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salud
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Protección radiológica para
los profesionales de la Salud
Cuidados para
evitar lesiones
en el cristalino
La Dra. Mariana Romano Miller es médica
oftalmóloga, y explica para EnHoy cuáles son los
efectos oculares de la radiación ionizante en el
personal médico, ofreciendo un punto de vista
novedoso sobre Protección Radiológica. Además,
comparte su experiencia como coordinadora del
RELID, uno de los estudios más importantes al
respecto y cuyos resultados son reveladores.
E
las dosis a las que
están expuestos los
médicos,
enfermeros y
técnicos pueden
producir opacidad,
y cirugía temprana
6. en\
HOY
l cristalino es un
órgano transparente
que está ubicado en
el segmento anterior
del ojo, y es uno de
los medios ópticos, junto con
la córnea, que permiten la
entrada de luz desde el exterior hacia el interior del
globo ocular. Si el cristalino
pierde transparencia la luz
no ingresa correctamente y
la vista no puede enfocarse
con detalle.
La radiación ionizante
produce opacidades en una
zona del cristalino que se
denomina “cataratas”. Las
dosis a las que están
expuestos los médicos,
enfermeros y técnicos que
habitualmente realizan estudios de este tipo pueden
producir esa opacidad, y a lo
largo de su vida profesional
tal vez se vuelva necesaria
una cirugía temprana: “Los
profesionales que pueden
sufrir estas lesiones son todos aquellos que trabajan
con radiación ionizante, fundamentalmente los radioterapeutas y los intervencionistas”, detalla la Dra.
Romano Miller.
Para evitar estos daños
los procedimientos de esta
índole deberían establecer,
de acuerdo con las sugerencias de la especialista, la
obligación de que el personal
utilice gafas plomadas y
blindajes, tanto en técnicos
como médicos: “Con estos
cuidados realmente se preserva la salud de los profesionales. Muchos cardiólogos intervencionistas no
las utilizan para evitar su
incomodidad, pero a medida
que surgieron ciertos estudios, como el RELID, y sus
resultados fueron demostrando un aumento considerable en estas lesiones, el
uso de las gafas plomadas
logró generalizarse mucho
más. Cada vez hay una
mayor toma de conciencia
de que la radiación puede
ocasionar cataras y una
cirugía muy precoz en
personas que de otra forma
no la necesi-tarían”.
Último estudio RELID
En agosto de 2010 se
celebró en Buenos Aires el
XVI Congreso de la Sociedad
Latinoamericana de Cardiología Intervencionista
(SOLACI 2010), en el marco
del cual se realizó el último
estudio RELID. Con esa sigla
se conoce a la “Evaluación
Retrospectiva de Lesiones
en Cristalino y Dosis”, y es
uno de los exámenes más
destacados en la materia,
que además es auspiciado
por el OIEA (Organismo In-
ternacional de Energía Atómica). Años atrás se realizó
en otras partes del mundo,
como Colombia y Uruguay.
La Dra. Mariana Romano
Miller se desempeñó como
coordinadora del último
RELID, que contó con los
mejores oftalmólogos nacionales y la prestigiosa presencia del Dr. Norman
Kleiman, investigador de la
Universidad de Columbia y
experto en radiolesiones
oculares. “Durante este
estudio se examinaron 160
cardiólogos intervencionistas y personal de sala. Se
evaluó el cristalino y por
primera vez fue posible fotografiar y documentar las pequeñísimas lesiones. Gracias a ello, los análisis estadísticos obtuvieron un peso
mucho mayor. Este y otros
RELID arrojaron tendencias
simila-res: hay un aumento
signi-ficativo en la incidencia
de cataratas en estos profesionales respecto de la población común”, advierte la
especialista.
En vistas de estos resultados, la OIEA modificó las
recomendaciones de exposición anual a la radiación ionizante en ojos y enfatizó la
urgencia de la protección,
mediante el uso de gafas plomadas: “Se reformaron los
criterios y dosis permitidas y
se estableció una reducción
muy importante: de 150 a
20 milisieverts anuales permitidos”.
La importancia de la
Protección Radiológica
“Cada vez está tomando
un mayor peso en la conciencia de los profesionales
médicos y no médicos la necesidad de implementar
estas medidas preventivas y
trabajar con las dosis de radiación adecuadas. Pueden
ser molestas en la práctica
para quienes las emplean,
pero cuando uno observa las
lesiones su grado de responsabilidad hacia su propia salud aumenta, haciendo que
lo que antes parecía molesto y prescindible (como las
gafas plomadas), comience
a ser vital”, reflexiona la Dra.
Romano Miller y agrega:
“Nosotros debemos cuidar al
paciente, pero también debemos cuidarnos nosotros
mismos.
En la vida profesional son
muchos los años de exposición, y aunque las dosis de
cada procedimiento no sean
significativas hay que cumplir con las normas de protección. Si lo hacemos estamos dentro de los límites
seguros”.
cada vez hay una
mayor toma de
conciencia de que
la radiación puede
ocasionar cataras
debemos cuidar al
paciente, pero
también debemos
cuidarnos nosotros
mismos
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