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Año XXXVIII – Número 47 – Ciclo B – 2 de Septiembre de 2012
DOMINGO XXII ORDINARIO
PRIMERA PAGINA
Los textos de este domingo nos hablan de guardar aquellos preceptos entregados por Dios a los
hombres por medio de Moisés y de cómo los hombres nos quedamos en las formas y no vamos a lo
profundo, al auténtico regalo de Dios: el Amor.
Solo Jesús es capaz de plantar cara a los fariseos, los cumplidores de la ley a ultranza, los que critican
a los discípulos de Jesús por no seguir las purificaciones rituales antes de comer.
“…Nada de lo que entra en el hombre puede mancharlo, lo que sale de dentro es lo que contamina al
hombre […] Porque es de dentro, del corazón de los hombres, de donde salen los malos pensamientos,
fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades […] Todas estas maldades salen
de dentro y manchan al hombre.”
En su carta, Santiago nos da la clave para vivir la auténtica religiosidad: “…acoged con mansedumbre
la palabra que, injertada en vosotros, tiene poder para salvaros […] Poned, pues, en práctica la
palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos. […] La religiosidad auténtica y
sin tacha a los ojos de Dios Padre consiste en socorrer a huérfanos y viudas en su tribulación y en
mantenerse incontaminado del mundo.”
No os voy a echar el sermón sobre a cuántos o con qué asiduidad socorremos a los “huérfanos y
viudas” de nuestro mundo mientras intentamos mantenernos alejados de las tentaciones que la
comodidad, el egoísmo y la falta de solidaridad nos acechan tan a menudo. Creo que este
importantísimo tema queda lo suficientemente claro en nuestro vivir cristiano; porque de no ser así
quizá no seamos seguidores de Cristo.
Hoy me gustaría hacer hincapié sobre otra cita que me ha sorprendido (nunca acaba uno de
acostumbrarse a la Palabra ni de sacarle el jugo suficiente): “acoged con mansedumbre la palabra,
que, injertada en vosotros, tiene poder para salvaros”
No solo la Palabra de Dios nos salva; no solo ese AMOR que Él constituye, es y regala nos salva, sino
que está injertada en nosotros. Nacemos del AMOR, somos creados por y para el AMOR, pero no hay
que luchar para conseguirlo, no hay que buscarlo fuera, porque está en nosotros.
Esto sí que es una gran responsabilidad: ir escarbando dentro, quitando capas, llegando al Amor que
me constituye como creatura, hijo y hermano. Si llego a encontrar y entrar en ese Amor, si consigo
sentirlo y vivirlo con la pasión con que Cristo me enseñó,… ¿necesito cumplir la religiosidad externa y
la obligación de aplacar el sufrimiento de mis hermanos?, o sencillamente ¿no será la fuerza que da
sentido a mis expresiones religiosas de amor a Dios y a un compromiso que se duele de la desgracia de
los que amo?
No es fácil adentrarse, no es cómodo. Es doloroso porque nos enfrenta a todas nuestras miserias. Pero
es absolutamente liberador y auténtico. Es vivir en plenitud.
Pidámosle al Padre que nos ayude a poder vivir desde dentro con la ayuda del Espíritu del mismo
modo en que su Hijo, nuestro Hermano, vivió por y para el AMOR.
CONCHA MORATA
[email protected]
DIOS HABLA
DEUTERONOMIO 4,1-2.6-8
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando
cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os
va a dar. No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor,
vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia a los ojos de los pueblo que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: “Cierto que esta
gran nación es un pueblo sabio inteligente”. Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los
dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran
nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy os doy?»
SANTIAGO 1, 17-18.21b-22.27
Mis queridos hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en
el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos
engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha
sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos
a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y
viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
MARCOS 7, l-8.14-15.21-23
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron
que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como
los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de
sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas
tradiciones, de lavar vasos, jaras y ollas.) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús:
«¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?» Él les
contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con
los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me da está vacío, porque la doctrina que
enseñan son preceptos humanos”. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la
tradición de los hombres». Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos:
Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al
hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones,
robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo,
frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
EXEGESIS
PRIMERA LECTURA
En el decurso de la historia de la Salvación esta lectura precede en el tiempo a la del pasado domingo,
la renovación de la alianza del Pueblo con Dios por medio de Josué. El autor sagrado entiende que
cuando Josué presenta la opción al pueblo de elegir entre los dioses cananeos o su Dios que los ha
salvado de la esclavitud y los conduce hasta la tierra ‘que mana leche y miel, previamente les ha dado
la Ley que han de guardar, es decir, ya entiende que en el pacto de Josué está implícito el modo de
corresponder al Señor que le protege con la guarda de la ley.
La alternativa, pues se plantea en la práctica de la vida: elegir entre los muchos dioses, cada uno
responderá al capricho de cada día, o la ley del Señor que, amén de garantizar la entrada en la tierra
prometida (v.5) es garantía de sabiduría, inteligencia (v.6), cercanía de Dios (v 7) y justicia (v 8).
Este discurso de hoy que el autor deuteronomista pone en labios de Moisés, está dirigido en presente a
cada generación de un pueblo que constantemente olvida en su vida y deja de lado a Dios. Esa es la
historia de un pueblo, de cada uno de nosotros, y de la misma Iglesia. A veces no se da la situación
porque periódicamente nos quedamos petrificados: el poder el tener, la autosatisfacción nos dejan
estancados en el pasado y nos impide escuchar la Palabra del Señor que no es pasado sino permanente
presente en el día a día de la historia.
Poco después (vv 15-20) el autor sagrado comprenderá que los demás pueblos se queden extasiados
ante cada nuevo descubrimiento. Y en primer lugar por el tratamiento que se da a los ídolos e
imágenes, ante el Señor que se manifiesta en el Horeb, no en imagen sino en fuego. Por eso les
advierte de lo engañoso de fabricarse imágenes ‘de hombres, mujeres, animales etc (vv 15-16); o,
siguiendo los pasos de la creación… ‘peces, aves, reptiles… ‘(v.15) y más alto en los altos cielos con
‘el sol, la luna o las estrellas’ (que los asirios les han enseñado a postrarse ante ellos)… No se trata de
que vayáis detrás de nadie, ni busquéis en lo alto o lo profundo… el Señor os tomó y os sacó de Egipto
para que fueseis el pueblo de su heredad, como los sois hoy” (v 20).
No hay color. Por eso el pasado domingo concluía Pedro ante el dilema de irse con Jesús: “Señor ¿a
quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna”.
Pero hasta la ley se anquilosa y se convertirá en ‘ídolo’ como comenta el evangelio de hoy. Y así
seguimos mientras no comprendamos que la ley no es Dios, sino al contrario: Dios es la ley.
TOMÁS RAMÍREZ
[email protected]
SEGUNDA LECTURA
La llamada Carta de Santiago es un conjunto de exhortaciones, si se quiere un tanto desordenadas,
escritas probablemente por un cristiano de origen judeo-helenístico culto. No necesariamente ha de
pensarse que sea alguno de los “Santiagos” conocidos en el NT, dada la frecuencia del nombre entre
los judíos.
Predominan los puntos prácticos y las cuestiones teológicas aparecen más bien de pasada, como
fundamento de las recomendaciones morales.
La idea general de todo el escrito es que una fe auténtica lleva consigo una vida coherente con ella. Es
una concepción muy comprensible desde un análisis real del ser humano, que no sólo es mente o
interioridad, sino actividad y praxis externa. La vida humana no es sólo interior, sino tiene un
componente externo esencial. Este aspecto era percibido fuertemente en el antiguo judaísmo y es una
de las herencias, al menos en parte, del cristianismo. De ahí que el autor hace al comienzo de su escrito
un llamamiento a que quienes han aceptado la Palabra de Dios la vivan y luego va sacando diversas
consecuencias.
En esta carta no es tan claro que el término “la Palabra” se refiera directamente a Jesucristo, como
ocurre en el Cuarto Evangelio. De hecho llama la atención la falta de referencias explícitas a Cristo,
pero hay reminiscencias de las palabras del Señor.
En todo caso la Palabra proviene de Dios, del Padre de las luces, y nos ilumina y transforma, cuando la
acogemos realmente , llevándonos a la salvación y haciéndonos creaturas de Dios.
Puesto este fundamento, es lógico que se viva en la práctica con un amor y preocupación por los más
débiles.
FEDERICO PASTOR
[email protected]
EVANGELIO
1. Aclaraciones al texto
V.1 Fariseos. Grupo religioso y político caracterizado por un mantenimiento riguroso y exacto de la Ley
escrita (Torá) y por una marcada estima de la Ley oral (tradición de los mayores fielmente transmitida
y que constituía un cuerpo de jurisprudencia encaminada a determinar el comportamiento de los
individuos en situaciones concretas). Letrados (escribas) de Jerusalén. Responsables centrales de esa
jurisprudencia, pertenecientes al movimiento fariseo. Ejercían una especie de derecho de inspección.
Dato históricamente verosímil.
V.2 Manos impuras. El evangelista emplea la expresión griega manos comunes y glosa a continuación
el adjetivo en el sentido judío de profano, impuro, manchado, en expresa referencia a la pureza ritual,
simbolizada por las manos lavadas. Obviamente no se está hablando de una norma higiénica sino de la
tradición de los mayores en materia de la pureza ritual indispensable para un trato adecuado con Dios. A
Dios no se puede acercar uno de cualquier manera.
Vs.3-4. Amplia glosa aclaratoria del evangelista para lectores desconocedores de la tradición de los
mayores. Testimonio históricamente fidedigno sobre la praxis judía en materia de pureza ritual en
tiempos de Jesús. El verbo aferrarse (dos veces repetido en la traducción de estos dos versículos) sería
más exacto cambiarlo por mantener.
V.6 Hipócrita. Actor, persona oculta tras el personaje interpretado por ella. Término originado en el
teatro griego, sin la connotación negativa de fingimiento que adquirió después y que tiene en el texto de
hoy.
V.7 La doctrina que enseñan son receptos humanos. Frase final de la cita de Isaías 29,13 según la
versión griega de los Setenta.
V.8 Aferraros. Cambiar por manteneros.
V.21 Corazón. Sede de la interioridad humana consciente y responsable.
V.21 Los malos propósitos. V.23 Todas esas maldades. Designaciones globales sinónimas,
concretadas a título orientativo en doce vicios.
2. Texto
No es habitual un texto evangélico con glosas del propio evangelista. El de hoy es uno de ellos en los
vs.1-8, dejando traslucir la importancia que tenía en el mundo judío contemporáneo de Jesús la tradición
de los mayores, fielmente transmitida para que la observaran las sucesivas generaciones.
En esos versículos, el texto tiene especial relevancia por la presencia institucional de letrados llegados de
Jerusalén para debatir con Jesús sobre la tradición de los mayores en materia de pureza ritual. La
jurisprudencia farisea al respecto no era en absoluto monolítica. La presencia de los letrados tenía un
objetivo: clarificar si la postura de Jesús era una postura avanzada pero asumible o traspasaba líneas que
no se podían traspasar.
En los vs.1-8, Jesús no es recordado estableciendo una interpretación más avanzada frente a otra menos
avanzada. No. Tomando la observación de Is.19,13 sobre el peligro de incurrir en un culto superficial y
de aceptar sin más formulaciones humanas, Jesús expresa su parecer de que la tradición de los mayores
en el caso del lavado de manos estaba sucumbiendo a ese peligro. Dejáis a un lado el mandamiento de
Dios para manteneros en la tradición de los hombres. Para Jesús el problema de fondo no es la
confrontación de posturas más o menos avanzadas sino la contraposición entre el mandamiento de Dios y
el mandamiento humano. La hipocresía que Jesús denuncia no es de tipo subjetivo sino objetivo.
Subjetivamente los letrados veneraban a Dios; objetivamente aupaban la tradición de los mayores al
lugar que solo le correspondía al mandamiento de Dios.
En los vs.14-15 y 21-23, sin la presencia ya de los letrados de Jerusalén, ante la gente toda y ante sus
discípulos, es el propio Jesús quien da un paso más allá en la cuestión de la pureza. Lo da con
solemnidad rotunda: Escuchadme todos y entended. Indudablemente, lo que sigue se les debió quedar
minuciosamente grabado: Nada de fuera del hombre lo hace impuro; solo lo que sale del hombre lo
hace impuro. El fuera y el dentro pivotan sobre una palabra: corazón. De fuera del corazón, de dentro
del corazón. Corazón no como órgano fisiológico, sino como símbolo de la conciencia, de la
responsabilidad, de la moralidad. Lo que hace más lamentablemente impura a una persona procede del
corazón. Evidentemente Jesús no estaba interesado en hacer de la pureza ritual una prueba de lealtad a
Dios.
3. Indicaciones para nuestra vida
Cometido fundamental de Jesús: hacer presente y operativo a Dios en nuestras vidas concretas. Cometido
nuestro: retomar a Dios como referente racional y emocional de nuestras vidas. Jesús no anatematizó la
tradición de los mayores sino la práctica hipócrita de la misma. Dios hace posible que tengamos una sana
dosis de sentido común en el intrincado, pero necesario, mundo de las tradiciones.
Dios no estará presente y operativo en nuestras vidas, si estas se mueven por la fornicación, el robo, el
homicidio, el adulterio, la envidia, la difamación, el orgullo, la insensatez. Comportamientos de este tipo
ahuyentan a Dios de nosotros. Y sin Dios nos diluimos y nos perdemos.
ALBERTO BENITO
[email protected]
NOTAS PARA LA HOMILIA
“El culto que me dan está vacío”
Sería una gran desgracia si esta tremenda sentencia de Jesús fuese verdadera para los que estamos
celebrando esta eucaristía. ¿Cómo podemos evitarlo?
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En primer lugar si vamos a misa no por cumplir, sino con hambre y sed de
alimentarnos con la Palabra de Dios y el Pan de la eucaristía.
Si la Palabra “cae en tierra fértil y da fruto (Mateo 13, 8), o sea, en un corazón abierto,
dispuesto a la conversión.
Si, conscientes de nuestra necesidad, recibimos este Pan con hambre y por la oración lo
digerimos con calma.
Si estamos liberados del fariseísmo, o sea, si no estamos atados a lo exterior, sino que
buscamos encontrarnos con Dios en su misterio, desde nuestra pobreza, confiando sólo
en su amor y su gracia.
El amor a los pobres que demuestren nuestras obras, son el aval seguro de que nuestro
culto no es una engañosa farsa, sino que está edificado sobre roca firme, no sobre arena.
Pues también entre nosotros existe el peligro de que lo religioso se reduzca a
espectáculo.
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“Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no
soporto más. Cuando extendéis las manos, cierro los ojos”. (Isaías 1, 14-15). Además
de la incoherencia del hipócrita, también la ignorancia podría “vaciar” nuestro culto. En
la religiosidad popular abunda esta ignorancia que, junto con la rutina, vacían de fe lo
religioso. Es misión del sacerdote desde su misión de profeta, adoctrinar el pueblo de
Dios y guiarle hacia el encuentro con Jesucristo, más allá de las imágenes que a veces
no representan dignamente al Señor ni a su Madre o a sus santos.
“De dentro, del corazón del hombre”
Este interior que la biblia llama corazón, representa la interioridad del hombre, consciente y
responsable. Aquí nace y reside la fe, porque aquí llega la predicación de la Palabra, exigiendo
respuesta y decisión. Si nos preguntamos dónde tiene lugar nuestro encuentro con Cristo, hemos de
señalar este corazón del hombre: “Que por la fe resida Cristo en vuestro corazón”. (Efesios 3, 17 ).
De ahí que este corazón sea también el origen de nuestra conducta, según nos dice claramente Jesús en
el evangelio de hoy.
Si aquí es donde Dios derrama su Espíritu, también aquí es donde simbólicamente aquella serpiente
mordió a Adán y Eva. Es lógico por tanto que la salvación de Jesús sea buena noticia destinada a este
corazón para curarlo de sus heridas.
LORENZO TOUS
[email protected]
PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS
Son numerosas las parroquias y comunidades que semanalmente se reúnen para compartir la Palabra utilizando dabar,
permitidme recordaros que el precio de suscripción se reduce en función del número de ejemplares que se envían (y que
resulta más económico que la fotocopia), y pensamos que podrían ser muchas más. Por eso, nuestra pequeña hoja,
siguiendo el espíritu fundacional de ser instrumento al servicio de la Palabra para sacerdotes, religiosos y seglares, hemos
considerado la conveniencia de ampliarlo al comienzo de este nuevo año litúrgico con este pequeño apartado, con la
esperanza de que sea una ayuda y un servicio más. Gracias.
El culto que me da está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos
(Mc 7, 7)
Preguntas y cuestiones
¿Por qué el culto no siempre influye en nuestra vida?
¿Cómo podemos evitar la rutina en la celebración de nuestra fe?
PARA LA ORACION
Padre, tú conoces la necesidad que sentimos de tu ayuda para convertirnos de corazón al mensaje de tu
Hijo Jesús.
Te pedimos que la luz del Espíritu santo ilumine los ojos de nuestro corazón para que al escuchar tu
Palabra, nuestra débil voluntad se fortalezca y nos decidamos a seguir más de cerca los pasos del que
es nuestro camino, Jesucristo nuestro Señor.
-------------------------------------Sobre este altar, junto con el pan y el vino, extendemos nuestras necesidades y propósitos.
Que la fuerza transformadora del Espíritu que bajará sobre el pan y el vino para transformarlos en el
Cuerpo y la Sangre de Jesús, transforme también nuestra debilidad en fortaleza y nuestro cansancio en
esperanza.
----------------------------------Padre santo, autor de la vida y de todo bien, te damos gracias por habernos enviado a tu Hijo Jesús
para salvarnos de nuestros pecados e ignorancias.
Por Él hemos amanecido a la luz y a la gracia de nuestra salvación. Él se acercó tanto a nosotros que
pasó como si fuese uno de tantos.
En Él hemos contemplado tu amor y tu poder, tu belleza y tu misericordia. Sus palabras y sus obras
nos han desvelado tu rostro.
Al volver a Ti con su resurrección cumplió su promesa y nos ha dado el Espíritu santo, el que ahora
conduce a la Iglesia y a nosotros hacia la verdad plena.
Por eso en medio de las vicisitudes de la vida mantenemos la esperanza. En ella nos confirman los que
ya superaron la gran tribulación y ahora cantan tu alabanza en el cielo.
--------------------------------Al terminar esta celebración, te damos gracias, Padre, porque en ella hemos experimentado tu gracia
salvadora.
Volvemos ahora a la vida de cada día con la luz de tu palabra y con la ayuda de tu Espíritu.
Que no nos falte, Padre, tu protección y tu compañía para que cumplamos tu voluntad y seamos
testigos de tu amor en nuestro mundo.
LA MISA DE HOY
MONICIÓN DE ENTRADA
Sed bienvenidos, hermanos, a la celebración de nuestra fe. Que nuestro culto al Padre sea desde
nuestro corazón convertido sinceramente a Él, no sólo desde los labios.
Procuremos vivir en fraternidad esta celebración, con ganas de que la Palabra de Dios y el Pan de la
eucaristía nos transformen a imagen y semejanza de Jesús, nuestro Salvador.
SALUDO
El amor y la esperanza estén con todos vosotros.
ACTO PENITENCIAL
Pidamos perdón a Dios de nuestras incoherencias, errores y pecados.
--- Señor, “líbrame de mis iniquidades”. (Salmo 38,9). Señor, ten piedad.
--- Cristo, “tu misericordia sea mi gozo y mi alegría”. (Salmo 30, 8). Cristo ten piedad.
--- Señor, “acuérdate de mí con misericordia”. (Salmo 24,7). Señor, ten piedad.
El Señor, que sabe de qué barro estamos hechos, tenga misericordia de nosotros y perdone nuestros
pecados, por Jesucristo nuestro Señor.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Según las palabras que escucharemos, Dios nos dice que la prudencia y la sensatez verdaderas
consisten en vivir según sus mandatos y preceptos.
El cumplimiento de sus leyes nos permite tener a Dios cercano. Su alianza nos une con él y nos exige
abandonar todos los ídolos.
Podemos invocarle, pronunciando su nombre, sin necesidad de imágenes, con una relación más
personal y exigente.
SALMO RESPONSORIAL (Sal. 14)
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con
su lengua.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no hace mal a su prójimo, ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a
los que temen al Señor.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
Según las palabras que escucharemos, Dios nos dice que la prudencia y la sensatez verdaderas
consisten en vivir según sus mandatos y preceptos.
El cumplimiento de sus leyes nos permite tener a Dios cercano. Su alianza nos une con él y nos exige
abandonar todos los ídolos.
Podemos invocarle, pronunciando su nombre, sin necesidad de imágenes, con una relación más
personal y exigente.
MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
En el evangelio Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos que ponían toda su perfección en el
cumplimiento externo y minucioso de la ley.
La verdad está en el corazón y en la conciencia, de donde proceden las actitudes profundas de cada
persona.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Ante la situación del mundo y de nuestra comunidad, somos conscientes de la necesidad que tenemos
de la bondad de Dios. Presentémosle pues nuestras peticiones.
Respondamos: Señor, aumenta nuestra fe.
--- Para que vivamos unidos como hermanos. Oremos.
--- Para que luchemos por una sociedad más justa. Oremos.
--- Para que los pobres sean amados y ayudados. Oremos.
--- Para que la paz reine en nuestros ambientes. Oremos.
--- Para que conozcamos y amemos más a Jesús. Oremos.
--- Para que sepamos consolar a los tristes. Oremos.
--- Para que el trabajo sea un derecho de todos. Oremos.
--- Para que los jóvenes conozcan el amor y la belleza de Dios. Oremos.
--- Para que los sacerdotes sean testigos de Jesús. Oremos.
--- Para que sepamos vivir conectados con el cielo. Oremos.
Escucha, Padre, nuestras peticiones y concédenos lo que tú crees que nos es más necesario. Por
Jesucristo nuestro Señor.
CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada. Delante de Ti (del disco ‘Cantos para participar y vivir la misa’); Alrededor de tu mesa (1
CLN-A 4); Cristo nos da la libertad (1 CLN-727); Cristo fue sincero (1 CLN-275).
Salmo. LdS o el canto (1 CLN-503)
Aleluya. (1 CLN-E 2) ó el popular (2 CLN-E 4).
Oración de los fieles. (1CLN-G 3)
Ofertorio. Este pan y vino (1 CLN-H 4); Padre eterno (1 CLN-H 1)
Aclamación al memorial. (J 22)
Comunión. Un mandamiento nuevo (CB-210); Con vosotros está (1 CLN-723); El que me ama
guardará mi palabra (de Erdozáin en el disco titulado ’15 nuevos cantos para la misa).
Final: Anunciando tu venida (1 CLN-614).
Director: Enrique Abad Continente ·Paricio Frontiñán, s/n· Tlf 976458529-Fax 976439635 · 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: www.telefonodelevangelio.blogspot.com - Página web: www.dabar.net - Correo-e:
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