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VISITEMOS PUPPIS, UN PUÑADO DE OBJETOS EN UNA SOLA PARCELA La constelación de Puppis, La Popa, suele ser una de las grandes olvidadas de los observadores boreales en las noches de invierno. Seguramente esto, es uno de los pequeños errores que cometemos al programar nuestras observaciones. No niego, que otras constelaciones presentan otros objetos que nos tientan más, pero esta constelación esconde verdaderos regalos para los aficionados a la astronomía. Es una constelación austral, es cierto, pero atravesada por la Vía Láctea gana en riqueza e interés. Vecina de Canis Major, junto con Carina (Quilla), Pyxis (Brújula) y La Vela, formaba parte de la Nave de los Argonautas. Tal vez su posición en el cielo no siempre nos favorece y seguramente la falta de estrellas brillantes, sobre todo en la zona que vamos a proponer, dificulta la localización de los objetos. Os propongo que visitemos una pequeña parcela de esta constelación. Pero posemos nuestra mirada en la brillante Sirio y movamos nuestro telescopio hacia el este para localizar un objeto Messier o para ser más exactos NGC 2422 (AR: 7h 37m, DEC: -14º 30´), descubierto por Thomas y Morris y recuperado como Messier 47, tras un error de coordenadas de éste. Lo primero que destacamos al observarlo son unas pocas estrellas de quinta y sexta magnitud, por cierto dos de ellas dobles. El cúmulo es bastante brillante y extenso. Al observarlo, sobre todo con mi telescopio de 20 cm de abertura, se manifiesta magnifico; el conjunto puede tener una magnitud 5, excelente en su luminosidad y desigual en su estructura, resultando un obsequio al ojo de cualquier aficionado a la astronomía. Nos vamos a mover alrededor de este objeto, más o menos fácil de localizar y que nos servirá de base de operaciones para desplazar nuestro telescopio. Un poco al norte, casi sin esfuerzo, nos espera NGC 2423 de magnitud 7. En el cúmulo abundan las estrellas de octava y novena magnitud, que se difuminan por sus bordes dando un aspecto elegante al conjunto. Posiblemente por la cercanía con el anterior y al haberlos observado seguidamente, este último me resulta casi seductor. Desde aquí movamos nuestro buscador dos grados al norte, para toparnos con un cúmulo de ocho minutos de arco denominado Mel 71 (AR: 7h 37m, DEC: -12º 03’), en donde un pequeño puñado de estrellas de décima magnitud resultan ser las más brillantes en su piramidal forma. Mel 71 Hagamos un gesto tan sencillo como bajar a nuestra base M 47 y desde aquí desplacémonos hasta otro Messier que no es poco; M 46 o NGC 2437 (AR: 7h 42m, DEC: -14º 49’), que brilla en un espléndido campo. Nos sorprende tras fijarnos mucho su forma de elipse u óvalo y distribución equilibrada. Con mi telescopio de 7 cm ya se aprecia perfectamente, pero con 20 cm de abertura y paciencia, podrían contarse unas 200 estrellas. Situado a unos 5.500 años luz, el cúmulo posee realmente unas 500 estrellas, pero la gran sorpresa de este objeto no es la armonía del mismo, sino una nebulosa planetaria que se encuentra en el borde norte. Al principio puede parecernos una estrella más, algo velada o incluso una zona más densa del mismo. La nebulosa planetaria NGC 2438 tiene magnitud 11,3. A pesar de su debilidad, al aumentar la abertura pasa de ser una mancha borrosa a tener forma de aro o anular. Con filtros se manifiesta mucho más claramente a pesar de su debilidad. La nebulosa puede estar en primer plano pero hay quien sugiere que podría estar asociado al cúmulo. Observar con atención este conjunto, pues seguramente no contemplemos jamás una nebulosa planetaria proyectada sobre un cúmulo estelar como en este caso. En fotografía el conjunto resulta precioso, un delicado aro que se desliza sobre un dédalo de estrellas sobre el fondo oscuro del firmamento. No os lo podéis perder. M 46 y NGC 2438 Desde aquí, desplacemos nuestro telescopio hacia el suroeste para examinar NGC 2414 (AR: 7h 33m, DEC: -15º 27’), cúmulo de exigua población estelar, pero cuya cercanía y proximidad nos servirá para disfrutar de un nuevo objeto en una pequeña parcela del cielo. Pero para acabar nuestro breve recorrido, planteémonos un pequeño reto. Volvamos a cualquiera de los objetos Messier anteriormente visitados y desde allí, viajemos hacia el sur para acabar nuestro corto viaje en una nebulosa planetaria, si somos capaces de localizarla. Se trata de NGC 2440 (AR: 7h 43m, DEC: -18º 12’), sin estrellas de referencia y de undécima magnitud resulta ser, pequeña, esquiva, difícil, desigual con mayor abertura; podría recordarnos a la nebulosa del cangrejo M1, pero tal vez más redondeada y oval. Mejor observarla, pues tanta descripción seguramente sea excesiva para esta tímida nebulosa de débil celaje. Nuestro paseo acaba aquí, pero otras sendas de esta bella constelación nos esperan más próximas al horizonte y por tanto más esquivas. Luis Alonso.