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CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO DE PLATÓN Javier Martínez Barrera 2º BACH. CURSO 2015/16 Cuando nace Platón (427- 347 a. C) en Atenas se había iniciado un periodo de crisis, sin embargo esta situación no había sido así décadas atrás; en la segunda mitad del siglo V a. C, Atenas había alcanzado su momento de máximo esplendor cultural, económico y político, el “Siglo de Pericles”. Para poder explicar este periodo, debemos remontarnos al 479 a.C, cuando tiene lugar la victoria por parte de los griegos en las Guerras Médicas (contra el imperio Persa). Este triunfo desencadena el auge de Atenas, que había liderado la Liga de Delos. En ese momento, cada polis poseía su propia constitución, ya que eran ciudades estados, en Atenas estaba establecida una democracia asamblearia basada en la Isonomía y la Isegoría, por lo tanto, los ciudadanos podían ir y participar en la política, aunque debido a las existentes diferencias sociales debemos excluir de este grupo a los menores, las mujeres, los extranjeros y los esclavos. Se trataba de una época de hegemonía ateniense, en la que Atenas contaba con un gran potencial marítimo y con grandes riquezas provenientes de los impuesto y tributos de los estados confederados de la Liga de Delos, por ello, se invertía en fortalecer la ciudad y sus estructuras, con proyectos arquitectónicos muy ambiciosos, como la Acrópolis y el Partenón, pero este creciente poderío ateniense despierta la rivalidad con Esparta, lo que finalmente desemboca en la Guerra del Peloponeso (431-404a.C). Platón nace en medio de esta confrontación, de la cual Esparta sale vencedora y como consecuencia se inicia la crisis y el declive de Atenas, que verá como su democracia es desmantelada por los espartanos, apoyados por la oligarquía ateniense descontenta con el estado democrático, formando así el llamado régimen de los 30 Tiranos, como dice Platón en la Carta VII: “siendo objeto de general censura el régimen político a la sazón imperante, se produjo una revolución, al frente de este movimiento se instauraron como caudillos 30 hombres con plenos poderes al frente del gobierno”. Estos hombres llevaron a cabo una política sanguinaria, entre los cuales se encontraban familiares de Platón, como él mismo dice en la ya mencionada carta VII: “se daba la circunstancia se que algunos de estos eran allegados míos”, como Critias y Cármides, que lo invitaron a participar en su régimen. Pero el régimen de terror que implantaron, y los diversos crímenes que cometieron, como apresar a Sócrates (aunque él se resistió), lo alejaría se su inicial interés por la política. Esta crisis también se extendió al ámbito cultural, y en contraposición al siglo anterior, en el cual habían llegado numerosos artistas y se daba una vida cultural floreciente, en este nuevo tiempo nos encontramos en la decadencia cultural de Atenas, lo que impidió desarrollar proyectos arquitectónicos como los anteriores. Sin embargo, podemos destacar en el ámbito literario, las comedias de Aristófanes, una de ellas es, Las Nubes (423 a.C), donde Sócrates, maestro de Platón, aparece caricaturizado y como el peor de los sofistas. Por otra parte, en escultura es importante nombrar la figura de Praxíteles, que introdujo la llamada “curva praxiteliana”, estilo que rompió con los modelos clásicos. También destacó la retorica de Demóstenes e Isócrates, habilidad que marcaría el devenir de los ciudadanos en el Ágora. Poco tiempo después se reinstauró en Atenas la democracia, y Platón se vuelve a interesar por la política, como dice en su Carta VII: “no mucho tiempo después cayó la tiranía de los 30, y de nuevo me arrastró el deseo, ya menos impetuosamente, de ocuparme de asuntos políticos”, pero entonces un jurado popular condena a muerte a Sócrates. Ante toda esta situación, Platón se preguntaba por qué ni el sistema democrático ni la tiranía habían mejorado a los ciudadanos, ya que un jurado había condenado a su maestro, según dice en Carta VII: “El hombre más justo de su tiempo”. La conclusión que obtiene de su reflexión, la expone en el libro VII de la República y en la Carta VII, donde afirma que ni los ciudadanos ni los gobernantes conocen la justicia y por lo tanto: “Todos los estados sin excepción, están mal gobernados … y no cesará en sus males el género humano hasta que los verdaderamente filósofos ocupen los cargos políticos, o bien, los gobernantes lleguen a ser filósofos en el autentico sentido de la palabra”. – Carta VII, Platón. En el ámbito filosófico debemos considerar la figura de los Sofistas (Siglo V a.C) que eran maestros de retórica y oratoria, habilidades que se habían convertido en herramientas fundamentales para conseguir la areté (virtud y éxito) política. Éstos pensaban que no se podía alcanzar una verdad o un bien absoluto, por lo que mantenían una teoría del conocimiento y una ética relativista y a veces escéptica. Sin embargo Platón, que fundo la academia para educar ciudadanos y futuros gobernantes filósofos, no acepta este relativismo sofista, por ello su filosofía se centrará en criticar a los Sofistas, y la corrupción y degeneración política que, según él, causaban en su querida Atenas. Para ello, Platón continuará con la crítica al pensamiento sofista iniciada por Sócrates, que mantenía la búsqueda de definiciones universales y un razonamiento inductivo, contrario al relativismo. Pero Platón irá más allá y afirmará de verdades absolutas, las Ideas, que constituyen la verdadera realidad, totalmente separadas de las apariencias del mundo visible, ya que por influencia de Heráclito, concebía este último como un flujo constante y en permanente movimiento, donde no es posible el conocimiento racional. Por otra parte, tomará de los Pitagóricos la importancia de las matemáticas y el conocimiento para purificar el alma y separarla de lo sensible, el dualismo antropológico, que divide al hombre en cuerpo y alma, la cual afirmará inmortal (por influencia órfica), y el estilo de vida pitagórico que mantuvo en su Academia. Por otro lado, Platón va a dar a las Ideas las características propias del Ser de Parménides, por lo tanto sostiene que éstas son la verdadera y única realidad, ingénitas, imperecederas e inmutables. También mantiene la distinción de dos vía de conocimiento, la verdad y la ciencia alcanzable por la razón, y la mera opinión cambiante e insegura, ofrecida por los sentidos. Finalmente criticará el mecanicismo atomista de Demócrito, y recogerá de Anaxágoras la idea de “Nous”, de inteligencia ordenadora, aunque le dotará de más importancia en su filosofía, llamada “Demiurgo”, siendo una especie de fuerza que ordena el mundo de un modo inteligible, constituido por las Ideas y accesible solo mediante el conocimiento racional.