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Procure no sacrificar horas
de sueño, le pesará
seguna quincena enero de 2012
15
diálogos
Carlos Belmonte, reconocido científico albaceteño, es presidente de la Organización Internacional para la Investigación del Cerebro. El pasado mes de diciembre fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Castilla-La
Mancha. Es académico de honor de la Real Academia de Medicina de Murcia desde abril de
2010. Ha obtenido diversos galardones, entre
los que destacan el Premio de Investigación Rey
Jaime I, el Premio Nacional de Biología y Bio-
medicina Cátedra Severo Ochoa y el Premio de
Investigación en Medicina Gregorio Marañón.
La pasada semana dio una conferencia en el colegio Paseo Rosales, organizada por la Fundación
de Estudios Médicos (FEM), de Molina, sobre ‘la
exploración del cerebro’.
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“No somos como queremos, sino
como nuestro cerebro nos deja ser”
Carlos Belmonte es el presidente de la 0rganización Internacional para la Investigación del Cerebro
n María Pescador Rivera
¿Por qué la exploración del cerebro es, como figura en el título
de su conferencia, una aventura del futuro? ¿No es algo palpable en este momento?
Comparativamente, nuestro
conocimiento sobre cómo funciona el cerebro es mucho más
rudimentario del que tenemos de
otros órganos, como el corazón
o el riñón. Sin embargo, comprender cómo funciona el cerebro implica conocer lo que nos
hace humanos y entender mejor
las limitaciones que la biología
impone a nuestras interacciones
personales, la visión del mundo
que nos rodea o el control de las
emociones que acompañan a
todos los aspectos de nuestra
conducta. No somos como queremos, sino como nuestro cerebro nos permite ser.
¿Qué significa ‘ciencia’?
Es el modo más racional e
inteligente de intentar comprender el mundo que nos rodea y a
nosotros mismos. Por otro lado,
Belmonte preside la Organización Internacional para la Investigación del Cerebro(S21).
la búsqueda científica del conocimiento es una actividad regida
por valores éticos y metodológicos muy estrictos y universales,
muy poco vinculados a creencias subjetivas o valores culturales. La ciencia busca una explicación racional del universo y se
apoya siempre en observaciones y hechos experimentales,
que pueden ser reproducidos y
confirmados o desechados por
otros científicos. Se basa, pues,
en principios que pueden ser
compartidos por todos los seres
humanos. Si consiguiéramos que
las relaciones humanas se gobernaran por principios científicos,
nuestra sociedad sería seguramente más equilibrada y justa.
El cerebro es el órgano más
complejo y desconocido, pero,
a la vez, es el encargado de hacer
que el resto del cuerpo humano
funcione correctamente ¿Cuál
es su secreto?
Todavía no conocemos con
precisión el funcionamiento del
cerebro y, por tanto, sigue siendo, en cierta medida, un secreto por desvelar. Lo que lo hace
único es el hecho de estar formado por 100.000 millones de célu-
las conectadas una media de
1.000 veces entre sí, dando lugar
a complejos circuitos cuya actividad produce lo que llamamos
‘la conducta’. Lo fascinante es que
estos circuitos se organizan desde
el embrión hasta el cerebro adulto de un modo definido, perfectamente orquestado y, además,
plástico pues se va modificando
con la experiencia sensorial,
motora y emocional.
¿Hay diferencias entre el cerebro de un hombre y el de una
mujer?
Efectivamente las hay. Algunas son genéticas, vinculadas al
papel que durante la evolución
biológica se ha ido definiendo
para cada sexo. Otras se derivan
del papel que juegan las hormonas en el desarrollo final y en el
funcionamiento de algunas áreas
del cerebro. Lo que está claro es
que en muchos aspectos, el modo
de operar del cerebro de las mujeres y de los hombres es diferente; ni mejor ni peor, simplemente distinto.