencialmente en una alteración de la
Persona. Esta noción es consistente porque orienta necesariamente a la organización
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interna del ser (contra la extensión y la superficialidad de la noción de reacción
neurótica con la cual la psiquiatría terminaria siendo una especie de patología externa).
(2) Ey piensa que lo fecundo en el concepto de psicosis endógena es la idea de
patología de la personalidad, toda vez que se abandone el clasificar la patología mental
en enfermedades endógenas o exógenas. La línea de demarcación natural para construir
sólidamente la patología mental es afirmar que todas las psicosis son profundamente
“endógenas” (porque nunca dependen pura y simplemente ni de un estado toxiinfeccioso, o de una situación patógena) pero también decir que algunas psicosis se
caracterizan esencialmente por la desestructuración de la consciencia (cf Ey H Estudios
Psiquiátricos -II volumen- Buenos Aires: Polemos; 2008) y otras por la desorganización
y la reorganización mórbida del sistema de la personalidad (a estas se aplican las
intuiciones contenidas en el concepto de psicosis endógena).
Distinguiendo estas dos grandes formas de patología mental hay que, por un lado
renunciar a poner en este último grupo los episodios maníaco-depresivos y por otro,
agregar a las enfermedades de la persona, las neurosis. En esta nueva perspectiva se
conserva lo esencial de la enseñanza clínica clásica y se desechan algunas de sus
debilidades “congénitas”
Los análisis de Wyrsch se adaptan a este esquema. Wyrsch señala que el trastorno
maníaco-depresivo de la Stimmung es un trastorno “inferior” respecto al que caracteriza
la Esquizofrenia. Ey dice que la desestructuración témporo-ética de la consciencia
maníaco-depresiva es como una primera etapa de la desestructuración de la consciencia,
es decir de la organización del campo actual de la experiencia sensible y que los
episodios maníaco-depresivos forman parte de las ‘psicosis agudas’ como el las
describe.
La Esquizofrenia por el contrario, incluso aunque implique también una cierta forma
de desestructuración de la conciencia, es esencialmente una deformación de la Persona,
y en este sentido el prototipo de todas las enfermedades mentales ‘crónicas’.
Ey dice finalmente que el concepto de ‘endógeno’ debe ser conservado en lo que
contiene de adecuado a la realidad, pero que debe ser revisado para no aplicarlo
ciegamente pensando que cuando decimos ‘endógeno’ estamos ante un misterio, ante el
oráculo de Delfos de la Psiquiatría. Y concluye afirmando que para él, ‘se trata más bien
de un “nudo gordiano” que hay que tener el coraje de cortar’.
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