Download Trabajo: Antologías de Mitos y Leyendas

Document related concepts
Transcript
Escuela Secundaria Numero 80
José Joaquín Fernández De Lizardi
Materia: Español
Trabajo: Antologías de Mitos y Leyendas
Maestra: Fabiola Rocío Moreno Gutiérrez
Alumno: Pablo Edson Jair Cubos Leal
Grado 1° “A”
“No. de Lista 09
Guadalupe, Nuevo León a 21 de septiembre, 2009
Mito del Cíclope
En la mitología griega, a los cíclopes se los describe como gigantes de un solo ojo en
medio de la frente, poseedores de un carácter hostil y una naturaleza malvada.
Algunos de ellos personificaban fenómenos atmosféricos como la tormenta, el trueno,
el rayo, y otros eran constructores y artesanos.
Algunas leyendas dicen que los cíclopes eran ayudantes de Hefesto, el dios del
fuego. La primera generación de cíclopes, según el poeta Hesíodo, estaba constituida
por tres hijos de Urano y Gea, llamados Brontes, Estéropes y Arges (aunque
algunas fuentes cambian a Arges por Acmónides o Piracmón). Su padre Urano los
había encerrado en el Tártaro, pero Cronos (un titán hijo de Urano), los liberó para
que lo ayudaran a derrocar y castrar al malvado padre, acto que dio nacimiento a
Afrodita. Los cíclopes volvieron a ser encerrados hasta que Zeus los liberó para que
forjaran sus rayos y le ayudasen a derrocar a Crono y a los otros Titanes.
La segunda generación de cíclopes es la que encontramos en La Odisea, una tribu
de gigantes de un solo ojo que Ulises encuentra en la isla de Sicilia. Eran una raza
salvaje, caníbal y fuera de la ley que no temía a dioses ni a hombres. Se dedicaban a
pastar ovejas y al ver a Ulises desembarcar, el cíclope Polifemo lo encierra a él y a
sus hombres en una cueva. Cada día devora a 2 de los hombres, hasta que Ulises
idea un plan: emborracha al cíclope con vino y le dice que su nombre es Outys
(nadie), para luego hundirle en el ojo una estaca que había afilado y endurecida al
fuego. Ante los aullidos de dolor, los otros cíclopes acuden, pero Polifemo declara:
“¡Amigos! Nadie me mata con fuerza y con engaños”, por lo que los demás cíclopes
se retiran pensando que Polifemo grita en su borrachera. El ingenio de Ulises dio
resultado y luego él y la tripulación escapan ocultos bajo los carneros del gigante
cuando salen a pastar.
Además de su participación en La Odisea, el cíclope Polifemo es famoso además
por el mito que comparte con Galatea.
Mito de las Sirenas
Las sirenas han sido personajes famosos de la mitología por ser mujeres hermosas
que seducen a los hombres con sus hermosas voces para guiarlos a su perdición.
Pero originariamente en la mitología griega, las sirenas eran mujeres con cuerpo de
pájaro parecidas a las arpías. Hijas del dios río Aquelloo y de la musa de la poesía
Calíope, se comenta que eran tres, cinco y hasta ocho.
Como seres fabulosos de las narraciones fantásticas de la literatura occidental, la
función de las sirenas ha variado con el paso del tiempo, al igual que su
representación. Generalmente se las describe como bellas mujeres con cola de pez
que hechizan con sus cantos, aunque anteriormente se las describía con alas. Según
la leyenda, eran fieles compañeras de Perséfone, pero cuando ésta fue raptada por
Hades, no pudieron salvarla y como castigo la diosa Deméter, madre de Perséfone,
las convirtió en estas criaturas híbridas por no haber cuidado bien de su hija.
Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, donde descansaban los restos de los
marineros que habían sido atraídos por sus cantos, los cuales anunciaban
engañosamente los placeres del mundo subterráneo.
La literatura les confirió un lugar especial, comenzando con la leyenda de Jasón y
los Argonautas, quienes pudieron eludir el engaño de las sirenas gracias a la
habilidad de Orfeo. Éste logró cubrir la melodía con su propio canto y así distraer a
los Argonautas.
Por otro lado, en la Odisea de Homero, Ulises tapó los oídos de toda su tripulación
con cera y se hizo atar a un mástil para no poder arrojarse a las aguas al oír su
música. Él sabía que si un hombre era capaz de oírlas sin sentirse atraído por ellas,
una de las sirenas debería morir. Y luego de deleitarse con sus peligrosos cantos,
una de las sirenas tuvo que perecer y ésta fue la sirena llamada Parténope. Las olas
lanzaron su cuerpo inerte hasta la playa y allí fue enterrada con múltiples honores en
un sepulcro que luego devino en un templo y que, a su vez, luego se convirtió en
pueblo que llevaba su nombre.
Mito del Minotauro
Los hijos del Rey Minos, uno de los descendientes de Europa y Zeus, fueron,
(segúncuenta la mitología), Ariadna, Fedra, Glauco, Catreo y Androgeo. Era
precisamente este último el favorito del monarca puesto que era un joven atleta capaz
de vencer a cualquier rival que se le opusiera. Así pues, de entre los hijos que tuvo
junto a Pasifae, Androgeo era su predilecto.
Pero la desgracia llegó a la corte del Rey Minos cuando, tras unos importantes juegos
en honor a la diosa Atenea, diosa de la sabiduría, Andrógeno, que resultó vencedor,
cayó muerto bajo la ira del pueblo de Atenas que no pudo soportar su victoria, (otra
versión cuenta que murió bajo la fiereza del Toro de Maratón). Cuando Minos se
enteró de esta terrible noticia, la furia y el dolor se apoderaron de él y juró vengarse
de todo ateniense que hubiera sobre la faz de la Tierra. Y lo primero que ordenó a su
ejército fue partir hacia la ciudad y ponerla bajo su control a cualquier precio. Y así
fue…
Posteriormente, y en uso de su nuevo poder, estableció una serie de terribles leyes
para Atenas, entre las cuales destacaba por su crueldad la de que anualmente, y por
un periodo de nueve años, siete jóvenes varones y siete jóvenes doncellas debían ser
enviadas hasta Creta para ser introducidas en el laberinto situado en Knossos del
que resultaba imposible salir y en el cual eran ofrecidos para morir devorados por un
ser que era mitad humano y mitad toro, temible Minotauro, nacido de la unión entre
Pasifae y un toro blanco, (esta vez Zeus también tuvo algo que ver, pero ya no era él
transformado en bestia como cuando raptó a Europa).
Pero ocurrió que, transcurridos tres años, el joven Teseo, que era hijo del por
entonces Rey de Atenas Egeo, sintió que debía de hacer algo al respecto y que tenía
que poner fin a tanta crueldad sobre su pueblo. Entonces se ofreció voluntario para
entrar en el laberinto, esperando así darle muerte y liberar a cualquier ateniense que
se encontrase aún en su interior. Cuenta la leyenda que incluso el propio Minos
intentó convencerlo habida cuenta de que pertenecía a la nobleza, pero finalmente
tuvo que ceder.
Ariadna, hija de Minos, impresionada por el porte y el valor de Teseo, se propuso
ayudarlo. Aprovechando un momento en que se encontraban a salvo de ojos y oídos
ajenos, la joven puso en la mano del aguerrido príncipe un ovillo de hilo de oro y un
puñal y, pidiéndolo que llevara ambos objetos ocultos bajo sus ropajes, le rogó que
los utilizara y que confiara en ella.
Mito Poseidón Dios del Mar
Poseidón era el primer hijo nacido de la unión entre Cronos y Rea. Tras él llegaron
Zeus, Hades, Hesita y Deméter. Poseidón nació con un poder fabuloso, podía
dominar a su voluntad las caprichosas fuerzas de la Naturaleza. Así, controlaba los
terremotos y las tormentas , (podía provocarlas con su rayo), y, además, era el Rey
absoluto del mundo marino, ya que gobernaba mares, océanos, lagos y ríos con su
tridente, cetro de tres puntas que se ha convertido ya en todo un símbolo de su divina
presencia.
Según narra la mitología griega, al nacer su madre lo salvó de ser devorado por su
propio padre escondiéndolo entre unos corderos y entregando a Cronos un pequeño
potro para que saciara su ansia devoradora. Claro que, según otras versiones, sí que
fue engullido por su progenitor y rescatado más tarde por su hermano Zeus.
Este dios poderoso estableció su morada en el mar, en donde levantó un fabuloso
palacio dorado engalanado de corales y piedras de colores. Allí se hacía acompañar
de otros dioses como Ponto, los Titanes, Tetis y el mismísimo Océano. Pero lo que
más le gustaba a Poseidón era recorrer sus vastos territorios en un carro tirado por
caballos de blanca espuma.
Pero también se enfrentó a otros dioses como, por ejemplo, a Atenea, diosa de la
guerra, ya que ambos ansiaban hacerse con el control de la ciudad de Atenas. Para
ganarse el favor de los habitantes de la ciudad, Poseidón hizo nacer un pozo al
golpear el suelo con su tridente, pero resultó ser de agua salada. Atenea por su parte
hizo crecer un olivo fuerte e indestructible que fue el regalo que, al final, prefirieron los
atenienses.
De todas formas, Zeus terminó por verse obligado a terminar con el conflicto y
declaró como vencedora a Atenea, lo que enfadó terriblemente al dios del mar.
Entonces una terrible inundación arrasó la costa de la provincia de Ática…
También tuvo su protagonismo en el levantamiento de las gigantescas murallas que
protegían la ciudad de Troya. Pero los troyanos se negaron a entregarle, tanto a él
como a Apolo, la parte de la recompensa que les habían prometido, así que
Poseidón les envió un devastador monstruo marino como castigo, monstruo que tan
sólo cayó bajo la fuerza de Hércules, encontró su lugar en la mítica Atlántida, en
donde se unió a Clito y tuvo diez hijos, (cinco pares de gemelos). Pero su esposa
oficial fue Anfítrite, ninfa del mar con la que engendró a Tritón, (el cual era pez sólo
de cintura hacia abajo), y que soportó las innumerables aventuras amorosas, y el
nacimiento de no menos cantidad de hijos, de Poseidón hasta que cayó enferma de
celos.
Morfeo el Mito
Morfeo, considerado el dios del sueño en la mitología griega y de categoría menor,
era hijo de Hipnos, que personificaba el sueño, y de Nix, que era la Noche, y
hermano de Tánatos, la muerte. A este dios se le encomendó como misión crear
sueños para aquellos que dormían y que los que en ellos aparecieran tuvieran forma
humana. De hecho Morfeo, o Morpheus, viene del griego Μορφεύς, palabra que
proviene de la que significa “forma”.
Morfeo tenía la increíble habilidad de recorrer el mundo una y otra vez con sus alas
fabricando fantasías para los humanos. Si alguien presentaba problemas para dejarse
mecer en sus brazos, él sabía seducirlos y llevarlos consigo al mundo onírico. Y si
hacía falta, podía adquirir la apariencia de algún familiar del insomne. Mientras tanto,
sus hermanos Fobetor y Fantaso, encargado uno de la aparición de animales y otro
de los objetos que aparecían también en sueños, le ayudaban.
Se cuenta también que Morfeo fue hijo de Hipnos así como los “mil oniros“, con la
particularidad de que estos “mil oniros” controlaban el soñar de los seres corrientes
mientras que Morfeo y sus hermanos Fobetor, (Iquelo, el espíritu de oscuras alas
que traía también las pesadillas), y Fantaso, ambos nacidos de la unión de Hipnos
con Pasítea, o Aglaea, que era la más joven de Las Tres Gracias, (por ello surge la
duda de si Morfeo era también fruto de la unión de Hipnos con esta Gracia).
Cuenta la mitología que cuando Ceice, rey de Traquis (ciudad situada al sur de
Tesalia), y casado con Alcíone, hija de Eolo (dios de los vientos), se ahogó, su
esposa, desesperada por su tardanza, se enteró del trágico final por medio de un
sueño, sueño transmitido por Morfeo. Entonces, Alcíone, desesperada de dolor, se
lanzó al mar buscando morir con su amado… Vemos así la importancia de Morfeo
en los sueños de los humanos
Pegaso, El Caballo Alado de la Mitología Griega
Allá donde pisaba Pegaso, el agua brotaba mágicamente de su huella…
Pegaso era un caballo blanco con alas, nacido del encuentro entre Poseidón, el dios
griego del mar y de los caballos, y Medusa, una de las tres Gorgonas. Cuando
Perseo, mitad dios por tener a Zeus como padre, acabó con su vida tras una lucha
cruenta, Pegaso nació del cuello de la Gorgona, al igual que su hermano, el gigante
Crisaor, y al salir batiendo sus alas se elevó, momento en que aprovechó Perseo y
subiéndose a él, escapó de las otras dos Gorgonas. Así nació Pegaso.
Su nombre, Pegaso, o Pegasus, proviene de Pagé que significa en griego
“manantial”. Este fabuloso caballo, indomable, que volaba moviendo las patas como
si corriera sobre el mismo aire, poseía el poder de hacer surgir agua allí donde pisase
y poseía, además, un carácter indomable que lo convirtió en reto para aquellos que
ansiaban tenerlo bajo su mando. Como, por ejemplo,
Belerofonte
Belerofonte, héroe griego hijo del Rey Glauco de Corinto, vivía obsesionado con
capturar a Pegaso hasta que una noche Atenea, diosa de la razón, regaló una
solución al ansioso héroe para capturar al rebelde caballo alado: una brida de oro que
le permitiría domarlo. Y funcionó, convirtiéndose así Pegaso en el compañero de las
hazañas mitológicas que más tarde llegarían. Ahora bien, un día Belerofonte quiso
más, quiso convertirse en dios y llegar montado sobre el corcel hasta el mismo monte
Olimpo. Zeus ante tal osadía mandó a un pequeño insecto a que picara a Pegaso,
(otros cuentan que fue un rayo lo que le envió). Este, al sentir la punzada, se revolvió
de tal manera que el pretencioso héroe corintio cayó al suelo quedando lisiado de por
vida. Así Pegaso consiguió escapar de él y alejarse batiendo sus alas.
Por fin Pegaso volvía a volar en libertad. Pero cierto día ocurrió que en el monte de
nombre Helicón se celebraba un concurso de preciosas voces. Tan bellas eran que
el monte se fue elevando hacia el cielo sin control ninguno. Ante esto Poseidón
mandó a Pegaso a dar un coz a la montaña para parar su exorbitado crecimiento,
orden que fue cumplida. Ahora bien, donde Pegaso golpeó nació una fuente, la
Fuente Hipocrene, fuente consagrada a la inspiración que proporcionan las Musas.
Además, Zeus lo nombró portador del rayo y del trueno, símbolos máximos de su
poder, y el encargado de conducir el carro de Aurora, que con su paso anuncia día,
antes del amanecer, la llegada de su hermano Helios, que no es otro que el Sol. Con
el paso del tiempo, Zeus lo convirtió en una constelación formada por cuatro
magníficas estrellas brillantes en forma de cuadrilátero.
El Mito de la Caja de Pandora
Cuando Prometeo osó robar el fuego que portaba el dios Sol en su carro, Zeus
entró en estado de cólera y ordenó a los distintos dioses crear una mujer capaz de
seducir a cualquier hombre. Hefesto la fabricó con arcilla y le proporcionó formas
sugerentes, Atenea la vistió elegante y Hermes le concedió facilidad para seducir y
manipular. Entonces Zeus la dotó de vida y la envió a casa de Prometeo.
Allí vivía el benefactor de los mortales junto a su hermano Epimeteo que, a pesar de
estar advertido de que Zeus podría utilizar cualquier estrategia para vengarse, aceptó
la llegada de Pandora y, enamorándose perdidamente de sus encantos, la tomó por
esposa.
Pero Pandora traía algo consigo: una caja que contenía todos los males capaces de
contaminar el mundo de desgracias y también todos los bienes. Uno de los bienes era
la Esperanza, consuelo del que sufre, que también permanecía encerrada en aquella
caja. Y es que, por aquel entonces, cuentan que la vida humana no conocía
enfermedades, locuras, vicios o pobreza, aunque tampoco nobles sentimientos.
Pandora, víctima de su curiosidad, abrió un aciago día la caja y todos los males se
escaparon por el mundo, asaltando a su antojo a los desdichados mortales. Cuentan
que los bienes subieron al mismo Olimpo y allí quedaron junto a los dioses. Asustada,
la muchacha cerró la caja de golpe quedando dentro la Esperanza, tan necesaria
para superar precisamente los males que acosan al hombre.
Apresuradamente corrió Pandora hacia los hombres a consolarlos, hablándoles de la
Esperanza, a la que siempre podrían acudir pues estaba a buen recaudo.
Este es el conocido como Mito de la caja de Pandora, que forma parte de la
mitología griega.
El Mito de Ares, Dios de la Guerra
Según cuenta la mitología griega, Ares era hijo de Zeus y Hera, por tanto dios e
inmortal, y pronto se proclamó como dios de la guerra. A pesar de ser inmortal sí que
sentía dolor, (sus gritos podían oírse desde el más alejado de los confines), y cuando
se encontraba herido siempre buscaba el poder sanador de su padre, el gran Zeus.
Sin embargo, éste lo despreciaba por su fanfarronería violenta y su sed de sangre.
Entre sus luchas a muerte, (en las que siempre se presentaba con su coraza, su
escudo, su lanza, su espada y su casco), podemos citar la que concluyó con la
muerte de Halirrotio, hijo de Poseidón, el cual había osado violar a Alcipe, hija de
Ares, a manos de éste. Tras esta muerte se produjo el primer juicio de la historia por
asesinato en el que Ares salió absuelto.
Compañeros de aventuras de Ares, (Marte para la mitología romana), fueron su
hermana Eris, (también conocida como Éride, la Discordia), y sus vástagos Fobos y
Deimos, (Terror y Temor, hijos nacidos de la diosa Afrodita). También Enio, la
conocida como “Destructora de ciudades”, solía acompañarlo. Padre de las
Amazonas, su residencia estaba establecida en Tracia.
Curiosa es la leyenda que cuenta que cierto día dos gigantes, que por cierto eran
gemelos, llamados Oto y Efialtes, pretendieron hacerse con el control del Monte
Olimpo y como primer paso, secuestraron a Ares y lo introdujeron encadenado en una
vasija de bronce impidiéndole salir de ella durante trece largos meses. Para conseguir
su liberación, la diosa Artemisa prometió yacer junto a Oto, pero entonces Efialtes se
enfadó preso de la envidia y se enfrentó a su hermano. Aprovechando el momento de
confusión, Artemisa se convirtió en cierva para escapar y pasó entre los dos… Los
hermanos le lanzaron sus lanzas afiladas para cazarla y terminaron matándose el uno
al otro.
En otra ocasión, mientras Ares copulaba con Afrodita, (con quien engendró también
a Eros), el dios de la guerra encomendó al inexperto Alectrión la guarda y custodia de
la puerta para que nada ni nadie entrase, pero he aquí que éste se durmió en la
guardia y Helios, el dios Sol, se coló en la estancia. Desde entonces, Alectrión, al
que Ares convirtió en gallo, canta cada mañana cuando el sol aparece por el
horizonte.
Ares, dios Olímpico, no es recordado precisamente por sus hazañas, como se puede
ver, sino más bien por su ansia eternamente insatisfecha de violencia y muerte y
por lo mal parado, herido y humillado que solía terminar en las trifulcas en las que se
metía.
La Caída de Icaro (Mito)
La ambición es parte de la naturaleza humana y no hay nada más humano que los
protagonistas de la mitología griega, no por nada los griegos crearon a sus dioses a
su imagen y semejanza. El mito de Ícaro representa esta característica humana de
desear lo inalcanzable y perecer en el intento.
Ícaro era hijo de Dédalo, el constructor del laberinto de Creta que albergaba al
Minotauro. Luego de la construcción, fue encarcelado junto a su hijo en una torre por
el rey Minos. Dédalo logró escapar pero no podía abandonar la isla por mar, ya que
el rey controlaba todo lo que salía y entraba. Entonces comenzó a fabricar alas para
él y su hijo Ícaro, ya que el aire era lo único que no vigilaba el rey. Enlazó plumas
entre sí, asegurando las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, y le dio
al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro. Ícaro quería ayudarlo,
recogiendo plumas del suelo y tomando cera para trabajarlas con sus dedos,
entorpeciendo sin querer la labor de su padre.
Cuando todo estaba listo, Dédalo probó sus alas y saboreó la libertad junto al éxito
de su trabajo. Entonces, equipó a su hijo de la misma manera y le enseñó a volar,
advirtiéndole que no volase ni muy bajo, ni muy alto. “Si vuelas muy bajo, la humedad
y el vapor del agua empaparán las plumas, éstas serán muy pesadas y caerás al mar.
Y si vuelas muy alto, el calor del sol derretirá la cera, se desprenderán las plumas y
también caerás al mar”, le dijo, y así, padre e hijo echaron a volar.
Pero Ícaro pronto se entregó al placer del vuelo con entusiasmo y comenzó a
ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que
mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no
quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Cuando
Dédalo miró atrás, no encontró a su hijo, pero vio dos alas que flotaban en el mar y
sobrevoló el lugar infinitas veces tratando de encontrar el cuerpo de su hijo.
Dédalo se lamentó amargamente sus artes y en memoria de su hijo, llamó “Icaria” a
la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído. Dédalo llegó sano y
salvo a Sicilia bajo el cuidado del rey Cócalo, donde construyó un templo a Apolo en
el que colgó sus alas como ofrenda al dios.
La caída de Ícaro refleja un intento de libertad que supera la condición humana. El
joven inexperto se deja llevar por su ambición, ignorando la sabiduría de su padre, y
no puede distinguir el peligro que lo acecha, pereciendo en el camino.
El Mito de Adonis
El mito griego de Adonis resulta profundamente cautivante. Desde su nacimiento,
como producto de un amor incestuoso, hasta la rivalidad que su belleza despertó
entre dos de las diosas más importantes, Adonis es un mítico personaje que merece
un rincón en el blog.
El mito comienza con Tías, rey de Siria, cuya hija Mirra poseía una belleza de la cual
estaba tan orgulloso que solía decir que ni la propia Afrodita era tan hermosa como
ella. Pero la diosa Afrodita, en venganza, impulsó a Mirra a desear en incesto a su
propio padre.(Otras versiones dicen que el rey la había tenido encerrada en el palacio
toda su vida, por lo que la joven sólo había conocido a un hombre: su padre, y por
ende, se había enamorado de éste).
Sea cual sea la versión, Mirra llevó a cabo un plan con la ayuda de su nodriza
Hipólita, haciéndole creer al rey que una desconocida ardía de deseos por él, y
ofreciéndole encuentros apasionados con una condición: no revelar su identidad. El
rey se entregó al ciego deseo de su amante, pero luego de doce noches, descubrió
que se trataba de su propia hija y la persiguió buscando su muerte.
Mirra escapó, implorando la protección de los dioses que, para protegerla, la
convirtieron en el árbol que se conoce como “mirra“. Se dice que cuando caen las
hojas del árbol, en realidad se trata de las lágrimas de la princesa…
Pero pasó el tiempo y el árbol comenzó a hincharse, y a los nueve meses, surgió un
bellísimo niño: Adonis. Afrodita se sintió enternecida por el niño, lo recogió y se lo
entregó a Perséfone, diosa del Hades, para que lo criara. Y Adonis creció junto con
su belleza, por lo que Perséfone se enamoró de él.
Afrodita quiso recuperarlo para ella, pero la diosa del Inframundo se negó. No quedó
otra opción que apelar a Zeus, cuya decisión fue que Adonis viviese un tercio del
año con cada una de ellas y que el resto lo pasara donde él quisiera. Adonis prefería
a Afrodita y vivía junto a ella siempre que le era posible.
Pasaba este bello joven su existencia dedicado a la caza en el monte Líbano, hasta
que un día Ares, dios de la guerra y amante de la diosa, (otras versiones dicen que
fue Apolo), lleno de celos, se convirtió en jabalí y lo mató a cornadas. Cuando la
diosa Afrodita llegó junto a Adonis, éste ya estaba agonizando. Lo tomó en sus
brazos y allí donde las gotas de sangre tocaban la tierra surgía una anémona. Adonis
descendió al Hades, pero Afrodita fue a ver a Zeus y le suplicó que éste no tuviese
que pasar su eternidad con Perséfone en el Inframundo. Zeus decidió que lo más
justo sería que Adonis pasara una mitad del año con ella y la otra mitad en el Hades,
y así fue, desde entonces y para siempre…
El mito de Adonis encuentra su referente en los cambios de estación, pues su
reencuentro con Afrodita marca el inicio de la primavera y el renacer de la
naturaleza, mientras que su regreso al Inframundo con Perséfone da inicio al otoño y
el invierno
Dedicatoria
El presente trabajo se lo dedico a mi maestra Paula Morales Nieto, a mi familia,
especialmente a mis padres y mis abuelitos quienes me apoyan en todo y a mis hermanos
que están siempre atentos cuando las cosas no van del todo bien y que me ayudan junto a
mis padres a salir adelante. Ya que sin ellos mi esfuerzo no tendría sentido. ¡Los quiero
mucho!.
Mitos
Mito del Ciclope
Mito de las Sirenas
Mito del Minotauro
Mito Poseidon Dios del Mar
Morfeo del Mito
Pegaso, el Caballo Alado de la Mitología Griega
Belerfonte
El Mito de la Caja de Pandora
El Mito de Ares,, Dios de la Guerra
La Caída de Icaro (Mito)
El Mito de Adonis