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Lección número 1
Algunos datos sobre la cultura hebrea
El primer rey de los hebreos es Saúl, aproximadamente para
el año 1025 A.C., sobre el cual descansa la responsabilidad de
luchar contra los enemigos externos para tratar de consolidar un
territorio seguro para su pueblo, el cual, hasta la fecha, había
sido uno descendiente de nómadas. De hecho, se cree que el
patriarca Abrahán descendió desde Mesopotamia hacia la tierra
prometida de Canaán. Saúl sucumbe en su lucha contra los
filisteos y por ello, se suicida.
Para el año 1010, David, el segundo rey hebreo, obtiene
una serie de victorias, con las cuales logra consolidar el reino
hebreo y establecer amplias fronteras. Por tanto, el reino de
David se caracteriza por sus triunfos militares y por establecer
cierto prestigio en un área geográfica que, en los últimos años,
(siglos) había sido agredida por filisteos y sometida por los
mesopotámicos y los egipcios. David, además de ser un
excelentísimo escritor (Salmos), establece una sólida
organización militar y se preocupa por las prácticas de adoración
al Dios único, lo cual encarga a los levitas (sacerdotes)
rigurosamente.
Con la muerte de David, viene a ocupar el trono uno de sus
hijos llamado Salomón, quien no era ni su hijo mayor y ni siquiera
el hijo de una esposa “legítima”, sino el segundo hijo de David
con la esposa de un general de su ejército, al cual él se ocupó de
asesinar enviándolo a propósito al frente de guerra para que lo
mataran.
Salomón ocupa el trono entre el 955 y el 935 A.C. Su
gobierno se caracteriza por una disminución en la actividad militar
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y un aumento en las obras públicas, especialmente en la
construcción de edificios de servicio y en la edificación del
famoso templo de Jerusalén, en honor al Dios único. De la misma
manera, vemos un aumento desmedido en las riquezas y la
fastuosidad del reino, hasta crear una clase poderosa que más
tarde se convertirá en uno de los motivos de la disolución. Sin
embargo, el reino de Salomón adquiere prestigio, no sólo por la
sabiduría de la cual hace gala su rey y su preocupación por
aleccionar al pueblo, sino por la opulencia y el lujo de sus
costumbres.
A la muerte de Salomón, le suceden una serie de divisiones
internas al reino de los hebreos, (Samaria-norte; Judá-sur) las
cuales le debilitan con el paso de los años, hasta que vuelve a
convertirse en la víctima inevitable de sus vecinos más
poderosos, entre los que se destaca Asiria.
No es extraño, pues, que la “visión del mundo” que ofrece
Salomón esté relacionada con el asueto, el descanso, el lujo, los
placeres sensuales en la intimidad del matrimonio, puesto que
moverse en ese ambiente, probablemente le ocupó más tiempo
que las afanosas prácticas militares de su padre, el rey David.
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