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DISTINCIÓN, COMERCIO Y SOLIDARIDAD: UNA INTERPRETACIÓN DESDE LAS
INDICACIONES GEOGRÁFICAS
GT: Socioeconomia e saberes locais
Tipo de Trabalho: Reflexões teóricas e metodológicas
VEGA TORRES, Daniel Roberto1
GONÇALVES CUNHA, Luiz Alexandre2
Resumo: O objetivo do artigo é analisar e interpretar as Indicações Geográficas desde uma reflexão de
comércio justo, a fim de propor garantias e reconhecimento do trabalho solidário com o saber local,
cultural e territorializado. Em primeiro lugar, é contextualizado o uso de signos distintivos para uma
diferenciação e posicionamento de produtos no mercado nacional e internacional, entendendo isto
como uma economia política do signo. Em seguida, som definidas as características de Indicações
Geográficas tomando em conta a condição de América do Sul, se expõe um exemplo no sector
artesanal, a fim de obter uma visão particular de vantagens e problemas que contém o processo.
Finalmente, se presenta uma reflexão destes signos distintivos para o comércio justo. A partir do
exemplo do sistema comercial brasileiro, se propõe articular umas Indicações Geográficas e Solidarias
(IGS) para contribuir desta forma a integrar economicamente a diversidade cultural com igualdade e
justiça social, através de mecanismos de proteção e reconhecimento do saber local, agentes e produtos.
Palavras-chave: Indicações Geográficas, Comercio, Solidariedade.
Introducción
Uno de los problemas que acarrea la actividad económica de la globalización de mercados es el de la
comercialización como espacio de conflictos entre las prácticas de producción y consumo. Por un lado,
de forma legal, mediante el reconocimiento de la técnica o el “saber hacer” se tiende a exaltar el
derecho a la propiedad de un objeto o actividad como espacio de lucha entre productores en un
determinado mercado. En este sentido se reafirma la diferenciación en diferentes grados, de la más
indeterminada con los derechos de autor, patentes y marcas, hasta formas concretas y territorializadas
como las IG. Por otro lado, se profundiza la distinción conforme aumenta el caudal de productos o
servicios, y los medios para consumirlos: Primero, de forma propiamente económica, como estrategia
de competición y valorización de productos, así la necesidad de generar/adaptar “signos de distinción”
o estándares de calidad que contribuyan a un variable posicionamiento de productos para los mercados
internacionales. Segundo, de forma sociocultural, integrando las desigualdades de posibilidad y
capacidad para consumir/usar determinado bien o servicio, dando como resultado la clasificación,
integración o exclusión entre los agentes sociales.
Hay que anotar que en las últimas décadas esta forma de configuración del comercio mediante la
consolidación del neoliberalismo, ha permitido que se adapten formas estatales de protección, ajustadas
1
2
Doutorando em Ciências Sociais Aplicadas - Universidade Estadual de Ponta Grossa – E-mail: [email protected]
Professor Doutor - Universidade Estadual de Ponta Grossa – E-mail: [email protected]
1
y politizadas que apuntan, en algunos casos, a reconocer los derechos de los productores nacionales.
Esta actividad se intensifica con el aumento de acuerdos comerciales entre países americanos y de otros
continentes. Así, de los 116 acuerdos comerciales (preferenciales y de libre comercio) que tienen en
vigor los países miembros de la OEA desde 1983, alrededor del 70 % se ha firmado desde el año 2000,3
lo que debería exigir de los Estados canales de protección de productores y sus productos. Una de las
estrategias ha sido la constitución de mecanismos gubernamentales para la protección de propiedad
industrial (institutos, secretarías, etc.), donde se impulsan políticas de formalización e identificación de
la producción.
Mientras que mecanismos de identificación como las patentes o las marcas gravitan en un campo de
relativa independencia y generalidad, permitiendo una mayor fluidez de la propiedad, individual o
colectiva, en relación al fortalecimiento de la competencia capitalista; para el caso de las Indicaciones
Geográficas (IG) se presenta un proceso de reconocimiento que atribuye valor desde las condiciones
históricas, geográficas y culturales de saberes locales o regionales, lo que constituye un mecanismo de
diferenciación y clasificación que puede conducir a reflexiones críticas sobre la cuestión de la
distinción, el comercio justo y un consumo consciente que fortalezca la producción y la
comercialización desde las regiones para un desarrollo autónomo.
Economía política del signo
Puede adjudicarse el cambio de las formas de comercialización capitalista tanto a la apertura de
mercados por parte de los Estados nacionales durante las últimas décadas, lo que produce la entrada de
más competidores generando una preocupación por mantener la renta monopolística de sus productos
en la globalización4; como a las formas de distinción entre los consumidores, y la posibilidad de estos
de adquirir bienes o servicios no sólo por elección de precios, sino también por la exigencia de calidad,
entendida esta como atributos o como factores de superioridad. Es desde estas características como se
puede entender la consolidación de los “signos distintivos” en el comercio actual. Se reconocen
formalmente a los signos distintivos (SD) como aquellas propiedades o características que posee un
objeto para diferenciarse de los demás en un mercado. Según el grado de formalidad y funcionalidad
pueden ir desde los avisos comerciales, pasando por las marcas, hasta las IG.
Pero, más allá de la idea de un valor de uso de los objetos, en donde los intercambios se entienden
sobre las necesidades y sus satisfactores individuales, la economía política del signo propende por
entender el prestigio y su significación como forma de intercambio simbólico dentro de unas
condiciones culturales que las coaccionan.5 Es el signo la presentación de formas de organización y
afirmación de status para consumidores, como el recurso de valor diferencial para productores. Se
produce y consume el signo, tanto en forma de prestigio o enclasamiento –lo que deriva jurídicamente
en términos de propiedad privada-, al igual como prueba de valor socio-cultural. Exige esto el entender
3
ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS, “Acuerdos Comerciales en vigor”, Sistema de Información de
Comercio Exterior (SICE), Disponível em: http://www.sice.oas.org/agreements_s.asp, Acceso em: 18 de Junio de 2015.
4 HARVEY, David. A arte da renda: A globalização e transformação da cultura em commodities. Em: A produção
capitalista do espaço. São Paulo, Annablume, 2005.
5
BAUDRILLARD, Jean. Crítica de la Economía Política del Signo. Buenos Aires: Siglo XXI editores. 1979.
2
la lógica y estrategias que acarrea el posicionamiento de los objetos frente a los sistemas de signos
dentro de un espacio social y geográfico.
Así, puede entenderse a los Signos Distintivos como un capital simbólico colectivo dentro de un
sistema de jerarquización de objetos (bienes o servicios), con status políticos y económicos que se
materializan en acuerdos e instituciones de carácter público y privado. Para el caso de Suramérica, se
encuentra como ejemplo la Ley 912 de 1996 del MERCOSUR, que aprueba las normas de propiedad
intelectual,6 y la Decisión 486 de la Comunidad Andina sobre régimen de propiedad intelectual del año
2000,7 además de normas nacionales o regionales que contribuyan al reconocimiento y formalización
de derecho de propiedad. De la misma forma este sistema de signos interviene en la competencia en el
mercado, creando estrategias de protección de productores y consumidores. Para los primeros, se
reconoce su monopolio en el uso de un objeto y su técnica; para los segundos, fortalece los derechos
del consumidor en cuanto a garantías y demás procesos que regulen acuerdos o leyes.
Dentro de ese sistema de signos, se destacan aquellos que ponen énfasis en la territorialización de la
producción, y que presenta una tensión entre la búsqueda por la diferenciación derivada de las
características culturales, como de la distinción entre los consumidores por el prestigio que poseen los
objetos. Las Indicaciones Geográficas son la forma de clasificación que pone de superficie la
pertenencia de un objeto en sistemas de posicionamiento espacial, temporal y cultural, lo que supone
una construcción conjunta y compleja de diversos agentes.
Indicaciones Geográficas (IG)
Como parte de los signos distintivos, una Indicación Geográfica hace referencia a las propiedades que
posee un objeto derivadas de su pertenencia a una región, un país o un territorio en específico.
Conceptualmente “se refieren a un nombre de un lugar determinado, una región o un país, que se usa
para designar un producto que es originario de ese lugar y que sus características o cualidades, su
calidad o prestigio se deben en parte o totalmente al medio geográfico, donde se produce, transforma o
fabrica, incluidos los factores humanos y naturales”.8 Normativamente se presentan dos formas de
indicación geográfica: la denominación de origen y la indicación de procedencia. Se diferencian por los
grados de pertenencia del producto. Mientras la denominación de origen requiere de una pertenencia
fundamental y exclusiva de todo el proceso de producción, la indicación de procedencia requiere que
alguna característica o parte de la producción se realice en un lugar determinado.
Conforme se amplía la participación de competidores mediante la apertura de acuerdos comerciales, en
cierto grado se presenta la preocupación por proteger los mercados locales ya sea desde los propios
gobiernos, las empresas o la sociedad civil en general con los peligros que puede acarrear la
6
CONSEJO DEL MERCADO COMÚN. “Protocolo de armonización de normas sobre propiedad intelectual en el
MERCOSUR, en materia de marcas, indicaciones de procedencia y denominaciones de origen”. MERCOSUR. Decisión
No. 08 de 1995. Disponível em: http://www.sice.oas.org/trade/mrcsrs/decisions/dec0895.asp Acceso em: 18 de Junio de
2015.
7
COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES. “Régimen común sobre Propiedad Intelectual. Decisión 486” Gaceta Oficial
del Acuerdo de Cartagena, Año XVII Núm. 600. Lima 19 de Septiembre de 2000. pp. 2- 46.
8
GRANADOS ROJAS, Leonardo. Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen. Costa Rica: Ministerio de
Agricultura. 2004. p. 6.
3
competición desigual. Para el caso de Suramérica, el crecimiento de las IG ha sido notorio desde la
primera década del presente siglo (Gráfico 1). Aunque esta práctica puede entenderse como parte de
una estrategia histórica de los productores por defender ciertos privilegios -su renta monopolista-,
formalmente ha tenido un mayor desarrollo en Europa, en especial en los países del mediterráneo con
productos agroalimentarios como los vinos y la oliva.9 Se puede datar el comienzo de esta actividad por
proteger en los últimos años algunos productos representativos y tradicionales en la región, con el caso
del Signani en Bolivia en 1988 y en Perú con el Pisco en 1990.
Gráfico 1. Número de IG reconocidas en Sudamérica por año.10
30
24
25
21
20
15
9
10
5
3
1
1
1
1
2
4
3
9
9
3
1
0
0
En total, en Sudamérica se han conseguido 94 IG, excepto los casos de 1988 y 1990 ya mencionados, la
mayoría se han conseguido en el presente siglo. Es notable el aumento en la presente década, lo que
implica un trabajo de las instituciones correspondientes por encontrar mecanismos de valorización de
los productos de forma internacional. Por países (Gráfico 2), Brasil tiene una mayor cantidad de IG con
43 casos, no obstante el 20% de ellos son Denominaciones de Origen, las demás son indicaciones de
procedencia. Junto a Colombia, Chile y Perú se obtiene el 90 % de las IG, lo que visualiza la
importancia de estos países por obtener un fortalecimiento de este tipo de signos distintivos en los
mercados.
9
DE LA CALLE, Luis. “Denominaciones de origen y protección económica”. Estudios Agrosociales y Pesqueros, n.º 194,
p. 27-48. 2002. pp. 27-48.
10
Datos tomados de: Instituto Nacional da Propiedade Industrial – INPI (BR), Superintendencia de Industria y Comercio
(COL), Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual, Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la
protección de la Propiedad Intelectual – Indecopi (PER), Servicio Nacional de Propiedad Intelectual – Senapi (BOL),
Subsecretaría de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías (ARG), Instituto Nacional de Propiedad Industrial – INAPI
(CHL), Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual – SAPI (VEN). Del año 2015 hay datos hasta el mes de Junio.
4
Gráfico 2. Número de IG reconocidas en Sudamérica por país.11
43
22
10
8
4
3
2
2
Argentina presenta un caso particular, aunque sean reconocidos como denominaciones de origen sólo 2
productos, este país tiene un sistema de protección mediante los sellos “Alimentos Argentinos” (8) y
“Orgánicos” (12), creando normativas correspondientes para un total de 22 productos alimentarios
diferenciados y certificados. En referencia a los tipos de productos o servicios que se han clasificado e
integrado a este sistema de signos distintivos en la región sudamericana encontramos un 66% de Agroalimentos, un 30% de artesanías o manufacturas, un 3% de Especies -en este caso son las flores Rosa,
Clavel y Crisantemo de Colombia-, y un servicio (1%) de tecnología de la información en Recífe (PEBR), que es un parque tecnológico urbano en el barrio histórico de Santo Amaro.
En general son los Estados los encargados de dar el sello o signo distintivo mediante el órgano
administrativo correspondiente. Como es un proceso de reconocimiento, este se evalúa mediante una
serie de soportes documentales de carácter económico, geográfico, histórico y cultural. En general los
requerimientos son los siguientes: El nombre del producto, la descripción del producto y del método o
técnica que se requiere para producirlo, la definición geográfica del área, los elementos que prueben
que el producto es “originario” de dicho lugar, y que la calidad y cualidades del producto son
exclusivos y derivados necesariamente del área geográfica expuesta; por último, que los solicitantes
tengan legítimo interés, aquellos que vivan de la actividad, sean estos asociaciones civiles o
representantes estatales.
Varios son los beneficios que acarrean para los productores y consumidores, las garantías en la
distribución y la seguridad de procedencia, pero en especial es el fuerte impacto sobre las alternativas
de desarrollo rural y regional, lo que puede ser potencialmente reconocido en la distribución equitativa
del derecho sobre los productos en la región, la articulación mediante redes para coordinar la cadena de
valor agregado, se contribuye a la protección y rescate de los saberes locales y tradicionales, reforzando
procesos de identidad cultural y de preservación de algunos saberes.
11
Ibíd.
5
Aunque existan conflictos en generar limites, no sólo por el tamaño geográfico y el derecho sobre el
producto, es probable también que en un mercado que impulsa la competencia capitalista la práctica de
falsificación, engaño y usurpación no cese, y esto permita que este tipo de mecanismos puedan
convertirse en formas de monopolización y expulsión. Además el reconocimiento cultural y el rescate
de tradiciones no aseguran un desarrollo regional, debe tenerse en cuenta las condiciones sociales sobre
las que surge la práctica económica. Para esto puede estudiarse el caso de la Denominación de Origen
de Guacamayas, Colombia.
Ejemplo: Artesanía de Guacamayas
Luego de varios años de trabajo de gestión civil y estatal, el 19 de junio del 2009, la Superintendencia
de Industria y Comercio, órgano regulador de la propiedad intelectual de Colombia, declara protección
a las artesanías o productos elaborados en cestería en rollo en fique y paja del municipio de
Guacamayas, departamento de Boyacá; cumpliendo así los requisitos que promulga la Decisión 486 de
la Comunidad Andina. Los interesados que solicitaron formalmente la Denominación de Origen fueron
los representantes legales de dos asociaciones y una cooperativa de artesanos, junto con el alcalde de la
población en aquel entonces, como representante estatal.12
Los requisitos cumplidos son: 1) Una referencia a un lugar, en este caso el municipio de Guacamayas;
2) Las propiedades y características de los productos de cestería en rollo se derivan exclusivamente de
los recursos geográficos, ambientales y humanos del lugar, esto les permite un resultado con calidad
diferenciada. Por último, 3) Los interesados fueron asociaciones de artesanos del lugar, que en su
práctica económica legítima intentan obtener derechos de protección de sus productos. El
reconocimiento se sustenta con documentos geográficos, históricos, económicos y técnicos que
permiten legitimar una forma de producción para recibir un signo distintivo que posicione y permita la
movilización en un mercado los productos artesanales.
Se justifica la pertenencia mediante los factores “naturales” como la localización (16° 28’ latitud norte,
72° 30’ longitud oeste), altura de 2195 msnm, sus límites diseñados de 60 Km2, con una población
aproximada de 2.092 habitantes, un 30% vive en la cabecera, además de la referencia al fique y la paja
del monte que se producen en la región andina durante la mayor parte del año debido a las condiciones
climáticas tropicales. Aunque el propio término de “origen” es problemático en una reflexión histórica,
pues se trata de una “tradición inventada”13 donde se construye una narración lineal sobre una técnica
sea por vestigios, restos y crónicas, con recursos estilísticos como la transmisión de saberes “de
generación en generación”. Luego se presenta el proceso de preparación, desde el corte de la planta de
fique, extracción de fibras, teñido o coloración, el proceso de tejido e hilado, de manera radial u oval,
para terminar con la presentación de los diferentes productos que se obtienen con esa técnica.
Sin embargo, uno de los problemas que presentan este tipo de estudios, no sólo el artesanal, sino el de
alimentos, es el de construir una imagen justificativa aséptica y abstracta desde el objeto, el poder del
objeto como signo, su valor simbólico, termina supeditando las formas de comprensión de la realidad a
12
SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO (SIC). “Por la cual se declara una denominación de origen”.
Resolución No 30000. Bogotá: República de Colombia, 19 de Junio de 2009.
13
HOBSBWM, Eric y RANGER, Terence. La invención de la Tradición. Barcelona: Crítica, 2002.
6
un relato simplificado, pues debido al carácter demostrativo que impone la norma, todo objetivo se
resume en el éxito del valor simbólico, en este caso, lo que triunfa es la historia del objeto. Para
entender eso, deberían generarse estudios que contextualicen las condiciones de vida de los sujetos o
comunidades, esto implicaría ir más allá de la norma institucionalizada con el fin de obtener estudios
que pongan en diálogo la relación de los saberes, los sujetos y los objetos, para una comprensión
epistémica de la realidad.
En el caso de Guacamayas, habría que integrar las problemáticas socioeconómicas que tiene la región,
la dependencia al sector turístico como eje del mercado, los problemas de desempleo, la migración de
población joven a centros urbanos, la alta pobreza que tiene el municipio, pues un 80% de sus
habitantes presenta necesidades básicas insatisfechas,14 entre otros. Las problemáticas socioespaciales,
no sólo como un espacio concebido, diseñado, con referencia a coordenadas, también su escaso
desarrollo en vías de comunicación para obtener un fortalecimiento de la distribución, la concentración
de la tierra y el uso destinado a la agricultura familiar. Por último, las problemáticas sociohistóricas,
que no derivan sólo de la referencia cultural, sino que además debe tenerse en cuenta las condiciones
políticas que han mantenido al norte de Boyacá como una región periférica, de poca importancia para
políticas públicas, de dificultad por el conflicto armado, entre otras características.
De esta manera, puede entenderse que los esfuerzos por generar signos distintivos para reconocer
formas de producción localizadas o regionales, consiguen crear mecanismos que fácilmente pueden
dejar de preocuparse por los sujetos, para enfocarse en la lógica de competencia en el mercado, para
encaminarse únicamente en la ganancia, lo que conlleva a supeditar el sujeto al objeto, en este caso al
artesano a la artesanía. Con la economía neoliberal, que impulsa el individualismo, la ganancia a toda
costa, la corrupción -dentro de sectores estatales y empresas capitalistas-, sólo puede obtenerse una
reproducción de las desigualdades que justifican el orden que promueve dicho sistema.
Signos Distintivos para un Comercio Justo y Solidario
Interpretar la práctica de la economía política de signos sobre las condiciones comerciales de
autonomía, solidaridad y justicia es reconocer mecanismos alternativos que consideren la importancia
de las comunidades y poblaciones que se ubican principalmente en espacios de desigualdad, pobreza y
exclusión. Uno de los ejemplos más destacados en la región es el Sistema de Comercio Justo y
Solidario de Brasil, sistema que formalmente institucionalizado se presenta como un “conjunto de
parâmetros: conceitos, princípios, critérios, atores, instâncias de controle e gestão, organizados em uma
estratégia única de afirmação e promoção do Comércio Justo e Solidário”.15 Esta organización
gubernamental tiene apoyo de organismos civiles con el fin de establecer principios que versan sobre la
democracia, el trabajo justo, el desarrollo local y sustentable, el respeto al medio ambiente, y la
inclusión a las mujeres, niños y demás agentes culturales y económicos.
14
VERGARA, Miguel. Boletín de Pobreza 2014. Tunja: Observatorio Social Tierra Viva, 2014. p. 22. Disponível em:
http://ennova.co/paginas/observatorio/wp-content/uploads/2014/05/Boletin-Pobreza.pdf Acceso em: 20 Junio de 2015.
15
FACES DO BRASIL. O Comercio Justo e Solidario no Brasil. Sistema Nacional de Economia Solidaria, Ministerio
do Trabalho e Emprego. S.f. Disponível em: http://www.facesdobrasil.org.br/cartilha-sncjs.html Acceso em: 19 de Junio de
2015.
7
El sistema se fundamenta en criterios organizacionales y relacionales. Los primeros hacen referencia a
las condiciones propias de cada entidad colectiva que cumpla con las características de solidaridad y
justicia que se exigen, como su carácter supra-familiar, de autogestión, continuidad, legalidad y
legitimidad, entre otros conforme a principios. Los relacionales integran a los productores,
distribuidores y consumidores del producto o servicio ofrecido, permitiendo un precio justo,
información clara y transparente para los consumidores. En general, la búsqueda por un mercado
solidario. Este planeamiento permite reconocer la coherencia que no somete el productor al producto,
sino que intenta mantener, como eje de todo, unos parámetros de justicia durante el flujo comercial.
De manera concreta esta actividad se realiza por los siguientes agentes económicos: 1) Por
emprendimientos económicos solidarios (EES-CJS) de proveedores y compradores, quienes son los
agentes principales de la actividad económica. 2) Por socios colaboradores que son agentes de apoyo a
la actividad, que pueden ser: a) de carácter comercial para el fomento de los productos (Transporte,
materia prima, distribución, etc.); b) de evaluación de conformidad, los cuales pueden ser dentro del
mismo sistema o terceros; y por último, c) demás agentes públicos y privados que pueden apoyar los
emprendimientos.16
Para el caso, interesan las formas de evaluación de los productos dentro del sistema. Estos se mantienen
para ofrecer garantías sobre el cumplimiento de los principios y criterios para la integración y
permanencia, los primeros vistos por requerimientos mínimos, los de permanencia como
requerimientos progresivos. De la misma forma, las entidades pertinentes, sean internas o externas,
garantizan tanto las organizaciones como el flujo de relaciones comerciales. Estos parámetros se
materializan en tres tipos de evaluación: a) Mecanismos de Garantía Solidaria, de forma interna,
mediante un Sistema Participativo de Garantías (SPGs), certifica, controla y colabora para que se
realice el cumplimiento de los principios del Sistema de Comercio Justo y Solidario. b) Mecanismos de
Garantía de Terceros, o certificación de auditoria externa, que mediante relativo consenso se propone
en Brasil al Instituto Nacional de Metrología, Qualidade e Tecnologia (INMETRO). Por último, c)
Mecanismos de Garantía Relacional, donde los propios emprendimientos económicos, proveedores y
compradores, se evalúan.
Dichos mecanismos de garantías permiten que se produzca un reconocimiento tanto a las
organizaciones como a los productos. Es en este punto donde se considera que tanto agentes como
objetos entran en una economía política del signo, en la distinción como eje de valor que representa un
nuevo régimen o sistema de identificación de signos, generando un orden alternativo. Sin embargo no
escapa de la diferenciación, clasificación y, como caso especial dentro de este orden, de permanencia;
lo que se lleva a la práctica mediante el prestigio que promueve el “signo distintivo”, en este caso un
sello organizacional y un sello del producto. Si por un lado el sello organizacional tiene una base en los
16
FACES DO BRASIL. “Termo de Referência Sistema Nacional de Comércio Justo e Solidário – SCJS”. En: Central de
Cooperativas e Emprendimentos Solidarios. Disponível em: http://www.unisolbrasil.org.br/2009/08/07/termo-dereferencia-nacional-de-comercio-justo-solidario-scjs/. Acceso em: 19 de Junio de 2015.
8
principios del sistema de comercio mismo,17 el problema surge en los mecanismos de
“homologación/traducción” sobre otros sistemas de reconocimiento, otras formas de valor simbólico.
En especial, puede interpretarse el problema si la forma de trabajo, el producto y los mecanismos de
comercialización están territorializados y hacen parte de un complejo social que atraviesa, más allá de
la forma de organización, un recurso histórico, geográfico y cultural. Si uno de los criterios relacionales
del Sistema de Comercio Justo y Solidario es el de no explotar la imagen y conocimiento de las
comunidades locales y tradicionales, es pertinente saber cómo se puede mantener unas garantías de
trabajo solidario y justo junto con los saberes locales y tradicionales geográficamente referenciados.
Teniendo en cuenta que en general los problemas de pobreza y desigualdad impactan en lugares
periféricos urbanos y en zonas rurales, y que es allí donde mayor vulnerabilidad se presenta a la
integración del trabajo, -como en el caso de Brasil los emprendimientos de economía solidaria se
presentan en su mayoría en actividades de agricultura, pesca y extractivismo-.18 Además, reconociendo
que es allí, desde donde se proyectan las IG, su institucionalidad, internacionalización y problemáticas,
puede obtenerse algunas propuestas de trabajo que permitan consolidar el esfuerzo por la justicia, el
desarrollo y la distinción de saberes y productos locales.
A manera de propuesta: Indicaciones Geográficas y Solidarias (IGS)
Como un caso específico dentro del Sistema de Comercio Justo y Solidario, podría entenderse una
Indicación Geográfica y Solidaria aquel signo distintivo que certifica un producto o actividad que
cumpliendo con los principios de la economía solidaria, sus criterios de evaluación y garantía,
corresponda a salvaguardar características, cualidades o propiedades de producción de un lugar
determinado, designando con ello mecanismos de distinción y reconocimiento de los saberes y formas
de producción, histórica y culturalmente geo-referenciados. Contribuyendo de esta manera a integrar
económicamente la diversidad cultural y la igualdad con justicia social.
Un proceso de IGS debería tener un soporte político, económico y académico suficiente para obtener
un diálogo que relacione saberes, sujetos y objetos, desde su complejidad. El soporte político es el de
institucionalizar, como en el caso brasileño, sistemas de comercio que pongan como principio las bases
de justicia, igualdad y solidaridad, y desde allí incluir la propiedad colectiva como eje de
reconocimiento a los productores y garantía a los consumidores, de manera nacional e internacional,
tanto por las redes que genere el mismo sistema como por entidades externas que logren reconocer o
reconozcan las cualidades y capacidades socioculturales que posee el producto o servicio. Las IGS, más
allá de cumplir con la norma internacional que se atiene al objeto, las cuales podrían entrar como socios
gubernamentales, traería consigo la coherencia de la actividad sobre valores y principios justos para
consumidores y productores.
17
Faces do Brasil. Documento-Síntese sobre Procedimentos de Autodeclaração para o SCJS. São Paulo: Ministerio do
Trabalho e Emprego, 2011. Disponível em: http://www.facesdobrasil.org.br/ Acceso em: 19 de Junio de 2015.
18
“A fisionomia rural da economia solidária é visível, uma vez que 64% dos EES dedicam-se à agricultura, pecuária, pesca
ou extrativismo. Seguem-se os setores de prestação de serviços (14%), alimentos (produção, beneficiamento e serviços – 13
%), têxtil, confeções e calçados (12%), artesanato (9%), indústria de transformação (6%), coleta e reciclagem (4%) e
finanças (2%)”. GAIER, Luiz. “A outra racionalidade da economia solidária. Conclusões do primeiro Mapeamento
Nacional no Brasil” Revista Crítica de Ciências Sociais, n. 79. Dezembro 2007. p. 63.
9
El soporte económico estaría en integrar en los mercados solidarios la diversidad geográfica y cultural
de los saberes locales, promoviendo que los signos de distinción ya reconocidos, o por reconocer,
puedan crear valor simbólico agregado, alcanzando un precio justo y una sostenibilidad en el tiempo.
Aunque esta forma de trabajo acarrea los problemas que trae consigo la economía solidaria, es notable
que el valor simbólico que producen los “signos distintivos” fortalezcan en mayor medida los
emprendimientos solidarios en los países, con proyección regional e internacional. Una economía
política del signo sobre la base de valores solidarios y justos deriva en otras formas de posicionamiento
y prestigio, estando en función de las comunidades mismas.
El soporte académico es el de presentar estudios sociohistóricos, socioespaciales y socioeconómicos
con pertinencia sobre los sujetos y comunidades. En cuanto a la historia, los análisis deben ser sociales
y culturales, promoviendo la reflexión crítica historiográfica y las propuestas sobre la memoria como
fuentes significativas para la comprensión del trabajo. En cuanto a los estudios socioespaciales, junto a
las convenciones oficiales de georeferenciación (espacio concebido), deben comprometerse los
investigadores por definir el espacio en categorías de percepción y vivencia, además de entender el
territorio como producción social que define accesos, usos y poderes para vivir, en el caso de los
factores naturales, podría pensarse que no es sólo el uso de la materia prima, sino su impacto en el
ambiente, entre otros. Por último, los estudios socioeconómicos no deben limitarse a aspectos
demográficos y de mercado. Debe integrar problemáticas de cambio, movilidad, conflictos, derechos,
entre otros que logren contextualizar la actividad económica como resultado y como causa de las
condiciones de vida de las comunidades.
Una IGS podría otorgarse según los siguientes criterios: 1. Ser un Emprendimiento de Economía
Solidaria.19 2. Nombre de producto o servicio. 3. Descripción del producto o servicio y el método,
técnica o condiciones que se requieren para producirlo. 4. La definición geográfica del área. 5.
Elementos que soporten que el producto es propio del lugar, tanto de forma cultural, histórica,
ambiental y geográfica, y que de esto deriva su calidad o cualidad diferencial. 6. Los solicitantes tengan
legítimo interés, sean estas asociaciones, cooperativas o representantes legales privados o públicos que
vivan de la actividad.
Conclusiones
Aunque las IGS sean sólo una propuesta, es pertinente considerar que de manera abierta los sistemas
económicos son atravesados por una racionalidad de distinción que ya no sólo se establece por el valor
de uso, sino que se potencializa en el consumo con el valor simbólico, lo que obliga a crear estrategias
para posicionar formas de producción y comercialización en mercados nacionales e internacionales.
Las herramientas de reconocimiento y diferenciación de actividades económicas, socioculturales y
geográficas -saberes y productos-, ponen en juego la búsqueda por la protección de derechos de las
comunidades, como las posibilidades de mejorar sus condiciones de vida, y garantizar al consumidor
productos con cualidades específicas. Depende, entonces, que los esfuerzos y herramientas de
19
Aunque este criterio sea problemático, no debe olvidarse que actualmente las asociaciones y cooperativas de productores
son los encargados de pedir ese reconocimiento, lo que no afecta para nada si es de gestión jerárquica o democrática.
10
distinción se interpreten en sistemas de signos que logren incluir en los saberes locales derechos a la
diversidad en contextos de igualdad y justicia social.
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BAUDRILLARD, Jean. Crítica de la Economía Política del Signo. Buenos Aires: Siglo XXI editores. 1979.
COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES. “Régimen común sobre Propiedad Intelectual. Decisión 486”
Gaceta Oficial del Acuerdo de Cartagena, Año XVII Núm. 600. Lima 19 de Septiembre de 2000. pp. 2- 46.
CONSEJO DEL MERCADO COMÚN. “Protocolo de armonización de normas sobre propiedad intelectual en el
MERCOSUR, en materia de marcas, indicaciones de procedencia y denominaciones de origen”. MERCOSUR.
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