Download Lección 13: De la Filosofía hacia las Filosofías Postmodernas.

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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI
LECCION Nº 13
DE LA FILOSOFIA HACIA LAS FILOSOFIAS POSTMODERNAS
OBJETIVOS
1. Descubrir la filosofía postmoderna en los estilos de reflexiones filosóficas de los hombres y mujeres.
2. Comprender la racionalidad de la postmodernidad.
3. Explicar el estado actual de la filosofía postmoderna.
4. Valorar la efervescencia de las racionalidades que experimentan diferentes mundos en múltiples direcciones racionales.
A) PENSAMIENTO MODERNO Y POSTMODERNO
1. El hombre
El hombre y la mujer no es para la filosofía, sino que la filosofía es para el hombre y la mujer, pero
esta cuestión ya es una conclusión filosófica porque afirmar que "la filosofía es para el hombre y la
mujer cuando es la realización humana" implica un quehacer filosófico y, sin embargo, algunos críticos de la filosofía han empleado a menudo, cada uno a su modo, el concepto filosofía como una realidad que deja anestesiado, enajenado al ser humano de sí mismo y, por tanto, es conveniente decir,
al menos por ahora, de paso no más, lo qué se entiende por filosofía, es decir, ¿de qué se trata?,
¿cómo abordar su estudio?, ¿para qué sirve?
Los filósofos, o casi la mayoría, saben bien que es inútil, al comienzo, iniciar un estudio de lo qué es
la filosofía, elaborar teorías sobre el significado y la utilidad de la filosofía, sobre cuáles son sus métodos, medios y limites porque estas mismas cuestiones complejas pueden ser comprendidas solamente en la propia práctica del filosofar, es decir, sin hacer filosofía no se tiene ni se obtiene nociones preliminares, a no ser algunas informaciones por medio del estudio de la filosofía, para poder definir y determinar el sentido, significado y extensión de la ciencia filosófica propiamente dicha.
El concepto de filosofía no es unívoco y tampoco simple, sino que comporta una serie de referentes
mutables que no poco tienen que ver con la racionalidad, la sensibilidad, la conciencia de los filósofos en sus determinadas situaciones culturales y existenciales. Y cabe decir que no existe una única
filosofía, y cada una de ellas, las filosofías, poseen sus momentos y procesos dentro de una época.
"Una" filosofía, por tanto, todavía tendremos ocasión de ver, no es la única filosofía ni "la filosofía". El
empleo de este término, filosofía, aunque constituya un hábito, todavía no manifiesta los rasgos de la
filosofía en cuestión propiamente dicha aunque ella tenga alguna relación directa con la comprensión
del fenómeno de la utilización del vocablo filosofía.
No faltaron estudiosos postmodernos en considerar que no es posible caracterizar a la filosofía
postmoderna porque se conocen apenas unos rasgos y síntomas y, sin embargo, aunque el término
filosofía es muy amplio y escurridizo para definirlo de una vez para siempre, una definición podría
servirnos apenas como un referente para dar cuenta de cómo se la define en algunos momentos del
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proceso de la reflexión filosófica propiamente dicha porque lo que es filosofía postmoderna se puede
hallar dentro del campo y de los estilos de reflexiones filosóficas de los hombres y mujeres de esta
época considerada como tal, es decir, postmoderna.
Se puede decir que postmoderno deriva del término moderno, y aunque tiene su historia tal término,
no significa, de modo absoluto, que de él depende su total comprensión porque se lo suele definir
como "lo que sigue a lo moderno y viene después de lo que es moderno", pues, como veremos, también tiene sus dependencias, interdependencias con otras concepciones filosóficas que no son propiamente modernas, sino ya presentes en la antigüedad y, sin embargo, casi todos los estudiosos
prefieren decir que en relación o en contra la modernidad surge la denominada época postmoderna.
Y no falta quien mal interprete las situaciones postmodernas como "una condición", como es el caso
de Lyotard, o como una filosofía rota, quebraba, fragmentada, débil. No habrá que soslayar, empero,
los aspectos de incidencias sociales, culturales, políticas, económicas, etc. de la filosofía y, por lo
tanto, desmitologizar algunas concepciones reduccionistas de la filosofía actual denominada filosofía
postmoderna.
Para quien tiene un mínimo de análisis filosófico podrá descubrir cuáles son los principales interrogantes filosóficos de las diferentes situaciones postmodernas y, de pronto, descubrirá que la postmodernidad no es una mera situación y condición. No es de negarse, sin embargo, la validad, en
ciertos aspectos, de la consideración de que esta misma postmodernidad está erigida contra todos
aquellos discursos y prácticas de una modernidad incapaz de realizar sus proyectos mínimos, ya casi
muy extraña a los más profundos cambios de mentalidades de los hombres que siquiera se sentían
miembros de la época en que vivían y, empero, se rebelaron filosóficamente contra, aunque muy dependientes de algunas concepciones modernas, han querido ultrapasar las filosofías modernas porque entraron en su estado de agotamiento o porque eran espacios de opresión, exclusión que de
respeto a la diversidad, estaba demás propensa a salvaguardar una identidad sin mirar la absoluta
diferencia como espacio de liberación y exaltación de la misma filosofía. De las diferentes reacciones, sin embargo, a la cultura moderna y de otras épocas, empero, tenemos otros modos de pensar
a las diferentes filosofías actuales denominadas, por vía de reducción, "filosofía postmoderna".
Las filosofías actuales no necesitan de ninguna valorización extrafilosófica para ser filosofía y, por
tanto, la religión, la cultura, los adelantos tecno-científicos, económicos, etc. no privatizan el interior
de ella ni la deja circunscrita a los muros filosóficos porque no está restringida al ámbito interior y
afectivo, sino que tiene diferentes influjos sociales que tal vez se perdieron los debidos entendimientos. No es que la filosofía haya perdido su relevancia cultural y social, sino que no más está monopolizada por profesionales e instituciones filosóficas. La filosofía, sin embargo, existe como marginación
filosófica cuando es monopolizada por una corriente o un filósofo.
La historia de la filosofía está llena de tensos encuentros y desencuentros de las racionalidades porque en su pluralidad, de la filosofía, existen algunos rasgos comunes, afirmaciones, incluso contradictorias, tendencias que configuran y reconfiguran lo que es más característico o menos y no son
pocos los que han atendido a un reclamo de comprensión pero con un modo artificioso de generalización de la racionalidad filosófica a un solo modo de expresividad desconociendo las pluralidades.
Asistimos a un predominio de una racionalidad sobre otra, por ejemplo de la tecno-científica sobre la
racionalidad simbólica y moral y, empero, esta misma racionalidad se convierte en racionalidad funcional porque mide las realidades desde el punto de vista de lo pragmático y de lo que es utilitario, y
no puede ver la realidad, empero, allende a lo que se puede medir o de la cantidad, de la cuantificación o del número, de la pasificación o del peso, pero el ejercicio de la racionalidad evaluadora, que
intenta abrirse a la profundidad de las realidades para reconocer las riquezas inagotables, pone en
entredicho a la racionalidad funcional. La racionalidad funcional, con todos sus logros, ha reprimido
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con variaciones y matizaciones, por causa de sus ejercicios deformados y desunidos de otras racionalidades, una auténtica manifestación de la profundidad de la realidad hasta perderse cualquier dimensión simbólica de ella porque su expresión ha quedado en la superficie y, sin embargo, la racionalidad moral la ha acusado de no haber sabido hacer bien las cosas que proyectó y acabó de realizar, pues dejó al ser humano más vacío que antes, sin encontrar una experiencia interior donde sea
capaz de marcharse por otros caminos de la rutina y funcionalidad arrojada por la razón que le transformó a sí mismo en un ser medible por lo que produce, un ser entre otros, sin rostro y anónimo al
lado de otros, un número valorizado por su productividad y utilitaridad. De una racionalidad funcional
se transformó en una racionalidad abusiva y una racionalidad cosifista. Aquella misma racionalidad
funcional, ahora manifestada por otros ámbitos de racionalidades, no tardó en afirmar que todo lo
que está fuera de la explicación científica es supersticioso y primitivo desconociendo con ello la racionalidad de sus propias respuestas que no alcanzan aquellos ámbitos de otras racionalidades no
científicas. Con la pretensión de ser el último grito y paradigma de ciencia, la racionalidad científica
ha quedado prisionera de su percepción y respuesta acerca de las realidades desconociendo otra
comprensión racional no científica de la realidad y, de este modo, se torna en supersticiosa y más
primitiva que su supuesta comprensión y acusación a otros campos de conocimientos como "no racionales".
Existe hoy una otra una racionalidad filosófica, que no debe reducirse a un grupo y sector, que suele
propagar un repliegue del ser humano en su interior, por medio de diferentes meditaciones y métodos, y así lograr la potencialización, la ampliación y elevación de la conciencia humana, por medio de
la propia existencia, hasta anclarse en la trascendencia, formar parte del todo de del Uno, y esta filosofía quiere promover el desarrollo de la conciencia humana a tal punto de llevar a todo ser humano
a formar parte de la unidad fundamental con el todo, es decir, consigo mismo, con el cosmos y con
los demás
La racionalidad corporal está muy presente en la postmodernidad, es decir, no hay filosofía sin el
cuerpo humano, y es una condición de posibilidad de las filosofías que conocemos, pero la fascinación por el cuerpo no es justo entenderla como una mero culto al cuerpo y como una nueva forma de
adoración como suelen entender algunas racionalidades religiosas actuales, ni tampoco es una simple obsesión por estar en forma, como que teniendo un cuerpo más perfecto se es más o menos, sino que las diversas exaltaciones del cuerpo, allende a los reduccionismos que se llegan por cultivarlo
de este modo y no de otro, es moldeado por la racionalidad corporal que sabe de las razones corporales, persigue un fin, no apenas como una búsqueda del placer hedonista, sino que es el encuentro
de las razones corporales sin malicias ni culpas porque no se está todavía en el ámbito de los valores morales donde hay posibilidad de reconocer la conjunción de juicios de bien y de mal, sino que la
misma manifestación del espíritu humano no sería posible sin el cuerpo y este mismo espíritu se manifiesta en y por el cuerpo, es decir, las huellas espirituales de un ser humano se revelan corporalmente.
Existen, por ejemplo, Racionalidades lógicas y no la mera racionalidad lógica. En una cierta lógica
suelen presentar diferentes raciocinios o inferencias como si fueran desarrollos universales del conocimiento humano a través de medios puramente lógicos, a partir de elementos conocidos y admitidos
a los cuales denominan antecedentes o premisas y, por tanto, todos los raciocinios se apoyan en algunos principios fundamentales que, al principio, pueden aparecer evidentes, pero para una mente
más desarrollada son y serán siempre cuestionados como realidades no lógicas ni siquiera válidos
universalmente para el conocimiento humano o también como la presencia y manifestación de otras
lógicas hasta entonces desconsideradas como tales.
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"tercero excluido" que versa así: "toda cosa es o no es". Ese principio no es de la lógica en general, sino de una lógica propiamente dicha que se denomina "binaria", ya clásica que fija una
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imposibilidad de cualquier juicio tener valor de verdad que el falso y el verdadero, pero la lógica
conocida bajo la designación de "lógicas plurivalentes" aceptan más de dos valores de verdad y,
inclusive, las lógicas denominadas probabilísticas aceptan una infinitud de verdades, pero no estaríamos procediendo acertadamente con traer una solución a este problema citando el principio
de la no contradicción como condición y respuesta a tal problema como, de cierto modo, lo hizo
Aristóteles.
-
El principio de identidad, por ejemplo, por tercero, que afirma que "aquello que es, es; lo que no
es, no es", o conocido como A=A, parece no decir nada más que lo que ya está contenido en el
sujeto, es decir, hablar de "aquello" significa que es porque caso contrario no diríamos aquello y
el "es", al menos lingüísticamente, no es necesario, pues es apenas una constatación y repetición de lo primero, es decir, de aquello, pues, aquello y es son lo mismo aunque tengan connotaciones lingüísticas y filosóficas muy diferentes y, sin embargo, este principio, el de la identidad,
intenta rechazar cualquier otro principio o raciocinio, por ejemplo cuando se piensa que la realidad fluye, porque se dice que nada permanece idéntico a sí mismo y, por tanto, cualquier raciocinio, si tal concepción es verdadera, sería apenas una mera ficción así como el filósofo Heráclito había preestablecido y, sin embargo, decir que "aquello que es, es", no es un mero juego de
palabras ni un formalismo porque si una realidad es fundamentalmente simple este principio parece no tener alguna objeción, y, sin embargo, tratándose de otra realidad que es formalmente
múltipla, tal principio, empero, debe ser revisto desde sus propias estructuras del raciocinio que
lo ha creado y comprendido.
Se ha acusado a nuestra época, la postmoderna, de que, en relación la filosofía, "existe un gran número de indiferentes" y esta conclusión decían obtener por medio de una comparación con otras
épocas y, sin embargo, hay que ver las posibles y principales diferencias de las actitudes filosóficas
postmodernas para no quedarse prisionero de un juicio tan apresurado y reduccionista como ese
porque ninguna encuesta, en el campo filosófico, que pudiera traer buenos resultados de demostración de la indiferencia, entre una comparación y otra de los datos obtenidos, ahí no se encuentra necesariamente las causas del aparente diferentismo porque, en realidad, tenemos un presente filosófico que ha cambiado profundamente y no hay indicadores que pudieran traer a colación todos los
comportamientos de los seres humanos, principalmente filosóficos o del modo que se vive la filosofía
hoy, ya que los mismos comportamientos y conductas humanas suelen estar enraizadas en una filosofía, sea de modo personal como vivencial y, por tanto, las encuestas no demuestran el uso de la filosofía aunque pueden ofrecer algunos resquicios de algunos modos de pensar hoy que pueden
hacer pensar la vivencia cambiante de la comprensión y del quehacer filosófico de la postmodernidad
y, sin embargo, este mismo quehacer no es unívoco.
2. En nuestro tiempo
En nuestro tiempo y época, considerada como postmoderna, aunque un filósofo se centre en el contexto de las diferentes filosofías existentes y las racionalidades que generaron algunas filosofías, le
es excesivo e imposible comprender toda la gama de problemas, cuestiones y respuestas dada la
complejidad de la misma filosofía y las capacidades de cualquier análisis y comprensión y, por tanto,
el filósofo deberá contentarse apenas con apuntar algunos tópicos, una tendencias y líneas principales que él cree y le parecen ser de nuestro tiempo postmoderno y, sin embargo, a un observador fenomenológico, un poco atento a lo que ocurre con el fenómeno filosófico, tal vez obtenga diferentes
generalidades de visiones dado que no es un simple observador sino descubridor y tal vez crítico
evaluador de que, mismo el cetisismo presente y la negación de la misma filosofía por parte de diferentes filósofos y el descrédito, desde los márgenes de los que apresuradamente han pronosticado
del fin de la filosofía, hoy se descubre la realidad de su presencia en diferentes ámbitos y, empero,
no es que estaríamos hoy delante de una mera revitalización de la filosofía, sino que su presencia
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abarca diversos ámbitos sociales, políticos, económicos, religiosos y no sería muy sensato hablar de
una vuelta de la filosofía después del nihilismo anti-filosófico. La filosofía postmoderna, por lo general, parece que no más aparece dentro de los parámetros de la filosofía según un programa y tampoco es institucional unida a una corriente determinada. Ella es, antes de todo, hoy, filosofía sin institucionalización ni corriente aunque la representan y colocan dentro de un panorama de conceptos institucionales con calificativos de tendencias y corrientes.
Sistematización y inflexibilidad doctrinal tal vez, dependiendo las situaciones y circunstancias de la
época, estaban unidas a una institucionalización y desinstitucionalización de la sociedad, es decir, la
paradoja dogmática e integrista se difunde, no como algo ecléctico, sino como signo de la cultura y
sociedades filosóficas en una única o varias sociedades abiertas y cerradas, y esta parece ser una
tendencia constante en las filosofías existentes hasta entonces con sus desafíos para la sensibilidad
de otra época emergente y otra decadente. Y si se quisiera propiciar un diálogo con los diversos caminos filosóficos de la actualidad, no basta aprender y proponer una difusión de la ya comprendida
situación y sensibilidad, pero una cosa puede ser planteada en cualquier época por una filosofía:
¿qué significan las "demás", otras tendencias filosóficas ante mi filosofía, nuestra filosofía? Pero aquí
no se tratará meramente de reconocer las percepciones, interrogaciones y respuestas de "otras filosofías" en relación a "ésta" u otra filosofía, sino también en reconocer el juego de los propios problemas, percepciones, sensibilidades, interrogantes y proposiciones filosóficas que permiten, de cierto
modo, ingresar en los cuestionamientos de otras filosofías que no son las propagadas por "nosotros".
Se trata, en definitiva, no de un diálogo con las filosofías actuales, sino de una auscultación de lo
juegos de lo que es propio y propios.
3. Pluralidad filosófica
Nos hallamos en la pluralidad filosófica porque la efervescencia de las racionalidades experimentan
diferentes mundos en múltiplas direcciones racionales. Y hoy vivimos de esta revitalización filosófica
porque la ciencia filosófica camina entre caminos diferentes, convergentes y "oposicionales", y dentro
de esta ciencia hay fenómenos que cambian y no pertenecen apenas a una época nueva o tardía,
sino una mismo período histórico puede ser subdividido en períodos, como tiempos del tiempo, demarcados por coherencias e ilogicidades entre sus sentidos y significados mutables, que se desarrollan diferentemente, pero dentro de esta misma filosofía, otra filosofía, una corriente y un filósofo. Un
período antecede y sucede a otro aunque cada período sea sucedido y antecedido por sus crisis internas y externas, es decir, diversos momentos en que las posiciones establecidas mediante una organización quedan comprometidas hasta el punto tal que parece imposible armonizarlas, las argumentaciones, teorías y respuestas, porque de lo ordenado que era, al menos en el principio, ahora se
expanden introduciendo principios del desorden en relación al orden de "verdades ya presupuestas"
o tenidas como incuestionables. El período actual de una filosofía, empero, escapa de una caracterización porque en sus periodizaciones las crisis fraccionan considerablemente el orden y la organización de las mismas características. Entre el período y la crisis de una filosofía, empero, puede entenderse, aunque no medirse, la amplitud o extensión de los momentos de las incoherencias y de las
ilogicidades inherentes.
Por la presencia de la crisis y del período cualquier filosofía se muestra, en sus características cambiantes, directa o indirectamente, como algo nuevo y las mismas denominaciones, auto comprensiones continuamente están exigiendo nuevas remodelaciones, definiciones porque la crisis persiste
dentro de un período en relación a otro con sus propias características, es decir, el período de una filosofía es sus períodos diferentes que constituyen el cambio de factores argumentativos y el mismo
soporte es reforzado.
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Pero como no hay un instrumento para medir el período de una filosofía, a no ser su posibilidad en el
tiempo que son diferentes según los cambios contradictorios y hegemónicos, y porque el proceso de
la filosofía es de crisis permanente, la filosofía es una crisis sucesiva de las manifestaciones particulares que crean nuevos estados de crisis, es decir, la solución a un problema filosófico no es histórico
ni estructural como muchos hasta entonces sostienen, sino que participa de su propia naturaleza y
de sus características jamás caracterizadas totalmente. Producir una historia de la filosofía, empero,
es imposible por una regulación histórica de períodos porque esto implicaría haber conducido a la
misma filosofía dentro de procesos homogéneos y legitimados por una comprensión de interpretaciones fraccionarias. Una historia de la filosofía es un territorio siempre precario aunque sus resultados hayan obtenido grandes logros.
El período histórico de una filosofía determinada históricamente es crítico porque la necesidad de entender a la filosofía dentro de una determinada historia, como periodización del tiempo, es una necesidad obsesiva de temporalización y centralización, corresponde a una "normalización" inflexible de
lo que es flexible por naturaleza. Y si la situación normal de toda filosofía es de crisis, los equilibrios
periodizados en un único período son una última tentativa de comprender lo que no se quiere reconocer como ignorancia. Pero como que la misma historia de la filosofía, al modo occidental, que justifica el proceso, ha ayudado a considerarla como un camino histórico único, al camino occidental de
hacer filosofía, todavía no es posible alejar la ideología de considerar una única crisis como imposibilidad de abrir caminos nuevos a un mismo período transformándolo en diversos períodos en un mismo período.
Una vez constatado la pluralidad filosófica, no es de sospechar que algunos, dentro de sus espacios
geográficos de sus razones de filosofar, se encuentren pendientes a interrogarse hacia dónde se
orienta su modo de filosofar en medio o por fuera de la pluralidad filosófica y, porque los caminos de
respuestas son varios, ellos deberán rever si sus racionalidades cultivadas se dirigen hacia una nueva reforma de la filosofía propiamente dicha, es decir, como ciencia universal.
Las configuraciones actuales del filosofar determinan la comprensión del concepto de filosofía sin por
ello negar el dinamismo de tomar conciencia de lo que está sucediendo en el campo filosófico porque
seguir o ser partidario de una corriente filosófica también puede significar no haber comprendido siquiera el proceso y el horizonte del filosofar humano. La filosofía es una ciencia en marcha y, por tanto, ya no hay crédito alguno, filosófico y lógico, a cualquier racionalidad que monopoliza el camino de
la misma filosofía, pero como que son muchos los que se consideran filósofos, bien posicionados en
sus racionalidades, parece que todavía hoy no han comprendido la marcha filosófica y se quedaron
en una fila y se suman al número de indiferentes para el pensar filosófico en peregrinación, desde diferentes racionalidades, si no es por falta de integridad o por otra razón pasan de una racionalidad a
otra sin siquiera darse cuenta de tal hecho, de que están continuamente embarcados en el movimiento del filosofar por causa de los usos diferentes de la inteligencia y, por tanto, cultivan racionalidades diferentes suponiendo que están en el único horizonte de comprensión filosófica como que
haciendo parte de ésta y no otra corriente, de ésta y no otra posición racional. Por una debilidad de
razón son incapaces de descubrir lo que puede ser confluente, ínter ligado.
La aparición de las racionalidades es una interpelación para la misma comprensión de lo que es la filosofía y rechazarlas sería como negar la misma filosofía que deja a descubierto su debilidad y fuerza entre su peculiaridad plural de la inteligencia humana, pero no es cuestión de pensar que la filosofía consigue sus objetivos por haber cultivado ésta u otra racionalidad filosófica, que bien pueden
contrastarse críticamente y por interpretaciones diferentes, sino que su realidad es multifacético y
nuestro tiempo, aquí y ahora, es un continuo trabajo de obtención de nuevos caminos y conocimientos filosóficos allende las posibilidades de un modo único de racionalidad filosófica.
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Tal vez, lo que pasa, es que hoy por hoy tenemos otras formas de filosofar menos estructurados, pero más flexibles y fluibles en comparación a años anteriores y, sin embargo, esto no es exclusivo de
nuestra época. Tenemos un conflicto filosófico donde cada filosofía se ve dentro de una pérdida del
monopolio de la verdad y de la comprensión de la realidad y las cuestiones filosóficas no son exclusivas de las cuestiones de una cierta filosofía que creían tener a su favor las verdaderas respuestas
a los cuestionamientos filosóficos. La filosofía es, en sus afirmaciones, flexible porque no tiene región, es decir, está desregionalizada y siquiera sabe hoy de modo absoluto dónde está porque su estar es en un no sabemos dónde, pero este modo de proceder no se debe atribuir exclusivamente al
período postmoderno.
Delante de la pérdida del monopolio de la verdad por una filosofía, que hoy no más está exclusivamente dentro de un sistema y corriente filosófica, algunos han perdido el control doctrinal y la flexibilización de respuestas, que libremente son manipuladas e reinterpretadas, configuradas de acuerdo
con la fluidificación de la razón, no significa que tal realidad es igual a eclecticismo y al individualismo
como los auto defensores y reaccionarios entendieron esta situación, sino que la misma reacción es
una confirmación comprensible de que ciertas interpretaciones doctrinales no más se refuerzan por
salvaguardar una coherencia y control doctrinal pues el pluralismo no es obstáculo alguno para la determinación de las doctrinas consolidadas. Ahora, entre una vinculación y otra de diferentes visiones,
existe la desprivatización de la filosofía, la desvinculación con doctrinas filosófica conservadas y conservadoras de una supuesta verdad que solamente una filosofía pretendía tener sensibilidad, claridad y seguridad de posesión.
No es una mera cuestión de encontrarse delante de una "nueva" situación filosófica, de nuevos subjetivismos y relativismos, sino un complejo problema de deshomogenización filosófica, una desfragmentación del fragmento filosófico considerado hasta entonces como totalidad filosófica, es decir, ser
pro, contra o anti es la reacción al movimiento plural de la acción filosófica propiamente dicha, es decir, no existe un sistema pluralista de filosofía, sino filosofías pluralistas que no se encajan en lo que
hasta entonces se consideraba sistema y corriente. Se vive de interpretaciones no tradicionales de la
filosofía en busca, no muy "esencialistas" ni "fundamentalistas" que buscan o defienden un fundamento, y tal proceder sería falso entenderlo apenas como un desajuste, una falla y un exceso filosófico o una reducción, sino que es la configuración, cargada de reconfiguraciones, de las racionalidades filosóficas actuantes en un mismo tiempo y período no meramente reconfigurable en el mero
tiempo cronológico como no pocos vienen haciendo y considerando.
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AUTOEVALUACION
Marque con una x solo la respuesta correcta
1.-El termino filosofía, es muy amplio para definirla de una vez y para siempre, porque:
a)
b)
c)
d)
e)
– Existió en una época.
– No existió en la época medieval.
– Desde sus inicios abarca todo el conocimiento.
– En la actualidad desapareció la Filosofía.
– No existe concepto claro de la Filosofía
2.- La filosofía no ha perdido su relevancia cultural y social, ya que solo esta monopolizada por:
a)
b)
c)
d)
e)
– El filosofo la racionalidad
– Profesionales e Instituciones filosóficas.
– Historia de la filosofía
– La postmodernidad.
– Creencias Filosóficas
3.- El Tercio excluido planteado por el gran Filosofo Aristóteles:
a)
b)
c)
d)
e)
– Juan es blanco o es blanco
– El caballo es blanco o negro o tigre
– El gato – bravo o no es bravo o quizá temerario.
– El ciclo esta nublado o no esta nublado no cabe una tercera posibilidad
– nada existe y existe.
4.- La solución a un problema filosófico no se da en la histórica ni estructural como lo dicen algunos, si no:
a)
b)
c)
d)
e)
– En la categoría y lógico
– Historia racional
– En la misma realidad
– En lo contradictorio.
– N. A.
5.- La aparición de las racionalidades es una interpelación para la misma compresión de lo que es:
a)
b)
c)
d)
e)
– Ciencia.
– Racionalidad.
– Filosofía.
– Pluralidad Filosófica.
– Doctrina dogmática.
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