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El Sufismo Parte II Por Isabel Soler Fumanal, S.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Introducción Histórica - Los Árabes Los árabes o pueblos originarios de la Península Arábiga, se hicieron notar en los pueblos circunvecinos cuando las tribus de camelleros efectuaron incursiones en Siria y Mesopotamia antes de instalarse en dichos territorios. Es de esta forma como a partir de 853 A. C. los asirios tuvieron conocimiento de los reinos árabes, que en un determinado momento pagaban tributos para, a continuación, disponerse de nuevo a combatir. Nabonides, rey de Babilonia (556-539 A. C.) pasó ocho años de su reinado en Taymà para someter el N. de Arabia, zona por donde se realizaba el tráfico de productos aromáticos que iba desde Hadramawt a Palestina. Los beneficios de este comercio explican el auge del pueblo árabe, que formó varios reinos: al N.O., Quedar (ss. VII-IV A.C.), reemplazado por el reino nabateo (ss. IV A.C. -II D.C.); al S.O., Saba, Ma’in, Qatabàn y Hadramawt, que pasaron paulatinamente del estado tribal al de reino unitario y edificaron monumentos cubiertos de inscripciones. La introducción del judaísmo y del cristianismo desencadenó una serie de luchas que desembocaron en la invasión del país por los abisinios cristianos. La dominación abisinia se derrumbó ante el ataque persa (575). En el N. de la Península Arábiga, el reino nabateo, fundado en torno de la ciudad de Petra (AlBatrà), cayó en el siglo I de la era cristiana bajo el dominio romano. El pequeño reino de los lihyanitas, en el Hiyaz, sobrevivió durante cierto tiempo; Palmira fue conquistada definitivamente en el 272. A partir de Mahoma, la historia del pueblo árabe se confundió con la del Islam y con su expansión por parte del mundo antiguo. En la conquista árabe se pueden distinguir tres etapas. La primera, en época de Mahoma, tuvo por objeto la sumisión de Arabia. Durante la segunda, después de la muerte del profeta, los árabes de la península se lanzaron a la conquista de las regiones situadas al N. y al E.; al O. penetraron en África. Siria, Mesopotamia, Persia y Egipto fueron conquistadas durante el mandato de los dos primeros califas. Durante la tercera etapa comenzó la conquista del N. de Africa. Bajo los omeyas, el nuevo estado musulmán que sucedió a los imperios bizantinos y persa, se extendió hacia África septentrional, España, Transoxiana, Sind, Armenia y el Cáucaso. Esta etapa constituye la tercera fase de las invasiones árabes, que en oriente se detuvieron el año 732 frente a Constantinopla y en occidente, el mismo año frente a Poitiers. Durante la expansión, el Islam se transformó de doctrina religiosa nacional en religión universal, adoptada por gran parte de los habitantes de las áreas conquistadas; así mismo, la lengua árabe, sin llegar a desplazar por completo a las lenguas nacionales, se convirtió gradualmente en la lengua de civilización común de todos los pueblos sometidos, fuesen o no islámicos. De esta forma nació la civilización musulmana. El imperio de los árabes, que constituyó un solo bloque en la época de los omeyas y al comienzo de la época abasí, pronto se disgregó. Poco después del advenimiento de los abasíes se constituyó en España un emirato omeya separado, que se convirtió en califato al principio del s.X. Durante el siglo siguiente, se erigieron reinos independientes en el Mogreb (idrisíes en Marruecos, rustemíes en Tahert); en Ifriquiyya (Tunicia) la dinastía aglabí estuvo sometida sólo nominalmente al califato de Bagdad. En los ss. IX y X, Egipto rompió muchos de sus vínculos con el califato (tuluníes, ijsidíes) y los fatimíes fundaron allí un anticalifato (ss.X-XII). También en oriente se constituyeron dinastías semindependientes: tahiríes, saffaríes y semaníes en Persia; hamdaníes en Siria Mesopotamia; buwayhíes en Iraq y Persia. La invasión de los turcos selyúcidas redujo al califato de Bagdad, privado desde el s.X de todo poder efectivo, a un papel puramente religioso. En el s.XIII, los mongoles pusieron fin al califato árabe. Los árabes sólo desempeñaron un papel importante en la época de los primeros califas y de los omeyas, en que constituyeron una aristocracia que dominó a los pueblos conquistados. A partir de la constitución del imperio abasí su papel se redujo, ya que, si bien este imperio estuvo gobernado por califas de origen árabe y quraysí, sus costumbres estaban profundamente iranizadas. Sólo en algunas ocasiones los gobiernos de las provincias estuvieron en manos de árabes, que fueron igualmente eliminados del ejército en beneficio de los extranjeros (iranos, turcos, etc.). En propiedad, no puede hablarse de una civilización puramente árabe, a menos que este nombre se aplique a la «civilización del desierto», es decir a la de los árabes beduinos. La civilización musulmana, famosa por sus escritores, científicos, médicos, filósofos, juristas, teólogos y artistas (muchos de ellos, de origen no árabe, pero profundamente arabizados), nació del contacto con las antiguas culturas de Siria, Mesopotamia, Egipto, Persia y España y fue la más brillante de las civilizaciones a lo largo de gran parte de la edad media. Influyó considerablemente en occidente; puede afirmarse que los árabes, como representantes de una cultura cuyo medio de expresión era la lengua árabe y cuya base religiosa era el islam, fueron durante la edad media los educadores de occidente, a donde transmitieron técnicas agrícolas, industriales y comerciales. Recogieron la herencia de la filosofía, de la medicina y de la ciencia griegas, e incluso indias, y por ello desempeñaron un papel considerable en la historia de la civilización medieval. A continuación los pueblos de lengua árabe entraron en un periodo de decadencia del que no salieron hasta el s.XIX, en que comenzó un renacimiento inicialmente de esencia cultural, que dio lugar al renacimiento político del s.XX y a la formación de nuevos estados árabes independientes.